Entradas etiquetadas como ‘Disidencias’

¿Quién teme a lo queer? – Ese sexo del que usted me habla

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

«Intersex colour» by * Cecilia Lee * is licensed under CC BY-NC-ND 2.0

Quisiera que, en el proceso, nunca perdiéramos de vista el hecho de

que nuestros debates sobre la biología del cuerpo siempre son debates

simultáneamente morales, éticos y políticos sobre la igualdad política

y social y las posibilidades de cambio.

Nada menos es lo que está en juego.

Anne Fausto-Sterling

El sexo, ese sexo del que usted me habla, existe. Claro que existe. De hecho, y por mucho que insista usted, nadie dice lo contrario. El sexo existe. El sexo es. Pero, ¿qué es el sexo? ¿Qué es eso de lo que usted me habla y que sin duda existe? Parece que hay una guerra abierta a propósito de la existencia del sexo, una existencia que (¡ay!) borra (borra, esta sí) todo lo que, por otro lado y según usted, no existe o existe menos. La existencia material de eso que llamamos sexo se superpone a todo lo demás y lo explica, es objeto visible, tangible y estadístico. Es sustancia que divide y organiza de manera binaria y estructurada a la población. El sexo existe por encima de todas las otras cosas que, bueno, al ser tan privadas, tan íntimas, tan pertenecientes a los ámbitos de la emoción (que es volátil y caprichosa), existen menos y, en suma, no merecen la atención de la reflexión teórica, de la consideración legal y ni siquiera de la estadística. Porque lo que existe, existe, y el resto son propiedades imaginarias, opiniones, preferencias y sentimientos privados (que deben seguir, por cierto, siendo privados). En resumen: existe el sexo, pero nosotres no. Un sexo deambula por ahí, existiendo independiente, ajeno a todo lo demás. Lee el resto de la entrada »

Masculinidad femenina frente al deseo en tiempos de Covid19

Por Beatriz Ramírez Saveedra

La Sociedad lésbica Butch/Femme Society marchando en Nueva York durante el Día del Orgullo LGBT.

Una vez me dijo una butch a la que entrevisté y con la que tuve el enorme placer de tener una conversación muy interesante, que existe una masculinidad real (la femenina) y otra, la construida, que en este caso, desde la teoría de género queer, concebimos como la cis. Y es que, frente a los imperativos sociales, los binders y las pollas de plástico nos recuerdan la maleabilidad del sexo/género en épocas de una globalización más capi y anticapitalista, momento histórico de pandemias fronterizas, virus varios ultraderechistas e ideologías precontroladas por intereses que pululan por todas partes de forma invisible, como quizá apuntaría Foucault.

Entre PCR, sensaciones de desmayo y locura mundial, el género/sexo ha dejado de resultar importante, sencillamente, ya no es una prioridad…¿o si? La figura de la butch interesa y mucho en este punto porque se alza como ese monstruo aberrante que es capaz de transgredir cualquier límite y que se niega a adecuarse, ni tan si quiera, a la lógica trans. Butch, entonces, como cuerpo disidente donde los haya, como grito de guerra; butch como resistencia, como objeto/sujeto anhelante de deseo, butch siempre con su puño en alto, con o sin el pelo largo. Así…, si algo tiene la butch que tanto cabrea, es, precisamente, su firme decisión de no moverse de “la tierra de nadie”. Lee el resto de la entrada »

Disidentes – Cuando el cine te salva

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Pixabay

Me toca ponerme un poco egocéntrica hoy y hablar de una experiencia que, personalmente, no me cambió la vida (o sí), pero consiguió que los años más complicados que pude tener, a la hora de empezar a afrontar que no entraba en ninguna de las categorías impuestas, se hiciesen más amenos: el cine.

Supongo que muchas de nosotras, o al menos espero, pudimos encontrar algo que conseguía salvarnos cuando la jornada no parecía que fuese a mejorar. Salías del instituto, o decidías saltarte las clases porque sabías que hoy no era el día indicado, no ibas a aguantar seis horas ahí.

O quizás, no. A lo mejor el problema surgía en casa: encerradas en viviendas de 65 metros cuadrados en donde, por falta de comprensión o violencia física, podíamos vivir una pesadilla diaria.

Creo que todas soñábamos con magnificar nuestra capacidad para desaparecer, ¿por qué si no éramos entendidas, ni éramos queridas, simplemente no nos podían dejar en paz?.

Para muchas, quizás fue una amistad, un libro, una afición, una forma de desestresarse. Utilizamos lo que tuvimos cerca para poder crear nuestro propio salvavidas, un pequeño lugar en el que sentirte aceptada o cómoda en algún momento.

Gracias a Internet y a la mayoría de horas solitarias que me había pasado en muchos momentos de la adolescencia, conseguí encontrar un espacio que me alejó del mundo real, que me transmitía esa paz que necesité: el cine.

Es cierto que la heterosexualidad era (y es) dominante este arte, pero a mí me gustaba poder ver los problemas de otras personas, viajar a otras ciudades y conocer a personalidades excéntricas o depresivas que me maravillaban. Lee el resto de la entrada »

(De)construyendo nuestra historia

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Nacemos y no conocemos nada. Somos puras, estamos limpias. No sabemos de género ni identificamos el concepto de otredad. Sin embargo, llegará un momento en el que reconozcamos nuestro nombre y sepamos que tenemos un lugar en el mundo. Y ahí, amigas, vienen los problemas.

Identificamos dos cuestiones básicas: quiénes somos y en qué familia estamos. Esta etiqueta no elegida formada por un nombre y un apellido (en los casos más normativos) será la primera que se encuentre en nuestro camino.

Nuestro cuerpo va creciendo, crece de tal manera y acaba tan infectado de la información que recibimos, que olvidamos que junto a él se escribe nuestra historia. Es nuestro instrumento más vulnerable y con el que vamos a exponernos al mundo que estamos conociendo, pero en algún momento del tiempo, comenzaremos a tratarlo como un ente externo de nosotras mismas. Ya no sabremos si queremos que forme parte de nosotras. Para muchas será nuestro primer gran enemigo.

En la mayoría de los casos, en la adolescencia comienzan lo que van a ser nuestras luchas y estamos tan ensimismadas en categorizarlas, que no nos paramos a entenderlas y a vivirlas realmente. Solo nos han enseñado que tenemos que ser un conjunto de etiquetas para poder centrarnos en el camino y, sobre todo, encontrar al enemigo común junto a las que creemos que son las nuestras en un primer momento. Lee el resto de la entrada »