Lo que ahora nos une es una fecha
pactada cada mes, poco más que un esfuerzo
por seguir la amistad. Lo que ahora nos une
no es aquel entusiasmo, esa antigua alegría de estar juntos.
y cuando os digo esto me salís
con que las cosas cambian, con que a todos nos pesan
otra edad y otros frenos: las mujeres, los hijos,
madrugar, el trabajo…
Ha llegado muy pronto ese momento
que juramos mil veces retrasar, el momento
en que estar entre amigos es hablar con nostalgia
de lo que fue en su día ser amigos;
y en estas cenas frías de los jueves
todo el mundo recuerda aquellas cenas
gloriosas de los sábados. Se iluminan los ojos
con las viejas historias, esas locas hazañas,
con alcohol y mujeres, que hoy parecen ajenas y propician
una dulce arrogancia en las voces de todos,
y renace el orgullo en cada uno
por la amistad del otro cuando recuerda a alguien
aquel honor de hombres agraviados
que defendimos juntos ciertas noches
peleando. Y entre tantas victorias
-recordamos ahora con la sonrisa triste-,
llegamos a pensar que también venceríamos
sobre el destino incluso, sin saber que el destino
no se rinde a la fuerza ni al empeño,
ni que tantos propósitos en las cenas del sábado,
todo aquello que íbamos
a hacer con las mujeres y la vida,
sería más bien esto que los jueves
no deja de asombrarnos que hayan hecho
la vida y las mujeres con nosotros.
Cuando algún amigo me dice que gracias a Facebook puede que vaya a quedar, que ha quedado o que quedará con sus ex compañeros de colegio recuerdo (aunque no lo exhiba) este poema de Antonio Colinas (también, una columna de Manuel Vicent que hablaba de un sótano, máscaras y profesiones ridículas, y que empiezo a dudar de que exista porque no doy con ella en ninguna hemeroteca) y pienso y no le digo: sic tibi cena levis.
Antonio Colinas, etiquetado como novísimo, ha fusionado con inteligencia la tradición poética heredada de la Generación de los 50 (“No concibo un mundo sin poesía y no concibo, por ello, que ésta no vaya estrechamente unida a la experiencia cotidiana”), con una voz propia, clásica, madura y celebrativa.
Antonio Colinas, ofreciendo un recital en el XI Festival Internacional de Poesía de Medellín (2001).
Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.
Gran poema, lo desconocía… enhorabuena por la selección… HZ
10 agosto 2009 | 17:52
Realmente bueno. Es de León, como yo, pero desconocía totalmente su poesía.
10 agosto 2009 | 18:56
muy interesante y agradable.te felicito.
10 agosto 2009 | 20:20
Excelente. Se acerca mucho a lo que sucede con muchos de nosotros, que hemos superado los 60.
12 agosto 2009 | 16:23
no me cansaré de decírtelo, el mejor blog de todo 20 minutos…
20 agosto 2009 | 15:49