El despotismo ilustrado con la infancia y adolescencia LGTBI

Juan Andrés Teno (@jateno_)

 

El pasado 9 de diciembre España dio un paso importante en su consolidación como un estado social y democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Un hecho que pasó casi desapercibido entre los medios de comunicación e ignorado por una parte inmensa de la ciudadanía; que debe ser que el comienzo de la Carta Magna donde se promulga la libertad, la justicia y la igualdad es un segundo plato, ya que como reflejaban el día siguiente las portadas de los más importantes tabloides del país lo reseñable eran las inversiones de la UE en la industria del automóvil, el caso “Canet”, la vacunación, las inundaciones en Bizkaia o la producción de nuevos coches eléctricos. Todo ello indispensable y necesario para el futuro de un estado y que será recordado por las próximas generaciones como hitos democráticos.

¿Pero qué es lo que realmente paso en este país el 9 de diciembre? Pues, así, de manera sencilla, y casi en silencio, se incorporaban a la vida pública como sujetos de ciertos derechos unos 9 millones de españolitos y españolitas que hasta entonces habían mantenido en silencio ya que sus opiniones eran desdeñadas por falta de capacidad.

¿Es posible que una sociedad occidental y democrática haya ignorado de hecho y de derecho las opiniones de 9 millones de personas y las haya apeado del debate social, cultural o político? No queda más remedio que asegurar que así ha sido o, por lo menos, así se ha comportado el gobierno de la nación ante este grupo de población.

¿Y quiénes son esta parte de la ciudadanía a las se ha ignorado desde instancias gubernamentales y sociales durante tantos años? A quienes tienen menos 18 años, a niñas, niños y adolescentes.
Que no, que esta afirmación no es demagógica, que es cierto que se han desarrollado políticas de infancia y adolescencia, que se han dedicado partidas económicas a su bienestar físico y mental, que son moneda de cambio constante entre los partidos políticos y por tanto entre los gobiernos, que se ha hecho mucho (o poco) por ellos. Y en estas últimas palabras radica el problema: ha sido “por ellos”, no “con ellos”.

¿Esta política paternalista a las que muy pocos ponían y ponen pegas, la admitiríamos para el conjunto de la población? «Tout pour le peuple, rien par le peuple» (todo por el pueblo pero sin el pueblo) es una frase histórica que reflejaría ese tipo de política que lo hace todo para el pueblo (ciudadanía) pero sin su concurso. ¿De qué régimen político nace esta expresión? del absolutismo, concretamente del despotismo ilustrado, que se enmarca dentro de las monarquías y pertenece a los sistemas de gobierno del antiguo régimen europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de la Ilustración, según las cuales, las decisiones humanas son guiadas por la razón.
Pues en esas estamos, que como país democrático llevamos más de 40 años tratando política y socialmente a las niñas, niños y adolescentes de manera absolutista, tal y como se hacía con el conjunto de la población en siglo XVIII.

Y sí, el 9 de diciembre de 2021 se constituyó en España el Consejo Estatal de la Infancia y la Adolescencia, dependiente del Ministerio de Derechos Sociales, gracias al trabajo incesante de Violeta Assiego, directora general de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia. Por primer en la historia de la democracia española la voz de la infancia y la adolescencia va ser escuchada por el gobierno a través de las palabras de 34 niñas, niños y adolescentes de 8 a 17 años. Sólo es el comienzo, pero la creación de este órgano consultivo otorga derechos a quienes una sociedad adultocrática mantenía en el silencio por considerar que su edad aparejaba una discapacidad mental que le impedía expresar sus reivindicaciones y derechos como grupo social.

Se constata, por tanto, que la sociedad española es adultocrática. ¿Pero qué pasa con las entidades LGTBI de este país? Pues que también lo son. Hace sólo unos meses, en las Jornadas de Familias LGTBI organizadas por la FELGTB, jóvenes LGTBI e hijas e hijos de familias homoparentales reivindicaron un espacio en estas entidades, un lugar donde poder expresarse y ser tenidas en cuenta sus opiniones, además de una validación democrática de sus ideas frente a organizaciones que sólo no considera a los menores de edad sino a las personas jóvenes. Adultocracia y gerontocracia. Gracias a Irati, Sergio, Gabriel, Alejandro y Haymanot por alzar la voz y hacernos comprender a las personas adultas y mayores que sois y que tenéis el derecho no sólo a ser escuchados sino a tener en cuenta vuestras reivindicaciones.

Creo que puedo afirmar que todas las entidades LGTBI de este país tienen vedada la participación efectiva de las personas menores de edad en sus órganos de decisión. Y no lo hacen porque no les importe la infancia y la adolescencia. Está comprobado que tienen especial interés en mejorar la vida de niñas, niños, niñes y adolescentes y así se ve reflejado en sus acciones educativas y políticas. Pero pecan de una acusada adultocracia, no se les ha ocurrido que a lo mejor, estas acciones serían más efectivas si preguntasen a estas criaturas que es lo que les pasa y como quieren que se solucionen sus problemas. No vale hacer memoria y recordar lo que vivieron cuando eran niñas, niños, niñes y adolescentes, por que las situaciones van cambiando y las respuestas también.

Las entidades LGTBI de este país son un ejemplo de lucha no sólo contra la LGTBIfobia, sino contra el machismo y el racismo, peso siguen perpetuando las violencias por acción u omisión que el resto de la sociedad comete contra las personas menores edad.

Sirva el ejemplo de Violeta Assiego en el Ministerio de Asuntos Sociales, sirvan las múltiples experiencias de las entidades de infancia de este país para hacer posible la participación efectiva de la infancia y la adolescencia en sus órganos de decisión. Que no, que la cuestión no es reírse afirmando que si vamos a sentar a los niños a aprobar los presupuestos anuales, como me dijo personalmente (y lo hizo en público) un alto dirigente de una entidad LGTBI, que el asunto pasa sencillamente por dar voz a la parte más vulnerable del colectivo, la que no tiene apenas herramientas de defensa, la que es repudiada por su familias por su orientación sexual o su identidad de género, la que recibe violencia en los centros educativo y espacios de socialización, a que le niegan ser y sentir, a la que conducen al suicidio, a la que asesinan.

Comienza un año preñado de pandemia, un año en el que hay que conseguir una ley LGTBI y Trans estatal. Que ese año sea también en el que las entidades LGTBI busquen los mecanismos necesarios para que las personas de menos edad puedan expresarse, pueden decir lo que sienten, lo que son, que son sujetos de derecho político y que tienen voz, a veces mucho más sensata y menos polarizada que la de los adultos.

Y un último deseo: dejemos todas, todos y todes de utilizar el verbo infantilizar con un sesgo negativo. Encuentro en redes la siguiente definición de infantilización: un tipo de edadismo que se define como tratar a un adulto como si fuera un niño irresponsable, que carece de confianza y voz propia por parte de un profesional. Esta acción deshumaniza a la persona mayor, así como afecta su dignidad, autonomía y corresponsabilidad.

Sólo cabe decir que no hay más menores irresponsables, sin confianza y voz propia que adultos. Y que si se trata de esta manera a las personas para arrebatarles su dignidad, autonomía y corresponsabilidad, lo mismo se hace con niñas, niños, niñes y adolescentes cuando se les mira como ciudadanía de segunda.

Por todo ello, pido, demando y exijo como adulto responsable que las entidades LGTBI deconstruyan su adultocentrismo y den paso a la voz de la infancia y de la adolescencia. Todas aquellas persona que trabajan con la ciudadanía de estas edades saben que su verdad es más verdad y que las injusticias, los desprecios y la insolidaridad no son propias de niñas, niños, niñes y adolescentes, sino la herencia que les transmitimos desde la excelencia de nuestra adultez.

 

JUAN ANDRÉS TENO

Periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar

Cuenta en Twitter: @jateno_ 

Blog: https://familiasdecolores.wordpress.com/

 

«De manos unidas» por ___GDM___!

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