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¿Qué comprar en Nochevieja que puedas reciclar en otro momento del año?

Nochevieja es esa noche del año en la que, hace unos años, me la planteaba casi como si fuera el día de mi boda.

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Tenía que tener las uñas perfectamente pintadas, el pelo peinado sin ninguna punta sobresaliendo y, por supuesto, el vestido ideal.

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Mi búsqueda del vestido de Nochevieja, EL VESTIDO (con mayúsculas) me llevaba bastante tiempo ya que buscaba la prenda de fiesta definitiva que tuviera todo lo que se llevara esa temporada: el escote más ostentoso, el largo más favorecedor, los apliques más llamativos…

Y todo para ponérmelo una noche y devolverlo a la soledad absoluta del armario junto al resto de vestidos de Nochevieja en una especie de Toy Story 3 con la diferencia de que en vez de una familia de juguetes, tengo una familia de vestidos bonitos ansiosos de que me los ponga otra vez.

Pero ya os lo decía al principio, el planteamiento era como una boda, por lo que tampoco tenían la suerte de volver a caer (no fuera a ser que alguien me viera con el vestido del año pasado, algo tan dramático para mí como cuando se me termina el eyeliner con un ojo sin pintar).

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Afortunadamente, me he dejado de fantasías adolescentes de volverme un hada de la Navidad. Ahora prefiero ser más práctica.

Porque por muy bonito que pueda parecerme un vestido, si solo lo voy a llevar un día, la gracia que me hace dejarme el dinero y no amortizarlo, es más bien poca.

Los vestidos de plumas, flecos, tachuelas y demás los he sustituido por conjuntos de dos piezas menos espectaculares, sí, pero que puedo combinar con el resto del armario.

¿Para qué llevar un diseño de volantes con capas o vuelos si puedes comprarte un body de seda, un pantalón acampanado con una lazada monumental y reciclarlo a la semana siguiente en la oficina o en la celebración del cumpleaños de tu tía?

La clave es que escojas con el corazón y el cerebro a partes iguales para que lleves algo que te guste, sí, pero también que funcione con lo que tienes por casa.

Ante la duda, una camisa satinada, un pantalón de cintura alta, una falda festiva midi (puedes echar una cana al aire y escogerla llena de lentejuelas), un par de tacones joya con hebilla de strass, una americana de terciopelo o algo tan sencillo como unos pendientes XL que serían la envidia de cualquier película de Bollywood son opciones con las que aciertas y puedes ponerte a la semana siguiente cuando te toque volver a la rutina.

Los 5 trucos que siguen las estilistas para vestir (bien) en invierno

Ya estamos en esa época del año en la que las conversaciones empiezan por «Pero qué frío hace, ¿no?».

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Lo que toca ahora es lo de siempre: abrigarse hasta el infinito y más allá, hasta el punto de que ni tu madre sea capaz de recordarte que te lleves la bufanda.

Y claro, abrigarte como el frío requiere, es decir vestir capa sobre capa como una lasaña, no siempre tiene un resultado muy favorecedor teniendo en cuenta que muchas compramos los abrigos un par de tallas más grandes solo para que nos entren los jerséis por debajo.

La otra alternativa que nos queda es llevar un look monísimo y pasar frío el resto del día. Sin embargo, vestir en invierno no debería significar o morir de frío o parecerse a una inuit.

Las estilistas son capaces de vestir bien en la época del año preferida de los caminantes blancos y es tan sencillo como, en primer lugar, tener los básicos de invierno a mano. El abrigo largo, la chaqueta de punto XL que te tejió tu abuela, el vestido midi, unos pantalones anchos (de los que van genial con medias por debajo) o una americana son prendas que puedes combinar entre sí los próximos meses.

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Dentro de esa selección, opta por una pieza salvavidas básica que no querrás quitarte hasta el 31 de mayo: el jersey de cuello cisne. Es calentito, pega con todo y es la nueva camiseta interior durante el invierno. No falla.

Otro truco es buscar botas todoterreno. No me refiero a un modelo con el que puedas ir a hacer senderismo por Picos de Europa y luego acudir a un desfile, pero sí un diseño que te pueda servir para ir a clase, a la oficina y por supuesto, a pasar la tarde con las amigas.

La fórmula más sencilla es pasar de todo, vestirte a modo de cebolla y rematar tu conjunto con un abrigo cantoso, pero cantoso de verdad, de esos en colores flúor, estampado de leopardo, de cuadros escoceses o de pelo sintético en tonos pastel de los que te hacen parecer parte del elenco de Monstruos S. A., que son los que se llevan esta temporada.

Y ante la duda, si ves que el resultado continúa siendo muy excesivo porque empezaste combinando un par de capitas y ahora pareces un abrigo de Balenciaga, siempre te quedará la opción de añadir un bolso con personalidad y dejar que se lleve el protagonismo.

Monocolor: la tendencia perfecta para cuando no sabes qué ponerte

Es lunes, y eso significa que hasta el viernes, experimentaré cada día la crisis existencial de «no tengo nada que ponerme».

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No es por nada en concreto, pero a veces llego a un punto de mi relación con el armario en el que ambos estamos como cansados, sin ganas el uno del otro, desmotivados.

Y como en toda relación, de esas que merecen la pena, hay que trabajar por hacer que funcione buscándole una solución a nuestro cansancio.

Así que para el dramático momento en el que mi armario me inspira menos que el gotelé blanco de la pared, está la tendencia monocolor.

Esta tendencia es un filón, mejor que cuando tu prima mayor hacía limpieza de armario y llegaba a casa con una bolsa de ropa nueva para ti.

Al igual que en las pasarelas de Tommy Hilfiger o Versace, donde realmente ha triunfado la idea de vestir usando un solo color o estampado de la cabeza a los pies ha sido en el street style, ya que las it girls se han apuntado a la ley del mínimo esfuerzo estilístico con esta idea.

El look monocolor, como su propio nombre indica, consiste en escoger un tono de tu armario y vestir todas las prendas de la misma tonalidad incluyendo, si tienes, incluso accesorios y complementos.

Vale que no todas tenemos una extensa variedad de camisetas y pantalones en azul cerúleo, naranja albaricoque o crema café con leche cósmico (sí, ese color existe), por lo que son, de hecho, los conjuntos enteramente en marrón o negro, los más fáciles de llevar ya que todas tenemos ropa de ese color en el armario.

Además, al ser oscuros vienen que ni pintados para los meses de frío, ya que son las tonalidades que más llevamos estos meses.

La cena preboda: ¿Qué es, cómo vestirse y por qué se ha puesto de moda?

Si ya de por sí las bodas me suponían un quebradero de cabeza (¿qué me pongo? ¿cuánto dinero doy de regalo? ¿por qué siguen regalando puros cuando nadie se los fuma?), no quiero hablaros de las prebodas.

THEKNOT

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La cena preboda (no confundir con la sesión de fotos preboda), por lo visto, es una reunión más íntima que se realiza en la víspera de la boda con aquellos que se han desplazado por el enlace. Lo que en las películas americanas conocemos como «Cena de ensayo».

Viene a ser una especie de concentración en la que los futuros esposos hacen gala de sus dotes de anfitriones (y aprovechan para hacer presentaciones previas).

Y no me quejo por la cena en sí, que por supuesto que todos estamos encantados de pasar más tiempo con nuestros familiares y amigos, sino por la clásica pregunta de «¿qué me pongo?»

La primera amiga invitada a una preboda me consultó por la etiqueta. Cada pareja es un mundo y cada preboda lo mismo. Ante la duda, comentario en la última foto de Instagram de la novia que salga con el prometido:

«Pareja de guapos, ¿y la preboda pa cuando?»

«Jajajaj bombón <3 Super informal tía, cena en el jardín de casa el sábado y fuera»

«Top! Os como»

Sin embargo otras pueden requerir algo más de formalidad al ser en un restaurante o en el propio hotel en el que se hospeden algunos invitados.

Independientemente de dónde tenga lugar, deja el estilismo recargado para el día siguiente y tómatelo como algo de “andar por casa”.

Para las prebodas te suele servir la ropa que tienes ya en el armario. Un vestido de cóctel, una falda, unos pantalones y un poco de tacón o zapatos de esparto y ropa más “diurna” si es una preboda rústica (que también las hay).

Lo importante es recordar que es un evento para relajar las tensiones del día siguiente y estrechar lazos con invitados que no conozcas. Fundamental que te sientas cómoda y no termines con los pies fastidiados (ni con resaca) para el día siguiente.

La moda del verano a punto (literalmente)

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De los creadores de: «Las medias de rejilla son ideales para el invierno» llega: «Este verano, pantalones largos de punto».

LEFTIES

Os cuento, que empiezo por el final y termino escribiendo como los guionistas de Memento.

Estaba yo tranquilamente pasando la mano de manera distraída por encima de las prendas de la colección veraniega de una tienda cuando mi mano se topó con un tejido grueso.

«¿Un momento que está pasando?» Me pregunté aterrorizada esperando encontrar un jersey perdido que, por algún casual, se había quedado colgado sin saber que su destino era no volver a las perchas hasta las rebajas.

Al otro lado de mi brazo se encontraba el culpable: un pantalón largo de punto que solo de imaginármelo puesto, teniendo en cuenta los 28 grados que me esperaban en la calle, hacía que me entraran picores por el cuerpo.

Pero no era el único, había otro, y otro, y otro más allá. Más lejos había vestidos y hasta encontré monos. Todos de colores claros, todos largos y todos DE PUNTO.

Y es que no sé en qué tipo de reunión de lluvia de ideas para la nueva colección primavera/verano 2018 alguien se levantó y, golpeando con el puño la mesa al estilo de Álvaro Ojeda, decidió que el punto era perfecto para la estación más calurosa del año.

¿Alguien puede decirle estos equipos creativos que lo lógico es que en verano llevemos tejidos ligeros, o, al menos, en la mayor parte de España? Lo agradeceríamos.

 

Modelo asada de calor en la última campaña de LEFTIES

 

A ti, que eres una mujer con prisa

Soy una mujer con prisa. Creo que exceptuando el momento que nací, que llegué puntual como un reloj, he ido por la vida al galope.

EN FORMA, GUÍA DE ESTILO Y PIEL PERFECTA PARA CHICAS CON PRISAS. MIS HIJOS.

La prisa es algo que llevo tan dentro que incluso cuando voy por la calle con una amiga, me suelta la frase de «¿Pero por qué vas tan rápido? ¿Tenemos prisa?» ¿Yo? Siempre.

Soy la típica que se levanta a toda prisa, engulle el desayuno en pocos minutos, se pinta la raya del ojo más rápida que un Ferrari (también suelo dejar marca negra muchas veces en esa pista que es mi cara) y salgo corriendo a donde sea.

Es por eso que, cuando Laura Arcagni, de Zenith (Grupo Planeta) me escribió para proponerme escribir un libro de belleza para chicas con prisas, supe que había dado con la persona ideal.

Además el libro iba a estar ilustrado por la ilustre Georgina Gerónimo, a la que tuve el placer de entrevistar hace 10 millones de años, cuando los dinosaurios caminaban por la Tierra y no conocíamos los labiales mates.

Lo de Gina y yo fue como lo que pasa en las películas, solo que sin música de fondo y con 2.000 kilómetros entre una y otra (alguno menos que ella está en Barcelona).

Con ella en una punta de España y yo en la otra de Italia, nos pusimos de acuerdo para crear el primer espécimen. De hecho, el libro fue escrito aprisa y corriendo. Entre las clases de mi master y el blog de 20 Minutos, el texto fue formándose entre viajes en tranvía y momentos de cardio en la bici elíptica de mi gimnasio de Milán.

Cuando di a luz a ese bebé, como buena madre primeriza estaba agobiada, feliz e histérica, pero Laura me metió más prisa con otros dos libros: uno de estilo y otro de ponerse en forma que casi casi necesitaba para ayer.

Gina se convirtió en una hermana de batalla contra la prisa mientras que Laura era como esa tía soltera de la familia que siempre te da apoyo y te tranquiliza cuando las cosas se ponen feas.

Aún así nosotras nos sentíamos con el agua al cuello, porque como buenas chicas con prisa millennials, estábamos a los libros y a ochenta cosas más. Estábamos a los libros, a los trabajos, al verano, a los novios, a los amigos, a la familia, a las series, a dormir ocho horas, a comer sano… (vale, igual a las dos últimas no tanto).

No había nada más confortante que quedarme en casa un sábado escribiendo y mandarle un mensaje a Gina de «Estoy escribiendo. Soy una pringada» y recibir un «Yo también». Aquello era amor.

Sus dibujos, mi texto… La cosa funcionaba tocara el libro que tocara. Éramos el Pitbull y Enrique Iglesias de la Literatura (solo que las dos con pelazo).

Hemos escrito trucos para hacer la maleta (y que te sobre espacio), ideas para esos días de «No tengo nada que ponerme», recetas de mascarillas caseras (y baratas), ejercicios que puedes hacer mientras ves Sí quiero ese vestido… En definitiva, un montón de cositas interesantes que vale, no te van a solucionar la vida, pero te la van a hacer mucho más sencilla.

Así que, como salen hoy a la venta, he decidido hacer este post de «Yo he venido a hablar de mi(s) (tres) libro(s)» y a quedarme más ancha que larga.

Bueno, y a dar las gracias.

A Gina, que me ha cambiado la vida, no ya por los libros, sino por descubrirme una vida con sabor a helado de pistacho. Me siento afortunada de poder decir que cuento ahora con otra amiga (y que encima es famosa y me va a llevar a Hollywood cuando la inviten a los Oscars). A Laura, que ha sido nuestra maestra Jedi. A Ángel, que me ayudó a escribir el libro en el coche de ‘En forma para chicas con prisas’ mientras recorríamos Portugal en nuestro viaje de este verano. A mis padres y a mi hermano, que me han animado desde el minuto que les dije que iba a escribir un libro y que no sabía ni por dónde empezar a escribir mi nombre. Al resto de mi familia que van a comprar el libro aunque les haya dicho por activa y por pasiva que yo se lo regalo. A mis amigas Ale y Stanich, mis casi hermanas que me han aguantado los audios de cinco minutos de WhatsApp en mis momentos de estrés. A los amigos, Alfonso y Gonzalo, con los que he cancelado planes por estar escribiendo (os lo compensaré en vuestras bodas con un regalo bonito del Ikea). Y a mis profesoras de Primaria que me hacían ir por las clases de «los mayores» leyendo mis redacciones. Menuda habéis liado entre todos. ¡Esto es culpa vuestra!

Las tendencias en sandalias que amarán tus pies este verano

Has visto que ya viene el buen tiempo y estás como cuando las inglesas vienen de vacaciones a España: con ganas de sacar los dedillos de los pies a plena luz solar.

PIXABAY/ALMA EN PENA

De hecho yo lo hice (a medias el otro día) en mi Instagram (que digo yo que ya que estáis, podéis aprovechar para seguirme o simplemente cotillear mis stories a ver qué me cuezo).

Con estos calores, es el momento de hacer espeleología en tu armario hasta que des con las sandalias del año pasado.

Pero si las tienes destrozadas porque las usaste de festival en festival y andas tanto con ellas que su suela no tiene nada que envidiarle a las de los peregrinos del Camino De Santiago, estas son las tendencias que vienen de la pasarela directas a ponerse a tus pies:

  • Ugly shoes: el patito feo del armario, pero es tan cómodo que ahora por fin entiendes por qué tu padre no se las quiere quitar de los pies cuando hacéis turismo.

CROCS/STEVE MADDEN/CARMELA

 

  • Mules: Los zapatos semi abiertos ya nos sedujeron el año pasado. ¡Es tan tentador eso de que el calzado no te haga rozadura en el talón! Escógelos en colores vivos para darle (introducir voz de Samantha Vallejo-Nágera aquí) «saboooor» a tus estilismos.

AU REVOIR CINDERELLA/CARMELA

 

  • Sandalias joya: ¿Brilli brilli? Sí, gracias. ¿Quién dijo que las lentejuelas eran solo para Nochevieja? Perfectas para salir de noche cómoda a la par que elegante (y poder bailar sin el miedo de romperte la cadera por bailar con los tacones)

DESTROY/AZAREY/ALMA EN PENA

 

  • Chanclas modernas de inspiración retro: tiraste las tuyas de los 90, vale. No seas tan dura contigo misma ¿Cómo ibas a saber tú que volverían a estar de moda?

STEVE MADDEN/CROCS

 

  • Sandalias de guiri: No, no se me ha ocurrido otro nombre. Sí, tú también estás visualizando a guiris rubias con la piel blanca y los mofletes sonrosados llevando estas sandalias.

CARMELA/STEVE MADDEN

 

  • Estilo Hermes: el modelo de 480 euros que tienen todas las blogueras te lo puedes agenciar mucho más barato, pero igual de bonito, en otras tiendas. Eso sí, cuidado que huele a diseño estacional a kilómetros.

STEVE MADDEN/HERMES/GENUINS

Y ahora a darlo todo con faldas (o sandalias) y a lo loco.

La sesión de fotos de Miley Cyrus para Vogue: el sueño en pastel de los amantes de la moda

Lo de que esta temporada vamos a tener colores pastel desde el postre hasta en la sopa fue algo que ya os adelanté, como buena Sandro Rey que soy de las tendencias, en este post: ¿Qué nos pondremos esta primavera? La pasarela ha hablado.

YOUTUBE

Si lo dicen Chanel, Valentino y Versace en sus respectivos desfiles, te lo puedes creer al 90% de que va a ser éxito seguro, pero si Vogue le dedica un reportaje con servicio editorial con Miley Cyrus como modelo puedes estar totalmente segura de la tendencia.

Desde que vimos a la cantante lamer un martillo y demoler paredes en Wrecking Ball o perrear con la lengua fuera, nos quedó a todos claro que tiene una manera particular de hacer las cosas, y… ¿Sinceramente? Me encanta.

Miley coge huevos de Pascua, un conejo y te hace una sesión de fotos pin up eléctrica y un poco sórdida también (no vamos a negarlo a estas alturas), pero totalmente en su línea y muy acorde a ella.

Porque Cyrus es así y si no te gusta, ni te viene ni te va, pero si te gusta, el reportaje que vas a ver, te va a REQUETECHIFLAR.

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Hoppy Easter Erbody!

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Del servicio, que podría haber sido asistido por Pink viendo los colores y la estética (muy en sintonía con su último videoclip con Channing Tatum), no solo me quedo con el pastel, sino que si nos ponemos en modo trendhunter y sacamos la lupa de analizar los estilismos, encontramos pistas que Vogue nos deja caer.

Vestidos de rayas combinados con zapatillas de cordones, stilettos en pastel, volúmenes, lunares, conjuntos dos piezas o gafas de sol de montura extra grande. ¿Has tomado nota? Pues ya sabes qué ponerte esta primavera acompañando a esos tonos pocos saturados en tus conjuntos.

Los estilismos con zapatillas Converse que harán que parezca que te las has comprado este año

Hay algo que todas tenemos en común. No, no es que usemos el mismo filtro de VSCO para editar las fotos (¡aunque casi!). Y eso que nos une son… las Converse.

A ti también te dio un venazo en 2009 y te las compraste altas, bajas, negras, y hace poco caíste con las blancas (si lo sabré yo, que las estuve buscando meses). La cosa es que 10 años después puedes rescatar estas maravillosas zapatillas (si aún no se te sale el meñique por el lateral del uso que le has dado) y llevarlas en tus estilismos diarios sin que “huela a naftalina”.

Atenta a las siguientes ideas porque vas a querer salir a la calle solo para ponértelas otra vez:

Here‘s the story to how I got this Burberry trenchcoat: When I was in Highschool (12th grade 🇩🇪), I worked and saved up my money for months to be able to afford this piece. I always wanted a @burberry because they were the brand known for inventing the Trenchcoat. Also, I knew that I will no longer need to buy a new one, because it lasts for 10 years at least. So here I am, about 7 years later, still loving to wear this piece I worked so hard for as a teenager. Heritage & Quality. Again, this is not an Ad*. This story is suppose to show you 2 things. 1.: that it’s worth buying high end key pieces not just because of the looks, but also because of the quality and therefore money you safe over the years. 2: not everything you see on bloggers is gifted. I know what it‘s like to work for my stuff. ✌🏻 (📸 @senorkaya )

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Chucks and a dress. @Milliebobbybrown says yes. ✔️ 📷: @PBrownx

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• 90’s vibes😎💣 •

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Las Converse clásicas son como un arroz, con nada que le eches, ya va estar bueno, y si las utilizas combinadas dentro de estilismos que lleven accesorios o prendas de esta temporada, tendrás las zapatillas más que actualizadas.

Ponte a buscarlas en el armario porque es el momento de darles una segunda (y larga) vida.

Qué ponerse para tu cita de San Valentín según cómo lo celebres

Soy una romántica incurable desde la raíz de mi pelo de la frente hasta la punta del dedo gordo del pie. Me encanta que, independientemente de poder querer, achuchar y besar a mis seres queridos a diario, haya un día concreto que se celebre algo tan bonito como es el AMOR.

Y si bien no soy partidaria del bombardeo de perfumes, flores, bombones y regalos horteras del chino (que luego quedan en las estanterías cogiendo polvo) defiendo a capa y espada las citas del Día de los Enamorados.

  • Si te lleva a cenar fuera y el pack incluye «restaurante romántico+velas+violinista+champán+pétalos de rosa» aprovecha para sacar tus mejores galas. No hace falta que te arregles como si fueras de boda, pero elige un conjunto que no te pongas normalmente. Para ellos una camisa o americana marcará la diferencia entre la camiseta de Los Ramones con vaqueros que suelen llevar siempre (ojo, que nos encanta, pero un día es un día). Para nosotras, podemos combinar un top más elegante con una parte de abajo más informal o lo contrario. También podemos apostar por tacones si nos apetece (que por mucho que machaquen los pies le dan un toque elegante al estilismo) o un zapato plano fino si preferimos la comodidad.

  • Si te lleva a ver un espectáculo puedes seguir los mismos consejos que si vas a cenar fuera pero juega con los complementos para ir acorde a la situación. No es lo mismo que te lleve a escuchar ópera que a ver monólogos cómicos en un bar o a un recital de poesía. Bolsos, cinturones y zapatos pondrán la guinda al pastel.

  • Si vais al cine, a un museo o a dar un paseo por la ciudad, elige ropa cómoda pero sin perder de vista San Valentín. Puedes ir informal a la par que elegante aunque vayas en vaqueros. Para nosotras es tan fácil como aprovechar un pintalabios favorecedor (procura hacerle primero el truco del talco para que no te lo borren los besos) y para ellos elegir una camiseta, chaqueta o cazadora algo más estilosa.

Si la cita es en casa déjate de capas de ropa extra y mejor céntrate en lo que te vayas a poner por debajo, que seguramente sea lo que va a estar más a la vista (aunque sea a ras de suelo).

Y si disfrutas de la soltería, pero el amor que tienes hacia tus amistades es digno de celebrar, tira la casa por la ventana en una exaltación de la amistad y toma nota igualmente de los consejos estilísticos. Arreglarse para una persona que queremos siempre es especial, independientemente del tipo de amor que sintamos por ella.

(Todas las imágenes son de STRADIVARIUS Y H&M)