Archivo de abril, 2020

Lesbianas organizadas

Por Charo Alises (@viborillapicara)

Daughters of Bilitis (primera organización de lesbianas de EEUU)

Brujas, desviadas, enfermas y delincuentes.  Estigmatizadas y perseguidas durante siglos por alguna u otra razón, las mujeres lesbianas  buscaron   , en diversas épocas y lugares,  fórmulas para encontrarse y mantener relaciones  afectivas y sexuales  desligadas de la heterosexualidad impuesta por las normas sociales.  Estas son algunas organizaciones que permitieron a las lesbianas  acceder a la libertad que su entorno les proscribía: Lee el resto de la entrada »

V de Visibles

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Visibilidad de balcón

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Disidentes – De cuerpos enfermos y el estigma de la depressión

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Foto de Andrea Cay

Cuando eres consciente de cómo funcionan las cosas en tu interior aparecen los sentimientos más dolorosos que puedes imaginar. A su vez, en el escenario también se presenta la pereza. Todos esos momentos que deberían apasionar a una chica de 27 años no se han terminado esfumando del todo, pero están completamente reprogramados.

No puedo evitar unir esta idea a los conceptos hegemónicos que rodean a los cánones de belleza. No entro en ellos, ni voy a entrar nunca y el motivo no se reduce a mi apariencia física, sino al hecho de que sé, a ciencia cierta, que mi cuerpo está catalogado como enfermo.

Realmente, digo esto con orgullo. Ese orgullo que tanto nos gusta mencionar y aplaudir en la comunidad disidente que se visibiliza bajo las siglas LGBTQ+, no debería ser únicamente encerrado bajo este paradigma. Lee el resto de la entrada »

Vosotros decís Apocalipsis, nosotras decimos Revolución

Artículo escrito por la Plataforma de Encuentros Bolleros (@encuentrosbollo)

 

La imagen corresponde a la fachada de un edificio de Santiago de Chile

 

Son ya varias las semanas en confinamiento. A lo largo de este tiempo, el discurso de la seguridad, la economía de guerra, la crisis y el aislamiento se ha ido recrudeciendo día tras día. La población está tratando de augurar lo que vendrá después y, en cierta forma, a nosotras este discurso del aislamiento, este vocabulario de la crisis y la guerra nos suena muy conocido. Las bolleras y las disidencias sexuales llevamos toda la vida habitando ese lugar de confinamiento, de aislamiento y de crisis al que la sociedad heteronormativa, que no permite fugas, nos ha relegado. Esa era ya nuestra normalidad y no queremos volver a ella. 

Para nosotras la única seguridad ha sido siempre nuestras redes de cuidados, redes que actúan, sostienen y acompañan cuando las violencias cisheteropatriarcales se ejercen sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Esas redes, que recién acaban de descubrir el resto de la sociedad, son la forma en la que las bolleras y disidencias sexuales venimos sobreviviendo durante décadas de opresión y las que ahora mismo están sosteniendo la vida.

La economía de guerra y la crisis las conocemos bien, porque las bolleras vivimos vidas precarizadas y armarizadas. Accedemos a trabajos feminizados en los que la flexibilidad laboral nos recorta la vida año tras año, y eso las que podemos acceder siquiera a algún empleo, porque las migrantes, las racializadas, las compañeras trans sufren una doble y triple discriminación y son arrojadas a la marginalidad económica y social. La visibilidad bollera en el ámbito laboral está castigada con acoso, marginación, burlas, outing y agresiones sexuales, entre muchas otras formas de discriminación. Esa ha sido hasta ahora la normalidad de un mercado laboral racista, misógino, trans-lesbófobo. La normalidad es la crisis económica que siempre pagamos las mismas. No queremos volver a ellaLee el resto de la entrada »

Históricas LTB – Sylvia Rivera

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#MujeresTrans

Imagen de Sylvia Rivera

Nacida el 2 de julio de 1951 en Nueva York, la llamaron Ray al nacer. Sylvia fue una  destacada activista trans que luchó por los derechos humanos de las personas LGTBI. Su padre, José Rivera, la abandonó cuando era  muy pequeña y su madre se suicidó cuando ella tenía tres años. Sylvia  y su hermana Sonia quedaron bajo la tutela  de su abuela, que apenas podía mantener el hogar familiar con cincuenta dólares a la semana. Viejita, como llamaban a la abuela cariñosamente, nunca aceptó la forma de comportarse de Sylvia; no soportaba que se maquillase, para ella eran cosas de “maricas”.

Cansada de las palizas de su abuela y de las burlas del vecindario, Sylvia se marchó de casa con 11 años y empezó a ejercer la prostitución en la calle para sobrevivir. Por aquella época, se unió a una comunidad de Drag Queens, término con el que se denominaba en la época de los 60 y 70 a las personas trans. Lee el resto de la entrada »

Confinadas también leeemos

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

No quisiera ser recalcitrante y contarles de mi confinamiento porque es el tema de rabiosa actualidad en todos los medios digitales y redes sociales. Tampoco pretendo aburrir. Tan sólo compartir que desde el comienzo de esta crisis estoy inmersa en una burbuja entre la realidad y la ficción, porque aún me cuesta asimilar que no soy un personaje de un relato de terror, intriga o ciencia ficción. La típica trama de película de exacerbado dramatismo holywoodiense parece haberse hecho realidad.

Aquí estamos, más allá de lo que podríamos imaginar ni en el peor de nuestros sueños. Me pregunto si esto es lo que se siente en un arresto domiciliario. Pero es mucho imaginar, aunque debe parecerse porque a veces me agobio e incluso más cuando veo a la policía montada a caballo atravesando marcialmente mi calle prácticamente vacía de gente, salvo un vecino con perro y otra persona echando el vidrio al contenedor y rompiendo el silencio con ese sonido estridente de vidrios rotos, que me hacen sentir aún más presa en esta sorprendente quietud.

Y en lo que digiero todo lo que pasa, me siento una privilegiada porque tengo una casa llena de vitalidad en la que mis hijas dibujan, graban vídeos, hacen fotos, se relacionan por video llamadas, estudian y duermen como marmotas. Convivimos, hablamos más que nunca, discutimos e incluso nos reímos. Lee el resto de la entrada »

Disidentes – Cuando el cine te salva

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Pixabay

Me toca ponerme un poco egocéntrica hoy y hablar de una experiencia que, personalmente, no me cambió la vida (o sí), pero consiguió que los años más complicados que pude tener, a la hora de empezar a afrontar que no entraba en ninguna de las categorías impuestas, se hiciesen más amenos: el cine.

Supongo que muchas de nosotras, o al menos espero, pudimos encontrar algo que conseguía salvarnos cuando la jornada no parecía que fuese a mejorar. Salías del instituto, o decidías saltarte las clases porque sabías que hoy no era el día indicado, no ibas a aguantar seis horas ahí.

O quizás, no. A lo mejor el problema surgía en casa: encerradas en viviendas de 65 metros cuadrados en donde, por falta de comprensión o violencia física, podíamos vivir una pesadilla diaria.

Creo que todas soñábamos con magnificar nuestra capacidad para desaparecer, ¿por qué si no éramos entendidas, ni éramos queridas, simplemente no nos podían dejar en paz?.

Para muchas, quizás fue una amistad, un libro, una afición, una forma de desestresarse. Utilizamos lo que tuvimos cerca para poder crear nuestro propio salvavidas, un pequeño lugar en el que sentirte aceptada o cómoda en algún momento.

Gracias a Internet y a la mayoría de horas solitarias que me había pasado en muchos momentos de la adolescencia, conseguí encontrar un espacio que me alejó del mundo real, que me transmitía esa paz que necesité: el cine.

Es cierto que la heterosexualidad era (y es) dominante este arte, pero a mí me gustaba poder ver los problemas de otras personas, viajar a otras ciudades y conocer a personalidades excéntricas o depresivas que me maravillaban. Lee el resto de la entrada »

Virusfakes

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Literatura lésbica para esta cuarentena

Por Marta Márquez (@marta_lakme) escritora y presidenta de Galehi, asociación de familias LGTBI

Foto: Wendelin Jacober

Parece que esto va a ser más largo de lo que creíamos, así que si se te están acabando los recursos cinematográficos que te di hace un par de semanas, tranquila, te he preparado una pila de libros que tardarás unas cuantas cuarentenas en leerte. Un total de 27 libros lésbicos que por muy rápida que seas, al menos, te va a costar seis meses leer. Las diosas quieran que te los leas en la libertad de un parque, una cafetería, en tu pueblo o en la playita.

Todos son fácilmente localizables. Podéis comprarlos en vuestras librerías habituales, hacedlo. Compradlos en librerías pequeñas, librerías especializadas, en librerías de barrio. Y ya si eso, si no los encontráis –cosa que me extraña– entonces ya os vais a una gran superficie.

Quizá alguno lo tengáis en el fondo de la librería, quizá alguno ya lo habéis leído, quizá alguno os parezca un truño y otro una obra maestra. Espero que haya para todos los gustos. Además, os traigo algunos que son gratis, así que más fácil no os lo puedo poner, queridas.

Los he dividido en cinco grupos: novela, relatos, ensayo, poesía y gratis. De esta forma podéis seleccionar el formato que más os guste.

He decidido iniciar con un librito que no estaba previsto. Se llama “El calendario de Ángela”, de la Editorial La Locomotora. Es un cuento infantil que trata la diversidad familiar y la transexualidad infantil. Es el único hasta la fecha que lo hace y es una historia muy personal. Y un detalle sin importancia. Lo he escrito yo y, como la cosa está muy mal, pues me hago autobombo. Espero que me perdonéis y también que os guste. Lee el resto de la entrada »