‘La Historia de la chica danesa’ mucho más que una historia trans

Por Violeta Assiego (@vissibles)

La verdadera Lili Elbe y Eddie Redmayne caraterizado de ella

Con tan solo ver el tráiler se puede captar la emoción, la ternura y lo duro de lo que viven las protagonistas de «La chica danesa» que esta semana se ha podido ver en el Festival de Venecia, y que está basada en una historia real. La de Lili Elbe, la primera transexual conocida que se sometió a una operación quirúrgica para someterse a un cambio de sexo, y su esposa Gerda.

Pocas personas pueden llegar a entender lo que es sentirse mujer habiendo nacido en un cuerpo de hombre, o viceversa. Pero no solo quienes lo experimentan logran captar la trascendencia de ese sentimiento. Cuando en tu vida encuentras a alguien que lo comprende (como tocado por una varita mágica) la sensación de liberación es muy semejante a la que se tiene cuando logras nombrarte como trans y comprender que eso era todo, que es que eres de un género disto al del sexo con el que naciste.

A algunos les gusta decir que estamos atrapados en un cuerpo ajeno al nuestro cuando más bien estamos acorralados por los prejuicios y la ignorancia de quienes nos niegan la posibilidad de expresarnos según nuestro género sentido. La posibilidad de expresarte tal cuál sin que te miren cual bicho raro o trastornada emocional es ínfima cuando las sociedades y las familias no comprenden lo que existe la diversidad sexual, y dentro de esta la posibilidad de ser trans. No es que seamos errores de la naturaleza, es que somos parte de la naturaleza. Y quienes ponen su empeño en estigmatizar a a la persona trans han de saber que son cómplices del sufrimiento que, al negarle, le están ocasionando. Es mucho más natural ser trans que ser católico, con lo primero se nace mientras lo segundo se construye. De hecho esto último, las creencias religiosas, tiene mucho que ver con que en muchos países las agresiones y asesinatos a las personas trans ocupen el primer lugar de la violencia contra las personas (siempre y cuando existan registros para contabilizarlos)

Yo soy de esa generación en la que reconocerse hombre habiendo nacido mujer, decirlo en voz alta y actuar en consecuencia era algo que me parecía completamente inconcebible pero que con el tiempo he visto que no era imposible. Pero yo crecí a medio camino entre ser hombre y mujer, así que uno de los momentos más felices de mi historia de vida fue cuando pude nombrarme así como transgénero.

Pertenecer a una determinada generación no es excusa, no hay más que ver a las mujeres y hombres valientes que se nombran como trans y luchan contra viento  marea por ser quienes son, pero lo cierto es que el grado de aceptación y adecuación de la sociedad y las leyes a la realidad trans ayuda a que nadie se quede sin poder reconocer en voz alta su identidad y vivir conforme a quien es.

Para que no haya niñas y niños que como yo (o como tú) tengan que renunciar a quienes son, o sufrir por dar el paso a serlo, la Fundación Daniela ha iniciado una petición para recoger firmas a favor «de una Ley Estatal Integral de Transexualidad, donde entre otros aspectos,los niños, niñas y adolescentes transexuales tengan el reconocimiento y la protección que se merecen   permitiendo,  la adecuación del asiento registral , tan importante para su vida, reformando así la Ley 3/2007, de 15 de Marzo».

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