Entradas etiquetadas como ‘Transgénero’

‘La Historia de la chica danesa’ mucho más que una historia trans

Por Violeta Assiego (@vissibles)

La verdadera Lili Elbe y Eddie Redmayne caraterizado de ella

La verdadera Lili Elbe y Eddie Redmayne caraterizado de ella

Con tan solo ver el tráiler se puede captar la emoción, la ternura y lo duro de lo que viven las protagonistas de «La chica danesa» que esta semana se ha podido ver en el Festival de Venecia, y que está basada en una historia real. La de Lili Elbe, la primera transexual conocida que se sometió a una operación quirúrgica para someterse a un cambio de sexo, y su esposa Gerda.

Pocas personas pueden llegar a entender lo que es sentirse mujer habiendo nacido en un cuerpo de hombre, o viceversa. Pero no solo quienes lo experimentan logran captar la trascendencia de ese sentimiento. Cuando en tu vida encuentras a alguien que lo comprende (como tocado por una varita mágica) la sensación de liberación es muy semejante a la que se tiene cuando logras nombrarte como trans y comprender que eso era todo, que es que eres de un género disto al del sexo con el que naciste. Lee el resto de la entrada »

Querían a su hijo pero mataron a su hija

Por Violeta Assiego

Leelah-Alcorn
Autoretratos de Leelah Alcorn en su blog LAZERPRINCESS/TUMBLR

 

“Mi muerte tiene que significar algo; mi muerte tiene que servir para contar el número de personas trans que se suicidaron este año”.

Esta frase es parte de la carta de suicidio que Leelah Alcorn dejó publicada en su blog de Tumblr antes de lanzarse a las ruedas de un camión y morir arrollada por este. Era 28 de diciembre, tenía 17 años y vivía en Ohio.

Su caso ha conmocionado a Estados Unidos hasta el punto de haber recibido una cobertura mediática inaudita para ser el suicidio de una adolescente trans*. Tristemente pudiera parecer que la muerte de Leelah ha servido, precisamente, para hablar de las cifras y los datos, como por ejemplo el que un 41% de las personas trans* de EEUU hayan intentado alguna vez suicidarse a lo largo de su vida. Pero lo cierto es que ese eco mediático por si solo no es suficiente para que las personas trans* dejen de ser uno de los grupos de mayor riesgo, no solo de suicidio sino también de agresiones y violencia.

“El único modo de que yo descanse en paz será si un día las personas transgénero no son tratadas de la forma en que yo lo era, el día en que ellos sean tratados como seres humanos, con sentimientos válidos y derecho humanos. El género debe ser enseñado en las escuelas, cuanto antes mejor”.

Leelah hubiera sido una gran activista si hubiese logrado sobreponerse al sufrimiento que supone no ser aceptada ni comprendida por quienes dicen quererte más que nadie en el mundo pero que en realidad te rechazan y abandonan a tu suerte si no eres como ellos quieren. En este sentido, un estudio del Center for American Progress calcula que en Estados Unidos el 45% de los jóvenes sin hogar que viven en la calle se encuentran en esa situación al haberse fugado de sus casas o haber sido expulsados de estas por ser gays, lesbianas, bisexuales o trans.

Lo que muchos y muchas adolescentes no saben, no sienten y no logran comprender es que a medida que creces las cosas se van colocando y pueden ir a mejor; la edad y las experiencias nos ayudan a ir cogiendo las riendas de nuestras vidas; y en todo caso no hay lucha que merezca más la pena que la de enfrentarse a las dificultades para hacerse cargo de la propia vida. La inspiración y el apoyo de otros que ya han recorrido los mismos caminos nos sirven de referencia, pero con la madurez llega un momento en que ya no se necesita la aprobación de nadie para vivir ‘tu vida’:

En la defensa de los derechos LGBTI los retos se multiplican a medida que se nos van reconociendo derechos y vamos teniendo una mayor visibilidad pero en el caso concreto de los derechos de las personas trans* la sensación es más bien que está todo (o casi todo) por hacer. No solo en el reconocimiento de derechos sino sobre todo, y ante todo, en la aceptación en el ámbito familiar y en el escolar de una realidad que no se puede negar por mucha carta pastoral que saque el obispo Reig Plá (a quien por cierto invito a leer los sentimientos que la propia Leelah expresó dos meses antes de suicidarse en su blog respecto al rechazo que sentía por parte de sus padres estrictamente cristianos.)

Una de las mujeres trans que acudieron a una de las tres vigilias que se celebraron en Ohio cinco días después de morir Leelah decía:

“Ser transgénero no es algo nuevo. Es algo que siempre ha estado con nosotros. No es algo anormal”

Sin embargo, cuando las sociedades optan por definir sus leyes y sus culturas en función de las ‘aparentes’ mayorías sin contemplar la diversidad que existe, sucede que la ignorancia y la discriminación campan a sus anchas hasta provocar sufrimiento y violencia. La homosexualidad, la transexualidad,.. la diversidad sexual ha existido siempre y existirá y mientras las personas LGBTI sigamos teniendo este sentimiento de pertenencia y comunidad alzaremos la voz para decirle a la sociedad: ¡ni un suicidio más!.

Entre tanto creo que es importante recordarle a cada persona que sufre hostigamiento y discriminación que la necesitamos aquí y ahora, luchando por ella y por todas nosotras. Porque la vida es sorprendente, ya lo creo que lo es.

Vigilia por Leelah Alcorn
Vigilia por Leelah Alcorn

 

Aprovechamos para recomendar un libro imprescindible, publicado recientemente y que se presenta en La Central de Callao en Madrid el próximo día 15 de enero: Trans*exualidades, acompañamiento, factores de salud y recursos educativos de Raquel (Lucas) Platero

Antes de etiquetarme, pregúntame quién soy y lo que siento

Por Lucía Rodríguez Sampayo

Vivo y bailo en El Salvador desde hace casi dos años. No se fíen del mapa: en este rinconcito de Centroamérica habitan grandes historias de compromiso, de superación, de lucha. Y se las iré haciendo llegar poco a poco, en mi letra o en la de otras personas, para que descubran y se sorprendan conmigo; para que, quizás, se ilusionen y se apasionen como yo lo hago cada día.

Una de las primeras cosas que aprendí aquí fue a hablar y escuchar sobre “las personas de la diversidad sexual”, un término que me resultaba marciano, pero al que me acostumbré ya. Y también aquí conocí y me resistí ante la denominación LGBTTTIQ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transgénero, Transexuales, Intersexuales y Queer), porque tantas “tes” me hacían ruido. Mucho ruido.

Se denomina Travesti a quienes representan un rol de género diferente a su sexo a través de la ropa; Transexuales son las personas que se identifican con un sexo que no se corresponde con el asignado al nacer; y Transgénero, aquí, son aquellas cuya identidad sexual no se corresponde con el sexo asignado al nacer, pero que no han modificado sus órganos genitales; lo que yo siempre había entendido que era una persona transexual que no ha iniciado un proceso de transición física. Durante meses me he peleado y rebelado contra esa “te”, que consideraba excluyente y discriminatoria; porque entendía que negaba el reconocimiento debido a quienes, siendo transexuales, no querían o no podían realizar esa transición física; porque me revolvía pensar que se estaba discriminando a muchas personas cuya situación se diferenciaba de la de las transexuales, con frecuencia, únicamente en la escasez de recursos.

Pero quizás me equivoqué, quizás juzgué muy rápido. Porque tal vez ellas, las personas transgénero, se sienten cómodas con ese nombre, con esa etiqueta. Porque sólo ellas, las personas transexuales y/o transgénero, pueden decidir cómo se definen, cómo se denominan, qué término es el que retrata mejor su realidad.

Yo siempre he soñado un mundo sin etiquetas. Y todavía sueño con que nadie, al mirarme, dé por sentada mi heterosexualidad, mi cisexualidad, mi género femenino. Y cada día me sigo topando con una realidad que me presupone de una forma determinada, estandarizada, con la que yo no me siento bien. Porque las etiquetas que nos imponen nos encorsetan, nos coartan; y es el peso de esas etiquetas obligatorias el que nos insta a construir otras, a volvernos disidentes para visibilizar nuestra realidad diversa, para exigir la libertad de no someternos a la normalidad burguesa, políticamente correcta, heterosexual, cisgénero y cisexual.

Hoy sigo pensando que tal vez existan personas transgénero que no se identifiquen con la etiqueta que mayoritariamente se les atribuye, pero tal vez tampoco con el término “transexual” que yo consideraba tan apropiado para ellas. Y sé que no quiero caer en la misma trampa que me incomoda a mí: no quiero encorsetar a nadie sin conocer su realidad; no quiero imponer etiquetas que oprimen, porque tampoco quiero que me las impongan a mí.

Sigo soñando un mundo sin etiquetas, pero estoy convencida de que sólo será posible el día que nadie presuponga nuestra identidad, nuestro género, nuestra orientación. El día que nadie decida por nosotras.

Foto de Laura Ramírez

Fotografía de Laura Ramírez Martín

En un ir y venir de crisis de identidad

Para la sobremesa y la tarde del domingo os proponemos este vídeo en el que la artista Oi Tillett cuenta los motivos que le llevaron a recorrer Estados Unidos para fotografiar todos aquellos rostros de personas que no fueran 100% heterosexuales e iniciar un proyecto, Self Evident Project, que empezó en 2011 y a fecha de hoy continúa. Podéis encontrar más información en su blog, en su facebook y en su twitter.

Esperamos que sus palabras no os dejen indiferentes y os inspiren. We Are You.

No te quedes en la puerta

Marco Polo
Fotografía de Marco Polo OFF

Una de cada diez personas dice ser homosexual. Este es el ‘mítico porcentaje’ que se usa para señalar la proporción de homosexuales que hay en el mundo.  Sin embargo, esta afirmación –además de obviar una buena parte de la diversidad sexual y de género– es más que probable que esté muy alejada de la realidad. Una de cada diez no es más que la expresión de aquellas personas que ‘salen del armario’, ¿y las que no?.

Millones de personas en todo el Mundo viven coaccionadas legal, social y familiarmente a la hora de mostrar abiertamente su orientación sexual o su identidad de género. Si lo hicieran, nada volvería a ser igual en sus vidas y muy posiblemente se verían abocadas a vivir en una situación de marginalidad cuando no a poner en riesgo su integridad personal. Mientras esto sea así, el número de personas que reconocerán su homosexualidad, bisexualidad, transgenerismo y/o transexualidad será muy inferior de lo que cualquier estadística pueda mostrar.

En este blog queremos desmontar ese ‘una de cada diez’ y nombrar cada una de las realidades que conforman esa diversidad sexual y de género. Lo haremos dando cabida a voces e historias extraordinarias por ser cotidianas. Y si bien primará la mirada positiva de respeto e igualdad quedará hueco para la denuncia cuando haga falta, porque desgraciadamente sigue haciendo falta.

Un grupo de colaboradores y colaboradoras irán abriendo camino con sus entradas mes a mes. A Javi, a Laura, a Lucía, a Carmen y a Alexander desde ya les quiero dar las gracias por confiar y por unirse a este proyecto.

También publicaremos algunas piezas de ‘firmas invitadas’ que se irán haciendo hueco en este blog que es nuestro pero también abierto. Insistimos en aquello de que no te quedes en la puerta.

Y para acabar, o mejor dicho para empezar, puede que no esté de más dejar en esta primera entrada de presentación un ejemplo (solo es eso) de cómo se nombra una parte de la diversidad de la que vamos a hablar. En aquella ocasión, como en esta, todo fue posible al apoyo de la co-autora de este blog, Nayra Marrero, con quien es un gusto compartir esta aventura.

Nos ponemos en marcha. Bienvenidos y bienvenidas a 1 de cada 10.