La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Boicot de los cazadores a Antena 3 por un programa de El Hormiguero

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Los cazadores están preocupados porque cada vez hay menos niños cazadores. Así que se han apuntado a una peculiar educación ambiental. Convencer a la infancia de las bondades de las escopetas. Gracias a subvenciones regionales dan charlas en los colegios. E incluso promueven un curioso libro de cuentos titulado «Jara la Cazadora«, publicado por la revista cinegética Jara y Sedal dentro de su colección «La caza sin cuentos«. La versión armada y sanguinaria de «Dora la Exploradora«.

El resumen que hace de este libro la Real Federación Nacional de Caza resulta entrañable:

Jara es una niña alegre, servicial y, sobre todo, muy valiente. Allí donde la encontremos podremos vivir grandes emociones y aprender mucho de ella. Ya sea en el continente americano, donde no vacila en aventurarse por las peligrosas llanuras heladas para conseguir el alimento que su aldea necesita. En África, cuando decide ayudar a su pobre tía viuda, y no solo lo consigue, sino que además libra al poblado de la terrible amenaza de una bestia salvaje. En Asia, donde se enfrenta con valor al lobo que esquilma el rebaño de la familia. O aquí mismo, en Europa, donde nos enseña que no debemos rendirnos ante las adversidades y que, con un poco de imaginación, cosas que parecían imposibles pueden hacerse realidad.

Sin embargo, me parece mucho más certero el resumen que el pasado jueves han hecho en El Hormiguero, el popular programa de Antena 3. Pero no tanto a la Federación Andaluza de Caza, quien en representación «de todo el colectivo cinegético andaluz», ha expresado su «profunda indignación y malestar» por lo que consideran el «tratamiento sesgado y en todo momento ofensivo» hacia los cazadores. Tanto que promueven el boicot al programa e incluso a toda la cadena televisiva «en señal de protesta contra el ataque ignorante y sin argumentos contra la caza».

Y es que, por poner un ejemplo, el dibujo del lobo al que la niña mata con sus flechas (rectifico, lo deja «dormido para siempre»), una fiera rabiosa de mirada asesina con la pata atrapada en un terrible cepo (sistema ilegal en España), les debe parecer enternecedor y muy, muy educativo. Yo te dejo a continuación el vídeo de El Hormiguero y ya me dices si te gusta más su versión en dibujos animados o la del libro pro caza.

Foto: Antena3. Juan y Damián, dos colaboradores del programa El Hormiguero, presentan el cuento infantil «Jara la Cazadora».

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100 comentarios

  1. Dice ser Ana

    Muy buena s’atira en forma de dibujos. No era un programa que me gustara mucho pero se tienen una admiradora mas que lo ver’a a partir de ahora.

    24 marzo 2014 | 22:26

  2. Dice ser Miguel

    Que buenos Juan y Damián, ja,ja,ja. Crítica ácida. Ahora hablando en serio, esto es una verdadera involución.Volvemos a caza todo lo que se mueva, la caza con cepos, con lanza, alucinante.
    Menos mal que podemos cambiar esto en las elecciones y votar otra cosa.

    24 marzo 2014 | 22:31

  3. Dice ser Carta a un ecologista.

    CARTA A UN ECOLOGISTA.
    Aunque en estos momentos no pueda ver tu cara imagino que el desconcierto y la duda te embargan por completo. Haciendo un esfuerzo intento calibrar tu confusión y llego a la conclusión que no das crédito alguno a lo que están viendo tus dos ojos. Creo que abrirás el sobre con cautela, desconfiando al máximo del declarado enemigo que al parecer tiene algo que decirte, cuando tan convencido estabas que entre tú y él está todo dicho. No temas no es mi intención incomodarte, de vez en cuando “le da a uno unaberrunto” y había pensado que tal vez tú y yo podríamos intercambiar pareceres durante un rato, a través de una imagen y de la imaginación.
    Dentro del sobre hay una foto dedicada, es para ti. Es simplemente un regalo mío y no pretendo con ello caerte en gracia, ni siquiera justificar lo que hago. No me hace ninguna falta ni lo uno ni lo otro, solo quiero intentar que visualices un par de cosas que de otro modo seguramente hubieran pasado desapercibidas. Quizá la propia carta hubiera terminado en la papelera dedicatoria incluida.
    Coge la foto mírala detenidamente, haz un gran esfuerzo y abstráete por un momento de la realidad, ese que posa con el gran ciervo a sus pies soy yo, EL CAZADOR. Ya está todo dicho, visto, juzgado y sentenciado soy un puto asesino, un ser vil y despreciable que no tiene escrúpulo alguno en matar un magnífico animal a sangre fría solo para divertirse. Un abyecto personaje que caza sin haber motivo ni razón para ello, con la única finalidad de saciar su sed de sangre cuando hace ya muchos años en los que no hace falta matar para sobrevivir.
    Además me sirvo de un perro, al que seguramente obligo a ayudarme en mi repugnante labor a la que tengo la soberbia y la desfachatez de llamar deporte.
    Unos ojos alejados de la realidad rural verán esto o poco más. Debe ser difícil de asimilar que haya otra realidad más allá de la gran urbe. Acostumbrados al macilento gris del hormigón y al acre tufo del asfalto, a ver a los animales encerrados y “felices”libres de todo peligro en lugar de muertos y abiertos en canal preparados para hacer embutidos.
    Para una mentalidad moderna que tal vez piensa que las lechugas deberían cultivarse en macetas y los conejos en el campo comer y copular hasta hartarse en lugar de servirnos de alimento.Para alguien que posiblemente no haya tenido contacto con la muerte debe ser poco menos que imposible visualizar un mundo donde la principal ley que impera es la de matar o morir, comer o ser comido.La muerte no es estética, ni bien recibida por nadie pero si necesaria y no precisa de ser justa le basta con ser real. Ahora bien de nosotros depende dotarla de sentido y hacerla digna.
    Estás en tu derecho de no matar con tus propias manos, pero yo que no pienso igual que tú también estoy en el mío al hacerlo. Con ello no pretendo otra cosa que la de asegurar una muerte rápida y digna a los animales que como y la única forma que tengo es hacerlo yo mismo. Te sorprendería lo rápido que mata una bala, unos perdigones o una flecha incluso el propio cuchillo de un CAZADOR es mucho más certero que el del matarife aburrido y malpagado o la caldera hirviente del matadero donde caen los cerdos estando la mayoría todavía con vida. Una simple cuestión de principios y de respeto a la vida, por contradictorio que pueda parecer. Supongo que estas alturas no me veré en el compromiso de explicarte que la vida está llena de contradicciones.
    Tampoco voy a caer en la táctica facilona de llamarte pusilánime por no atreverte a matar o por ser fácilmente impresionable. Ni encasillarte en determinadas tribus urbanas que son propensas “al porro y al litro.” Ni buscaré la manera de contarle cinco pies al gato con el fin de arrastrar por el barro todas las cosas en las que crees, no es mi estilo. Tampoco me hace falta porque el gato hace tiempo que anda cojo con trazas a quedarse minusválido.

    Mi pensamiento liberal y tolerante me impide investirme del derecho de insultar a otra persona solo porque piense o actúe de manera distinta a la mía.

    Sigamos con la fotografía. Que rostro más alegre luzco, todo ha salido perfecto, he conseguido una gran pieza y estoy realmente contento…¿Tú crees? ¿Acaso no ves algo extraño en el rictus de mi sonrisa y una velada sombra en mis ojos? El forzado posar para la foto me obliga a disimular pero algo que nace de dentro es imposible por más que te esfuerces. Mi felicidad jamás podría ser completa porque arrebatar una vida siempre tiene un precio, más elevado cuanto mayor es el animal y por lo tanto más cercano esté a parecerse a nosotros y créeme que este venado se parecía demasiado.
    Mira ahora como agarro firmemente la cuerna con las dos manos no se resbalará, con mucho respeto intento mostrar a la cámara todo el esplendor de la madre naturaleza encarnada en un precioso animal.
    Si fuerzas algo más la vista y estrujas otro tanto las neuronas podrás vislumbrar el certero balazo que recibió, acabando con él en un suspiro y evitando cualquier sufrimiento. Tampoco existió la posibilidad de que huyera herido para terminar agonizando en mitad de la nada, de haber tenido dudas me hubiera abstenido de tirarle. El destrozo en la canal no será excesivamente grande, sin duda el principal trofeo será su suculenta y nutritiva carne, los cuernos también los guardo pero alimentan menos.
    Antes de hacer la foto lo coloqué con cuidado, sin dejar nada al azar recogiendo las patas para darle un aire más flemático. Estirando el cuello para resaltar su majestuosa cabeza y escondiendo la colgante lengua para evitar cualquier desafortunada mueca que pudiera resultar grotescamente cómica.

    Te sorprenderías si supieras cuantas lenguas viperinas aprovecharían la menor ocasión para descalificarme basándose en algo tan insignificante como un gesto desafortunado.

    ¿Y el rifle? ¿No debería empuñarlo para hacer más ostentosa mi gloriosa fotografía? Podría, pero no lo hago porque el protagonista es el ciervo no yo. El arma solo es un actor secundario y está donde debe descargado, limpio y a buen recaudo. Una herramienta de la que me valgo, un bello artefacto nada peligroso si se usa con prudencia. Ni un Santo, ni un Demonio.
    Mi perro como ves está pletórico, ensangrentado hasta los bigotes y resollando todavía por la lucha y la emoción de haber vencido a un animal que le supera en tamaño y fortaleza. Por mucho que te esfuerces no hallarás una sola huella de maltrato en su piel, perderás el tiempo. Las cicatrices que luce son el resultado de bregar en el monte y estoy seguro de que está tan orgulloso de ellas como yo de las mías.
    Algo que se escapa a la fotografía por quedar oculto es lo abultado de mi cartera. No está llena de billetes como sin duda me gustaría, los pocos que habían han servido para pagar un montón de tasas y papelotes del todo inútiles pero necesarios para cazar legalmente. Lejos de garantizar la sobrada experiencia y prudencia en el uso de las armas o la ética y nobleza del cazador son obtenidos a base deaflojar la mosca y de superar pruebas que rayan en la ridiculez. Y hacen demasiado bulto

    Tampoco salen en la foto las trabas que los cazadores sufrimos a diario para practicar una afición legal y sobradamente costeada con nuestro esfuerzo. De la desfachatez con la que se nos suele tratar ya hablamos más tarde.

    Ya ves lo que puede dar de sí una luctuosa y grotesca fotografía, pero antes de continuar quiero darte un par de datos sobre mi persona para que puedas conocerme algo mejor.
    Al igual que tú crecí en un barrio obrero a las afueras de una gran urbe, por suerte de niño jugué entre huertas y acequias. Fui testigo de los últimos usos tradicionales de labranza con animales de tiro y arrastre, de las ancestrales técnicas de mimar más que trabajar la tierra con las manos regarla con sudor y abonarla con estiércol. Cuando todo aquello desaparecía bajo toneladas de ladrillos y cemento, cuando mi destino como un apocado urbanita más parecía estar escrito, tuve la enorme suerte de tomar contacto con mis raíces.

    Volví al Pueblo por la matanza, esa tradición que entremezcla sin enturbiarse la muerte con la alegría.

    La antaño prometedora celebración que aseguraba el sustento para varios meses, sin duda algo grande en otro tiempo en el que no podía haber mayor satisfacción que llenar la panza. Esa juerga mitad sacrificio mitad culinaria cultura que lleva aparejada al júbilo de la gente el finiquito del desdichado gorrino.
    Qué cantidad de aromas de colores, de sensaciones y sabores que descubrí en ese viaje. Mi infantil cerebro no daba abasto a asimilar todos los estímulos y emociones que le bombardeaban sin darle tregua.
    Burros, ovejas, perros por doquier, gallinas, gatos y pollos por todas partes, pájaros, conejos y corderos a los que abrazarme para mi regocijo y la desesperación de mis progenitores. Las pulgas en cambio si recibieron con alegría mi infantil cuerpo para encontrar un cálido cobijo en él.
    A media mañana del Domingo volvieron los cazadores con su botín, cuatro guarros y un zorro. Toda la gente de la plaza los recibió con alborozo se aviaron los animales entre risas, tragos de vino y anécdotas y se frieron para todo aquel que quisiera llevarse a la boca un pedazo de los aromas de aquel lugar recóndito de la sierra en forma de tajada. Yo extasiado corría entre la gente que se preguntaba de quién era aquel chico que se desenvolvía con soltura y masticaba grandes pedazos de rústico pan recién hecho y correosa carne frita.

    Asimilando todo cuanto podía, entorpeciendo más que ayudando pero tan alegre como integrado en el ambiente.

    Aquella improvisada fiesta de la que mi pequeño cerebro no tenía noticia hasta entonces y que ese instinto que solo poseen los niños me hacía intuir que a pesar de parecer habitual tenía un fondo mucho más trascendente.

    Ni más ni menos que la que tenía, tuvo y tendrá la llegada de los cazadores al poblado con el resultado de su cacería y el júbilo con que el poblado o la tribu al completo los recibe como se merecen.

    Años después volví al pueblo convertido en un ecologista radical, la ciudad pudo conmigo. La ignorante arrogancia que nos regala la adolescencia a los machos de nuestra especie hizo mella en mi mente permitiendo que anidaran unos valores que bienintencionadamente defendía a capa y espada pero en los que por suerte realmente jamás creí. Pero vi la luz, antes que fuera demasiado tarde volví a buscar mis raíces.

    Ver la luz querido amigo no fue hacerme cazador porque siempre lo fui, sino alcanzar el suficiente raciocinio y capacidad de crítica para no juzgar a nadie sin conocerlo y a no odiar a mis semejantes por nefastos que fueran sus actos o actitudes. En lugar de aborrecer a mis semejantes aprendí a rechazar las infames actitudes .

    Ya no abandoné jamás aquel ambiente preferí convertirme en uno de ellos y absorber como una esponja todo lo bueno e intentar erradicar lo malo en la medida de mis posibilidades.
    Y a día de hoy aunque no tengo la suerte de vivir allí todavía tengo cama y techo, la gente sabe del arraigo y el amor que siento por aquella tierra y soy considerado un vecino más.

    Decidí aprender en lugar de humillar.

    No me burlé de su tosquedad, de sus carrillos colorados, ni de los negros pañuelos que usaban las mujeres para cubrirse, las boinas enroscadas hasta el entrecejo tenían su punto cómico pero el respeto que invariablemente sentí por los míos estuvo siempre por delante. Vergüenza debería darles a quién ha osado alguna vez llamarles paletos. Gente que creció y vivió en un mundo hostil, sin las modernas comodidades, bajo el yugo de una pesada y asfixiante dictadura, trabajando sin descanso y en muchos casos sin perder la sonrisa. Extrajeron la vida de la tierra con sus manos a costa de la suya, criaron una numerosa prole, cuidaron de sus animales que vivían con ellos en las casas que ellos mismos construían al igual que todos y cada uno de los útiles y utensilios de uso cotidiano.

    Como sufren hoy día esas gentes al vernos arrojar la comida a la basura como si tuviéramos derecho a ello. Qué lejos amigo mío que están de todo aquello nuestros modernos todoterrenos y nuestras pijas cazadoras y botas con membranas impermeables.
    En los pueblos de la España rural y profunda se ha forjado nuestra moderna sociedad, de los pueblos emigró a las ciudades un contingente enorme de mano de obra que las construyo y engrandeció tal como las conocemos hoy día. Al menos podríamos tener la delicadeza de no humillarles con nuestro olvido y agradecerles aunque solo sea un poco muchas de las cosas de las que hoy día gracias a ellos tenemos.
    Algunas son sumamente inútiles pero que sin su esfuerzo y sacrificio jamás hubiera sido posible ni siquiera imaginarlas.

    Antaño mientras las mujeres se partían el alma trabajando y envejecían a los cuarenta años, los hombres en los pocos ratos libres que tenían andaban por los campos y montes buscando algo de carne extra que aportar a las bocas de su famélicas criaturas. Hielo, nieve, barro, lluvia o calor les obligaban a padecer todo tipo de penalidades para volver a casa con un par de piezas si había suerte o sino mojados y rotos por el esfuerzo.

    Algo tan inmensamente grande no puede ni debe olvidarse jamás, en los pueblos hay una enorme cantidad de sabiduría y quién no quiera verlo está más ciego de lo que cree.

    La caza es uno de los pilares básicos de esa cultura y aunque solo fuera por eso ya merece la pena ser conservada y respetada como un bien inmaterial de reconocida raigambre.
    Por ese motivo decidí conocerla a fondo y desentrañar uno a uno cada secreto de los que la madre naturaleza atesora frente a nuestros ojos y que solamente regala a quien se adentra en ella sin miedo ni el más mínimo reparo.

    Alguien que piensa que el día que no se atreva a jugarse la piel por hacer algo que le emociona estará ya muerto.

    Tras veinte años de pasión cazadora mi vida es mucho más rica, he logrado la cima de mis aspiraciones cinegéticas y sin embargo tengo la impresión de tan solo haber arañado la cáscara, de haber leído únicamente las dos primeras páginas del libro de la vida. He alcanzado tales cotas de crecimiento y satisfacción personal que nunca pensé siquiera poder acariciar con la punta de los dedos. Me he conocido a mi mismo con la intensidad de los lances y con mis reacciones, he vivido correrías que me han llevado a reír como un niño ante un triunfo o a llorar como un hombre al tener que sacrificar a mi perra moribunda.

    Incluso conozco de cerca a la parca porque a punto estuvo de llevarme con ella con ayuda de una hipotermia. Pero mirarla cara a cara en lugar de acobardarme ha fortalecido mi espíritu un tanto más.

    No entiendo otra razón para acabar con una vida que la de comer su carne, creo firmemente que quién no lo hace no tiene derecho a matar y mucho menos a llamarse CAZADOR. Cazar no es un deporte, sobra todo atisbo de competición. El gran cazador no sustenta su valía y prestigio en una enorme pila de cadáveres sino en los conocimientos que atesora y el respeto que guarda a sus presas. Como antaño hicieron nuestros antepasados.
    Así que hoy día superada ya la cuarentena, habiendo sido padre, beber, seguir bebiendo de la fuente de la literatura y siendo proclive a ciertos devaneos filosóficos creo haber alcanzado cierto grado de madurez. Quizá no sea cierto aunque yo lo crea así.
    A lo mejor mi falta de estudios universitarios me priven del entendimiento necesario como para comprender por qué una sociedad en apariencia moderna y tolerante para prosperar deba alejarse de sus raíces. Renegar de todo lo ancestral y primitivo, pisotear las costumbres y tradiciones para seguir avanzando sin saber muy bien hacía adonde.
    Tutelada por un Capitalismo consumista y aberrante, creando a cada paso enormes cantidades de basura, pobreza, polución y mayor desigualdad entre sus semejantes. Es de locos comprobar a diario como la mitad de la humanidad tira a la basura los alimentos que precisa la otra media para no morir de hambre.

    Al menos yo para saber quién soy quiero saber quién fui y así se lo enseñaré a mi hijo.Le enseñe a matar por la necesidad de comer y no veo ninguna maldad en ello lo aberrante hubiera sido enseñarle a comer animales vivos.
    Aprender de la vida es algo difícil y rudimentario, a cambio la vida te lo enseña todo sin contarte una sola mentira.

    Este soy yo, ahora hablemos un poco de ti. Sin meter a todos en un mismo saco voy a intentar dejar algunas pinceladas al azar para dibujar el personaje que yo intuyo está leyendo esta carta lo más fielmente posible.
    Te conozco mucho más de lo que crees, es la ventaja de haber militado en tu bando, lleno hasta el borde de buenas intenciones pero vacío de respeto y sobre todo de sabiduría.
    Suelen ser seguidores de falsos gurús y de supuestos “Amantes de la tierra” que además de adoctrinar con utópicas razones pretenden acaparar el título y el oficio, dejándonos a los demás como simples cornudos consortes.

    Prefiero mil veces a “los de Teruel”, mal futuro le veo yo a la Tierra que en manos de tales amantes.

    La mayoría de sus acólitos suelen hacer un circo de su mundo interior, lo lucen, lo pasean con orgullo como la más absoluta de las verdades, haciendo el más espantoso de los ridículos. La percepción que tienen de la salvación del planeta pasa por el exterminio de la raza humana a la que consideran la causa de todos sus males, la más ruin de las plagas.
    Les gusta la naturaleza y por eso reciclan a veces incluso envuelven sus heces en bolsas de plástico para no dejar residuos en el campo. Convirtiendo así lo más biodegradable del mundo en el más desagradable de los desechos.
    Se declaran demócratas e izquierdistas a ultranza pero no tienen reparo alguno en usar las más arteras artimañas para cometer sus tropelías. No pierden la oportunidad de manipular noticias escabrosas y atribuirlas a nuestro colectivo presentando ante la voluble opinión pública las fechorías de unos pocos por las acciones habituales de todos.
    Metiendo a todos en un mismo saco obviando la realidad de lo cosmopolita y rico que es el gremio cazador.

    Se amparan en unas leyes hechas a su medida por políticos apoltronados con ninguna vocación de servicio público queles doran la píldora con tal de ganar votantes.
    De esta forma ganan algunas veces y consiguen siempre que paguemos los mismos sus descomunales salarios y dietas, su incompetencia, sus multas con afán recaudatorio, los daños de las especies cinegéticas a la agricultura y sus inmerecidas subvenciones.
    Con todas estas razones y con la única autoridad que brinda el apoyo de las risotadas con los amigotes se presentan en el monte, en los pueblos y en los campos de España con intención de impartir justicia animal.

    Declaran que el campo es para los animales y niegan sin pudor alguno que existan plagas que asolan cosechas de comarcas enteras, ni lobadas tan numerosas que matan decenas de cabezas de ganado en una noche. Por lo visto hay animales que no les importan, tal vez si supieran que los lobos se comen vivas a sus presas destripándolas hasta desangrarse cambiarían de parecer.
    Intentan convencernos que el plomo es un veneno tan letal que el más leve contacto puede llevarnos a la más dolorosa de las muertes a pesar de no haber estudios concluyentes que demuestren tal falacia.
    Pisotean las costumbres de los lugareños, intentan imponerles sus conocimientos sobre los animales y su medio, a base de estudios y nombres científicos obviando de plano la sabiduría popular. Pretenden enseñar a hacer hijos a unos padres de familia numerosa.
    Gracias a todas estas presiones se están gestando enormes sobrepoblaciones de animales en los P.N. que terminarán generando problemas sanitarios a corto plazo. Prefieren ver animales moribundos y enfermos antes que abatidos a los pies del cazador, sin rubor alguno. Dejar a la naturaleza a su libre albedrío es algo muy romántico sin duda pero demasiado irresponsable y peligroso para ser real. Y defender que la caza es innecesaria sin argumentos válidos además de ser una gran mentira es una enorme irresponsabilidad.
    También los hay que asaltan granjas con alevosa nocturnidad, de los que ríen la cogida de un torero y los que comen verdura para evitar productos de origen animal e inútilmente intentar evitar mancharse las manos de sangre y de paso mirar por encima del hombro a los que no hacemos lo mismo.
    Lejos muy lejos, a años luz de aquellos valientes hombres y mujeres que se colocaron bajo los barriles de desechos nucleares que algunos desalmados arrojaban al océano.
    O los que tienen suficientes agallas para aguantar los cañones de agua con que los balleneros les premian cada vez que intentan interponerse en su macabra barbarie.
    Ni de aquel tristemente malogrado Doctor Burgalés precursor de los movimientos conservacionistas que alucinaría si viera el cúmulo de desvaríos y necedades en los que lo que han acabado convertidas todas sus teorías y buenas intenciones. Por cierto ese hombre también cazaba.

    [/size]Llegáis tarde, me parece que esto ya lo hemos vivido y superado hace algún tiempo, esas hipócritas actitudes las conocemos en este País. Antes que vosotros hubieron otros que durante años intentaron hacernos creer que masturbarnos era pecado y todos hemos comprobado de primera mano que no es cierto,a otros perros con esos huesos.[size=78%]

    [/size]¿Sigues creyendo que eres más tolerante y más humano que yo? ¿Qué quieres más a tu perro? ¿Qué sabes cagar en el campo? Despierta ya que el mundo cambia a cada momento y mucho me temo que la breve historia de amor político-ecologista está tocando a su fin.[size=78%]
    [/size]Ambos somos conscientes que en la España rural se cometen barbaridades. Los animales se maltratan por sistema, se consideran objetos y se valoran muy poco, vestigios de épocas pasadas que sin duda hay que erradicar. Las tierras se envenenan con productos químicos de dudosa eficacia que sin duda engordan más el bolsillo de los especuladores que los granos del nutricio cereal o la dulce golosina de la vid. Por no hablar de talas, residuos y otras formas que tienen algunas gentes en darle uso a la tierra amparándose en poseer una escritura que reconoce como legítimos dueños. Pero para acabar con todas estas conductas aberrantes no es preciso acabar con la cultura intrínseca de un Pueblo. Ni humillar a la gente imponiendo absurdas normas ideadas en despachos por técnicos expertos que no han pisado más campo que el de fútbol.No es necesario ni tampoco es justo.También es injusto verter sobre la caza la culpa de la extinción de las especies de nuestros campos pasando por alto la transformación, mecanización del medio y el masivo envenenamiento de la tierra. Bien gestionada la caza es hoy por hoy la única medida de gestión real y comprobada capaz de garantizar un control poblacional de las especies eficaz y duradero. Aceptada en la mayoría de los Países desarrollados, aprovechada también como medida de actuación para intentar contener las plagas que son otro de los azotes que sufre nuestra maltrecha agricultura. Sin olvidar las toneladas de proteínas en forma de carne que se pueden obtener de las canales una vez higienizadas y trabajadas convenientemente. Sinceramente sigo sin entender como alguien que se precia de aprovechar convenientemente los recursos naturales sigue poniendo la zancadilla a la menor ocasión. Carne a bajo costo y puestos de trabajo para transformarla ¿A quién puede molestar algo tan conveniente en la época que vivimos?[size=78%]

    [/size]Pero al menos yo creo que todavía hay remedio, has llegado hasta aquí y has aguantado con estoicismo todas las verdades que he colocado encima del tapete, eso es sin duda una actitud que merece un respeto. Has logrado que crea en ti y eso requiere por mi parte una atención especial contigo.[size=78%]
    Te propongo que me acompañes, aunque soy un recalcitrante cazador solitario contigo haré una excepción. Para que conozcas ambas caras de la moneda, por ti por mí y por la madre tierra creo que merece la pena que nos tomemos una mutua molestia.

    Te invito a que derroches tus instintos en lugar de reprimirlos, a abrir tu corazón para que entren en el todas las emociones que te tengo preparadas y tu alma al intenso disfrute de la naturaleza en estado puro.
    Puede ser peligroso pero nada que merezca realmente la pena está totalmente exento de peligro.
    Déjate llevar, confía en mí y descubrirás la manera más intensa, auténtica y real que tiene el homo sapiens de amar la naturaleza y la vida.
    Mis salidas cinegéticas poco tienen que ver con las que hayas podido visionar hasta ahora en una pantalla, en uno de esos programas o producciones que intentan reflejar la realidad de la caza en fincas bien cuidadas y abundantes en piezas.
    Esa es una cara de la moneda pero yo suelo usar la del otro lado, me precio de practicar caza salvaje o primitiva si así lo prefieres. Salir de caza, para cazar, para vivirlo, a cualquier precio enfrentándote a tus limitaciones si las tienes y a los elementos. Cazo donde lo hicieron mis antepasados aunque por desgracia aquellas tierras cada vez se parecen menos a lo que en su día fueron. Conozco perfectamente el terreno y aunque haya poca caza disfruto con cada captura.
    Integrarte en el campo como un ser vivo más que lo conoce, lo siente, lo ama y darle a la caza el valor añadido de cierto riesgo no exento de peligro porque voy siempre solo. Llegar más allá de tus facultades físicas, del esfuerzo, del sacrificio para competir contigo mismo y alcanzar esa perdiz que se ha subido a un cerro o aguantar seis o más horas en el aguardo, tienen su recompensa únicamente con volver a casa sano y salvo.
    Cuando te haces con alguna presa que llevará aparejada la grandeza a la dificultad de su captura independiente de su tamaño, puedes darte por satisfecho. Como dijo en su día el Maestro Delibes y personalmente he podido comprobar.
    Esto que parece a simple vista una cosa pueril o semifantástica te lleva a conocerte a ti mismo de una forma más intensa a respetar por encima de todo las leyes naturales.
    A sentir como toda la fuerza que la tierra desprende anide en tu pecho, dejando al descubierto que tu primitivo ser, aflore se derrame y se muestre en toda su plenitud.
    También te induce a explorar tus pensamientos dotándolos de cierto grado filosófico y espiritual, a ejercitar tu capacidad de crítica tan embotada por la moderna inutilidad.
    Y como no a apreciar el verdadero valor de una cama donde descansar, un plato donde matar el hambre y un vaso de agua fresca con la que aplacar la sed.
    Explorar un mundo nuevo para ti, que te aguardaba bajo la suela de tus botas cuando pasabas de largo por los senderos odiando y renegando de todo aquél que portaba un rifle o una escopeta.

    Aprenderás que los animales reaccionan y se adaptan a la presión cinegética, lo difícil que resulta capturarlos y lo rápido que aprenden porque les va la vida en ello.
    No sufren terror, ni psicosis ante el hombre, solamente se ponen a salvo o lo intentan y los que caigan bajo mis disparos sin duda son los peor dotados. A eso se le llama selección natural.

    No dudo que disfrutes de tus paseos por el campo con tu perro, pero que alcances el mismo grado de compenetración que yo comparto con el mío lo veo harto difícil.
    Vive y caza conmigo, para mí, para él. Se mueve muy rápido entre las matas y se asegura de que yo estoy detrás guardándole las espaldas, se para en seco y me mira cuando sabe dónde está la pieza “me habla” en un idioma que yo entiendo perfectamente.
    Tenemos una relación entre cazadores del mismo clan, cada uno juega su papel, de distinta especie pero con el mismo instinto predador que trasciende sobradamente las invisibles barreras .

    Bregar juntos por el monte nos ha unido de tal manera que casi puedo sentir el dolor de sus heridas y asegurar sin miedo alguno a equivocarme que la sangre que de ellas brota es tan noble, tan roja y caliente como la mía.

    Un día tras las perdices o mejor aún tras lo que salga, puede ser inolvidable aunque cargues durante kilómetros con un par de liebres, te olvides de coger merienda o tengas que beber el agua de los charcos.
    Estas son puras anécdotas que quedan en la memoria solo un rato, lo que jamás olvidas es la arrancada potente de la perdiz, el suave tacto de sus plumas y sus bonitos colores. El admirable mimetismo de la rabona encamada, aplastada sobre sus huesos o la agilidad de la enorme torcaz que parece tan torpe y que vuela tan alto como si quisiera llegar hasta el Sol.

    Envuelto en la voragíne de la vida y la muerte, protagonista de tu propia historia te surgirán las inevitables dudas de si lo aprendido hasta entonces es cierto. Subido en la noria que gira por la historia de nuestros campos y que no puede detenerse jamás se despertarán en ti sentimientos tan intensos que quizás desconocieras y que te harán sentir más vivo, más libre que nunca.

    Cuanto más difícil sea el lance mayor satisfacción te brinda, más emoción el cobrar la pieza, acariciarla y colgarla por el pico para que no se despeine es otra de las maneras que tengo de mostrarle respeto y admiración.

    Después en casa la pelaré y guardaré alguna de sus preciosas plumas y la cocinaré a fuego lento, con la leña que cogí en el mismo monte en primavera.
    Dos son las piezas que más aprecia el auténtico CAZADOR. La que te gana la partida, la que vence a tus poderosos instintos, la que en lugar de humillarte te engrandece y te obliga a mostrarle la calvorota y reverenciarla justamente quitándote el sombrero. La otra la que indultas por ser demasiado fácil de abatir y no ofrecer una oportunidad real de cazar, esa la dejas marchar con la esperanza de que aprenda a ponerse a salvo de los escopeteruchos, que por desgracia todavía pueblan nuestros campos.
    Seres del todo indignos de llamarse CAZADORES cuando no tienen reparo en matar crías o dejarlas huérfanas. Que utilizan cualquier método por cruel que este sea para llenar el morral, la mayoría de las veces con la única intención de presumir delante de sus etílicos correligionarios.
    Les odio tanto como tú.

    Si lo prefieres en lugar de salir a la menor, si no quieres reventar tus pulmones y tus botas caminando hasta el fin del mundo tras la rojiza estela que dejan las alas de la perdiz, puedes venirte una noche de aguardo a los jabalíes.

    La oscuridad y la profundidad de la noche pasaran a ser nuestras aliadas, cambiaremos de piel y de mundo por unas pocas horas. Las palabras Soledad y paciencia adquieren una nueva dimensión, no hay espacio para los nervios, ni las dudas.
    Estás solo porque quieres estarlo, en tu puesto donde quieres estar, en el más puro y absoluto de los silencios, en la soberbia intimidad que el monte te ofrece sin más testigos que los millones de ojos de las rutilantes estrellas.
    Si haces las cosas bien y respetas las reglas podrás llevarle a los tuyos una buena presa y una enorme cantidad de carne.

    Y Sentir el atávico instinto de macho alfa de tu clan y ofrecerles a los tuyos el alimento conseguido de la tierra con tus manos e inteligencia. Ese será el mayor de los trofeos, mucho mejor que cualquier tablilla.

    De esa manera podrás dejar de ser cordero para convertirte primero en raposo y en lobo después, acariciar la idea de ser primitivo por unas horas o quizá no dejar de serlo nunca. Comprobar cómo los animales reconocen en ti a su peor enemigo, te barruntan y temen de una manera distinta al resto de humanos que no han cazado jamás.
    Quizá un día te descubras lanzando al aire un estruendoso berrido para pregonar al mundo entero que tu solo has sido capaz de abatir una enorme y magnífica presa como he tenido la suerte de hacer yo hoy mismo.
    Al igual que hicieron tus antepasados clamarás en el monte a grandes voces para hacerte notar, para hacerte un sitio en el lugar donde siempre debiste estar, ese lugar que jamás debiste abandonar y al que siempre desearás volver.

    Y esos antepasados si pudieran oírte se sentirían orgullosos de ti. Esos, los de verdad los que se estremecen cada vez que alguien intenta mancillar algo tan sagrado para ellos como es la caza.

    Los tuyos, los míos los que vistiendo pieles y blandiendo lanzas aguardaron a los cochinos en la oscuridad, cortaron leña para hacer carbón o sacrificaron un cerdo un día de fiesta para llenar la barriga de su hambrienta progenie.
    Los que salieron antes del alba y regresaron de noche medio rotos y se sentaron a contar historias al amor de la lumbre, guardando en la memoria multitud de historias maravillosas que pocos quieren escuchar hoy día.

    Los que te han traído hasta aquí para que acaricies a través del papel fotográfico la suave piel del venado y sientas como yo siento ahora mismo una pizca de remordimiento y arroba y media de orgullo cazador y montuno.

    Puedes estar seguro de que ya no serás el mismo, volverás más fuerte, más seguro, con ganas de comerte el mundo para empezar y con la certeza de que has vivido por vez primera.

    Porque cuando la vives con intensidad, la naturaleza te premia te sonríe cada vez que la miras a la cara y te advierte del riesgo que corres si tienes los suficientes arrestos como para osar desafiarla. Te agradece que la sientas, te regala inolvidables amaneceres que el Sol le fecunda a la madrugada y que esta generosa los alumbra solamente para ti.

    Todo y nada más que eso es la caza. Aunque parezca fácil requiere experiencia cierta sabiduría y desenvoltura. Quizá una vez me acompañes prefieras ver como cuelgo un par de perdices en lugar que un zorro engulla un bando entero.
    Hay quién piensa que no tenemos derecho a seguir cazando, a ser diferentes. Pero hay algo que juega a nuestro favor. Algo demasiado grande como para poder detenerlo por la obstinación de unos cuantos o por decreto.

    No podrán acallar nuestra voz, por mucho empeño que pongan en ello, por muchas trabas que nos pongan NUNCA DEJAREMOS DE CAZAR.

    Aunque consiguieran desarmarnos construiríamos arcos, flechas, azagayas, lanzas, armas y útiles primitivos con los que seguir nuestro camino a través de nuestro instinto. Instinto atávico y primitivo, un latido que nos estremece las entrañas al escuchar la carrera de una res y un pulso que nos apremia a perseguirla y capturarla para conquistar con ella nuestra libertad.
    Jamás podrán acallar el aullido del lobo que llevamos dentro que sueña esperanzado poder descansar junto a la tierra en la que hemos cazado vivido, sangrado, sudado y caminado entre Luna y Sol.
    Ni detener el latido que cada jornada nos impulsa a levantarnos y avanzar hacía el monte porque nos aguarda deseoso para que ocupemos nuestro espacio en él.
    Por ello he decido llamar tu atención con la intención de acercar posturas y trabajar por el bien común de una forma coherente y racional. Compartimos la maravillosa palabra CONSERVACIONISTA cargada de enjundia y buenas intenciones, el problema es que únicamente con la intención no basta.
    Porqué son muchas más las razones que nos unen que las que nos separan. Si te decides no dejes de avisarme estoy seguro de que aprenderemos mucho caminado juntos por los montes y sería una lástima dejar pasar una oportunidad tan buena como esta.
    Mientras lo piensas yo iré haciendo una gran lumbre que termine engendrando las chispeantes brasas con que poder asar el solomillo del venado. Voy a dedicar la mañana a aviarlo porque no puedo permitirme el lujo de estropear ni un gramo de su aromática y nutritiva carne….

    24 marzo 2014 | 22:47

  4. Dice ser Menudo par de tontos el Juan y el Damian.

    Entrad en «jara y sedal facebook «o en»si a la caza todos unidos contra los anticaza facebook» y os reireis por como los ponen los cazadores.
    Estos se lo pensarán dos veces antes de atacarnos.

    24 marzo 2014 | 22:52

  5. Dice ser NATVERD

    El lobo para lo único que sirve es para exterminar al ganado, a nuestra fauna silvestre, acabar con la caza y ahuyentar al turismo ecológico y de aventura como sucedió en Alaska con el asesinato de Joel Kenton Carnegie que en vez de escuchar a los que le advertían del peligro del lobo escucho al lobby lobuno y fue devorado vivo por los lobos el 8/10/2005. La compensación que reciben los ganaderos (cuando la reciben) es muy inferior al daño que les ocasiona el lobo y no la pagan los ecologistas ni el Estado la pagamos todos contribuyentes. El lobo es sádico y maltratador, devora vivas a sus víctimas para someterlas a un horrible suplicio, no remata a sus víctimas dejándolas mal heridas para que sufran una lenta y dolorosa agonía hasta que la muerte las libere, mata por matar, mata por el placer de ver la sangre correr, es capaz de matar a todo un rebaño que no se puede comer por puro sadismo, ataca preferentemente a cachorros y a hembras en cinta para hacer el mayor daño posible El lobo tiene el mismo derecho a vivir que el bacilo de Koch, pero que viva en el organismo de los del lobby lobuno, no en el mío. ¿Por qué hemos de encarcelar al ganado en fortificadas prisiones por mastines guardadas? En vez de estabular al lobo en el zoo y exhibirlo en seguridad a los turistas. Las milongas del lobby lobuno y su férrea censura sobre algunos medios locales y marginales de comunicación, son impresentables, solo consiguen engañar a gentes faltas de información con sus montajes y producir más daño, el lobo mata al ganado con mastines o sin mastines, con establos o sin establos. Ver vídeos:
    https://www.youtube.com/watch?v=jzIFFAaY7wE
    https://www.youtube.com/watch?v=MSIBrBs56wg

    Los daños producidos por el lobo y el oso así como su erradicación, deben pagarlos los que los han introducido. Han estado criando lobos, para luego introducirlos e incluso han introducido osos eslovenos y lobos italianos. A parte de despilfarrar el dinero de nuestros impuestos, en indemnizaciones y mamandurrias para lobby lobuno, destruir nuestra fauna silvestre, el ganado, la caza y el turismo rural ecológico y de aventura. Esto es lo que aporta el lobo a España (ver vídeos):
    https://www.youtube.com/watch?v=Vd0i_NBs1j0
    https://www.youtube.com/watch?v=KhZUNR_oAv0

    24 marzo 2014 | 23:05

  6. Dice ser Anónimo

    Que pena que haya gente que no sea capaz de ver los efectos positivos de la caza sobre el medio ambiente
    (Proyectos de conservación de la fauna, impulso económico de las áreas rurales,cuidado de espacios naturales,…)

    24 marzo 2014 | 23:06

  7. Dice ser NATVERD

    Desde finales los 70 los osos y los lobos estuvieron erradicados en España. Introducir osos o lobos en una zona habitada es un acto criminal, se mire como se mire, es una agresión a la población, es GUERRA BIOLÓGICA, es TERRORISMO.
    El oso y el lobo exterminan al ganado y hasta a la Guardia Civil matan y no contentos con matarnos y exterminar nuestra fauna, el goloso oso se carga las colmenas para que las abejas no puedan polinizar las plantas y así cargarse también nuestra flora.
    Los daños producidos por el lobo y el oso así como su erradicación, deben pagarlos los que los han introducido. Han estado criando osos y lobos, para luego introducirlos, e incluso han introducido osos eslovenos y lobos italianos. Además de hacer frente a la responsabilidad patrimonial, debe de exigírseles su responsabilidad penal, como a cualquier terrorista.
    Ya es hora de que los que han introducido al oso y al lobo (que estaban erradicados) en España, paguen su crimen. Cualquier clase de TERRORISMO es repugnante, pero si es terrorismo de estado, mucho más.
    Las armas biológicas se utilizan para causar daño a las personas, así como para dañar a los animales y los alimentos que consumimos día a día, su finalidad es matar, incapacitar e impedir seriamente a un enemigo.
    El AGRO-TERRORISMO, es una forma de bioterrorismo que centra sus ataques en el ganado y en la producción agraria
    La ONU en su resolución 1373 (2001), declara explícitamente que todo acto de terrorismo constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales y que «los actos, métodos y prácticas terroristas son contrarios a los propósitos y principios de las Naciones Unidas». En la resolución también se exige a todos los Estados que tipifiquen como delito los actos de terrorismo, castiguen los actos de apoyo o preparación de delitos de terrorismo, tipifiquen como delito la financiación del terrorismo, DESPOLITICEN LOS DELITOS DE TERRORISMO, congelen los fondos de las personas que cometan, o intenten cometer, actos de terrorismo, e intensifiquen la cooperación internacional en materia penal.

    Mata la bala, pero el asesino es que la dispara, del mismo modo, matan el oso y el lobo, pero los asesinos son los que los han introducido, los que los defienden y los que financian el tinglado.

    Para saber lo que es el agro terrorismo hay que escuchar a los que lo sufren
    https://www.youtube.com/watch?v=jU6xfUdABZc

    24 marzo 2014 | 23:07

  8. Dice ser chapeau!!

    Un diez para el que ha escrito:» carta a un ecologista».

    24 marzo 2014 | 23:11

  9. Dice ser unoquepasaba

    Una mierda para los cazadores.
    A mas grande la escopeta mas grandes sus complejos.

    24 marzo 2014 | 23:21

  10. Dice ser bufff

    «Un diez para el que ha escrito:” carta a un ecologista”.»

    ¿es que alguien ha leído semejante …?

    24 marzo 2014 | 23:21

  11. Dice ser faq

    Los cazadores son asesinos de seres vivos. Así de simple

    24 marzo 2014 | 23:24

  12. Dice ser Anticaza

    Ya sé que no es lo mismo, que mola más contemplar con orgullo triunfal la agonía de un animal al que has matado con un arma de larguísimo alcance, o en una finca cerrada y acosando con perros asesinos como tu….pero, porque no tiráis al plato?….no mola, verdad???…..Pues eso…asesinos es lo que sois.

    «El de carta a un ecologista….ya te vale chato, te habrás quedado a gusto, no?..menuda brasa que no la ha leído ni tu familia»

    24 marzo 2014 | 23:28

  13. Dice ser Laura

    Si los cazadores no saben reírse de ellos mismos tienen un problema de soberbia!!

    24 marzo 2014 | 23:30

  14. Dice ser Juan

    Me quito el sombrero ante la carta para un ecologista.
    Los ecologistas deben leerla.
    PD.Julio el ecolojeta del quad, por favor leela.

    24 marzo 2014 | 23:34

  15. Dice ser cazador

    En jara y sedal facebook hay más de 800 opiniones de los cazadores contra estos dos memos.
    Una de ellas es la mía.

    24 marzo 2014 | 23:38

  16. Dice ser X.

    El postureo esta de moda, y faltar al respeto da audiencia.
    Nos consideran asesinos porque matamos conejos de monte y nos los comemos…quiza piensen que los conejos que ellos compran en el mercadona salen en la nevera como si fueran champiñones…o que el granjero los mata a besos! Jaja. De verdad, me parece lamentable tanta hipocresia.
    La vida que lleva ese conejo del mercadona encerrado en una jaula y atiborrado a porquerias hasta engordar insanamente, eso no les preocupa? Eso no es maltrato animal? Hipocresía, hipocresía y más hipocresía……
    En fin….

    24 marzo 2014 | 23:52

  17. Dice ser bras

    Pudiera ser la única excusa el hambre, para poder justificar la caza, pero todas las sandeces a las que hacen referencia los cazadores para poder argumentar sus atrocidades, no se lo creen ni los propios cazadores. Sinceramente, matar a sangre fria a cualquier animal, me parece una patología mental gravísima.

    25 marzo 2014 | 00:28

  18. Dice ser Subconsciencia bloguera

    ¿Y a quién coño le importa lo que hagan cuatro fracasados cuya virilidad depende de semejante memez? Veo a los productores de El Hormiguero preocupadísimos. Ya se plantean acabar con el programa y someterse a castración pública en Plaza Mayor.

    Lo mejor de todo es que esos cuatro fracasados no conseguirán nada. En un mes, el programa seguirá y sus estúpidas opiniones no habrán calado. Más claro, el agua.

    25 marzo 2014 | 00:44

  19. Dice ser No a la caza

    Convencer a los niños que la caza es una actividad, un deporte válido ya es de por si de mal gusto.

    25 marzo 2014 | 00:47

  20. Dice ser alberto

    Pues yo veo bien que la gente sepa cazar, creo que es algo que puede ser útil. Lo que no me gustaría que se hiciese solo por diversion. Creo que hoy en dia las personas y los nińos nos hemos alejado demasiado de la naturaleza. Comemos pollo y no tenemos ni dea ni de donde viene ni como se hace ni nada. Los niños comen huevos y no han visto una gallina en su vida. Y repito que igual que comemos un filete de carne comprado en el super, creo que no esta de mas, saber como se hace el proceso. Otra cosa es cazar elefantes rinocerontes etc etc, eso si que es una salvajada.

    25 marzo 2014 | 00:48

  21. Dice ser Autrigon

    Pero Cesar, otra vez. Tienes que hacerte mirar tu fijación por los cazadores. Parece que si no escribes mal sobre ellos en tu blog no te lee nadie.
    Teniendo en cuenta que presumes de pertenecer a la fundación Felix Rodriguez de la Fuente, deberías de medir mas tus palabras, pues Felix fue cazador hasta el ultimo día de su vida.
    Igual cuando puedas te acercas a Poza que como sabes desde Oña es un paseo, y que le lo expliquen allí. Y de paso a los que fueron sus compañeros de caza, amigos y vecinos les dices, que los cazadores son unos asesinos a ver que pasa, que ya sabes por Poza gastan mala uva.

    25 marzo 2014 | 00:51

  22. Dice ser No a la caza

    Me gusta la excusa que tienen algunos con eso de cazar animales y comerselos, oye que me parece estupendo, al fin y al cabo es casi igual si vas al mercadona a comprarte la barqueta de pollo o de conejo; pero en el libro la revista, exponen animales tales como el lobo que es una atrocidad. Cazar por gusto y cazar por «necesidad» son dos conceptos bastantes distintos

    25 marzo 2014 | 00:54

  23. Dice ser gc

    Matar por deporte, menudos valientes los cazadores. Bien es cierto que el único animal, que mata por diversión es el ser humano. Le hemos quitado al lobo y al oso su hábitat, le hemos quitado su comida, y todavía hay algunos cavernícolas que los acusan de atacar el ganado, ¿creéis que lo hacen por diversión? No, simplemente tienen HAMBRE, no como vosotros que SI LO HACÉIS POR GUSTO, vosotros matáis por gusto. Sois más animales que ellos. Animar a unos niños a matar por gusto no fomenta la violencia, los videojuegos si….. iros al monte y no volváis.

    25 marzo 2014 | 02:57

  24. Dice ser guillermo tell

    cazais animales pq sois unos cobardes….si os gusta pegar tiros iros a siria y veremos lo hombres que sois!

    25 marzo 2014 | 06:48

  25. Dice ser Toño

    Los nacis casi extinguieron a los judíos durante la segunda guerra mundial. Ahora se les deja reproducirse y hasta les han regalado un país como reserva natural. Eso también es GUERRA BIOLÓGICA y TERRORISMO

    25 marzo 2014 | 06:52

  26. Dice ser La madre de Bambi

    Conozco a cazadores, por desgracia, más de los que hubiera querido, que han matado lobos, zorros, leones, elefantes… Lo que sea. Y no lo hacen porque tengan hambre ellos o sus familia. Noooooo. Cazan porque les gusta matar. Ni más ni menos. Son gente penosa que no valen ni la milésima parte de los animales que asesinan. Ni más ni menos. Y encima tienen los santos bemoles de colgar las fotos en el Facebook, y ellos, con sus disfraces de Rambo de Carrefour, sentados encima del pobre animal o agarrándolo por los cuernos. ¿Es que no se dan cuenta de que son patéticos?

    Muy bien por el video de El Hormiguero. Los escopeteros se han visto reflejados y les molesta ver sus miserias. Pues ya saben lo que opina la mayoría de la sociedad de sus actividades asesinas. Ya está bien de tener que aguantar a esta banda (cada vez menos) sedienta de sangre de animales inocentes.

    25 marzo 2014 | 08:08

  27. Dice ser jose luis

    Somos cazadores recolectores es nuestro ADN ,eso no lo podemos cambiar…..

    25 marzo 2014 | 08:11

  28. Dice ser Forza Depor

    José Luis, no digas tonterías. En España somos casi 50 millones de personas y cazadores creo que no pasais de 1 millón. Por tanto, lo vuestro no es genético, es psiquiátrico.

    25 marzo 2014 | 08:30

  29. Dice ser Ramon

    Y si tanto os gusta la caza… ¿Porque no cazaros a vosotros?

    Tontos sobran en españa, y con vuestros propios argumentos,habria que evitar la sobrepoblacion, ¿no?

    25 marzo 2014 | 08:45

  30. Dice ser Yo no maté a la madre de bambi

    Por mucho que Julio el ecolojeta del quad se desdoble los cazadores nos seguiremos riendo de él y por supuesto seguiremos cazando y riendonos de los ecolojetas, animalistas y demás chusma que van al Mc Donals o al super a comprar lo que otros han cazado para ellos.
    Viva la caza!!! vivan los cazadores y las gentes rurales!!!!

    25 marzo 2014 | 08:46

  31. Dice ser Por cierto..

    Los cazadores sabemos que estos dos tontainas(Juan y Damián) se ponen moraos en el burguer casi todas las semanas.
    NO SE PUEDE SER MAS HIPOCRITA!!!!

    25 marzo 2014 | 08:49

  32. Dice ser ¿quereis echaros unas risas?

    Cazadores quereis echaros unas risas? entrad en «SI A LA CAZA.TODOS UNIDOS CONTRA LOS ANTICAZA FACEBOOK «o entrad en «JARA Y SEDAL FACEBOOK»
    y os reireis de lo que los cazadores les dicen a este par de payasos y al Motos.

    25 marzo 2014 | 08:55

  33. Dice ser cazador

    ¿a cuantos miles de km del campo vive esta gente? porque madre mía, no saben ni por donde les da el aire. Impresionante la nula idea que tienen de todo. Me imagino que estos serán de los que tampoco tienen olla express en su casa, porque ya no saben cocinar, ni coserse un botón… acabarán como los americanos, sin poderse alejar 2 km del asfalto porque les falta el aire y luego si les pones un conejo con pimientos “les da asco” o les parece que se están comiendo a bugs bunny. Seguro que si van al campo les molestarán los mosquitos y el olor a mierda. Vaya destalentaos, lo que no se es que hacen saliendo por la tele. Además el pelirrojo yo pensaba que había nacido en un pueblo, por la mancha o por ahí no?. Bueno, por eso se iría. Mi abuelo perdio una pierna en la guerra y se tuvo que ir a la ciudad porque ya no podía trabajar el campo y este se iría a Madrid por inútil supongo. Estos serán de los que aparecen por el pueblo a comer a las 12, la madrugada del pellejero, y van con sus gafas de sol y su cara como de resaca… en fin, cuanto daño ha hecho Walt Disney!!!

    25 marzo 2014 | 09:04

  34. Dice ser Qué más da

    Si cazas para comer, me parece perfecto.
    Si cazas por pasar una mañana de sábado aburrida, eres un desgraciado y un asesino.
    Se mire por donde se mire.
    Y el hacerse la foto con lo que acabas de matar? Es muy normal, sí.. pero el pollaboba de la carta dice que es digno porque no tiene la escopeta levantada….
    Va’ usté a la mierda caballero…

    25 marzo 2014 | 09:12

  35. Dice ser Vaya par

    de porreros……..si estos son el prototipo de los anticaza yo no quiero ser como ellos.

    25 marzo 2014 | 09:14

  36. Dice ser Aitor

    Si me dices que tu supervivencia depende de la caza y que para comer, por narices tienes que matar animales puedo entenderlo, hoy en dia no creo que sea necesario, pero bueno.

    Solo digo que el ser humano es el único que mata por placer…en que nos convierte eso?

    en asesinos, y me da igual que sea de otras personas o de animales, la palabra es asesino.

    25 marzo 2014 | 09:16

  37. Dice ser pablo cazador

    Yo cazo para comer.Prefiero mil veces comerme un jabalí, una becada, una perdiz o un conejo salvaje que han sido libres, que un ternero, un cerdo o un pollo hacinados en una nave y alimentados con hormonas y pienso.
    ¿algún tontaina asfaltico no ve la diferencia?

    25 marzo 2014 | 09:16

  38. Dice ser No soy cazador

    ¿De donde ha salido esa leyenda de que los que estamos en contra de la caza somos de ciudad? , ¿Es que se os ha atrofiado el cerebro leyendo Jarra y Pedal?, Para estar en contra de esa barbarie es indiferente ser de ciudad o de pueblo. Yo soy de aldea y puedo decir, con pleno conocimiento, que no conozco ni a un solo cazador que mate para comer. De hecho, exterminaron a todos los lobos de mi zona y, que yo sepa, los lobos no se comen. Participan en el campeonato de caza de zorro y, que yo sepa, los zorros no se comen. Tengo un compañero de trabajo que, de vez en cuando, va a cacerías «de pago» a ponerse las botas matando ciervos y demás. Dice que en la vida se ha llevado un ciervo para casa pero que le encanta cazar, es decir, matar. Pues a ver si dejamos las cosas claras, LOS CAZADORES SON GENTE QUE MATA PORQUE LE GUSTA, ¿OK?

    25 marzo 2014 | 09:29

  39. Dice ser Que más da

    Muy bien No soy cazador…. bien expresado.

    Alguien que obtiene placer matando tiene un nombre… suele llamarse psicópata.

    Qué más da lo que mate….

    25 marzo 2014 | 09:36

  40. Dice ser Bellafaz

    LLaman caza a disparar un rifle de mira telescopica a 200 mts.? Eso es un crimen de forma cobarde.
    Quien subvenciona a esta gente? Tambien pagamos los ciudadanos la fiesta de los ricos?
    Aqui solo hay dinero para lo que conmviene a los de la gomina.

    25 marzo 2014 | 09:41

  41. Dice ser Fopiani

    Desde el desconocimiento me gustaría lanzar una pregunta al aire.
    ¿Puede ser comparable la caza a la pesca?

    http://relatossincontrato.blogspot.com.es/

    25 marzo 2014 | 09:51

  42. Dice ser cross

    @Carta a un ecologista: no puedo pasar del tercer párrafo de semejante truño. Pero mi resumen es muy simple. ¿disfrutas matando a un animal? Según la descripción médica de psicópata, es la persona incapaz de sentir empatía hacia otro ser, lo que hace que disfrute con el sufrimiento del mismo, o que sea insensible al hacia el mismo.
    Pues hala, ya estás definido cuando practicas tu afición. Que te quede muy clarito: yo disfruto comiéndome una chuleta, no viendo cómo sufre el cerdo. No voy al matadero para correrme de placer viendo la agonía de un bicho. Es lo que separa mi moral de la tuya. Si no lo entiendes aún, te remito de nuevo a la descripción anterior. No es la dignidad del animal la que sufre (los animales no tienen dignidad, somos nosotros quienes la proyectamos sobre ellos), sino mi dignidad la que se ensucia disfrutando con el dolor y la muerte ajena.
    Esas bestias que tú cazas, te atacarían por miedo, para defenderse, o para alimentarse. Nunca por mera diversión. Así que ¿quién es la bestia, quién la alimaña?

    25 marzo 2014 | 09:58

  43. Dice ser Enrique

    Mejos lo vais asumiendo: siempre cazaremos, ninguna comunidad autónoma va a renunciar a la riqueza que le generamos con nuestro dinero, nuestras licencias y toda la riqueza que repercute en el medio rural
    Nos reimos de tontainas como vosotros jajajajajajajaja

    25 marzo 2014 | 10:10

  44. Dice ser jose luis

    PARA FORZA DEPOR : tu adn es de cazador recolector a no ser que no seas descendinete del homo sapiens , simplemente los cazadores no pueden reprimir su instinto primigenio de tiempos preteritos en los que cazaban para sobrevivir .la evolucion es lenta y dentro muchos eones tal vez los seres humanos no usaremos la violencia ni el odio filial e incluso no necisitaremos comer carne ……no soy cazador ni defiendo el sufrimiento innecesario de los animales solo expongo una realidad intangible .

    25 marzo 2014 | 10:22

  45. Dice ser No a la caza

    Enrique, ¿quien le iba a decir a los dueños de las plantaciones de algodón de América del Norte que un día se iba a acabar la esclavitud? Así que no tengas por seguro que siempre cazareis. Pero por lo de pronto, es importante que sepais que para gran parte de la sociedad española sois carne de psiquiátrico que disfruta derramando sangre de animales inocentes. Esto ya es muy importante, que lo sepais. Lo otro vendrá poco a poco, no tengas duda.

    25 marzo 2014 | 10:23

  46. Dice ser enrique

    Para otra importante parte de la sociedad vosotros sois sectarios, intolerantes, fanáticos, prohibicionistas, talibanes, fundamentalistas,….. ¿sigo?
    PD. Lo que piense un fanatico sectario nos da risa jajajajajaja
    SIEMPRE CAZAREMOS JAJAJAJAJAJA

    25 marzo 2014 | 10:27

  47. Dice ser JAJAJAJAJA

    Ningun país serio renuncia a la caza pues saben que la caza es indispensable hoy en día.
    Mejor id asumiendolo.
    SIEMPRE CAZAREMOS!!!!

    25 marzo 2014 | 10:29

  48. Dice ser mar

    bueno. supongo que esta gente no come ni carne ni pescado… le haran ascos a un chuleton o a un buen atun………..es lo mismo comerse una liebre o conejo matado con escopeta que una vaca matada con lo que sea que la maten… asi que dejemos la hipocresia a un lado. pensemos que lo que nos dicen estos pelagatos no tiene base ninguna. hablan por hablar. no tienen ni idea. siguen un guion de ciertos personajillos de la politica. un saludo a pablo motos y a sus comilonas de carne y pescado… imbeciles cerebros de mosquito.

    25 marzo 2014 | 10:31

  49. Dice ser Antognito

    Lo más gracioso de todo es que los cazadores se llaman a sí mismo ecológicos. Ecología no es dejar el campo hecho unos zorros con los 4×4. Ecología no es tener a un perro encerrado en un cuchitril y sacarlo cada quince días para que le eche un cabo en la captura de las piezas. Ecología no es ahorcar a ese perro (pegarle un certero disparo para evitar su sufrimiento es demasiado caro) cuando ya no cumple «como debiera». Ecológico no es incendiar tres mil hectáreas, como pasó hace dos veranos en mi pueblo, por hacer una chasca nocturna.

    Y la supuesta labor benéfica de los cazadores no es tampoco tanta y el hecho de que existan vedas así lo demuestra. Si no fuera por esta cortapisa, se lanzarían a pegar tiros a todo bicho viviente, sin importarles si es época de apareamiento o amamantado. Cuando un cazador ve a través de su mira telescópica a un cervatillo o un jabato no dispara por un sentimiento ecológico, sino que sabe que matar a las crías reduce las posibilidades de reproducción. Matar a un viejo venado que ya no «sirve» para nada no es tampoco una labor tan encomiable, si no se hubieran cargado a los lobos o a los osos, estos harían el trabajo, así es la naturaleza.

    De todos modos, daos cuenta de vuestro patetismo: sacáis un libro ridículo porque ni vuestros propios hijos quieren seguir con esta bárbara actitud.

    25 marzo 2014 | 10:33

  50. Dice ser venator

    Todos los anticaza se atiborran en el burguer, compran pollos y cerdo que han tenido una vida tan mísera que da ganas de llorar.Por lo menos un conejo de monte, una perdiz o una jabalí han sido felices toda su vida.
    VALIENTES HIPOCRITAS ESTAIS HECHOS!!
    Por eso nos reimos de tontainas anticaza jajajajajaja

    25 marzo 2014 | 10:40

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