Confinadas también leeemos

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

No quisiera ser recalcitrante y contarles de mi confinamiento porque es el tema de rabiosa actualidad en todos los medios digitales y redes sociales. Tampoco pretendo aburrir. Tan sólo compartir que desde el comienzo de esta crisis estoy inmersa en una burbuja entre la realidad y la ficción, porque aún me cuesta asimilar que no soy un personaje de un relato de terror, intriga o ciencia ficción. La típica trama de película de exacerbado dramatismo holywoodiense parece haberse hecho realidad.

Aquí estamos, más allá de lo que podríamos imaginar ni en el peor de nuestros sueños. Me pregunto si esto es lo que se siente en un arresto domiciliario. Pero es mucho imaginar, aunque debe parecerse porque a veces me agobio e incluso más cuando veo a la policía montada a caballo atravesando marcialmente mi calle prácticamente vacía de gente, salvo un vecino con perro y otra persona echando el vidrio al contenedor y rompiendo el silencio con ese sonido estridente de vidrios rotos, que me hacen sentir aún más presa en esta sorprendente quietud.

Y en lo que digiero todo lo que pasa, me siento una privilegiada porque tengo una casa llena de vitalidad en la que mis hijas dibujan, graban vídeos, hacen fotos, se relacionan por video llamadas, estudian y duermen como marmotas. Convivimos, hablamos más que nunca, discutimos e incluso nos reímos.

Entre tanto y en mis momentos de descanso, leo más que antes. Tengo dos libros prestados de la biblioteca con fecha caducada, cuestión que me hace sentir fatal cada vez que lo recuerdo, como si me hubiera descuidado en devolverlos.  Uno de ellos es ideal para recomendar y acompañarnos en estos días espirituales de introspección: Haz que no parezca amor, de Roy Galán, tercera edición de Nube de Tinta de Penguin Random House Grupo Editorial. Una maravilla en prosa poética reflexiva y autobiográfica que nos hace entrar en la vida e historia del autor, tan visual y visceralmente como nos dejemos llevar por estas reflexiones cargadas de inteligencia e impecable estética. Nos habla de su infancia, del acoso por tener pluma, de la pérdida de una de sus dos madres por el VIH, del amor, de la transexualidad, de diversidad de género, afectiva y sexual, de respeto y mucho más. Un libro con colores, e imágenes de preciosas y precisas ilustraciones combinadas con fotografías, que acompañan un texto único e irrepetible. Una cuidada edición en hojas y textos de diferentes colores y un precioso corazón florido en la portada. Recomendable para adolescentes, jóvenes y en adelante para todas las edades.

Continuando con mi no-relato o no-crónica sobre mi propio confinamiento, me temo que finalmente me he dejado llevar por la realidad, con el inicial y honesto propósito de no aburrirles. No lo he podido evitar. A todo esto nos hemos adaptado y todos los días a las ocho, cuando nos asomamos para aplaudir en los miradores, ventanas y terrazas,  nos damos cuenta de que el confinamiento merece la pena, que hay superhéroes y superheroínas combatiendo y atendiendo sanitariamente a las personas que lo están pasando peor y les necesitamos más que nunca, a pesar de sus escasas dotaciones y medios recortados, básicas infraestructuras en los hospitales públicos de siempre o en los recién habilitados de campaña, con su dedicación, conocimiento médico y su esfuerzo.

Pero  cuando estábamos pillándole el sentido y gusto  a esta “nueva forma de vida”, llega la triste noticia del fallecimiento el 4 de abril, de Luis Eduardo Aute y nos destroza el corazón. Se ha ido un artista emblemático y tan polifacético que cantaba, pintaba, esculpía, escribía poemas, actuaba y dirigía películas.  Nos costará poder llenar este vacío inmenso en nuestro panorama artístico. Un hombre especial, de enorme talento y un derroche de inteligencia, humor, sensibilidad y un montón de cosas más. Recuerdo una frase de una de sus canciones que me hacía bastante gracia de adolescente:

…Una de dos,

O me llevo a esa mujer,

O entre los tres nos organizamos,

Si puede ser.

Un poquito de poliamor de la mano de Aute, para no olvidar y rendirle nuestro homenaje.

Otra triste desaparición en el mundo del cómic el pasado 24 de marzo, ha sido el fallecimiento de  uno de los autores de Astérix, Albert Uderzo, creador de estas ingeniosas historias junto al guionista René Goscinny. Por cierto, uno de los personajes de estos cómics se llama Coronavirus ¡Tremenda casualidad!. Esto nos demuestran una vez más que sus autores además de ser muy  artistas, con un ingenios sentido del humor, incluso fueron visionarios.

Estos día también pienso constantemente en los, las y les más peques de cada casa que no entienden esta situación, como mi sobrino Oliver de dos años o como Leo, hijo de mi amiga y compañera Patricia Sánchez, que con tres años se enfada a veces y no entiende porque no sale de casa, no va al colegio por la mañana junto a su hermana Iria de siente años, o porqué no pueden ir a jugar al parque.

El peque se cansa y demanda mucha atención. Para las familias es difícil trabajar y que niñas, niños y niñes de esta edad entiendan la diferencia de tiempo y espacio laboral en casa. Para Leo, Oliver y otros peques recomiendo, además de mucha evasión en este pesado confinamiento, unos preciosos álbumes ilustrados: No tengas miedo, cangrejita, Un poco perdido y ¡Shhh! Tenemos un plan, tres relatos de Chris Haughton, traducidos por Salvador Figueirido y Luis Amavisca, editados por NubeOcho (2019).

Se trata de tres historias muy especiales con peculiares y enormes ilustraciones digitales de colorido muy vivo y tonalidades que guardan armonía cromática, dinamismo y gran expresividad de los personajes. Con frases muy breves, textos sencillos y llenos de ingenio, porque precisamente este tipo de relatos son de los más complicados de escribir y construir. Tres preciosas historias que conectan perfectamente con la inquietud y el interés de quienes aún no pueden ni tienen que entender las consecuencias de esta pandemia.

No quiero olvidar y dejar de mencionar la existencia de cuentos recomendables a partir de 6 años, que explican muy bien qué es el coronavirus tanto desde una lógica formativa como desde la perspectiva  más positiva de la prevención. En esta línea recomendamos Rosa contra el virus, de la psicóloga Mercedes Bermejo Boixareu.

Por otra parte, las redes están llenas de interesantes y generosas ofertas: Kalandraca TV ofrece vídeos en donde autores, autoras y personas colaboradoras interpretan y nos narran e incluso cantan relatos. También hay una generosa oferta de cuentistas y cuentacuentos que desde sus perfiles y vídeos nos trasportan a fascinantes mundos de ficción. Tenemos múltiples iniciativas de librerías y editoriales, como Un cuento más, un día menos de La Caléndula por la que artistas como Rozalén o El Kanka nos leen preciosos relatos ilustrados.

Una de las iniciativas en redes más original, es el reto de colgar fotos de posados evocando portadas de publicaciones; realmente divertido. Les invito a que escojan uno de sus álbumes ilustrados favoritos, hagan volar su imaginación y se disfracen para construir una imagen posando como uno de sus personajes preferidos y compartir.

Lo más importante es que peques y grandes puedan soñar y viajar en este espacio confinado, a través de la lectura, que compartan y se permitan disfrutar de todo este amplio abanico de ofertas y posibilidades que gente con talento y buen criterio nos regala para hacernos la vida mucho más amable.

Al final de esta mala etapa comprenderemos que mereció la pena y que el buen trato, la convivencia, bien merecen unos enormes abrazos. Porque cuando termine todo podremos disfrutarnos más y mejor.

Mientras lavémonos las manos como los personajes de Barrio Sésamo, leamos, no salgamos de casa y seamos solidarias y solidarios. Las crisis suponen importantes cambios y este momento nos hará mejores personas, además de insuperables lectoras y lectores.

¡Hasta pronto!

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