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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Disfruta en Atapuerca el paisaje de hace un millón de años

Mesa interpretativa del mirador de Valhondo en los yacimientos de Atapuerca (Burgos).

Lo reconozco: soy un cazador de paisajes. Urbanos o camperos, pero el paisaje me lo da todo y me lo cuenta todo. Tan solo es necesario conocer su lenguaje. Porque, como bien señala el admirado geógrafo Eduardo Martínez de Pisón,

“quien mira un paisaje y sabe su idioma, lee un pasado acumulado de fuerzas geológicas, cambios climáticos, pasos de estepas y bosques, cazadores, ganaderos, agricultores, ejércitos devastadores, reconstrucciones pacientes, quemas de bosques, economías y sociedades que se fueron o que persisten o que llegan”.

Pocos lugares para dar la razón al maestro vallisoletano como el mirador de Valhondo, en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca (Burgos).

Un sitio aparentemente anodino, apenas una loma cubierta por el encinar y un puñado de tierras labradas en el fondo del valle. Pero gracias a una excelente mesa interpretativa allí instalada descubres con sorpresa que ese paisaje lleva un millón de años acogiendo a nuestros antepasados, dándoles comida y refugio. Lee el resto de la entrada »

Sarita, la joven homínida de Atapuerca, murió de hambre hace 430.000 años

Juan Luis Arsuaga muestra en Atapuerca los restos de Sarita.

Ha sido la gran atracción del fin de la campaña de excavaciones de 2018, la guinda informativa con la que celebrar los 40 años del seguramente más importante yacimiento arqueológico del mundo. Se llamaba Sarita, era una adolescente de unos 13 años y murió hace unos 430.000 años en la Sierra de Atapuerca. «Muy probablemente de hambre«, sospecha Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones. El cráneo de esta joven homínida (Homo heidelbergensis) hace el número 16 de esa formidable tumba comunal con 28 individuos de ambos sexos y diferentes edades de muerte denominada Sima de los Huesos, de los que tan solo dos parece que sufrieron una muerte violenta. El resto, aunque solo es una hipótesis, tiene muchos boletos para haber muerto por inanición. La vida en el Pleistoceno medio era muy dura. Lee el resto de la entrada »

Isidro de Atapuerca vence al Oso Yogui

Escultura Oso

Quienes se acerquen este verano por el Museo de la Evolución de Burgos se van a encontrar con una agradable sorpresa: la Sima de los Osos. Se trata de una nueva exposición temporal que podrá verse de forma gratuita hasta finales de año. En ella se exhibe un cráneo de oso de más de 400.000 años, una magnífica escultura de un individuo adulto de la misma especie y un audiovisual de Javier Trueba sobre el proceso de excavación y el trabajo de laboratorio de limpieza y estabilización de los fósiles.

El cráneo no es un cráneo cualquiera. Se trata de Isidro, el mejor de los más de 300 ejemplares de Ursus deningeri, un antepasado del actual oso pardo (Ursus arctos) acumulados hace unos 400.000 años en ese asombroso cementerio natural de animales y homínidos que es la Sima de los Huesos.

Y la escultura tampoco es una más. Es Isidro, pero con piel y músculos. Un ejemplar de casi 2 metros de altura, erguido sobre sus patas traseras, de gran fuerza plástica, recreado por Sonia Cabello, profesora de escultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y que ha sido concebida con un impecable rigor científico a partir del  asesoramiento de las doctoras en Paleontología Nuria García y Elena Santos. Lee el resto de la entrada »

Pasamos Atapuerca por el tamiz de los lavadores del yacimiento

Atapuerca1

Esta semana se ha desmontado en Ibeas de Juarros (Burgos) «el lavadero del río«. El nombre no te sonará a nada, no sale en los periódicos ni se visita, pero es un lugar fundamental para las excavaciones de Atapuerca a pesar de encontrarse a 4 kilómetros de distancia de la emblemática sierra.

Allí, entre chopos y sauces, a orillas del Arlanzón, cada verano se lavan y criban toneladas de tierra arrancadas con paciencia por los arqueólogos, milímetro a milímetro, de las entrañas de espacios ya famosos para la ciencia como Sima del Elefante, Galería, Gran Dolina, Cueva Mayor o Cueva del Mirador.

2015 ha sido muy especial. Después de tres años de injustas reducciones presupuestarias, finalmente las administraciones han abierto el grifo y han permitido doblar prácticamente el tiempo invertido en la campaña, extendiendo los trabajos a 40 días.

Impelidos por el «increíble esfuerzo e intensidad del equipo», como destacó en rueda de prensa José María Bermúdez de Castro, unas 200 personas han trabajado de manera desinteresada para lograr extraer cerca de 30 toneladas de materiales, algunos depositados hace más de un millón de años. Lee el resto de la entrada »

Entramos en la cueva del Fantasma, el secreto mejor guardado de Atapuerca

Fantasma

Es lo que tiene ser periodista y contar con buenos amigos. Disfrutar de privilegios únicos como poder acompañar a los científicos en sus exploraciones por las cuevas más desconocidas de Atapuerca (Burgos).

Mi relación con este formidable yacimiento arqueológico, cuna y patrimonio de la humanidad, me viene de la infancia, cuando antes de ser famoso lugar en el que con justicia se ha convertido hoy, yo ya acudía en busca de laberintos y fósiles.

Más tarde logré mis primeras exclusivas gracias al apoyo de Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, quienes apiadados de mi bisoñez como plumilla de Diario 16 me contaban lo que no decían a nadie.

Esta semana he vuelto, 20 años después, pero el entusiasmo de ellos (y el mío) sigue siendo el mismo. También el especial trato de favor recibido de Mila y Gloria, dos grandísimas profesionales, siempre pacientes con preguntones como yo, y que me han permitido visitar la cueva del Fantasma, llamada a convertirse en el nuevo yacimiento estrella de la Atapuerca del futuro si se confirma que en sus estratos se acumulan fósiles de hace al menos 300.000 años. Lee el resto de la entrada »

Nuevos descubrimientos en Atapuerca no evitan la amenaza de los recortes

Atapuerca sigue dando sorpresas y las seguirá dando durante muchas décadas. Por algo es el yacimiento prehistórico más importante del mundo. Hoy he acudido a esa sierra mágica de Burgos, donde los codirectores de la excavación han resumido ante los medios de comunicación los resultados obtenidos este verano. Un excelente trabajo conseguido gracias al entusiasmo y el sacrificio de un nutrido equipo de 140 mujeres y hombres enamorados de la Ciencia.

En la rueda de prensa todo era alegría. Hasta que la consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Alicia García, leyó un discurso donde, en la letra pequeña de los habituales parabienes y automedallas, provocó el miedo y la indignación de muchos de los miembros del equipo. Habló de adaptar las futuras inversiones económicas en Atapuerca «a un escenario económico actual y realista«. También dijo que era necesario «rentabilizar aún mejor los recursos disponibles«. Pero lo que peor sentó fue cuando pidió a todos los investigadores «optimizar gastos«.

¿Piensa la consejera que en las excavaciones de Atapuerca se malgasta el dinero?

¿Sabe ella que esas 140 personas implicadas en los trabajos son en su mayoría voluntarios? ¿Que ni directores ni ayudantes ni estudiantes cobran un duro por el durísimo trabajo de excavar en la sierra durante un largo mes, así desde hace 30 años?

¿Sabe la consejera que en lugar de pagarles un hotel como los que ella usa en sus salidas protocolarias, todos duermen en una residencia de estudiantes?

¿Los recortes obligarán a cambiar el jamón del bocadillo por mortadela mientras los políticos acuden a restaurantes de lujo, dietas aparte?

Indignados y dolidos se quedaron muchos. Y asustados, pues tal como están las cosas en España, el fantasma de los recortes también apunta a la joya de la corona de la Ciencia española.

¿Piensas que exagero la importancia de Atapuerca? Te voy a dar sólo unos datos de lo descubierto este verano:

Ha aparecido la tercera falange del dedo meñique del pie de un niño de Homo heidelbergensis que vivió en la sierra de Atapuerca hace entre 300.000 y 500.000 años. Un minúsculo hueso de la Sima de los Huesos que, según  Juan Luis Arsuaga, confirma este lugar como «el primer santuario de la humanidad«. La prueba más antigua de un comportamiento humano simbólico de tipo funerario. Ello explicaría que los 28 individuos localizados allí fueron depositados por el resto de sus congéneres, y no por animales o un accidente. La acumulación de huesos de homínidos en la Sima de los Huesos era hasta este momento, según Arsuaga, «el mayor misterio actual de la Arqueología«. Y ese huesecito ayudará a resolverlo.

En esta misma Sima se han localizado también restos de un cráneo, parte de una mandíbula y un húmero de Homo heidelbergensis que, en un alarde de efectismo, se presentaron en el interior de un maletín metálico a modo de preciadas reliquias.

Otro sorprendente hallazgo ha sido el cráneo de un oso de una especie única de Atapuerca, un Ursus dolinensis. Y nuevos bifaces (hachas de piedra) achelenses tallados por el Homo heidelbergensis hace 250.000 años.

Por otra parte, Eudald Carbonell ha destacado la importancia de un enterramiento localizado en la Cueva del Mirador, donde este año se han encontrado restos de ocho individuos de hace 4.000-4.400 años. Los huesos serán objeto de un estudio de ADN para intentar saber si eran originarios de la zona o procedían de fuera de la península Ibérica. Porque fueron ellos quienes trajeron la agricultura y la fundición del bronce a estas tierras.

Por si fuera poco, los yacimientos de Atapuerca, Parque Arqueológico y Museo de la Evolución Humana han generado una riqueza a Burgos en tan sólo año y medio que la propia Junta de Castilla y León evalúa en 53 millones de euros.

Ante todas estas evidencias, científicas y económicas, ¿piensa aún la consejera que Atapuerca no es rentable y que es necesario recortar el presupuesto a los investigadores?

En la imagen, Eudald Carbonel, codirector de la excavaciones de Atapuerca, muestra uno de los bifaces aparecidos este verano en el yacimiento burgalés (Foto: © César-Javier Palacios).

Impresionante mandíbula de Ursus doliensis, antepasado del oso de las cavernas de hace un millón de años, localizado este año en las excavaciones de Atapuerca (Foto: © César-Javier Palacios).

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Así celebrábamos San Valentín hace 800.000 años

Celebrando hoy San Valentín me hago una pregunta poco típica. ¿Cómo era el sexo entre homínidos hace 800.000 años?

Parece imposible conocer con detalle algo así, pero gracias a los avances de la paleoantropología en yacimientos tan espectaculares como los de Atapuerca (Burgos) y al buen hacer divulgador de científicos como los tres codirectores de estas excavaciones, cada vez lo sabemos con más detalle.

Los Homo antecessor vivían en grupos de 8 a 12 individuos y tenían parejas estables basadas en el cariño, lo más parecido al amor. No conocían el fuego, eran cazadores, carroñeros y también caníbales.

Las hembras de los primeros homínidos tenían una disposición permanente al sexo. Al contrario que otros primates, como los chimpancés o los gorilas, estos antepasados nuestros, al igual que nosotros, no tenían periodos concretos de celo. Si así fuera, las hembras sólo estarían receptivas para la procreación un mes cada cuatro años, el tiempo necesario para parir y destetar una cría.

Un sexo tan olímpico (cada cuatro años) impediría la formación de parejas estables, fomentando la promiscuidad entre los machos dominantes. Por el contrario, el sexo diario ya en esas remotas épocas mantenía al macho ligado a la hembra durante años, en una adaptación de la ovulación femenina tendente a lograr máxima protección para ella y su prole a lo largo del extenso periodo que tarda un indefenso bebé humano en lograr una cierta independencia.

Para complicar aún más las cosas a los fecundadores, ya entonces las hembras no manifiestan señales físicas de estar ovulando, algo único entre los mamíferos y que obliga a realizar el acto sexual continuamente ante la imposibilidad de conocer exactamente cuándo es el momento de fertilidad. De esta forma el sexo sin limitación biológica favorecía y favorece la fidelidad entre las parejas y, con ello, la participación del macho en la crianza y protección de la descendencia.

Todo esto y mucho más lo sabemos gracias al excelente artículo que Lorena Sánchez y Juan Luis Arsuaga publicaron a finales del año pasado en la revista Quo. Un texto interesantísimo sobre Paleosexo donde se descubren aspectos tan increíbles como:

  • Ella siempre tenía ganas al carecer de periodos concretos de celo.
  • La postura más frecuente era la del misionero, pues mirándose a los ojos se refuerzan los vínculos de la pareja.
  • Copulaban entre tres y cuatro veces al día.
  • Las hembras tenían orgasmos y momentos postcoitales de gran laxitud.
  • Lucían amplias caderas como símbolo físico de su buena disposición al parto que derivó en atrayente sexual.
  • Las diferencias anatómicas y faciales reforzaban el vínculo de pareja, evitando «confusiones».

Tanto sexo en pareja tuvo y tiene, según Arsuaga, una única finalidad.

«Que tengamos una infancia prolongada (con madre y padre cooperando en el cuidado de las crías), y que nuestro cerebro se tome su tiempo para desarrollarse».

En resumen, convertirnos en los primeros y únicos animales racionales del planeta. Gracias al sexo.Y al amor.

Puedes leer el artículo completo «El sexo en Atapuerca» en este enlace de la revista Quo.

Foto: Escultura de una hembra de Homo antecessor practicando canibalismo (Wikipedia).

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