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El escaparate de moda italiana de la boda de Chiara Ferragni

En Italia no tendrán familia real pero tampoco es como si les hiciera falta precisamente con la bloguera de moda y ahora empresaria Chiara Ferragni. Tanto ella como el que ya es su marido, Fedez (Federico Lucia), se han convertido en lo más parecido en equivalentes en popularidad a Meghan Markle y el príncipe Harry pero en versión italiana.

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Embajadores de la marca Italia nos han convencido, por ejemplo, de que la pasta es la mejor comida del mundo (no lo tenían muy difícil) y que no hay nada mejor que limonare (besarse apasionadamente).

La boda de ambos tenía que ser (tenía no, debía ser) la continuación de ese estilo de vida lleno de cannoli y coches con la bandera tricolor.

Empezó a apuntar maneras la preboda, donde no faltó la comida típica siciliana. Al lado de los arancini, bolas fritas de arroz rellenas de ragú (carne con bolognesa) estaba algo igual de italiano, la obra de Prada, el vestido de Chiara. Blanco, brillante y rematado con accesorios de la casa que, estoy segura, han hecho que se llenara de orgullo hasta la misma Miuccia.

El día clave, Fedez, cumplió con los diseñadores italianos con su traje de Versace, cuyo punto personal estaba en la camisa. Ni corbata ni pajarita, cerrada con un botón dorado que hacía juego con los gemelos.

Como buen amante de los estampados, el dorado y el leopardo, las buenas migas del rapero con la casa de Donatella no se han visto solo en su armario, sino que también ha elegido conjuntos de la diseñadora para muchos de sus conciertos.

Ansia ne abbiamo?

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Y Chiara… Ay Chiara. Cuando reveló que iría de Dior podría parecer que la firma francesa rompía un poco esa atmósfera de península itálica, de pizza y albahaca, pero no solo debemos recordar que «It’s my party and I’ll cry if I want to» sino que la directora creativa, la italiana Maria Grazia Chiuri, se encargó de alejarse un poco de París por la emprendedora.

Un primer vestido de manga francesa con encaje blanco inspirado en la tradición artesanal italiana junto a una falda de tul, rematado con unos escarpines personalizados, acompañaban aquel «Sei la mia anima gemella» que la bloguera declaró a su pareja en la ceremonia.

And they said YES @chiaraferragni @fedez #theferragnez 💘

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La misma Maria Grazia Chiuri hizo el diseño único del segundo vestido, en el que las letras de la canción con la que el cantante se declaró a Ferragni en Verona, cruzaban el tejido junto a símbolos de su historia de amor como el ojo azul de la bloguera o el león (animal que representa el amor verdadero para la bloguera).

Además, como punto a favor, la falda larga se podía retirar, lo que dejó a la italiana con un vestido corto con falda de vuelo tipo bailarina perfecto para disfrutar de las atracciones y la fiesta de la boda (y mucho más cómodo para ir al baño, dónde va a parar).

Las alianzas doradas de Pomellato con diamantes, una de sus marcas preferidas y de la que fue imagen de campaña este año o los vestidos de las damas de honor de Alberta Ferretti en rosa, fueron otros detalles itálicos que pusieron el broche a la fiesta de los #Ferragnez, mote con el que se ha bautizado la pareja y que, personalmente espero, continúe haciéndonos llegar lo mejor del estilo de su país a través de Instagram.

La cena preboda: ¿Qué es, cómo vestirse y por qué se ha puesto de moda?

Si ya de por sí las bodas me suponían un quebradero de cabeza (¿qué me pongo? ¿cuánto dinero doy de regalo? ¿por qué siguen regalando puros cuando nadie se los fuma?), no quiero hablaros de las prebodas.

THEKNOT

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La cena preboda (no confundir con la sesión de fotos preboda), por lo visto, es una reunión más íntima que se realiza en la víspera de la boda con aquellos que se han desplazado por el enlace. Lo que en las películas americanas conocemos como «Cena de ensayo».

Viene a ser una especie de concentración en la que los futuros esposos hacen gala de sus dotes de anfitriones (y aprovechan para hacer presentaciones previas).

Y no me quejo por la cena en sí, que por supuesto que todos estamos encantados de pasar más tiempo con nuestros familiares y amigos, sino por la clásica pregunta de «¿qué me pongo?»

La primera amiga invitada a una preboda me consultó por la etiqueta. Cada pareja es un mundo y cada preboda lo mismo. Ante la duda, comentario en la última foto de Instagram de la novia que salga con el prometido:

«Pareja de guapos, ¿y la preboda pa cuando?»

«Jajajaj bombón <3 Super informal tía, cena en el jardín de casa el sábado y fuera»

«Top! Os como»

Sin embargo otras pueden requerir algo más de formalidad al ser en un restaurante o en el propio hotel en el que se hospeden algunos invitados.

Independientemente de dónde tenga lugar, deja el estilismo recargado para el día siguiente y tómatelo como algo de “andar por casa”.

Para las prebodas te suele servir la ropa que tienes ya en el armario. Un vestido de cóctel, una falda, unos pantalones y un poco de tacón o zapatos de esparto y ropa más “diurna” si es una preboda rústica (que también las hay).

Lo importante es recordar que es un evento para relajar las tensiones del día siguiente y estrechar lazos con invitados que no conozcas. Fundamental que te sientas cómoda y no termines con los pies fastidiados (ni con resaca) para el día siguiente.

Juego de tronos y de tocados en la boda real del año

Mira… mira… Es que no me hagas hablar porque con la boda de ayer no había excusa. Hice un artículo a propósito avisando: «Chicos, esto sí, esto no. Y para todo lo demás MasterCard». Y nada, no hay tu tía. Hemos tenido a las invitadas de turno pasándose la etiqueta por el forro de la falda.

Pero antes dediquemos un momento (sí, otro más) a apreciar el vestido de Givenchy que llevó Meghan Markle en la ceremonia y el diseño de Stella McCartney para la fiesta nocturna.

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Minimalistas de una pieza, sin apenas adornos y ambos con mano británica (el de la casa francesa fue diseñado por una modista británica).

Y ahora pasemos al «salseo» de las invitadas que, como adelantaba, no han decepcionado.

En el puesto número uno, justo detrás de la novia, y como no puede ser de otra manera, está Kate Middleton con su maravilloso estilismo en vainilla con un tocado con rosas de tela.

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Los tocados que quieres llevar para tu próxima boda de mañana son los de Pippa Middleton en nude y Charlotte Riley. Son tocados que dicen «Hola, estoy aquí» pero tampoco lo van gritando como en el caso de los complementos que estamos habituadas a ver en Ascott.

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Pero si eres sencilla y no terminan de convencerte los accesorios para el pelo, los que llevaron Julia Carey o Doria Ragland estilo azafata de aerolínea de 1950 te encantarán por su sencillez. La actriz Cressida Bonas también fue a lo discreto con su tocado de plumas.

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«Una silla para mi tocado» pensarían en algún momento de la ceremonia Amal Alamuddin y Camilla Parker. ¿Llamativos? Sí. ¿Bonitos? No lo pongo en duda. ¿Pesados? Seguramente. ¿Jaqueca a la media hora de empezar la boda? Indudablemente. ¿Cafés? Uno solo y otro cortado.

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Pasar desapercibida está muy bien la mayor parte de los días del año para dar esquinazo a los paparazzis, pero el sábado, no era el día. Priyanka Chopra, la condesa de Wessex, Lady Louise Windsor y Serena Williams se aplicaron la máxima de: «Antes muerta que un tocado pequeño que no me identifique rápidamente en cuanto alguien alce la vista en la capilla».

GTRESSi las exnovias de Harry no faltaron a la boda, los sombreros no iban a ser la excepción. Mientras que Gina Torres eligió un modelo muy versátil que lo mismo te sirve para una boda real que para tomarte un mojito con las amigas en una terracita de Gran Vía, la reina Elizabeth II y Oprah Windrey decidieron llevar el complemento bien cargado con plumas, flores y brillos.

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Y para el final, las transgresoras, las almas libres, las de «Pa mala yo» que dijeron «¿¿Etiqueta?? ¿Eso qué es? Calla, David, que tengo ya el modelito preparado y no quiero rayarme en el último momento».

Y así pasa, que Victoria Beckham, vestida de sí misma, como en toda celebración (y es que la spice no pierde ocasión de hacer publicidad de su firma) parecía más presentable con ese velo que gritaba «viudez» para un entierro que para una boda a las 12 de la mañana con todo el solecito.

Que yo la admiro y me parece una mujer estupenda, pero como dijo mi madre al ver la retransmisión «Parece un murciélago». Y dime una cosa, ¿alguna vez tu madre no ha tenido razón? Pues eso. Y lo mismo con Sarah Ferguson, pero al menos tuvo el acierto de elegir un diseño con toques de color.

Delfina Blaquier, aunque lleva un vestido estupendo que le cogerías prestado sin pestañear si te lo ofreciera, va más apropiada por el largo del modelo para una boda de tarde. Si es que aunque tengas muchas ganas de reciclar un modelo, el código de etiqueta está ahí.

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Y ahora contadme, ¿cuáles fueron vuestras favoritas? ¿Os gustó el vestido de la novia? ¿Y el uniforme de Harry? ¿O es que, y sinceraos, solo tuvisteis ojos para David Beckham?

Lo que deberías ponerte en la boda del príncipe Harry y Meghan Markle (si te hubieran invitado)

No, no, esto debe de ser un error, ¿cómo es posible que no me haya llegado la invitación a la royal wedding del año? Vamos hombre… Yo, que soy más británica que el fish and chips y me encanta lo de usar el hashtag de #keepcalm en Instagram.

TED BAKER

Bueno, tampoco pasa nada, de todas formas tenía otros compromisos

Pero para todos aquellos que tampoco hemos sido invitados (de momento), he pensado en escribir un tema al respecto no vaya a ser que nos llegue una lechuza a última hora. ¿O eso era a Hogwarts?

Aunque no es un enlace tan formal como el del príncipe William con Kate Middleton y, por tanto, da menos pie a cuestiones políticas, el hermano pequeño sigue siendo un miembro de la familia real, por lo que el dress code de la realeza británica no se puede pasar por alto.

Por lo pronto sabemos que la boda es de mañana, ya que dará comienzo a las 12. Sin embargo se espera que dure todo el día (más o menos como la comunión de tu primo en Toledo, que te vendieron la moto de ceremonia y comida y terminaste bailando la Sarandonga a las cinco de la mañana con la corbata anudada en la cabeza).

Al ser una ceremonia diurna no podemos vestir con intrincados diseños a lo ceremonia de entrega de los Óscar. Recato, recato y recato. Recato nivel que como se te vea un poco de rodilla oirás por lo bajito algún «shame«.

No veremos escotes, ni transparencias, ni hombros al aire (al menos esto último en la Iglesia), pero sí mucho vestido a juego con abrigo de verano, que es lo que representa a la monarquía británica cuando se pone ceremonial.

Los tacones tampoco se libran. Olvídate de las plataformas o del tacón de empeine de bailarina de ballet ruso ya que se recomienda uno que no sea muy alto (para no superar la altura de los miembros de la familia real) pero que favorezca la pierna.

¿Y entonces cuál es la gracia del estilismo? Los sombreros y tocados. Como Ascott lleva demostrando todos estos años, en tema accesorios capilares no hay quien bata al Reino Unido y algo me dice que el sábado no será la excepción.

Eso sí, nada de venirse arriba (literalmente) con el tocado, ya que no debe molestar la visión del resto de invitados. Ah, y tiaras prohibidas, que reina solo hay una.

Olvídate de ir de neón o rojo pasión, los colores seguros son el lavanda, azul celeste, rosa palo o cualquier tono nude (Letizia ya tomó nota en el anterior convite apostando por el color maquillaje). Prohibido el negro por ser un color fúnebre y el blanco por ser el de la novia (obviamente).

Por su parte, los hombres deberan llevar chaqué y sombrero de copa, traje de chaqueta en su defecto, o uniforme en el caso de haber servido a las fuerzas militares.

Si el año pasado fueron los Beckham los que se saltaron la etiqueta. Solo me queda preguntarme, ¿repetirán puesto o les relevarán otros invitados?

Sarah Jessica Parker saca una colección para novias modernas (y la querrás aunque no vayas a casarte)

Yo lloré cuando Big se declaró a Carrie Bradshaw poniéndole un zapato en aquel vestidor que parecía salido de mis mejores fantasías sexuales. Sí, os hablo de la escena de la película de Sexo en Nueva York que cambió mi concepción de las pedidas de mano.

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Independientemente de que la idea pudiera gustarte o no, hay algo con lo que te quedaste clavado en tu corazón de amante de la moda: los maravillosos ‘manolos’ azules que Carrie usó para casarse.

No te garantizo que puedas hacerte con unos (entre lo que cuestan y la lista de espera, casi mejor que los des por perdidos), pero la actriz que daba vida a nuestra columnista de sexo/loca por los zapatos favorita, Sarah Jessica Parker, ha sacado una colección de novias que, vas a querer aunque ni se te pase por la cabeza lo de casarte.

La actriz, que ya sabemos que como su personaje, pierde la cabeza por la moda, ha sacado esta cápsula para novias, invitadas o, simplemente, chicas como tú y como yo que nos quedamos prendadas de los zapatos azules.

Entonces, ¿qué es lo que aporta SJP a la moda de novias? Minimalismo neoyorquino puro y duro.

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Escotes de pico, faldas de plumas, pantalones… Y una selección de zapatos (entre los que se encuentra nuestro predilecto) para pasar la noche más cómodas que altas, algo que siempre es de agradecer.

En resumen, es una colección que «celebra a la novia atípica. Puede llevarse al altar y más allá. Es para cualquier celebración vital» afirma SJP.

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¿Comprometerse sin anillo de compromiso?

Desde que Carrie Bradshaw nos sorprendió en 2008 recibiendo unos manolos (como se conocen los Manolo Blahnik) en lugar de un anillo de compromiso, cualquiera podría esperar (o al menos yo) que fuera el reflejo de una sociedad que cada vez se siente menos identificada con este tipo de joyería.

No me malinterpretéis, no digo que los anillos de compromiso deban desaparecer. Todo lo contrario. Esas joyas con un diamante engarzado son perfectas para cualquier escenario de proposición salida de una película americana en una joyería Tiffany & Co.

Pero claro, precisamente por eso: proposición, americana, joyería, Tiffany’s. Pensando en mí, y en mis amigas, chicas de Madrid, Murcia, Sevilla o Barcelona que van todo el día con zapatillas de deporte, estudian medicina, trabajan de diseñadoras, hacen surf, beben botellines de Corona en festivales de música indie

Como que no acabamos de encajar en el tipo de mujer que se siente a gusto llevando una piedra carísima en el dedo toda su vida. En cambio, otras amigas, más clásicas, que ya han pasado por el momento, lo lucen contentas (y yo que me alegro por ellas).

Yo, esperaba que a estas alturas, para todas aquellas que no salimos de casa sin el cargador del iPhone (porque con lo que más nos sentimos comprometidas es con la duración de su batería), que tuviéramos otras alternativas al anillo clásico.

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Pero ahora llegan las blogueras, las nuevas celebridades, con sus posts en Instagram mostrando el mismo tipo de anillo que nos llevan ofreciendo desde hace 60 años. Dulceida, Laura Escanes, Paula Loves, Chiara Ferragni, que son algunas de las que sigo, lucen orgullosas sus anillos de compromiso de diamantes.

Entiendo que sea un símbolo, una tradición, pero es algo que, entre mi personalidad (minimalista y alejada de los excesos de cualquier tipo) y mi rutina (el gimnasio, cambiarme de ropa cinco veces, y que con lo despistada que soy, lo acabaría perdiendo), no va conmigo. Mi parejas saben que, en el caso de que alguna vez vayan a dar el paso, se pueden ahorrar los, generalmente, tres meses de búsqueda de anillo.

Si el anillo de diamantes representa la duración en el tiempo, la resistencia y la indestructibilidad, prefiero algo que encaje conmigo y que vaya con mi estilo. ¿Qué hay de proponerse con unos zapatos al estilo de Sexo en Nueva York? ¿De declararse con un bolso clásico de esos que das en herencia a tus hijas? ¿De sellarlo con un viaje, un tatuaje, un concierto de la banda favorita de ambos o adoptando una mascota juntos?

Bodas al sol: las tendencias veraniegas para las invitadas

El reinado de los colores pastel parece no llegar nunca a su fin, lo cual es una buena noticia si, como yo, luces un moreno de flexo de esos que te dejan la piel tanto o más blanca que la pared de gotelé.

Rosas, azules pero también amarillos, lilas o anaranjados son los colores que pondrán el tono romántico por parte de las invitadas. El rosa fucsia y el azul cobalto serán el contrapunto para las que no sean muy amigas de los colores empolvados.

Respecto a los cortes, el largo midi será la estrella, siempre y cuando lo acompañemos de taconazos, ya que es una de esas alturas traicioneras que puede hacerte parecer paticorta como la lleves con zapatos planos.

La tendencia bailarina, para desgracia de sus detractoras, se presenta en el campo nupcial, pero no solo eso, sino que llegó, vio y, como Julio César, venció, ya que es muy difícil encontrar diseños que escapen a las faldas vaporosas de tul.

Para las bodas más formales, los vestidos estilo griego con la silueta fluida que siguen la forma del cuerpo serán de los más vistos camino del altar (o del juzgado) detrás de la novia.

Así será tu vestido de novia si te casas en 2018

A raíz de la Barcelona Bridal Week encontramos diferentes tipos de novias que veremos en la próxima temporada. Por un lado está la minimal (que no millennial) que busca la sencillez y discreción en un vestido que le haga sentir elegante pero ella misma.

Por primera vez en los últimos años vemos como los volúmenes de las faldas se reducen al mínimo dejando figuras ceñidas cuyo único movimiento revolotea alrededor de los pies. Por otro lado tenemos una novia más ‘barroca’, la nueva princesa que, a falta de tules, cubre el vestido de abalorios, perlas, bordados y transparencias. Una opción más atrevida para las que buscan un vestido impactante.

Además, algunas de las tendencias que también veremos camino al altar (o al juzgado) son las siguientes:

Vestidos lenceros, la ropa interior también la llevarás a la vista el día de tu boda. Vestidos inspirados en camisones o escotes que siguen el corte del sujetador serán algunas de las opciones para las novias que quieran ir sencillas.

Pronovias, Rosa Clará y St Patrick Studio. GTRES

Capas y túnicas, sobre los hombros o bien unidas a la espalda del vestido, pero serán las encargadas de añadir el movimiento a los pocos volúmenes que vienen esta temporada.

Rosa Clará y Pronovias. GTRES

Abertura lateral, la raja de tu falda, que tanto cantaste en los 90, será otro de los elementos que llevarán las novias de 2018. Algo tan sencillo como un corte (la altura al gusto de la novia) le dará un contrapunto sexy a los vestidos más conservadores.

Rosa Clará y St Patrick Studio. GTRES

Bordados vegetales, no solo flores sino también hojas de tamaño mediano formarán los detalles de los tejidos. Un delicado jardín blanco recorrerá todo el vestido de la novia.

Studio St Patrick, Promovias y Rosa Clará. GTRES

Transparencias, controvertida y no para todos los gustos, pero, decididamente una de las tendencias que viene pisando fuerte desde los tableros de Pinterest y publicaciones de Instagram.

Pronovias y St Patrick Studio. GTRES

Manga larga, pero casi transparente, para no quitar protagonismo al vestido, y cargada de detalles.

Ángel Sánchez y Pronovias. GTRES

El corsé de isabel Zapardiez, que vaya a ser tendencia o no, fue uno de los elementos más interesantes de su nueva colección. Con reminiscencias asiáticas, la cintura que revela te recordará al corte Dior de 1940.

Isabel Zapardiez. GTRES

Las novias corsarias de Jordi Dalmau, han sido otra de las propuestas más originales de la pasarela nupcial. Su colección, inspirada en mujeres fuertes, estaba formada por vestidos transformables cuyas faldas se separaban de los corpiños. Una elección que puede ser interesante para las futuras novias que busquen algo fuera de lo convencional.

Novias corsarias de Jordi Dalmau. GTRES

Por último, para las invitadas, algunas de las propuestas que se subieron a la pasarela siguieron la línea de inspiración que las colecciones para novias: siluetas sencillas, cortes minimal, capas, estampado barroco y colores que van desde el champagne u oro viejo hasta el azul cobalto y rosa pastel.

Ana Torres. GTRES

Bodas invernales: cómo ir guapa sin pasar frío

Aunque poco habituales y escasas, las bodas invernales son un hecho. Puede que no sean el santo de devoción de las frioleras, pero el encanto de la estación les convierte en un evento digno al que acudir al menos una vez en la vida.

A diferencia del resto del año, las bodas que caen por estas fechas no tienen garantizadas lluvias al 100% pero sí el frío, por lo que más vale elegir una prenda de abrigo que vaya con el resto del conjunto ya que, por muy fuerte que esté la calefacción, si sales del recinto en algún momento/la boda es en una carpa/alguien deja una puerta abierta vas a pasar frío.

Así que si tu idea es casarte en invierno o tienes una boda de estas características, toma nota de las tendencias:

1-Pieles para los hombros, en chaqueta o en abrigo (preferibles las sintéticas)

INSTAGRAM

2-Terciopelo: agradecido, favorecedor y calentito

BIOMBO13

3-Tul

ASOS Y GREENWEDDINGSHOES

4-Sombreros y tocados invernales

INSTAGRAM Y GREENWEDDINGSHOES

5-Coronas de inspiración navideña o de reina de las nieves

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6-Falso pijama: perfecto si privarte durante la comida no entra en tus planes

7-Ramos

8-Postres

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Mi carrera profesional antes que mi boda: la novia ‘millennial’

Empezaré confesándome: nací en la década de los 90 y tengo pensado casarme. Como tantas otras mujeres nacidas en mi generación, con la idea de pasar por el altar revoloteando por su mente, formamos parte de las llamadas «novias millennials« (futura novia milennial en mi caso).

Vestidos de novia de Hannibal Laguna. Ganas de casarse en 3...2... GTRES

Vestidos de novia de Hannibal Laguna. Ganas de casarse en 3…2… GTRES

Las novias millennial, según Susana Vela Covisa, promotora de Atelier Couture, la plataforma española especializada en ateliers de lujo que organizó esta semana la pasarela de moda nupcial en el Palacio Fernán Núñez, son aquellas cuya fecha de nacimiento «oscila entre 1980 y el año 2000 aproximadamente».

«Es una mujer que se casa más tarde porque su prioridad es consolidar su carrera profesional después de su larga formación. Cuando toma la decisión lo hace por convicción personal, tiene más posibilidades económicas y no le importa destinar más recursos económicos, pero sí quiere saber dónde y cómo destina su dinero, puesto que tiene opciones de informarse más y mejor gracias a internet».

Desde casa podemos acceder a todas las tiendas de vestidos de novia, podemos visitar restaurantes y hoteles para la celebración sin necesidad de pisarlos y además, no podemos olvidar la cantidad de webs que te planifican una boda en menos de lo que tarda Raffaella Carrà en echar la melena para atrás.

No, casarnos no es una de nuestras prioridades. La mayoría somos becarias, con otros gastos más importantes que afrontar o simplemente pensamos que «eso de casarse está muy caro».

Porque lógicamente, la crisis también ha llegado al sector bridal: «Una crisis como la que hemos vivido y seguimos viviendo, aunque parezca que poco a poco salimos de ella, afecta en todos los ámbitos de una sociedad. Hay bodas que se han pospuesto, pero antes o después se celebran igualmente«.

Para novias con zapaína que no quieran perder de vista sus zapatos. GTRES

Para novias con ‘zapaína’ que no quieran perder de vista sus zapatos. GTRES

Caro pero no dejamos de gastar en ello, según Susana Vela, una novia milennial «no tiene problemas en reducir partidas tradicionales para el día de su boda, como el número de invitados o el catering, pero a lo que no renuncia es a elegir el vestido que refleja lo que es ella».

Vamos, que si hace falta poner menos canapés y en vez de la tarta repartir helados Kalise entre los invitados, se hace. A lo que no vamos a renunciar es a llevar vestidazo ese día: «El vestido de novia es de lo que menos ha sufrido por la crisis, al final nos guste o no, la novia sigue siendo la estrella que más brilla en una celebración nupcial».

Cómo han cambiado los tiempos. Sí, y la elección del vestido no es la excepción, aunque no estamos muy lejos de nuestras abuelas o madres: «la novia milennial valora además otras cosas. Actualmente busca en su vestido además de la imagen que quiere proyectar, y evidentemente identificarse con el diseñador o marca, también la calidad. Quiere saber qué hay detrás de su producción, tiene inquietud por los tejidos, los acabados, el precio, es una mujer mucho más exigente«.

Ahora solo nos queda decidir si comprarlo dentro o fuera ‘de casa’. Atelier Couture y la Pasarela Costura España 2016 han servido como escaparate a los creadores españoles como Santos Costura o Hannibal Laguna entre muchos otros. La percepción del sector nupcial fuera del país «es uno de los que más visibilidad tiene internacionalmente. El producto español se caracteriza, por su ‘buen hacer’, es de calidad y tiene muy buen diseño«.

¿Por qué quedarnos con un diseñador ‘de casa’? «Casarse con un vestido con el sello Made in Spain es sinónimo de exquisitez, buen gusto y en muchos casos de exclusividad, característica que buscan muchas mujeres actuales.» Algo que saben las novias europeas y estadounidenses, donde los vestidos tienen mayor demanda.

Y si, además de millennial, te casas este año, ten en cuenta que, según Susana Vela, «las tendencias nupciales para 2017 no están sujetas a características únicamente del vestido en sí. Considero que estamos en un momento en el que las novias actuales buscan el vestido que se adapta a su personalidad, estilo, forma de vida o el tipo de boda que quiere celebrar y por supuesto a su fisonomía, algo esencial a la hora de elegir».

La clave para acertar, según Susana Vela es que «las novias de hoy en día quieren ser princesas actuales, donde vestirse de novias no implique un disfraz, sino una prolongación de su personalidad y de su forma de vida, que incluso les proporcione vivir una bonita experiencia en la elección o creación del vestido, donde se sientan implicadas en su decisión de compra y por supuesto que el precio se adecue a su presupuesto».

Mi conclusión es que la tendencia actual es, en realidad, llevar un vestido con el que podamos sentirnos favorecidas, co-protagonistas junto al novio, y, sobre todo, nosotras mismas.

Cuando das con EL ELEGIDO.