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Maestro

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Maestro es una película estadounidense estrenada en 2023 dirigida y protagonizada por Bradley Cooper que narra algunos retales de la vida del compositor y director de orquesta Leonard Berstein. La cinta en un principio la iba a dirigir Steven Spielberg, pero finalmente se la cedió generosamente a Cooper quien también se mete en la piel de Berstein. Le acompaña en la historia, Carey Mulligan que interpreta a la actriz chilena Felicia Montealegre, esposa del compositor. Algunas partes de la historia se han omitido a través de elipsis por respeto a los hijos de Berstein, que dieron su aprobación a la película. Estamos ante una historia de amor que se sostuvo a lo largo del tiempo a pesar de las relaciones que el músico, que era bisexual, mantuvo con otros hombres durante su matrimonio con Felicia. Bernstein estaba muy enamorado de su esposa, tal y como aseguró a ‘The New Yorker’ la hija de la pareja, Jamie: Él no podía vivir abiertamente como un hombre gay, pero tampoco podía dejar de amar a su esposa, y se sentía terriblemente culpable por lo que hizo pasar a Felicia. Ambos aprendían y encontraban estabilidad e inspiración en el otro.

La cinta comienza en blanco y negro, con un plano secuencia que nos traslada junto a Berstein desde la intimidad de su piso hasta el Carnegie Hall dónde dirigirá por primera vez a la Filarmónica de Nueva York sustituyendo al indispuesto director titular. Sin tiempo para ensayar, Bernstein asume la batuta con brillantez en lo que supone su salto al estrellato con veinticinco años. Enseguida aparece ocupado escribiendo la banda sonora de un musical, On The Town (En la ciudad). Cooper y Josh Singer, evitan contar todos y cada uno de los triunfos y dificultades de Bernstein en el guión. En cambio abordan un estudio profundo del personaje con sus luces y sus sombras.

Ha sido discutida la bisexualidad del músico, pero la película parece dejarlo claro desde el principio cuando, tras una escena en la que aparece el director en su apartamento con otro hombre, vemos en el plano siguiente, a la adinerada actriz chilena Felicia Montealegre, que a la postre se convertiría en su mujer. Felicia quiere mantener a raya la vanidad de Berstein y le dice al principio de su carrera: No lo olvides, eres un hombre. Algo parecido le decían a los emperadores romanos cuando celebraban públicamente sus triunfos: Recuerda que solo eres un hombre. Felicia siempre fue consciente de la atracción de Berstein hacia los hombres: Sé perfectamente quien eres, le dice, aun así le pregunta ¿Y si Lo intentamos? Los primeros momentos de su romance se presentan como un melodrama en blanco y negro de los años 40, un torbellino de diálogos ágiles, ritmo acelerado y secuencias oníricas.

En una entrevista concedida a la revista Varety el 8 de diciembre de 2023, Cooper comentaba: Siempre he creído que podría interpretar a un director de orquesta, pero ¿puedo investigar y ver si puedo escribir y dirigir yo la historia? El actor contó que estuvo seis años aprendiendo a dirigir para poder dominar la batuta en la cinta durante seis minutos y 21 segundos de música. Se trata de una escena en la que Leonard Bernstein dirige a la Orquesta Sinfónica de Londres, por lo que el intérprete se aprendió todos y cada uno de los movimientos para replicar la escena.

Bradley Cooper se sumergió a fondo en la preparación de su papel: Yo amaba la dirección desde pequeño, pero me refiero a jugar a que dirigía. Le pedí a Santa Claus una batuta cuando tenía como ocho años y dirigía todo el tiempo, porque en mi casa siempre se escuchaba música clásica. El actor también reveló que durante su tiempo en la escuela de posgrado, escribió un monólogo sobre un director de orquesta, consolidando aún más su conexión con esa figura: Sabía que había pasado tanto tiempo creyendo que era un director que, si en algún momento tenía la oportunidad de interpretar a uno , ya habría estado ensayando durante años, aclaró.

En su investigación para dar vida a Berstein, Cooper obtuvo grabaciones exclusivas del maestro que le permitieron conocer de una forma más precisa su manera de dirigir. Además, descubrió la profunda conexión de Bernstein con la música de Gustav Mahler, lo que marcó un punto de inflexión en su enfoque para construir el personaje.

Él (Leonard) amaba a Gustav Mahler y cuando estaba investigando su vida, por alguna razón, nunca escuché la música de Mahler y no sé cómo se me pasó. Para mí es la música más poderosa que he escuchado en mi vida y él la dirigió. Hay un video de él dirigiendo en una catedral y encapsula todo lo que debes saber sobre él como director. Pensé: ‘si puedo aprender a dirigir como lo hizo en esos seis minutos, ese puede ser el pilar de la película’, explicó.

La conexión de Bernstein con Mahler y su dirección apasionada fueron la guía que siguió Cooper para dar vida al aclamado director de orquesta.

Bradley Cooper también asistió a la Filarmónica de Los Ángeles bajo la dirección de Gustavo Dudamel, quien dirigió la misma pieza que Bernstein. Se comprometió con el papel desde el primer ensayo hasta el último, sumergiéndose de lleno en el mundo de la dirección orquestal. Tres años y medio después, viajé con él a Berlín y pasé dos semanas en su compañía y la Filarmónica de Berlín, agregó Cooper. Esta experiencia le permitió comprender mejor a Berstein y solidificó su capacidad para capturar el talento del legendario director en la pantalla.

Además contó con la colaboración de Yannick Nézet-Séguin, director musical del Metropolitan Opera, quien desempeñó un papel esencial en la conexión musical entre ambos. Durante toda la grabación de la película, Séguin estuvo presente para proporcionar orientación y dirección. También creó videos para respaldar la preparación de Cooper. Me guiaba desde un auricular para asegurarse de que estaba en el tempo correcto, contó.

La cuestión antisemita también está en la cinta. En una escena a Berstein le recomiendan que cambie su apellido para no parecer judío porque eso sería un obstáculo en su carrera. Además ya le advierten que para triunfar su vida deberá ser intachable. Esto le llevaría a mantener siempre en secreto sus relaciones con otros hombres. Esas relaciones eran conocidas por su mujer, que, en un momento, al encontrarlo en actitud cariñosa con otro hombre, le advierte: Te estás descuidando. Otra de las escenas que muestra la bisexualidad del compositor sucede en la ópera donde Berstein toma la mano del joven que se sienta a su izquierda mientras su esposa, a su derecha, lo observa con evidente disgusto. En otro momento de la cinta, Felicia le advierte: Si no vas con cuidado, morirás siendo una vieja reinona solitaria.

En la cinta, varios planos sobrios en los que únicamente aparece Felicia, expresan a la perfección su soledad. Sobre las relaciones de Berstein con otros hombres, su mujer advierte al músico que no se atreviese a contarle a su hija la verdad de los rumores que planean sobre él. Entonces Berstein niega a su hija que esos chismes que ha oído sobre su sexualidad sean ciertos.

Respecto a la puesta en escena, la cinta combina formas de cine clásico con notas más contemporáneas. Es una película de escenas ambientadas en un entorno bohemio de Nueva York. Maestro transita por varias épocas sin necesidad de flashbacks. El maquillaje de los actores va anunciando el paso del tiempo. Respecto a la caracterización del protagonista, hay que apuntar la polémica desatada a raíz de la prótesis de nariz que utiliza Cooper porque surgieron voces críticas que lo consideraron un gesto antisemita.

Cooper realiza un homenaje a los musicales de Berstein introduciendo en la cinta pequeños fragmentos de West Side story y Un día en Nueva York.

En la conversación que Berstein mantiene con un periodista durante la película, se define la relación que el director mantiene con la música:

La música es lo más grande que puedo hacer. Amo tanto la música que me aferra a la vida cuando estoy deprimido y puedo estar muy deprimido Amo tanto a la gente que me cuesta estar solo, y eso para componer es complicado. Tengo que creer que siempre, en un remoto lugar de mi alma hay una salida. Sin embargo, Felicia le reprocha que se sube a la tarima solamente para restregarles su talento: Tu verdad te hace fuerte y valiente pero nos impide a los demás vivir con fuerza y valentía, le espeta .

Su forma de entender la vida queda reflejada en lo que les dice a los músicos de su orquesta:

A medida que se acerca la muerte, un artista debe desprenderse de todo lo que le coarta. Un artista debe entonces dedicarse a crear todo el tiempo que le pueda quedar en absoluta libertad. Tengo que hacer esto para mí mismo tengo vivir que vivir todo el tiempo que me queda de vida, sea o mucho, exactamente como yo quiera, mucha gente piensa así hoy en día.

Berstein no solo fue un director, fue un compositor y un pianista y todo lo hizo con excelencia. También fue un gran comunicador que hizo mucho por cambiar la visión que tenía el público en general de la música clásica. La cinta cuenta el talento musical de Berstein sin dejar de lado sus momentos más íntimos que describe con naturalidad.

 

Estereotipos Les

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

La amiga de mi amiga

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película española de 2022 dirigida por Saida Carmona que cuenta las vicisitudes de una pandilla de lesbianas treintañeras, muchas de las cuales son amigas en la vida real de la directora. Las protagonistas viven como si tuvieran veinte años, saltando de unas relaciones a otras, enredándose entre ellas en busca del amor, que es de lo que, en realidad, están enamoradas. Esta es una cinta con look amateur y vocación underground rodada en 11 días. Un homenaje a Eric Rohmer y a la nouvelle vague. La realizadora adapta la fórmula de Rohmer a su mirada personal sobre el cine, la vida y las relaciones , dándole a la historia un toque queer con la frescura que envuelve todo el metraje y sin que esa naturalidad refleje descuido en la factura.

Esta historia empieza cuando Zaida, después de una ruptura, vuelve a Barcelona y se encuentra con Rocío, su amiga, que tiene una novia, Lara, que tiene una amiga Aroa, que tiene una novia, Julia. A Zaida le gusta Lara, pero también Aroa. Julia deja a Aroa para enrollarse con Rocío. A Rocío le gusta Julia pero no quiere dejar a Lara y Lara está hecha un buen lío. Además cantan y juegan al tenis y van al cine…

Según contó Zaida Carmona a Ana Satchi en el programa Artisteando de InOutRadio, todo surgió, como tantas cosas, en confinamiento .Yo tenía un guión escrito, pero era muy difícil de rodar con los escasos, nulos medios que tenía. Necesitábamos financiación y entonces, un buen amigo, Marc Ferrer me dijo: ¿Por qué no escribes sobre tu entorno, sobre tus amigas y sobre tus líos? Y fue como bueno, eso quedó ahí y en esa época yo estaba viendo pelis de los noventa sin parar y me obsesioné con el cine de Eric Rohmer y entonces pensé: ¿Cómo sería una peli de Eric Rohmer pero llevada a mi entorno, a un entorno bollero. La amiga de mi amiga está basada muy libremente en El amigo de mi amiga que igual no tiene nada que ver pero que es el germen de la idea. Me puse a escribir junto a Marc, yo hacía una versión, se la pasaba, peloteábamos…Y lo que fue muy curioso, que me encantó, que yo soy muy lenta escribiendo, y aquí me puse a hablar de mis amigas, me puse a hablar de bollerismo y el primer borrador del guión me salió como muy rápido. Luego sí que hubo mucho retrabajo pero salió bastante del tirón. Son cosas que igual no nos han pasado exáctamente, pero si no muy similar y si no a mí a mi amiga.

Y porque el hecho de representarnos y escribir una historia sobre nosotras y hablar así tan libremente y desde esta celebración de nuestra identidad era algo que me animaba mucho y me animaba tanto a escribirlo como a imaginar como a generar este universo que yo creo que fue que se juntaron muchas cosas. La necesidad de escribir algo desde un sitio honesto también, vamos a contarnos. Pasó una cosa muy sorprendente, y es que estamos ávidas de ese tipo de historias. Esta película tiene un presupuesto muy pequeño, está hecha desde los márgenes, que es desde donde creo que se pueden hacer este tipo de películas. Lanzamos un Verkami y se cumplió el objetivo en dos días, sin tener yo una carrera detrás. Yo creo que es por la necesidad de contar nuestras historias, necesitamos contarnos. Tenía muy claro desde el primer momento que quería filmar a mi amiga Rocío Saiz, porque me parece una persona que tiene mucho carisma, la he visto actuar y es increíble, pensé seguro que para este tipo de proyecto se apunta y tiene el morro de ponerse delante de una cámara. Ella se apuntó antes de leer nada. También me apetecía mucho hacer algo con Alba Cross que es una de las protas que en un momento iba a ser ella, luego no iba a ser ella, al final sí que fue. Y luego hay una persona que es clave, que es la persona que hizo de ayudante de dirección, producción, coordinando la pospo, que es Gema Arquero, que es de esas personas que en el equipo técnico queda siempre queda como en la sombra y al final es una persona que sin ella esto no habría sido, al final necesitamos estas redes, este apoyo y más , yo creo, las mujeres y más las bolleras que siempre nos estamos como cuestionando, tener un equipo que esté ahí y a partir de ahí se empezó a unir la gente . Yo escribo esto en 2020, y empezamos a rodar en febrero 2021, durante 11 días en Barcelona y todavía había toque de queda, a las diez teníamos que estar en casa, los bares cerrados. Fue un poco bestia rodar en ese contexto, cada persona del equipo compatibilizando sus trabajos con el rodaje.

Nos costó un poco llegar a las fechas, poder cuadrarlas y cuando empezamos a rodar salió todo superbién, era una maravilla. En el equipo de rodaje todas las jefas de equipo eran tías, tias bisexuales o bolleras , luego el resto del equipo también han sido chicos gais, ha sido casi todo un equipo enteramente LGTBI y eso se notó para bien, había un cuidado y un vamos todos a una que yo no sé si en otros rodajes pasa esa magia . Yo había rodado algún corto, muy pequeñito, con un equipo muy pequeño. Era la primera vez que me metía algo así. Estaba un poco aterrada y, sobre todo, lo complicado era tener la mente dividida en cuándo estoy actuando y cuándo estoy dirigiendo. Porque es como, yo ahora me lo tenía que estar pasando superbién rodando con mi amiga Rocío y estoy agobiadísima porque tenemos una hora para rodar y es algo imposible. Era como estar todo el tiempo en esa disociación. Yo no sé cómo soy como directora, la verdad es que el equipo lo puso muy fácil. Yo soy una persona muy nerviosa, llevo fatal la presión y la verdad es que yo creo que estuve bastante tranquila y lo disfruté mucho. Fue un esfuerzo titánico y colectivo. Las expectativas las hemos superado con creces. La acogida fue muy emocionante. Vienen chavalas súper jóvenes, que yo creí que a una generación más joven esto no le iba a interesar, y me dan las gracias por contar esto y también tías más mayores. Haber conseguido esto en diferentes generaciones, que puedan reflejarse en la pantalla a mí me emociona un montón.

Azul, azul

Por Sara Levesque

 

—Me gusta el color de tu camiseta —me dijo una vez.
—Gracias. A mí el de tus ojos —respondí.

No sé si fue el color de sus ojos o el de su sonrisa, o la luz del atardecer, que como iba a llover me inundó de coraje por si el agua se tragaba el mundo con nosotras dentro. Pero con esa atmósfera alternativa, lo que me pedía el cuerpo era besarla hasta que nuestros labios fuesen uno solo. Y que fuera lo que tuviera que ser. Como la vez que nos fuimos de escalada.

Soy muy selectiva. Me atraen ciertos peligros. El alpinismo. El buceo. Trepar hasta la profundidad de su alma…

The Nose imponía.

Su perfil era enorme y poderoso. De lejos parecía una gigantesca nariz. Una tocha infinita. La montaña más lisa, preciosa y peligrosa que he visto. Como ella. Con su pelo desorganizado, también era preciosa. Y peligrosa. Como la montaña.

A solas en la explanada, decidimos tumbarnos sobre el césped. Frondoso. Mullido. Me hacía recordar partes del cuerpo que no vienen a cuento. La miré de reojo. Tenía la vista alzada al cielo. Hacia el horizonte. El maldito horizonte que tanto le complacía. Era tan eterno… El condenado horizonte…

Quería empezar la escalada, pero la hipnótica figura de mi musa me impedía sacarle los ojos de encima. Entonces, se giró y me besó en la mejilla. No me lo esperaba, a veces era desconcertante. Como si su pensamiento fuese «te quiero cuando a mí me dé la real gana».

Yo fui tan idiota que acepté. Toqué su camiseta turquesa pensando que estaría mejor sin ella, queriendo de repente escalar su peligrosidad en vez de la de la montaña.

The Nose, con su roca lisa, infinita hasta el malvado horizonte, había desaparecido. El tiempo se detuvo con nosotras a sus costados. Deseaba abrazarle los labios y sentir su textura mientras dejábamos en el olvido el tiempo perdido. Me aproximé más a ella sin soltar su camiseta, la única textura a la que tenía acceso. Busqué sus ojos, intentando descifrar su expresión. Sonreír con menos miedo de lo normal. Me acerqué aún más, dispuesta a precipitar mi lengua por el acantilado de su abismal boca.

Sin esperarlo, se separó y correteó con los pantalones rebosantes de raquíticas briznas de hierba a ponerse el material, dispuesta a comenzar la ascensión. Su impulsividad me dejaba perpleja. Una vez más. La observé con la boca abierta, con cara de tonta.

Delante de mí, el azul de su camiseta. Arriba, el azul del absurdo horizonte. Y ella, con el paisaje, si se desnudara formaría el conjunto ideal para que Reverón la incluyera en su Período Azul.

Corría muy rápido. Saltaba, volaba con su encantadora forma de mirar al cielo con los brazos abiertos, como Heidi.

Adoraba pillarla mirando el puto horizonte…

Y es que, a veces, he sentido cierta esperanza por minucias. Ganas de acelerar esa parte para revivir una apagada ilusión. Olvidé decirle que soy un desastre, que no me ignorase más, esto no fue ficción. Pasé mucho tiempo viendo las estrellas destellando. Plateadas lágrimas de mis luceros al suelo, sintiéndome sin querer, como un poeta soñando…

© Sara Levesque

 

Frases del Lesbopatriarcado 6 – Si tengo amigas hetero

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Raras

Por Sara Levesque

 

Soy rara. Mi musa también. Era tan rara como yo. Dos extrañas en un mundo a la par que nosotras.

Llovía y era la excusa perfecta para acordarme de ella. En realidad, no precisaba motivos.
Me hechizaba la lluvia casi tanto como me hechizaba ella. Las nubes maquillaban de gris el día. Y ese sigue siendo mi color favorito. Porque se sale de lo común. Porque no le agrada a todo el mundo. Como la lluvia. Como ella. Como yo. Y la hora de la siesta, en la que mejor me encuentro. Aunque no para dormir.

Me encantaba que, cuando coincidía que tocaba reposar la comida y chispeaba, nosotras aprovechemos esa pausa de relax para repartir nuestras huellas por la ciudad mientras los de los demás dormían.

Ese peculiar halo era el lienzo perfecto para dibujar mi cuerpo enredado con el suyo. Cualquier día me servía para dar un paso y atreverme a besar su cuello infinito, esnifando el aroma de sus cabellos. Cogerle de la mano, irnos juntas a casa, trazar una ruta en nuestras pieles y amarnos con música de chaparrón de fondo. Después de hacer el amor, lo desharíamos para volverlo a hacer. Solo para que la rutina no se nos comiera. Devorarnos entre nosotras sería más que suficiente. Casi como sucumbir al sadismo. Porque todo es soñado por mi enamorada mente con forma de su corazón. La luz que iluminó mi oscuridad es que ella fuera tan rara como yo.

Cualquier día me servía para estar con ella, excepto los viernes. Los viernes procuraba no verla. Procuraba estar a solas con su recuerdo. El viernes era mi día. Pienso que primero debes aprender a estar contigo mismo para saber convivir con los demás. Como la mayoría de escritores, me gusta estar sola. Sé estar sola. Pero los viernes necesitaba estar sola.
Quería llegar a casa anocheciendo, apenas cenar, fumarme un cigarro, escribir sobre ella, beberme una copa, asomarme a la ventana, odiar el amor que le tenía, soñarla un poquito, meterme en la cama, follarla un muchito, echarla de menos y dormirme sin más. Le dije que los viernes procuraría no verla. Prefería imaginarla. Tan firme fui con ese planteamiento que me concedió encantada todos los viernes del calendario y los seis días restantes, por si me eran necesarios. Fue la generosidad más cruel que alguien me ha entregado en la vida.

A pesar de ello, lucía preciosa en todo su esplendor. Lucía preciosa con su vestido de rayas. Adoré su cuerpo y su pelo así, estrambótico, libre, sin atusar, como incoherente. Era su estilo. Me encantaba que nos mintiéramos al oído sobre cómo el tiempo no nos había rozado, ni mucho menos cambiado. Lucía preciosa bajo la luz del atardecer que, como iba a diluviar, era peculiar. Se me antojaba dulce y plena. Y cuando le cotilleaba el perfil, entendía que su silueta era mejor que cualquier escultura de un gran artista. Lucía preciosa en el escenario cuando me buscaba desde sus ojos, tan expresivos como la luna, y en esa mirada distinguía el brillo de su calor. Porque a su lado, hasta por las noches sonreía el sol. Lucía preciosa en esta vida. ¿Y sabes por qué, Lector? Porque su curva más provocadora, la que más me excitaba, de la que siempre quería averiguar su sabor no era la de su delantera, ni la de sus posaderas, ni siquiera la más cóncava de su cuerpo. No. Era su sonrisa. Un día le pedí que aprendiera a cuidarla para que siguiera siendo curva, no fuera que se le olvidase hasta acabar perdiéndose en una recta infinita. No se le olvidó. Tampoco recordó lo hermosa que era la vida para mí cuando ella le sonreía a los días.

© Sara Levesque

 

Bulos vs Realidad

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Orlando, mi biografía política

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

En 2023 el filósofo trans Paul B. Preciado dirige y guioniza este ensayo filmado producido en Francia. Preciado escribe una carta a Virginia Woolf para contarle que su Orlando ha salido de la ficción y lleva una vida que jamás habría imaginado. Utiliza el cine como herramienta para reflexionar sobre la transexualidad.

Alguien me preguntó: ¿Por qué no escribes tu biografía? Porque la capulla de Virginia Woolf la escribió por mi en 1928, comentó Preciado en una entrevista concedida a El cine de la Ser. Según el filósofo burgalés, la película surgió de la idea de enviarle una carta a Virginia Woolf para decirle que, contra toda expectativa, su Orlando ha sobrevivido, está vivo, ha salido de su ficción y no solamente ha salido de su ficción sino que hay miles y millones de Orlandos. Para el filósofo, estamos viviendo un momento orlandesco y que ese momento no es como hubiéramos podido imaginar, como una historia de ciencia ficción como la gente pensaba que lo era en 1928 sino que es un momento de transformación política increíble. Preciado quiso añadir al título biografía política porque dijo que en parte la vida de las personas como yo ha sido siempre puesta en cuestión, amenazada y si estamos vivos estamos vivos gracias a una reivindicación política, por tanto, quería añadir esa pequeña “política” ahí, aunque luego es verdad que la forma de política que defiende la película es una política poética, es una política de cambiarle el nombre a las cosas, de cambiar la manera en la que deseamos, en la que sentimos.

Cuando le ofrecieron la posibilidad de hacer una película sobre su vida pero que no la iba a hacer él sino que la iba a hacer otro director, la idea le espantó. Entonces pensó: Esto es horrible, porque además harán una biografía, es decir si imaginamos una biografía casi ya tenemos el relato hecho. Si es un hombre, ya sabemos cómo va a acabar la historia, si es una mujer más o menos también. Y luego está como el relato ese tan normativo de lo trans, antes y después. Y yo tenía claro que no quería que mi vida fuera representada de ese modo, digamos con esa mirada binarie. Por eso al final acabé yo haciendo la película. Pero desde el principio supe que yo no estaría en frente de la cámara . Yo soy muy tímido, yo odio todo lo que tiene que ver con las fotos que para mí es como un sufrimiento constante. Entonces yo sabía que sería mi vida pero que mi vida, en parte, está tejida de millones de otras vidas. Aparte es una cosa que yo aprendí con Virginia Woolf realmente: que la vida siempre empieza y acaba mucho antes de que nacemos y mucho después de que morimos y eso realmente es fascinante. Como que vives la vida de otras personas y empiezas a vivir la vida de otros que seguirán viviendo y por eso, al final la película es casi como un taller micro político colectivo. Yo la he hecho de una manera muy punk, una forma muy háztelo en casa. Yo tenía muy poco presupuesto y hubo que inventar recursos. Pero al final está hecha con la generosidad y la valen toda la gente que ha participado.

La idea de Preciado no es convencer a nadie con su película sobre cómo es lo trans sino también a invitar a mirar su propia vida como una vida mutante, como una vida en un momento de cambio global. Se plantó hacer una adaptación documental del Orlando de Virginia igual que un libro, como un proyecto filosófico. Empezó a hacer pruebas distintas con los Orlandos que vinieron al casting y se dio como una consigna de libertad absoluta en la experimentación visual. Pensó que utilizando el leguaje de Virginia Woolf podía dejar a un lado los lenguajes de la patología médica, como los lenguajes ultra legalistas, todos esos lenguajes quedaban fuera.

El filósofo/director afirmó que la película lo que dice a las personas binarias es en un momento de cambio epistémica es posible que no tengáis nuestra experiencia pero es posible que tengáis otra; es posible que estéis desplazados, es posible que estéis divorciados y que estéis en un litigio para recuperar a vuestros hijos incluso para recuperar vuestras casas. Todo el mundo, incluso con la experiencia del Covid, la gente ha tenido la experiencia de como su cuerpo ha sido regulado de forma casi totalitaria por el estado. Entonces yo creo que compartimos muchas experiencias. No se trata de decir “todo el mundo es trans”. Se trata de decir todo el mundo vive una vida orlandesca. La experiencia de confrontarse a la mutación es también válida para las personas binarias. No es una película pedagógica, no se trata de convencer a nadie sino de invitar a las personas a ver su propia vida como una vida mutante.

Beautiful Thing

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película inglesa de 1996 dirigida por Hettie McDonald. Jamie, un chico de 16 años, vive en un barrio humilde de Londres con su madre, Sandra. Jamie sufre bullying en el instituto por lo que falta a clase cada vez que tiene ocasión. El joven vecino de Jamie, Ste, tiene que soportar constantes palizas por parte su padre y de su hermano. Cuando Sara encuentra Ste llorando lo lleva a su casa para apartarlo del maltrato que sufre. Entre Jamie y Ste surgirá una relación de amor.

La cinta se estrenó en un canal privado de televisión del Reino Unido como una tv movie más, pero su éxito fue tal que dio el salto a la gran pantalla llegando a estar presente en festivales de la talla de Cannes y San Sebastián.

El guión está basado en la obra de Jonathan Harvey también dirigida por McDonald que se estrenó en el teatro Bush de Londres el 28 de julio de 1993. En 2014 se representó en España bajo el título Maravilloso y la dirección de Noé Muñoz

La cotidianidad de las situaciones aporta naturalidad a la relación que surge entre los dos jóvenes a través de una narración sincera en la que afloran los sentimientos de los protagonistas, sus deseos, miedos y preocupaciones. Estamos ante una historia de amor apartada de los convencionalismos visuales sobre la homosexualidad. La cinta se acerca al tema a través de una narración honesta, neutral y sin dramatismos. Beautiful thing es la historia de dos jóvenes que descubren sus sentimientos y deciden afrontarlos en el entorno en el que les ha tocado vivir. El acierto de las localizaciones, nos permite sumergirnos en el ambiente propio de los barrios obreros de Londres. .

La banda sonora se apoya en el soul y en canciones de los 70 y 80. Mama Cash se convierte con su música en un personaje más de la cinta que además, nos ayuda a acercarnos al personaje de Leah, la excéntrica vecina de Jamie. Destacan los temas Dream a little dream of me y Make your own Kind of music, que suena en uno de los momentos más especiales de la cinta.

El final feliz de la película contrasta con los finales trágicos desafortunadamente frecuentes en películas sobre relaciones homosexuales. Hay que recordar que en 2006 se había estrenado Brokeback Mountain, historia de amor entre dos vaqueros de triste final. Durante mucho tiempo, el cine y la literatura, han transmitido un mensaje negativo sobre las personas LGTBI con el fin de reprimir, demonizar e invisibilizar la diversidad sexual y de género: Si te apartas de la heteronormatividad tu vida será un infierno. Esta cuestión es el tema central de El celuloide oculto, documental estadounidense de 1995 dirigido y escrito por Rob Epstein y Jeffrey Friedman que analiza el tratamiento de los personajes LGTBI en el cine de las grandes productoras de Hollywood. El documental entrevista a personas vinculadas a la industria de Hollywood que comentan, en base a escenas de películas, sus propias experiencias sobre el tratamiento de personajes LGTBI en el cine estadounidense; desde la ridiculización del homosexual a través del mariquita o los gais amargados y crueles y la codificación de los personajes LGTBI debido a la censura impuesta por el Motion Picture Production Code, más conocido como Código Hays.

 

Por tierra

Por Sara Levesque

 

Recuerdo algo muy del principio. Por las tardes, cuando salía a buscarla a nuestra boca de metro preferida, iba bien arreglada, maquillada y oliendo a perfume del bueno, nada empalagoso. Ante un par de cervezas, hablábamos hasta que la noche nos envolvía. Con mi sonrisa procurando mantenerse firme, le escuchaba decir lo feliz que era con esa novia suya que tanto le hacía reír. Después, íbamos hasta la calle del Cariño Maldito nº 13 para despedirnos y yo regresaba a casa sola. Es decir, sin ella a mi lado, con toda la ropa rasgada, embadurnada de barro porque, sin proponérselo, había tirado por tierra mi esperanza. En mi cabeza no se sostenía ningún pensamiento vivo ni cordura alguna, el eco de sus palabras asesinaba una y otra vez cada una de mis ilusiones. Hoy estoy aquí a veces de pie, a veces sentada. Siempre culpándome con orgullo de, por nosotras, no haber hecho nada.

No imaginas cómo me asustaba darle la vuelta a mi vida, ponerla del revés. Girarla por completo en sentido contrario. Me aterraba todo eso, pero había algo que me horrorizaba mucho más que encontrarme a mí misma: perderla para siempre. Porque ya no sabría vivir una vida real si no estaba ella para llamarme por mi nombre y decirme que lo era; para bajarme de las nubes, donde tantas veces escuchaba su poesía. Rompería con ansia con todo lo que no fuera ella. Me mudaría de casa, de rutina y hasta de vida si eso significaba compartirla junto a sus amaneceres.

Y que si no salía bien la hostia la sabríamos sobrellevar porque, al menos, no callaría, no callaríamos, y sí lo intentaríamos. Siempre es mejor un «no» a tiempo que un silencio a destiempo. Demasiados años tardé en aprender esa titánica lección. Y es que la peor droga es el silencio que se prorroga. ¿No lo vio? ¿No vio que tropecé una y otra vez con sus ojos henchidos de miel? Me caí de boca en su mirada y acabé perdida entre tonos oliva y pardos. La mezcla de colores de esa gama era tan incoherente que pude permitirme el lujo de unirme a la locura, descarriándome para siempre en ellos sin parpadear. Agarrarme a sus pestañas, que fueron el último sustento que me quedó para mantenerme en pie. Nadar cuando llorasen, de risa o de pena, pero siempre dentro de ella. Sus ojos eran especiales, como todas sus demencias.

La noche en que la vi marchar dejé de vivir y empecé a soñar. Por mucho que me intenté engañar me dije «basta, no llores más». Si aún me queda camino por andar quiero recorrerlo sin más pesar. Su recuerdo no hizo más que flotar en mi forma de razonar. Una mujer, otra tal vez y otra más no bastaban para olvidar el dulce brillo de su pestañear, que jamás me dejó de hipnotizar. Preguntas sin respuesta, sin importar, aun así me logró inspirar. Nunca la he dejado de amar. ¿No lo vio en mi mirar?

 

© Sara Levesque