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Orlando, mi biografía política

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

En 2023 el filósofo trans Paul B. Preciado dirige y guioniza este ensayo filmado producido en Francia. Preciado escribe una carta a Virginia Woolf para contarle que su Orlando ha salido de la ficción y lleva una vida que jamás habría imaginado. Utiliza el cine como herramienta para reflexionar sobre la transexualidad.

Alguien me preguntó: ¿Por qué no escribes tu biografía? Porque la capulla de Virginia Woolf la escribió por mi en 1928, comentó Preciado en una entrevista concedida a El cine de la Ser. Según el filósofo burgalés, la película surgió de la idea de enviarle una carta a Virginia Woolf para decirle que, contra toda expectativa, su Orlando ha sobrevivido, está vivo, ha salido de su ficción y no solamente ha salido de su ficción sino que hay miles y millones de Orlandos. Para el filósofo, estamos viviendo un momento orlandesco y que ese momento no es como hubiéramos podido imaginar, como una historia de ciencia ficción como la gente pensaba que lo era en 1928 sino que es un momento de transformación política increíble. Preciado quiso añadir al título biografía política porque dijo que en parte la vida de las personas como yo ha sido siempre puesta en cuestión, amenazada y si estamos vivos estamos vivos gracias a una reivindicación política, por tanto, quería añadir esa pequeña “política” ahí, aunque luego es verdad que la forma de política que defiende la película es una política poética, es una política de cambiarle el nombre a las cosas, de cambiar la manera en la que deseamos, en la que sentimos.

Cuando le ofrecieron la posibilidad de hacer una película sobre su vida pero que no la iba a hacer él sino que la iba a hacer otro director, la idea le espantó. Entonces pensó: Esto es horrible, porque además harán una biografía, es decir si imaginamos una biografía casi ya tenemos el relato hecho. Si es un hombre, ya sabemos cómo va a acabar la historia, si es una mujer más o menos también. Y luego está como el relato ese tan normativo de lo trans, antes y después. Y yo tenía claro que no quería que mi vida fuera representada de ese modo, digamos con esa mirada binarie. Por eso al final acabé yo haciendo la película. Pero desde el principio supe que yo no estaría en frente de la cámara . Yo soy muy tímido, yo odio todo lo que tiene que ver con las fotos que para mí es como un sufrimiento constante. Entonces yo sabía que sería mi vida pero que mi vida, en parte, está tejida de millones de otras vidas. Aparte es una cosa que yo aprendí con Virginia Woolf realmente: que la vida siempre empieza y acaba mucho antes de que nacemos y mucho después de que morimos y eso realmente es fascinante. Como que vives la vida de otras personas y empiezas a vivir la vida de otros que seguirán viviendo y por eso, al final la película es casi como un taller micro político colectivo. Yo la he hecho de una manera muy punk, una forma muy háztelo en casa. Yo tenía muy poco presupuesto y hubo que inventar recursos. Pero al final está hecha con la generosidad y la valen toda la gente que ha participado.

La idea de Preciado no es convencer a nadie con su película sobre cómo es lo trans sino también a invitar a mirar su propia vida como una vida mutante, como una vida en un momento de cambio global. Se plantó hacer una adaptación documental del Orlando de Virginia igual que un libro, como un proyecto filosófico. Empezó a hacer pruebas distintas con los Orlandos que vinieron al casting y se dio como una consigna de libertad absoluta en la experimentación visual. Pensó que utilizando el leguaje de Virginia Woolf podía dejar a un lado los lenguajes de la patología médica, como los lenguajes ultra legalistas, todos esos lenguajes quedaban fuera.

El filósofo/director afirmó que la película lo que dice a las personas binarias es en un momento de cambio epistémica es posible que no tengáis nuestra experiencia pero es posible que tengáis otra; es posible que estéis desplazados, es posible que estéis divorciados y que estéis en un litigio para recuperar a vuestros hijos incluso para recuperar vuestras casas. Todo el mundo, incluso con la experiencia del Covid, la gente ha tenido la experiencia de como su cuerpo ha sido regulado de forma casi totalitaria por el estado. Entonces yo creo que compartimos muchas experiencias. No se trata de decir “todo el mundo es trans”. Se trata de decir todo el mundo vive una vida orlandesca. La experiencia de confrontarse a la mutación es también válida para las personas binarias. No es una película pedagógica, no se trata de convencer a nadie sino de invitar a las personas a ver su propia vida como una vida mutante.

Diez mitos sobre las personas trans

Por Chrysallis

 

Cowboys

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Neowestern estadounidense de 2020 escrito y dirigido por Anna Kerrigan. Joe, un preadolescente trans, huye a través de las montañas a Canadá con su padre, el problemático pero bienintencionado Troy (Steve Zahn), ante la actitud de la madre, Sally, que se niega a aceptar que Joe es un chico.

Kerrigan afirmó en una entrevista concedida a PopMatters, que nunca hubo dudas sobre elegir a un actor transgénero o no binario para interpretar el papel de Joe, y que después de encontrar al recién llegado Sasha Knight, era obvio que él era nuestro Joe. El joven interprete trans construye un personaje sólido y su química con Zahn dota de veracidad a la historia.

La cinta está narrada en dos momentos temporales: el camino de la huida y el tiempo que precedió a ésta. La fotografía muestra la belleza del gran cielo del Glacier Park y el Bosque Nacional Flathead , los paisajes que atraviesan padre e hijo. La película comienza con Joe y Troy juntos en la naturaleza en medio de impresionantes montañas y acompañados por las guitarras vibrantes, los silbidos y la partitura de Gene Back que recrean la atmósfera del western moderno.

Steve Zahn, en un poco habitual papel dramático, dota a Troy de una frágil humanidad, el interprete dibuja un personaje en el que confluyen dosis de alocada irresponsabilidad, amor incondicional hacia su hijo y la carga dramática que conlleva su trastorno bipolar.

La película nos muestra la incomodidad de Joe con las convenciones sociales que le obligan a adoptar una expresión de género con la que no se identifica. Lo vemos con un engorroso top rosa con volantes y el pelo largo, escrutando con atención el lenguaje corporal y la camaradería masculina de los amigos de su padre en la bolera. En la escena siguiente, Joe se cuela en un armario de objetos perdidos y se prueba el clásico equipo de vaquero de mezclilla, acariciando las presillas de su cinturón con satisfacción.

Joe siente la necesidad de contarle a su padre que es un chico y quiere ser tratado como tal:

Joe.- Mañana dile a mamá que ya no me pondré más vestidos. ¿A ti te gusta ponértelos?
Troy.- No.
Joe .- Exacto, porque eres un chico, los chicos no llevan vestido. Por eso no quiero llevar más vestidos.
Troy – Eres una marimacho y no quieres ponerte vestidos.
Joe.- No soy una marimacho. Una marimacho es un tipo de chica, pero yo no lo soy. A veces creo que los alienígenas me pusieron en este cuerpo de chica.
Troy.- Los alienígenas te secuestraron y no me lo habías contado.
Joe.- Papá, estoy en el cuerpo equivocado, soy un chico.
Troy.- Ya se lo que te pasa, creo que los cambios hormonales te han hecho efecto antes de tiempo. Es normal que estés confundida.
Joe.- No estoy confundido, lo he sabido siempre. Lo siento, pero no es culpa mía. No me crees.
Troy.- Te creo, te lo prometo.

Sally, la madre de Joe, interpretada por Jillian Bell, no comprende a su hijo , piensa que admira a su padre y quiere imitarlo porque su vida es mejor. Según la madre Joe se viste de chico porque nadie quiere ser chica y le dice al jóven : Solo tienes un cuerpo, solo tienes un camino. El padre intenta que ella comprenda la identidad de Joe:

– Tú no eres Dios y Joe no es un trozo de barro que puedas moldear a tu antojo. O lo aceptamos o le jodemos la vida.

Cowboys es la historia de un padre irresponsable con un trastorno mental que hará cualquier cosa para proteger y aprender de su hijo, una madre responsable que lucha por superar sus prejuicios y un chico trans que reivindica su identidad.

Joyland

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Esta película pakistaní dirigida en 2022 por Saim Sadiq, cuenta la historia del amor imposible entre una estrella trans y un joven perteneciente a una tradicional familia de Pakistán . La cinta obtuvo el premio del jurado Una cierta mirada en el Festival de Cannes y la Palma Queer de ese certamen en el año 2022.Es la primera película paquistaní que desfila por la croissete. Joyland también obtuvo el premio Independent Spirit a la mejor película extranjera de 2022. Además consiguió una mención en la Seminci y fue preseleccionada por Pakistan para participar en los Óscar.

Joyland (la tierra de la alegría), es el nombre de un parque de atracciones de Pakistán, sin embargo el país que describe la cinta es un lugar donde se reprimen las libertades individuales. Por esto, no es de extrañar que la película fuese censurada debido a las quejas que sectores conservadores pakistaníes formularon ante el Ministerio de Información y Radiodifusión. El senador Mushtaq Ahmed Khan, perteneciente al partido Jamaat-e-Islami, afirmó sobre Joyland:

Va en contra de los valores sociales y estándares morales de nuestra sociedad y es claramente repugnante a las normas de la decencia y la moralidad.

La presión mediática ejercida por su director, el elenco y figuras públicas como Malala Yousafzai, consiguió que el 16 de noviembre de 2022 se revocara la censura y, finalmente, se estrenase el 18 de noviembre.

Sadiq cursó sus estudios en la universidad de Columbia y quizás fue allí donde aprendería que para tener éxito debía de contar historias que, aunque locales, pudiesen trasladarse a cualquier tiempo y lugar. Su primer cortometraje, ‘The Caretaker’ (2017), se proyectó en numerosos festivales de todo el mundo. En 2018 dirigió ‘Nice Talking to You’, finalista en los BAFTA dentro de la categoría mejor película estudiantil y ganadora del primer premio de la Kodak Student Scholarship. Su cortometraje ‘Darling’ (2019) fue la primera película pakistaní que se estrenó en el Festival de Cine de Venecia, y ganó el Premio Orizzonti al mejor cortometraje.

El cuidado por los detalles no impide a Joyland ser una película que denuncia el sistema patriarcal vigente en el país. Con un comienzo ligero cercano a la comedia, la trama se va desplazando hacia el drama conforme avanza la historia. A través de las vivencias de Haider, Sadiq disecciona la existencia de la familia tradicional paquistaní cuyos miembros viven una mentira para cumplir con las asfixiantes tradiciones del país. El joven Haider, pasa sus días cuidando de sus sobrinas y de su padre enfermo al tiempo que se dedica a las labores del hogar. Las presiones de su padre y de su hermano para que se convierta en el hombre que manda la ley islámica hace que empiece a trabajar como bailarín exótico en el espectáculo de Biba, una diva trans. El film comienza con un inocente juego infantil. El protagonista aparece cubierto con una sábana, ocultando su identidad como un fantasma.

El director describe con delicadeza la relación entre Haider y Biba pero sin victimizar a la estrella trans del baile. El realizador convierte a la diva en el centro del espectáculo. Biba protagoniza los números musicales de tintes bollywoodienses. El vestuario, las luces y el escenario donde la artista protagoniza sus bailes no esconden la situación de marginación que sufre por el hecho de ser trans. La mujer de Haider, tercer vértice de la historia, vive su propio drama personal al tener que abandonar su trabajo y encerrarse en casa cuando su marido encuentra una ocupación. Por otro lado Haider está a punto de mantener una relación sexual con Biba, pero la confusión del joven frustra ese encuentro carnal entre ambos.

La película tiene un ritmo pausado y su formato de cuatro tercios es hábilmente utilizado por el director. La pantalla cuadrada en la que se encuadra el film, transmite el ambiente de ahogamiento que respira la familia de Haider. La fotografía en tonos pastel con una cambiante paleta de colores, dota a la cinta de luminosidad alejándola del melodrama que le ronda cerca . El desenfadado naturalismo de las interpretaciones permite conectar con los personajes y con la historia de forma fluida.

Saim Sadiq , además de que no se sintió suficientemente hombre en una sociedad heteropatriarcal, en su juventud conoció más de cerca, en un barrio colindante, a la comunidad trans. El director convierte su lucha interna en una película que invita a la reflexión a través de personajes que desean abrir sus mentes pese a las restricciones sociales. Joyland es un homenaje a todas las personas trans que cada día pagan un alto precio por vivir en una sociedad como la paquistaní. Según afirmó el realizador:

Empecé a escribir esta historia en 2015, era la historia que quería contar. En esos años hasta que rodé ha cambiado el guion, pero no la esencia de la historia, más bien la estructura. El primer germen de la idea que se me ocurrió fue tener una historia sobre un hombre, una mujer y una mujer trans. Con un hombre, una mujer y una mujer trans quería decodificar lo que el patriarcado hace a los seres humanos y a las relaciones humanas. Ellos me daban la oportunidad de explorar de manera integral. También creo que la existencia de una mujer trans en la película fue un gran estímulo para la historia, porque su misma existencia como ser humano desmantela todo lo que representa la familia tradicional. Las personas trans siempre han tenido mucha presencia y antes de la colonización de los británicos eran personas muy respetadas, a las que no se discriminaba como hoy. Pero después de la colonización, se criminalizó ser trans y ser gay en India y en Pakistán. Es una discriminación heredada. Pero las personas trans son un colectivo visible de nuestra sociedad. Hay asociaciones que luchan por sus derechos porque hoy se enfrentan a violencia y a muchas dificultades, pero estas personas saben cómo unirse y movilizarse. En el país se han aprobado leyes sobre sus derechos. Pakistán es uno de los pocos países del mundo que los reconoce como un tercer género y eso es algo importante, sobre todo en una sociedad conservadora.

3 generaciones (About Ray)

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

La directora Gaby Dellal firma esta cinta estadounidense estrenada en 2015. Ray (Elle Fanning) es un adolescente trans que quiere someterse a una cirugía de reasignación para adecuar su cuerpo a su identidad masculina. La madre soltera de Ray, Maggie, interpretada por Naomi Watts, debe ponerse en contacto con el padre biológico de su hijo para que autorice la operación. La abuela del chico , Dolly (Susan Sarandon), tendrá que acostumbrarse a la idea de que no tiene una nieta sino un nieto. Las tres generaciones deberán transitar por el camino de la comprensión.

La película no cae en sentimentalismos, es suave y firme. Estamos ante una historia honesta interpretada por tres actrices sólidas en sus papeles. Esta cinta se centra en la necesidad de un adolescente trans de ser reconocido como el joven que es y describe el impacto que causa en una familia el descubrimiento de que, quien creían hija y nieta, es en realidad hijo y nieto. Así se lo intenta explicar Maggie al padre de Ray cuando éste muestra sus reticencias a la hora de autorizar el proceso de transición de su hijo: Ramona ya no existe, ahora solo está Ray.

La cinta plantea temas como la confusión entre orientación e identidad sexual: -Por qué no puede ser lesbiana y ya está? Pregunta la abuela de Ray a su madre y ésta le aclara: Porque no es lesbiana mamá, es un chico. En este sentido, hay que recordar que orientación e identidad son dos conceptos distintos: la orientación sexual es la atracción afectiva y sexual que sentimos hacia otras personas: heterosexual, homosexual ,bisexual, asexual, pansexual, demisexual, polisexual. La identidad sexual hace referencia a quienes somos: personas cis (si la identidad de la persona coincide con el sexo asignado al nacer), personas trans (si la identidad de la persona no coincide con el sexo asignado al nacer). Otra cuestión distinta a la orientación y a la identidad es la expresión de género, que podríamos definir como la forma en la que nos mostramos al mundo a través de nuestra forma de vestir, peinados y actitudes.

Sobre la necesidad de Ray de adecuar su apariencia física a su identidad sexual, la película nos muestra cómo el joven trans hace lo posible por ganar musculatura y engordar: Estoy super emocionado, he engordado dos kilos doscientos, le oímos decir. Además el protagonista intenta reforzar su masculinidad utilizando un vestuario socialmente asociado a lo masculino.

Otra cuestión que refleja la cinta es la necesidad que tienen muchas personas trans adolescentes de empezar con los bloqueadores hormonales lo antes posible para evitar el desarrollo de caracteres sexuales no deseados. La afirmación del médico que está tratando a Ray es esclarecedora en ese aspecto: El periodo no es algo fácil para los chicos jóvenes.

La agresión que sufre el adolescente es un ejemplo de la transfobia que muchas personas trans tienen que soportar a lo largo de su vida en diferentes espacios. Los centros educativos son uno de los lugares en los que, desgraciadamente con demasiada frecuencia, la infancia y la adolescencia trans sufre violencia. Ray lo sabe:

-No iré a un instituto nuevo con este cuerpo.

A pesar de que está dispuesta a apoyar a su hijo en su transición, la madre tiene miedo por la trascendencia del paso que está dando el adolescente: Y si de repente un día me dice: mamá, cometí un error. Pero el adolescente tiene clara su identidad y, tal como dice, esperar no me hará ser chica más tiempo, me impide ser quien ya soy ahora.

Tres generaciones nos plantea la importancia del apoyo y el acompañamiento de las familias en los procesos que las personas trans adolescentes decidan iniciar para sentirse bien social y corporalmente .

 

Los márgenes

Por Iren Ibisate
Persona transmasculina. Miembro de anitzak y el observatorio vasco LGTBI

 

Ayer en el debate final previo a las elecciones del 23J las personas trans estuvimos presentes. Más concretamente las mujeres trans, ya que las personas transmasculinas siempre somos oportunamente borradas, entre otras cosas porque nuestra existencia desmonta gran parte de los bulos contra nuestras compañeras. En eso se ha convertido nuestra vidas estos últimos años, en un golpe de efecto de la extrema derecha y no tan derecha ( o por lo menos no se denominan así).

Desmontar el sistema sexo-genero es una de las mayores afrentas que pueden realizarse en esta sociedad. La razón es que desmontamos la base misma de muchas cuestiones que vemos como “naturales” y que simplemente tenemos interiorizadas o aprendidas. Les guste o no a muchas personas esas cuestiones que he mencionado sustentan estructuras de poder vigentes.

Somos personas incómodas por el simple hecho de ser y nuestra existencia en sí misma es una ruptura inasumible. Ayer el silencio ante los bulos del personaje dejaron claro que no somos personas dignas de defensa o que nuestra defensa sale demasiado cara.

 

La importancia de reforzar la alianza estratégica entre lesbianas y gais en el seno del activismo LGTBIQ

Pablo Morterero (@pabloMorterero)

 

Históricamente, el homoerotismo de gais y lesbianas, su representación simbólica y su represión pública, no han ido de la mano. En las orientaciones disidentes del patriarcado heteronormativo, mujeres y hombres también ocupaban espacios diferentes y por ello las vivencias de dichas disidencias han evolucionado en planos igualmente diferentes.

Remontándonos tan solo cincuenta años, en la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social la mención al peligro de homosexualidad solo fue entendido política, policial y judicialmente en relación a los hombres que sentían atracción erótica y sexual hacia otros hombres, por lo que prácticamente solo los hombres homosexuales y las mujeres trans (entonces consideradas tan solo travestis) sufrieron sus efectos punitivos. Mientras, la represión de las mujeres que sentían atracción erótica y sexual hacia otras mujeres sufrieron una persecución igualmente terrible pero en los márgenes legales, con su ingresos en conventos y psiquiátricos.

En la Francia posterior al Mayo del 68, las mujeres lesbianas percibieron la misoginia del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria y pronto formaron sus propias organizaciones no mixtas y se vincularon al movimiento feminista como lesbianas feministas.

Pero en la España de finales del franquismo, las mujeres lesbianas encontraron pronto acomodo en el seno del movimiento feminista, en el que se diluyeron como feministas lesbianas. Esto no evitó la existencia de lesbianas feministas agrupadas en el LSD madrileño, pero de forma muy minoritaria.

En países como España e Italia, como nos recuerda la activista lesbiana feminista Barbara Ramajo, se puede rastrear los discursos lesbofóbicos en la producción intelectual feminista. Porque las mujeres que sentía atracción erótica y sexual hacia otras mujeres fueron toleradas siempre que renunciaran a su papel político como lesbianas. Esta exigencia subyacente dentro del movimiento feminista no encontró demasiado obstáculos por parte de la gran mayoría de mujeres que sentían atracción erótica y sexual hacia otras mujeres, al punto que Ramajo afirma que “estábamos super cómodas dentro del armario del feminismo […] para las lesbianas feministas ha sido un espacio de habitabilidad tan sorprendente y tan maravilloso como han sido los bares de ambiente” pero, añade, “teniendo vidas lesbianas, que no conciencia lesbiana”.

Cuando las lesbianas del movimiento feminista se reivindicaban como sujeto político, como en Francia en 1981, se producían fracturas en el movimiento feminista.

En España, esa tolerancia a las vidas lesbianas (que no a las conciencias lesbianas) dentro del movimiento feminista, llevó a algunas lesbianas feministas a rechazar el tutelaje “maternalista”, organizarse primero en estructura no mixta, y posteriormente a tejer alianzas con el movimiento gai.

En este sentido, la Federación Estatal de Gais y Lesbianas (FEGL) fundada en 1992 por el lesbofeminista Comité Reivindicativo y Cultural de Lesbianas (Crecul), el Colectivo Gai de Madrid (COGAM) y la Agrupación Gay de Madrid (AGAMA), contemplaban en sus estatutos fundacionales dos presidencias, una para cada sexo, responsabilidades para las cuales fueron elegidas Elena de León Criado, presidenta de Crecul, y Miguel Ángel Sánchez Rodríguez, portavoz de COGAM.

Desde entonces, las mujeres lesbianas han tenido un protagonismo importante en el devenir de la Federación Estatal como lesbianas feministas, con Mili Hernández, Beatriz Gimeno, Boti García y Uge Sangil.

Esto ha producido un cierto abismo entre las lesbianas feministas por un lado y el movimiento feminista, por otro, especialmente en relación a las feministas lesbianas.

No es extraño que la investigación del Grupo “Igualdad y Género” de la Universidad de La Rioja, basada en entrevistas a 41 lesbianas entre 2014 y 2018, recogiese el reproche del lesbianismo feminista al detectarse que “la mayoría de lesbianas han defendido las reivindicaciones feministas, pero no siempre sus reivindicaciones han sido prioritarias para el movimiento feminista.”

Podríamos hipotetizar el por qué las feministas lesbianas han renunciado a ser sujetos políticos lésbicos en el seno del movimiento feminista a cambio de poder tener vidas lesbianas (¿tal vez debido a procesos de lesbofobia interiorizada?) pero ello escapa de nuestro objetivo.

En todo caso, sorprende ahora que en el seno del movimiento feminista, las feministas lesbianas se vean impelidas a reivindicarse como lesbianas, aunque de forma tan extemporánea como forzada.

Una muestra la tenemos en el artículo de Victoria Sendón de León, una de las lideresas feministas españolas y encarnación de la feminista lesbiana, titulado “Ser Lesbianas” y publicado en la web Tribuna Feminista. En el mismo, Sendón de León comienza con el siguiente párrafo:

Después de tantos años de militancia feminista sin haber reparado en la necesidad de reivindicar el lesbianismo dentro del Movimiento para darle la importancia que requiere, hoy se me ha metido entre ceja y ceja que es el momento de traerlo como presencia.

¿Acaso nos encontramos ante la reivindicación del sujeto político lésbico de una feminista lesbiana que ha podido tener una vida lesbiana dentro del movimiento feminista, pero que públicamente vivía en el armario lésbico?

No. Todo lo contrario. El su artículo Sendón de León trata de mantener el discurso transfóbico surgido en España durante la tramitación de la Ley Trans, atacando a Witing y Butler, para terminar de una forma realmente chusca, impropia del nivel académico e intelectual que se le presupone, al afirmar

…se me ocurre que las feministas deberíamos declararnos todas lesbianas, como mujeres que aman a las mujeres, y mataríamos varios pájaros de un tiro…

Lo único bueno de este artículo es que reconoce explícitamente algo que una parte del feminismo y muchas de las feministas lesbianas se han negado hasta ahora: que la teoría Queer es hija, deseada o no, del feminismo, y no una estrategia de gais y mujeres trans, en alianza perversa con el neoliberalismo, para ocupar el liderazgo del movimiento feminista, y borrar a las mujeres.

Si no es para reconocer la necesidad de un sujeto político lésbico en el seno del movimiento feminista, ¿cual es el objetivo de Seldón de León con este artículo?

En su feroz ataque a los hombres homosexuales y bisexuales, y a las mujeres trans, (tan feroz que ha terminado por orillar dialécticamente como enemigo al patriarcado) el feminismo transexcluyente se ha encontrado con un obstáculo que no había pensado: la alianza de las lesbianas feministas con los hombres gais y las mujeres trans.

Por eso, la parte del feminismo que articula el discurso transexcluyente, se ha visto en la necesidad de “exigir” a sus feministas lesbianas a que salgan del armario lésbico, pero no para que las feministas lesbianas se reivindiquen como sujetos políticos lésbicos y asuman un papel de lesbianas feministas, sino para intentar cuestionar primero, y quebrar después, la alianza histórica en España entre las lesbianas feministas con el movimiento homosexual masculino y el movimiento trans.

En la misma estrategia se encuentran las declaraciones de Amelia Valcárcel, otra de las lideresas del feminismo patrio, en la tristemente famosa Escuela Feminista de Gijón de 2022, cuando afirmó en relación a la Ley Trans:

«La T se está comiendo a la L, a la G y a todo lo que lleva alrededor y no creo que sea eso lo que se pretende»

Sorprende su preocupación por los gais, cuando un año antes consideraba que los homosexuales varones de Afganistán no estaba en peligro porque está normalizada como “en la Grecia clásica”, obviando datos objetivos de Amnistía Internacional que denunciaba que

En Afganistán, la población LGBTI siguió sufriendo violaciones graves de derechos humanos perpetradas por los talibanes, incluidas amenazas, ataques selectivos, agresiones sexuales, detenciones arbitrarias y otras. Muchas personas LGBTI seguían temiendo la vuelta de prácticas discriminatorias aplicadas por los talibanes en el pasado, entre las que figuraba históricamente la pena de muerte para las personas sospechosas de mantener relaciones homosexuales, y permanecían ocultas, temiendo por su vida.

Una opinión, la de Valcárcel, impregnada de un tufillo de violenta indiferencia patriarcal hacia los excluidos, que indignó a la mayor parte del activismo LGTBIQ.

Que el artículo de Sendón de León y las declaraciones de Valcárcel es parte de una estrategia más amplia, lo encontramos en el ataque que sufrió el pasado 26 de abril la sede de la asociación andaluza DeFrente LGTBI, una entidad mixta donde las mujeres lesbianas feministas tienen un protagonismo absoluto.

En ese ataque se empapeló la fachada con carteles anónimos, uno de los cuales decía:

Día de la Visibilidad Lésbica
¿Quiénes son los protagonistas en el movimiento LGBTQ+?
Los hombres.
Amiga, tu sitio no está aquí.
Está en el feminismo.

Esa misma mañana, aparecieron unos carteles similares en la Alameda de Hércules, entre ellos uno que afirmaba:

Día de la Visibilidad Lésbica
¿Que hace el movimiento LGTBQ+ por las lesbianas?
Invisibilizarlas.
Amiga, tu sitio no está aquí.
Está en el feminismo.

Un discurso que rezuma “maternalismo” y dirigismo (ni siquiera se les ocurrió cambar ese “tu sitio” por “nuestro sitio”) desde una heterosexualidad supremacista realmente carca.

Pero esta estrategia de cierto feminismo de utilizar a las feministas lesbianas como ariete contra las personas trans y los hombres homosexuales no es nueva, ni siquiera propia del movimiento feminista transexcluyente español. Debemos recordar que en diciembre de 2018, siete mujeres de medios de comunicación lésbicos, como las editoras de DIVA, Linta Riley y Carrie Lyell; Riese Bernard, jefa de redacción de AUTOESTRADDLE; la editora de CURVE, Merryn Johsn; Silke Bader, editora de CURVE y LOTL; la editora en jefe de la revista TAGG, Eboné F. Bell; y Florence Gagnon, fundadora de LEZ SPREAD THE WORD, se vieron obligadas a publicar una carta de condena de los ataques a las personas trans por parte de otros medios de comunicación que se presentaban como lésbicos:

“Condenamos enérgicamente a los escritores y editores que buscan fomentar la división y el odio dentro de la comunidad LGBTQI con contenido trans-misógino, y que creen que ‘lesbiana’ es una identidad que solo ellos deben definir. Condenamos a las empresas de medios de propiedad masculina que se benefician del tráfico generado por estas controversias. También condenamos enérgicamente la narrativa actual de algunas feministas, que pintan a las personas trans como agresoras y agresores, una que refuerza la transfobia y que debe ser desafiada para que el feminismo pueda avanzar. Estamos realmente preocupados por el mensaje que estas llamadas publicaciones lesbianas están enviando a las mujeres trans. Cuanto antes dejemos de centrarnos en lo que nos divide y, en cambio, nos centremos en nuestros puntos en común, seremos más fuertes para enfrentarnos a las otras injusticias que se nos imponen. No estaremos divididas».

Reforzar la alianza estrategia entre lesbianas y gais.

Lejos de ir a menos, considero que una parte del feminismo, cómoda con los postulados transexcluyentes, integrado por un número significativo de feministas lesbianas entre sus máximas responsables (pero que siguen en el armario lésbico), van a redoblar sus esfuerzo por sembrar la cizaña entre lesbianas y gais, fundamentalmente, como estrategia para debilitar la fortaleza mostrada hasta ahora por el activismo LGTBIQ en defensa de las personas trans, sus demandas históricas, y sus exigencias legales.

Por ello, defiendo que es fundamental que desde el activismo lésbico y gai sigamos reforzando nuestra alianza, no contra nadie, sino en defensa del sujeto político homosexual (gai y lésbico) que es compatible con el programa histórico del feminismo.

Pero esa alianza no debe sustentarse desde posiciones bien intencionadas, sino que requiere un debate honesto entre iguales, que analice las preocupaciones de ambos activismo que coinciden en muchos temas de la agenda LGTBIQ, pero que también incluye divergencias que deben abordarse antes que sirvan de caballo de troya del feminismo transexcluyente e incluso del movimiento ultraconservador.

Además, desde el activismo gai debemos, lejos de cualquier “paternalismo”, favorecer los liderazgos lésbicos, promover la reflexión feminista dentro de los distintos planos gais, e incorporar e interiorizar las demandas lésbicas como parte consustancial de nuestro proyecto emancipatorio.

En este sentido, coincido con Beatriz Gimeno, cuando afirmaba en 1999 que “los gays (sic) tienen que hacerse conscientes de que las lesbianas tenemos nuestros propios asuntos internos que debatir, nuestras propias reivindicaciones que hacer; todavía tenemos que plantearnos qué imagen es la que queremos ofrecer al exterior y cómo manejarla y en qué condiciones; tenemos que trabajar para superar la tan mentada invisibilidad, tenemos que aprender a movernos por los vericuetos administrativos que nos son generalmente tan hostiles; tenemos que discutir entre nosotras qué temas son prioritarios para nosotras y cuáles son secundarios. Pero sobre todo, para poder ser lesbianas en igualdad, tenemos que combatir las desigualdades que como mujeres, condicionan nuestra vida entera y que como lesbianas inciden especialmente sobre nosotras”.

La chica danesa

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Basada en la novela homónima de David Ebeshoff, La chica danesa (The Danish Girl), es una película británica-estadounidense dirigida en 2015 por Tom Hopper (Los miserables, El discurso del rey) y protagonizada por Eddy Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard y Matthias Schoenaerts. La cinta cuenta la histora real de Lili Elbe, pintora danesa que fue la primera mujer trans en someterse a una cirugía de reasignación.

Corría el año 1929 cuando un día la pintora danesa Gerda Wegener (Alicia Vikander, ganadora de un Óscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación) le pide a su marido, el también pintor Einer Weigene (Eddie Redmayne) que pose para ella ya que su modelo habitual no había llegado esa tarde. El acto de posar como figura femenina hace que Einar descubra su identidad sexual que había reprimido durante años y gracias a esa experiencia se reafirma como Lili. En Paris, los retratos que Gerda hace de Lili llaman la atención de los marchantes. La película refleja el periplo que recorre la pintora danesa para vivir plenamente conforme a su identidad , camino que le llevará a someterse a una cirugía de resignación que mermará su salud hasta causarle la muerte.

El director utiliza un tono contenido para contar la historia de Lili. Los recursos narrativos consiguen transmitir la sensación de desasosiego de la pintora trans como el hecho de que Lili pueda ser retratada y sin embargo, no sea capaz de reconocerse ante un espejo. A lo largo de la película observamos ,a través de pequeños detallas, como la mirada de Lili se dirige hacia las mujeres pero no con deseo sino con la admiración al identificarse con quienes observa. La interpretación de Redmayne, que obtuvo una nominación al Óscar por este papel, nos permite sentir como Lili va asumiendo su identidad. En este camino la artista tendrá el apoyo de Greta, que la acompañará a diferentes médicos para tratar de encontrar repuesta a una realidad aún muy desconocida en la época en la que transcurre la acción. En el periplo médico de Lili encontramos diferentes perspectivas sobre la transexualidad; como, por ejemplo, el terrible diagnóstico de perversión o el absurdo tratamiento de radiación para curar el mal que acecha a Einar.

Lili se convierte en una exploradora de su propio cuerpo. Es consciente de que solo ella puede afirmar su identidad y recibe el apoyo de Greta y de un médico investigador que le proporciona confianza y afecto.

Al final Lili resplandece tras la plena aceptación de su identidad y observa a las mujeres no con la admiración del principio, sino con la mirada de quien se sabe igual a ellas. Porque la pintora ya se reconoce como una mujer plena. Lili representa la angustia de saberse perdida y, a la vez, la valentía de asumirse a sin limitaciones.

En cuanto a los aspectos estilísticos de la película, el film tiene una factura visual notable. Hopper se aleja de amarillismos visuales y construye un diseño pictórico muy cuidado. Filma la cinta como si se tratase de un cuadro, enfatizando la profundidad de campo y buscando la tridimensionalidad. Con planos impecables, el director incluye en la historia cuestiones como la culpa y la moral.

Eddie Redmayne declaró sobre su papel, que se equivocó al dar vida a una mujer trans. En una entrevista para The Sunday Times Redmayne dijo: Hice la película con las mejores intenciones, pero creo que fue un error. El actor aseguró que su interpretación en el filme pudo ayudar a que la historia de Lili llegara al gran público pero señaló que su posición como hombre cisgénero y heterosexual fue clave para que pudiese interpretar el papel en lugar que se eligiese a una persona trans para dar vida a la pintora danesa. Al respecto, afirmó: La mayor discusión sobre las frustraciones en el casting vienen de que mucha gente no tiene un sitio en la mesa. Debe haber un equilibrio. Si no, vamos a seguir manteniendo estos debates. 

Boys don’t cry

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Dirigida por Kimberly Peirce en 1999, Boys don´t cry es una película estadounidense que narra la historia real de Brandon Teena, joven trans que tras vivir conforme a su identidad y conocer el amor con una chica en Nebraska, acaba siendo violado y asesinado por dos ex- convictos el 31 de diciembre de 1993

Estrenada en el Festival de Cine de Nueva York el 8 de octubre de 1999, la cinta fue bien acogida entre el público y la crítica que alabó las interpretaciones de Swank y Savigny. Sin embargo, la familia de Brandon Teena no quedó satisfecha con el resultado de la película ya que, según decían, no contaba de una forme verídica el crimen de odio perpetrado contra Brandon.

La película supuso la brillante entrada de la, hasta ese momento desconocida, Hillary Swank en Hollywood. Swank obtuvo un Óscar por su brillante interpretación de Brandon Teena. La contención de Hillary Swank dista de la desbordante composición que realiza Chloë Sevigny de su personaje, la chica que se enamora de Teena. El resultado del contraste entre ambas actrices hace brillar la cinta.

En el momento del asesinato, Peirce, entonces estudiante de cine en la Universidad de Columbia, hizo un cortometraje sobre Brandon extraído de sus viajes a Nebraska para realizar entrevistas y asistir a los juicios de los dos hombres condenados más tarde por el asesinato de Teena. En esa época, la directora vivía en un enclave donde se concentraban artistas, intelectuales y personas LGTB en el East Village de Manhattan. La realizadora se encontraba en una precaria situación económica. No podía pagar el alquiler, le habían cortado el teléfono y ya había agotado los ahorros de su vida.

Por suerte, la productora independiente Christine Vachon (Kill Your Darlings, Happiness, Kids) se lanzó y, junto con el apoyo del Instituto Sundance y Hart Sharp Entertainment, ayudaron a Peirce a dar vida al hombre trans Brandon Teena en lo que se convirtió, cinco años después, en su impresionante debut, Boys Don’t Cry.

Este largometraje permite a Peirce ir más allá de los hechos y describir la realidad de un joven trans que lidió con las consecuencias de encontrarse en el corazón más intolerante de Estados Unidos.

Para la directora, si Brandon hubiese vivido en esta época, con el acceso a gran cantidad de información gracias a internet, Teena habría conocido mucho más sobre las personas trans. De hecho, Brandon investigó sobre someterse a una cirugía de reasignación, así que hubiese visto videos con testimonios de otras personas trans.

En una entrevista concedida por Kimberly Peirce a Ïndi Wire, la cineasta habló sobre el rodaje de la violación de Brandon y contó que mientras Sexton, Swank y Peter Sarsgaard (quien interpreta a John Lotter, el otro hombre involucrado en la violación) se preparaban para filmar esa escena , Sexton «desapareció».

En efecto, Sexton recordaba ese momento de desasosiego por el que pasó en el rodaje. Comentó que desapareció porque no se sentía capaz de abordar la violación y estuvo llorando desconsoladamente cuarenta y cinco minutos escondido tras una fábrica de lácteos. Al actor le costó mucho hacer frente a la brutal violación de Brandon ya que temía lastimar a Swank. Peirce le sugirió que hablara con la actriz. Hillary le dijo a Sexton que tenía que hacer la escena, que no se preocupara por ella.

La película transita de la delicadeza a la devastación con una habilidad asombrosa logrando que la historia que cuenta sacuda a la audiencia.

En la vida real, Lotter y Nissen desnudaron a la fuerza a Teena en un baño y lo violaron horas después. Para evitar que presentara cargos, lo mataron a él y a dos transeúntes.

Lotter está en el corredor de la muerte en Nebraska, y Nissen está cumpliendo tres cadenas perpetuas. Nissen se retractó de su testimonio original en 2007 y ahora admite que asesinó a las tres víctimas, con Lotter como su cómplice.

Nuestra venganza será ser felices

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial

“Perder el norte” es desorientarse, carecer de razón y buen juicio, incluso tentar a nuestra cordura. Como una estrella polar, el norte es la guía, el modelo con el que compararse, el espejo en el que mirarse y el deseo continuo que construir. El lugar racional. Así, los modelos ideales de bienestar son los de aquellos países más al norte del mundo, cuanta más nieve más sociedad ideal. Cuanto más blanco, más deseable. Y el norte, como modelo del mundo, también lo acaba siendo de nuestro activismo. Pero ¿qué significa perder el sur?

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Letra S es una organización civil mexicana sin ánimo de lucro dedicada a la defensa de los derechos humanos de las personas LGBTI y de quienes viven con VIH, a través, entre otras actividades, de la elaboración y difusión de información sobre temas relacionados con la Salud, Sexualidad y la Sociedad. Su último informe de Muertes violentas de personas LGBT+ en México (2021), reportó 78 muertes violentas, de las cuales 55 eran mujeres trans.

México, en concreto, es el segundo país del mundo donde se registran los números más altos de asesinatos a la población trans, según los últimos datos del Observatorio de Personas Trans Asesinadas (de la Asociación Transrespect Versus Transphobia, Wordlwide), que analiza los datos registrados a nivel mundial desde el 1 de octubre de 2020 al 30 de septiembre de 2021. Encabeza la lista Brasil con 125, y se encuentra en tercer lugar Estados Unidos con 53. Este «ranking» tiene matices si pensamos en aquellos países donde incluso no existen registros.

Paola Buenrostro fue asesinada en Ciudad de México el 30 de septiembre de 2016 en el contexto de su ejercicio como trabajadora sexual, cuando un cliente le disparó en su coche tras descubrir que era una mujer trans. Los hechos fueron escuchados y presenciados por su compañera Kenya Cuevas, a quien también apuntó con el arma que quedó encasquillada. El sujeto fue detenido minutos después de los hechos, con el arma y el cadáver de Paola en su vehículo, pero fue puesto en libertad dos días después con el argumento de una supuesta ausencia de personas que hubieran atestiguado los hechos. A esto se le sucedió la negativa de la entrega del cuerpo de Paola a Kenia, tras rechazar su familia sanguínea la reclamación del mismo.

Estas serían las primeras de una multitud de irregularidades por parte de las diferentes instituciones y de la Fiscalía, pero también supondrían el comienzo de una lucha por la justicia que vio su inicio en la redirección de la marcha del coche fúnebre de Paola al lugar de su asesinato y el homenaje de sus compañeras en el mismo lugar en el que le fue arrebatada la vida. En palabras de Kenya Cuevas en el Comunicado del 4o aniversario del transfeminicidio de Paola:

«Desde aquel día 30 de septiembre de 2016 las mujeres trans comenzamos a existir y ahora lo que nos queda por delante es recuperar nuestros derechos y ocupar el lugar que nos corresponde. Conquistar nuestra feminidad para luego destruirla si así lo deseamos, reinventarnos en ella y romper los esquemas de dominación machista y los estereotipos. Ahora, lo que nos queda por delante es consumar nuestra venganza y ser felices».

A partir del transfeminicidio de Paola, Kenya Cytlaly Cuevas Fuentes fundó el 2 de abril de 2018 la Casa de las Muñecas Tiresias, una asociación civil resultado del activismo y la lucha política, que tiene como objetivo el apoyo integral a las mujeres trans en México. Ante las necesidades de las mujeres (que se vieron exacerbadas por la situación derivada del Covid-19), en enero de 2020 inauguraron la Casa Hogar Paola Buenrostro, primer Centro de acogida dirigido en exclusiva a las mujeres trans en situación de sinhogarismo en America Latina. El 14 de febrero de 2022 pudo abrirse un segundo albergue. Casa Hogar Catherine Danielle Márquez se sitúa en Morelos, el estado mexicano que reportó más crímenes por LGBTIQ+fobia el pasado año.

Desde el asesinato de Paola, Kenia Cuevas fue trasladando todas las irregularidades del caso a la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad de México, que tras su estudio emitió una Recomendación (02/2019) por la «falta de debida diligencia y de aplicación de la perspectiva de género y enfoque diferenciado en la investigación de transfeminicidio» al considerarse que la Procuraduría General de Justicia había violado los derechos de Paola por el trato en masculino, la ausencia de comprensión del asesinato en el marco de la transfobia, la puesta en libertad del presunto asesino habiendo presentado evidencias y la ausencia de protección y reparación hacia Kenya como testigo de los hechos.

Esta Recomendación fue aceptada, suponiendo, por tanto, el reconocimiento por primera vez de un transfeminicidio por parte del gobierno mexicano, generando, además, un compromiso para adoptar medidas específicas hacia el caso: plan integral de reparación para Kenya, el reconocimiento y la disculpa de lo sucedido, y actuaciones generales de protección para la comunidad LGBTIQ+ (garantías de no repetición, modificaciones en los protocolos y marcos de actuación, así como la creación de un protocolo específico para los transfeminicidios).

El único compromiso cumplido fue el de la disculpa pública por parte de la Fiscalía de México, emitiéndose esta en 2021, en el quinto aniversario del asesinato de Paola y dos años después de la Recomendación.

Tras esta disculpa pública, uno de los diputados del gobierno mexicano presentó la Ley Paola Buenrostro, elaborada con el apoyo de Kenya Cuevas y otras activistas. El objetivo de esta propuesta de ley es el de incluir el delito de transfeminicidio en el artículo 69 del Código penal de la Ciudad de México (penas de cárcel de 35 a 70 años y aspectos determinantes como el tratamiento adecuado del nombre y pronombre de la víctima o entrega del cuerpo a la familia afecta cuando la familia sanguínea rechace su recogida). Esta ley aún no ha sido dictaminada por la Comisión de Administración y Procuración de Justicia, pero puede ser un nuevo precedente en esta lucha por la justicia, en el objetivo de conseguir la felicidad de las mujeres trans como acto de venganza.