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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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La senda del oso, puro disfrute (sin sustos) por la Montaña Palentina

Bosque en la Senda del Oso. Al fondo, el Pico Tres Mares nevado. Foto: C.J. Palacios

¿Puede haber algo más disfrutón que un oso relamiendo un dulce panal de miel?

Lo hay. Se llama «La Senda del Oso«, en Cervera de Pisuega. Porque gozar este sendero que atraviesa el corazón boscoso y salvaje del Parque Natural Montaña Palentina es lo más parecido a hacer el oso goloso con un paisaje espectacular.

Fui allí a catar un paisaje maravilloso. A catarlo y a pasearlo, claro. Tuve la suerte de poder degustarlo como mejor se puede disfrutar el campo: acompañado por buenos amigos. Javier Valenzuela, director de Comunicación de la Fundación Patrimonio Natural. Y Minerva Archaga, guía ecoturística y monitora de la Casa del Parque Montaña Palentina.

Este vídeo que acabo de grabar allí y he subido a mi canal de YouTube seguro que te va a abrir todas las papilas gustativas. ¿Te vienes de pateo? Vamos a conocer muchas cosas de los osos, de los lobos y hasta de los gatos monteses palentinos. ¡Y sin sustos!

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Un pene gigante y una costilla acuchillada, las nuevas sorpresas de Atapuerca

Eudald Carbonell muestra el gran hueso peneano descubierto. A su lado, José María Bermúdez de Castro.

Después de 37 años consecutivos de excavaciones arqueológicas en Atapuerca, la sierra burgalesa sigue dando increíbles sorpresas a la ciencia. El balance de la campaña de 2019, presentado ayer al pie de los yacimientos, ha vuelto a ser espectacular.

Si el año pasado la estrella fue Sarita, una homínida adolescente que murió probablemente de hambre hace 430.000 años, este año hay dos estrellas: un pene gigante de oso de hace un millón de años y una pequeña costilla de cérvido con restos del cuchillo de piedra con el que nuestros primos neandertales merendaron su carne. Lee el resto de la entrada »

Disfruta en Atapuerca el paisaje de hace un millón de años

Mesa interpretativa del mirador de Valhondo en los yacimientos de Atapuerca (Burgos).

Lo reconozco: soy un cazador de paisajes. Urbanos o camperos, pero el paisaje me lo da todo y me lo cuenta todo. Tan solo es necesario conocer su lenguaje. Porque, como bien señala el admirado geógrafo Eduardo Martínez de Pisón,

“quien mira un paisaje y sabe su idioma, lee un pasado acumulado de fuerzas geológicas, cambios climáticos, pasos de estepas y bosques, cazadores, ganaderos, agricultores, ejércitos devastadores, reconstrucciones pacientes, quemas de bosques, economías y sociedades que se fueron o que persisten o que llegan”.

Pocos lugares para dar la razón al maestro vallisoletano como el mirador de Valhondo, en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca (Burgos).

Un sitio aparentemente anodino, apenas una loma cubierta por el encinar y un puñado de tierras labradas en el fondo del valle. Pero gracias a una excelente mesa interpretativa allí instalada descubres con sorpresa que ese paisaje lleva un millón de años acogiendo a nuestros antepasados, dándoles comida y refugio. Lee el resto de la entrada »

La Comisión Europea decide cubrir todos los daños que provoquen los lobos

Lobo adulto en un bosque. Foto: CE / John Linnell

La Comisión Europea decidió ayer que los ganaderos reciban una compensación total por los daños causados en sus rebaños ​​por grandes carnívoros como los lobos o los osos.

No solo se pagarán esos daños, sino también la totalidad del coste de las inversiones que estos hagan para prevenir tales daños, como por ejemplo levantar cercados eléctricos o adquirir perros guardianes. Lee el resto de la entrada »

El zoo de Almuñécar se convierte en cementerio de animales

El zoológico de Almuñécar (Granada), mal llamado Parque Ecológico de Peña Escrita, es de esas cárceles para animales que ponen los pelos de punta. Mucho más increíble lo es que su propietario sea el ayuntamiento de la famosa localidad turística. ¿Qué hace un municipio gastándose el dinero público en  jaulas para leones?

Algunos lo recomiendan en Trip Advisor como un lugar fabuloso que te hace sentir «como si estuvieras en África», pues casi puedes tocar a los animales «de lo cerca que están» y a los que puedes ver «casi en libertad». Pero los técnicos de la Junta de Andalucía no tienen la misma opinión de este centro y hace dos años obligaron a sus responsables a cerrarlo por no cumplir muchas de las exigencias de bienestar animal a las que obliga la Ley.

«Animales sin identificar y sin registrar, fugas, muertes y nacimientos sin control fueron algunas de las causas que derivaron en el cierre del parque», detalla la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) en un comunicado. Lee el resto de la entrada »

Isidro de Atapuerca vence al Oso Yogui

Escultura Oso

Quienes se acerquen este verano por el Museo de la Evolución de Burgos se van a encontrar con una agradable sorpresa: la Sima de los Osos. Se trata de una nueva exposición temporal que podrá verse de forma gratuita hasta finales de año. En ella se exhibe un cráneo de oso de más de 400.000 años, una magnífica escultura de un individuo adulto de la misma especie y un audiovisual de Javier Trueba sobre el proceso de excavación y el trabajo de laboratorio de limpieza y estabilización de los fósiles.

El cráneo no es un cráneo cualquiera. Se trata de Isidro, el mejor de los más de 300 ejemplares de Ursus deningeri, un antepasado del actual oso pardo (Ursus arctos) acumulados hace unos 400.000 años en ese asombroso cementerio natural de animales y homínidos que es la Sima de los Huesos.

Y la escultura tampoco es una más. Es Isidro, pero con piel y músculos. Un ejemplar de casi 2 metros de altura, erguido sobre sus patas traseras, de gran fuerza plástica, recreado por Sonia Cabello, profesora de escultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y que ha sido concebida con un impecable rigor científico a partir del  asesoramiento de las doctoras en Paleontología Nuria García y Elena Santos. Lee el resto de la entrada »

Estas vacaciones, conoce las reglas del turismo responsable

Elefante

Haga frío o calor, siga apretando la crisis o nos deje respirar algo, lo cierto es que esta Semana Santa que ya tenemos a la vuelta de la esquina nos va a permitir relajarnos durante unos merecidos días. Muchos optarán por el turismo rural, es lo clásico, otros por la playa o las siempre excitantes escapadas a grandes capitales del mundo. Cada vez nuestro turismo es más exigente, pero ¿es también más sensato?

La Fundación FADA por un turismo responsable ha editado un calendario donde nos da muchas claves para que nuestras vacaciones ayuden a promover el respeto por los animales allí donde nos los ofrezcan como un atractivo turístico más. Nos resultan muy atrayentes, nos encanta tocarlos, fotografiarnos con ellos, sin darnos cuenta del error de estos comportamientos.

Por eso hay zoológicos con loros caminando en bicicleta y otros tristes animales encarcelados, acuarios exhibiendo maltratados delfines equilibristas, serpientes y chimpancés lisiados con quienes fotografiarse en plan aguerridos Indiana Jones, circos con elefantes haciendo el payaso y payasos torturando a los leones.

Te enternece alimentar a un cachorro de tigre pero no te preguntas qué ha sido de su madre ni qué futuro tendrá. ¿Te crees que un oso baila porque le gusta la música? ¿Qué el toro prefiere morir torturado en una plaza para satisfacción de ese respetable que tan poco respeto da a la vida ajena?

Un turista responsable huye de todos esos bochornosos espectáculos, pero también rechaza comidas exóticas incalificables como las aletas de tiburón o la carne de perro. No compra abalorios de sangriento marfil, ni mariposas o caballitos de mar disecados. Disfruta de la naturaleza en su estado salvaje e imprevisible.

En realidad el turista responsable no es un turista. Es un viajero. Y eso se nota.

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Los cazadores sueñan con volver a cazar osos en Asturias

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A este país le hace falta mucha pedagogía. Especialmente a los cazadores, complejo colectivo que no acaba de asimilar su nueva función social, esa que les retira de la tradicional actividad deportiva y les arroga ahora complejas funciones como supuestos gestores de la biodiversidad. Ya no cazan por placer. Lo hacen para controlar científicamente las poblaciones de animales, evitando así indeseables aumentos poblacionales, plagas, pestes, epidemias, consanguinidades y otras terribles situaciones frente a las que, según parece, la naturaleza no es capaz de hacer frente. O eso dicen sus dirigentes:

«Si el oso pardo se recupera, consideramos que tendría que estar permitida su caza».

Así de claro y contundente se expresó el presidente de la Federación Asturiana de Caza, Valentín Morán, según recogió el periódico La Nueva España. Lo hizo durante la celebración el pasado 18 de febrero de las I Jornadas «Realidad de la actividad cinegética en Asturias. Caza y sostenibilidad», y aunque es verdad que luego matizó sus palabras, la aclaración fue casi peor:

«No quiere esto decir que mañana mismo nos queramos poner a cazar osos en Asturias, lo que considero es que debería de tenerse en cuenta. Ninguna especie tiene que ser descartada, ya que una población elevada de plantígrados también puede ser perjudicial para los vecinos del ámbito rural».

Más tarde, y ante la monumental repercusión creada, Morán volvió a matizar su afirmación, dejándola como un «mero marco especulativo e hipotético». Pero la idea quedó clara.

Ahí están de nuevo nuestros salvadores. Los valientes defensores de las economías rurales. El fiel amigo de pastores y agricultores. Ahí están los cazadores entrenando en batidas de osos en Eslovenia o Rumanía. Limpiando sus rifles a la espera de que, algún día, la protección del plantígrado en España dé sus frutos (a pesar de los siempre inevitables e incontrolables furtivos) y se les pueda manejar como mejor saben, a tiro limpio, al igual que tan buenos resultados da con los lobos. ¿Qué vendrá luego? Linces, águilas imperiales, quebrantahuesos,… las añoradas piezas tradicionales de la montería.

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Vendo lobo o algo parecido

Perro lobo

Me lo he encontrado nada más llegar a Burgos. Tradicional paseo por La Quinta y Fuentes Blancas, saludo obligado a media ciudad paseante y, allí estaba. Un lobo auténtico. O al menos eso parecía. Estaba atado a la puerta de un bar, así que, por lógica, no podía ser un ejemplar salvaje. Al momento me acordé de lo que decía Félix Rodríguez de la Fuente respecto al primero de estos cánidos salvajes que vio en su vida. Un fiero ejemplar al que intentaban dar caza en su pueblo, Poza de la Sal, cuando era niño.

Fíjate en sus ojos. Son de un brillante amarillo ámbar. Hipnotizantes. Tanto que el jovencito Félix, a quien esa vez habían situado estratégicamente para que diera el aviso a los cazadores si veía llegar al perseguido animal, lo dejó escapar sin emitir apenas un leve sonido, mudo ante la impresión provocada por la presencia cercana de ese formidable lobo.

Yo hice lo mismo frente al animal que tenía a mi lado. Al momento los ojos me revelaron su condición de mascota. Marrones claros pero sin un atisbo de fiereza y, por supuesto, sin ese espectacular color del que hablaba Félix. Sólo podía ser lo que aquí en España se conoce por un «perro lobo«. Un cruce de macho de lobo con hembra de perro. Forzado o natural, esto último no tan raro. De hecho, los últimos estudios genéticos han demostrado no sólo que el perro es la domesticación del lobo salvaje, sino que ésta surgió hace menos de 20.000 años en China a partir de no más de 50 lobas salvajes. E incluso más. Otro trabajo científico ha demostrado igualmente que en las poblaciones ibéricas lobunas hay  un 4% de ejemplares híbridos, todos ellos de padre perro y madre loba.

Supuse por ello que el ejemplar burgalés sería uno de estos híbridos forzados, un wolfdog. Pero me equivoqué. Como rápidamente me explicó un seguidor en mi cuenta de Twitter [@lacronicaverde], naturalista, burgalés y experto precisamente en el lobo, lo que acababa de ver, admirar y fotografiar era un pastor checoslovaco. «Hay varios en la ciudad», me confirmó. «Incluso un criadero en [el barrio de] Castañares».Collage lobo

¿Pastor checoslovaco? Ni idea de la existencia de esa raza. Rápidamente mi compañera bloguera en 20 Minutos, Melisa Tuya, me brindó igualmente a través de las redes [esta vez Instagram] toda la información necesaria: «Raza nueva, de 1999. Cuesta de 1.000 euros para arriba, por lo que he visto. […] Me da que también necesitan manos expertas […] Para gente que sabe bien lo que tiene entre manos».

La Wikipedia, una vez más, nos amplía con detalle la información. El perro lobo checoslovaco es un híbrido de lobo con pastor alemán al que se le supone el temperamento, la mentalidad y la capacidad de entrenamiento del pastor alemán, junto con la fuerza, la constitución física y la resistencia de los lobos. Físicamente tienen una apariencia muy similar a los lobos de los Cárpatos. En resumen. Como tener en casa un lobo. O algo casi parecido.

Prácticamente todos los meses me llega algún mensaje al blog de gente bastante inculta (a tenor de las numerosas faltas de ortografía con las que escriben), donde me piden información comprar un lobo. Lo quieren «cueste lo que cueste». E incluso algunos me especifican la edad: «Ni muy cachorros ni adultos». ¿Un lobo en casa? ¿O un león, una pantera, un oso? ¿Estamos locos?

Esta sociedad nuestra nunca dejará de sorprenderme. ¿Cómo puede alguien aspirar a tener en su casa un animal salvaje, o un híbrido que se lo parezca? Y puestos en nuestros cabales, buscando una mascota: ¿Cómo se puede preferir un perro de raza extraña valorado en una millonada, cuando miles de perros anónimos son abandonados y sacrificados todos los meses en España? Sinceramente, no lo entiendo.

La mía es una opción personal, lo sé, pero prefiero mil veces un maravilloso chucho rescatado de la perrera. Y seguir soñando porque algún día, como le pasó a Félix, caminando por el campo me encuentre frente a frente con los ojos ambarinos de un lobo salvaje, nos miremos apenas un segundo y siga su trote libre para no volver a encontrármelo nunca más.

Pero saber que está allí, en el monte, es y será para mí suficiente.

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Los lobos logran modificar el curso de los ríos

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Un vídeo está corriendo estos días como la pólvora por Internet. Ha sido colgado por la página norteamericana Sustainable Man y subtitulado al castellano en La Voz del Muro. Explica el sorprendente cambio registrado en el Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos), tras la reintroducción del lobo. Extinguido de la región hacía 70 años, su llegada en 1995 fue concienzudamente seguida por los científicos. Y el resultado es que los cánidos salvajes han logrado modificar los cauces de varios ríos.

Su aparición, es verdad, ha eliminado a algunos competidores como el coyote. Pero por el contrario, ha beneficiado enormemente a decenas de especies amenazadas.

¿Cómo ha sido posible algo así? El secreto está en lo que en ecología se conoce como «cascadas tróficas«. El vídeo te lo explica muy bien, pero por si no puedes reproducirlo te lo resumo.

Hasta la llegada de los lobos, el número de ciervos se había disparado, pues en Yellowstone la caza está prohibida. En consecuencia, la vegetación natural se encontraba seriamente dañada. Los lobos empezaron a cazar ciervos, pues eran presa fácil para ellos, pero lo más interesante fue el cambio que se produjo en el comportamiento de esos grandes herbívoros. Atemorizados por el nuevo depredador, dejaron de frecuentar los lugares más desprotegidos como el fondo de los valles. E inmediatamente, en esas zonas comenzó a regenerarse la vegetación natural. En algunos sitios, la altura de los árboles se quintuplicó en sólo 6 años.

Las hasta entonces orillas desforestadas de los ríos pronto se cubrieron de sauces y álamos. Detrás de ellos llegaron las aves forestales, muchas especies hasta entonces inexistentes. Y también aparecieron los castores, amigos de roer árboles y hacer grandes presas que modifican el curso de los ríos. Es así como los lobos lograron cambiar indirectamente su aspecto. Hasta tal punto que estas modificaciones han reducido los efectos de la erosión, estrechado los cauces, generado lagunas y remansado rápidos.

Y todo porque los lobos expulsaron de los valles a los ciervos. Pero aún hay más. Esas presas de los castores dieron cobijo a peces, anfibios, reptiles y mamíferos como la rata de agua o la nutria. Al desaparecer los coyotes aumentaron los ratones y los conejos, oportunidad que supieron aprovechar rapaces, comadrejas, zorros y mofetas. Las poblaciones de carroñeras también se beneficiaron enormemente de todos esos restos animales dejados abandonados por los lobos. Incluso los osos, quienes además de la carroña también disfrutaron de una cantidad inusitada de arbustos repletos de fruta y bayas.

Es así cómo un pequeño número de lobos no sólo ha logrado modificar el ecosistema de un espacio tan inmenso como Yellowstone, sino que incluso ha sido capaz de cambiar su fisonomía. Absolutamente increíble ¿No te parece?

Este argumento, el de las cascadas tróficas, deberían tenerlo muy en cuenta nuestros gestores ambientales. Especialmente los del Parque Nacional de Picos de Europa, o los de las comunidades autónomas de Asturias, Cantabria y Castilla y León, empeñados como están en exterminar a tan imprescindible escultor de la naturaleza. Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír.

Foto: Wikimedia Commons

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