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Un arnés de BDSM como accesorio, mi último descubrimiento

Las personas nacemos con habilidades curiosas totalmente infravaloradas. Mi padre, por ejemplo, tiene el extraño talento de saber la hora que es sin necesidad de mirar ningún reloj y el raro arte de uno de mis mejores amigos, y perdonad que me ponga escatológica, es hacer caca sin olor, algo que su mujer agradece enormemente.

Intento posar natural pero no hay manera.

La mía es la de encontrarle a cualquier cosa un uso dentro de la vestimenta. Un saco de paracaidista como bolso, una gorra de marinero de un disfraz a modo de sombrero o ropa de pijama para salir a la calle son algunas cosas que uso diariamente.

De hecho incluso el cinturón de seguridad de los aviones fue una de mis fijaciones más recientes.

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Pero mi última revelación vino de un mundo todavía más extraño que la aeronáutica, el erotismo. Una vez, observando páginas de BDSM por pura casualidad, surgió la loca idea de vestir los accesorios de la disciplina sexual.

Así que, como buena aficionada que soy a sacar las cosas de su contexto, me he decidido a coger las piezas hasta ahora exclusivas del BDSM y darles otro uso que también me atrae, como accesorios de moda para darle un toque cañero a mis estilismos.

Ya que Madonna inició hace cuarenta años la moda de llevar la lencería por fuera y que continua todavía vigente gracias a Moschino, por ejemplo, que para este otoño presentó en la pasarela masculina una propuesta ligada al látex, los arneses y las máscaras convirtiendo en alta moda de lujo el BDSM.

Y como está muy bien lo de utilizar complementos de cuero en la cama, pero está todavía mejor añadirlos al armario y poder llevarlos diariamente, no necesitas la camisa de 500 dólares de la firma italiana con los tirantes de cuero cosidos, ya que puedes encontrar arneses en tiendas como Bijoux Indiscrets, Artesanía BDSM o en tu sex shop de confianza.

Integrarlo con el resto de tu armario es tan sencillo como ponértelo por encima independientemente de lo que llevas puesto. Aunque a mí, personalmente, me encanta acompañando estilismos más naïf o inocentes, ya que rompen con la estética inocente y ponen el contrapunto rebelde y bizarro de Miley Cyrus después de dejar Disney Channel.

De hecho este fin de semana llevé un arnés superpuesto por encima de un vestido de cuadros para romper con el rollo colegiala. Sobre camisas XL a modo de vestido o por encima de un jersey o sudadera lisa le darás un toque rockero a la prenda, así que es un complemento perfecto para darle una segunda vida (una segunda vida con mucho más estilo, también hay que decirlo) a esos básicos que tienes en el armario.

Turbantes y diademas: peinados tendencia para las que no tenemos un pelo de tontas (pero muchos de fashionistas)

Si te acuestas con la melena perfectamente colocada pero a la mañana siguiente tienes el típico mechón traicionero fuera de sitio, si no te da tiempo a lavarte el pelo pero lo tienes demasiado sucio como para llevarlo suelto o si, sencillamente, estás especialmente espesa y no sabes qué ponerte, las diademas y turbantes van a salvarte la vida (y el pelo).

GTRES/MARC JACOBS

No te creas que es una idea innovativa y moderna (¿algo en la moda lo es?) pero es la reinvención, al menos en el caso del vestido de Rita Ora de Palomo Spain, del turbante que llevamos viendo desde hace años.

“Anda Mara, mira que eres exagerada. No es tan antiguo”. ¿Que no? Audrey Hepburn cantando Moon River en las escaleras de emergencia de su apartamento. No digo más.

Pero bueno, la edad de los accesorios es lo de menos. Lo realmente importante es que tanto las diademas como los turbantes son una cosa apañada que, aunque ahora la veas en las tiendas tentándote desde la línea de caja, te la puedes preparar en casa.

Saca a tu “Juan Palomo” interior (yo me lo guiso, yo me lo coso) y hazte con un pañuelo grande para cubrirte bien y darle las vueltas que haga falta (como cojas uno pequeño se te va a quedar en nada el asunto).

Tienes doscientas maneras diferentes de envolverte la cabeza con un pañuelo, y te garantizo que todas ellas tienen muy buenos resultados, mejores que cuando descubriste el exfoliante (te dejo ideas aquí y aquí).

Respecto a los estampados, apúntate a los de tipo animalier, étnicos o florales, ya que son los que hemos visto en pasarela, pero eres libre de utilizar lo que tengas a mano.

STRADIVARIUS

BERSHKA

Aquí tienes algunas ideas para que pongas en práctica ya mismo (bueno, ya no, que estás en la oficina y se puede mosquear tu jefa o tu profesora de Química, ¡pero mañana sí!)

Exfoliantes labiales a prueba para conseguir una boca perfecta

Exfoliarse los labios no es imprescindible en esta vida, pero, al igual que aspirar las alfombrillas del coche, no viene mal hacerlo de vez en cuando, especialmente en invierno, que se nos cortan por el frío.

@MEETINGMARA

Lo malo no es que se te deshidraten, sino que te ves un poco de piel muerta en el labio y empiezas a tirar y a tirar hasta que llegas con el pellejo al meñique del pie. Además de ser algo más doloroso que la muerte de un personaje querido en Juego de Tronos, no es la manera de quitar las escamas.

Y no, tampoco vale arrancarlas con los dientes. Las pieles muertas de la boca se deben retirar con cuidado, por lo que os voy a contar mi experiencia con los exfoliantes que puedes comprar en tiendas y cuál es el que mejor resultado me da.

Mi primer exfoliante labial fue el de Lush que era básicamente azúcar (sí, sí, de la de la cocina) con aceite y colorante rosa (venía tal cual escrito en la composición. Menos mal que fue un regalo, porque me habría dolido gastarme dinero en algo que tengo en el azucarero).

LUSH

Supuestamente te lo aplicabas y frotabas los labios entre sí como cuando te quieres igualar el pintalabios. Aquello ni exfolió ni dio los buenos días ni nada. Eso sí, el regustillo dulce era una maravilla.

Mi segunda prueba fue con el exfoliante de labios de Deliplus de tutti frutti, una barra verde que vi en mi última visita al Mercadona y decidí llevarme para probar si resultaba.

Según las instrucciones basta con dejarla actuar masajeando los labios suavemente durante unos segundos y luego retirarla con un papel. ¿Sabéis lo de las pulseras de Power Balance que funcionan más por fe que por otra cosa? Pues esto era un poco lo mismo. Imaginaos que hasta lo volví a hacer una segunda vez después de retirarlo viendo que aquello no hacía efecto.

MARA MARIÑO

Al final, el truco que utilizo, y que nunca falla, es el de andar por casa: me unto los labios en Vaselina y, con un cepillo de dientes, masajeo los labios hasta que se desprenden las pieles (es un cepillo que tengo únicamente para eso, lo aclaro porque no vaya a ser que luego os de por usarlo también para lavaros los dientes con una mezcla de dentífrico y vaselina).

No es una experiencia indolora (terminas con los labios ardiendo, más que después de comerte un taco con salsa picante), pero para mí además de la más efectiva es la más barata.

Truco casero para que no se caigan las botas altas

He de confesar que las botas mosqueteras me han traído por el camino de la amargura. Por mucho que he limitado su uso desde que me las compré hace un par de años, me han salido peores que la bisutería del Primark.

Botas caídas vs botas arregladas. MARA MARIÑO

El gran inconveniente es que al ir sujetas al muslo con una goma, del uso, se han terminado cediendo. Y no solo eso, no es que me pase solo a mí porque me las compré en Stradivarius (o en otras palabra, porque no sea un calzado de calidad buenísima), sino que, por lo que pude ver en Google, nos ha pasado a varias.

La situación es la siguiente: sales de tu casa con el estilismo perfectamente en su sitio pero llegas a la universidad, al trabajo o a la cita con las amigas con las botas arrugadas alrededor de los tobillos, como si fueras una combinación entre Carrie Bradshaw y Jack Sparrow.

Como yo soy amiga de darle siempre una segunda vida a las prendas, especialmente si se trata de calzado que no está machacado, decidí apañar las botas con un invento para que no se me escurrieran por la pierna.

Las botas con el lazo. MARA MARIÑO

Mi solución fue ponerle unos ojetes (sí, ese es su nombre), y pasar un lazo entre los agujeros para luego llevarlo atado alrededor de la pierna.

Mi fallo fue, como ya he comprobado en Internet, que no puse la correspondiente arandela, que va al otro lado y que hace que no se te enganchen las medias (como podéis ver en la imagen), lo que hizo que terminara con un par de carreras.

Una vez solucionado, el remedio, además de resultón (que no es porque lo diga yo, pero de verdad que con la cinta en granate que le puse le daba un toque muy salado) cumplió las expectativas y las botas resistieron por encima de la rodilla. ¡Hurra!