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No han muerto, están llenando [+] los espacios.

Por Daniel Cortez Abreu (@doctokind)

 

Estoy indetectable, pero tengo la carga social por las nubes
Camila Arce (Argentina)

Supongo que el fantasma que recorre el activismo sobre el VIH y el sida es la creencia de que les artistas que hacen de este una pieza central de su obra han muerto o son cosa del pasado. Para el Norte Global, el VIH y el sida se insertan en una narrativa parcialmente ajena, como peligro acechante que ha calado en su propia cronología histórica que, no obstante, se mantiene enterrada hasta que los discursos de ciertos grupos, partidos políticos y organizaciones la “reavivan” alzando el estandarte del peligro social y biopolítico. Más allá de eso, hablar de la cotidianidad de lo que significa vivir con VIH y de sida con frecuencia sigue sin trascender a los medios de comunicación y si algo ha caracterizado a la historia del activismo del sida desde sus inicios ha sido el uso del arte para visibilizar y reivindicar el valor, la lucha y los derechos de las personas que viven con VIH. El artivismo – el arte como forma de activismo– es tan característico de la historia de la epidemia como los avances biomédicos. En ese sentido, tanto la prensa como la televisión fueron canales especialmente reclamados para visibilizar la acción callejera, aún durante el profundo silenciamiento tras el estallido de la epidemia en la década de los ochenta. Hoy en día el silencio que generalmente cubre al virus se mantiene perpetuado gracias a la ausencia crónica de este en las conversaciones y piezas informativas. Y resulta muy irónico cuando tomamos en cuenta que la infección, en muchos territorios con gran acceso a recursos biomédicos avanzados, ha alcanzado el paradigma de la cronicidad. El VIH en España es una infección crónica e intransmisible, siempre y cuando se garantice el acceso y la buena adherencia al tratamiento antirretroviral (TAR). Con la aparición de un tratamiento combinado de distintas moléculas que mostraron gran eficacia farmacológica durante los últimos años del siglo pasado, la situación de las personas con viven con VIH en España ha cambiado de manera radical desde entonces. Si bien la mejora de los tratamientos biomédicos es innegable, el cambio social se da lentamente. Y ya ni que decir de la narrativa imperante sobre el VIH y el sida, que en el Norte Global parece que ha quedado anclada en aquellos años. Incluso con el cambio de paradigma biomédico, que solo ha ocurrido en algunos territorios, les artivistas del VIH y del sida han desaparecido de la mirada pública y escasamente se recurre a elles para rescatarles como archivo histórico –cuando es posible–. Así, frecuente muchos historiadores, escritores, periodistas, guionistas, académicos, divulgadores y, en fin, un montón de personas que siguen asumiendo esa narrativa, son las que frecuentemente pretenden escribir nuestras historias, pero sin nosotres, son quienes esquivan la mirada y evitan compartir los mismos lugares donde nosotres también seguimos existiendo.

No obstante, tenemos la ventaja de contar con Internet como herramienta, en donde las redes sociales nos han permitido observar y acceder al contenido de lo que pasa en y desde distintas coordenadas geográficas en las que por cierto, el vivir con el VIH no es, ni una esencia, ni una experiencia unívoca ligada al deseo y las practicas sexuales, así como tampoco a la imagen hegemónica cisgay masculina y blanca. Allí no existe una narrativa, expresión o discurso lineal, concreto y único. Descubrimos una ventana que nos muestra a les artistas cuya obra tiene al VIH y al sida como temática principal y que siguen con más vida que nunca –con VIHda, como diríamos en ciertos espacios–. Sus producciones artísticas abordan narrativas mucho más amplias, complejas y rescatan la posibilidad de humanidad, con todas las contradicciones y dificultades que genera. Expresan múltiples discursos que se entiende como lo periférico, comparten en común el vivir en territorios del Sur Global o habitar cuerpos invisibilizados, son disidentes de la norma social y aunque están marcades por el estigma social del diagnóstico, también muestran las heridas que dejan otros. Todo lo anterior es lo que hace su producción artística tan valiosa.

No es una casualidad que, justamente hace unos días, el artista Jorge Bordello (@jorgebordello) abordará está cuestión comentando en sus redes sociales que “en nuestra comunidad [de quienes viven con el VIH] hay personas ignoradas de manera sistémica: personas verticales, trans, migrantes, amas de casa y madres, trabajadoras sexuales, indígenas, afrodescendientes, infancias…” y agregaba de manera contundente “cada proyecto que les ignora por no tenerles en acceso inmediato vía correo es un proyecto que ensancha su brecha”. En su discurso Jorge expresa la inquietud y la molestia que genera, tal como me ha ocurrido personalmente desde hace tiempo, la visibilización del artivismo del VIH y del sida, e incluso de los diagnósticos en sí, como algo pasado, de artistas muertos o en penurias y contados por otras voces, como si no existieran. El mismo Bordello expone que incluso la institucionalidad de la gestión cultural genera espacios que parecen estar hegemónicamente controlados por personas que de manera consciente o inconsciente, niegan nuestro agenciamiento y nuestra capacidad para expresar y narrar nuestras historias. Y nada más alejado de la realidad…

Y es que, desde la ilustración digital, por ejemplo, es posible encontrar a artistes como Saúl de León (México) y Lucas Núñez (Chile) quienes expresan su realidad atravesada por los cuidados comunitarios, la temporalidad farmacológica, la racialización y lo no binario, reflejando la multiplicidad de nuestras vidas. Han coincidido en exposiciones junto a Rosana Linari, artista textil argentina, que desde el transfeminismo trastoca el lenguaje visual y lo vuelve bichoso a través de sus acertadas puntadas. Personalmente considero casi imprescindible revisar la obra y atender al discurso de Camila Arce, también artivista argentina, con un largo y nutrido recorrido sobre la vihda de las personas verticales –personas que han nacido con el VIH– cuya reivindicación constante sobre las infancias verticales, la crianza, la hegemonía sexual y el cuestionamiento de la seronorma es profundamente motivador. Incluso cuando nuevas formas del vivir con VIH se nos pretenden imponer, Camila reclama: estoy indetectable, pero tengo la carga social por las nubes en una de sus publicaciones de Instagram. Con esta forma tan contundente, también Juan Coronel, artivista marica expresa: “busco que mi obra se expanda como un virus que viene a destruir estigmas y corromper la moral” en un statement al que se accede a su perfil de Instagram, donde el rojo rutilante, los fármacos y la identidad marica son elementos clave de su producción visual. En Norteamérica es posible encontrar referentes jóvenes como Kia LaBeija, artista y activista vertical del VIH, quien incluso ha sido bailarina principal de la serie POSE de HBO y quien ha participado en una residencia artista en España en el marco de ARCOMadrid 2020.

Algunes han podido aprovechar las convocatorias de la Visual AIDS  (en inglés), que es mucho más que un archivo histórico potentísimo del artivismo del VIH y del sida, tanto en EE.UU como en el resto del mundo. Incluso en Europa pueden encontrarse grupos cuya producción artística contempla una narrativa más transversal y actual, como las del colectivo artístico italiano Conigli Bianchi  que incluye también a performers y cantantes, además de activistas, diseñadores e ilustradores. Volviendo a México, encontramos a la red Mueganxs de la que he hablado en otra ocasión.

Todes les artistas que se han mencionado cuestionan el paradigma de la cronicidad de la infección y van mucho más allá de la crítica al complejo médico industrial. Muestran al bicho, desde múltiples ángulos, reivindican la cura, reclaman la resistencia, los cuidados, la autopreservación, el placer, los cuerpos raros, manchados y marcados, la vida fuera del binarismo, un artivismo diverso y antirracista, que no deje a nadie fuera. Son narrativas alternas que nos dicen que vivir con VIH no es una experiencia ajena, sino inserta dentro de nuestra comunidad, agregada en nodos pero conectada en una amplio tejido social que inunda muchísimos cuerpos. Coincido en que les artivistas del VIH y del sida no han muerto: están llenando los espacios, pero… ¿a dónde, desde dónde y a quiénes ves tú?

Nota. A continuación, dejo una lista de los nombres de los perfiles de Instagram de les artistas y artivistas mencionades –sin orden específico–, para hacer posible el acceso y consulta de su obra:
Camila Arce (@sidiosa)
Jorge Bordello (@jorgebordello)
Rosana Linari (@ro_textil)
Saul de León (@sauldl)
Kia LaBeija (@goodnight_kia)
Mueganxs (@mueganxs)
Lucas Nuñez (@lucasnunezsv)
Juan Coronel (@ju4nc0r0nel)
Conigli Bianchi (@coniglibianchi)

 

‘La Cura’ (2022). Resina, arcilla y esmalte UV, del artista Juan Coronel. Fotografía de Guadalupe Fassi.

Hoy recomendamos: Sexbook. Una historia ilustrada de la sexualidad

 

Nacho M. Segarra, María Bastarós y Cristina Daura presentan Sexbook. Una historia ilustrada de la sexualidad (Lumen, 2021)

Desde los manuales eróticos de la Antigüedad hasta las relaciones en tiempos de pandemia, pasando por la mitología erótica egipcia o el sexo que practicaban Adán y Eva en el paraíso, Nacho M. Segarra y María Bastarós despliegan rigor, ingenio e ironía en una narración llena de curiosidades, hechos de la cultura popular y cotilleos históricos.

Un collage histórico que analiza los discursos religiosos y médicos sobre el sexo (desde el concepto de pecado hasta las leyendas urbanas sobre el sida), pero también las prácticas (la marcha atrás o enrollarse en los coches), los inventos (desde los masajeadores al satisfyer), las batallas del colectivo LGTB, el colonialismo y su relación con la sexualidad, las primeras comunas del amor libre, las fiebres eróticas durante las guerras mundiales, la aparición de Playboy, las guerras feministas sobre el porno, los swingers, las asexualidades, el twerking o las distintas reacciones contra la libertad sexual de la mujer.

Un recorrido cronológico con una perspectiva diversa, transfeminista y en constante diálogo entre actualidad e historia, ilustrado con el estilo único de Cristina Daura.

La crítica ha dicho:

«Un [libro] en el que cabe cualquiera que quiera entrar.»
Isabel Valdés, Babelia

«Un libro que propone un viaje muy completo. Un trabajo magnífico. […] Pura maravilla.»
David Àvila, Ja m’entens (Catalunya Ràdio)

«Ameno y de lo más interesante, Nacho Moreno, María Bastaros y Cristina Daura […] repiten fórmula y aciertan. […] Un libro para leer y aprender, conociendo el pasado para entender el presente.»
Alberto Vaquero, FNAC

 

El Niño Santo de Luis Maura

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

El próximo día 29 de marzo, a las 19 h, se presentará en la librería Mary Read , Niño santo, segunda novela de Luis Maura, recientemente publicada por la Editorial Dos Bigotes. Agradecemos, tanto al autor como a la editorial, habernos facilitado esta entrevista que a continuación reproducimos.

La referencia en la web de la editorial sobre tu trayectoria, menciona que eres licenciado en Filología Inglesa y Francesa, has estudiado interpretación y además eres docente. Tienes una primera novela Nido de pájaros, también publicada por Dos Bigotes y colaboras con medios LGTB, con relatos. ¿Quieres comentarnos algo de tu novela anterior y tus diferentes facetas profesionales, como escritor, docente y colaborador de medios? ¿Cómo se puede combinar todas estas facetas?

Alguna vez me han preguntado qué haría si tuviera que elegir una sola de mis profesiones, con cuál me quedaría, y lo cierto es que no puedo ni quiero limitarme a una sola cosa. Me gusta ser profesor, aunque a veces pueda ser un poco agotador, me encanta ser actor, a pesar de la precariedad laboral de ese mundo, y me niego a dejar de escribir porque me fascina y me resulta necesario. A veces es difícil compaginar dichas facetas (también soy director teatral y tengo un grupo musical, así que te puedes imaginar cómo tengo la agenda), pero disfruto mucho con cada cosa que hago. Si me quedara solo con una o dos facetas, no sería fiel a mí mismo, porque soy todas esas cosas y más. Sobre mi primera novela te diré que fue algo visceral, que me salió de las entrañas, ya que necesitaba poner en palabras lo que me pasaba cada vez que volvía a mi pueblo y sentía esa especie de no pertenencia. Se trata de una novela de autoficción que habla de la familia, el sexilio y la búsqueda de la identidad. Desde que fue publicada por la editorial Dos Bigotes no me ha traído más que alegrías, y ya va por la tercera edición.

 

Pero hablemos de Niño Santo, la historia de Pedro, un niño de doce años que transita de la infancia a la edad adulta y descubre su sexualidad, viviendo en un pueblo y con una educación muy religiosa que le condiciona en este inicio de la adolescencia. Pedro es monaguillo, nos cuenta su interacción con las imágenes de la iglesia, ese impresionante Cristo crucificado con el que choca, colecciona estanpitas de vírgenes y santos, reza y siente una enorme culpa por pecar.
Cuéntanos algo más sobre Pedro.

Pedro es un niño muy inocente que solo busca agradar y que lo quieran. Sufre el rechazo de sus compañeros de colegio porque lo ven diferente, solo por tener una mayor sensibilidad que el resto. Le cuelgan el cartel de “maricón” antes incluso de saber lo que significa, igual que le sucede a muchas otras personas LGTBIQ+ en la infancia: el insulto llega antes que la propia formación de la identidad. Pedro se refugia en la iglesia porque cree que ahí lo van a querer tal y como es. Anhela ser santo para ser aceptado y amado, ya no solo por su padre o los niños de su clase, sino por toda la sociedad.

 

El relato desde el primer momento engancha describiendo la situación en la que el padre y la madre opinan sobre dónde colocar la foto del protagonista vestido de comunión con ese reflejo de luz en la cabeza, que le da aspecto de niño santo. Esa disparidad de criterios entre los personajes es graciosa y la manera en que Pedro resuelve la situación en la que no desea contrariar a su madre especialmente, también. Háblanos más de esta familia.

Hay un contraste muy grande entre la madre, que representa la sensibilidad, el cariño, la fe y el refugio, frente al padre, que personifica la fuerza, la masculinidad más tradicional y la falta de muestras afecto. Pedro siente que nunca va a poder convertirse en lo que su padre o su hermano Lucas esperan de él, lo que provoca que se sienta extranjero en su propia casa. No encaja en el mundo exterior, pero tampoco entre las cuatro paredes de su hogar; el único salvavidas al que puede asirse es la relación que mantiene con una madre muy protectora, pero algo maniática y cabezota.

El protagonista habla en primera persona y nos cuenta desde su perspectiva y psicología infantil sus impresiones y emociones. Leyendo el relato he podido sumergirme en su visión personal y he sentido los estados de ánimo de Pedro. La verdad es que he sufrido muchísimo en el transcurso de la historia, en cada momento de angustia, rechazo, acoso, enamoramiento, violencia y duelo. El relato está ambientado en un lugar un momento concreto. ¿Por qué escogiste un pueblo y la década de los 90 del siglo pasado para esta novela?

Escogí un pueblo en la década de los noventa porque eso fue lo que yo viví. Tanto en mi anterior novela como en ‘Niño santo’, parto de mis propios recuerdos para después construir la ficción. De hecho, todo comenzó con una foto de mi comunión que andaba dando vueltas por casa; esa foto, que además aparece en la portada del libro, fue el motor de esta historia. Con Nido de pájaros me quedé con ganas de seguir profundizando en esa etapa previa a la adolescencia en la que, de un día para otro, la sociedad te obliga a convertirte en adulto, estés o no preparado. Ha sido muy bonito, a la par que duro, viajar a esa época para recordar al niño que fui.

La madre del protagonista tiene una relación especial con este. Es un personaje clave, tiene un tono especial relacionándose con su hijo: le indica que sus manos no son para hacer trabajos o esfuerzos como las del padre y el hermano, le protege y colma de cariño, esta madre huele especialmente agradable para su hijo, y también le influye con una educación muy religiosa. Esta mujer parece haber estado educada en el pensamiento único del nacional catolicismo propio del Franquismo y que se relaciona con que Pedro, por momentos, esté sumido en un mar de contradicciones en su despertar sexual. Háblanos de este momento, el del primer amor del protagonista, en el que se siente sexualmente fuera de la norma.

Creo que no me equivoco al decir que los que nos criamos en aquella época no tuvimos educación sexual; la religión nos obligaba a sentirnos culpables por el mero hecho de tener apetito sexual y, más aún, si esta atracción estaba fuera de la norma. Todo eran tabúes y silencios. A pesar de ello, en la novela Pedro se enamora de manera genuina y bastante libre, ya que él no ve nada malo en enamorarse de otro chico. En palabras del propio Pedro: «Llevaba toda la vida sintiéndome culpable por todo y, de repente, cuando más motivos tenía para avergonzarme, me sentía feliz».

¿Crees que de los 90 hasta ahora, han cambiado algo en relación al momento crucial de “salir del armario” para los niños, niñes, niñas y adolescentes?

Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho. Hoy en día hay niños y adolescentes orgullosos de ser LGTBIQ+, hay muchos más referentes en la vida pública y en la ficción, gracias a series como Sex Education, Élite o La edad de la Ira. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer.

Sabemos de la importancia de la creación literaria y artística relacionada con la denuncia y reivindicación de los derechos de los grupos LGBTIQ+ y de su influencia en los procesos de cambio social, la deconstrucción de estereotipos, y su progresiva aportación en el cambio de la opinión pública contra los prejuicios sociales y los discursos de odio. Nos puedes dar tu opinión de todo esto.

Por desgracia, todavía existe LGTBIfobia en las aulas y fuera de ellas. Los discursos homófobos de determinados partidos políticos calan en la sociedad, algo que luego se refleja en las actitudes de los más pequeños, y sería absurdo decir que ya no existe el ‘bullying’ (ojalá poder decir algo así). Es por ello que los docentes tenemos que estar ahí, atentos y dispuestos a poner los puntos sobre las íes, listos para acompañar al alumnado que más nos necesita. Por eso, además, es tan importante mostrar realidades LGTBIQ+ en la cultura. Si la historia de Pedro sirve para que un niño, niña o niñe, se sienta menos solo en el mundo, menos incomprendido, pero sí más aceptado y representado, todo esto habrá merecido la pena.

La novela tiene un estilo impecable, envolvente, que te traslada al mundo interior de Pedro y su realidad. Te agradecemos que escribas tan bonito. En este momento ¿Tienes algún proyecto? ¿Trabajas en una próxima novela? Cuéntanos.

Muchísimas gracias por tus palabras y por la entrevista. Estoy encantado con todas las preguntas y con la gran labor que hacéis. Como llevo ya dos novelas sobre el mundo rural, decidí dejar el pueblo de lado por un tiempo y comencé una novela juvenil sobre extraterrestres. Nada que ver, aunque siguen apareciendo temas como la identidad o el acoso escolar. Sin embargo, he parado un poco para poder disfrutar del recorrido de ‘Niño santo’, que de momento me está dando muchas alegrías. Tengo intención de presentar la novela en Madrid, Barcelona, Soria, Coruña y Toledo, de momento. Espero que acojan a Pedro con los brazos abiertos y le den todo el cariño que necesita.

 

Muchas gracias Luis por atendernos. Te deseamos una larga y prolífica trayectoria como escritor de la que podamos disfrutar.

Abrazos de las personas que hacemos 1decada10 y de las que nos leen.

¡Hasta pronto!

Mira el booktrailer de Niño Santo en este enlace

 

El despotismo ilustrado con la infancia y adolescencia LGTBI

Juan Andrés Teno (@jateno_)

 

El pasado 9 de diciembre España dio un paso importante en su consolidación como un estado social y democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Un hecho que pasó casi desapercibido entre los medios de comunicación e ignorado por una parte inmensa de la ciudadanía; que debe ser que el comienzo de la Carta Magna donde se promulga la libertad, la justicia y la igualdad es un segundo plato, ya que como reflejaban el día siguiente las portadas de los más importantes tabloides del país lo reseñable eran las inversiones de la UE en la industria del automóvil, el caso “Canet”, la vacunación, las inundaciones en Bizkaia o la producción de nuevos coches eléctricos. Todo ello indispensable y necesario para el futuro de un estado y que será recordado por las próximas generaciones como hitos democráticos.

¿Pero qué es lo que realmente paso en este país el 9 de diciembre? Pues, así, de manera sencilla, y casi en silencio, se incorporaban a la vida pública como sujetos de ciertos derechos unos 9 millones de españolitos y españolitas que hasta entonces habían mantenido en silencio ya que sus opiniones eran desdeñadas por falta de capacidad.

¿Es posible que una sociedad occidental y democrática haya ignorado de hecho y de derecho las opiniones de 9 millones de personas y las haya apeado del debate social, cultural o político? No queda más remedio que asegurar que así ha sido o, por lo menos, así se ha comportado el gobierno de la nación ante este grupo de población.

¿Y quiénes son esta parte de la ciudadanía a las se ha ignorado desde instancias gubernamentales y sociales durante tantos años? A quienes tienen menos 18 años, a niñas, niños y adolescentes.
Que no, que esta afirmación no es demagógica, que es cierto que se han desarrollado políticas de infancia y adolescencia, que se han dedicado partidas económicas a su bienestar físico y mental, que son moneda de cambio constante entre los partidos políticos y por tanto entre los gobiernos, que se ha hecho mucho (o poco) por ellos. Y en estas últimas palabras radica el problema: ha sido “por ellos”, no “con ellos”.

¿Esta política paternalista a las que muy pocos ponían y ponen pegas, la admitiríamos para el conjunto de la población? «Tout pour le peuple, rien par le peuple» (todo por el pueblo pero sin el pueblo) es una frase histórica que reflejaría ese tipo de política que lo hace todo para el pueblo (ciudadanía) pero sin su concurso. ¿De qué régimen político nace esta expresión? del absolutismo, concretamente del despotismo ilustrado, que se enmarca dentro de las monarquías y pertenece a los sistemas de gobierno del antiguo régimen europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de la Ilustración, según las cuales, las decisiones humanas son guiadas por la razón.
Pues en esas estamos, que como país democrático llevamos más de 40 años tratando política y socialmente a las niñas, niños y adolescentes de manera absolutista, tal y como se hacía con el conjunto de la población en siglo XVIII.

Y sí, el 9 de diciembre de 2021 se constituyó en España el Consejo Estatal de la Infancia y la Adolescencia, dependiente del Ministerio de Derechos Sociales, gracias al trabajo incesante de Violeta Assiego, directora general de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia. Por primer en la historia de la democracia española la voz de la infancia y la adolescencia va ser escuchada por el gobierno a través de las palabras de 34 niñas, niños y adolescentes de 8 a 17 años. Sólo es el comienzo, pero la creación de este órgano consultivo otorga derechos a quienes una sociedad adultocrática mantenía en el silencio por considerar que su edad aparejaba una discapacidad mental que le impedía expresar sus reivindicaciones y derechos como grupo social.

Se constata, por tanto, que la sociedad española es adultocrática. ¿Pero qué pasa con las entidades LGTBI de este país? Pues que también lo son. Hace sólo unos meses, en las Jornadas de Familias LGTBI organizadas por la FELGTB, jóvenes LGTBI e hijas e hijos de familias homoparentales reivindicaron un espacio en estas entidades, un lugar donde poder expresarse y ser tenidas en cuenta sus opiniones, además de una validación democrática de sus ideas frente a organizaciones que sólo no considera a los menores de edad sino a las personas jóvenes. Adultocracia y gerontocracia. Gracias a Irati, Sergio, Gabriel, Alejandro y Haymanot por alzar la voz y hacernos comprender a las personas adultas y mayores que sois y que tenéis el derecho no sólo a ser escuchados sino a tener en cuenta vuestras reivindicaciones.

Creo que puedo afirmar que todas las entidades LGTBI de este país tienen vedada la participación efectiva de las personas menores de edad en sus órganos de decisión. Y no lo hacen porque no les importe la infancia y la adolescencia. Está comprobado que tienen especial interés en mejorar la vida de niñas, niños, niñes y adolescentes y así se ve reflejado en sus acciones educativas y políticas. Pero pecan de una acusada adultocracia, no se les ha ocurrido que a lo mejor, estas acciones serían más efectivas si preguntasen a estas criaturas que es lo que les pasa y como quieren que se solucionen sus problemas. No vale hacer memoria y recordar lo que vivieron cuando eran niñas, niños, niñes y adolescentes, por que las situaciones van cambiando y las respuestas también.

Las entidades LGTBI de este país son un ejemplo de lucha no sólo contra la LGTBIfobia, sino contra el machismo y el racismo, peso siguen perpetuando las violencias por acción u omisión que el resto de la sociedad comete contra las personas menores edad.

Sirva el ejemplo de Violeta Assiego en el Ministerio de Asuntos Sociales, sirvan las múltiples experiencias de las entidades de infancia de este país para hacer posible la participación efectiva de la infancia y la adolescencia en sus órganos de decisión. Que no, que la cuestión no es reírse afirmando que si vamos a sentar a los niños a aprobar los presupuestos anuales, como me dijo personalmente (y lo hizo en público) un alto dirigente de una entidad LGTBI, que el asunto pasa sencillamente por dar voz a la parte más vulnerable del colectivo, la que no tiene apenas herramientas de defensa, la que es repudiada por su familias por su orientación sexual o su identidad de género, la que recibe violencia en los centros educativo y espacios de socialización, a que le niegan ser y sentir, a la que conducen al suicidio, a la que asesinan.

Comienza un año preñado de pandemia, un año en el que hay que conseguir una ley LGTBI y Trans estatal. Que ese año sea también en el que las entidades LGTBI busquen los mecanismos necesarios para que las personas de menos edad puedan expresarse, pueden decir lo que sienten, lo que son, que son sujetos de derecho político y que tienen voz, a veces mucho más sensata y menos polarizada que la de los adultos.

Y un último deseo: dejemos todas, todos y todes de utilizar el verbo infantilizar con un sesgo negativo. Encuentro en redes la siguiente definición de infantilización: un tipo de edadismo que se define como tratar a un adulto como si fuera un niño irresponsable, que carece de confianza y voz propia por parte de un profesional. Esta acción deshumaniza a la persona mayor, así como afecta su dignidad, autonomía y corresponsabilidad.

Sólo cabe decir que no hay más menores irresponsables, sin confianza y voz propia que adultos. Y que si se trata de esta manera a las personas para arrebatarles su dignidad, autonomía y corresponsabilidad, lo mismo se hace con niñas, niños, niñes y adolescentes cuando se les mira como ciudadanía de segunda.

Por todo ello, pido, demando y exijo como adulto responsable que las entidades LGTBI deconstruyan su adultocentrismo y den paso a la voz de la infancia y de la adolescencia. Todas aquellas persona que trabajan con la ciudadanía de estas edades saben que su verdad es más verdad y que las injusticias, los desprecios y la insolidaridad no son propias de niñas, niños, niñes y adolescentes, sino la herencia que les transmitimos desde la excelencia de nuestra adultez.

 

JUAN ANDRÉS TENO

Periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Cuenta en Twitter: @jateno_ 

Blog: https://familiasdecolores.wordpress.com/

 

«De manos unidas» por ___GDM___!

Hoy recomendamos ‘Cuéntalo’, thriller legal de una nueva voz trans

Redacción 1 de cada 10 (@1decada10)

 

«Con este thriller legal he querido explorar temas de carácter social, y educar, en cierta forma, a una audiencia amplia que no está familiarizada con lo que significa ser trans. El sistema judicial no es suficiente; el poder importa demasiado, y eso es injusto para la gente que no dispone de recursos. Es una novela, pero los problemas que trato son reales».

—Robyn Gigl

 

El sello Motus, de Trini Vergara Ediciones, acaba de incorporar a su catálogo un thriller legal sobre temática trans. Cuéntalo es la primera entrega de una serie protagonizada por Erin McCabe, abogada transgénero que acepta un complejo caso: defender a una prostituta de 19 años, de raza negra, también trans, acusada de asesinar al hijo de un senador de Nueva Jersey. 

Robyn Gigl, su autora, es también abogada, con más de 40 años de carrera, y reconocida por la Unión Americana de Libertades Civiles de Nueva Jersey (ACLU-NJ) por su trabajo con la comunidad LGBTQIA, a la que pertenece. Gigl hizo su propia transición a los 50 años.

Desde una perspectiva femenina, Cuéntalo aborda la vulneración de los derechos de las personas trans, situación que se agrava cuando entran en juego prácticas racistas. Es lo que le ocurre a una de las protagonistas de la novela, Sharise Barnes, con la que su abogada defensora, Erin McCabe, empatiza desde el principio haciendo valer en todo momento tanto su identidad de género, como la de su representada ante la sinrazón de jueces y fiscales. Para ello llega a arriesgar su propia vida, e incluso, se sumerge en el barro de la política local corrupta.

Robyn Gigl, autora de esta novela, es una abogada y actvista trans que escribe esta impactante historia tras haber experimentado su propia transición. Sus vivencias le proporcionan autoridad a la hora de analizar los problemas de aceptación que sufren las personas trans. En este libro también aborda la vulneración de sus derechos, situación que se agrava cuando entran en juego prácticas racistas.

McCabe empatiza desde el principio con su representada y hace valer en todo momento su identidad de género ante la sinrazón de jueces y fiscales, llegando a arriesgar su propia vida, incluso, al sumergirse en el barro de la policía local corrupta. Gigl se sirve de su valentía y arrojo para cautivar al lector hasta la última página llevándole a un terreno al que nunca imaginó llegar.

Sobre Cuéntalo se ha dicho:

«Robyn Gigl nos ofrece un thriller legal tan adictivo como una droga, uno de esos libros que de “solo un capítulo más” te mantienen leyendo hasta altas horas de la noche. De actualidad y de ritmo rápido».

–Kevin O’Brien, autor bestseller de The New York Times

«En su primera novela, Robyn Gigl hace un trabajo notablemente eficaz al combinar un emocionante thriller con la historia personal de su protagonista: muestra lo bueno y lo malo que viene con la transición de género. Es uno de los mejores thrillers del año».

—Jay Roberts, Mystery Scene

 

La campaña del Día del Orgullo de La Carolina

La campaña del Día del Orgullo de La Carolina busca la complicidad de l@s vecinos con una decena de actos que se prolongarán hasta finales de julio

La Carolina se pone las gafas arcoíris para celebrar el Día del Orgullo. Como ya es habitual, los actos no solo se ciñen a la jornada sino que se prolongan durante varios días. La concejala de Igualdad y Diversidad, Carolina Rodríguez, y el presidente del colectivo local Apoyo LGTB+, Dani Bernardino, han presentado una programación que se dirige a todos los vecinos y vecinas con el mensaje de que La Carolina es un pueblo diverso.

“En La Carolina vivimos la celebración como una excusa para visibilizar, para conocer mejor al colectivo y, sobre todo, para romper prejuicios. Ese es el motivo por el que nuestra programación se acerca a todos los segmentos de la población, bien a través de campañas de sensibilización, charlas, acciones con l@s niñ@s y cine”, afirma la concejala, que añade. “Es una buena época para reflexionar y para mostrar todo lo que sucede. Queda mucho por hacer. Existen discriminación y prejuicios y solo los podemos combatir desde la educación”.

La mayoría de actos se concentran el próximo domingo, cuando se realizará un directo en Instagram este domingo con dos asociaciones, Apoyo LGBT+ y Triángulo, de Sevilla, en el que se tratarán asuntos tan dispares, como el desempleo en el colectivo trans, pin parental, la situación del colectivo durante el confinamiento, la situación del asociacionismo lgtbi y familias diversas, entre otros.

El día 28, fecha de la efeméride, a las 12:00 horas, se inaugurará el graffiti de street art, una obra en la que se contemplará la imagen de Marsha P. Johnson, una activista trans de los movimientos americanos en favor del colectivo y que participó de los disturbios de Stonewall. Por la tarde, tendrá lugar la lectura del manifiesto, exhibición de pole dance, reparto de abanicos y reparto de pulseras. El día, 1 de julio taller de elaboración de velas y jabones «a todo color» con niñ@s de 7 a 10 años y, el 3, se celebrará un encuentro de familias orgullosas en el que, en torno a unos cafés, se generará una tertulia para hablar de las problemáticas, miedos, desafíos, sobre el pasado, presente y futuro de las familias en las que algunos de sus miembros son lgtbi. En esta acción, estará presente Crezco Familias Andaluzas Diversas que nos acompañará y contará sus experiencias.

El Ayuntamiento, los días 27 y 28, se iluminará con los colores del arcoíris como seña de complicidad y para visibilizar.

Por último, vuelve el “Cineforum refrescante” en tres sesiones de temática social a la piscina municipal con los siguientes títulos: «Rosas rojas», “Sentimental» y “Una jaula de grillos».

Más información en http://lacarolina.innovasur.es/

CRÓNICAS DEL MARGEN – El exilio interior

Por Víctor Mora (@Victor_Mora_G)

Imagen de Asphaltwitch (@asphaltwitch)

 

Habitar, como habitamos, los márgenes de la norma sexual y de género, deja en nuestros cuerpos una huella similar al exilio, una marca original de no pertenencia que se encuentra en tensión permanente para las vidas queer. La huella se intensifica o decrece según transcurren acontecimientos, y el devenir de nuestro propio margen nos hace a veces sentir proximidad y otras, como ocurre últimamente, un profundo distanciamiento. Creo que es importante pensar sobre esas emociones, sobre ese terreno compartido que tiene algo, quizá, de continuidad con episodios del pasado que podemos recuperar para su reinterpretación y, en última instancia, como lugar de encuentro para poner en común sentires y crear alianzas.

’Exilio interior’ fue el nombre que se le dio a la experiencia de quienes se quedaron en territorio fascista, conquistado por los sublevados después de la guerra. Para la resistencia entonces no hubo, desde luego, ninguna opción afortunada o menos dramática. Huir, marchar físicamente al exilio como vía última de supervivencia fue una de esas ‘opciones’ forzosas, y otra, la que habitaron todes les que no pudieron cruzar la frontera, fue la del exilio interior. Convivir con fantasmas y desaparecides, transitar por cementerios cuneta y fosas comunes que multiplicaban sus kilómetros, fueron partes de este singular exilio, del exilio interno que experimenta quien sabe positivamente en su fuero interno que no pertenece a ese contexto. Quien sabe que no forma parte de esa cartografía conquistada por el terror, que su cuerpo y su corazón no pertenecen. El exilio interior es el destierro dentro de casa, el saberse polizón en el nuevo rumbo que se ha impuesto con violencia, el saberse barbarie en la nueva lógica, en la nueva razón. 

Cruzar la frontera geográfica dibujaba una distancia física, medible en kilómetros, pero la vida que quedaba atrás era la misma que la que dejaban quienes se quedaron a habitar el margen interno, el simbólico y obligatoriamente silencioso del exilio interior. Es precisamente en ese margen interno, en ese espacio de deslocalización intramuros, donde creo que hoy, en este contexto tan distinto y a la vez extrañamente similar, podemos volver a encontrarnos. La memoria puede traernos ese terreno obtuso de la marginalidad privada que, estoy convencido, tenemos en común muchas más personas de las que podemos imaginar a priori. Es cierto que no salimos de una guerra (aunque a veces pueda parecer que esa guerra nunca ha dejado, en realidad, de producirse), sin embargo, creo que el sentimiento de desarraigo y no pertenencia es algo compartido por todes les que afrontamos nuestro contexto actual con perplejidad primero, desde la rabia aguda y la profunda tristeza después. El extrañamiento y la distancia fueron un espasmo, una especie de empujón. Nuestro cuerpo seguía dentro del mapa, pero fuera al mismo tiempo, exiliado, en el margen. Es cierto que no salimos de una guerra (aunque a veces pueda parecer que la narrativa bélica contamina todo el texto y que nos envuelve la lógica del golpe y la derrota), sin embargo hay fantasmas que han despertado y que se nos adhieren al cuerpo, como los de la amenaza, como los de la peligrosidad.* Es cierto que no salimos de una guerra, más bien, estamos en plena batalla por el significado, por la narrativa, la memoria y el devenir. Batallas que se liberan en nuestro cuerpo y el de les compañeres, cuerpos expuestos a niveles de violencia que no podíamos recordar, cuerpos que se pretende aislar, señalar, tutelar, ningunear. Una batalla que, si bien se escribe con los modos tradicionales de la propaganda, traza sus renglones mediante estrategias nuevas. El extrañamiento radical se produce cuando nos enfrentamos a esas mentiras que insisten en nuestra peligrosidad, sabiendo que son mentiras, sabiendo que quien las lanza contra nosotres sabe también, perfectamente, que son mentiras. El extrañamiento se produce cuando se disfraza de alarma social, de inseguridad jurídica, de peligro para la mayoría, para 47 millones… lo que no es otra cosa que la pataleta del privilegio ciego, que se resiste a codazos, que se impone como sea, con las mentiras y el desprecio que su mantenimiento exija. 

Como decía al principio, las emociones del exilio que sin duda compartimos, son parte de una tensión en movimiento. No habitamos el margen al que otrora nos obligaba el totalitarismo, no hace falta recordarlo. Sin embargo, sí parece haberse olvidado que hay más similitudes que diferencias con todo texto normativo que pretende jerarquizar unos cuerpos sobre otros, que pretende señalar y deshumaniza experiencias y condiciones. 

Si bien hoy por hoy podemos aseverar sin matices que no se puede vivir de los logros del pasado, y que esos mismos logros instrumentalizados han servido (también) para ampliar privilegios y acrecentar distancias entre márgenes, lo que no haremos, desde luego, es asumir que no podamos reapropiarnos nuevamente del significado, intervenirlo y reescribir el texto del margen, el nuestro, el que nos pertenece y del que somos única autoridad. Hablemos de ello. Desde lo colectivo, desde ese sentimiento compartido de no pertenencia, como hemos hecho históricamente tantas veces, Crónicas del margen se plantea como un espacio para habitar ese destierro y compartirlo. Un lugar para hablar de nuestros espacios, textos, performances, expresiones y propuestas. Las crónicas, en definitiva, de todo lo que también está pasando en este contexto extraño que también es el nuestro y en el que se teje la red que va a escribir (que ya está escribiendo) el futuro que imaginamos. 

 

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Texto de Alana Portero – Peligrosidad estatal

 

¿No soy un robot?

Por Abel P. Pazos (elle/a) – IG: @llorarbailando

 

Desde hace años me pasa que cuando me enfrento a un captcha siento una profunda crisis existencial. Sí, con algo tan sencillo como es introducir una breve sucesión de números y letras, o determinar en qué fotos de una pequeña selección aparecen semáforos, algunas de las pruebas desafío por medio de las cuales los sistemas de seguridad de algunas paginas web me sitúan frente a frente con mi misma condición humana, que es puesta en entredicho a través de esta interface, y que debo ahora demostrar para ver un episodio pirata de Embrujadas.

¿No soy un robot?, ¿acaso no?, ¿ni un poco?, bueno, y si es así, ¿de verdad puedo probarlo?

No puedo ser le únique que sienta esa presión cada vez que tiene que pasar este robotizado test de Turing que pretende probar mi sincronía con la especie animal humana enseñándome fotos random de carreteras. Es, como poco, grotesco. Ésta es una prueba que pretende demostrar mi humanidad pidiéndome que señale fotos en que aparecen bicicletas (¿y si me equivoco???); y despliega, por todas estas cuestiones, planteamientos bastante controvertidos a propósito de mi condición como cuerpo que parece ser, debe desmarcarse de la tecnología en una alianza de la materialidad con lo natural y por medio de un juego de distinción de imágenes en que aparecen puentes, de imágenes en las que no. Lee el resto de la entrada »

Nunca imaginé que ser padre sería tan duro – Crónica del Orgullo 5

Por Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Foto: Daniel Lobo

Ser padre se ha llevado a un pozo amargo muchas de las cosas que creía indispensables en mi vida: mi padre se niega a verme, amigas y amigos me han dado la espalda y una parte de la ciudadanía con la que comparto mi vida me acusa de crímenes atroces que me hielan la sangre.

Nacido en una familia muy tradicional supe desde muy pequeño dos cosas: que era gay y que quería tener hijos. A mis padres la segunda cuestión les parecía maravillosa, además de perfecta y necesaria. La primera les constó algunos años asumirla.

Mientas emprendía la aventura de conocer mi cuerpo y el de otros, decidí ocultar mi orientación sexual en casa por el innecesario sufrimiento que les causaría. Pero sucedió lo que yo no buscaba y me enamoré. Aún viviendo en una ciudad grande, la noticia de que era gay llegó a oídos de mis padres de una manera un tanto sucia. Mi madre reaccionó brindándome su amor como siempre lo había hecho y mi padre inició una lenta digestión en que la acabó ganando su buen fondo a lo que el consideraba principios inalterables. Lee el resto de la entrada »

Históricas LBT: Elisabeth Bishop

Por Charo Alises (@viborillapicara) y#Mujeres lesbianas

Elizabeth Bishop y Lota de Macedo Soares

El arte de perder no es difícil de adquirir

   tantas cosas parecen hechas para perderse

que su pérdida no es ningún drama.

(Fragmento del poema El arte de perder)

                  

Elisabeth Bishop nació en Woscester, Massachusett, el 8 de febrero de 1911.  Su padre falleció cuando ella tenía tan solo ocho meses de edad y años después su madre sufrió una enfermedad mental por la que estuvo ingresada en una residencia psiquiátrica desde 1916 hasta su fallecimiento. En esa época, Bishop había cumplido ocho años y nunca más  volvió a verla. Lo cierto es que, en la práctica, Elisabeth fue huérfana desde niña. Sus  abuelos se encargaron de cuidarla en Nueva Escocia. Las carencias afectivas en su infancia tuvieron consecuencias muy negativas en la vida adulta de la poetisa, que desarrollaría diversas alergias y tendría que luchar contra el alcoholismo durante largos años.

En su juventud estuvo interna  en Walnut Hill School en Natick, Massachusetts,  donde publicó sus primeros poemas en una revista de estudiantes gracias a su amigo Frani Blough.​ Se matriculó en Vassar College en el otoño de 1929, justo antes del colapso bursátil. Sería en esta universidad donde Elisabeth comenzaría a tener sus primeras relaciones con mujeres. En 1933 fundó una revista literaria independiente junto a Mary McCarthy, Margaret Miller y las hermanas Eunice y Eleanor Clark.   Lee el resto de la entrada »