La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Archivo de agosto, 2013

A la playa no se va a hacer el indio

Playa

Mira la foto. Es lo que parece. Un gran tipi indio en patchwork instalado junto al mar en improvisado campamento ilegal veraniego. Me lo acabo de encontrar esta mañana en un sitio muy especial. Un lugar paradisíaco de la isla de Fuerteventura propuesto para ser declarado el primer Parque Nacional de Zonas Áridas de España. Las rocas de estos acantilados son impresionantes libros de geología donde leer la volcánica historia de Canarias. El pequeño barranco tiene agua dulce, un tesoro en la isla desértica. Da cobijo a una flora y una fauna única. También a una de las playas más hermosas del mundo. Es un lugar salvaje, atlántico, impresionante. Donde como es lógico está prohibido acampar.

Empiezo a estar harto de esa gente a la que se le cruza el cable de lo natural y, con una supuesta vocación de volver a los orígenes, se salta a la torera las normativas legales más elementales. Yo a esto lo llamo hacer el indio, que como explica el Diccionario de la Real Academia Española, significa «Hacer algo desacertado y perjudicial para quien lo hace«. Algunos, con sus étnicas casetas en terreno protegido, me lo confirman.

Otros hacen templos y hasta supuestas bases de aterrizaje de ovnis en lo alto de las montañas, ajenos a que esas piedras pueden pertenecer a un yacimiento arqueológico. O se meten en cuevas para escuchar música new age a todo volumen.

Por supuesto que cada uno es libre de creer en lo que quiera y de divertirse con lo que más le guste, pero por favor, con un poquito de cabeza. No es necesario hacer el indio para disfrutar de la naturaleza. Paseamos, acampamos en zonas autorizadas y, cuando volvemos a casa, nos llevamos toda la basura. Ya conocéis el viejo consejo montañero:

Dejar sólo las huellas. Llevarnos sólo el recuerdo.

No soy el único que piensa así. Seguro que tú también te has encontrado en el campo artefactos y gentes de lo más extraño. ¿Nos lo cuentas?

Y aunque sólo sea para que te hagas una idea de a qué me refiero cuando digo que el tipi estaba en una playa maravillosa, aquí te dejo una foto de hoy mismo. Me perdonarás que no dé su nombre.

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El camino más corto entre dos puntos no siempre es la línea recta

Cigueña

Lo siento por Aristóteles, pero el camino más corto entre dos puntos no es siempre la línea recta. En la montaña, como me enseñaron en los Pirineos, el camino más corto siempre es la pista forestal. Y para las cigüeñas el camino más corto entre España y sus cuarteles de invierno en el África subsahariana tampoco es la línea recta.

El seguimiento por GPS de 40 cigüeñas blancas está evidenciando la importante y creciente dependencia que estas populares aves tienen de los vertederos como fuente de alimentación predecible, hasta el punto de condicionar claramente sus rutas migratorias, según ha informado SEO/BirdLife.

Una de ellas, marcada en Barrundia (Álava) está ahora mismo en Marruecos, al sur de Marrakech. Lo curioso es que, en lugar de volar en línea recta hacia el sur, en su viaje se desvió antes hacia Rivas-Vaciamadrid. El motivo es que allí se encuentra el gran basurero de Madrid. Un lugar lleno de peligros y venenos, pero también repleto de comida fácil; perfecto para reponer fuerzas al comienzo de la larga migración.

Igual lo hizo otra cigüeña marcada en Álava, llamada Felicia, que voló directamente desde el País Vasco hasta el macrobasurero madrileño. Allí, en algunas épocas pueden pasar hasta 10.000 ejemplares de cigüeña blanca.

Como explica Juan Carlos del Moral, responsable del área de Seguimiento de Especies de SEO/BirdLife, el principal motor que mueve a las cigüeñas a cambiar de territorio no es la llegada del frío. Es la disponibilidad de alimento, más abundante al sur en la época invernal. «Pero con la aparición de los vertederos las aves han encontrado un recurso seguro y han modificado sus hábitos”.

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Más información:

Sigue en directo la migración de las cigüeñas que ya vuelan al sur

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Una cibercampaña trata de salvar las praderas marinas de Ibiza y Formentera

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Joan Torres, un capitán de la marina mercante de Formentera, ha iniciado una campaña online para salvar las praderas de posidonia del archipiélago balear. Auténticos «bosques submarinos«, impresionantes reductos de biodiversidad, están declarados nada menos que Patrimonio de la Humanidad.

Pero ésta es otra más de esas declaraciones grandilocuentes en mojado papel oficial. En realidad están más amenazadas que nunca. La culpa la tiene una actividad aparentemente inocua: el fondeo de yates de recreo. No lo vemos, pero las anclas se arrastran sobre el fondo arenoso convirtiéndose en terribles arados o, más propiamente, bulldozer, que dejan el entorno como un páramo desolado.

Y la posidonia no es una vulgar planta acuática. Endémica del Mediterráneo, en mayo de 2006 se halló un ejemplar de 8 kilómetros de largo, convirtiéndose en el ser vivo conocido más grande de la Tierra. Teniendo en cuenta que esta especie crece a un ritmo de dos centímetros por año, su edad se ha estimado en 100.000 años.

La petición fue iniciada en la plataforma Change.org y va acompañada de un vídeo explicativo realizado recientemente por el fotógrafo Nathan Dappen.

Según explica el capitán Joan en su texto justificativo de la petición,

“La calidad de la biodiversidad, la transparencia de las aguas, el equilibrio de la línea de costa y el mantenimiento de la principal fuente de ingresos de Formentera e Ibiza (el turismo) dependen en gran parte de la conservación de las praderas de posidonia”.

Y añade:

“Las praderas de posidonia están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Durante muchos años, el desconocimiento sobre la importancia de la posidonia imposibilitó desarrollar políticas activas de conservación; pero el actual conocimiento científico sobre su papel clave en el mantenimiento del ecosistema de las islas, y la certeza de cómo el cambio climático y la absoluta ineficacia de las medidas de protección adoptadas restringidas a reducidas zonas -permitiendo el fondeo de toda clase de embarcaciones, masivo en ocasiones, sobre extensas zonas de posidonia en base a determinados intereses- está terminando aceleradamente con un bien común irremplazable”.

Por todo ello, Joan reclama una serie de sensatas medidas que permitan salvar las praderas de posidonia de las Islas Baleares:

  • La situación e identificación de la posidonia en las cartas náuticas.
  • La prohibición de fondeo sobre fondos de posidonia en las cartas náuticas y derroteros.
  • La prohibición de pesca de arrastre sobre fondos de posidonia en las cartas náuticas.
  • Cumplimiento de la normativa MARPOL 73/78 en zonas de praderas de posidonia.
  • Prohibición de vertidos contaminantes procedentes de instalaciones de tierra sobre praderas de posidonia (depuradoras, industriales) al igual que materiales procedentes de dragado de fondos.
  • Vigilancia y control efectivo de las todas las medidas descritas.

El destinatario de la petición, la Conselleria d’Agricultura, Medi Ambient i Territori del Gobierno Balear, recibe periódicamente un correo electrónico informando de las nuevas firmas de apoyo que consigue la campaña. Ya llevan recogidas 10.800 firmas, una de ellas la mía. ¿Nos echas una mano? Aquí tienes el enlace: Protección real para las praderas de posidonia.

Posidonia (Spanish subtitles) from Day’s Edge Productions on Vimeo.

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Un tejón ayuda a descubrir un tesoro medieval

Tejón

Un tejón (Meles meles), un mustélido de tamaño medio de sigilosas costumbres nocturnas, ha permitido a los arqueólogos descubrir cerca de Berlín dos tumbas medievales que escondían una gran cantidad de espadas y antiguas joyas. La información ha sido difundida estos días por Spiegel On Line International y resulta de lo más curiosa.

Dos arqueólogos aficionados alemanes, Lars Wilhelm y Hendrikje Ring, paseaban el pasado otoño por el campo de su granja en el pueblo de Stolpe, en Brandemburgo, a unos 75 kilómetros de Berlín, cuando vieron el hueso de una pelvis asomando a la entrada de una madriguera de tejón.

Con muy buen criterio, enseguida sospecharon que los restos pertenecían a un ser humano. Y en contra de lo que habría hecho la mayoría, sacar una pala y ponerse a excavar, hombres curiosos decidieron hacer fotos del interior de la tejonera con una cámara especial. Así descubrieron que los animales habían encontrado un tesoro oculto.

Ante tan importante hallazgo los aficionados no se lo pensaron dos veces y avisaron a los arqueólogos profesionales del Departamento de Protección de los Monumentos de Brandemburgo, quienes iniciaron la investigación científica del lugar.

Los expertos han determinado que los esqueletos y los valiosos objetos enterrados junto a ellos se corresponden con dos poco frecuentes enterramientos de principios del siglo XII pertenecientes a guerreros de la nobleza eslava.

El mes pasado, Lars Wilhelm, descubridor del hueso en su granja, recibió un premio como agradecimiento por los servicios prestados a la arqueología en Brandenburgo. Pero ¿qué pasó con el tejón? Cabe suponer que tales trabajos arqueológicos provocaron su desahucio. Sin embargo, y como premio de consolación, el Departamento de Protección de los Monumentos de Brandemburgo le ha nombrado socio de honor.

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¿Sabes cuál es el vertebrado más amenazado de España?

Alcaudon

El alcaudón chico (Lanius minor) es la especie animal más amenazada de España. Queda una única pareja nidificante. Y no vive en un desconocido espacio natural. Su último reducto son los campos de cultivo cercanos a la ciudad de Lleida, en Cataluña.

Gracias al siempre bien documentado blog de Ricard Guitérrez Birds in Spain me entero de su terrible situación. De las dos parejas localizadas este año, sólo una ha logrado sacar pollos adelante, cinco pollitos en total, los únicos nacidos en libertad en España. Es poco, pues hace 30 años criaban 40 parejas en la zona, pero mucho si se piensa que hacía dos años que la especie ya no criaba en nuestro país.

Un programa de reintroducción trata de evitar lo que parece inevitable, su extinción en toda la Península Ibérica. Actualmente hay 20 parejas en cautividad de las que han nacido este año 40 pollos. De ellos, 28 se han liberado en la finca de Torre-Ribera (Lleida), muy cerca de donde viven las aves salvajes, y el resto seguirán en jaulas para garantizar la pervivencia de la especie. De hecho, la hoy única pareja nidificante está formada por un macho salvaje y una hembra procedente del programa de recuperación que ya ha ido y vuelto dos veces al África subsahariana.

En este proyecto participa una asociación de nombre ‘Trenca’ (alcaudón chico en catalán), que gracias al trabajo entusiasta de un grupo de voluntarios controla diariamente las aves liberadas para conocer sus movimientos.

La peculiaridad de los alcaudones chicos ibéricos es que realizan una de las migraciones más largas de todas las aves europeas, pues en otoño se desplazan primero hacia el este y cruzan el Mediterráneo por Oriente Próximo, en lugar del más cercano estrecho de Gibraltar. Un largo camino lleno de obstáculos… y de peligros. Si a ello le añadimos la pérdida de hábitat y los efectos de pesticidas en el campo, se entiende su desaparición.

Por suerte ésta no es una especie globalmente amenazada, pues cría en otros muchos países de Europa y su población mundial se estima entre 2.510.000 – 9.000.000 de individuos. Pero su desaparición como nidificante en España sería una terrible mala noticia. La señal del mal camino por el que vamos.

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Las dos últimas primaveras «locas» dejan el campo con menos pájaros

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El tiempo está loco. Tanto como para acabar convenciendo a los más incrédulos de que eso del cambio climático al final va a ser cierto. Las dos últimas primaveras han sido un fiel reflejo de una inusual tendencia meteorológica que cada año parece más arbitraria.

Según AEMET, mayo, junio y julio de 2012 fueron meses más secos y cálidos de lo normal. Con temperaturas medias superiores en 2ºC con respecto a otros años y valores de precipitación media inferiores al 50%.  2013 ha sido justo al contrario, esos mismos meses resultaron mucho más fríos y húmedos de lo habitual, con la temperatura media en junio más baja desde 1997.

Sin embargo el verano, en contra de aquellos que pronosticaron que tal estación no existiría en 2013, y como acertadamente anunció mi compañero bloguero Emilio Rey, está siendo tan cálido y seco como siempre se le supuso al periodo estival.

Víctimas inocentes de las estaciones extremas, las aves también se comportan como excelentes bioindicadores de los altibajos climáticos. Para su desgracia, y según los resultados del programa Paser de seguimiento de aves de SEO/BirdLife, la productividad de aves comunes de 2012 y 2013 ha sido especialmente baja.

Entre las especies afectadas se encuentran nuestros pájaros más urbanos como el jilguero, el verdecillo, el verderón, el pinzón, el mirlo y el petirrojo. También las cigüeñas. En todos los casos han volado menos pollos por pareja de lo habitual.

Es la ley de naturaleza, es verdad, pero apena saber que los fríos y lluvias de la primavera han malogrado decenas de miles de puestas de esas avecillas que tanto nos gusta ver y escuchar cuando salimos al campo o paseamos por los parques y jardines. Y da todavía mucha más pena saber que la culpa en el fondo es de todos nosotros. Y de ese cambio climático provocado por la especie humana que amenaza con cambiarnos a todos, pero a peor.

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Resuelto el misterio de las palmeras gigantes

Antena falsa

Ayer me llevé una sorpresa morrocotuda. Estoy de viaje por Marruecos y me acerqué a ver aves a la desembocadura del histórico río Muluya, muy cerca de la frontera con Argelia. Se trata de una importantísima zona húmeda, amenazada por el avance de un desarrollo turístico desordenado, que tiene en la cercana localidad de Saïdia su principal centro neurálgico. La mayoría de los hoteles de allí son de capital español, así que sabemos muy bien de lo que hablamos cuando decimos «desarrollo turístico desordenado».

El caso es que desde lejos, y muy cerca de los hoteles, descubrí una palmera gigantesca. La más grande que nunca había visto. Buscador de árboles singulares, me acerqué a contemplar el portento, aunque cuanto más me aproximaba más extraño me parecía. Al final descubrí su secreto. No era un árbol monumental. Era una antena de telefonía móvil camuflada de palmera. Toda ella metal pintado. Unos kilómetros más allá se levantaba otro engendro parecido.

La explicación a tal derroche de camuflaje lo tiene nuestro miedo (real o condicionado) a las radiaciones de este tipo de instalaciones. Nadie quiere estar en un hotel en cuyos tejados se levanten las polémicas antenas, pero nadie tampoco quiere un hotel donde no haya cobertura telefónica. ¿Resultado? Las compañías telefónicas han decidido engañarnos disfrazando sus antenas de todas las formas posibles. Incluso hay colectivos vecinales reconvertidos en cazadores de antenas. Las he visto ya trucadas como chimeneas e incluso como pirámides. Hasta en China me encontré una también con forma de árbol, una supuesta araucaria de 50 metros. Todo con tal de que no sepamos que tenemos alguna de ellas sobre nuestras cabezas.

Así que ya lo sabes. Si te encuentras un árbol gigantesco, antes de admirarlo acércate a él y dale unos golpecitos en el tronco. Quizá te lleves una sorpresa.

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Escuelas de pastores, una profesión con futuro

Pastor

Hubo un tiempo, lejano, en el que los nobles querían ser pastores. Recitaban románticas églogas y se vestían como tales en un bucólico intento por acercarse a lo más amoroso de la naturaleza, el idilio. Luego llegaron hembras poderosas, como La Serrana de la Vera, y se torció el asunto. Al final los pastores quedaron sumidos en el último eslabón laboral, a pesar de que su trabajo era fundamental para garantizar la subsistencia de todo un pueblo. Quien no valía para otra cosa, o no tenía tierras, terminaba de pastor.

Todo ha cambiado. A peor. La ganadería agoniza y, a pesar de que seguimos necesitando pastores para apacentar nuestros rebaños, prácticamente nadie quiere hacer este trabajo. O no sabe hacerlo. Una necesidad tan acuciante que ha obligado a desarrollar escuelas de pastores.

Ofertando un futuro mejor para los jóvenes en el medio rural, las hay ya en Picos de Europa, Andalucía, Cataluña o Arantzazu (Guipúzcoa). Y no son cursos fáciles, pues para un hombre o mujer de ciudad, acceder a los mínimos conocimientos y saberes ganaderos para mejorar la rentabilidad de una explotación obliga a un elevado esfuerzo.

En realidad nuestros ganaderos en extensivo del siglo XXI son pastores de biodiversidad. Ya lo eran antes, pero no lo sabíamos. Su sabio manejo de pastos y montes favorece el desarrollo de muchas especies animales y vegetales amenazadas. Los dientes del ganado actúan como inmejorables cortafuegos, manteniendo un paisaje agroforestal que gracias a ellos ha permanecido casi invariable a lo largo de miles de años. El estiércol fertiliza el suelo y da vida a insectos y aves. Involuntariamente, sus reses garantizan la supervivencia de lobos, osos, buitres y quebrantahuesos. Y todo ello produciendo una carne, leche y quesos de calidad excepcional.

Son tiempos difíciles, es verdad. Pero a estos jóvenes que ahora se enfrentan a la aventura de ser pastores es difícil que les falte trabajo. Y su visión moderna de la profesión seguro que les permite dignificar una profesión que nunca deberíamos haber arrinconado. Nos va en ello la supervivencia.

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