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Cómo el ataque a los derechos LGBT+ dañará la salud pública

Fernando Alvaro. Periodista Independiente

 

La votación del nuevo proyecto de ley del partido Fidesz, prevista para el 15 de junio en el parlamento húngaro, pone en peligro la salud pública y el futuro de jóvenes húngaros. Disfrazada de legislación que «protege a los menores», esta ley en realidad prohibirá cualquier discusión sobre la identidad de género y la orientación sexual, haciendo ilegal cualquier contenido que «promueva» o «retrata» la diversidad u orientación de género, y que pueda tener consecuencias catastróficas en diversas áreas de la sociedad.

Protegiendo a los jóvenes … ¿o propaganda?

Si, como lo representa esta nueva encuesta, Budapest es la ciudad que se siente más europea de todas en el viejo continente, esta ley es un golpe bajo para los ciudadanos y sus voluntades. El martes 15 de junio de 2021, el partido de gobierno de Orban, Fidesz, propondrá una nueva ley «anti pedofilia». Este proyecto de ley, sin embargo, además de censurar los productos pornográficos para menores, también quiere censurar cualquier situación y producto que «promueva la sexualidad para sus propios fines, promueva el cambio de género o promueva la homosexualidad hacia los menores».

“El proyecto de ley contra la pedofilia introduce sanciones contra los profesionales e instituciones que lo violen, amenazando la libertad del derecho a la educación y el derecho a la salud. Además, es muy probable que esta ley contribuya a la violencia y otras formas de acoso de los jóvenes en la comunidad LGBT, en contra de los derechos y libertades que toda persona debería tener «. escribe Human Rights Watch.

No es la primera vez que el gobierno de Orban ataca a una minoría: solo el año pasado, Dòra Dúró, vicepresidenta del movimiento ultraderechista húngaro «Our Homeland», rompió públicamente algunas páginas de un libro infantil llamado «Wonderland is for Everyone ”, en el que las historias tradicionales húngaras se reescriben para incluir a personas de las comunidades romaní y LGBT+, calificándola de“ propaganda homosexual ”. El gobierno húngaro ordenó entonces que se imprimiera un descargo de responsabilidad al principio del libro, que dice: «comportamiento inconsistente con los géneros tradicionales de juegos de rol».

Una pregunta europea

En 2018, el Parlamento Europeo decidió tomar medidas contra las autoridades húngaras y polacas, votando por mayoría para sancionar a los dos gobiernos por presuntas violaciones de los valores fundamentales de la Unión Europea, incluida la discriminación contra minorías y migrantes. Ambos gobiernos insisten en que no han violado los valores de la Unión Europea, pero ante leyes como la que próximamente se votará en el parlamento húngaro, es difícil creer en sus afirmaciones.

En Polonia, el ministro de Educación, Przemyslaw Czarnek, famoso por sus comentarios misóginos y homofóbicos (como definir a las personas LGBT+ como «personas no normales» y mujeres «llamadas por Dios» para procrear y pensar primero en la familia, luego en la carrera), es implementar un cambio completo en el sistema educativo polaco.

Recientemente, ha promulgado una legislación en la que el director decidirá si las organizaciones externas en las escuelas son apropiadas, a pesar de los deseos de los padres de los alumnos. Legislación que recuerda el papel que tuvo la política en los gobiernos de régimen, en el que el gobierno dictaba cómo educar a los jóvenes, a través de la propaganda en las escuelas y escondiéndose detrás de excusas como la religión y los roles «tradicionales».

La historia de Kyler Prescott

Un claro ejemplo de cómo esta ley dañará a la comunidad LGBT+ húngara, especialmente a los más jóvenes, es el del estadounidense Kyler Prescott, de catorce años.

Kyler fue constantemente intimidado por sus compañeros porque recientemente había “declarado” como transgénero, por lo que su madre decidió acompañarlo al hospital con la esperanza de que pudieran ayudarlo con sus tendencias de autolesión y pensamientos de suicidio que sufría.

El personal del hospital, sin embargo, se refirió a Kyler con su género de nacimiento, el femenino, y no con el que se identificó, es decir, el masculino. Además, fue dado de alta del hospital antes de lo esperado, sin haber recibido el tratamiento adecuado. Trágicamente, Kyler se quitó la vida unos meses después.

Una ventana al futuro de Hungría: Rusia

Si la muerte de Kyler no fuera suficiente, lo que sucede en Rusia podría ser una ventana para ver el impacto que tiene tal regla en la sociedad, y que podría depender de los jóvenes húngaros si se aprueba.

En 2013 el gobierno ruso introdujo la «ley anti-gay»: la ley es particularmente similar a la que será votada por el parlamento húngaro, siempre con la excusa de «proteger» a los menores, el gobierno ruso ha decidido que este último no pueden exponerse a la homosexualidad, para no convertirla en la «norma». Como se informa en el informe de Human Rights Watch, esta ley no ha hecho más que aislar aún más a los jóvenes de la comunidad LGBT+ de la sociedad, tal como lo hizo Kyler.

Al igual que la ley propuesta por el partido de Orban, el gobierno ruso tiene derecho a sancionar a quienes propongan «propaganda de relaciones no tradicionales»: debido a estas multas, el gobierno ha censurado sitios web, grupos en línea que ofrecen apoyo psicológico y asesoramiento a menores de la comunidad LGBT+ y clínicas de asesoramiento psicológico.

Si el gobierno de Viktor Orban está tan obsesionado con proteger a las familias y los jóvenes, siguiendo los valores de la «libertad cristiana», ¿por qué no protege a sus propios ciudadanos de la discriminación? Un joven húngaro, de cualquier género u orientación sexual, siempre seguirá siendo un joven húngaro.

 

 

Fernando Alvaro. Periodista Independiente

fernandoalvar2110@gmail.com

 

«Touchy #gay #propaganda» by Volgar is licensed under CC BY-SA 2.0

Vidas contagiosas, aulas limpias

Rodrigo García Marina (@rodrigogmarina)

 

A efectos prácticos, si algo podemos ver con claridad tras las decisiones políticas del gobierno de extrema derecha húngaro son algunas de las debilidades de los argumentos que, en el pasado, empleamos para defender a nuestra comunidad LGTB. Hace unos meses, cuando las personas trans ponían el cuerpo en los espacios virtuales y políticos para la aprobación de la Ley de autodeterminación de género, fue común volver a una noción ingenua del derecho. Se consideraba que la razón última para la aprobación de esta misma ley era un sustrato inherente a ese cajón del desastre denominado “Derechos Humanos”, el cual pareciera contener una serie de derechos naturales obviando que la historia de la justicia es justo una historia de la lucha por alcanzarla e incluso, si decidimos ir más allá, un constante ciclo de su paulatina ganancia-pérdida. Sin dar por válida la consecución argumentativa de los multiculturalistas políticos, cabe aceptar una de sus contraargumentaciones: estos “Derechos Humanos” son un tipo de derechos que solo se exigen fuera de la comunidad occidental. Lo cual, más allá de las buenas intenciones, indica que, si las personas trans son personas, todavía queda alguien-algo en el límite que coteja lo humano y transita el plano de la monstruosidad.

Hannah Arendt en “Los orígenes del totalitarismo” nos explica que, a lo largo del siglo XX, pese a existir una noción común de ser humano, los Estados consintieron que distintos grupos sociales, étnicos, sexuales quedaran fuera de la jurisdicción. “Quedar fuera” de la regulación jurídica es ante todo estar al margen de la norma en un sentido menos obvio de lo que quizá esta frase pretende. Pues quien queda fuera, no solo está excluido por una vía negativa del disfrute de una serie de garantías que lo convierten en sujeto jurídico, sino que se expone a la vulnerabilidad de la imposibilidad real del afuera. Por eso, el margen no es un margen como tal, sino una posición política de subordinación totalizante produciendo, como señala Butler, que estas personas no solo vivan ausentes de derecho, sino que la ley misma les conduce a problemas. Por ejemplo, cuando un policía interpela constantemente a una persona racializada en la búsqueda de “los papeles”. En definitiva, en la búsqueda del afuera con el que cualquier entidad jurídica puede oponerse a quien no queda bajo la regulación positiva de la ley.

La cuestión es más capciosa de lo que cualquiera primeramente pudiera llegar a imaginar. Cabe preguntarse qué se prohíbe realmente cuando se prohíbe hablar sobre cuestiones LGTB en un aula y por qué en un aula y no, por ejemplo, en la parada de autobús, el supermercado o el hospital. Lejos de lo que las campañas de desprestigio han querido vender tanto en Hungría como en España con el auge de la ultraderecha, la promoción de diversidad sexual en las escuelas son proyectos didácticos cuyos objetivos quedan difícilmente definidos en el momento en el que es complejo calibrar para quiénes sirve. En el plano de lo político ocurre que la aprobación de medidas para particulares afecta al cómputo total del grupo. Pongamos un ejemplo: si se adecúa el espacio para que personas con diversidad funcional puedan acceder más fácilmente al aparcamiento, la virtud política no se ejecuta exclusivamente sobre las personas que por sus capacidades físicas tienen una mayor dificultad para operar en carretera. También transforma la totalidad de la sociedad, haciendo entender que determinados sujetos requieren de determinados servicios de los que otros quedamos exentos. Por ello, la educación en diversidad sexual puede serle de utilidad a aquel menor LGTB que se encuentra habitualmente en una situación de exclusión escolar para entender que no es la única persona en el mundo de su condición y que, de hecho, el mundo, pese a las distintas regulaciones y persecuciones sexuales a lo largo de su historia y geografía, posee dicha diversidad. Y también sirve para desenmascarar a acosadores y cómplices, para sensibilizar a compañerxs que a partir de ese momento pueden decidir “poner el cuerpo” como escudo. Ese cuerpo que nos obligan a “poner”, no permitiéndonos salir de núcleos de auto referencialidad constante y que nos hace estar tan cansadxs. Compañerxs: ¡necesitamos tantos escudos solidarios! 

Althusser, un filósofo marxista estructuralista francés explicó que, en la medida en la que el policía dice “alto” y te para, el poder interpela a las personas. Esta interpelación en el análisis del discurso reparte unos papeles muy distintos entre conversadores. Una de las cuestiones que más pudo consternarme durante el prolongado debate de la “Ley Trans” fue el torticero cambio de tornas. Se puede, y, de hecho, por salud democrática, se debe ser críticxs con los anteproyectos de ley en términos generales. Sin embargo, lo que podría haber sido una discusión acerca de la garantía jurídica rápidamente se convirtió en una cuestión ontológica donde las mujeres trans, para la ultraderecha y algunxs activistas de izquierdas, eran simplemente hombres travestidos con infinitas ganas de entrar en las cárceles y baños públicos para así poder violar a las mujeres cis. Estas barbaridades, junto con las falacias voluntaristas de la identidad y la orientación (habría que preguntarles si acaso ellxs eligieron su condición sexual o si fue, más bien, un modo complejo de expresión con el que viven) lo único que señala es algo que, lejos de ser nuevo ocurre desde hace siglos: la imperiosa lucha por marginalizar nuestras vidas y volverlas contingentes frente a la seudonecesidad cisheterosexual. Toda esta infamia, entre otras cosas, tan solo ha servido para proporcionarle puestos de poder en redacciones a determinadas personas (espero que estén contentxs con el espectáculo montado a costa del dolor ajeno) y generar una imposibilidad de debate acerca de la garantía jurídica y la protección no exclusoria de distintos colectivos.

Sin embargo, esto no ha podido darse sin el surgimiento de una palabra contagiosa y la lucha por la toma del lugar de enunciación. Sigo observando con sorpresa cómo estxs activistxs de izquierdas llevan más de un año tuiteando diariamente sobre las vidas trans. Obviando justo lo esencial: que el anteproyecto de ley acoge vidas y que estas vidas son usualmente precarias. ¿Acaso no existían más problemas sociales? ¿No era necesario alzar la voz a raíz de otras injusticias? El absurdo es tal, que se ha llegado a exigir responsabilidades políticas a la ministra de Igualdad tras la barbarie de la violencia vicaria como una falsa consecuencia compartida con la defensa de la Ley Trans.

Cualquier persona es crítica frente a determinadas cuestiones del tipo que sean, incluso de aquellas que no nos interpelan directamente, pero ¿qué es aquello que nos conduce a enunciarlo día tras día? La interpelación del poderoso. En la medida en la que alguien habla, la otra persona calla pues si no, no podría mantenerse una conversación. En pocas ocasiones consentimos que alguien nos interpele durante el tiempo que quiera sin necesidad de obtener una respuesta por nuestra parte. Las palabras contagiosas, las que por lo visto pregonamos, producen un radical daño en la infancia, en la familia, en la regulación heteronormada de producción social. Necesitan fuerza de trabajo empobrecida e imágenes culturales que reproduzcan el futuro de la servidumbre. Nuestras palabras, como nuestras vidas, cumplen la virtud de ser peligrosas en su contagio. Pues en la medida en la que se expresan, evidencian otro modo de estar en el mundo permitiendo que potencialmente el testigo se libere. La transición política de orden mundial hacia un espectro más conservador requiere del borramiento de lo monstruoso: aquello cuya condición es mostrar o revelar en sueños la existencia de otra cosa. No son acciones disparejas. La paulatina precarización de las relaciones laborales y el empobrecimiento produce sumisión. La muerte del tejido sindical produce sumisión. La a-historización del mundo produce sumisión. Que nuestras vidas no puedan ser vividas produce sumisión.

Seamos víricas. Tomemos sus tribunas, pongamos nuestra voz.

 

«Happy Gay Pride?» by A.Davey is licensed under CC BY-NC-ND 2.0

Los derechos de la víctima LGTBI de un delito de odio

Por Charo Alises (@viborillapicara)

 

Si te agreden, amenazan o causan algún daño a ti  o a tus pertenencias o propiedades por ser una persona LGTBI ( o porque piensan que eres una persona LGTBI),  eres víctima de un  delito. Ese delito se denomina delito de odio porque está motivado por tu orientación sexual o por tu identidad de género, real o percibida. También eres víctima de un delito de odio si, por el hecho de ser una persona LGTBI ( o porque te perciben como una persona LGTBI), te encuentras en alguna de estas situaciones:

– Te impiden con violencia hacer algo que la ley no te prohibe

– Te obligan con violencia a hacer algo que no quieres hacer

– Te humillan

– Te acosan 

– Te discriminan y/o acosan en el trabajo

– Te impiden entrar en un establecimiento

– Te expulsan de un establecimiento

– No te quieren atender en un establecimiento

– No quieren prestarte un servicio profesional

– No te quieren atender en un servicio público

— Te deniegan una prestación a la que tienes derecho

  En estos casos   es muy importante que conozcas los derechos que tienes para que puedas ejercerlos. El Estatuto de la Víctima del Delito te otorga los siguientes derechos:

 – Derecho a entender y a que te entiendan. Tienes derecho a entender y a que te entiendan en todas las actuaciones que se lleven a cabo, desde el momento previo a la interposición de la denuncia y durante todo el proceso. 

 -Derecho de   traducción e interpretación. Si no hablas o no entiendes el castellano o la lengua oficial que se esté utilizando en la actuación tendrás este derecho.  Además  tienes derecho a la traducción gratuita de determinadas resoluciones y puedes pedir que te incluyan un breve resumen de esas resoluciones.

 -Derecho a que te acompañe una persona de tu elección ante las autoridades y funcionarios. 

– Derecho a la información. Tienes derecho a que te informen sobre: a.- Las medidas de asistencia y apoyo disponibles (médica, psicológica, jurídica, ayudas materiales, intérprete, etc.) y el procedimiento para solicitarlas b.-El derecho a denunciar. c- derecho a obtener una copia de la denuncia con asistencia lingüística y traducción escrita cuando la precise. d- derecho a recibir información sobre la fecha, hora y lugar del juicio y el contenido de la acusación, y las resoluciones de la causa penal que te le deben notificar

 -Derecho de acceso a los sistemas de asistencia y apoyo. Tendrás derecho a acceder a los servicios de asistencia y apoyo facilitados por las Administraciones públicas y los que presten las Oficinas de Asistencia a las Víctimas. 

-Derecho al periodo de reflexión. Se trata de la prohibición impuesta a la abogacía y la procura de dirigirse a las víctimas directas o indirectas de catástrofes, calamidades públicas u otros sucesos que hubieran producido un número elevado de víctimas y que puedan constituir delito, para ofrecerles sus servicios profesionales hasta transcurridos 45 días desde el hecho. Solo la víctima puede dejar sin efecto esta prohibición si solicita expresamente estos servicios. 

– Derecho a la asistencia y participación activa en el proceso penal. Tienes derecho a personarte en el proceso penal con asistencia letrada para ejercer la acusación particular. 

-Derecho a participar en la ejecución de la pena. Tienes  derecho a solicitar que se te notifiquen algunas resoluciones judiciales, que podrás recurrir ,como el auto de clasificación a tercer grado, o el auto de libertad condicional, cuando  seas víctima de determinados delitos,  como delitos  contra la libertad, integridad física, moral y sexual, entre otros. Además, el Juez de Vigilancia Penitenciaria  te deberá dar traslado para que formules alegaciones antes de dictar cualquiera de esas resoluciones y  podrás dar información relevante al respecto y solicitar que se dicten medidas que garanticen su seguridad.

 – Derecho   al acceso a la justicia restaurativa. Este derecho, consiste en una mediación que tiene por objeto proporcionarte una adecuada reparación material y moral de los perjuicios derivados del delito. Es necesario que tanto tú como el infractor, prestéis vuestro consentimiento y los debates desarrollados en esta mediación serán confidenciales. 

– Derecho al acceso al sistema de justicia gratuita. Para ejercitar este derecho,  deberás cumplir una serie de requisitos  y presentar la correspondiente solicitud de justicia gratuita ante el funcionario o autoridad que les facilite la información o ante las Oficinas de Asistencia a las Víctimas de la Administración de Justicia, en ambos casos la deberán trasladar al Colegio de Abogacía correspondiente.  

-Derecho a denunciar ante las autoridades españolas hechos delictivos cometidos en otros países de la Unión Europea. Tendrás derecho a denunciar ante las autoridades españolas hechos delictivos cometidos en otros países de la Unión Europea. A esta denuncia le deberán dar curso si consideran que es competencia de la jurisdicción española o bien remitir a las autoridades del país de que se trate.

Derecho a que te devuelvan los efectos de tu propiedad incautados en el proceso salvo cuando resulte imprescindible para el desarrollo del mismo o necesaria en la investigación. 

– Derecho de protección . Este derecho establece que las autoridades y funcionarios encargados de la investigación, persecución y enjuiciamiento de los delitos adopten las medidas necesarias, de acuerdo con lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, para garantizar la indemnidad de tu vida  y la  de sus familiares, tu integridad física y psíquica, libertad, seguridad e indemnidad sexuales, así como para proteger adecuadamente tu intimidad y tu dignidad, particularmente cuando te reciban declaración o deban testificar en juicio. Si eres menor de edad el Ministerio Fiscal velará por se cumpla esta protección. 

– Derecho a evitar el contacto con la persona a quien hayas denunciado  en las dependencias policiales y judiciales. 

– Derecho a la protección de tu intimidad evitando la difusión de tus datos de identificación cuando sean menores o personas con discapacidad necesidades de especial protección.

 – Que te tomen declaración el menor número de veces posible y siempre sin dilaciones injustificadas. 

Que tus reconocimientos médicos se hagan el menor número de veces posible y siempre que sean imprescindibles para los fines del proceso. 

Evaluación individualizada .Se establece el derecho a un sistema de evaluación individual de para determinar y aplicar aquellas de las medidas de protección previstas que se consideren necesarias en función de tus circunstancias particulares: la eventual dependencia, discapacidad o minoría de edad de la víctima, la naturaleza del delito, la gravedad del perjuicio que te han ocasionado , el riesgo de reiteración delictiva, y las circunstancias del delito, especialmente si ha habido violencia.

Recuerda: Si eres víctima de un delito de odio es imprescindible que denuncies lo que te ha ocurrido para hacer valer tus derechos, porque lo que no se denuncia, no existe.

 

«International Day Against Homophobia, Transphobia, and Biphobia» by BC Gov Photos is licensed under CC BY-NC-ND 2.0

Fobias invisibles

Por Ander Prol González(@AnderProlGlez) marika, periodista y sexólogo

 

Mayo, el mes en contra de la LGTBIQ+fobia. Mes en el que el día 17 de cada año se denuncia cualquier tipo de agresión o violencia que sufre todo el colectivo LGTBIQ+. Y, precisamente, es de todo el colectivo porque no es el día en contra de la homofobia como se acostumbra a decir, es el día en contra de toda violencia que registre cualquier sigla del colectivo por ser quienes son; que esto también hay que recordarlo, esto no se trata de love is love o mantras parecidos.

La LGTBIQ+fobia nos atraviesa de múltiples maneras y en diversos escenarios de nuestra cotidianidad: presunción de cisheterosexualidad (todo el mundo es cis o hetero hasta que se demuestre lo contrario); plumofobia; lesbofobia (“¿cuál de las dos es el chico?”, “¡marimacho!”, “si a mí me encantan las lesbianas, ¿queréis un trio?”…); transfobia (“deberías operarte, estarías más guapa”, “¡Ala! No pareces un chico! Estás muy lograda”, “¡Ah! ¿que eres trans? No, lo siento es que los trans no me atraéis, pero no pasa nada”…). 

Justamente, este mes, el mes en contra de la LGTBIQ+fobia, he asistido a dos agresiones contra el colectivo que, a pesar de no haberlas sufrido directamente por mi privilegio cis, me veo obligado a denunciar. La primera de ellas es públicamente conocida y es que el pasado 18 de mayo el colectivo trans* sufrió una de las peores violencias a las que se podía enfrentar desde una institución pública: la negación de avanzar en los derechos que a día de hoy aun no les son concedidos al colectivo. 

Como informó este mismo medio, el PSOE se abstuvo a la hora de la votación lo que propició que, junto con las negativas de la derecha y ultraderecha, la llamada Ley Trans no saliera adelante.  Son muchos los colectivos que han denunciado esta inacción del PSOE incluso otorgándoles su merecido reconocimiento. Así lo ha expresado, por ejemplo, Gehitu, Asociación LGBTI del País Vasco, entregando su premio de Hojalata de este año a Carmen Calvo, vicesecretaria primera del Gobierno y miembra del partido.

La segunda agresión hacia el colectivo la he vivido en primera persona. Días antes del propio 17 de mayo se pusieron en contacto conmigo para protagonizar la firma de un programa de radio por “el Día en contra de la homofobia”. Como es lógico acepté pero con la condición de que se corrigiera el tema de la firma por Día en contra de la LGTBIfobia. No hubo objeción alguna por lo que en la fecha prevista mandé la grabación. La sorpresa llegó el día de la emisión cuando la profesional que contactó conmigo me habló para pedirme perdón porque, con su disconformidad, el locutor decidió no decir LGTBIfobia y sí homofobia. 

Como mencioné en una anterior entrada a este blog, realicé mi trabajo de fin de master sobre Deontología periodística y representación del colectivo trans en los medios y, para entonces, ya eran varios los códigos en los que se incluía la no discriminación del colectivo. Por ejemplo, el artículo 9 de la Carta Mundial de Ética para Periodistas dice:

<< 9.- El o la periodista velará por que la difusión de información o de opiniones no contribuya al odio o a los prejuicios y hará todo lo posible por no facilitar la propagación de la discriminación por motivos de origen geográfico, social, racial o étnico, género, orientación sexual, idioma, discapacidad, religión y opiniones políticas >>.

Por otro lado, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, afirma en el artículo 7 de su Código deontológico que:

<< 7. El periodista extremará su celo profesional en el respeto a los derechos de los más débiles y los discriminados. Por ello, debe mantener una especial sensibilidad en los casos de informaciones u opiniones de contenido eventualmente discriminatorio o susceptibles de incitar a la violencia o a prácticas inhumanas o degradantes.

  1. Debe, por ello, abstenerse de aludir, de modo despectivo o con prejuicios a la raza, color, religión, origen social o sexo de una persona o a cualquier enfermedad o minusvalía física o mental que padezca >>.

La invisibilidad o el peligro de la no existencia es una de las principales lacras que el colectivo LGTBIQ+ ha sufrido a lo largo de la historia; de hecho, las disidencias sexuales nos hemos visto obligadas a encajar en etiquetas para poder visibilizarnos y luchar por la igualdad. Además, cada una de esas etiquetas sufre discriminaciones específicas siendo las lesbianas, mujeres bisexuales y personas trans las más invisibilizadas. Por todo esto, espero que, no solo desde la deontología periodística, se entienda la importancia de visibilizar todas las violencias que sufre el colectivo y no solo una de las siglas; porque no reconocer la LGTBIQ+fobia en su totalidad es negar que ciertas violencias existen y, por lo tanto, posicionarte en el lado del agresor. 

 

CRÓNICAS DEL MARGEN – El exilio interior

Por Víctor Mora (@Victor_Mora_G)

Imagen de Asphaltwitch (@asphaltwitch)

 

Habitar, como habitamos, los márgenes de la norma sexual y de género, deja en nuestros cuerpos una huella similar al exilio, una marca original de no pertenencia que se encuentra en tensión permanente para las vidas queer. La huella se intensifica o decrece según transcurren acontecimientos, y el devenir de nuestro propio margen nos hace a veces sentir proximidad y otras, como ocurre últimamente, un profundo distanciamiento. Creo que es importante pensar sobre esas emociones, sobre ese terreno compartido que tiene algo, quizá, de continuidad con episodios del pasado que podemos recuperar para su reinterpretación y, en última instancia, como lugar de encuentro para poner en común sentires y crear alianzas.

’Exilio interior’ fue el nombre que se le dio a la experiencia de quienes se quedaron en territorio fascista, conquistado por los sublevados después de la guerra. Para la resistencia entonces no hubo, desde luego, ninguna opción afortunada o menos dramática. Huir, marchar físicamente al exilio como vía última de supervivencia fue una de esas ‘opciones’ forzosas, y otra, la que habitaron todes les que no pudieron cruzar la frontera, fue la del exilio interior. Convivir con fantasmas y desaparecides, transitar por cementerios cuneta y fosas comunes que multiplicaban sus kilómetros, fueron partes de este singular exilio, del exilio interno que experimenta quien sabe positivamente en su fuero interno que no pertenece a ese contexto. Quien sabe que no forma parte de esa cartografía conquistada por el terror, que su cuerpo y su corazón no pertenecen. El exilio interior es el destierro dentro de casa, el saberse polizón en el nuevo rumbo que se ha impuesto con violencia, el saberse barbarie en la nueva lógica, en la nueva razón. 

Cruzar la frontera geográfica dibujaba una distancia física, medible en kilómetros, pero la vida que quedaba atrás era la misma que la que dejaban quienes se quedaron a habitar el margen interno, el simbólico y obligatoriamente silencioso del exilio interior. Es precisamente en ese margen interno, en ese espacio de deslocalización intramuros, donde creo que hoy, en este contexto tan distinto y a la vez extrañamente similar, podemos volver a encontrarnos. La memoria puede traernos ese terreno obtuso de la marginalidad privada que, estoy convencido, tenemos en común muchas más personas de las que podemos imaginar a priori. Es cierto que no salimos de una guerra (aunque a veces pueda parecer que esa guerra nunca ha dejado, en realidad, de producirse), sin embargo, creo que el sentimiento de desarraigo y no pertenencia es algo compartido por todes les que afrontamos nuestro contexto actual con perplejidad primero, desde la rabia aguda y la profunda tristeza después. El extrañamiento y la distancia fueron un espasmo, una especie de empujón. Nuestro cuerpo seguía dentro del mapa, pero fuera al mismo tiempo, exiliado, en el margen. Es cierto que no salimos de una guerra (aunque a veces pueda parecer que la narrativa bélica contamina todo el texto y que nos envuelve la lógica del golpe y la derrota), sin embargo hay fantasmas que han despertado y que se nos adhieren al cuerpo, como los de la amenaza, como los de la peligrosidad.* Es cierto que no salimos de una guerra, más bien, estamos en plena batalla por el significado, por la narrativa, la memoria y el devenir. Batallas que se liberan en nuestro cuerpo y el de les compañeres, cuerpos expuestos a niveles de violencia que no podíamos recordar, cuerpos que se pretende aislar, señalar, tutelar, ningunear. Una batalla que, si bien se escribe con los modos tradicionales de la propaganda, traza sus renglones mediante estrategias nuevas. El extrañamiento radical se produce cuando nos enfrentamos a esas mentiras que insisten en nuestra peligrosidad, sabiendo que son mentiras, sabiendo que quien las lanza contra nosotres sabe también, perfectamente, que son mentiras. El extrañamiento se produce cuando se disfraza de alarma social, de inseguridad jurídica, de peligro para la mayoría, para 47 millones… lo que no es otra cosa que la pataleta del privilegio ciego, que se resiste a codazos, que se impone como sea, con las mentiras y el desprecio que su mantenimiento exija. 

Como decía al principio, las emociones del exilio que sin duda compartimos, son parte de una tensión en movimiento. No habitamos el margen al que otrora nos obligaba el totalitarismo, no hace falta recordarlo. Sin embargo, sí parece haberse olvidado que hay más similitudes que diferencias con todo texto normativo que pretende jerarquizar unos cuerpos sobre otros, que pretende señalar y deshumaniza experiencias y condiciones. 

Si bien hoy por hoy podemos aseverar sin matices que no se puede vivir de los logros del pasado, y que esos mismos logros instrumentalizados han servido (también) para ampliar privilegios y acrecentar distancias entre márgenes, lo que no haremos, desde luego, es asumir que no podamos reapropiarnos nuevamente del significado, intervenirlo y reescribir el texto del margen, el nuestro, el que nos pertenece y del que somos única autoridad. Hablemos de ello. Desde lo colectivo, desde ese sentimiento compartido de no pertenencia, como hemos hecho históricamente tantas veces, Crónicas del margen se plantea como un espacio para habitar ese destierro y compartirlo. Un lugar para hablar de nuestros espacios, textos, performances, expresiones y propuestas. Las crónicas, en definitiva, de todo lo que también está pasando en este contexto extraño que también es el nuestro y en el que se teje la red que va a escribir (que ya está escribiendo) el futuro que imaginamos. 

 

Imagen de Asphaltwitch (@asphaltwitch)

Texto de Alana Portero – Peligrosidad estatal

 

Reivindicar a las familias

Juan Andrés Teno (@jateno_)

Hoy es 15 de mayo y en muchos espacios se multiplica desde hace unos años la conmemoración del Día Internacional de las Familias. En torno al concepto de familia se ha divagado mucho desde el inicio de la humanidad y en su nombre se han cometido algunas de las bellaquerías más indignas de la Historia. Debería haber quedado ya atrás la época en la que familia era utilizada como arma ideológica, y ser asumida como un bien común.

La sociedad española ha protagonizado importantes cambios sociales en las últimas décadas, pero sin duda unos de los más destacados son los que han tenido a la familia como actriz principal. Han cambiado los miembros que la integran, los roles que desempeñan, las dinámicas de las relaciones, pero sobre todo, ha variado su estructura.

Y a ello han ayudado los cambios legislativos que se han sucedido desde la década de los 80 del siglo pasado con las leyes de divorcio, reproducción asistida o adopción y que, por ahora, tienen su último capítulo en la reforma del Código Civil en materia de matrimonio, que posibilitó la unión entre personas del mismo sexo.

En junio del año 2015 altos cargos del Partido Popular y obispos encabezaron en Madrid una multitudinaria manifestación en contra del matrimonio igualitario con tres pancartas en las que se afirmaba “La familia sí importa”, “Por el derecho a una madre y un padre” y “Por la libertad”.

Allí teníamos a la derecha de este país y a la jerarquía de la Iglesia reivindicando como válida su parcial y lastimera visión de lo que es una familia. Con los años hemos conseguido arrebatarles la autoridad moral y hacerles comprender (al Partido Popular, la jerarquía católica mantiene impoluta su visión LGTBIfóbica de la sociedad) que la familia no era un bien privativo y que hay tantos modelos de familia como formas de amar y maneras de incorporar a los menores de edad en ellas.

Aún hoy persiste en este país un 20% de personas que no comulgan con el matrimonio igualitario, porcentaje se incrementa casi hasta un 40% si se trata de validar el hecho de pueda haber hijas, hijos o hijes. Y no  solamente siguen estando ahí, si no que han ocupado un importante espacio en la representación parlamentaria y han llegado a influir en los gobiernos autonómicos a través de la marca política de Vox.

Con la intransigencia de la extrema derecha ya contábamos, aunque la batalla social de la diversidad familiar hace años que la hemos ganado. Pero, aunque parezca paradójico, tampoco ha sido fácil hacer un activismo a favor del hecho familiar dentro del colectivo LGTBI. 

Muchas y muchos activistas se creyeron el discurso discapacitante ultraconservador y negaron (y siguen haciéndolo) el concepto de familia en  las personas LGTBI. Por un lado están aquellos activistas que consideran que las familias homoparentales hemos reproducido los “males” que siempre han arrastrado las familias, acusándonos de perpetuar comportamientos tradicionales o neoliberales. Siguen sin comprender que la familia no tiene ideología, que, en todo caso, la podrán tener madres o padres (y están en todo su derecho) pero que no la tienen hijas, hijos e hijes. Nos siguen pidiendo un cambio de paradigma y no se dan cuenta que ya lo hemos resuelto. Al demostrar año tras año, día tras día, que el ejercicio de crianza en nuestras casas ha supuesto un avance social imparable, que estamos desmontando la LGTBIfobia que aún anida en las calles. Estudios como los dirigidos por Mar González demuestran científicamente que nuestras hijas e hijos han conseguido romper los estereotipos de género y que se han convertido, ellos, la infancia, en motor de cambio social. Entendedlo: motor de cambio social, que desde que llegan a nuestras familias se convierten en células activas que naturalizan el hecho LGTBI allí por donde pasan, y lo hacen de manera permanente.

 

 

Luego están, dentro del activismo, quienes dejan su vida y su alma por conseguir una sociedad menos machista y LGTBIfóbica y no se percatan de que están perpetuando el tercer gran colmillo que nos desangra socialmente: la adultocracia. Son quienes siguen considerando a las personas menores de edad como incapaces y olvidan que la infancia y al adolescencia también son parte de la ciudadanía, que tienen derechos y que el principal de ellos es el de ser escuchados.

Por último, están los que confunden familia de origen, castrante y reductora de derechos ante la realidades LGTBI en algunos casos, y la capacidad que tenemos todas, todos y todes de crear familias y espacios heterogéneos donde la diversidad marque la convivencia. Que para ser familia no hace falta compartir genes, ni parentesco, ni obligaciones legales; para ser familia solo hay que querer, pero no como hecho volitivo, sino como ejercicio de amor.

Y con este panorama, con hostilidades externas e internas, las personas LGTBI tenemos que seguir celebrando y reivindicando a las familias. Pero para ello es necesario que seamos capaces de comprender la importancia del lenguaje, de nombrar a cada realidad con la palabra más adecuada. 

Se ha generalizado el uso de familias LGTBI para designar a aquellas que tienen progenitores LGTBI o en las que hay criaturas LGTBI, olvidándose que no es del todo correcto designar al todo por una parte. En nuestras familias hay también personas heterosexuales, nunca lo olvidemos. Como sigue siendo muy necesario visibilizar las distintas realidades, sería necesario delimitar términos:

  • Familias homoparentales: aquellas en las que los progenitores son lesbianas, gays o bisexuales, independientemente de su género. Parental procede etimológicamente del término latín parens (pariente) y este, a su vez, del verbo pariré (parir). Es de las pocas palabras en castellano que no tiene un sesgo de género. Por tanto, es incorrecto lingüística y socialmente hablar de familias homparentales y homomarentales, distinguiendo en la segunda de ellas a las conformadas por una o dos madres. “Marental” no significa nada, sencillamente no existe. Aun así, si queremos distinguir, ya que en muchas ocasiones es necesario, si hay madres o padres en estas familias deberían utilizarse los términos homomaternal y homopaternal.
  • Familias diversas. Existe la creencia errónea de denominar como familias diversas a las homoparentales o monoparentales y a todas a aquellas que no sean la familia tradicional. No es cierto, todas las familias son diversas. Familia lleva implícito el adjetivo diversa.
  • Familias con progenitores LGTBI: aquellas en las que los progenitores son personas LGTBI.
  • Familias con menores LGTBI: aquellas en las que las hijas, hijos o hijes son personas LGTBI.
  • Familias con progenitores trans.
  • Familias con menores tras.

Estas dos últimas definiciones son necesarias actualmente debido al clima de transfobia que está atravesando la sociedad española, tanto por parte de posiciones ultraconservadoras, como por otras supuestamente feministas y que niegan las realidades trans y su derecho de autodeterminación.

Por todo ello, conmemoremos, celebremos y reivindiquemos el Día Internacional de las Familias y hagámoslo desde los criterios de la diversidad familiar. Para poder hacerlo debemos partir de una definición de familia que huya de todo sesgo ideológico y que de cabida a los múltiples modelos de convivencia que existen en este país. Asumamos definitivamente que una familia es un hogar y que todo hogar es una familia.

JUAN ANDRÉS TENO

Periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Blog: https://familiasdecolores.wordpress.com/

 

 

Deontología periodística y colectivo trans

Por Ander Prol González(@AnderProlGlez) marika, periodista y sexólogo

Manifestantes ante el Ministerio de Igualdad por la Ley Trans el pasado sábado.EFE

Casi han pasado cuatro años desde que se presentó mi trabajo de fin de master para graduarme en Sexología. Mi formación en periodismo y los conocimientos adquiridos durante el master hicieron que quisiera aunar ambas ciencias, por lo que la investigación resultante fue el Análisis de la representación de la transexualidad por parte de los medios digitales españoles.

Aunque no ha pasado mucho tiempo desde entonces, el contexto del análisis ha variado por completo. A día de hoy, la cantidad de noticias dedicadas al colectivo trans ha aumentado exponencialmente. Como menciona Ruben Olveira (2019)[1], la visibilización del colectivo, pasar de lo privado a lo público, hizo que ocupase más espacio en la parrilla informativa dejando de lado secciones de carácter más morboso. Lee el resto de la entrada »

Especial Ley Trans: motivos para la alegría desde el prisma de los derechos humanos

Por Cristina de la Serna (@CristinadelaS), abogada especializada en protección internacional de los derechos humanos

Foto: Ted Eytan

Con mayor o menor acierto, mucho se ha dicho y escrito a estas alturas sobre el borrador de Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans, la conocida como “Ley Trans”. Existe en este momento una discusión muy polarizada al respecto, en la que las objeciones se basan muchas veces en una lectura muy superficial del texto, o en escenarios tan hipotéticos como improbables de abuso de la norma, para los que nuestro ordenamiento ya tiene sobrados mecanismos de control.

Es este un escenario que nos suena mucho, como un déjà vu de los procesos previos a otras conquistas importantes en materia de derechos civiles, tales como el divorcio, la ley de violencia de género o el matrimonio igualitario. Pero lo cierto es que, si realizamos el análisis meramente objetivo, fundamentándonos en el Derecho internacional de los derechos humanos y de los estándares que han ido desarrollando los mecanismos clave del Consejo de Europa y de las Naciones Unidas, veremos que el borrador va muy bien encaminado. He aquí las principales claves.

Materialización del principio de no discriminación con un enfoque interseccional

En primer lugar, esta Ley, una vez aprobada, supondrá un gran avance en lo que respecta al reconocimiento jurídico del derecho a la no discriminación. Además de una Ley Integral de Igualdad de Trato, tal y como la que se está tramitando en el Congreso de los Diputados en la actualidad, son necesarias en nuestro país otras leyes encaminadas a eliminar las barreras que impiden que determinados grupos de población disfruten de sus derechos en condiciones de igualdad. Todo ello, porque, tal y como tiene establecido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el principio de no discriminación no sólo implica asegurar un trato igualitario en análogas situaciones, sino que para respetarlo los Estados tienen la obligación de corregir las desigualdades. Lee el resto de la entrada »

Especial Ley Trans: la Estrategia LGTBI de la UE en 10 claves

Curro Peña (@Currikitaum)Doctor en Derecho y autor del blog jurídico @Queeridico nos ha cedido este texto ya publicado en su blog el pasado 18 de noviembre, un espacio que os recomendamos y animamos a frecuentar

La Comisión Europea ha presentado su Estrategia LGTBI para el lustro 2020-2025. En este artículo te resumimos qué puedes esperar.

Pero, antes de nada, ¿de qué estamos hablando? De la Comunicación de la Comisión Europea COM(2020) 698 final, llamada «Estrategia de Igualdad LGBTIQ 2020-2025» (en adelante «Estrategia LGTBI», por mantener las siglas habitualmente empleadas en la legislación española)

Se trata de un documento programático en el que la Comisión detalla cuáles serán sus líneas de actuación en relación con las personas LGTBI durante los próximos años. Una agenda política y normativa largamente esperada por el activismo e, incluso, por muchos Estados miembros. El impulso de la Comisaria de Igualdad, la maltesa Helena Dalli, y de la Vicepresidenta de la Comisión y Comisaria de Valores y Transparencia, la checa Věra Jourová, ha permitido que, por fin, vea la luz.

Aunque se trata de la primera Estrategia en mayúsculas de la Comisión, no es el primer documento sobre las personas LGTBI de la Unión Europea. En particular, debe tenerse en cuenta la Lista de Acciones para Avanzar la Igualdad de las personas LGTBI adoptada en 2015 por Jourová (quien por entonces tenía atribuidas competencias en igualdad como Comisaria). Con el fin de la vigencia de la Lista (que abarcaba de 2015 a 2019), era imprescindible dar un paso más allá. Aunque lejos de ser la revolución queer que nadie podía esperar de la Unión, lo cierto es que supone un importante paso adelante al colocar en el centro de la agenda los derechos de las personas LGTBI. Lee el resto de la entrada »

Especial Ley Trans: Seguridad jurídica y autodeterminación de género

Este análisis nos lo ha cedido Antonia Durán Ayago (@aduranusal), profesora Titular de Derecho Internacional Privado en la Universidad de Salamanca Miembro de la Clínica Jurídica de Acción Social, tras publicarlo en su blog

Foto: Quinn Dombrowski

Desde que la pasada semana el Ministerio de Igualdad hiciera públicos los dos borradores de Anteproyectos de Ley elaborados sobre la base del Acuerdo de coalición progresista entre PSOE y Unidas Podemos (puntos 5.3 y 11.1), uno relativo a la ley para la igualdad de las personas LGTBI y para la no discriminación por razón de orientación sexual, identidad de género, expresión de género o características sexuales, y otro, referido a la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans, estamos asistiendo a una explosión de opiniones dentro de una vorágine que amenaza con que perdamos la noción real sobre lo que estos borradores de leyes pretenden.

Y lo que pretenden es bien sencillo, apostar desde la legislación para conseguir que las personas LGTBI alcancen una posición de igualdad real en nuestra sociedad que en estos momentos no tienen. Lee el resto de la entrada »