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La historia de la (casi) primera modelo con hijab de productos para el cabello

La diversidad es negocio. Lo sabe Rihanna lanzando Fenty Beauty, lo saben los diarios que apuestan por blogueras curvy como Marisa Jara, lo sabe Desigual con la mayoría de sus campañas, lo sabe Cosmopolitan apostando por una mujer trans para protagonizar una de sus portadas…

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Y lo sabe L’Oreal que vio en la bloguera de belleza Amena Khan su próxima modelo para la nueva campaña de productos para el cuidado del cabello, lo que le habría convertido en la primera marca internacional en incluir a una mujer con hiyab en una campaña de productos para el cabello.

Digo «habría convertido», porque los tuits que la bloguera publicó en 2014 dando su opinión acerca de la guerra de Israel en Gaza, han hecho que dé un paso atrás y se retire como imagen. Pese a que luego se ha disculpado y ha intentado explicar en qué condiciones escribió esos tuits.

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«Defender la diversidad es una de mis pasiones, no discrimino a nadie. He decidido eliminarlos ya que no representan el mensaje de armonía que defiendo. Decido retirarme de esta campaña, porque las conversaciones actuales que la rodean socavan el sentimiento positivo e inclusivo que había decidido brindar» explicó en sus redes sociales.

La marca, por su parte declaró: «Agradecemos el hecho de que Amena se haya disculpado por el contenido de sus tuits y por las reacciones que puedan haber despertado. L’Oreal Paris está comprometida con la tolerancia y el respeto hacia todas las personas. Estamos de acuerdo con su decisión de renunciar a la campaña».

Aunque Khan no ha sido la imagen de la campaña por los pelos (tenía que meter el chiste en algún momento, entendedlo), que L’Oreal quisiera dar este paso es algo sobre lo que me gustaría reflexionar.

En primer lugar está el mensaje que la marca quiere hacer llegar, el hecho de que el cuidado del cabello es para todos independientemente de si decides mostrarlo en público o no. De hecho, en la entrevista que realizó la modelo con Vogue, declaró que para ella «mi pelo es una extensión de mi feminidad. Es una expresión de quién soy. Si sé que mi pelo está graso, por mucho que me ponga un pañuelo, me siento sucia todo el día».

La marca pretende también con ello adentrarse en el mercado musulmán y animar a todas las mujeres que usan el hiyab a comprar sus productos (o en otras palabras: negocio, negocio y negocio).

Pero como dice Amena Khan, la exaltación de la diversidad es con lo que deberíamos quedarnos del suceso: «Siempre es motivo de celebración cuando ves una cara marrón en televisión».

L’Oreal ha intentado ser vista con esta (casi) campaña como una marca que apoya la diversidad. Veremos si decide implicar a diferentes modelos próximamente ya que, por lo pronto, parecía ser una cosa puntual si echamos un ojo a las caras que usa para sus productos en Instagram.

INSTAGRAM L’OREALHAIR

Suistudio lanza una campaña con hombres desnudos para vender trajes femeninos

SUISTUDIO

Si nada más salir a la calle me encuentro un cartel de una mujer trajeada pisoteándole los huevos a un hombre desnudo creedme que lo último que se me pasaría por la cabeza es que estoy ante una marca de trajes que viste únicamente a mujeres relacionando el traje con el poder femenino, según declaran en sus redes sociales.

Pensaría, en todo caso, que se trata de un anuncio de una obra de teatro, película o serie inspirada en una fantasía sexual masculina de sumisión pero en ningún caso se me iría la vista a la ropa de la imagen.

Por mucho que Suistudio quiera empoderarnos con sus trajes mostrándonos a mujeres de negocios (algo que podría parecer una buena idea en un principio) a la hora de crear las imágenes de la campaña han metido la pata hasta el fondo.

Empoderamiento femenino no es para mí una mujer apoyando sus stilettos en el pene de un tío. Sería verdadero empoderamiento si lo apoyara sobre la nómina del hombre, si este fuera su compañero, porque ella está cobrando el mismo salario y no un 16% menos.

También podría representar el empoderamiento femenino el hecho de representar una reunión de la junta directiva en la que aproximádamente la mitad de los miembros fueran mujeres y no solo el 37%, que es la cantidad que suele estar en estos puestos.

Empoderamiento es que si hacen una entrevista a Jennifer Anniston o a Soy una pringada las pregunten por sus proyectos en vez de dedicar la mayor parte de las entrevistas a su situación sentimental.

En definitiva, ¿empoderar a la mujer? Por supuesto, pero empoderarla con las armas correctas, a no ser, claro, que lo que busque Suistudio en realidad sea la polémica fácil a través de desnudos. Por muy masculinos que sean, en el caso de esta campaña, más que trajes en la foto, solo veo la cosificación de personas.

Dove descubre (por fin) que a las mujeres les sale pelo en las axilas

Y solo han necesitado 62 años para darse cuenta, pero finalmente, en su última campaña, podemos apreciar la primera axila del mundo de la publicidad con (un poco de) pelo:

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El problema de Dove hasta ahora, y de tantas otras marcas, es que no sabían cómo acercarse a la mujer actual, cómo hablarla, cómo llegar a ella.

Campañas como «Belleza real» pretendían aproximarse a nosotras, pero en mi opinión es como si pretendes acercarte a un león con carne pasada de fecha. Puede que se la coma y no pase nada, pero si tiene bien el olfato lo más seguro es que le huela a podrido y te acabe mordiendo la mano (nosotras somos el león, por si no había quedado claro).

Dove pretendía alejarse de la belleza estereotipada de las modelos que se dedicaban a anunciar productos de higiene femenina a través de castings urbanos de los que luego sacaban mujeres reales para sus anuncios, sí, pero dando lugar a campañas poco creíbles igualmente:

TWITTER

Ahora la marca ha dado un paso más. «De perdidos al río» debieron de pensar, «Del río al mar y pelillos a la mar». Y así ha pasado, que en su último anuncio nos encontramos con unos vellos cortos, apenas perceptibles, pero que hacen un orgulloso acto de presencia.

Pues señores de Dove, este anuncio sí me lo creo, porque mi axila está así el 80% del tiempo, con algún que otro pelillo (tampoco es que me salgan muchos), con los que hago mi vida normal.

Subo el brazo para agarrarme al asidero en el metro, me estiro si por un casual me meto en clase de yoga y me puedo desnudar tranquilamente delante de mi pareja sin ningún tipo de pudor por no llevar la axila perfectamente afeitada.

Eso es una axila, más que real, porque una depilada también es real, convencional: la axila media de la mujer española, me atrevería a decir. Y, para mí, aunque más que axilas suaves deberían decir limpias, .