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¿Conoces el truco de maquillaje de Rihanna?

Voy a ser sincera, Rihanna me empezó a gustar en el momento que nos invitó a refugiarnos de la lluvia bajo su umbrella, pero desde el lanzamiento de su línea de maquillaje ha alcanzado otro nivel. Canta, baila, tiene una línea de lencería para todas las tallas y sus cosméticos tienen nombres tan reivindicativos como Cuz I´m Black.

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Y como buena seguidora suya, no me perdí la masterclass de maquillaje que dio en Instagram.

La cantante aprovechó los mini vídeos de la red social para compartir un tutorial en el que utilizaba una de sus paletas de sombras de ojos y que hace que realmente sienta la necesidad de hacerme con una de 16 sombras por lo menos (aunque luego, conociéndome, solo usaría tres de ellas)

@BADGALRIRI

Para destacar sus ojos verdes (tomad nota aquellas que tengáis el iris de ese color) eligió un maquillaje ahumado en tonos marrones claros y oscuros que se convertía en dorado según se acercaba al lacrimal.

Pero el toque, EL TOQUE (con mayúsculas), fue el brillo extra de los labios que la de Barbados logró con una barra de iluminador dejando como resultado final el matiz dorado que podéis apreciar en la foto de la derecha.

@BADGALRIRI

Y ahora es cuando me decís «Pero Mara, de los 103830 iluminadores que tengo por casa, justo uno en barra como el de Rihanna me falta, ¿qué hago?»

No hay problema, si lo tienes en polvo puedes hacer un apaño tan sencillo como untarte el dedo en iluminador haciendo círculos y luego aplicarlo sobre los labios dando ligeros toquecitos.

Puede que no sea tan cómodo como utilizar una barra y que el resultado no quede tan homogéneo, pero como lo que importa es que queden los labios con ese toque dorado, nos sirve para salir del paso y sentirnos un poco bad girls.

Gafas de ciclista: la nueva moda para protegerse del sol

Cuando una prenda sube a la pasarela es muy probable que se convierta en tendencia en un futuro cercano, aunque nunca es del todo seguro, y si no pensemos en las presentaciones de, por ejemplo, Comme des Garçons.

[Un momento… ¿aún no me sigues en Instagram, Twitter o Facebook?]

VETEMENTS/YOUTUBE

Pero cuando aparece en un desfile y al poco se lo ves a una celebrity, y luego a otra, y a otra y a otra, ya sabes que está pasando, se lleva.

Puede gustarte más o menos, pero es oficial, tiene la aprobación de las altas esferas estilísticas y es cuestión de tiempo que empieces a encontrarte en las tiendas versiones más asequibles.

Este ha sido el caso de las gafas de sol de ciclista. Sí, sí, esas de cristales inmensos de colores chillones irisados que tapan toda la zona de los ojos como si fueras parte de la patrulla de los X-Men y te apodaran «Cíclope».

Las gafas en cuestión han sido vistas cerca de Kim Kardashian (y su hija), Bella Hadid o Rita Ora. Te lo traduzco: ya no hay escapatoria de la moda.

Twinning

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❤️OMI ❤️Louis V ❤️

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You better GO OFF! 💙

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Aunque siendo sincera, no puedo decir que me pillara con sorpresa. Si el mundo del motor va a llegar la próxima temporada con las colecciones de Tommy Hilfiger o FentyxPuma de Rihanna, el ciclismo no estaba muy lejos como ya vaticinaban las mallas de Kim Kardashian.

Todo ello forma parte del retorno de las tendencias de los años 90 pero, este regreso, en concreto, no es santo de mi devoción.

Será que no tengo la cara angulosa a la que le favorece este tipo de montura o que simplemente no me veo con algo tan llamativo porque tiendo a llevar gafas de sol más sencillas. Pero por lo pronto, confieso, no voy a darme mucha prisa en hacerme con unas.

Roland Garros y Serena Williams: «Mi reino por unas mallas»

[¿Cómo que todavía no me sigues en Instagram? @meetingmara]

«Se está perdiendo la elegancia del tenis» decía alguien en Twitter. «Hemos pasado a lo vulgar». «No es femenino» o «No se sabe si va a jugar al tenis o a bucear».

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Lo vulgar o antifemenino, según estas personas, fue un traje de cuerpo entero, decorado con una cinta roja a la cintura, con el que Serena Williams se clasificó para la tercera ronda de Roland Garros.

En las redes sociales, los videntes estaban anonadados de que ella pudiera competir con esa ropa. Porque claro, por todos es sabido que un mini vestido o una falda-pantalón microscópica tipo braguita son mucho más manejables que ropa deportiva específicamente pensada para moverte (y para mejorar la circulación en su caso).

Pero nada, debe ser que, por lo visto, el traje era de hormigón armado y yo no me di cuenta.

Lo mejor es que ante tanta sorpresa estilística, la deportista remontó un set a su competidora australiana. Ganó en la cancha y ganó en las redes proclamándose vencedora entre aquellos que consideraban que a dónde iba así vestida.

Lo que realmente, a mi entender, escuece, es que el tenis ya no sea sobre faldas (una traducción con un corte bastante cosificador que creo que no hace falta que os explique), algo que ya criticó Garbiñe Muguruza en una entrevista a El Mundo: «Es lo que más tira todavía, esa parte más morbosa. Las piernas, las faldas… Eso vende más que el deporte

Y si bien yo puedo permitirme hablar al respecto con toda tranquilidad, a fin de cuentas este es un espacio pensado para opinar sobre moda y belleza, que los medios dieran más importancia a su atuendo que a la victoria del torneo, demuestra el tipo de importancia mediática que se le da a muchas deportistas.

El traje de Serena Williams representa muchas cosas: representa el poder de Wakanda, el país en el que se sitúa la trama de Black Panther, representa que las mujeres podemos ser superheroínas y representa, también, el reto que ha sido para ella volver a la cancha después de haber dado a luz hace nueve meses con las complicaciones que le ha supuesto, como la aparición de coágulos.

«A todas las madres que han tenido un duro embarazo y que han tenido que regresar y estar al 100 % en medio de la tormenta y tienen la confianza de volver a ser ellas mismas. Eso es lo que representa mi vestido» declaraba la tenista.

Representa que podemos ser madres, guerreras y vencedoras y claro, por mucho que Wonderwoman venda lo contrario, las heroínas reales prefieren pantalones y zapatillas para combatir que falda y tacones.

Juego de tronos y de tocados en la boda real del año

Mira… mira… Es que no me hagas hablar porque con la boda de ayer no había excusa. Hice un artículo a propósito avisando: «Chicos, esto sí, esto no. Y para todo lo demás MasterCard». Y nada, no hay tu tía. Hemos tenido a las invitadas de turno pasándose la etiqueta por el forro de la falda.

Pero antes dediquemos un momento (sí, otro más) a apreciar el vestido de Givenchy que llevó Meghan Markle en la ceremonia y el diseño de Stella McCartney para la fiesta nocturna.

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Minimalistas de una pieza, sin apenas adornos y ambos con mano británica (el de la casa francesa fue diseñado por una modista británica).

Y ahora pasemos al «salseo» de las invitadas que, como adelantaba, no han decepcionado.

En el puesto número uno, justo detrás de la novia, y como no puede ser de otra manera, está Kate Middleton con su maravilloso estilismo en vainilla con un tocado con rosas de tela.

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Los tocados que quieres llevar para tu próxima boda de mañana son los de Pippa Middleton en nude y Charlotte Riley. Son tocados que dicen «Hola, estoy aquí» pero tampoco lo van gritando como en el caso de los complementos que estamos habituadas a ver en Ascott.

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Pero si eres sencilla y no terminan de convencerte los accesorios para el pelo, los que llevaron Julia Carey o Doria Ragland estilo azafata de aerolínea de 1950 te encantarán por su sencillez. La actriz Cressida Bonas también fue a lo discreto con su tocado de plumas.

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«Una silla para mi tocado» pensarían en algún momento de la ceremonia Amal Alamuddin y Camilla Parker. ¿Llamativos? Sí. ¿Bonitos? No lo pongo en duda. ¿Pesados? Seguramente. ¿Jaqueca a la media hora de empezar la boda? Indudablemente. ¿Cafés? Uno solo y otro cortado.

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Pasar desapercibida está muy bien la mayor parte de los días del año para dar esquinazo a los paparazzis, pero el sábado, no era el día. Priyanka Chopra, la condesa de Wessex, Lady Louise Windsor y Serena Williams se aplicaron la máxima de: «Antes muerta que un tocado pequeño que no me identifique rápidamente en cuanto alguien alce la vista en la capilla».

GTRESSi las exnovias de Harry no faltaron a la boda, los sombreros no iban a ser la excepción. Mientras que Gina Torres eligió un modelo muy versátil que lo mismo te sirve para una boda real que para tomarte un mojito con las amigas en una terracita de Gran Vía, la reina Elizabeth II y Oprah Windrey decidieron llevar el complemento bien cargado con plumas, flores y brillos.

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Y para el final, las transgresoras, las almas libres, las de «Pa mala yo» que dijeron «¿¿Etiqueta?? ¿Eso qué es? Calla, David, que tengo ya el modelito preparado y no quiero rayarme en el último momento».

Y así pasa, que Victoria Beckham, vestida de sí misma, como en toda celebración (y es que la spice no pierde ocasión de hacer publicidad de su firma) parecía más presentable con ese velo que gritaba «viudez» para un entierro que para una boda a las 12 de la mañana con todo el solecito.

Que yo la admiro y me parece una mujer estupenda, pero como dijo mi madre al ver la retransmisión «Parece un murciélago». Y dime una cosa, ¿alguna vez tu madre no ha tenido razón? Pues eso. Y lo mismo con Sarah Ferguson, pero al menos tuvo el acierto de elegir un diseño con toques de color.

Delfina Blaquier, aunque lleva un vestido estupendo que le cogerías prestado sin pestañear si te lo ofreciera, va más apropiada por el largo del modelo para una boda de tarde. Si es que aunque tengas muchas ganas de reciclar un modelo, el código de etiqueta está ahí.

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Y ahora contadme, ¿cuáles fueron vuestras favoritas? ¿Os gustó el vestido de la novia? ¿Y el uniforme de Harry? ¿O es que, y sinceraos, solo tuvisteis ojos para David Beckham?

Lo que deberías ponerte en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle (si te hubieran invitado)

No, no, esto debe de ser un error, ¿cómo es posible que no me haya llegado la invitación a la royal wedding del año? Vamos hombre… Yo, que soy más británica que el fish and chips y me encanta lo de usar el hashtag de #keepcalm en Instagram.

TED BAKER

Bueno, tampoco pasa nada, de todas formas tenía otros compromisos

Pero para todos aquellos que tampoco hemos sido invitados (de momento), he pensado en escribir un tema al respecto no vaya a ser que nos llegue una lechuza a última hora. ¿O eso era a Hogwarts?

Aunque no es un enlace tan formal como el del príncipe William con Kate Middleton y, por tanto, da menos pie a cuestiones políticas, el hermano pequeño sigue siendo un miembro de la familia real, por lo que el dress code de la realeza británica no se puede pasar por alto.

Por lo pronto sabemos que la boda es de mañana, ya que dará comienzo a las 12. Sin embargo se espera que dure todo el día (más o menos como la comunión de tu primo en Toledo, que te vendieron la moto de ceremonia y comida y terminaste bailando la Sarandonga a las cinco de la mañana con la corbata anudada en la cabeza).

Al ser una ceremonia diurna no podemos vestir con intrincados diseños a lo ceremonia de entrega de los Óscar. Recato, recato y recato. Recato nivel que como se te vea un poco de rodilla oirás por lo bajito algún «shame«.

No veremos escotes, ni transparencias, ni hombros al aire (al menos esto último en la Iglesia), pero sí mucho vestido a juego con abrigo de verano, que es lo que representa a la monarquía británica cuando se pone ceremonial.

Los tacones tampoco se libran. Olvídate de las plataformas o del tacón de empeine de bailarina de ballet ruso ya que se recomienda uno que no sea muy alto (para no superar la altura de los miembros de la familia real) pero que favorezca la pierna.

¿Y entonces cuál es la gracia del estilismo? Los sombreros y tocados. Como Ascott lleva demostrando todos estos años, en tema accesorios capilares no hay quien bata al Reino Unido y algo me dice que el sábado no será la excepción.

Eso sí, nada de venirse arriba (literalmente) con el tocado, ya que no debe molestar la visión del resto de invitados. Ah, y tiaras prohibidas, que reina solo hay una.

Olvídate de ir de neón o rojo pasión, los colores seguros son el lavanda, azul celeste, rosa palo o cualquier tono nude (Letizia ya tomó nota en el anterior convite apostando por el color maquillaje). Prohibido el negro por ser un color fúnebre y el blanco por ser el de la novia (obviamente).

Por su parte, los hombres deberan llevar chaqué y sombrero de copa, traje de chaqueta en su defecto, o uniforme en el caso de haber servido a las fuerzas militares.

Si el año pasado fueron los Beckham los que se saltaron la etiqueta. Solo me queda preguntarme, ¿repetirán puesto o les relevarán otros invitados?

Un ‘follógrafo’, un cantante, un cómico y las mujeres

Podría parecer el comienzo de cualquier chiste: «Un fotógrafo, un cantante y un cómico entran en un bar». «¿Y qué pasa luego?» preguntarían los oyentes con la esperanza de que el cómico abriera el pico en la burla y soltara alguna gracia.

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Luego pasa que un día, una tarde o una noche conocen chicas. Por supuesto que no está mal conocer, tontear o usar el teléfono para ligar. Es lo normal. Lo normal hasta que te empiezas a pasar utilizando tu profesión como trampolín para una serie de experiencias más o menos deseadas de las que, muchas, quieren escapar según los testimonios que han salido.

Fotógrafos que se acostaban con sus modelos (no siempre voluntariamente como en el caso de Terry Richardson que obligó a una modelo a masturbarse en una sesión de fotos), o groupies enloquecidas, han existido siempre (o al menos en el último caso desde los años 70).

Pero la antigüedad de situaciones, que llevan años teniendo lugar, no siempre lleva intrínseco el hecho de que se deban considerar como correctas (y si no pensemos en los casi 500 años en los que murieron miles de animales en el Coliseo de Roma). Es el momento de pensar.

Ha pasado una semana desde que el escándalo de los abusos de Danilson Gomes (Longshoots) hizo temblar los cimientos virtuales de Instagram. Alguien alzó la voz y, una tras otra, las demás se atrevieron a hacerlo en una serie de acusaciones que, si bien no las respalda ninguna sentencia, han dejado la reputación de ciertas personas en entredicho. No ya solo de fotógrafos sino de profesionales de la música y la comedia como Mikel Izal o Antonio Castelo.

Pero lo peor no eran los pantallazos de los testimonios de piel de gallina y arcadas emocionales (y alguna física) por las referencias al abuso de menores o a experiencias sexuales forzadas. Lo indignante era toda esa gente escéptica que, una vez más, culpaba al individuo exculpando el sistema. «¿Y por qué ahora? ¿Por qué no lo hicieron en su momento?»

Porque si no creemos a una chica que fue violada por cinco salvajes, aún cuando hay vídeos, ¿vamos a creer un testimonio? Esto es España. Y como es España tengo claro que las cosas seguirán como están. El fotógrafo seguirá trabajando con chicas pese a que no las sepa tratar. El cantante y el cómico ligando con menores de edad.

La feminista, feminiña, femininja, femininfa y feminieta que llevo internamente (y todas las «femialgo» que queráis achacarme) se pregunta de qué ha servido el cruce de cuchillos virtual. Y en verdad, ha servido de tanto.

Gracias a cuentas de Instagram como la de @margalidamariax, @irenefuckinghalley o @follografos_espana se han compartido casos personales y ajenos, apoyo a las víctimas, y, en el caso de la última, asesoría legal por parte de un bufete de abogados.

El altercado dentro del mundillo de la fotografía y sacudido hasta el extremo, ha dado lugar a cuentas de otros sectores que han empezado a participar en esta conversación imparable revelando otros casos de abuso sexual. También han surgido iniciativas ciudadanas como @fmcreativo para aumentar la paridad de profesionales dentro de un ámbito en su mayor parte masculino.

Pero lo más importante: nos ha hecho reflexionar y hablar (y mucho). Marcar y señalar un comportamiento tan machista y prepotente como es utilizar la fama a través de las redes sociales para conseguir relaciones sexuales con gente que no conoces de nada.

Y si seguimos sin ver el mal en ello, quizás es el momento de preguntarnos hasta qué punto hemos normalizado y tenemos implícitamente aceptado que un completo desconocido, solo por ser famoso, dé por hecho que puede tener sexo con cualquier mujer cuando quiera. Algo que apoya la percepción de las mujeres como parte del premio de la fama junto con el dinero o el reconocimiento.

Ni payasa ni patinadora: el verdadero estilo de Margot Robbie

Cuando descubrí a Margot Robbie en El lobo de Wall Street no imaginaría que terminaría convirtiéndose en una de mis actrices favoritas gracias a su papel en Yo, Tonya (y eso que la vi en italiano, así que imaginad si me tuvo que gustar la actriz).

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La australiana lleva unas cuantas alfombras rojas a las espaldas, más o menos el mismo número que llevas tú de photocalls de discoteca, por lo que he podido averiguar cómo se define su estilo. Y he de decir que me encanta.

Pero voy a empezar con unas fotos de ella en su rutina para que rompamos el hielo y nos sintamos identificadas. La actriz también hace la compra con gorra cuando tiene el pelo muy sucio o va al gimnasio con coleta, en otras palabras #todassomosMargot.

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Pero, al igual que tú, la cosa cambia de fiesta. Vamos, que cuando pasas por chapa y pintura no te reconoce ni tu abuela, y eso que la yaya te ha visto en los peores momentos de domingo en pijama.

Su amor por las flores es comparable a tu amor por el vino blanco cuando vas de cena con las amigas.

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De corto siempre apuesta por las sandalias de tiras, un truquito que hace parecer que nuestras piernas son infinitas (¿estás tomando nota para tu próxima salida?).

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Y ahora pasemos a lo importante, a lo que de verdad te llama: sus estilismos de largo de esos de entrega de premios o gala de la Wintour en el Met de Nueva York:

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Y por mucho que la admiro, no he podido resistirme a dejar para el final unos modelos que (no voy a decir «feos» porque no sé si Robbie me está leyendo) son menos acertad0s para mi gusto. Ojo, que a lo mejor a ti el pareo enrollado de mariposas te parece el summun del estilo.

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Pero vamos, que aún vestida con unos pantalones shorts bicolores y un mechón de pelo de un tono diferente al otro, la amo igualmente.

Sarah Jessica Parker saca una colección para novias modernas (y la querrás aunque no vayas a casarte)

Yo lloré cuando Big se declaró a Carrie Bradshaw poniéndole un zapato en aquel vestidor que parecía salido de mis mejores fantasías sexuales. Sí, os hablo de la escena de la película de Sexo en Nueva York que cambió mi concepción de las pedidas de mano.

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Independientemente de que la idea pudiera gustarte o no, hay algo con lo que te quedaste clavado en tu corazón de amante de la moda: los maravillosos ‘manolos’ azules que Carrie usó para casarse.

No te garantizo que puedas hacerte con unos (entre lo que cuestan y la lista de espera, casi mejor que los des por perdidos), pero la actriz que daba vida a nuestra columnista de sexo/loca por los zapatos favorita, Sarah Jessica Parker, ha sacado una colección de novias que, vas a querer aunque ni se te pase por la cabeza lo de casarte.

La actriz, que ya sabemos que como su personaje, pierde la cabeza por la moda, ha sacado esta cápsula para novias, invitadas o, simplemente, chicas como tú y como yo que nos quedamos prendadas de los zapatos azules.

Entonces, ¿qué es lo que aporta SJP a la moda de novias? Minimalismo neoyorquino puro y duro.

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Escotes de pico, faldas de plumas, pantalones… Y una selección de zapatos (entre los que se encuentra nuestro predilecto) para pasar la noche más cómodas que altas, algo que siempre es de agradecer.

En resumen, es una colección que «celebra a la novia atípica. Puede llevarse al altar y más allá. Es para cualquier celebración vital» afirma SJP.

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Moda Coachella 2018: los 10 estilismos con los que te tienes que quedar del festival del año

«El party está caliente» dice Jake La Furia, pero con Coachella se quedó corto. Menuda edición. Ha sido más intensa que unas rebajas en las que vas justo después de cobrar. Hemos tenido de todo, polémicas con el organizador, Demi Lovato faltando a sus conciertos por irse al festival de fiesta, alguna borrachera épica…

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Pero aquí yo he venido a hablar de mi libro de los estilismos que más me han gustado (y que procuraré copiar a lo largo del verano) de las invitadas.

Valentina, la hermanísima de Chiara Ferragni, que este año acudió al #Momchella (acaba de tener a su pequeño Leone) en vez de al festival californiano, disfrutó de los conciertos haciendo gala del Italian style.

No ya solo porque atacara a algún que otro «trancio» de pizza, sino por sus estilismos. Del «brilli brilli» angelical pasó al boho punk (¿existe esta especie de primo del boho chic?).

Squad ❤ @lucavezil

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La instagrammer María Turiel hará que le robes la falda de flores a tu abuela y la combines con la camiseta rockera de tu hermano. El sombrero y los zapatos ponlos de tu cosecha, mujer, que estás dejando a la mitad de la familia con el armario temblando.

El conjunto de Kendall Jenner es perfecto tanto como para disfrutar los conciertos como para irte con Alicia Vikander al rodaje de la segunda parte de Lara Croft. ¿Has tomado nota de cómo ponerte ahora la riñonera? La cintura es tan 2017…

@kendalljenner here at #revolvefestival 💋

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Jessica Goicoechea demuestra que hasta una bolsa de basura junto a un cono es algo cool como photocall de fondo en Coachella. Claro que sí, festivaleros pero conscientes de la protección del medio ambiente.

Ojo con sus pantalones porque son los típicos que se los ves a ella en el estilismo y cuando intentas imitarlo en casa terminas hecha un cuadro (broma fácil para amenizaros el post, que aún me quedan outfits).

Round 2 🔥 #coachella @rimmellondones #rimmelgirlincoachella

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¿Os acordáis de la borrachera de la que os hablaba al principio? Pues fue la amiga Taylor la que tuvo que salir casi en carretilla del recinto.

Eh, no quiero oír ni una risita, que todas hemos tenido 22 años y hemos terminado por el suelo en la boda de esa prima poniéndonos finas a flautas. Tú te acuerdas (más o menos), tu familia se acuerda y las fotos del álbum dan fe de ello.

Vale que su estilismo sirena es estupendo, pero ¿qué me decís del maquillaje? Yo no sé vosotras, pero yo ya estoy rebuscando como loca en mi neceser de adolescente en busca de pegatinas.

💗💗💗 @daphnegroeneveld

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¿Que Kendall defiende la riñonera en el hombro? Pues llega Dulceida, que es la embajadora oficial de los bolsos a la cintura y te dice que no, que lo de llevarla a la altura del ombligo sigue siendo tendencia es 2018.

Es Dulceida, si se lo pone ella va a misa.

La veterana modelo de Victoria’s Secret, Alessandra Ambrosio, puso la nota de color (de todos los colores en realidad) con un short de ganchillo combinado con una cazadora vaquera con flecos de colores.

💙🌟💚🦄💛🌈🧡🌄❤️💫💜 #coachella

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Si te digo pantalón «cagado»+deportivas+Mantón de Manila+sujetador+sombrero pensáis que estoy peor que el que diseñó las ventanillas de los aviones, que nunca coinciden con los asientos.

Pero se lo ves puesto a Madame de Rosa y no solo te gusta, sino que te encanta, lo quieres y ya estás pensando en reciclar tus pantalones de yoga para un conjunto del estilo.

Coachella last day 🌴🎡

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Pero la ganadora, por diferencia, y sin duda alguna es… Adele, que no solo vio Coachella desde casa sino que lo disfrutó en chándal.

Porque seamos sinceras, ¿quién no disfruta de ver algo por la tele al abrigo del sofá un domingo por la noche? Adele somos todas.

Mood 1 #Beychella

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Un «like» a la celulitis de Demi Lovato

Si nosotras tenemos al típico seguidor de turno que hace un comentario hiriente de «en esa foto se te ve la celulitis/se te marca un pezón/has cogido peso», imaginad si multiplicáramos a esa persona por mil.

INSTAGRAM DEMI LOVATO

Las celebrities, esas con las que tanto nos gusta sentirnos identificadas en nuestras vidas, también se enfrentan a estos comentarios.

No hace falta cruzar el charco y llegar a Anne Hathaway y su publicación, cubriéndose las espaldas de los haters, de este viernes declarando que estaba ganando peso para un papel.

«A toda esa gente que va a intentar avergonzarme por mi peso en los próximos meses, no soy yo, sois vosotros».

Dulceida, Tania Llasera, Alexandra Pereira de Lovely Pepa o Laura Escanes son otras mujeres que han alzado la voz (vía internet, ya que es la que más parecemos atender ahora) para decir «¿Perdona? ¿Que vas a venir tú a hablar de mi cuerpo con esa cara cemento que me llevas?»

No así, obviamente (el contraataque es de mi cosecha) pero sí dejando claro que nadie está en la posición de juzgar el físico de otra persona porque una persona no debe ser valorada por su cuerpo (y porque no deberíamos sentirnos tan poco humildes como para hacerlo).

Este jueves (¿o miércoles? Me pierdo con las diferencias horarias) Demi Lovato hizo una poderosa declaración a través de sus historias de Instagram (la foto que os he puesto arriba):

«Estrías y grasa extra… Y aun así me quiero. Celulitis y aun así me quiero. No tengo thigh gap y aun así me quiero».

No ya solo que se animara a compartir públicamente con sus casi 67.000 seguidores lo que la sociedad le dice que es «incorrecto» en el cuerpo de una mujer desde que se levanta hasta que se acuesta, sino que terminó con este mensaje contundente que, si ya me caía bien, hace que quiera invitarla a mi casa a ponernos mascarillas mientras vemos una película de Marvel:

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«El boomerang suavizó mis piernas. El caso es que tengo celulitis, justo como el otro 93% de mujeres. Lo que veis en Instagram no es siempre lo que parece. Aceptémonos a nosotros mismos. #Mequiero».

Querernos, aceptarnos, entender que el cuerpo es algo que cambia y respetarnos unos a otros en lugar de fomentar el odio y el sentirnos avergonzados parece algo tan poderoso como suena. Solo queda que los críticos capten el mensaje. Y, si no lo captan, que no cambie que nos queramos igualmente.