Entradas etiquetadas como ‘Homosexual’

Un lazo rosa, también por la población diversa

Hoy, Día Internacional del cáncer de mama desde el blog, y de la mano de Lucía Rodríguez Sampayo (@rs_lucia), nos sumamos a las reflexiones que hoy todos los medios de comunicación harán. También en esto se debe tener en cuenta la diversidad sexual. 

Cancer Awareness/Foto: SamT

Cancer Awareness/Foto: SamT

Hoy es un día de esos que genera mucho movimiento en redes sociales, mucho lazo rosa, mucho discurso solidario… y que nos hace pensar también si lo estamos haciendo bien, si realmente sirve de algo. Vaya por delante que no me molestan los lazos rosas, y que valoro el poder que puede tener un símbolo así para mover personas y compromisos; pero soy de las que cree que todo ese movimiento y su visibilidad deberían buscar siempre una mejora efectiva, en las políticas y en la realidad de las personas. Nuestros lazos rosas deberían ser mañana una sanidad pública de todas y para todas, programas preventivos, investigación, mejor tratamiento y esperanza de vida. Si no, de nada me sirve.

Entiendo que un día para visibilizar el problema es útil, siempre que se respete escrupulosamente la dignidad de las personas. Hace unos días Barbijaputa denunciaba el tratamiento macabro del tema en algunos medios, la exclusión que destilan algunos artículos. Y me puso a pensar… Lee el resto de la entrada »

Adelanto electoral: retraso de derechos LGTBI en Andalucía

A Charo Alises (@viborillapicara), abogada malagueña, doctora no ejerciente y activista en general, le hemos pedido que nos comparta sus impresones sobre cómo cree que afectará el adelanto electoral en Andalucía a los derechos de las personas LGBTI. Tras este acertado análisis nadie negará que la incertidumbre se abre paso a codazos.

Desfile-del-orgullo-gay-Sevilla-2010-

Fotografía de Fabri-Olmedo

Ingobernabilidad, ruptura de pactos, estrategia electoral, cualquiera que sea el motivo para un adelanto de las elecciones, lo cierto es que las consecuencias que éste conlleva suponen una merma para los derechos sociales de la ciudadanía.

Con el Parlamento disuelto y las elecciones convocadas para el 22 de Marzo, en el tintero legislativo andaluz quedan leyes tan importantes como la de atención a personas con discapacidad, la ley de juventud, la de servicios sociales o la ley de renta básica. Todos éstos son instrumentos legales necesarios e imprescindibles en el objetivo de alcanzar mayores cotas de bienestar social para la población andaluza, que en estos momentos sufre una situación de gran vulnerabilidad social. Según datos de la propia Junta de Andalucía, hay un millón de personas usuarias de los servicios sociales en esta Comunidad. Lee el resto de la entrada »

Desde las trincheras de la desigualdad

Por Javier Termenón Delegado

 

No nos engañemos, la realidad en la que nos movemos está llena de trincheras.

Hace un par de semanas, comentando con una amiga la incipiente aparición de este blog, me hacía notar que está cansada de las reivindicaciones de gente que forma parte de este colectivo. Es mi amiga, la quiero. He aprendido a querer a gente con la que no estoy de acuerdo, qué carajo, me quiero a mí mismo y mírame…

Lo curioso es que hasta hace un par de semanas, para entenderme yo y hacer causa común con el resto de los alumnos de mi clase de octavo de EGB (vaya usted a saber los porqués de tamaña regresión), entendía a la perfección, o al menos así lo creía yo, que el acoso al que fui sometido era de carácter similar al que sufrió el gafotas, el empollón, el gordo o el chivato de mi mismo curso.

Pero no es el mismo, nunca lo fue. Es de esas verdades que tu hipotálamo comprende antes que tú mismo. Nunca fue el mismo acoso, posiblemente generó el mismo miedo al rechazo, la misma timidez, y puede que incluso el desdeñable recurso de la autocompasión, que quizás alguno de los lectores seguirá queriendo ver en estas letras.

El gordo de la clase pudo sentirse solo, no lo niego, pero si algún día llegó a tener un amigo no tuvo que recibir de él negativa alguna al enterarse de que era gordo, saltaba a la vista desde el inicio de su amistad.

Foto de Srgpicker
Foto de Srgpicker

El gafotas no tuvo que sentar a sus padres para explicarles el uso y preferencia de un modelo de gafas en detrimento de otro modelo.

El empollón no sintió durante 30 años de su vida que no tenía derecho a casarse con la persona de la que se había enamorado.

El chivato había estado buscando la aprobación del poderoso pasando por la desaprobación de sus iguales, diametralmente opuesto a mi caso en el cual la aprobación del poderoso nunca llegó y el afecto de mis iguales estaba en entredicho.

No voy a enumerar las secuelas de una infancia semejante, hay infancias peores, eso lamentablemente seguirá siendo así.

Mi encéfalo, esa otra parte de mi cerebro que es racional y que organiza mi conducta, registró mi rechazo y el de los otros y los suavizó en una trinchera de causa común hasta hace unas semanas. El gordo, y el chivato, y el gafotas, y el empollón, y yo éramos los oprimidos. Sin embargo, mientras tanto, mi hipotálamo, allí donde se generan los instintos más primitivos y se registra la memoria a largo plazo, llevaba años chirriando en sus junturas.

A medida que pasó el tiempo, veía con miedo y aprensión que mis compañeros de trinchera, salían airosos de esas primeras batallas. Pasados unos años el gafotas cultivó un look intelectual, quizás marginal, tal vez hasta envidiado por el cachas. El gordo ajustó su dieta, o sus hormonas, o siguió llevando su vida siendo gordo y encontró donde le valoraran desde otras perspectivas. El empollón consiguió entrar en medicina. El chivato buscó un hueco desde el que delatar sin que estuviera mal visto… En cualquier caso, dejaron la trinchera para amar o ser amados sin explicarle a sus padres a quiénes amaban. Sin que su mejor amigo les dejara de lado bajo la sospecha de una mirada de más mientras se duchaban. La sociedad adulta les acogió, diluyendo la que a la postre se convirtió en una inexistente falta: llevar gafas, sufrir de sobrepeso, no ser corporativo, o dedicar media vida a quemarse las pestañas en libros de texto.

Mi sociedad no hizo lo propio conmigo, yo seguía teniendo una falta que dejaba paso a que cualquiera pudiera insultarme si le apetecía, que mis amigos y familiares me pidieran explicaciones, bregar con la etiqueta de mi “opción sexual” como si fuera opcional y se tratara solo de sexo, oír de diferentes estamentos mi condición de enfermo, haber vivido la carencia de un modelo afectivo válido, y seguir escuchando que, a día de hoy, hay gente a la que esto le canse.

En esa clase de octavo de EGB hubo personas a las que no les importó ni lo más mínimo como era yo, hay gente hoy que me trata de igual a igual. Pero de la misma manera que el feminismo no acabó con el acceso a las urnas de la mujer, ni el apartheid no ha finalizado porque a un negro le dejen ocupar los asientos de delante en un autobús público, aunque canse oírlo otra vez, aunque se produzca el hastío en aquellos que quizás ya han dado el paso a recibirnos en igualdad de condiciones, sigue existiendo esa trinchera.

Cuando has vivido en ella no escuchar, no ver, no oír y no comparar es imposible. Puedo pasar de largo, puedo girar la vista, puedo escuchar música mientras camino por la acera de enfrente (que es mi acera) y hacer una comparativa más o menos acertada, pero mi hipotálamo seguirá chirriando en sus junturas.

El acoso es, de las calidades del ser humano, uno de los más rastreros comportamientos, no por ser gay y haberlo sufrido en mis carnes niego la tortura que sufrió aquel gafotas, aquel empollón o aquel chivato, ni ningún otro caso que no haya nombrado aquí. Quiero andar con pies de plomo en esto: en esta sociedad hemos permitido que el acoso exista en los márgenes del susurro, el escudo del anonimato, detrás de la risa boba e hiriente. Pero me sale la comparativa, la esclavitud del gordo de mi clase se ha ido incrementando de manera proporcional al incremento del culto al cuerpo, pero no hubo una sociedad que le dijera que no podía casarse, adoptar, que era un hereje, un pecador, un enfermo mental o un impedido.

Gay Pride Toulousse
Foto de Guillaume Paumier

No te quedes en la puerta

Marco Polo
Fotografía de Marco Polo OFF

Una de cada diez personas dice ser homosexual. Este es el ‘mítico porcentaje’ que se usa para señalar la proporción de homosexuales que hay en el mundo.  Sin embargo, esta afirmación –además de obviar una buena parte de la diversidad sexual y de género– es más que probable que esté muy alejada de la realidad. Una de cada diez no es más que la expresión de aquellas personas que ‘salen del armario’, ¿y las que no?.

Millones de personas en todo el Mundo viven coaccionadas legal, social y familiarmente a la hora de mostrar abiertamente su orientación sexual o su identidad de género. Si lo hicieran, nada volvería a ser igual en sus vidas y muy posiblemente se verían abocadas a vivir en una situación de marginalidad cuando no a poner en riesgo su integridad personal. Mientras esto sea así, el número de personas que reconocerán su homosexualidad, bisexualidad, transgenerismo y/o transexualidad será muy inferior de lo que cualquier estadística pueda mostrar.

En este blog queremos desmontar ese ‘una de cada diez’ y nombrar cada una de las realidades que conforman esa diversidad sexual y de género. Lo haremos dando cabida a voces e historias extraordinarias por ser cotidianas. Y si bien primará la mirada positiva de respeto e igualdad quedará hueco para la denuncia cuando haga falta, porque desgraciadamente sigue haciendo falta.

Un grupo de colaboradores y colaboradoras irán abriendo camino con sus entradas mes a mes. A Javi, a Laura, a Lucía, a Carmen y a Alexander desde ya les quiero dar las gracias por confiar y por unirse a este proyecto.

También publicaremos algunas piezas de ‘firmas invitadas’ que se irán haciendo hueco en este blog que es nuestro pero también abierto. Insistimos en aquello de que no te quedes en la puerta.

Y para acabar, o mejor dicho para empezar, puede que no esté de más dejar en esta primera entrada de presentación un ejemplo (solo es eso) de cómo se nombra una parte de la diversidad de la que vamos a hablar. En aquella ocasión, como en esta, todo fue posible al apoyo de la co-autora de este blog, Nayra Marrero, con quien es un gusto compartir esta aventura.

Nos ponemos en marcha. Bienvenidos y bienvenidas a 1 de cada 10.