Entradas etiquetadas como ‘Familia’

Relatos para combatir al miedo con humor y amor

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

Esta mañana de domingo me quedé en la cama un ratito más junto a mi gata Olivia, con la que convivo desde hace once años y como una bruja de cuento, aprovechando una hora más de sueño por el cambio horario. También tengo una preciosa bola de cristal azul, de las de ver el futuro, y me encantan las medias largas de rayas de colores. Decididamente tengo vocación de bruja, o quizás como feminista, recojo el relevo como descendiente de las brujas que no quemaron en los tiempos de La Inquisición, aunque el feminismo más aburguesado me da serios disgustos últimamente rechazando el avance del reconocimiento de los derechos de las mujeres trans, infravaloradas por no ser original y biológicamente mujeres. Pero esta es otra historia para no dormir, y además a recuperar en otro momento.

Escribo este post en la noche de Halloween. Mis hijas se han disfrazado y han salido con amigos y amigas, que esta noche se transforman en fantasmas y seres terroríficos para dar mucho miedo o mucha risa.

En este ambiente de terror, reviso los diferentes títulos de nuestra estantería de diversidad y género, y encuentro varios relatos relacionados con los seres más tenebrosos relacionados con esta noche de miedo. El primero ¡UUUH!, álbum ilustrado de Fran Roselló y Chiara Boffi, editado en 2017 por La Locomotora, que describe la historia de un pequeño fantasma perdido en el recorrido de la atracción de feria del Castillo Encantado, que disfrutan Didac y Aina. Este niño y esta niña se encuentran con el fantasma y le ayudan a buscar a su familia, en concreto a sus dos padres. Por el camino van encontrando a familias muy diversas, como la Mujer Loba y sus cuatro cachorritos, la Señora Fankenstein divorciada y enamorada de la Bruja, con quien cría a su bebé, además de otros personajes como el Señor Vampiro,colgado del techo y boca abajo. Todas estas familias tienen algo en común: el amor como eje que alimenta las relaciones entre sus integrantes. Este título es recomendable para pequeños, pequeñas y pequeñes de a partir de cinco años, con ayuda, porque el modelo de letra es un poco complicado a priori, aunque estéticamente original. El gran tamaño y protagonismo de las ilustraciones hacen esta edición cuadrada y de tapa dura, especial, accesible y muy dinámica.

Otro álbum ilustrado de edición impecable, de trapa dura, alargada, grande, y manejable para manos pequeñas, es la del álbum Daniela Pirata y la bruja Sofronisa de Susanna Isern y Gómez, editado recientemente, en 2021 por la editorial NubeOcho, como tercera entrega de una serie de relatos: Daniela Pirata, el primero, el segundo, Daniela y las chicas piratas, y este tercero que nos ocupa. Este cuento tiene unas preciosas coloridas, dinámicas y expresivas ilustraciones de gran tamaño y todo lujo de detalles. El texto combina letras minúsculas con mayúsculas que lo hacen muy accesible a neolectores y neolectoras de a partir de cinco años. La “malvada bruja Sofonisa” vive escondida en “Isla Tenebrosa”, tiene increíbles poderes y con sus “pociones mágicas” puede hacer hasta “temblar la tierra”. Sofonisa es un oscuro personaje de pelo malva que causa estragos a Daniela pirata y su tripulación, además a los habitantes de Isla Volcán, a quienes odia por que son felices. Pero tanta maldad tiene una lógica explicación que no voy a contar, y la bruja es capaz de superar su odio con ayuda de Daniela y su tripulación.

Y para continuar con brujas malvadas, recomendamos Cosas de brujas, álbum de Mariasole Brus y Marta Sevilla, también editado por NubeOcho en 2019, y ganador de la V Edición del Premio de Literatura Infantil Narrar La Igualdad, creado por la asociación italiana Woman to Be, para “difundir una literatura de igualdad que promueva el respeto de la identidad y luche contra los estereotipos”. Esta edición también combina letras minúsculas y mayúsculas de trazado sencillo y accesible para peques de a partir de cinco años. Las ilustraciones son divertidas, de vivos colores, dinámicas y gran tamaño. El texto confronta una historia ágil, brillante y muy graciosa, dando tratamiento desde una perspectiva de género muy adecuada a la edad de lectores y lectoras, para hacer entender que con independencia de ser niño, niña, niñe o bruja, las actividades y juegos que nos gustan no tienen que estar predestinados o asociados a ningún género. Los niños pueden peinar muñecas y las brujas no tienen que hacer maldades además pueden estar bien peinadas, y hasta a prender a surfear con una escoba mágica. Lo importante es romper estereotipos y disfrutar de lo que hacemos dejando las etiquetas de género y los prejuicios de lado.

Y para cerrar este post escrito en una noche de terror, es necesario recomendar un clásico como Donde viven los monstruos, con texto e ilustraciones Maurice Sendak en 1963, mi ejemplar editado en España por Alfaguara en 16ª edición en 2008 (primera edición en 1984), habiendo una edición posterior de 2014 por la editorial Kalandraka. Este cuento clásico, sin embargo muy actual, ha a acompañado a varias generaciones de niños, niñes y niñas, para quitarles el miedo a los monstruos, siendo uno de los primeros álbumes ilustrados de la historia y adaptado al cine en 2009 por el director Spike Jonce, con guion de él mismo junto al guionista Dave Eggers. Este relato cuenta como Max un niño un tanto trasto, es castigado por su padre y madre a irse a la cama sin cenar y esa misma noche se traslada en barco por el mar atravesando días, noches, semanas, meses y años, hasta llegar al lugar donde viven los monstruos, que le intentan asustar, pero Max les amansa utilizando truco retador y termina liderándolos. De esta manera se organiza la mayor de las juergas monstruosas, hasta que Max da por finalizada la celebración y envía a todos los monstruos a la cama sin cenar. No voy a contar el final porque este relato es de obligada lectura para peques y grandes, además de una maravillosa obra de la narrativa infantil. Tanto la edición, mate y con tapas duras, como las ilustraciones de finos trazados en armónicos tonos ocres, hacen a esta obra única e irrepetible.

Espero que con todos estas recomendaciones contribuyamos a que se disipen todos los miedos nocturnos de niños, niñas y niñes, porque las brujas, fantasmas y monstruos no existen, o únicamente viven en la ficción alimentada por nuestra imaginación, y sobre todo por la de niñas, niños y niñes. Todos estos álbumes les ayudaran a aprender que los fantasmas son vulnerables, pueden tener dos papás, que las familias son diversas, que podemos jugar a lo que nos apetezca sin ningún encorsetamiento de género y sobre todo que podemos dominar a nuestros monstruos internos con humor.

Confieso que siento mayor temor por vivos o vivas que por muertos o muertas en esta oscura y lluviosa noche de Halloween. El temor real lo debemos tener de los actos de intolerancia, los discursos de odio y falta de respeto a la diferencia y frente a la diversidad de género e identidad sexual. Temamos a la LGBTIfobia y al fascismo institucional, un peligro auténtico, y acompañemos el aprendizaje de niños, niñes y niñas, con amor y respeto a la diferencia, ensalzando el derecho a la igualdad y la libertad.
Pero sobre todo lean y disfruten.

¡Hasta pronto!

Escena con niñe queer

escena con niñe queer. exterior, día.

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)*

 

mientras yo era niño y niña hablaba como un niño y niña
sentía como un niño y niña razonaba como un niño y niña pero cuando
me hice hombre y mujer y ángel dejé a un lado
las cosas de niño y niña y hombre y mujer y ángel.
Berta García Faet.

 

¿Me dejas que me siente aquí, a tu lado en la acera? Venga, un rato, vamos a hablar. No te preocupes y no te de vergüenza, que yo también he estado ahí y aún estoy cada tanto. Ojalá pudiera decirte que el mundo no es un lugar horrible, pero a veces lo es. Y mira, hay cosas que no, pero hay otras muchas (muchas) cosas que sé sobre ti. Qué raro, ¿verdad? Nada me gustaría más ahora mismo que meterte la mano en el pecho y cogerte la herida, sacarla, ponerla delante de ti y sostenerla entre los dos, para que veas que así pesa menos. Pero no puedo. Vamos a hablar.

Yo sé que te han dicho palabras extrañas, que seguro ni sabes lo que son, o no lo sabías al principio. Aunque eran insultos, algo malo, eso sí lo sabías. Lo has visto en televisión y en autobuses, lo han dicho los niños y los mayores. Y de alguna manera has pensado que tenían razón y que eres decepcionante, y eso es mentira. Y has pensado que si te lo gritan tanto es porque es verdad que eres otra cosa, lejos de la una cosa que tú no cumples; que eres diferente, y eso es verdad, pero no como tú piensas, porque tú eres muchas cosas. Yo sé que eres lista y tonto, bueno y mala, que estudiar no te interesa, o sí, y que lees mucho o poco, sé que eres valiente y a veces cobarde, sé que tienes pensamientos increíbles, que eres vulnerable y fuerte, que deseas y odias, que te enfadas y que lloras, que te meas de la risa hasta que te duele el estómago, y que lees poemas y miras fotos y pelis con cara embobada, y que te hacen sentir mucho mucho y luego, a lo mejor, te hacen sentir idiota, y todo eso, esa mezcla extraña, es una combinación única. Eres únique. Y así con todo lo demás, con todo lo que quieras meter, lo que eres y no, o no siempre o casi nunca. Pero hay quien busca diferencias para estigmatizar, que es algo así como señalar a alguien por algo para sentirse superior, para hacer daño. Ojalá pudiera decirte que el mundo no da miedo, pero a veces lo da.

Yo sé que te han dicho que eres demasiado gorda, flacucho, débil, bruta, afeminado, fea, chicazo, nenaza, flojo, mandona, loca… y a lo mejor bollera, maricón, puta, travelo, zorra… y si no, ya te lo dirán, porque te lo van a gritar un día, más pronto que tarde. Pero es que todo viene de lo mismo, ¿sabes?, de esta mierda que es el mundo a veces. Oye, que no estoy aquí para engañarte, eso no sirve de nada, porque tú ya sabes que no es fácil. Estoy aquí para decirte que tengo la edad suficiente para saber que el mundo no es ese lugar pequeño que tú crees que es ahora. El mundo es enorme y está lleno de dimensiones que aún no ves.

Yo sé que te piensas sole. No todo el día, claro, porque también te ríes y juegas, pero sí todos los días un poco. Sé que te has creído invisible, invisibilizade, que quiere decir que eres algo así como un fantasma. Pero no uno de esos fantasmas que dan miedo, sino de los que deambulan solos por la casa sin que ningún miembro de la familia que vive allí lo pueda ver. Y, ¿sabes por qué no pueden verte? Porque en realidad sí eres un fantasma de los que dan miedo. Algunas personas te temen y otras, incluso esas que te quieren de veras, a veces temen por ti. Y el miedo nos hace ciegos a todo, incluso al amor. Y piensas que si no te reconocen es porque no te quieren, y a veces es verdad. Y te parece entonces que no es tu casa, que no es al menos tu hogar, ese que es un espacio seguro, ese al que siempre debes tener ganas de volver. A lo mejor vas creciendo, tienes suerte y tu familia (sanguínea, política, putativa… da igual, son palabras de mayores para organizar el mundo) crece contigo y te ve y te abraza, antes o después, y será un viaje muy bonito. Pero también puede que no sea así. Es verdad, puede que nunca consigan verte (o peor), pero eso no quiere decir que no tengas familia, porque ¿sabes qué? vas a aprender pronto que el hogar es otra cosa. Vas a conocer el hogar en la escucha de personas, en su pecho, y volver a ellas será volver a casa, y escucharlas y amarlas será crear tu propio hogar y tu propia familia. Yo soy tu familia.

Inés y Roberta, mamá, la prima Paloma, Susi y Violeta, Toni, el niño del rincón, la Prohibi, Rodrigo, Leo, las de los tecnoafectos, la colla de Valencia, los Rompemetas, la chica del campamento, Iria, las de Sección Invertida, el chaval del pendiente, las del bloque de verano y las del Umbral de Primavera, la Lore y el Javi, Arianne, Rebe y Loren y las de Cuir Madriz, el amado Daniel, la Megane y el guapo del brillis, Alana, Marta y Pal, Manu y Antonio, Jordan, las de Continta, Carmen y Virginia, Gracia, Federico, Paco y Fefa, Karmen con ‘k’, las Genderlexx, las Sin tu permiso… y muchas otras. Personas que aún no conoces, y que a lo mejor no conoces nunca, somos tu familia. Yo las conocí una noche, una hora, 3 meses o 39 años. Qué raro, ¿verdad? Pues sí. Hay una cosa parecida a familia que se llama red, como esa que usan para pescar, pues parecida la usan en los circos, y parecida se teje entre todas estas manos. Sobre esa red las equilibristas pueden caer sin miedo, no importa desde cuántos metros de altura. Y tú, y todes nosotres, fantasmas en equilibrio a punto de caer al vacío, siempre vamos a estar a salvo cuando caigamos. Porque caemos, ya te lo digo, muchas veces a lo largo de la vida. Pero somos red, niñe, tu red.

Yo sé que tienes miedo. ¡Vaya cosa un fantasma miedoso! Pues sí, pasa. Yo también lo tuve y no te voy a mentir: aún lo tengo. Yo también fui y soy un fantasma con miedo. Yo también lloraba por temor a decepcionar, por ser demasiado o muy poco, por encarnar eso que me gritaban, por ser diferente. Yo también quise vender mi alma por ser como el resto, y deseé tener superpoderes para aniquilar a quien me hacía daño. Yo también me odié. Yo tampoco fui capaz de responder ni de hablar sobre ello. Yo también me equivoqué y me equivoco continuamente. Y, ¿sabes lo peor? Que no puedo darte un “buen consejo”, ojalá supiera. Y es que también sé que tu historia, aunque se parece tanto tanto a la mía, es a la vez muy distinta, y no hay una fórmula mágica universal, no hay una manera de hacerlo bien. Ojalá pudiera meterte la mano en el pecho y sacar tu herida, pero no puedo. Lo que sí puedo decirte es que cogida entre varias manos pesa menos, y que hoy quizá aún no lo sabes pero, cuando caigas al vacío, tienes debajo tu red.

 

 

*Este texto forma parte del libro ‘Quién teme a lo queer?‘ de Víctor Mora, que será publicado por @ContintaMeTienes en septiembre de este año.

 

CRÓNICAS DEL MARGEN – El exilio interior

Por Víctor Mora (@Victor_Mora_G)

Imagen de Asphaltwitch (@asphaltwitch)

 

Habitar, como habitamos, los márgenes de la norma sexual y de género, deja en nuestros cuerpos una huella similar al exilio, una marca original de no pertenencia que se encuentra en tensión permanente para las vidas queer. La huella se intensifica o decrece según transcurren acontecimientos, y el devenir de nuestro propio margen nos hace a veces sentir proximidad y otras, como ocurre últimamente, un profundo distanciamiento. Creo que es importante pensar sobre esas emociones, sobre ese terreno compartido que tiene algo, quizá, de continuidad con episodios del pasado que podemos recuperar para su reinterpretación y, en última instancia, como lugar de encuentro para poner en común sentires y crear alianzas.

’Exilio interior’ fue el nombre que se le dio a la experiencia de quienes se quedaron en territorio fascista, conquistado por los sublevados después de la guerra. Para la resistencia entonces no hubo, desde luego, ninguna opción afortunada o menos dramática. Huir, marchar físicamente al exilio como vía última de supervivencia fue una de esas ‘opciones’ forzosas, y otra, la que habitaron todes les que no pudieron cruzar la frontera, fue la del exilio interior. Convivir con fantasmas y desaparecides, transitar por cementerios cuneta y fosas comunes que multiplicaban sus kilómetros, fueron partes de este singular exilio, del exilio interno que experimenta quien sabe positivamente en su fuero interno que no pertenece a ese contexto. Quien sabe que no forma parte de esa cartografía conquistada por el terror, que su cuerpo y su corazón no pertenecen. El exilio interior es el destierro dentro de casa, el saberse polizón en el nuevo rumbo que se ha impuesto con violencia, el saberse barbarie en la nueva lógica, en la nueva razón. 

Cruzar la frontera geográfica dibujaba una distancia física, medible en kilómetros, pero la vida que quedaba atrás era la misma que la que dejaban quienes se quedaron a habitar el margen interno, el simbólico y obligatoriamente silencioso del exilio interior. Es precisamente en ese margen interno, en ese espacio de deslocalización intramuros, donde creo que hoy, en este contexto tan distinto y a la vez extrañamente similar, podemos volver a encontrarnos. La memoria puede traernos ese terreno obtuso de la marginalidad privada que, estoy convencido, tenemos en común muchas más personas de las que podemos imaginar a priori. Es cierto que no salimos de una guerra (aunque a veces pueda parecer que esa guerra nunca ha dejado, en realidad, de producirse), sin embargo, creo que el sentimiento de desarraigo y no pertenencia es algo compartido por todes les que afrontamos nuestro contexto actual con perplejidad primero, desde la rabia aguda y la profunda tristeza después. El extrañamiento y la distancia fueron un espasmo, una especie de empujón. Nuestro cuerpo seguía dentro del mapa, pero fuera al mismo tiempo, exiliado, en el margen. Es cierto que no salimos de una guerra (aunque a veces pueda parecer que la narrativa bélica contamina todo el texto y que nos envuelve la lógica del golpe y la derrota), sin embargo hay fantasmas que han despertado y que se nos adhieren al cuerpo, como los de la amenaza, como los de la peligrosidad.* Es cierto que no salimos de una guerra, más bien, estamos en plena batalla por el significado, por la narrativa, la memoria y el devenir. Batallas que se liberan en nuestro cuerpo y el de les compañeres, cuerpos expuestos a niveles de violencia que no podíamos recordar, cuerpos que se pretende aislar, señalar, tutelar, ningunear. Una batalla que, si bien se escribe con los modos tradicionales de la propaganda, traza sus renglones mediante estrategias nuevas. El extrañamiento radical se produce cuando nos enfrentamos a esas mentiras que insisten en nuestra peligrosidad, sabiendo que son mentiras, sabiendo que quien las lanza contra nosotres sabe también, perfectamente, que son mentiras. El extrañamiento se produce cuando se disfraza de alarma social, de inseguridad jurídica, de peligro para la mayoría, para 47 millones… lo que no es otra cosa que la pataleta del privilegio ciego, que se resiste a codazos, que se impone como sea, con las mentiras y el desprecio que su mantenimiento exija. 

Como decía al principio, las emociones del exilio que sin duda compartimos, son parte de una tensión en movimiento. No habitamos el margen al que otrora nos obligaba el totalitarismo, no hace falta recordarlo. Sin embargo, sí parece haberse olvidado que hay más similitudes que diferencias con todo texto normativo que pretende jerarquizar unos cuerpos sobre otros, que pretende señalar y deshumaniza experiencias y condiciones. 

Si bien hoy por hoy podemos aseverar sin matices que no se puede vivir de los logros del pasado, y que esos mismos logros instrumentalizados han servido (también) para ampliar privilegios y acrecentar distancias entre márgenes, lo que no haremos, desde luego, es asumir que no podamos reapropiarnos nuevamente del significado, intervenirlo y reescribir el texto del margen, el nuestro, el que nos pertenece y del que somos única autoridad. Hablemos de ello. Desde lo colectivo, desde ese sentimiento compartido de no pertenencia, como hemos hecho históricamente tantas veces, Crónicas del margen se plantea como un espacio para habitar ese destierro y compartirlo. Un lugar para hablar de nuestros espacios, textos, performances, expresiones y propuestas. Las crónicas, en definitiva, de todo lo que también está pasando en este contexto extraño que también es el nuestro y en el que se teje la red que va a escribir (que ya está escribiendo) el futuro que imaginamos. 

 

Imagen de Asphaltwitch (@asphaltwitch)

Texto de Alana Portero – Peligrosidad estatal

 

Reivindicar a las familias

Juan Andrés Teno (@jateno_)

Hoy es 15 de mayo y en muchos espacios se multiplica desde hace unos años la conmemoración del Día Internacional de las Familias. En torno al concepto de familia se ha divagado mucho desde el inicio de la humanidad y en su nombre se han cometido algunas de las bellaquerías más indignas de la Historia. Debería haber quedado ya atrás la época en la que familia era utilizada como arma ideológica, y ser asumida como un bien común.

La sociedad española ha protagonizado importantes cambios sociales en las últimas décadas, pero sin duda unos de los más destacados son los que han tenido a la familia como actriz principal. Han cambiado los miembros que la integran, los roles que desempeñan, las dinámicas de las relaciones, pero sobre todo, ha variado su estructura.

Y a ello han ayudado los cambios legislativos que se han sucedido desde la década de los 80 del siglo pasado con las leyes de divorcio, reproducción asistida o adopción y que, por ahora, tienen su último capítulo en la reforma del Código Civil en materia de matrimonio, que posibilitó la unión entre personas del mismo sexo.

En junio del año 2015 altos cargos del Partido Popular y obispos encabezaron en Madrid una multitudinaria manifestación en contra del matrimonio igualitario con tres pancartas en las que se afirmaba “La familia sí importa”, “Por el derecho a una madre y un padre” y “Por la libertad”.

Allí teníamos a la derecha de este país y a la jerarquía de la Iglesia reivindicando como válida su parcial y lastimera visión de lo que es una familia. Con los años hemos conseguido arrebatarles la autoridad moral y hacerles comprender (al Partido Popular, la jerarquía católica mantiene impoluta su visión LGTBIfóbica de la sociedad) que la familia no era un bien privativo y que hay tantos modelos de familia como formas de amar y maneras de incorporar a los menores de edad en ellas.

Aún hoy persiste en este país un 20% de personas que no comulgan con el matrimonio igualitario, porcentaje se incrementa casi hasta un 40% si se trata de validar el hecho de pueda haber hijas, hijos o hijes. Y no  solamente siguen estando ahí, si no que han ocupado un importante espacio en la representación parlamentaria y han llegado a influir en los gobiernos autonómicos a través de la marca política de Vox.

Con la intransigencia de la extrema derecha ya contábamos, aunque la batalla social de la diversidad familiar hace años que la hemos ganado. Pero, aunque parezca paradójico, tampoco ha sido fácil hacer un activismo a favor del hecho familiar dentro del colectivo LGTBI. 

Muchas y muchos activistas se creyeron el discurso discapacitante ultraconservador y negaron (y siguen haciéndolo) el concepto de familia en  las personas LGTBI. Por un lado están aquellos activistas que consideran que las familias homoparentales hemos reproducido los “males” que siempre han arrastrado las familias, acusándonos de perpetuar comportamientos tradicionales o neoliberales. Siguen sin comprender que la familia no tiene ideología, que, en todo caso, la podrán tener madres o padres (y están en todo su derecho) pero que no la tienen hijas, hijos e hijes. Nos siguen pidiendo un cambio de paradigma y no se dan cuenta que ya lo hemos resuelto. Al demostrar año tras año, día tras día, que el ejercicio de crianza en nuestras casas ha supuesto un avance social imparable, que estamos desmontando la LGTBIfobia que aún anida en las calles. Estudios como los dirigidos por Mar González demuestran científicamente que nuestras hijas e hijos han conseguido romper los estereotipos de género y que se han convertido, ellos, la infancia, en motor de cambio social. Entendedlo: motor de cambio social, que desde que llegan a nuestras familias se convierten en células activas que naturalizan el hecho LGTBI allí por donde pasan, y lo hacen de manera permanente.

 

 

Luego están, dentro del activismo, quienes dejan su vida y su alma por conseguir una sociedad menos machista y LGTBIfóbica y no se percatan de que están perpetuando el tercer gran colmillo que nos desangra socialmente: la adultocracia. Son quienes siguen considerando a las personas menores de edad como incapaces y olvidan que la infancia y al adolescencia también son parte de la ciudadanía, que tienen derechos y que el principal de ellos es el de ser escuchados.

Por último, están los que confunden familia de origen, castrante y reductora de derechos ante la realidades LGTBI en algunos casos, y la capacidad que tenemos todas, todos y todes de crear familias y espacios heterogéneos donde la diversidad marque la convivencia. Que para ser familia no hace falta compartir genes, ni parentesco, ni obligaciones legales; para ser familia solo hay que querer, pero no como hecho volitivo, sino como ejercicio de amor.

Y con este panorama, con hostilidades externas e internas, las personas LGTBI tenemos que seguir celebrando y reivindicando a las familias. Pero para ello es necesario que seamos capaces de comprender la importancia del lenguaje, de nombrar a cada realidad con la palabra más adecuada. 

Se ha generalizado el uso de familias LGTBI para designar a aquellas que tienen progenitores LGTBI o en las que hay criaturas LGTBI, olvidándose que no es del todo correcto designar al todo por una parte. En nuestras familias hay también personas heterosexuales, nunca lo olvidemos. Como sigue siendo muy necesario visibilizar las distintas realidades, sería necesario delimitar términos:

  • Familias homoparentales: aquellas en las que los progenitores son lesbianas, gays o bisexuales, independientemente de su género. Parental procede etimológicamente del término latín parens (pariente) y este, a su vez, del verbo pariré (parir). Es de las pocas palabras en castellano que no tiene un sesgo de género. Por tanto, es incorrecto lingüística y socialmente hablar de familias homparentales y homomarentales, distinguiendo en la segunda de ellas a las conformadas por una o dos madres. “Marental” no significa nada, sencillamente no existe. Aun así, si queremos distinguir, ya que en muchas ocasiones es necesario, si hay madres o padres en estas familias deberían utilizarse los términos homomaternal y homopaternal.
  • Familias diversas. Existe la creencia errónea de denominar como familias diversas a las homoparentales o monoparentales y a todas a aquellas que no sean la familia tradicional. No es cierto, todas las familias son diversas. Familia lleva implícito el adjetivo diversa.
  • Familias con progenitores LGTBI: aquellas en las que los progenitores son personas LGTBI.
  • Familias con menores LGTBI: aquellas en las que las hijas, hijos o hijes son personas LGTBI.
  • Familias con progenitores trans.
  • Familias con menores tras.

Estas dos últimas definiciones son necesarias actualmente debido al clima de transfobia que está atravesando la sociedad española, tanto por parte de posiciones ultraconservadoras, como por otras supuestamente feministas y que niegan las realidades trans y su derecho de autodeterminación.

Por todo ello, conmemoremos, celebremos y reivindiquemos el Día Internacional de las Familias y hagámoslo desde los criterios de la diversidad familiar. Para poder hacerlo debemos partir de una definición de familia que huya de todo sesgo ideológico y que de cabida a los múltiples modelos de convivencia que existen en este país. Asumamos definitivamente que una familia es un hogar y que todo hogar es una familia.

JUAN ANDRÉS TENO

Periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Blog: https://familiasdecolores.wordpress.com/

 

 

La palabra mas hermosa del mundo

Por Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar


Hay una palabra que se repite invariablemente en muchas lenguas y en muchas partes del planeta. Hay una palabra que es la primera que se articula en la infancia, una palabra que sólo necesita de la unión de labios y en la que no intervienen las cuerdas vocales porque se exhala directamente del corazón.

Hay una palabra que cuando la escuchas por primera vez el mundo se para en un big bang que te sacude las entrañas, anulando el pasado, eternizando el presente y diluyendo el futuro en una constante de felicidad. Lee el resto de la entrada »

Diario de dos papás: «estamos embarazados» (página 1)

Cada domingo Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar, escribe este Diario de dos papás. Empezamos por la página 1.

Foto: ryanhsuh31

A sólo unos días de celebrar las fiestas de Navidad ya podemos decir que estamos embarazos. Están todos los trámites finalizados y comienza la segunda fase de la espera para poder convertirnos de nuevo en padres. Tras nueve años de nuestra primera incursión en la crianza ya estamos preparados poder recibir en nuestra casa a un nuevo integrante de la familia que, sin duda,  alterará el orden establecido y duplicará las risas, los llantos y todo aquello que, por suerte, acarrea el ejercicio de la parentalidad.

No, no sabemos su sexo, hasta que sea una realidad no descubriremos si nuestro hijo tendrá un hermanito o una hermanita. Más allá de las predilecciones personales por una u otra posibilidad, es algo que, en realidad, carece de importancia.

Sigue sin ser fácil afrontar la paternidad en caso de dos hombres gais. Los prejuicios siguen estando a flor de piel: la sociedad sigue buscando con desespero la presencia de una mujer, que es la que verdaderamente está preparada para las tareas de crianza; continúan en pie y con más fuerza que nunca quienes dudan de que dos personas del mismo sexo puedan tener hijas o hijos; habrá que reabrir el lento y laborioso trabajo para que en su futuro colegio aborden con naturalidad la diversidad familiar… Lee el resto de la entrada »

Familias homoparentales: Mi familia es igual al resto

#FamiliaHayMasQueUna,  y Ana Calderero Suárez (@AnaSsuarez101), activista LGTBI miembro de Galehi nos comparte esta reflexión en esta semana tan especial para celebrar la diversidad familiar.

 

Ayer escuchábamos hablar del Día Internacional de la Familia, no he podido evitar buscar en el diccionario la definición de “Familia” y resulta que se define como un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, entendiendo  “emparentar” como contraer parentesco por vía casamiento.

Está claro que no necesito formar parte de una familia homoparental para no sentirme identificada con esa definición. Las familias formadas por un matrimonio y que viven juntas sólo representan un porcentaje que ni mucho menos ronda el 100%, que ni ven esta cifra de lejos.

La familia va mucho más allá de un parentesco y de un casamiento. La familia son vínculos afectivos, respeto, cuidados, protección, educación, amor, entre otras muchas cosas. La familia es donde nuestros hijos, hijas e hijes adquieren un modelo de vida y unos patrones que probablemente repitan con los suyos (si deciden tenerlos), igual que el resto de familias. Lee el resto de la entrada »

Los derechos humanos dicen que no hay un único modelo de familia

Por Claudia Pérez del Equipo de Diversidad de Amnistía Internacional

Foto: Azhar J

El 15 de mayo se celebró el Día Internacional de las Familias, un gran momento para reivindicar que hay diferentes modelos, y todos ellos merecen no ser discriminados y que se respeten sus derechos humanos. Si hablamos de familia, un aspecto fundamental es el de poder contraer matrimonio. Actualmente, 14 países Europeos incluyen en su legislación el matrimonio igualitario. Para Amnistía Internacional, en el matrimonio civil entre personas del mismo sexo se ponen en juego derechos humanos de las personas. De acuerdo con las normas internacionales, la organización considera que denegar el derecho a casarse, basándose en el sexo de sus parejas, viola los derechos a la no discriminación, a la igualdad ante la ley y a casarse y formar una familia.

Esta posición ha sido avalada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que reconoció que las parejas del mismo sexo tienen derecho a casarse y formar una familia en base al artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos. Además, el derecho de las personas adultas a unirse voluntariamente en matrimonio está reconocido en el artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

¿Qué ha dicho el Tribunal Europeo de Derechos Humanos? Hagamos repaso: Lee el resto de la entrada »

Veo los libros de texto y me asusta que mi hijo piense que no tiene la familia correcta

Por Lucía Gómez Mendieta

Soy Lucía, madre de un niño adoptado en Vietnam. No soy viuda, ni estoy separada. Cuando decidí ser mamá no me planteé que necesitara a nadie más, fue una decisión libre y sobre todo, muy meditada. Mi hijo y yo somos una familia feliz, monomarental como muchas más en España, una familia llena de amor, que se sustenta pura y llanamente de este, sin más. Ni menos.

No echamos de menos a nadie, no necesitamos otras figuras, nos sobra y nos basta con dos, nuestra relación es perfecta como madre e hijo. La gente ya nos conoce y nos ve como tal, aunque en la mayoría de los casos me describen como madre soltera, a lo que ya me he habituado y hago oídos sordos. Me considero una madre más, sin entrar a profundizar mi status marital para poder serlo. Lee el resto de la entrada »

¿Ha cedido El Corte Inglés a la homofobia al retirar su anuncio?

Por Violeta Assiego (@vissibles)

imagen-anuncio-corte-ingles_ediima20160919_0524_18

El Corte Inglés ha contactado con este medio para negar que la retirada del anuncio en el que aparece una pareja de hombres envolviendo los libros de texto de sus hijos haya sido motivada por la petición de Hazte Oír sino por el hecho de que han caducado los derechos musicales del anuncio. Derechos que, según los grandes almacenes, fueron comprados para la semana del regreso al cole.

PUEDE CONSULTARSE EL COMUNICADO DE LOS GRANDES ALMACENES AQUÍ (Texto añadido el 5 de octubre)

La plataforma Hazte Oír no tiene tanta fuerza a pesar de que su política de comunicación (como al fin y al cabo debe ser) busque apuntarse el tanto de la retirada del hacernos para hacernos creer lo contrario. Pero también es cierto que no hemos encontrado ninguna comunicación pública de El Corte Inglés que aclare los motivos de la retirada más que la llamada recibida hoy mismo una vez publicada esta entrada.

Por su parte, en cambio, Hazte Oír lo ha bien dejado claro en su medio afín, Actuall:

La movilización ciudadana ha tenido éxito. Las miles de firmas recogidas por HazteOir.org y entregadas a la dirección de El Corte Inglés han hecho recapacitar a la empresa, que ha decidido retirar la campaña que suponía un ataque a la familia. Los vídeos de la campaña #VueltaAlCole en el que aparecía la polémica publicidad en el que se hacía apología del matrimonio homosexual relegando a las familias, inmensa mayoría de la sociedad, ya han sido eliminados por El Corte Inglés.

(Por cierto, algo van a tener que revisar en dicha política de comunicación cuando al tiempo que lanzan vítores por la retirada del anuncio enlazan con una web donde sí puede verse el anuncio. Sorprendente.) Lee el resto de la entrada »