Entradas etiquetadas como ‘Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social’

Los largos tentáculos de la represión de las disidencias sexuales

Pablo Morterero (@pabloMorterero)

 

Candela García fue detenida y encarcelada en Barcelona en los años sesenta por realizar “ademanes de homosexualidad”. Cuando presentó su solicitud para acogerse a los beneficios previstos para las víctimas de la Ley de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad y Rehabilitación Social, aprobados durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, vio como se la rechazaban, ya que a ella no se le aplicó la Ley de Vagos, vigente en ese momento, sino el artículo de escándalo público previsto en el Código Penal. A pesar de ser detenida y torturada por homosexualidad, a ojos de la legislación actual, no fue víctima del franquismo.

Uno de los errores que hemos cometido desde el activismo LGTBI ha sido no comprender que la represión de las disidencias sexuales (en el pasado y en el presente) tiene un componente sistémico, más allá de tal o cual circunstancia. Y esto viene ocurriendo tanto en las investigaciones históricas sobre la represión durante el franquismo como en las estrategias destinadas a superar muchos de los obstáculos a los que nos enfrentamos.

Cuando estudiamos la represión franquista de las personas homosexuales (gais y lesbianas), bisexuales, trans e intersex, solemos fijarnos en determinadas leyes, como la de Vagos y Maleantes y su sucesora, la de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Esta mirada reduccionista nos ha llevado a no observar otras vías por la que el régimen de la Dictadura perseguía la homosexualidad y la transexualidad, como determinados artículos del Código Penal (como el de escándalo público o la diferencia de edad de consentimiento para relaciones homosexuales y heterosexuales) e incluso las actuaciones de los Tribunales de Honor. Pero aun teniendo en cuenta estas normas, seguiremos sin comprender la dimensión real de la persecución.

Y es que debemos partir del hecho (no privativo de la dictadura franquista) del carácter cisendoheteronormativo del sistema que automáticamente expulsaba a las márgenes todas aquellas realidades y comportamientos que no se ajustan a la norma.

Es decir, que la represión franquista no se puede explicar exclusivamente a través de las leyes sino del complejo proceso legal y social (médico, educativo, laboral, deportivo, etc.) que hacía que las personas homosexuales, bisexuales, trans e intersex sufrieran la exclusión, la persecución y, por último, la represión, ya fuese física (terapias y mutilaciones), social (sistema educativo, sanitario, laboral, religioso, etc.) o penal (encarcelamiento, destierros, etc.)

Y esta mirada sistémica debemos extenderla al presente. Cuando en los 70 se luchó por la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, nadie parecía darse cuenta que en los 80 sería el artículo de escándalo público el que nos persiguiera. Cuando se luchó, y consiguió, modificar el Código Civil para permitir el matrimonio igualitario de forma que se evitara cualquier aplicación discriminatoria, no nos imaginábamos que, a la hora de registrar conjuntamente a un bebé por parte de las parejas de hecho de mujeres, se les exigiese estar casadas, requisito no exigible a las parejas de hecho integradas por un hombre y una mujer. O que cuando una mujer o una pareja de un hombre y una mujer van al registro civil consular para registrar a un bebé, nadie pregunta si han sido progenitores por gestación por subrogación, cosa que sí se exige a un hombre solo o a una pareja de hombres.

Debemos aceptar que, tanto ayer como hoy, cualquier interpretación de las normas legales y sociales se hará desde una perspectiva cisendoheteronormativa, que nuestra orientación, nuestra identidad o nuestra corporalidad será analizada y valorada dentro de lo correcto/incorrecto, lo deseable/indeseable, y lo beneficioso/perjudicial. Es decir, no se nos enjuiciará por lo que hacemos, sino por lo que somos.

Por eso no deja de sorprender la convicción de aquellas personas LGTBI que sostienen que ellas no han sufrido ninguna discriminación por su orientación, su identidad o su corporalidad.

Pero nada más lejos de mi intención el promover desde el activismo cualquier tipo de victimismo. Como pedía Séneca a Helvia, no deseemos para nosotros el más despreciable de los méritos, el parecer los más desgraciados.

Pero sí asumir el carácter sistémico de la represión y la discriminación, saber que cuando investigamos el pasado, o luchamos contra una norma, ya sea social o legal, nos enfrentamos solo a uno de los muchos tentáculos de la cisendoheteronormatividad, cuya denuncia y superación debe ser el objetivo final de nuestra lucha.

 

En 2021 conmemoramos el 50 Aniversario de la Gran Redada del Pasaje Begoña de Torremolinos.

Asociación Pasaje Begoña (@pasajebegona)

 

El Pasaje Begoña de Torremolinos es un lugar de Memoria Histórica y la Cuna de los Derechos y Libertades LGTBI, según la declaración unánime del Congreso de los Diputados y del Parlamento de Andalucía. Durante los años 60 y comienzos de los 70, Torremolinos tenía prestigio mundial como destino turístico. Entre miles de personas anónimas, las principales estrellas de Hollywood, intelectuales, políticos, escritores, miembros de la realeza europea, jefes de estado y celebridades de todo el mundo caminaban por sus calles. El atractivo de Torremolinos no sólo eran sus playas y el glamour de sus hoteles, fiestas y clubes nocturnos, sino también su atmósfera de libertad, respeto a la diversidad y vanguardia. A pesar de la represión que ejercía en España la dictadura de Franco, diversos factores como la entrada de divisas y el deseo de proyectar al mundo una imagen de modernidad, hicieron posible que Torremolinos alcanzara fama internacional como destino turístico durante la década de los 60, no sólo a nivel general, sino también para el colectivo LGBTI de la época. Torremolinos -que en aquel entonces era un barrio de Málaga- pasó a convertirse por méritos propios en la cuna de la convivencia LGBTI. El Pasaje Begoña llegó a ser un referente absoluto de libertad y respeto a la diversidad. De hecho, en el entorno del Pasaje Begoña comenzaron a abrirse los primeros locales de ambiente homosexual de todo el país, donde acudían turistas de todo el mundo para disfrutar sin miedo de su orientación sexual. La historia del Pasaje Begoña empieza en los últimos meses de 1962, cuando comienzan a abrirse los primeros locales de toda España frecuentados por personas LGTBI.

En poco tiempo, el Pasaje Begoña se convirtió en el referente absoluto de libertad y respeto a la diversidad afectivo sexual. Fue uno de los mayores exponentes de la vida nocturna de Torremolinos y de toda la Costa del Sol. Personas anónimas de toda condición y clase social hacían de este emblemático lugar un espacio de convivencia y libertad inédito en aquella época. Eran auténticos héroes, personas valientes que acudían allí para visibilizarse a pesar de la atmósfera de represión y de las posibles represalias.

Fue tal la fama nacional e internacional que adquirió el Pasaje Begoña que allí era frecuente ver a personalidades de toda índole, identidad de género y orientación sexual paseando y conviviendo con respeto en diversidad. Testigos y supervivientes de aquella época dorada de Torremolinos y su famoso Pasaje Begoña, afirman rotundamente que no existía en el mundo un lugar tan maravilloso y diverso, en especial para el colectivo LGBTI, como el Pasaje Begoña de Torremolinos, una auténtica “isla de libertad”.

La “Gran Redada” del Pasaje Begoña:

El 24 de junio de 1971, la policía del régimen franquista realizó una incursión brutal en el Pasaje Begoña de Torremolinos y las áreas circundantes. Aquel lamentable acontecimiento, conocido como la “gran redada”, fue ordenada por el entonces Gobernador Civil de Málaga, Víctor Arroyo. Se identificó a más de 300 personas. Según las fuentes consultadas, 114 de ellas fueron arrestadas por el único delito de ser consideradas legalmente “peligrosos sociales”. Algunas de ellas fueron encarceladas, las personas extranjeras fueron deportadas. Fue un acto desproporcionado por la brutalidad ejercida y las fatales consecuencias para este lugar y para el colectivo LGTBI que tanto luchó por visibilizarse, El delito que habían cometido era “atentar contra la moral y las buenas costumbres”, ya que la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social -vigente en aquella época- consideraba delito la homosexualidad y castigaba a las personas “disidentes sexuales” con graves represalias, incluso con pena de prisión. A todas las personas identificadas en la gran redada les fue abierto un expediente policial y se les amenazó con estar “bajo vigilancia de las autoridades”. Esto suponía consecuencias aún peores en caso de ser detenidas de nuevo porque ya serían “reincidentes” y con antecedentes penales por “conducta inapropiada”.

¿Qué consecuencias tuvo la “Gran Redada”? Como resultado de esta redada, las personas LGTBI durante algún tiempo tuvieron que volver a esconderse bajo las sombras de aquella época gris. Muchos de los locales del Pasaje Begoña y alrededores, fueron multados y clausurados. La mayoría de ellos quedaron incluso cerrados para siempre. Esta incursión cruel tuvo un gran impacto en la prensa internacional por la brutalidad empleada. Muchas personas aseguran que Torremolinos nunca volvió a ser el mismo lugar; aquella gran redada marcó el inicio de la decadencia de este municipio como destino turístico durante un largo período de tiempo.

Conmemoración del 50 Aniversario la “Gran Redada”. Este año 2021 conmemoramos el 50 aniversario de la Gran Redada. Está previsto llevar a cabo en Sevilla un acto de resarcimiento de las víctimas y eventos sociales y culturales por todos los rincones de España. Puede ampliarse la información en Asociación Pasaje Begoña y en @pasajebegona

 

A 40 años vista: de la memoria y su extraño poder, del sexo diverso y combativo (y de la historia que no se repite)

Por Víctor Mora Gaspar (@rockerhorror ) escritor, activista LGBTIQ+ y por la memoria histórica

El 26 de diciembre de 1978 los “actos de homosexualidad” dejaban de ser un elemento penalizable en la conocida Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social (LPRS), una ley que entró en vigor en ese periodo gozne llamado tardofranquismo, que comprendía los últimos años de vigencia política de la dictadura y los primeros de la transición a la democracia. Hoy hace 40 años de la despenalización, y si nos quedásemos con ese titular, bien podríamos haber cerrado felizmente el capítulo de la opresión entonces, sin embargo sabemos que no fue así. La lectura de este hecho histórico de manera aislada nos devuelve una visión sesgada y reducida de un proceso enormemente complejo, que no puede archivarse como parte del pasado, y que debemos afrontar mediante estrategias de memoria. Lee el resto de la entrada »

Constitución española: 40 años ignorando la realidad LGTBI

Por Charo Alises (@viborillapicara)

Foto: Diversity Consulting International

Aunque al tiempo de la aprobación de la Constitución Española de 1978 la homosexualidad ya había que dado fuera de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación social, el estigma que recaía sobre las orientaciones e identidades de género no normativas seguía instalado en la sociedad española.  En este contexto, no es de extrañar que quienes elaboraron la Carta Magna ignoraran la diversidad sexual y de género. Incluso la redacción de la  Constitución, ha sido utilizada para justificar la negación de derechos civiles a las personas LBTBI.

En el 40 Aniversario de la Constitución, las personas LGTBI tenemos poco que celebrar.  Muchos derechos contenidos en el texto constitucional han resultado ser papel mojado para lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales:

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Somos ellas y ellos

Por Candela Caro Saavedra, técnica y activista del Colectivo Gamá LGTB de Canarias.

Utilizamos el tiempo como medida consensuada, para secuenciar lo que nos ocurre, para ordenar en la esfera cronológica nuestras vivencias. Sean individuales, colectivas, compartidas. Pasado, presente, futuro. Ahí más allá, el otro día, hace un par de años, en unas semanas…

Resulta que hay personas que nacieron antes que otras y, por lo tanto, guardan más historias o más Historia en el zurrón de sus andares por las calles de Canarias. Personas ‘mayores’, de la ‘3ª Edad’, ‘en la vejez’, ‘viejxs’, ‘abuelxs’, o personas ‘con experiencias’, como nos cuenta A.M, uno al que le brindamos la mano en Gamá, conocido como Le Prince de La Nuit desde que emigró a París cuando tenía apenas 17 años. Lee el resto de la entrada »

La inquina de la fiscal en el caso de Rita Maestre

Por Violeta Assiego (@vissibles)

Rita Maestre en el banquillo el dia del juicio

Inquina -según define la Real Academia de la Lengua- es «aversión, mala voluntad».

E inquina es lo que se desprende del escrito de la fiscal Marisa Morando cuando, para solicitar que se confirme la condena a Rita Maestre por un delito contra los sentimientos religiosos, cae en lo mismo que pretende que se castigue: «ofende sentimientos». La saña y el tono con que quiere descalificar a Rita Maestre por su derecho a ser «puta, libre y bollera» (literal), son insultantes.

(..) es obvio que las señoritas están en su derecho de alardear de ser putas, libres, bolleras o lo que quieran ser, pero esa conducta realizada en el altar, espacio sagrado para los católicos al encontrarse allí el Sagrario, lugar donde según sus creencias se encuentra su Dios, implica un ánimo evidente de ofender (…)

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Apartados, represaliados y ahora… olvidados: nuestros mayores LGBT

Por Violeta Assiego (@vissibles)

Imagen del libro 'El látigo y la pluma' de Fernando Olmeda

Imagen del libro ‘El látigo y la pluma’ de Fernando Olmeda

1933. Segunda República. Todos los grupos políticos, consensuadamente y bajo el gobierno de Manuel Azaña, aprueban una ley cuyo objeto es castigar a todos aquellos sujetos que puedan calificarse como antisociales, es la conocida como Ley de Vagos y Maleantes, en cuyo artículo 2 menciona a todos los que podían ser declarados en estado peligroso y ser sometidos a las medidas de seguridad de la aquella Ley: Lee el resto de la entrada »