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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Isidro de Atapuerca vence al Oso Yogui

Escultura Oso

Quienes se acerquen este verano por el Museo de la Evolución de Burgos se van a encontrar con una agradable sorpresa: la Sima de los Osos. Se trata de una nueva exposición temporal que podrá verse de forma gratuita hasta finales de año. En ella se exhibe un cráneo de oso de más de 400.000 años, una magnífica escultura de un individuo adulto de la misma especie y un audiovisual de Javier Trueba sobre el proceso de excavación y el trabajo de laboratorio de limpieza y estabilización de los fósiles.

El cráneo no es un cráneo cualquiera. Se trata de Isidro, el mejor de los más de 300 ejemplares de Ursus deningeri, un antepasado del actual oso pardo (Ursus arctos) acumulados hace unos 400.000 años en ese asombroso cementerio natural de animales y homínidos que es la Sima de los Huesos.

Y la escultura tampoco es una más. Es Isidro, pero con piel y músculos. Un ejemplar de casi 2 metros de altura, erguido sobre sus patas traseras, de gran fuerza plástica, recreado por Sonia Cabello, profesora de escultura en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y que ha sido concebida con un impecable rigor científico a partir del  asesoramiento de las doctoras en Paleontología Nuria García y Elena Santos. Lee el resto de la entrada »

Las aves viajeras se van con el otoño pero podemos seguir espiándolas desde casa

No lo vas a notar, pero según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional mañana sábado 22 de septiembre, exactamente a las 16:49 horas, llega el otoño. No será el día 21, como nos enseñaron en el colegio, por culpa de la poco ajustable órbita de la Tierra alrededor del Sol con nuestro calendario gregoriano. De hecho, a lo largo del siglo XXI el otoño se iniciará en los días 22 y 23 de septiembre, pero nunca el 21.

Sea como fuere, tenemos por delante 89 días y 20 horas de melancólica estación hasta que el 21 de diciembre (esta vez sí) nos llegue el invierno. Tiempo de hojas marchitas y tardes doradas cuando, como dijo Juan Ramón Jiménez,

“en una decadencia de hermosura

la vida se desnuda”.

Es tiempo también de grandes cambios en la naturaleza. De berreas de ciervos encelados y de viajes imposibles de las aves estivales hacia África.

Hasta hace poco, la migración de los pájaros era un misterio. ¿Dónde se iban las golondrinas finalizado el verano? Aseguraba Aristóteles que se escondían en agujeros y allí hibernaban. Otros las imaginaban enterradas durante meses en el barro. El anatómico inglés John Hunter trató de demostrarlo empíricamente en el siglo XVIII: capturó un grupo de golondrinas, esperó al otoño y las sumergió bajo el lodo. Llegada la primavera, y tras comprobar que todas habían muerto, comenzó a dudar.

Más prudente, su contemporáneo el naturalista alemán Johann Leonhard Frisch ató cintas de colores a las patas de las avecillas y las soltó. Cuando meses después todas ellas regresaron con la primavera, dedujo que no habían estado enterradas pues las cintas se veían limpias.

Hoy tenemos una tecnología maravillosa que nos permite saber con exactitud a dónde van las aves. Y gracias al proyecto migraciondeaves.org de SEO/BirdLife y al apoyo de los satélites, podemos seguir sus movimientos desde el ordenador día a día.

Así sabemos que Picoto, un halcón abejero (Pernis apivorus) marcado en el cacereño Valle del Jerte, devora ahora insectos en Liberia. O que una carraca europea (Coracias garrulus) de Villamanta (Madrid) campea en estos momentos por el sur de Níger con la misma confianza que hace poco lo hacía por la cuenca del río Alberche.

Aunque millones de ellas no llegan. Como la pequeña buscarla pintoja (Locustella naevia) que esta semana se estrelló contra los cristales del Museo de la Evolución Humana de Burgos. Otra víctima inocente más de nuestros modernos edificios transparentes inútilmente iluminados toda la noche. Pero así es la naturaleza y el hombre. Es el otoño. Es la vida.

Foto: Técnicos de SEO/BirdLife instalan en Madrid un emisor GPS a una carraca, Ave del Año 2012, que ahora pasa el otoño en Níger (África centro occidental) tras recorrer más de 3.200 kilómetros y atravesar seis países en apenas un mes. Guillermo Prudencio/EFE

Mapa: Pantallazo del viaje de la carraca anillada en el sur de Madrid, según el mapa ofrecido por el proyecto migraciondeaves.org de SEO/BirdLife.

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