Por Lucía Gómez Mendieta
Soy Lucía, madre de un niño adoptado en Vietnam. No soy viuda, ni estoy separada. Cuando decidí ser mamá no me planteé que necesitara a nadie más, fue una decisión libre y sobre todo, muy meditada. Mi hijo y yo somos una familia feliz, monomarental como muchas más en España, una familia llena de amor, que se sustenta pura y llanamente de este, sin más. Ni menos.
No echamos de menos a nadie, no necesitamos otras figuras, nos sobra y nos basta con dos, nuestra relación es perfecta como madre e hijo. La gente ya nos conoce y nos ve como tal, aunque en la mayoría de los casos me describen como madre soltera, a lo que ya me he habituado y hago oídos sordos. Me considero una madre más, sin entrar a profundizar mi status marital para poder serlo.
Mi hijo cumple tres años en los próximos días y comenzará Educación Infantil en septiembre. El inicio del colegio implicará, de forma natural, el primer paso a las comparaciones entre los compañeros y compañeras. Pese a creer en la bondad y buen hacer de las personas, hay que reconocer que los niños y niñas con frecuencia, llegan a ser crueles. Si a esto le sumamos una base educativa empaquetada en estándares familiares únicos, la cosa se complica. Me aterroriza la idea de que Max se cuestione si tiene una familia correcta, que tengamos que ser como se nos imponga, que no seamos como dicen los libros que son las familias, pero sobre todo me entristece que crea que le falta alguien. Y me preocupa mucho porque hasta el momento con mi presencia y la de su abuelo, tíos, tías, primas y primos, va sobrado de familia.
Max no es diferente de ningún otro niño o niña, tiene una situación familiar igual a la de cualquiera, un núcleo de convivencia bien definido en el que encuentra sus referencias. Me gustaría que todo encajara de esta forma, que no hubiera etiquetas, porque la familia puede ser tu progenitora, o no. ¿Para qué hablar de estándares? En la variedad y diversidad está la riqueza cultural de nuestra sociedad, que parece estar enquistada en unos modelos familiares tradicionales que impiden una educación abierta, moderna y sobre todo, real.
Somos ya muchas familias monomarentales y monoparentales en este país para que se nos reconozca y se desafíe al concepto de familia nuclear tradicional, que sigue intacto en los textos educativos. La aceptación de definiciones nuevas y su inclusión en el material didáctico supondría que Max, mi hijo, en ningún momento se sintiera extraño ni cuestione su modelo de familia, algo que no tiene que pesar a nadie tan pronto y menos debido a la confusión que en este sentido, pueda generar comenzar su vida escolar.
Lucia, extraordinario.
Yo soy madre de dos niños, casada con un hombre y por tanto prototipo de esa idea de «familia tradicional» y me parece extraordinario y sobre todo muy valiente que gente como tú y como otras personas, hayáis decidido formar una familia «no tradicional» pero tan valida o más, teneis todo mi respeto (¡faltaria mas!) y mi granito de arena para educar, yo a mis hijos y a quien me quiera escuchar, que existen muchos tipos de familia y que una no es mejor que otra, es simplemente diferente.
01 septiembre 2017 | 12:20
Leí hasta lo de monomarental. Que cada cual tenga la familia que le apetezca pero por favor no inventemos más palabros que no creo que sean necesarios, es más me parece que tanta correción política es lo que hace que muchas personas tomen lo de la integración como una coña.
01 septiembre 2017 | 12:22
Pues de alguna forma yo tu tipo de familia si que lo veo reflejado en la hoja del libro de texto que acompaña a tu artículo. En la parte de abajo, sobre el epígrafe «Más de una familia», aparece una mujer con sus dos hijas. Sin embargo, no veo reflejado el caso de un hombre que haya decidido adoptar o hacer uso de un vientre de alquiler (por ejemplo)
01 septiembre 2017 | 14:14
El tipo de familia que tu dices, viene representado en la foto inferior por una madre con dos hijas.
01 septiembre 2017 | 14:20
Yo opino que no deberíamos ser tan exhaustivos con todo… Somos un mundo diverso y nosotros como padres más que los figurines de los libros somos quién debemos educar a nuestros hijos sobre ello.
Saludos,
01 septiembre 2017 | 15:32
Querida, yo escribí un libro totulado « mi Familia» precisamente porque harta de ir al cole cada curso a explicarseles a las profes, q somos una familia monomarental, tan bonita como otras, ni mas, ni menos. El libro puedes solicitarlo ala Asociación de Madres Solas De Zaragoza, Amasol. De la q fui fundadora.
01 septiembre 2017 | 16:13
Si ha sido tu elección el formar una familia monoparental… enhorabuena por tu decisión.
Pero al igual que ha sido esa tu responsabilidad, que lo sea también la de explicarle a tu hijo su situación en su familia, en la sociedad y el mundo; no esperes que te lo den todo mascado; que no creo que cueste tanto explicárselo en casa en lugar de esperar que lo haga un libro de texto, o quejarse porque este no lo haga.
Parece ser que no echáis de menos a nadie, no necesitáis otras figuras, os sobra y os basta con dos… menos para educar y explicar algo tan sencillo al hijo. Para eso necesitamos que lo hagan os demás.
Recuerda… la primera educación y socialización empieza en la familia, sea de dos, de tres o de veinte.
01 septiembre 2017 | 17:08
Siempre ha habido familias monoparentales.
En mi infancia conocí a muchos niños a quienes le faltaba uno de sus progenitores. Las causas eran normalmente la muerte de alguno de ellos o la falta de reconocimiento de uno de ellos. No veo diferencia con lo que aquí se expone, para el niño no la hay. Todos los demás tienen papá y mamá y él solo tiene mamá o papá y un libro no va a responder a sus dudas.
O sea, tal como se dice en el comentario anterior, esas cosas se hablan en casa y es en casa donde se han de resolver y tal como se dice en otros anteriores, la familia monoparental sí está definida en las ilustraciones. La madre con las dos niñas.
Creo que el artículo está cogido con pinzas para tratar algo de lo que se quería hablar y que no se sabía cómo abordar. El libro es la excusa.
Si quieres criticar alguna ilustración hazlo con la pareja de color. Puede dar a entender que la gente se empareja siempre por razas; al menos si no hay otras ilustraciones que lo desmientan.
02 septiembre 2017 | 09:59
Es cierto, en los libros de texto no aparecen los tickets de compra de seres humanos. Pero es que tampoco creo que un niño de esta edad sea capaz de entender que pagaron por obtenerlo, o el sufrimiento de sus verdaderos padres biológicos que desconocen su destino actual.
02 septiembre 2017 | 13:08