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Me llevo la moda a otra parte

No, no, a ver, tranquila, que no voy a colarme esta noche por tu chimenea a robarte los zapatos (¿o sí? ¿Calzas una talla 39?). Vengo a despedirme de este espacio. No es una despedida de esas tristes que incluyen música de Ludovico Einaudi y fondos en negro, me marcho porque la vida me conduce por otros derroteros.

Mi madre, mi mejor fotógrafa

Madre mía, tantos años escribiendo payasadas y haciendo chistes malos y ahora me da por utilizar palabras cultas. Lo que hay que leer. Pero es que han sido más de tres años escribiendo cuatro veces a la semana. ¿Sabes lo que es eso?

Me he llevado este blog a todas partes. Me lo he llevado a los Alpes italianos cuando me fui a trabajar como au pair, me lo he llevado durante un año y medio a Milán mientras estudiaba el máster y trabajaba y me lo he llevado a todas mis vacaciones en cualquier momento del año.

Asturias, Barcelona, Londres y Roma también han visto nacer artículos de Mara Viste y Calza por citar algunos de mis destinos en los que le recordaba a mi novio que teníamos que volver pronto/despertarnos antes para que me diera tiempo a escribir. Así durante tres años.

En tres años he tenido la suerte de conocer a personas que no solo se quedan en el blog sino que han pasado a formar parte de mi vida. Tuve la suerte de entrevistar a una ilustradora catalana jovencísima, Georgina Gerónimo (¡mayo de 2016, Gina!) y ahora es una de mis mejores amigas. Fue gracias a este espacio que Editorial Planeta quiso contar conmigo para escribir tres de sus libros de la colección Para chicas con prisas (que podéis cotillear aquí si queréis leerme en formato físico). En el tiempo que he pasado aquí escribiendo, he aprendido que todo en la vida pasa por algo y que echarle ganas y amor a lo que hacemos solo trae cosas buenas a cambio.

Y no, no ha sido moco de pavo. En estos tres años he tenido que levantarme pronto aun cuando no tocaba trabajar en la redacción o en un congreso, me he devanado los sesos sin saber de qué escribir esa semana (pocas veces, pero alguna), me he recogido a horas insultantemente tempranas por tener que escribir al día siguiente.

Como he cancelado planes o citas románticas, cortado llamadas telefónicas o faltado a planes familiares porque para mí, el blog era lo primero, mis disculpas a todos aquellos que han «sufrido» en carne propia alguna de mis ausencias estos tres años. Y, por supuesto, gracias por entenderlo.

También gracias a mi parroquia, a los lectores que he tenido, desde quienes me leen habitualmente hasta quienes han topado conmigo una única vez. El hecho de que alguien dedique un solo rato de su vida a leer algo que has escrito, es una sensación tan inmensa que desborda. De hecho tienes que ser muy fan para seguir leyendo el artículo más largo y menos relacionado con moda de mi historia y no haber abandonado a la mitad la lectura. Gracias también por eso. Dios te lo pague con aguacates en oferta.

Tengo la gran suerte de que 20 Minutos siempre ha estado ahí, apoyándome y dándome la visibilidad que me ha conducido a otras oportunidades. Por esta aventura digna de película de Indiana Jones siempre le estaré agradecida, con todo el corazón, a Melisa Tuya, quien le propuso un día a la becaria que vestía con sombrero que se presentara a la prueba para escribir un nuevo blog de moda que lanzaría el diario. Me sacó de mi zona de confort a base de teclado y aquí estoy. Melisa, tienes una silla en mi boda con derecho a barra libre y mesa de postres si algún día me caso.

Mientras escribía este blog he compaginado trabajos de azafata, he sido chica del ropero, niñera, imagen de un estadio de fútbol, becaria infinita, fotógrafa, estilista, community manager, escritora y, finalmente, periodista de moda en la versión digital de la revista Hola, motivo por el que dejo este espacio ante la incompatibilidad de firmar en ambos medios (así que ya sabes dónde puedes encontrarme).

Espero que en estos tres años y más de 600 temas escritos te hayas quedado con el mensaje más importante: hay que quererse mucho y bien. Quererse sin que importen las tallas, los tamaños, los pelos, los granos, que una teta sea siempre más grande que la otra o que hayas heredado los dedos de los pies de tu tío Joaquín.

Recuerda que la moda está para divertirse, para jugar, para atreverse. Es una cosa seria pero no demasiado, no salva gatitos atrapados en un árbol, aunque, en mi caso, me sigue haciendo latir el corazón como el primer día que vi un desfile en directo sin saber que aquello solo era el principio.

Septiembre de 2013, mi primer desfile en MBFWM

Me despido de 20 Minutos con el corazón lleno de todo lo bueno que me ha aportado esta experiencia y deseando la mejor de las suertes al resto de mis compañeros del diario. Sigamos hablando, escribiendo, señalando, informando y dando voz a aquellas personas o causas que no se dan a conocer de ninguna otra manera que no sea a través de los medios. Eso es lo que hace grande esta profesión.

Con amor,

Mara

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Seis tipos de ‘ángeles’ alternativos que deberían desfilar para Victoria’s Secret

Y yo que pensaba que a estas alturas de mi vida, sobre todo después de pasar la pubertad, ya había averiguado a qué se referían los de la firma lencera cuando hablaban del «secreto», y resulta que estaba equivocada.

GTRES

Ed Razek es para la compañía (para que te hagas una idea si solo has entrado a leer por la foto) lo que Daniel Radcliffe a las películas de Harry Potter, todo.

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En definitiva, quien corta el bacalao en Victoria’s Secret. Y si todavía albergaba alguna duda, que pocas me quedaban, de por qué la pasarela tiene menos diversidad que una caja de bastoncillos, sus últimas declaraciones han dejado claro la visión de la empresa.

El show es «una fantasía», dijo el director creativo de marketing de la compañía, en la que no tienen cabida más que las mujeres que hemos visto hasta ahora dijo para justificar que no se vieran diferentes modelos.

Sin embargo, las cifras parecen llevarle la contraria a esa visión tan exclusiva de cómo debe ser el alado desfile.

La moda, poco apoco, está evolucionando, y solo hay que fijarse en el éxito de marcas como Aerie desde que rompieron con Photoshop para darse cuenta. Como mujer quiero que se nos represente tal cual somos y no por la imagen que se quiere vender de nosotras.

Si Victoria’s Secret quiere seguir avanzando con un mundo que cada vez lucha más por la aceptación, propongo que, para el año que viene tome nota de algunas modelos que debería incluir en sus desfiles:

  • Embarazadas: Savage x Fenty fue el ejemplo perfecto de que la maternidad y el trabajo no están reñidos. Los pocos ángeles que han podido desfilar embarazas para la firma lencera, con figuras apenas perceptibles y estratégicamente tapadas, no son suficientes. Las embarazadas también llevan ropa interior y no necesariamente de algodón, sino que pueden querer lucirla de encaje.
  • Transgénero: una ocasión en bandeja aprovechando que algunos certámenes de belleza han empezado a abrir sus miras incluyendo mujeres transgénero entre sus concursantes. Es una manera de celebrar la identidad personal por encima de todo lo demás.
  • Sin depilar, con estrías y celulitis: sería una forma muy efectiva de conciliarnos con el cuerpo femenino, de enseñar a generaciones más jóvenes que ese es el físico convencional y que la realidad no es entrenar 7 días a la semana, dos horas al día y alimentarse sin sobrepasar las 400 calorías, como hacen las modelos antes del desfile.
  • De tallas grandes: varias modelos XL han manifestado su interés de participar en el show mientras la marca hacía oídos sordos. Los cuerpos, y por ende, la belleza, van más allá de las tallas 34 y 36.
  • Con canas: si se aceptaran los cuerpos tal y como son, las modelos no se sentirían presionadas de retirarse a una edad concreta y podrían dedicarse a su profesión toda la vida sin el miedo a quedarse sin trabajo porque ha llegado su temida «fecha de caducidad».
  • Características físicas peculiares: la inclusividad consiste en contar en la pasarela con modelos diferentes que representen, todo lo que puedan, la diversidad humana. Es decir, abarcar profesionales con Síndrome de Down, en silla de ruedas, con colostomías, prótesis…

Kim Kardashian también apuesta por los cuerpos reales

Da igual lo que sea que Kim Kardashian publicite. Puede ser una sombra de ojos, un pintalabios, una base de maquillaje o incluso un perfume que el reclamo siempre será el mismo: su cuerpo. De hecho estoy convencida de que sería capaz de vender hasta una escobilla para limpiar el váter con una sesión de fotos decente.

INSTAGRAM KKWFRAGRANCE

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Ha convertido la desnudez en una herramienta de ventas que solo necesita Instagram como escaparate para llegar a todo el mundo, un poder que no todos los influencers tienen. Sin embargo es un poder con doble filo ya que cabe preguntarse, ¿qué tipo de imagen estamos recibiendo?

Estamos en un momento de la historia en el que el desnudo, más que escandalizar, se ha convertido en algo tan habitual que no nos impacta tanto. Es más, lo asumimos como algo «normal».

Las facciones de estatua egipcia de la más famosa de las hermanas Kardashian así como su cuerpo voluptuoso están tan integradas dentro de la cultura popular actual como los emoticonos de Whatsapp.

Es por eso que resulta tan llamativo que, para anunciar su último perfume, la empresaria haya tirado por otra dirección. La nueva colonia de quien ha sacado con anterioridad un frasco con forma de cereza o corazón ha apostado por la fórmula de Jean Paul Gaultier creando un frasco con sus curvas.

Podría parecer lógico que, para publicitarlo, se escogiera de modelo, como en otras ocasiones, pero ha preferido cederle el espacio a mujeres con diferentes cuerpos.

Aprovechando el movimiento que lucha por la aceptación, el body positive, ha recurrido a formas más delgadas o más anchas que la suya mostrando diferentes tonos de piel así como estrías en lo que podría definirse como una oda a la diversidad física.

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11.02.18 #KKWBODY

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¿Mi única pega? El pelo. Kim Kardashian ha querido crear una campaña en la que todas las mujeres podamos sentirnos identificadas, se ha marcado un Dove en toda regla promoviendo los cuerpos reales. Pero lo ha hecho a su manera, como siempre.

Y si antes os hablaba de las facciones egipcias es como si se hubiera inspirado en la misma civilización milenaria que consideraba el pelo algo vergonzoso e impuro. Y eso, solo eso, es lo único que me rechina.

Porque Kim, querida, por mucho que me sienta identificada con las estrías o los pliegues que pueda hacer mi piel al igual que las de tus modelos, a las mujeres nos sale pelo y muchas nos lo dejamos.

¿Por qué criticamos a las mujeres que se someten a operaciones de cirugía estética?

Hay un tipo de body shaming que últimamente está en pleno apogeo. No hablo del acoso a las modelos XL como Tess Holliday o de aquel que se le hace a muchas madres con el tema de los kilos ganados durante el embarazo.

Ni siquiera hablo del bodyshaming que se le hace a Gigi Hadid por el peso que ha perdido por su enfermedad del tiroides o del que señala la celulitis o los pelos en cuanto a una mujer le da por enseñarlos (en redes sociales, claro).

FACEBOOK KYLIE COSMETICS

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Hablo del acoso que realizamos (me incluyo) cuando sabemos que alguien se ha operado. Quien esté libre de pensar “Sí, está muy guapa pero se ha puesto labios/tetas/culo/introducir implantes aquí” que tire la primera piedra.

Aquí hay dos cosas sobre las que me gustaría reflexionar. Para empezar, todos somos libres de hacer lo que queramos con nuestro cuerpo y por tanto de someterlo a las intervenciones que nos dé la gana (si nos da). Es una cuestión personal que no nos atañe ya que no es sobre nosotros mismos.

Quizás me dé un poco de miedo el hecho de que desde el florecimiento de las redes sociales, y en concreto de la comunicación a través de la imagen, ha aumentado el número de operaciones estéticas hasta llegar al punto de que pacientes jóvenes han pedido a cirujanos que emulen con el bisturí su imagen tras un filtro de Instagram, lo que significa que es probable que una relación negativa con la tecnología conduzca a las agujas.

Y puede que no lo comparta, que me dé miedo o que me preocupe el hecho de que las próximas generaciones se agranden cada vez más y más los labios o los ojos para parecerse a una imagen que no es real, pero ¿quién soy yo para decir nada?

Y cuando digo yo, digo tú o digo Antonia Dell’Atte, que es otra que debería tener un título profesional en hacer body shaming, ya que desde que empezó el programa de MasterChef Celebrity no ha parado de hacer comentarios peyorativos sobre las operaciones estéticas a las que podría haberse sometido Carmen Lomana.

Antes de abrir la boca o de pulsar una tecla debemos pensar en que las personas tienen sensibilidad. Lo que estamos haciendo es promover que los cuerpos sigan sujetos al escrutinio, que fue quizás una inseguridad el mismo motivo que llevó a la persona a retocarse en primer lugar, como el caso de los labios de Kylie Jenner.

Por supuesto que tenemos la libertad de escoger qué hacemos, pero, ¿no sería mejor empezar desde pequeños con la (alocada) idea de que todas las formas son maravillosas? ¿De que un labio fino es bonito? ¿De que el tabique es atractivo? ¿De que todos valemos la pena?

Quizás es el momento de cambiar el paradigma y empezar a valorar a una persona por lo que suelta por la boca en vez de la forma de esta, independientemente de cómo la haya conseguido.

Las venas del pecho de Candice Swanepoel y su lección de belleza

De un tiempo a esta parte, la moda está intentando ser muy revolucionaria, o al menos de puertas para fuera.

Que si modelos embarazadas, un desfile con maniquís que tienen tres tetas, Winnie Harlow y su cruzada para hacer visible el vitíligo en la pasarela… Y aunque todas las propuestas me parecen fantásticas, ya que por supuesto, estoy a favor de todo, me pasa lo mismo que cuando mi madre hace lasaña, que quiero más. Mucho más.

YOUTUBE VOGUE

Una de las últimas modelos que ha conseguido sorprenderme en ese aspecto ha sido Candice Swanepoel.

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Ángel de Victoria’s Secret, varias veces elegida portada de algunas de las revistas más reconocidas y durante años, una de las profesionales mejor pagadas del sector son algunos logros que le convierten en uno de los rostros de la industria de esta década.

La modelo, que por lo que os he contado podéis imaginaros que sale hasta en la sopa, hizo un vídeo para Vogue mostrando su rutina rápida para maquillarse (si no habéis visto ninguno, os los recomiendo, sobre todo de Victoria Beckham).

En uno de los momentos de la grabación, Candice se señala el pecho mostrando las venas que se le marcan en el escote.

Eso de tener al otro lado de la pantalla a un ángel de la firma lencera más famosa del mundo, enseñando unos capilares que, más que venas se asemejaban a las vistas de Doñana desde el cielo, me pareció una maravilla.

«Las tengo así desde la lactancia» dice la supermodelo con toda la tranquilidad del mundo mientras se sigue maquillando sin retocar su escote.

Que una revista como Vogue saque el vídeo tal cual, sin editar las líneas azuladas, sin cortar ese trozo del vídeo, sin hacer otra cosa más que darle voz al asunto, es un mensaje con mucha fuerza.

Porque aunque no sabía que se te podía poner así el escote (la maternidad y yo no nos hemos encontrado en el camino todavía), el mensaje de la sudafricana es claro: puedes tener el busto lleno de líneas moradas y no pasa nada, sigues siendo estupenda.

Y no solo en el escote queda la cosa: «Tengo manchas de sol de mi embarazo» dice mientras se aplica el corrector para matizar las ojeras. «Es una cosa normal que sucede» afirma.

Normalizar algunas de las circunstancias que le suceden a nuestro cuerpo en diferentes momentos de nuestra vida y, sobre todo, seguir celebrándonos por encima de todo, es otro mensaje corporal positivo que necesitamos integrar en nuestra mente para escapar de la idea de perfección que se nos impone y disfrutar de todos nuestros estados, como hace la supermodelo.

La gordofobia de Netflix

Por lo general suelo ser bastante fan de las producciones de Netflix, tanto de series como de películas, sin embargo, en el caso de la ficción que van a estrenar el 10 de agosto siento que quiero opinar al respecto.

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Insaciable es la típica serie adolescente que trata sobre el bullying así como lo trató en su día Por Trece Razones. La diferencia es que, por lo que se puede apreciar en el tráiler, esta va sobre el bullying relacionado con el cuerpo, lo que conocemos gracias a internet como bodyshaming.

La protagonista Fatty Patty, que vendría a ser Patty la Gordita, recibe insultos y humillaciones por parte de sus compañeros. Tras todo un verano «con la mandíbula cerrada» (se la rompen en una pelea) vuelve al instituto delgada (y también maquillada y con el pelo de peluquería) lista para vengarse de todas las personas que le hicieron daño.

Es la historia de Betty la Fea con la diferencia de que esta Betty no tiene que quitarse unas gafas, sino unos cuantos kilos, el cuento del patito feo que nos contaban de pequeños.

Cuando Patty adelgaza se convierte en una de las alumnas populares que triunfa entre sus compañeros (especialmente los de género masculino), por lo que el mensaje que lanza la serie es un poco conflictivo.

En primer lugar «no seas gorda», ser gorda es malo ya que las cosas malas le pasaban cuando era gorda. Solo siendo delgada recibe la aceptación de sus compañeros.

La aceptación de los demás no es importante. Vamos a ver, estamos hablando de gente que puede que tome la pizza con piña, ¿en serio nos importa su criterio? La aceptación que importa, y la que deberían tratar en la serie es la de una consigo misma, el trabajo que conlleva la autoestima es un trabajo mucho más exigente que con cualquier otra persona.

De hecho, si eres gorda, solo puedes ser eso, gorda. Ya que, como dice en una de las frases del tráiler: «Siendo la ex gorda puedo ser lo que quiera». Porque claro, por todos es sabido que cuando eres gordo no tienes tiempo para más cosas en la vida. Te pasas las 24 horas haciendo cosas de gordo. En cambio si adelgazas puedes ser lo que quieras. Según Netflix, para conseguir algo en la vida tienes que estar delgado.

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La serie juega con el mensaje de «si no comes, adelgazarás» ya que la protagonista solo adelgaza cuando tiene la mandíbula rota. Sin embargo hay muchas más cosas detrás de un sobrepeso. Pueden ser problemas de autoestima, de metabolismo… No solo que esa persona no pueda mantener la mano lejos de las patatas fritas de bolsa.

Cuando Patty está gorda la visten como el culo, y me vais a permitir la expresión pero es que la visten fatal. Es algo que me parece muy injusto porque no es otra cosa que fomentar el mensaje de «estás gorda, tápate que me asustas».

En cambio, en cuanto adelgaza, puede llevar escotes, prendas ceñidas, aberturas… Pues no, no estoy de acuerdo. Hay un montón de youtubers XL que se dejan la piel en romper con estos prejuicios, y si no creéis que con ciertos kilos se pueda vestir bien echadle un ojo a Dianina XL, Mimi XXL o Jennifer Usandizaga.

Y además, ¿es que una persona gorda no puede maquillarse u ondularse el pelo? ¿Por qué son cosas que solo hacen cuando la protagonista está delgada?

Cuando Patty solo tiene una cosa en mente: vengarse. Ninguna afición saludable (mentalmente hablando). Ni hacer escalada, ni apuntarse a piano o, ahora que está delgada, entrar por la puertecita del Imaginarium, solo quiere vengarse de la gente que le hizo sentir mal.

O sea, quiere hacer daño a la gente que un año antes le hizo daño. Qué sano todo, ¿verdad?

En definitiva, la serie promueve una serie de ideas que solo continúan estereotipos que se asocian al sobrepeso en vez de en tratar de abordar el tema con la profundidad y el tacto que realmente necesita. Así que Netflix, como la serie realmente se asemeje al tráiler, tenemos un problema.

El vello empieza a existir en publicidad (y hay que celebrarlo)

«PELO. Todo el mundo tiene. Incluso las mujeres. El mundo finge que no existe, pero existe. Lo hemos comprobado«.

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Así empieza el anuncio de una marca de maquinillas de afeitar con la que he conseguido sentirme identificada por primera vez en mi vida.

Ni escenas de piernas suaves como el mármol italiano ni tomas de bandas de cera pegadas a zonas de piel totalmente imberbes, sino pelo, pelo y más pelo.

La campaña no se queda en el vello de las axilas o de las piernas, sino que saca el del ombligo, de las ingles o el de los dedos de los pies (gracias, alguien tenía que hablar del tema algún día).

«Entonces, como quieras, cuando quieras o incluso si alguna vez quieres afeitarte, estaremos ahí» dicen los rótulos del anuncio. Y francamente, es imposible no verse reflejada, porque que levante la mano a la que le ha dado pereza depilarse y ha pasado de hacerlo.

Es un alivio ver que tratan la depilación como algo que puedes elegir, no como en la campaña publicitaria en la que una chica le decía a sus amigas que no podía acompañarles a la piscina por no estar depilada.

Como si por tener pelos tuviéramos que encerrarnos en una mazmorra alejadas de la luz del sol, no vaya a ser que la existencia de nuestros pelos corte la mayonesa o agrie la leche fresca.

La empresa promete vender productos de depilación y cuidado para el cuerpo libres del impuesto rosa (que si no sabes qué es, puedes enterarte aquí), lo que también se agradece, ya que no tenemos por qué gastar más por ser mujeres.

¿Lo mejor? Uno de sus lemas: «No te llamaremos ‘diosa’ por afeitarte las piernas. Lo prometemos».

Gracias por remarcar lo ridículos que son los anuncios de Venus Gillete. Ya era hora de que se mencionara. Ir con las piernas depiladas no nos convierte en deidades. Terminar a tiempo el TFG o montarte sola tus muebles del Ikea, sí.

De las ‘youtubers’ que maquillan a sus hijas

Al poco de llegar a casa nuestro perro, mi hermano me comentó que había quienes ponían cartones dentro de las orejas de los cachorros para que crecieran rectas, pero que él no tenía pensado hacerlo.

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«Quiero que sea él mismo», me dijo. Pensaba exactamente igual sobre enseñarle órdenes como si fuera un animal de circo.

Su intención es (y sigue siendo) que el animal sea feliz, sin presiones por su parte ni por aquellos que nos repiten una y otra vez lo inteligente que es el border collie y que cuántos trucos sabe hacer el nuestro.

Me gustaría que no solo todos los padres perrunos, sino los humanos, pensaran de esa manera y dejaran ser a sus retoños lo que los infantes que quieran y no los que ellos decidan.

Con Instagram, Youtube y el fenómeno influencer, los niños no se escapan. Chiara Ferragni publicita a Gucci o Fendi con su primogénito de apenas tres meses, pequeñas youtubers firman en la Feria del Libro y, las que más me aterrorizan, niñas cuya edad no llega a los dos dígitos maquillándose para la red.

Todas hemos cogido el pintalabios de mamá y nos hemos emborronado los labios para jugar (con su respectiva regañina más o menos intensa en función del precio de la barra), pero convertir a tu hija en un cuadro en el que aplicar cosméticos químicos (y sus correspondientes desmaquillantes), que su piel no necesita para nada, me asusta.

Es una niña: déjale hacer puzzles, jugar con coches, muñecas, leer libros, cómics o bailar con Beyoncé. Déjale disfrutar de una infancia ajena a lo que le espera. Déjale porque ya se encargará la sociedad en unos años, desgraciadamente, de hacerle sentir mal, de decirle que no es lo bastante alta, delgada, tetona o que su boca no es lo bastante voluptuosa.

Déjale que decida ella, más adelante, si quiere o no maquillarse, si pasa de esas cosas o si el pintalabios es más imprescindible en su bolso que el abono transporte. Pero dale tiempo, y sobre todo, no seas tú quien empiece exponiéndole de esa manera tan innecesaria solo para hacer visitas o monetizar tus vídeos.

Enséñale, en todo caso, que dentro de las millones de cosas de la vida, la belleza solo es una y que no es tan importante.

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Los perfectos cuerpos imperfectos

Nunca es oro todo lo que reluce, y menos si ya hablamos de Instagram.

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De hecho, si analizo la red social, mi timeline se compone en un 30% de recetas deliciosas que nunca cocinaré, un 10% de tostadas de aguacates, 40% de fotos de los hijos de amigas/tías/primas y un 20% de cuerpos perfectos.

No me malinterpretéis, no tengo nada en contra de los cuerpos perfectos. Simplemente que veo que la gente se esmera tanto en lograr la perfección en una foto para sus seguidores que parece que, los que la vemos, terminamos olvidando que la perfección no existe.

La perfección no existe cuando ves ese maravilloso disparo del Coliseo de Roma y una pareja besándose, ya que seguramente hayan eliminado a un grupo de turistas chinas con Photoshop.

La perfección no existe cuando ves una cara perfectamente tersa y lo que tiene es un maquillaje que cubre todos los relieves a modo de cemento armado, filtros y edición.

Y la perfección tampoco existe con los cuerpos esculturales. Existen ángulos buenos, luces bien puestas y posturas estratégicamente pensadas, todo lo demás que ves, es lo mismo que tienes tú: piernas, brazos…

La perfección es un ideal, algo irreal y no debería importarnos, porque detrás de esas imágenes hay una serie de cosas que no vemos que pueden haberla alterado.

Que no exista no quiere decir que tenga nada de malo buscarla (no he conocido a nadie a quien le guste salir con los ojos medio abiertos porque le han pillado parpadeando en una foto) pero sí recordar que la verdadera aspiración sería aceptarnos cómo somos en conjunto.

Así que cada vez que veas una imagen aparentemente perfecta, recuerda que, como muchas instagrammers han hecho, existe la otra cara de la luna que es la verdadera, la casual.

Igualmente fantástica, igualmente aceptable y de hecho, aún más auténtica, ya que muestra quiénes somos al natural.

Nobody looks like the left picture 24/7. ⠀ Not here. Not on Instagram. Not in modeling shoots. Not anywhere.⠀ But you know what we ALL look like 24/7??? BEAUTIFUL 💕💕💫⠀ .⠀ When you start your fitness journey you will always have a "why", a why you're changing your habits and health for the better.⠀ >>You're setting a good example for your kids to live a healthy life (they're always watching… 👀)⠀ >>You want to get ahead of family health issues ❤️⠀ >>You are on a self love journey, and are loving yourself whatever stage you're at! 🙌🏼⠀ >>You want to be around as long as you can for the people you love 👨‍👩‍👧⠀ Whatever it is it keeps you going! You can and will do anything for this why!⠀ .⠀ Don't go out and compare yourself to others and make your why "I want to look like her" ⠀ because 1: that why is not gonna last hon. ⠀ And 2: that person probably doesn't look that way ALL the time. ⠀ .⠀ You are beautiful just the way you are 🙏🏻 Not when you're trying to be someone else. But when you're being the beautiful person you are. Let's practice some self love this Wednesday! ✨💫💕🌈⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ #fitnessgirl #transformations #selflove #mealsome #selfconfidence #selflovefirst #womensupportingwomen #girltribe #WednesdayWisdom #selfempowermentinnerstrength #selflovesunday #personaldevelopment #instagramvsreality #strongnotskinny #fitnessinspo #workoutinspiration #weightlossjourney #highvibrations #holistichealth #loveyourself #loveyourskin #natural #naturalbeauty #womeninbiz #youarebeautiful #strength #selfloveclub #mywhy #womenentrepreneurs #youaremagic

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« You cannot understand, you have a perfect body ». ⠀ ⠀ Yes, I workout. Yes, I eat healthy. No, I do not have a perfect body. And you know why ? Because I stopped looking for it. ⠀ ⠀ When I started working out, I had these crazy expectations on the body I hoped / wanted to get. Finally, I will get a thigh gap, a flat stomach, and no more cellulite !! Because that’s how a healthy body is perceived. Because people make you think is it not normal to have it. But you know what ? It is. Yes, I still store fat on my stomach. Yes, I still have cellulite. And yes, I am still « healthy ». Remember one thing : your body is NOT the enemy 💫 _______________________________________ « Toi, tu ne peux pas comprendre, tu as un corps parfait ». ⠀ ⠀ Oui, je fais du sport. Oui, je mange sain. Non, je n’ai pas un corps parfait. Et vous savez pourquoi ? Parce que j’ai arrêté de le rechercher. ⠀ ⠀ Quand j’ai commencé le sport, j’avais ces attentes incroyables sur le corps que je voulais / espérais avoir. A moi le thigh gap, le ventre plat, plus de cellulite !! Pourquoi ? Parce qu’on vous fait croire que c’est ça, un corps sain. Parce qu’on nous fait croire que ces choses là ne sont pas normales. Et vous savez quoi ? Elles le sont. Oui, je stocke toujours la graisse dans le ventre. Oui, j’ai toujours de la cellulite. Et oui, je suis quand même quelqu’un de « sain ». Rappelez-vous d’une chose : votre corps n’est PAS votre ennemi 💫 . . . #youareenough #selfacceptance #bodypositive #realitycheck #bbg #tbc #gfg #girlgains

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El HIIT o cómo ponerte en forma entrenando 20 minutos

Déjame adivinar: quieres ponerte en forma este verano. Pero entre las ocho horas que pasas sentada en la oficina delante del ordenador, la cena, las lavadoras o el ir a hacer la compra porque te has quedado sin desodorante, y aquello huele a gato encerrado, no sacas ni un rato para salir a correr por el parque (con el buen tiempo que hace) y unirte a los que disfrutan del ejercicio al aire libre.

REEBOK

Si te sientes identificada con esta descripción, has vivido lo mismo que vivo yo. Cada día. Sin excepción. En el momento en el que empezaba a cansarme solo con subir los dos pisos de escaleras, me di cuenta de que tenía que ponerme en marcha y literalmente.

Pero claro, mi dilema existencial, y el de tantos, es que NO TENGO TIEMPO. Sin embargo, no desesperemos porque las cosas están cambiando en el fitness y el tiempo ya no es un impedimento, o al menos, eso me confirma Ángel Carmona, entrenador personal en el gimnasio Altafit de Cuatro Caminos y creador de Muscle Winner.

Y es que numerosos estudios han demostrado que lo de hacer una hora de ejercicio equivale en gasto calórico a hacer menos tiempo con intervalos de intensidad, pero ¿cómo ha cambiado esto a la hora de planificar los entrenamientos?

«Gracias a los entrenamientos HIIT (High Intensity Interval Training) hemos conseguido darle más importancia a la variable de la intensidad respecto al volumen y tiempo total de cada entrenamiento, ya que se ha probado que entrenamientos intensivos de corta duración traen consigo muchos más resultados que largas y tendidas horas de trabajo a media intensidad».

¿Es el fin entonces al sufrimiento de ocupar la cinta durante horas? «Se podría decir que sí, pero depende un poco de cada persona y el objetivo. En el gimnasio se ha notado mucho la inclusión de los HIIT» me dice él, que mejor que nadie sabe si los clientes se pelean o no por ocupar una máquina libre.

De manera sencilla, que podamos entender todos, los beneficios que aporta entrenar de esta manera al organismo según Carmona incluyen mayor oxidación de grasa (adiós celulitis, adiós) en el entrenamiento gracias al EPOC (exceso de consumo de oxígeno post ejercicio), mejora significativa en la capacidad cardio respiratoria (hola, resistencia) y mejoras en todos nuestros sistemas, como el hormonal, ya que el entrenamiento en HIIT estimula considerablemente la hormona de crecimiento.

Dicho así te suena tan bien, que lo quieres probar, ¿verdad? Pero ¿cómo podemos realizarlo si estamos fuera del mundo fitness y no sabemos ni por dónde abrocharnos la zapatilla?

«Hay tres puntos importantes a la hora de planificar HIITS: el tiempo de duración total, que no debe de sobrepasar los 20 minutos de duración, saber jugar con el número de repeticiones y tiempo de trabajo (a más repeticiones el tiempo de esfuerzo activo deberá de ser menor) y no olvidar el principio de la individualidad (si trabajamos a intensidades muy altas hay que saber medir bien los esfuerzos que podemos hacer).

Entonces, para que nos entendamos, ¿qué va mejor para la operación bikini? «¡HIIT sin duda! Sin olvidar combinarlo con sesiones de fuerza. Además podemos hacer HIITS en todos los ámbitos y de todas las maneras posibles».

Pero ojo, «no todos podemos entrenar de esta manera ya que existen contraindicaciones: personas con dietas muy hipocalóricas, con problemas en alguna articulación o personas con algún tipo de enfermedad cardíaca» deberían abstenerse.

¿Carmona cumple el «en casa del herrero cuchillo de palo»? Para nada. «Mis clientes entrenan de esta manera porque ganamos en tiempo y en resultados. Los entrenamientos más cortos y más eficientes siempre son la mejor opción» afirma.

Pero, ¿es algo con lo que tengamos «futuro»? ¿Podemos mejorar haciendo solo HIIT? «Sí, a medida que pase el tiempo tenemos que buscar entrenamientos en los que podamos seguir progresando y no estancarnos. Por ejemplo en una sesión HIIT con pesas, una buena variable para seguir mejorando es la sobrecarga progresiva o intentar subir el peso en los ejercicios a cada cierto tiempo».

«En una sesión de cardiovascular podríamos trabajar con la velocidad de carrera o el tiempo total de trabajo. Por ejemplo, si estoy corriendo a una velocidad durante intervalos de 20 segundos, dentro de una o dos semanas voy a intentar programar sesiones a la misma velocidad durante 30 segundos».

Ahora solo nos queda atrevernos a probarlo (¡o buscarnos otra excusa que no sea la del tiempo!)