Por Asmi Ananda Molina, activista intersex.
Este, pasado 6 de julio, durante el MADO 2024, a las personas intersex y aliadas que llevábamos la pancarta de Kaleidos (Organización Intersex por la diversidad), muchas personas nos preguntaban, ¿qué es la I? y ¿por qué coreábamos?: “dilata tu pupila, no mi vagina”, “la I de intersex, sale del armario”, “si no te encajo, no me des un tajo”, “en mi cuerpo intersex, yo decido”, “ doctor, doctora, no es urgente, no operes los cuerpos de peques inocentes”, “no es mi cuerpo, es tu mirada”, “mi cuerpo diverso, me da un placer intenso”…
Intentando dar voz y su lugar, a entre el 0.5 y el 1,7% de la humanidad, en España entre 235.000 y 800.000 personas, hemos nacido con corporalidades intersex. Entre nosotras nos preguntamos ¿por qué seguimos siendo la I de invisibles?
¿Por qué no reaccionan, ni el Gobierno español, ni la clase política, ni la sociedad española, especialmente el colectivo LGBTIAQ+? A pesar de las denuncias de la UE, de la ONU, de Organizaciones Internacionales pro DDHH, de las propias activistas y aliadas, denunciando datos concretos, de actos médicos, de prácticas de investigación sin consentimiento o con información manipulada, para que las progenitoras, firmen. Actuaciones calificadas por estos Organismos, como tortura y a sus ejecutoras como perpetradoras. Está probado, que en España, varios hospitales, clínicas, universidades, públicas y privadas, usando dinero del Erario Público, y de Europa, sobre todo a criaturas intersex, también a adolescentes y a adultas, se las sigue utilizando, como, cobayas, para sus experimentos, sin las necesarias, evidencias científicas, contrastadas e insisto, manipulando el consentimiento informado.
Los artículos 9.2, 10, y 14 de la Constitución Española, ¿desaparecen, para las personas intersex? Desgraciadamente, sí.
La Ley 4/2023 de 28 de febrero, conocida como Ley Trans, dice, en su artículo 19. Atención a la salud integral de las personas intersexuales. Párrafo 2. Se prohíben todas aquellas prácticas de modificación genital en personas menores de doce años, salvo en los casos en que las indicaciones médicas exijan lo contrario en aras de proteger la salud de la persona.
Por experiencia sabemos que hay dos formas de aplicar la medicina, la ética, basada en la ciencia y con el “apartaré de ellos todo daño e injusticia” del Juramento Hipocrático como primera intención y otra medicina basada en creencias espíritu-sociales, la de las victimarias, con una clara intención de mantener el statu quo, normativo binario.
Esta segunda, no duda y hace alarde, de realizar MGI (Mutilaciones Genitales Infantiles) que suponen, ablaciones de clítoris/penes, castraciones de gónadas, cirugías normativizadoras en vulva, escroto, histerectomías, vaginoplastias,…, en las criaturas desde el nacimiento, al crear una alarma socio biomédica. Hormonaciones conductistas de sexo/género para reasignarlo, a su capricho. Como es más fácil cortar que pegar tienen preferencia por imponernos la feminización. Mastectomías en adolescentes…
Añadir como trauma asociado las múltiples visitas al hospital donde somos expuestas, retratadas, filmadas, cosificadas, sin privacidad, a grupos en prácticas y/o curiosas.
Tenemos un Doctorado en, stress de las minorías. Supongo que Meyer no conocía las realidades intersex, lo aplicó a las homosexualidades. Sigamos sus tres enfoques con la I:
Único, aislándonos, con el silencio que desde la sanidad se nos impone. Es para evitar que nadie se entere, ni la propia familia, ni el entorno social y a ser posible ni la misma persona intersex. Porque si alguien se entera, nadie nos va a querer, ¿somos inasumibles?
De origen social, con prácticas genocidas, que vulneran todos nuestros DDHH, en manos de perpetradoras desde la medicina, mientras el estado, sigue mirando para otro lado, ante denuncias concretas, no reaccionan o las enmascaran.
Crónico, está ligado, desde hace siglos, a las estructuras sociales, coitocéntricas del endosexcisheteropatriarcado. Porque no saben cómo explicar, nuestra corporalidad diversa, sin desmontar su chiringuito, de creencias.
Creando interfobia interiorizada, las experiencias de discriminación y violencia, el estigma percibido y la ocultación de las diversidades corporales.
Somos víctimas de la fobia social, a las personas diferentes, diversas, a las corporalidades insumisas. Llevamos demasiado tiempo en lo profundo del armario. Se acabó, somos la I y estamos aquí.
Necesitamos que se nos empiece a tratar con equidad para conseguir la igualdad real y efectiva con el resto de la ciudadanía.