Archivo de junio, 2016

Resiliencia. Capítulo 21: Lo contrario al amor

Cuando dos personas se encuentran pueden pasar varias cosas: todo o nada.

Y después está esta historia.

Capítulo 1: Dos semanas antes de la colisión
Capítulo 2: Una semana antes de la colisión
Capítulo 3: Un día antes de la colisión
Capítulo 4: Seis horas antes de la colisión
Capítulo 5: Colisión
Capítulo 6: 30 segundos después de la colisión
Capítulo 7: No solo los aviones vuelan
Capítulo 8: Cuesta abajo y sin frenos
Capítulo 9: Todo contigo
Capítulo 10: Lo que te mereces
Capítulo 11: No deberían hacerte llorar
Capítulo 12: Jugando las cartas
Capítulo 13: Hacer sangre
Capítulo 14: Madrid me mata
Capítulo 15: Tú tienes la culpa
Capítulo 16: Hemos terminado
Capítulo 17: No me gusta para ti
Capítulo 18: Yo jamás te haría daño
Capítulo 19: La guarida del lobo
Capítulo 20: Fue un error

Capítulo 21: Lo contrario al amor

-Mia, ¿puedo pasar?

El silencio al otro lado de la puerta animó a Carol a entrar en la habitación de su hija. Con las persianas bajadas sin apenas luz, Mia se encontraba en la cama enredada sobre sí misma. Su madre, angustiada por ver a su hija así, se sentó al lado de la chica.

-Cariño, llevas dos días aquí metida sin comer casi nada. Esto no es bueno para ti. Necesitas salir, hablar con alguien…

Mia farfulló pidiendo quedarse sola. Carol dejó el cuenco de sopa junto al cabecero de la chica esperando que al menos comiera un poco y se marchó. En cuanto recuperó la intimidad, Mia pulsó el botón de reproducción de su iPod y Ultraviolence volvió a salir por los altavoces. Había escuchado esa canción durante dos días enteros en bucle y en cada ocasión había llorado. Era la forma que tenía de dejar salir lo que había pasado. Su impotencia, su falta de caracter y decisión… todo aquello que había justificado «en el nombre del amor».

Ahora se daba cuenta de lo equivocada que había estado. Aquello no había sido amor, aquello había sido todo lo contrario.

Cuando Mia entró a la cocina unas horas más tarde a despedirse para ir al trabajo, Carol se sorprendió al verla de nuevo en pie. Llevaba el uniforme del bufete y el pelo recogido en un apretado moño. La chica dio dos besos a su madre y emprendió el camino a la oficina sin mirar a nada ni a nadie. Solo quería pasar desapercibida, volverse invisible. Tenía la sensación de que estaba siendo observada, una sensación que le acompañaría siempre, pero acabaría por acostumbrarse a ella.

Cuando llegó al bufete, pasó corriendo al baño a repasar su maquillaje. Aunque las marcas del cuello apenas eran imperceptibles, les puso un poco más de base por encima. Sabía que en poco menos de un día desaparecerían, pero otras, las heridas que no eran visibles, pasarían a formar parte de ella. Sus jefes se alegraron de verla de vuelta y le preguntaron por la intoxicación alimentaria que había sufrido, una excusa perfecta para faltar dos días sin levantar sospechas y que después no la insistieran en la mala cara que traía. Al poco de llegar a su sitio se tuvo que soltar el pelo de lo que le apretaba el coletero. Viéndose reflejada en las ventanas, se sintió lejana a sí misma. No reconocía a esa chica que le devolvía la mirada vacía. Se sentía ínfima. Como si Andrés hubiera sido un ciclón y se hubiera llevado todo. Lo único que quedaba era una carcasa hueca que se movía por inercia y no por convicción. Ella, que siempre había hecho gala de ser una mujer fuerte e independiente, que se consideraba espabilada e incluso algo pícara… ¿Cómo podía haber dejado que aquello sucediera?

¿Cómo podía haber hecho caso omiso de todos aquellos que la querían y le decían que Andrés no era bueno para ella? No fue hasta que se vio en el borde del precipicio que supo que podía caer. Y daba gracias cada día de haber salido a tiempo. Sin ganas ni fuerzas se enfrentaba a cada día con una única idea en su cabeza, la de seguir adelante, porque «La vida es de los que viven» se repetía.

Una de las últimas tardes de verano tomó por fin la decisión de ir a la peluquería. Era algo que pensó que le vendría bien a modo de terapia junto a las sesiones con una psicóloga especializada que estaba ayudándola a recomponerse.»Necesitas tiempo. Ahora mismo eres como un animal herido, te costará confiar plenamente, pero volverás a hacerlo y yo te voy a ayudar».

Un par de chicos habían intentado quedar con ella, pero Mia todavía no se sentía preparada. Era como si internamente aún estuviera recomponiéndose y cada frase de la psicóloga era como una pieza más que formaba parte de su reconstrucción.

-Te sorprendería la cantidad de mujeres que se encuentran inmersas en una situación así y no consiguen salir de ella por miedo o por vergüenza. Tendemos a echarnos la culpa a nosotras mismas en vez de a la persona que nos hiere. Los cuentos y las películas nos enseñan desde pequeñas a aguantar cualquier cosa pensando que la otra persona va a cambiar. Nadie cambia, Mia. Cada uno tiene su forma de ser y puede que ocultara una personalidad violenta detrás de detalles románticos, pero un maltratador siempre es un maltratador y han aprendido a utilizar las nuevas tecnologías como una herramienta para ampliar el maltrato.

Al principio le había costado horrores confesarse con la psicóloga. Admitir no solo ante ella sino ante sí misma en alto todo lo que había sucedido fue como volver a vivirlo. Sin embargo, una vez expuesto, se sentía mucho mejor. Como si el enorme peso lo cargaran ahora entre los dos.

-Eso es lo que ocurre cuando te abres y compartes tu pena, no tiene que ir cargada solo sobre tus hombros.

Después de cada sesión, Mia se sentía un poco más ella. Sumado a que se había negado a detenerse y que la única dirección que consideraba era hacia delante, lograba avanzar sintiéndose más completa. Aunque Inés y el resto del grupo no habían querido tener más trato con ella una vez supieron lo que había pasado realmente tras el accidente de Fer, se apoyaba más que nunca en sí misma.Había reencontrado su poder y se negaba a dejarlo marchar, se negaba a volver a pasarlo mal una sola vez más por nadie que no mereciera realmente la pena. Su etapa de llorar por quién no la quería bien había terminado.

Fue por eso por lo que no dudó en entrar a la peluquería decidida a darle un cambio radical a su estilismo. Cuando la peluquera empezó a cortarle los más de 30 centímetros de melena le preguntó si estaba segura, ya que era un gran cambio.

-Segurísima.- respondió Mia con aplomo. Se moría de ganas por liberarse de aquella melena negra.

-Una vez oí en una película que cuando una mujer se cambia radicalmente el peinado es porque hay alguien nuevo en su vida. ¿Has conocido a alguien?

La chica asintió.

-A mí.

Gracias a todos los que habéis seguido Resiliencia desde el principio y a los que os enganchásteis una vez empezada. Empecé esta novela en enero aunque algunas cosas del comienzo llevaban años en un cuaderno y se me hace increíble que haya conseguido llegar a tanta gente. Ojalá haya servido de ayuda si alguien leyendo esto se ha sentido identificado. Gracias por acompañarme cumpliendo otro de mis sueños.

«El hombre siempre ha estado interesado en la moda aunque parezca una cosa de chicas»

Pelayo Díaz, princepelayo para sus miles de seguidores, nos recibe en la azotea de uno de los hoteles más emblemáticos de Madrid, aquel blanco que todos hemos visto con las luces moradas cuando salimos de tomarnos el volcán del hawaiano de Santa Ana.

Nos llega el turno tarde de tanta prensa a la que atiende. Le miro desde lejos mientras otros compañeros buscan titulares en sus palabras. Como ex pareja de David Delfín y celebrity televisiva, saben que cualquier cosa que diga fuera de lo convencional se convertirá automáticamente en arma incendiaria.

MARA MARIÑO

Pelayo Díaz o princepelayo para los menos amigos. MARA MARIÑO

A mi no me interesa su vida personal lo más mínimo y se lo hago saber nada más conocerle. «¡Qué bien!» es lo primero que me dice. Como co-presentador de Cámbiame y fashion blogger (os recomiendo especialmente su sección Object of Desire de su blog Katelovesme) me parece mucho más interesante su visión de la moda y en especial del ‘fashionbloggerismo’, un sector que está mayoritariamente copado de mujeres.

Solo un 2% de los blogueros españoles de moda son hombres, algo que, Pelayo (sí, Pelayo. Puedo permitirme esa licencia porque durante la entrevista estuvo bebiendo un gin tonic de Bulldog y ya es casi como si hubiéramos ido juntos de copas) achaca a que «la moda de hombre está más limitada. En cuanto a blogs nos es más difícil innovar y tener una propuesta diferente todo el rato además de que enseguida se nos tacha de mamarrachos. No he sido de los que bloguean cada día, pero cuando lo hago intento salirme de lo común. Creo que las chicas lo tenéis más fácil por opciones: vestidos, prendas, tejidos… que igual nosotros tenemos más restringido».

En definitiva, no es que el hombre no esté interesado, ya que según el bloguero «parece que la moda es una cosa de chicas que no lo es para nada, es algo para ambos sexos y el hombre siempre ha estado interesado en la moda. El mensaje que mandas si te gusta demasiado es que eres coqueto, metrosexual u otras cosas».

Más allá del género, considera que es importante concienciar a la gente sobre «dedicarnos tiempo a nosotros mismos, no ya por coquetería sino por mimarnos, por cuidarnos y por dar una información correcta a la gente con la que nos vamos a cruzar en las próximas horas, de quiénes somos, de lo que queremos, de nuestras emociones, deseos, actitud…» algo que considera que logra gracias a Cámbiame.

KATELOVESME.NET 📮 #IAMWHOIAM

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El programa, que pone a la moda en el punto de mira, hace de los estilismos un escaparate como el que consiguen la alfombra roja de los Goya por poner un ejemplo. Sin embargo, estas exhibiciones se quedan cortas en opinión del bloguero: «Podríamos hacer muchísimo mas, sobre todo más bandera en los eventos. En el día a día entiendo que te pongas con lo que estás cómoda, pero si queremos que la industria del cine español evolucione vamos a  hacerlo de la mano de diseñadores españoles apoyando la moda española. Juntos podemos ser mas fuertes que por separado. Yo no creo que una actriz española que va vestida con algo de una marca francesa sea mejor que la actriz española que va de una marca española. De hecho creo más en la integridad de la actriz que elige la Marca España«.

Y hablando de actrices en los Goya no puedo evitar preguntarle por Inma Cuesta y su guerra con el Photoshop, una herramienta que el bloguero se declara a favor de su uso: «Yo estoy muy a favor del Photoshop porque a todos nos gusta ver una imagen bonita. No me pareció bien lo que hizo Inma Cuesta de desvelar el nombre del fotógrafo y decir que no volvería a trabajar con él. Probablemente le ha fastidiado su carrera haciendo esas declaraciones. Si tu no quieres que te retoquen las fotos dilo desde el primer momento, no esperes a que te retoquen y te veas mal retocada. Me pareció que quería polémica. Todo tiene Photoshop para que la foto sea equilibrada: la luz, la estructura… Si no te gusta, ya sabes a lo que te expones. Me parece hipócrita que hiciera esas declaraciones cuando en esos momentos había un anuncio suyo de una BB cream que a fin de cuentas es Photoshop para la cara. Vamos a tener un poco de integridad y coherencia«.

Tatuajes de Pelayo Díaz. MARA MARIÑO

Detalle de los tatuajes de Pleayo Díaz. MARA MARIÑO

Así de contundente se muestra el bloguero cuyo estilo bebe de los conjuntos de uno de sus progenitores: «Pienso mucho en mi padre, es un gran referente porque siempre le he visto muy elegante. También me gusta inspirarme en películas, incluso en canciones o videoclips. De repente te metes en un personaje que te gusta. Creo que cada día está bien ser una persona diferente manteniendo tu esencia, yo siempre intento ser fiel a mí mismo«.

¿Y qué opina de aquellos que le copian su estilo e incluso piden su mismo corte de pelo? «Yo copié a Beckham cuando se hacía la cresta. Está muy bien inspirarse porque en toda copia dejamos algo de nosotros mismos. Tener referentes e iconos no deja de ser información y es perfecto saber usarla».

 

 

Rosas, bicolores o futuristas: las gafas de sol del verano 2016

La estética vintage y los cristales de espejo vinieron en 2015 para quedarse a nuestro lado.  Con ligeras modificaciones, estas son las gafas de sol que se llevarán este verano.

Rosas: el rose quartz es la apuesta segura del verano. Puedes llevarlo en la patilla, en el cristal o en la montura que tienes la garantía de que es un acierto seguro. Además, es un color muy agradecido con las pieles con un poco de tono y no necesitas estar totalmente morena para lucirlo.

ASOS

ASOS

Futuristas: qué mejor ejemplo que la línea que la cantante Rihanna ha sacado en colaboración con Dior. Cuanto más friki sea el aspecto de las gafas más a la última estarán.

TUMBLR

TUMBLR

Redondas: si el año pasado fuiste de las que apostó por las gafas redondeadas tipo John Lennon, estás de suerte. Este año podrás reciclarlas. Se llevan con pasta, sin pasta, de montura metálica, un poco cuadradas… de todos los tipos.

#styleinspiration #glamour #turban #accesories #roundsunglasses #lob #summerstyle

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Cat eye: para sentirse como una diva salida del Hollywood de los 60, las gafas tipo ‘ojo de gato’ de pasta gruesa son las que más espacio ocuparán en nuestros bolsos. Aunque son apetecibles, si tienes la cara pequeña es mejor que busques otro modelo.

QUAY

QUAY

Puente metálico: otra tendencia que habrás visto es el famoso puente metálico en la parte superior de la montura. Con puente intermedio o únicamente las lentes unidas por él, se ha popularizado gracias al modelo So Real de Dior.

Fantasía: los unicornios, helados, sirenas, flores, cuentas de collar y, en definitiva, cuanto objeto en tonos pastel puedas imaginar, se apoderan de las monturas de las gafas. Perfectas para no pasar desapercibida.

ASOS

ASOS

Mezcladas: las gafas del verano 2016 combinan colores en la lente, en la patilla, en la montura… Las mezclas están a la orden del día.

ASOS

ASOS

Bicolores: ya sea en degradado o haciendo contraste las monturas no se llevan lisas. El chaos magic con sus mezclas es ideal para los más atrevidos.

HAWKERS Y WOLFNOIR

HAWKERS Y WOLFNOIR

¡Lo verdaderamente difícil será decantarte por una de ellas!

La (curiosa) moda americana en la alfombra roja de los ‘CFDA Awards’

Este lunes fueron los #CFDAAwards, que para los que, como yo, esto de los grandes eventos os pilla un poco fuera, es la entrega de premios del Consejo de Diseñadores de Moda de América que tiene lugar en Nueva York y reconoce la labor hecha a la moda americana en ropa de hombre, de mujer, accesorios… En definitiva, la excusa perfecta para sacar los tiros largos del armario y menear el tacón por una alfombra roja.

Viendo los vestidos de las invitadas, podemos acercarnos a las tendencias ante las que se rinden al otro lado del charco.

Aberturas: Enseñar zonas estratégicas es algo que ha venido con fuerza esta temporada y que solo está permitido en aquellas que mantienen una excelente forma física como Naomi Campbell u Olivia Wilde. La modelo Joan Smalls apuesta por los abdominales(esos malditos bastardos) en un vestido que parece salido del khalasar de Daenerys Targaryen en Juego de Tronos.

Naomi Campbell, Joan Smalls y Olivia Wilde. GTRES

Naomi Campbell, Joan Smalls y Olivia Wilde. GTRES

 

Al cuello: Mires dónde mires los hombros son el nuevo escote, por lo que el tiro sube hasta el cuello en todas sus versiones: monos palazzo como el modelo de Shayk, vestidos cortos o largos hasta los pies.

Irina Shayk, Marta Hunt y Jaime Chung. GTRES

Irina Shayk, Marta Hunt y Jaime Chung. GTRES

 

Dibujos y estampados: Con la llegada de la primavera las flores irrumpen en la vida de los alérgicos y en los estampados para el buen tiempo como son los vestidos de Ana-siempre-perfecta-para-cada-ocasión-Wintour, Rhoda o Chastain . La elección de La La Anthony, un estampado tipo ‘efecto visual’ queda un poco fuera no solo porque ha sido la clase de estampados que hemos visto en invierno (ejem ejem) sino porque da picores ver una manga larga entre tanto hombro suelto.

Anna Wintour, Hillary Rhoda, Jessica Chastain y La La Anthony. GTRES

Anna Wintour, Hillary Rhoda, Jessica Chastain y La La Anthony. GTRES

 

Geométricos: El problema de los cortes geométricos es que puede salir un diseño totalmente de alfombra roja como es el caso del vestido de Heidi Klum o una especie de gurruño de papiroflexia extraño cuyo sentido encontrarías si estuviera expuesto en una galería de arte surrealista, algo que me pasa con el diseño de Karlie Kloss. Palermo, por otro lado, vestida de helado de fresa y nata cae, a mi parecer, con todo el equipo. Una elección de colores sosa, unos accesorios que no terminan de integrarse con el conjunto y un corte que, por muy it girl que sea, no hay por dónde pillar.

Heidi Klum, Karlie Kloss y Olivia Palermo. GTRES

Heidi Klum, Karlie Kloss y Olivia Palermo. GTRES

 

Minimal: Vestido liso largo y ajustado con tirantes es la fórmula de Rosie Huntington-Whiteley desde que empezó a pisar las red carpets. Y es que si encuentras algo que funciona, ¿para qué lo vas a cambiar? Las modelos Sampaio y Ratajkowski tomaron nota de la lección y se presentaron también con vestidos muy similares en negro.

Sara Sampaio, Rosie Huntington-Whiteley y Emily Ratajkowski. GTRES

Sara Sampaio, Rosie Huntington-Whiteley y Emily Ratajkowski. GTRES

 

Rajas: Unas piernas que parecen recién salidas del anuncio de Veet unidas a unas sandalias de tacón son los complementos perfectos para lucir estos vestidos.

Michelle Monaghan, Ashley Greene y Alessandra Ambrosio. GTRES

Michelle Monaghan, Ashley Greene y Alessandra Ambrosio. GTRES

 

Vuelta a los 2000: Y no de la forma en que nos gustaría. Las reminiscencias de la década del cambio de milenio son una catástrofe cada vez que aparecen en una gala. Asumámoslo, si los 2000 se fueron, dejémoslo estar y no nos empeñemos en seguir rescatando nuestras prendas de hace más de diez años. No funciona. Y sino, fijaos en el modelo de Adriana Lima. No sabes si parece salida de Embrujadas o si es un antiguo conjunto de cuando Victoria Beckham salía de gira con las Spice Girls.

Alexa Chung, Kristen Dunst y Adriana Lima. GTRES

Alexa Chung, Kristen Dunst y Adriana Lima. GTRES

 

Desaciertos: Porque por muy americana y amante de la moda que seas, también la puedes pifiar en la elección de los complementos. Lena Dunham y Zosia Mamet, en un intento de darle otro toque a sus vestidos, se pusieron sin mirar los complementos, ya que sino no me explico la elección del calzado de la protagonista de Girls. Es absolutamente inaceptable que hayan descabezado a dos conejitos de peluche para crear esa abominación. Elsa Hosk, Michele Hisk y Sofía Sánchez vivieron la experiencia contraria: aprobaron en complementos y suspendieron en todo lo demás.

Lena Dunham, Zosia Mamet, Elsa Hosk, Michele Hisk y Sofia Sánchez. GTRES

Lena Dunham, Zosia Mamet, Elsa Hosk, Michele Hisk y Sofia Sánchez. GTRES

conejitos

Resiliencia. Capítulo 20: Fue un error

Cuando dos personas se encuentran pueden pasar varias cosas: todo o nada.

Y después está esta historia.

Capítulo 1: Dos semanas antes de la colisión
Capítulo 2: Una semana antes de la colisión
Capítulo 3: Un día antes de la colisión
Capítulo 4: Seis horas antes de la colisión
Capítulo 5: Colisión
Capítulo 6: 30 segundos después de la colisión
Capítulo 7: No solo los aviones vuelan
Capítulo 8: Cuesta abajo y sin frenos
Capítulo 9: Todo contigo
Capítulo 10: Lo que te mereces
Capítulo 11: No deberían hacerte llorar
Capítulo 12: Jugando las cartas
Capítulo 13: Hacer sangre
Capítulo 14: Madrid me mata
Capítulo 15: Tú tienes la culpa
Capítulo 16: Hemos terminado
Capítulo 17: No me gusta para ti
Capítulo 18: Yo jamás te haría daño
Capítulo 19: La guarida del lobo

Capítulo 20: Fue un error

No había una sola manera que Andrés no hubiera puesto en práctica para tratar de contactar con Mia. Cuando perdió de vista el autobús se planteó esperarla en su calle, pero su orgullo le impedía arrastrarse de esa forma. Volvió a casa y, tras aparcar, le escribió un mensaje cariñoso por Whatapp diciéndole que al día siguiente la invitaba a comer para arreglar las cosas. Cuando pasadas varias horas Mia seguía sin contestarle, empezó a sentirse intranquilo y el tono de sus mensajes pasó de las súplicas a las amenazas, pero nada parecía surtir efecto para romper el mutismo de la chica.

El corazón le dio un vuelvo cuando trató de buscar a su novia en Facebook y le salió como resultado que la página que buscaba no existía. Mia se esforzaba en desaparecer sin dejar rastro. En un momento de desesperación empezó a recurrir a los correos electrónicos, que, infructuosamente, le llegaban de vuelta al informarle de que la dirección a la que escribía había sido eliminada.

Andrés no sabía qué hacer. Dio vueltas por su habitación como un animal enjaulado e incluso probó a llamarla varias veces. Recurrió incluso a los prehistóricos sms. Finalmente, entre mensaje de texto, llamadas y grabaciones desesperadas en el buzón de voz de la chica, se quedó dormido.

Cuando al día siguiente su móvil amaneció sin una sola notificación, decidió tomar cartas en el asunto y, cogiendo una de sus guitarras, la amarró a su espalda y emprendió en la moto de su amigo aquella ruta que ya se conocía de memoria. Dio gracias mentalmente de que la calle de Mia estuviera vacía. El chico se bajó de un salto y llamó al telefonillo. Nervioso, se aclaró la voz. Si aquello no funcionaba, no había nada más que pudiera hacer.

-¿Sí?

En cuanto oyó aquella voz contestar, Andrés pellizcó las cuerdas dejando que los acordes de Across the Universe acompañaran una letra en inglés que se había aprendido con prisas para la ocasión. Tuvo que parar cuando la voz del telefonillo le interrumpió al poco de empezar a cantar.

-Lo siento, Andrés, Mia no está.

Sin una sola palabra más, Carol colgó de un golpe el telefonillo y Andrés se quedó totalmente desencajado. Volvió a llamar y esperó a que descolgaran el aparato.

-Carol, ¿podrías dejarle un mensaje de mi parte?

-Lo siento, no quiere saber nada de ti.

Seguidamente colgó y Andrés, tratando de contener el enfado, presionó el botón una vez más. Carol había optado por ignorarle. Pulsó ininterrumpidamente varias veces e incluso se asomó y llamó a su novia dando un par de voces. Una vecina del edificio se asomó por la ventana del bajo y amenazó con llamar a la policía. Andrés, haciendo caso omiso, continuó dándole al botón. Al ver que seguían sin contestarle perdió los estribos y soltó el puño contra el telefonillo destrozando la mitad de los botones. En cuanto vio que la anciana del bajo se encontraba al teléfono observándole, decidió que lo mejor sería alejarse.

Justo antes de arrancar la moto le pareció ver, o quizás era ya las ganas que tenía de que así fuera, a Mia detrás de las cortinas de una de las ventanas de su piso. Cuando varios vecinos salieron al portal a examinar el telefonillo arrancó la moto y, tapando la matrícula con la guitarra, se marchó.

Cabizbajo, emprendió el camino de vuelta a su casa. Trataba de poner en orden todo lo que había sucedido y por qué Mia había tomado aquella decisión. Nada más llegar a su casa tiró la guitarra al suelo y se derrumbó junto a ella. No quería imaginarse la vida sin Mia, la chica le daba tanta vida que ahora que no estaba la sentía insulsa.

A ese primero le siguieron varios días llenos de apatía en los que ni se molestó en salir a hacer la compra. Empezó a comer una vez al día mientras pasaba el resto del tiempo escribiendo cartas para la chica que nunca llegaba a enviar.

Del dolor lacerante que sentía por la ruptura pasó al odio más absoluto que pudiera imaginar. Por su mente no paraba de llamarla «cobarde» una y otra vez. Cobarde por tirar la toalla, por no luchar por él ni por su relación. La chica le parecía un ser despreciable que había jugado con él haciéndole creer que tenían algo especial para luego darle la patada.

Necesitaba vengarse de alguna manera, por lo que se le ocurrió la idea de verse con otra mujer. Haciendo repaso de los contactos del móvil llegó a la conclusión de que la única que accedería a tener algo con él en cualquier momento sería Miriam, por lo que marcó el número de su ex novia. No había terminado de sonar el primer tono de llamada cuando la voz ansiosa de la chica le contestó al otro lado del auricular.

-¿Sí?

-Mimi…- Andrés dejó que el mote que había usado durante tantos años actuara como cebo.- Me he dado cuenta de que no puedo esta sin ti. He dejado a Mia tras decirle que tú eres la única mujer con la que quiero estar. Empezar algo con ella después de dejarlo contigo fue un error…- Casi podía sentir como el ego de Miriam crecía por momentos, por lo que remató la llamada-. No ha habido un solo día que no pensara en ti, Mimi.

-Ven a mi casa. Ahora.

Una hora después de muchos halagos y promesas Miriam se encontraba desnuda debajo de él. Andrés se limitó a mirar el cabecero de la cama mientras trataba de terminar lo antes posible. Una parte de él casi agradecía que su ex novia solo quisiera tener sexo en esa postura. Las comparaciones eran odiosas y cada centímetro del cuerpo de Miriam le recordaba dolorosamente lo diferente que era del de Mia. No se quitaba de la cabeza el olor de la chica cada vez que la desenvolvía. Su melena negra cayendo por su espalda desnuda infinita se le antojaba ahora tan lejana que, por un momento, tuvo que contener las lágrimas. Por su cabeza pasó la cara de Mia cada vez que se encontraba a punto de estallar y terminó enseguida. Una vez satisfecho y tratando de no mirar a Miriam, salió de la habitación vigilando que el condón no tuviera ninguna vía de escape y lo tiró a la papelera del baño.

-Quiero que me vuelvas a decir lo duro que ha sido tenerme lejos- pidió la chica desde la habitación. Andrés suspiró y volvió a la cama.

Fue como si los meses en los que Mia irrrumpió en su vida hubieran sido un sueño. Andrés no conseguía sacarse de la cabeza la idea de que había sido demasiado bonito para ser real. Era como si nunca hubiera dejado a Miriam y todo hubiera seguido el curso que la chica había tenido en mente para los dos.

Le sorprendió lo fácilmente que había superado que la hubiera dejado por Mia, como si lo realmente importante fuera que en realidad estaban «destinados a estar juntos» como ella le repetía cada día. Andrés volvió a acostumbrarse a los enfados de la chica, a sus desplantes con la familia y, en general, a como era Miriam. Su nueva novia le había pedido que dejara el almacén de Sanz Manualidades y que aceptara uno de los puestos que le había ofrecido su padre en la empresa de reciclaje en la que trabajaba. Aunque no era una de las grandes pasiones de Andrés, el empleo en el departamento de contabilidad le brindaba un sueldo con el que antes solo podía fantasear. Entre eso y que durante las últimas semanas había descubierto fugas diminutas en los preservativos, que parecían hechas con la punta de un alfiler, sospechaba que Miriam se estaba esmerando en que, esa vez, Andrés no pudiera marcharse.

Y sin embargo nada le importaba. Había asumido que aquello era lo que le esperaba para el resto de su vida y se limitaba a dejarlo pasar sin nadar a contracorriente. Lo que Miriam no sospechaba era que cada tarde, en cuanto salía de la empresa y con la excusa de ver a sus amigos, frecuentaba todos los lugares en los que sospechaba que podía encontrarse Mia. No quería hablar con ella ni que supiera que estaba siendo acechada, se limitaba a observar.

Cuando no era en su calle, se quedaba aparcado enfrente del despacho de abogados en el que trabajaba la chica. Las horas de espera merecían la pena cuando, en ocasiones, contadas de sobra con los dedos de una mano, veía agitarse en la lejanía aquella melena negra. Esos días eran en los que sentía que la vida volvía a merecer la pena.

DIMKAK.DEVIANART

DIMKAK.DEVIANART

Los productos para bebés que querrás utilizar de adulta

Hay dos cosas que, pese a haber pasado los dos años de edad, he seguido usando a lo largo de mi vida: los potitos de fruta y el aceite de Johson’s Baby.

Y justo cuando pensaba que lo mío era algo raro hasta el extremo (e incurable) descubro que hay productos para bebés, como la crema solar, cuyo uso es recomendable para los adultos.

La revista Marie Claire preguntó a la doctora, fundadora y directora del Capital Laser & Skin Care y profesora clínica del Departamento de Dermatología en el Centro Médico de la Universidad de Washington sobre las diferencias entre una crema solar para adultos y una para bebés.

Pues bien, según la doctora, los productos para bebés y personas con piel sensible «llevan zinc y en ocasiones titanio. Ingredientes que se quedan en la superficie sin que la piel llegue a absorberlos, por lo que son más seguros«.

Entonces, ¿cuál es la diferencia? «La ‘elegancia’ del producto. La versión adulta tiene partículas más pequeñas de zinc o titanio por lo que son más claras y no quedan blancas» lo cual explica por qué en la playa siempre vemos a niños que parecen untados en nata montada. No, no es que sus madres sean unas desaprensivas que no se la han extendido bien, sino que es una cuestión de partículas.

Y aquí me diréis, «Vale, sí… Todo esto suena muy bien, ¿pero qué pasa con el bolsillo?». Aunque a las que sois madres no os pilla de nuevas, os diré que el protector solar para bebés es más económico que el de adultos, algo que se debe a que «las cremas menos ‘pastosas’ son más difíciles de producir, por lo que son mucho más caras que las fórmulas para bebés».

O en otras palabras, cuanto más rápido se absorba y menos pegajosa te deje más cara te va a salir. Reflexionemos, sobre ello porque es una cuestión de prioridades. Quizás te compensa ese tono Casper si después vas a poder tomarte otra sangría en la playa.

Comparación de cremas solares. DIA

Comparación de cremas solares. DIA

Pero no solo es preferible usar la crema solar. Otros productos para bebés nos pueden servir en nuestro día a día. En el caso del aceite (ese que uso como hidratante), encima de para la piel, es perfecto para limpiar las brochas del maquillaje. Además, la crema que recomiendan para las rozaduras del pañal, puede utilizarse para las reacciones de la piel, e incluso de máscarilla facial.

Protector, aceite, cremas (y no olvidemos los deliciosos potitos)… Ya no necesitas ser madre para usar estos productos en casa.

 

«A las mujeres nos han lavado el cerebro con que tenemos que estar siempre delgadas, sexys, deseables o perfectas»

Así lo soltaba Alicia Keys en una carta que ha publicado en la web de Lena Dunham. La artista, que tiene repartidos por su casa más de 15 Grammys (la que canta esta canción si todavía no caes) ha dado un paso gigante en lo que a materia de belleza se refiere.

Mucho estoy leyendo a varias famosas saltar en sus redes sociales en cuanto ven sus imágenes retocadas con Photoshop. No quieren artificios, quieren ser «ellas mismas» y aunque lo veo muy respetable y las publicaciones enseguida se disculpan, no creo que se estén mostrando tan reales como pretenden en realidad.

Verte y no reconocerte, descubrir que tu imagen está en manos de personas que tienen un sentido de la belleza absolutamente irreal. Imagino que era necesario resaltar el azul cobalto del vestido, quitar algunos pliegues del mismo y subir los niveles de luz para hacer brillar más mi piel, pero no entiendo la necesidad de retocar mi cuerpo hasta dejarme casi en la mitad de lo que soy, alisar mi piel y alargar mi cuello hasta convertirme casi en una muñeca sin expresión. No es la primera vez que pasa, pero esto sobrepasa los límites de la realidad y me avergüenza. La foto de la derecha fue sacada con mi móvil directamente del ordenador en la sesión de fotos, yo al completo, sin trampa ni cartón, Inma entera, la de al lado es una invención, es eso que se supone que debería ser… los "cánones" de belleza que "deberíamos" seguir, no me acompleja, no lo entiendo como una señal de lo que lo debería ser, sencillamente me indigna como mujer y me hace reflexionar muy seriamente hacía dónde vamos y reivindicar con fuerza la necesidad de decidir y defender lo que somos, lo que queremos ser independientemente de modas, estereotipos o cánones de belleza.

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Sí, puede que no les quiten la celulitis del culo o que le dejen el brazo del grosor real, pero son sesiones de fotos en las que salen con un estilismo que han elegido para ellas, con un peinado elaborado por un profesional y un maquillaje que ya se encarga de tapar imperfecciones para que salgan con el cutis lo más perfecto posible.

¿De verdad por quitar el retoque digital se muestran auténticas? Permitidme que lo dude.

Pero lo entiendo, soy mujer y sé lo que es la presión social. Y eso que soy una mujer normal, no una celebrity. Desde pequeñas empezamos a recibir mensajes negativos sobre nosotras mismas «cambia esto, cambia lo otro, hazte la cera, ponte maquillaje, alísate el pelo…»

Como declara la cantante en su carta «todos llegamos a un punto en nuestras vidas (especialmente las mujeres) en el que intentamos ser perfectos. ¿Puede ser que empiece en algún momento de segundo grado después del día de hacerse la foto cuando llevas tu pelo rizado porque tu madre dice que es precioso pero todas tus ‘amigas’ se ríen de ti? Coges el cepillo y el gel y pones tu precioso pelo en la coleta más ajustada que puedes para contener tu único pelo en un recogido, escondiendo una parte de lo que eres para encajar en la imagen de lo que otros creen que debe ser la perfección.»

Antes y después del cambio. GTRES

Alicia Keys antes y después de romper con el maquillaje. GTRES

Si para mí fue brutal cuando un chico de mi colegio en primaria empezó a criticarme por tener vello facial, o en otras palabras bigote (¿recordáis ese post?), no puedo imaginarme el caso de Keys con todo lo que la fama implica: «Recuerdo cuando empecé a estar en el foco de atención. Oh Dios mío. Todo el mundo tenía algo que decir. Que si era muy bruta, que si me comportaba como un chico, que debía de ser lesbiana, que debería ser más femenina. Pero la verdad es que solo era de Nueva York, y todo el mundo que conozco se comporta así. En las calles de Nueva York tienes que ser fuerte, tienes que ser duro, la gente necesita saber que no tienes miedo de pelear».

No fue Nueva York sino el mundo del entretenimiento el que la llevó a un juicio constante. Para sobrevivir «empecé a convertirme en un camaleón. Nunca fui totalmente quien yo era sino cambiando continuamente para que ‘ellos’ me aceptaran».

«Antes de empezar mi nuevo álbum escribí una lista de todas las cosas de las que estaba harta. Una de ellas era como a las mujeres nos han lavado el cerebro con que tenemos que ser delgadas, sexys, deseables o perfectas. Una de las muchas cosas de las que estaba harta era del juicio a las mujeres. El estereotipo constante a través de todos los medios que nos hace sentir que tener una talla normal no es normal, y no hablemos si eres plus size. O el incesante mensaje de que ser sexy significa estar desnuda» declara Keys. «Todo esto es frustrante e insanamente imposible».

Singer Alicia Keys in New York City, New York on September 14, 2015.

Alicia Keys. GTRES

La cantante entró en una vorágine de inseguridades que se vio reflejada en sus canciones sobre máscaras y llenas de metáforas sobre esconderse. «Estaba destapando cuántoo me había censurado a mí misma y eso me asustaba. ¿Quién era yo? ¿Sabría cómo ser honesta otra vez? ¿Quién quería ser? No conocía las respuestas exactamente, pero desesperadamente quería. Empecé a sentir que, como yo era, no era lo suficientemente buena para que me viera el mundo».

Obsesión por la imagen, una preocupación fuera de lo normal… Si eres de las que no puede salir de casa sin estar maquillada, sufres algo parecido a lo de Keys: «Siempre que salía de casa estaba preocupada si no me había puesto maquillaje. ¿Y si alguien quería una foto? ¿Y si alguien la subía? Eran inseguridades, superficiales, pero pensamientos que tenía. Y todos ellos, de una forma u otra, estaban basados en lo que la gente pudiera pensar de mí«.

Sin embargo, llegó a un punto en el que la cantante se dio cuenta de esto y decidió combatirlo de la única manera posible, conociéndose a sí misma y «cultivando la fuerza y la convicción para aprender más de la verdadera yo. Me prometí que enfocaría las cosas de diferente manera respecto a mi imagen y permitiendo a mi verdadera yo, tal cual es, salir«.

El punto y a parte fue su primera sesión de fotos de su nuevo álbum: «Acababa de salir del gimnasio. Tenía una bufanda bajo mi gorra de béisbol y la maravillosa fotógrafa Paola me dijo ‘Tengo que fotografiarte ahora mismo. La música es cruda y real y estas fotos deben serlo también'».

Keys relata que quedó «en shock. De repente me sentí un poco nerviosa y algo incómoda. Mi cara estaba totalmente al natural. ¡Llevaba puesta una sudadera! Era mi conjunto de ir-corriendo-a-la-sesión-para-poder-prepararme, no el verdadero conjunto de la sesión. Así que le pregunté ‘¿Ahora? ¿En plan ahora mismo? Quiero ser real, pero quizás esto es demasiado real'» pero la fotógrafa empezó a disparar.

Un fondo blanco, la fotógrafa, la cantante y «un puñado de magia invisible circulando. Y juro que es la vez que más fuerte, más poderosa, más libre y más bella me he sentido» dice Keys.

Una vez las fotografías de la sesión salieron empezó el movimiento #nomakeup (sin maquillaje) por las redes sociales: «Empezaron a subir fotos sin maquillaje en respuesta a esa yo real, al natural. Espero que sea una revolución. Porque no quiero taparme más. Ni mi cara, ni mi mente, ni mis ideas,  ni mis sueños, ni mis luchas ni mi crecimiento emocional. Nada».

Revolución o no, la decisión de Alicia Keys invita por lo menos a reflexionar. Pensar hasta qué punto hacemos las cosas por nosotros mismos o por lo que vayan a pensar los demás. No creo que haya que declararle la guerra al maquillaje siempre y cuando no sea algo bajo lo que ocultarnos por no aceptar nuestra cara real, sino que se pueda usar con moderación en momentos determinados como un push up o un par de tacones para vernos más favorecidas.