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Pequeños episodios de un gran relato: Mayo del cuarenta y cinco

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

Se puede tener recuerdos de las cosas no vividas,

incluso a veces he tenido la sensación de haber vivido lo no vivido.

Boti García, p.17-2021

 

En esta ocasión y para este mes de julio, finalizando El Orgullo e iniciando el periodo estival, tenemos la satisfacción de recomendar un libro esencial para nuestra estantería de diversidad.

El pasado 29 de junio asistimos a la presentación en pleno corazón del madrileño barrio de Lavapiés, en el Teatro del Barrio, de Mayo del cuarenta y cinco, de la activista LGTBI, Directora General de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI del Ministerio de Igualdad, y sobre todo escritora, Boti García Rodrigo, publicación reciente de la Editorial Dos Bigotes.

Acompañada de compañeras y compañeros, amistades y familiares, Boti nos habló de los episodios que a su vez integra esta publicación, bibliografía novelada, que ella inicialmente no considera un libro, ya que lo describe como un recopilatorio de anécdotas, reflexiones, emociones y recuerdos de su infancia, hasta los doce años de edad. Cuarenta y cinco capítulos dividen este libro, estructurando en estas pequeñas partes una historia completa y relatada desde la perspectiva de una niña, y desde el recuerdo de una mujer adulta de las inolvidables vivencias infantiles.

El encuentro comenzó con una primera parte y presentación realizada desde el cariño y la admiración de sus editores, Alberto Rodríguez y Gonzalo Izquierdo. En una segunda parte la periodista Olga Rodríguez entrevistó a Boti García sentadas frente a una mesa, como si se tratara de un salón o sala de estar, con la gran imagen de portada del libro al fondo y la foto en sepia de la pequeña Boti. Nos trasladaron con su conversación a un viaje en el tiempo, a través de una entrañable historia infantil que comienza incluso antes de Mayo de 1945, con la descripción de la vida y encuentro de su padre, funcionario de correos, y su madre, de familia acomodada, desarrollándose la trama hasta finales de la década de los años cincuenta, momento previo a la adolescencia de la autora y en el contexto de una etapa reciente y e incluso aún no zanjada, por las injustas consecuencias y discursos de odio cuya influencia llegan hasta nuestros días.

Boti comentó que este proyecto lo inició en Barcelona y en una etapa de su vida que echaba de menos al Madrid de su infancia, ciudad de tranvías, de Casa de Fieras, de serenos, de los comentarios de sus tías, las meriendas de pan con chocolate, el chicle americano, las tardes en el Retiro con su madre, tía y primos en secreto y juegos compartidos, lecturas de TBOs, de novelas de Julio Verne y Emilio Salgari, entre otras, de cambio de colegio de monjas a otro, igualmente de monjas, de ejercicios espirituales, rezos incomprensibles y tradicionales roles de género condicionados por la moral dominante y propia de la sociedad de pensamiento único del Franquismo.

Boti relata en primera persona, y se describe pequeña, fuerte e inmersa en una educación nacional catolicista influenciada por la vidas y martirios de santos y santas, de miedo al pecado y a los tocamientos, a Satanás y la amenaza del Infierno donde iban a parar intelectuales y jóvenes equivocadas. Un estilo educativo que premiaba el sacrificado y esfuerzo cotidiano de sus compañeras reconocidas y premiadas por las monjas con lazos azules, y probablemente por la reproducción de estrictos de comportamientos propios y hasta sus últimas consecuencias, de la moral católica dominante y recalcitrante de entonces. Boti no se destacó en el colegio, pero fue bendecida con la inquietud, creatividad, la inteligencia y el sentido del humor, e incluso con la valentía de montar, a toda velocidad, en patín de tres ruedas y quemar soldados de papel. Contó con el amor, protección y alguna que otra incomprensión de un padre y una madre que la criaron como hija única, colmada de cuidados y juegos de infancia. Superó las fiebres tifoideas y aunque su madre no aprobara del todo que estudiara y leyera tanto en los rincones de la casa y con poca luz, fue lectora desde muy pequeña, anhelaba tener un perro, pero tuvo un grillo, y disfrutaba del juego simbólico, llegando a imaginar y desear ser un cura casado cuando jugaba con un altar que le regalaron, peculiar obsequio que para estos tiempos cuesta entender que sea para el disfrute infantil.

A través de la historia e infancia de Boti no puedo evitar reflexionar sobre cómo hemos cambiado y qué importante es apreciarlo, aunque aún en nuestros días niñas, niños y niñes siguen leyendo y disfrutando de novelas de aventuras, cómics, igualmente quieren tener perro y disfrutan del juego simbólico, según especialistas, esencial para su crecimiento personal.

También asistimos a través de la mirada infantil de Boti a lo ridículo que resultaba la organización por parte de las escuelas, de grupos de niñas para participar en actos públicos y que sin entender el sentido de todo aquello, aprendían a aclamar al Generalísimo, portando banderitas estadounidenses que agitaban con sus pequeñas manos durante el desfile y la famosa visita del presidente Eisenhower a Madrid en 1959, de la que participó y narra nuestra protagonista.

Con sentido del humor y la inocencia de quien explora y va conociendo el mundo que le rodea, el relato y sus cuarenta y cinco episodios nos trasladan a una época oscura de nuestra historia reciente, en blanco y negro, que aporta y suma a la reconstrucción de nuestra frágil memoria histórica y describe las vivencias de una niña inquieta y feliz.

Agradecemos a Boti García esta visión personal y necesaria para que esa época no quede en el olvido, y menos para quienes protagonizaron en ese contexto violaciones de derechos humanos, para entender y acercarnos a quienes siguen siendo víctimas de agresiones por la influencia de los discursos de odio del fascismo que heredamos. Recordar cómo éramos nos ayuda a conocer más y mejor quienes somos, e identificar la amenaza que supone no cerrar etapas a través del conocimiento de la verdad, el reconocimiento de la justicia y la reparación del daño sufrido por las víctimas.

Al final del encuentro el público asistente participamos preguntando a Boti un montón de cuestiones y contestó animada a todas las propuestas. De nuestra parte le pedimos un mensaje para niñas, niños y niñes y sus familias, y contestó haciendo una metáfora describiendo la transformación de las mariposas, sobre el paso de la infancia a la edad adulta. También nos trasmitió la importancia del cuidado y el cariño a nuestros peques, especialmente a quienes se sienten diferentes y por este motivo tienen que contar con todo nuestro cariño y la oportunidad de crecer en un ambiente de apoyo que les permita convertirse en mariposas y volar libres en nuestra sociedad diversa.

Fue un encuentro cálido, lleno de humor y cercano, como es Boti García, a pesar de la relevancia de su trayectoria y de su papel de liderazgo como activista LGBTI y ahora con su responsabilidad como representante de nuestros derechos en el actual gobierno.

Y una vez más esperamos que lean, compartan y disfruten durante este periodo estival de descanso, viajes, playa y lecturas, una combinación perfecta en soledad deseada o en gustosa compañía, no podría ser de otra manera.

¡Hasta pronto!

 

 

NADA DE BESAR, PERO SÍ JUGAR CON DISTANCIA

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

Hablemos en esta ocasión de dos cosas que gusta a casi todas las niñas, niños y niñes: besar y jugar. Ya se que hay algunas personas que excepcionalmente no les gusta ni una cosa ni la otra, o alguna de ambas. Por el contrario, resulta odioso que un peque tenga que besar a alguien que no conoce o que no le apetece en el momento menos adecuado, cuando juega o está en plena concentración con sus cosas. Entonces, si me das a elegir, como cantaba Rosalía en la gala de los Goya 2019, me quedo con los besos libres que son los mejores. Ahora en pandemia aún, no es tiempo para besos y sí para distancia social preventiva de riesgo de contagio. Me pregunto si continuaremos en algún momento, con esta entendida ahora como “insana” costumbre de los dos besos que nos dábamos para saludar, o sí por el contrario, desaparecerá para siempre. En alguna ocasión en la que me entran ganas de besar a alguna persona y siento hasta un pellizco en el estómago porque no hay que traspasar la barrera preventiva. Sin embargo, también se agradece no tener que ir sistemáticamente besuqueando a todo el mundo. En Francia y Marruecos creo que son tres besos ¡Imagínense! Nos superan en efusividad.

Y sobre este enorme tema de los besos, que por cierto los hay variados, besos de madre, de abuela, de Judas, de tornillo, de falsete o de pega, sonoros, silenciosos, de pedorretas etc., recomendamos un álbum ilustrado para peques de a partir de tres años en adelante: Te como a besos, de Laure du Fäy y Carmen Gil, Colección Somos8, editado por NubeOcho en 2019. Esta publicación tiene un trabajo de edición estupendo en gran tamaño, tapas duras, colores vivos y personajes llenos de expresividad y dinamismo. Las ilustraciones son igualmente grandes y coloridas, con un trabajo de ilustración tan logrado que transmite no sólo el aspecto emocional del relato, sino hasta la suave textura de sus personajes peludos y entrañables. Se trata de un libro necesario para la convivencia que ,de forma indirecta y divertida, habla de las habilidades relacionales. Esta historia es esencia para trabajar desde la infancia las relaciones positivas, el miedo a las personas diferentes o desconocidas, invita a la convivencia y el aprendizaje de que a una buena actitud se corresponde una buena relación con nuestro entorno. Este aprendizaje debiera ser contenido obligatorio para la prevención de la LGTBfobia y para la lucha contra los prejuicios que invaden nuestros cerebros de problemas irreales y que son causa inicial de rechazo y violencia. Leamos para disfrutar de relaciones positivas y hasta disfrutemos conociendo más y mejor a las, los y les demás.

Y ahora pensemos en jugar, como una acción necesaria, completa, perfecta, que debe constituir un derecho para la infancia. El juego es una actividad esencial de disfrute y aprendizaje. Los juegos pueden estar sometidos a reglas, o no, pueden ser libres y potencian la creatividad infantil. Hay muchas formas de jugar y se puede hacer hasta con una caja de cartón. Me encantan los juguetes, pero por favor que se adapten a cada edad y necesidad evolutiva de niñas, niños y niñes. Hay personas adultas que regalan los juguetes que no tuvieron, lo entiendo y les animo a que jueguen. Tenemos que liberarnos de corsés innecesarios y disfrutar todo lo que podamos. No hay nada más divertido que jugar con peques y dejarse llevar por la dinámica del entretenimiento. Ahora en los colegios también se llenan los patios de juegos grupales tradicionales y recuperamos una tradición estupenda, aunque con cuidado. Hay algunos de estos juegos que transmiten valores un tanto dudosos, como por ejemplo, no se si recuerdan: Al jardín de la alegría, quiere mi madre que vaya. A ver si me sale un novio, el más bonito de España… Esto a estas alturas es un tanto patriarcal y trasmisor de valores heteronormativos ya desfasados.

Y en relación al juego y los juguetes, debemos recordar que estos son para todas, todos y todes. No hay juguetes para niñas y juguetes para niños, por mucho que todavía se conserve residualmente el recalcitrante mensaje patriarcal que encasilla a las niñas en el mundo rosa de las muñecas, las cocinas y la crianza, y a los niños en el de los coches, la competencia, las pistolas y balones. Mejor no juguemos con pistolas, es una sana recomendación que desde este espacio me tomo la libertad de pedirles. Las armas, aunque sean de mentira, solo sirven para agredir y matar. Jugar con pistolas normaliza la violencia. Tampoco es intrínseco a ninguna naturaleza humana el jugar al futbol y ser de un equipo concreto, siento decirles. Y descarten también los videojuegos de contenido violento y el uso de dispositivos electrónicos, incluidos teléfonos móviles, a menores de seis años, como muy pronto. Todo esto es un cúmulo de estímulos innecesarios y estresantes sobre todo en la primera infancia. Se que es complicado, pero juguemos más a otras cosas más acordes a las necesidades de las, los y les peques.

En estos últimos días me he preguntado si niños, niñas y niñes de lugares en conflicto y ataques armado, como en el reciente asedio indiscriminado de Gaza, pueden jugar y he sentido una gran tristeza porque cuando se destruyen sus casas, destruyen sus juguetes, sus juegos y sus vidas. Disculpen este triste paréntesis que irremediablemente me viene a la cabeza.

Es esencial procurar el juego y facilitarlo. En esta línea les recomiendo un álbum muy especial: La muñeca de Lucas, una historia ilustrada recientemente editada por NubeOcho , con texto de Alicia Acosta y Luis Amavisca, con ilustraciones de Amélie Graux. El argumento desarrolla la historia de Lucas y su ilusión de tener una muñeca, como la de su amiga Ana, que su padre y su madre le regalan un buen día. A partir de aquí, Lucas juega y se relaciona con sus iguales a través del  considerado muy erróneamente “juego de las muñecas para niñas”. En la historia se cruza con otros personajes y en concreto con Teo que es un niño socializado en valores de género más tradicionales y que acorde a su identidad de varón con ciertos modales toscos, “lesiona” a la muñeca de Lucas. En un intento reconciliador, Teo intenta reparar el daño, recapacita y entra en la dinámica de un juego para todas, todos y todes. No debo continuar para no desvelar un bonito desenlace, pero como conclusión la historia de Teo nos trasmite valores de diversidad de género, libertad y disfrute de algo tan esencial como el juego en la infancia. 

 

Además cabe señalar el bonito trabajo de edición, su diseño, e ilustración de Amélie Graux, con una técnica que recuerda y evoca al dibujo de trazados y coloreado con pinturas, muy básico, rico en detalles, con tonos ocres muy cuidados, aunque se trate de un trabajo digital probablemente,  y con gran expresividad de todos los personajes, complementando perfecta y dinámicamente a un precioso texto y relato de grandes valores y sin olvidad la trasmisión de una historia completa y cercana a los intereses y gustos infantiles, y a partir de la infancia para más mayores.

Un buen trabajo para conocer y disfrutar de nuevo de la lectura.  Y una vez más, les deseo que lean mucho, en compañía o en una deseada soledad, que se cuiden y preserven para los besos que llegarán con las vacunaciones e inmunidad, y que la distancia no sea un impedimento para jugar sin olvidarnos, de momento, de las mascarillas y demás medidas preventivas.

¡Hasta pronto!

El viaje a la felicidad de Trans Bird

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina)

Todas y todas tenemos un lugar en el mundo, aunque se nos pueda pasar media vida buscándolo. Esto es lo que le pasa al protagonista del relato que para esta ocasión recomendamos como título referente en nuestra estantería de género y diversidad. Trans Bird, de Rita Bailón Gijón y Nacho Donoso Bailón, Ópera Prima (2015), es un pájaro diferente, rechazado y viajero que por imposibilidad y desorientación derivada de la falta de aceptación en su entorno, inicia un viaje de tránsito y búsqueda interior. Lee el resto de la entrada »

Regalos para las dos mamás de Nicolás

Estrenamos colaboradora aunque no autora, Nieves Gascón Navarro (@nigasniluznina) viene visitando nuestro blog asiduamente proponiéndonos cuentos infantiles que hablan de (y sobre) diversidad. Nuestra cuentista particular nos hace una recomendación muy especial para celebrar el Día de la Madre.

 

Ilustración del cuento
Ilustración del cuento

En 2005 el COGAM (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid) editó el cuento ‘Nicolás tiene dos mamás’ dentro de su colección Cuentos para la Diversidad. Un relato sencillo de Juan Carlos Manteca y Natascha Rosen para neolectoras y neolectores ya afianzados (a partir de 8 años) con una letra casi cursiva que facilita su lectura.

Un mundo de color y luz en tonos pasteles dirigido de principio al fin por una narración clara y sencilla para llegar directamente a la psicología infantil y amenizar a cualquier persona adulta y receptiva.

El cuento nos presenta a Nicolás, un niño de 9 años que vive en un pueblo cerca de las montañas. Le encanta ir a la escuela, tiene un perro de su misma edad con el que juega a imaginarse que es su hermano gemelo, porque a esta edad podemos jugar a todo lo que nuestra imaginación nos permita.

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¿De dónde vengo?

Mañana 2 de abril es el día del cuento infantil, y como no podía ser de otra manera nuestra cuentista particular, Nieves Gascón (@nigasniluznina) nos recomienda un cuento infantil muy especial del que es autor alguien muy querido para nuestro blog Javier Termenón, a quien desde aquí mandamos un gran abrazo pues deja de ser colaborador habitual del blog para centrarse en eso que tan maravillosamente hace y que tanto nos gusta y nos hace soñar… ilustrar y contar las historias de las niñas y niños de colores que todos llevamos dentro. ¡¡Muchas gracias por formar parte del arranque de este proyecto, Javi!!

'Vengo' de Javier Termenón
‘Vengo’ de Javier Termenón

 

Siempre hay respuesta frente la curiosidad infantil. Mi hija Raquel, con cuatro años comenzó a preguntar de forma constante e insaciable. Le consulté a mi apreciado terapeuta Pedro Gutiérrez -psicólogo de gran experiencia- si aquello era normal. “Pues claro que si. Es una chica inquieta”. Me quedé mas tranquila. Pero lo mejor de Raquel fueron sus propias respuestas. ¿Quién dijo que las niñas y los niños no se enteran o debemos racionarles o negar la realidad? La verdad debe estar adaptada a la inmediata y probable comprensión, acorde al desarrollo psicológico de cada etapa de la infancia, unida al factor crucial de cada personalidad. En mi opinión y con cierto orgullo por el potencial de Raquel, de la comprensión, escucha y estimulación infantil además de disfrutar, podemos aprender poderosas razones. Las mejores.

De esta manera llego a nuestra elección para el mes de abril. Un álbum ilustrado y relatado por su único autor, Javier Termenón Delgado: Vengo. Editado por eraseunavez.com, Fundación Triángulo y subvencionado por la Junta de Extremadura en primera edición de 2007. Merece la pena buscarlo en estanterías de bibliotecas y librerías, para añadirlo como imprescindible en nuestro aprendizaje familiar sobre valores de diversidad y mucho más. Un relato dinámico en el que una niña explica y razona sobre el inicio de su propia vida. Va descartando posibilidades presentes en nuestro imaginario sociocultural. La cigüeña no es respuesta, porque tiene miedo a las alturas y una de sus dos mamás no le dejaría jamás que le trajera un pájaro por los aires. De pájaros ni hablar, para alguien a quien le gustan los gatos. Brillante elección que personalmente comparto. Sobre que los bebés y las bebas vienen con un pan debajo del brazo, al abuelo de nuestra protagonista, no le parece un lugar sanitariamente adecuado para transportar este alimento. Opción descartada por lógica aplastante.

¿Y qué decir de la mítica frase “los niños (y las niñas, por supuesto) vienen de París”? Tampoco es un argumento de peso para una niña inteligente, puesto que ninguna de sus dos madres estuvo jamás en la capital francesa e indagó para concluir sobre la inexistencia de un almacén de niños y niñas en esta ciudad.

Tampoco le vale la opción del paquete postal, con embalaje incluido. Ni cree en la disparatada historia de la semilla que va creciendo como una lechuga; no es opción convincente para frioleras a la intemperie.

Una de sus mamás, le explica que los niños y las niñas crecen en las barrigas de las mujeres. Está podría ser la idea más descabellada de todas, porque nuestra protagonista es muy grande para caber en la barriga de ninguna de sus dos mamás.

De lo que está segura esta niña es que ella viene del mar y llegó de las aguas saladas, hasta Lugo, gateando. Esta es su verdad porque cuando se chupa, sabe a sal.

Terminada la historia, aún hay otra más: la referencia autobiográfica y descriptiva del autor sobre sí mismo. Original y divertida.

Disfruten de este libro, lleno de ilustraciones que con simetrías, a modo de colage y trazos en tonos ocres, nos va trasportando en el transcurso del relato, sumergiéndonos en la coherencia aplastante de la psicología infantil. Una lectura que engancha y finaliza con un guiño de su autor, recordándonos sencillamente ¡¡¡que se acabó!!!.

La Superheroína que Más Mola

Entramos en marzo, el mes que celebra el Día de la Mujer. Y lo hacemos con una entrada de nuestra colaboradora Nieves Gascón (@nigasniluznina) que nos propone un cuento maravilloso. Desde aquí agradecer a Gema Otero y Juan Antonio Muñoz su amabilidad no solo a la hora de cedernos las imágenes que acompañan la entrada. ‘Super Lola’ nació para que lo leyeran todas las niñas y niños. Aquí la tenéis.

Super Lola 0

 

En este mes de marzo tras vueltas a propuestas de literatura infantil y juvenil con explícitas referencias a estereotipos de género y poniendo el acento en materia de diversidad, finalmente escogimos un relato creado por Gema Otero Gutiérrez e ilustrado por Juan A. Muñoz: SuperLola. Editado inicialmente en 2013 por la Señora Malilla y en 2014 por la Junta de Andalucía con textos de Gema Otero Gutiérrez y Yolanda Pequero Rubio, la publicación consta de un cuento acompañado de una guía didáctica, que pone al servicio de educadores, educadoras y familias, una práctica herramienta coeducativa. Esta propuesta consta de una primera parte teórica y una segunda con actividades pensadas para realizar con niños y niñas de 3 hasta más de 8 años.

El relato presta una divertida e inteligente manera de aprender que el sexo, cuestión biológica, determina al género, cuestión sociocultural, que a su vez corresponde a las creencias y expectativas que sobre el mismo tiene cada sociedad en cada momento histórico.

Su creadora Gema Otero, se ha inspirado y dedicado este cuento a su hija Lola, que como nuestra protagonista tiene 4 años, está habitada por la inmensidad marina de sus ojos azules y es especial en la diversidad de entre las niñas altas, bajitas, redondas, azules, valientes, artistas, ligeras, nobles, imaginativas, sinceras o pensadoras.

Una niña que posee un montón de valores tradicionalmente asignados al género masculino como la fortaleza o la valentía. Pero más allá de cualquier encorsetamiento sujeto a estereotipos de género, hace cosas tan divertidas como trepar o colgarse de los árboles, patinar con el superpatín supersónico o correr con su capa de superheroína, confeccionada por una madre que la educa en valores de igualdad. También sueña con un mundo en el que cada niño o niña llega a ser lo que desea ser.

Lola pasa el día saltando como loca y haciendo ejercicio para ser cada vez más fuerte. Consciente de que es duro el trabajo de superheroína, se emplea a fondo para salvar el mundo y ayudar a la gente o a los gatos que se quedan atrapados en los tejados. Por este motivo imagina que de mayor es portada de los titulares de prensa.

 

Super Lola

De esta manera no hay límites para cambiar el mundo y Lola se prepara con sus construcciones de torres de colores e historias de mujeres valientes que lo consiguieron.

Desde una larga tradición oral, y como nos recuerda la guía que acompaña a esta historia, los cuentos transmiten valores, pero nos propone que juguemos con los relatos y sus personajes, invirtamos su sexo y analicemos a qué normas pueden estar sujetos por una sencilla razón: el sexismo que contamina las expectativas sociales y hasta recorta nuestras ganas de llegar hasta la copa del árbol más alto o de ser libres en el proyecto de nuestras vidas. Indeterminadamente definidas todas y todos deconstruimos y construimos la cultura y el género o géneros, que no nos permiten dar rienda suelta a nuestras ganas de llegar a cumplir sueños como los de SuperLola. Tan pequeña y tan grande. Tan inteligente y fuerte. Espectacular. Una niña que puede más que la tradición sexista para la que no cabe la diversidad, libertad o autodeterminación. El mundo está cambiando porque en él crecen superheroínas y superhéroes. No hay nada más grato que estar en su compañía, observar y escucharles.

 

Como última recomendación, tómense poco más de tres minutos para conocer el rap de SuperLola con música de Fernando Núñez y la voz de la hija de su creadora. Baile asegurado. Disfruten.

 

 

La princesa Li y el derecho a la libertad

Una de nuestras autoras invitadas más activas, Nieves Gascón (@nigasniluznina), nos vuelve llevar a mundos que no son ni tan lejanos ni tan de fantasía como aparentemente pueda parecer. De la mano de los cuentos infantiles que habitualmente nos propone, los más pequeños y no tan pequeños volamos y también aterrizamos en la diversidad.

Princesa Li
Fotografia propia

Al estilo de los cuentos tradicionales, con un comienzo en «Érase una vez, en un lugar… muy lejano…», en esta ocasión recomendamos el álbum ilustrado La Princesa Li. Un libro de Elena Rendeiro y Luis Amavisca de la Editorial Egades, publicado en 2012.

Inicialmente ofrece unas imágenes en sencillos trazados de acuarelas de tonalidades granantes, moradas y grises combinandas con lápiz carboncillo y jugando al contraste blanco del fondo papel. Grandes ilustraciones que hacen su lectura mucho más atractiva y recomendable junto a un relato lleno de contenidos que van más allá de la igualdad y diversidad afectivo-sexual. Recomendable para neolectores y neolectoras: desde los 6 o 7 años con ayuda y de ahí en adelante con más autonomía relatando cuentos sin querer y creciendo entre historias de lejanas tierras, palacios y princesas. Con el texto bilingüe ofrece la atractiva posibilidad de leerlo en voz alta y perfeccionar nuestro conocimiento de inglés.

La historia de Li comienza en un lugar lejano con su amor a Beatriz, otra mujer de origen extranjero. ¿Se puede amar a alguien que viene de otra cultura? Por supuesto. E igualmente, se puede ser feliz en una pareja del igual sexo y construir en positivo la propia identidad sexual. Todas cuestiones importantes a trasmitir al mundo pero especialmente a los y las adolescentes, no sólo por los valores relacionados con una cordial convivencia sino con todos aquellos que inciden directamente en una sana construcción de la propia identidad. Desafortunadamente, y con más frecuencia de la que quisiéramos, chicas y chicos en todo el mundo sufren rechazo y acoso, e incluso llegan a suicidarse por no contar con apoyos adecuados para resolver un conflicto de identidad sexual alimentado por la lgbtfobia y la violencia.

La relación de pareja entre Li y Beatriz es perfecta hasta que el rey Wan Tan, padre de la princesa, decide que ésta tiene que elegir un marido y descubre el amor entre ambas. Aparece el conflicto: el rey rechaza esta relación y el odio junto a la brujería hacen que Beatriz se convierta en un pájaro de grandes alas, fiel a Li, de la que no se separa a pesar de su metamorfosis.

Ni el mal, ni el odio, ni la ignorancia, ni el patriarcado heteronormativo vencen al amor entre ambas. El brujo, hombre de confianza de Wan Tan, del que Li sospecha sus oscuras y ambiciosas intenciones, intenta envenenar al rey traicionándole para usurparle el trono. Beatriz convertida en pájaro, salva a Wan Tan y este agradecido no sólo aprueba su relación con Li sino que, desaparecido el maleficio sobre Beatriz, las nombra princesas herederas de su reino.

Una historia de amor más bien romántico pero no sujeto a estereotipos ni tradicionales roles de género. Un amor que triunfa por encima del matrimonio forzado y las convencionalidades de los lejanos reinos llenos de fábulas de magia y brujería.Un cuento con un desenlace justo y feliz que invita a llenar nuestras vidas de expectativas de libertad, igualdad y un montón de estimulante y satisfactoria diversidad.

 

Elmer y el derecho a la diferencia

Nuestra particular apasionada de la literatura, Nieves Gascón (@nigasniluznina) , vuelve al blog para recomendar un libro que nunca debería salir de la lista de ventas, un título a tener en cuenta en estas fechas porque Elmer, de David McKee, es un regalo perfecto.

 

Elmer El elefante

Esta vez hacemos una parada especial en un clásico de la literatura infantil. Elmer, un personaje de origen británico editado por primera vez en 1989, traducido a distintos idiomas (al castellano por Raquel Salagre Muñóz), de David McKee y que va perfectamente por su decimoquinta edición, fácil de encontrar en las estanterías de casi todas las librerías. Esta historia ha llegado a muchos rincones del mundo y se ha hecho adaptación teatral. Pero centrémonos en el relato. Una lectura para compartir antes de dormir y regalar en estas fechas. Aunque el mejor regalo es dedicar un tiempo especial a nuestra familia, a nuestros niños y niñas, para que con cada lectura abran sus mentes a la ficción.

Mundos de fantasía que fomentan la curiosidad, la imaginación y despiertan la afición a la lectura. Un tiempo especial, que es lo que realmente necesitan los niños y niñas en esta época de estrés y tecnología que no pueden sustituir la necesidad relacional del afecto para un crecimiento adecuado a cada edad.

Un cuento recomendable para todas las fases de la infancia. Las y los más pequeños pueden disfrutar de grandes imágenes llenas de colorido y contrastes. Y precisamente para ellos es ‘El chapuzón de Elmer’, otro título del mismo personaje y autor; una edición plástica para mojar y leer en el baño, e incluso morder bajo supervisión. Hay otra edición en tela y hasta se puede encontrar a Elmer relleno, en trapo de colores, listo para achuchar. Las y los neolectores de 6 a 8 años pueden aprender a leer con este cuento de forma divertida.

Elmer un día se plantea no ser diferente al resto de los elefantes de su manada y se pinta de color gris. Cuando vuelve al grupo, pasa desapercibido. No sucede nada hasta que la lluvia cae y le quita la pintura. Vuelve a ser un elefante de colores y sus compañeros se ríen al descubrir su camuflaje. Elmer es diferente y todos los elefantes lo saben, a la vez que disfrutan de su peculiar forma de ser. Así que deciden celebrar una vez al año una fiesta en la que todos, menos Elmer, se pintarán de vivos colores inspirándose en él. Elmer también se pintará de gris elefante para la ocasión y quizá para no sentirse tan diferente. ¿Pero realmente somos todas y todos iguales? No lo creo. Elmer ya es querido por ser un elefante especial en su grupo, no sólo por sus colores, sino porque le conocen, valoran y quieren.

Quizá esa es la clave, conocer y apreciar a cada persona por su valía y respetar el derecho a la diferencia. Una buena premisa para relacionarse y comprobar que podemos llevar un elefante de peculiares colores en nuestro interior. Por la convivencia, el respeto y la diversidad la historia de Elmer es algo más que un cuento para los y las peques que están en ese momenmto de crecer y descubrir, precisamente, que todos somos diferentes.

No a todo el mundo le gusta el cuento del pequeño Nicolás… y sus dos papás

Nieves Gascón (@nigasniluznina), apasionada de la literatura y trabajadora social, nos recomienda hoy (y nosotras con ella) la lectura del primer cuento chileno sobre diversidad sexual. Un cuento rodeado de una inaudita polémica por el fuerte rechazo que ha tenido desde sectores evangélicos. Rechazo trasladado a la vida publica y a los tribunales donde hace pocos días la Corte de Apelaciones de Temuco rechazó un recurso que pedía la prohibición de su distribución. Mientras otros recursos están pendientes de ser resueltos el cuento está siendo un éxito de descargas y abierto el debate en Chile sobre las familias homoparentales.  

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«Todas las familias merecen respeto, protección e igualdad de derechos», así comienza el cuento Nicolás tiene dos papás, presentado el pasado mes de octubre en Chile, a iniciativa del Movimiento de integración y liberación Homosexual (Movilh), apoyado por la Junta Nacional de Jardines de Infancia y realizado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile.  Su publicación ha impulsado críticas de sectores sociales más conservadores y el debate sobre la conveniencia o no de su lectura por las y los más pequeños. La discusión concluye precisamente leyéndolo y disfrutando de los matices de un cuento que esencialmente trata, desde la perspectiva infantil, sobre relaciones familiares.

Un cercano relato de Leslie Nichols y Ramón Gómez con grandes ilustraciones de Roberto Armijo, nos acerca en primera persona a Nicolás y su vivencia en su familia homoparental. Mostrando todo aquello que un niño necesita como el juego y la convivencia con adultos con los que comparte su vida cotidiana en un ambiente de cariño y respeto, muestra un modelo educativo adecuado a las necesidades y bienestar de cualquier niño y/o niña.

Nicolás de Chile, España o cualquier otro lugar del planeta, cuidado y querido, con suficiente información para dar y hacer entender sobre su entorno familiar, nos hace caer a sus pies ante tan sencillo apercibimiento de una realidad cercana y amable.

Como cualquier otro grupo familiar, quizás no exento de conflicto pero lleno de sentido para Nicolás, se establece una estilo relacional que le permite aprender de sus padres sobre fútbol y dinosaurios más que otros compañeros y compañeras del colegio o que sus amigos y amigas, a quienes a su vez, puede enseñar sobre diversidad mejor que nadie.

Nicolás sabe que todo el mundo viene de una madre biológica y que vivimos en familias muy diversas. Pero sobre todo sabe que cuenta con dos papás que cuando está enfermo o se siente mal, le cuidan y se preocupan.

Un Nicolás de ojos grandes y gran expresividad.  Un cuento con detalles visuales que no debemos perdernos. Con un mes sólo pero mucha fuerza para trasmitir algo tan sencillo como que las familias están formadas por personas que se quiere, se respetan y se preocupan de las y los más pequeños porque estos y éstas así lo requieren. No hace falta más que un poco de sentido común y abrir los ojos a la realidad: la diversidad familiar presente y visible.

Después de conocer a Nicolás sólo se me ocurre abogar por la buena crianza, el bienestar infantil, la educación en valores para la convivencia, el respeto y los derechos humanos.

 Puedes descargarte el cuento aquí