Entradas etiquetadas como ‘Asociación Pasaje Begoña’

EL Pasaje Begoña en la memoria LGTBI+ (parte tercera)

Asociación Pasaje Begoña (@pasajebegona)

 

*(Con motivo del 50 aniversario de la redada del Pasaje Begoña, en 1 de cada 10 vamos a dedicar varios días a compartir textos sobre su memoria, curiosidades, clientela habitual y devenires. Gracias a Asociación Pasaje Begoña por compartirlo en este espacio.)

Tercera y última parte, en esta ocasión continuamos aproximándonos a algunas de las personas que dejaron huella en el Pasaje Begoña, ya fueran visitantes puntuales, trabajadores, clientes, empresarios o artistas que actuaron en los pequeños locales. Con ellos se encontraron los miles de visitantes y turistas, tanto españoles como extranjeros, llegados de todos los rincones del mundo buscando evadirse de la vida cotidiana y, en muchos casos, expresar su identidad y liberarse de miedos y prejuicios. El Pasaje Begoña formó parte de sus vidas y todos ellos fueron conformando la historia de lo que se definió como una isla de libertad en el contexto de la España puritana marcada por la represión franquista.

Paco Prieto. Este torremolinense sonríe al tiempo que se refiere al Pasaje Begoña como «Sodoma y Gomorra». Desde muy jovencito comenzó a trabajar en la sucursal del Banco Vizcaya que había enfrente del mismo pasadizo en la plaza Costa del Sol y fue testigo de aquellos años. Nos cuenta que en la oficina tenían sus cartillas muchos de los dueños de locales y clientes del Pasaje Begoña. Paco Prieto fue testigo de cómo los bares y las salas de aquel famoso callejón eran locales donde se practicaba el amor entre hombres, entre mujeres o entre hombres y mujeres. «Era un sitio moderno, libre y lleno de vida. Había de todo. No solo era un lugar para gais», recuerda este testigo de excepción de la época dorada del Pasaje Begoña, pero también de su deterioro y abandono posterior.

Pedro Olea (Bilbao, 1938). Director, productor y guionista. Su debut como director de cine fue con la película Días de viejo color, rodada en 1967 en Torremolinos. En ella participaron, entre otros, Luis Eduardo Aute, Coccinelle y Massiel. Numerosas escenas de esta película fueron grabadas en diferentes locales del Pasaje Begoña. Pedro Olea guarda un fantástico recuerdo de aquel rodaje en Torremolinos y, en especial, de este emblemático callejón.

Pia Beck (La Haya, 1925 – Torremolinos, 2009). Fue una reconocida pianista holandesa de fama internacional, una artista transgresora que reconoció abiertamente su condición de lesbiana. Junto a su pareja, Marga Samsonowski, y sus tres hijos, Pia Beck se instaló en la Costa del Sol en 1965 y abrió su propio club de jazz en el Pasaje Begoña, el famoso The Blue Note, que se convirtió en uno de los locales más selectos del callejón. Como curiosidad hay que indicar que tocaba en un gran piano de cola que a la vez servía de barra de bar. Pia Beck se hizo muy popular en Torremolinos, por donde solía pasearse en su coche descapotable con su familia. Promovió un concierto en Miami para recaudar fondos contra la homofobia y contra las tesis de la artista homófoba estadounidense Anita Bryant. También tuvo un programa de radio y escribió guías de viaje dirigidas especialmente a la población holandesa. De hecho, se convirtió en una gran embajadora de la Costa del Sol en los Países Bajos. Gran parte de su legado se encuentra en el ayuntamiento de La Haya, y uno de los puentes de Ámsterdam lleva su nombre.

Rafael Neville (Málaga, 1926 – Cerdeña, 1996). V Conde de Berlanga de Duero, hijo de Edgar Neville y Ángeles Rubio Argüelles y nieto de Carlota Alessandri, fue uno de los responsables de que las grandes celebridades de la época aterrizaran en la costa malagueña y del impulso de Torremolinos y del Pasaje Begoña como lugar diverso y referente LGTBI. Fue un transgresor con enorme personalidad e ingenio para inventar las cosas más peregrinas. Destaca aquella vez en que disfrazó de mujer a otro personaje de la zona, el Titi, y fue presentándoselo a la gente como miembro de alta alcurnia, según cuenta el conde de Casa Padilla.

Rafael Neville fue una persona entrañable que comunicó generosamente su deseo de vivir y que se definía a sí mismo como el máximo exponente del «mariquita culto»: dominaba varios idiomas, era un buen relaciones públicas y decorador de alta escuela. Recibió el soplo de que el gobernador civil estaba «hasta el gorro» de la proliferación de tantos «maricones» en Torremolinos y estaba dispuesto a tomar medidas contundentes o tirarlos a todos al mar. Cuando escuchó esto, Rafael exclamó: «Pues no vamos a caber ni a un buche». Su vida está plagada de otras anécdotas divertidas, como una que contaba Francisco Lancha: su madre y otros familiares fueron recibidos en audiencia por el Papa en el Vaticano. Su Santidad le preguntó a Rafael Neville por su profesión y él respondió, ante el asombro de su madre, que era ingeniero. Nada más terminar la visita papal, su madre le recriminó por haber mentido y él le respondió: «¿Qué querías que le dijera? ¿Qué soy mariquita en Torremolinos?».

Discrepó de las ideas retrógradas del régimen franquista respecto a la moralidad. Fue el artífice de que la Guardia Civil emitiese varios comunicados desmintiendo que los turistas «melenudos y disidentes sexuales» fueran peligrosos. Tuvo enfrentamientos con numerosos gobernantes, entre ellos la máxima autoridad del régimen franquista en la provincia: el gobernador civil de Málaga, alto representante del Gobierno central con plenos poderes y con el que tuvo un curioso tira y afloja. Tuvo fatales consecuencias el envío por parte de Rafael Neville de una invitación al gobernador en la que le decía: «Yo, Rafael Neville Rubio Argüelles, Conde de Berlanga del Duero y, por la gracia de Dios, maricón, tiene el honor de invitarle a una fiesta en su casa». Era de prever que la máxima autoridad no apareciera en la mencionada fiesta, pero, sin embargo, sí que respondió con la expulsión inmediata de Rafael Neville de la provincia de Málaga. Rafael Neville se vio obligado a abandonar las tierras malagueñas y su querido Torremolinos para refugiarse en Cerdeña (Italia). Allí desarrolló sus conocimientos como urbanista y creó, junto con Paolo Riccardi, el Porto Rafael. A mediados de los años sesenta se trasladó a Gran Canaria, concretamente al municipio de Mogán, donde de nuevo aplicó sus conocimientos esta vez en la construcción del que hoy en día se conoce como Puerto de Mogán. Su peculiar arquitectura y diseño hizo que a esta zona se la conociese como la Venecia de Canarias. Neville murió lejos de su Torremolinos en el año 1996 en Porto Rafael.

Ramón Cadenas (Sevilla, 1945). Es uno de los testigos de excepción de la época dorada del Pasaje Begoña y de la Gran Redada policial de 1971. Es una de las muchas personas que llegaron a Torremolinos con el deseo de vivir su orientación afectivo-sexual en libertad. Sevillano de nacimiento, se instaló en Torremolinos siendo muy joven, donde llegó de la mano de Brian Epstein (mánager de los Beatles), al que había conocido en la feria de Sevilla. Ramón trabajó como camarero en diferentes locales, actuó como gogó y se relacionó con muchas celebridades del cine, la cultura, el arte y la política. Llegó a ser un referente de la noche en el ambiente de diversidad de este emblemático lugar. Consiguió ser propietario de uno de los locales del Pasaje Begoña, el bar Gogó. Inauguró su negocio unos días antes de la Gran Redada, por lo que solamente permaneció abierto veintiún días. Tras la redada sufrió serias amenazas que le impidieron reanudar su actividad como empresario y se vio obligado a marcharse de Torremolinos durante un tiempo. Cadenas afirma rotundamente que no existía en el mundo un lugar tan maravilloso para el colectivo LGTBI como el Pasaje Begoña de Torremolinos, y sabe de lo que habla, pues tuvo la oportunidad de viajar por muchos países.

Sandra Almodóvar. Es otra de las personas que vivieron la época de esplendor del Pasaje Begoña y vedette. Como otros muchos, Sandra Almodóvar llegó a Torremolinos en busca de libertad, esa que le brindaba la posibilidad de ser ella misma sin miedo y de disfrutar de su deseo de ser mujer. Su condición sexual como mujer trans le causó grandes problemas desde su infancia y fue el motivo por el que, finalmente, decidió huir de su Melilla natal para sobrevivir. Sandra fue víctima de muchas redadas, e incluso llegó a estar presa durante seis meses en la cárcel de Badajoz. Después de una temporada viviendo en Madrid, fue descubierta por el director de cine Pedro Almodóvar, para quien trabajó en una de sus películas, La mala educación, de ahí su apellido artístico. Son famosas sus imitaciones de la gran Sara Montiel. Actualmente es una gran artista que combina el espectáculo de vedette y transformismo con su vida cotidiana en Torremolinos, rodeada de gente que la quiere y para quienes siempre tiene un chascarrillo y una sonrisa.

Sandra Almodóvar. Cedida por Manuela Saborido.

Sara Montiel (Campo de Criptana, 1928 – Madrid, 2013). Fue una actriz de cine, cantante y productora cinematográfica española, considerada el rostro más bello del cine español. Obtuvo también la nacionalidad mexicana en 1951. Su fama se extendió a México, Cuba y Estados Unidos. Después de su aventura americana, de vuelta en España, afianzó su estatus de estrella internacional con las películas El último cuplé y La violetera, que desvelaron su particular estilo como cantante y que fueron formidables éxitos de taquilla. Se convirtió en una actriz de gran éxito comercial, sobre todo en las décadas de 1950 y 1960, y participó en medio centenar de películas. Se retiró de la industria del cine en 1974, pero como figura musical se mantuvo activa hasta el final. Visitó varias veces el Pasaje Begoña cuando ya era una estrella consagrada del cine. Existen numerosos testimonios gráficos que lo demuestran.

Waldo de los Ríos (Buenos Aires, 1934 – Madrid, 1977). El nombre de nacimiento de este pianista, compositor, arreglista y director de orquesta argentino de fama internacional era Osvaldo Nicolás Ferraro. En 1962 se trasladó a España. Es recordado por su recurso de transformar obras muy conocidas de música clásica en música pop. En 1970, De los Ríos ya había llegado a lo más alto en las listas de éxitos de Europa y América con el Himno a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven, que él arregló y dirigió para el cantante Miguel Ríos. Waldo siempre mantuvo oculta su homosexualidad; de hecho, se casó con la actriz y escritora Isabel Pisano. En el verano de 1966 pasó tres meses en Torremolinos, donde dirigió la orquesta del hotel Pez Espada y visitó con frecuencia el Pasaje Begoña.

Wim Kuipers (Ámsterdam, 1941). Está acreditado por el consulado de los Países Bajos como el holandés que lleva más años residiendo en la provincia de Málaga. Descubrió Torremolinos y el conjunto de la Costa del Sol a principios de la década de los sesenta. Fue testigo de excepción de los primeros tiempos del Pasaje Begoña como paradigma del turismo nacional e internacional. Kuipers se formó en el mundo de la hostelería en Holanda y en Suiza, y entre sus primeros destinos profesionales destacó la subdirección del hotel Al-Andalus de Torremolinos. Fue propietario del restaurante Florida, desde el que inició una permanente promoción de Torremolinos y del conjunto de la Costa del Sol a través del envío, durante años, de más de 500 000 tarjetas postales a clientes y amigos de todo el mundo. El restaurante Florida fue el primero de Torremolinos en disponer de una terraza con cubierta acristalada corredera y calefacción. También acogió la primera fuente luminosa conocida en el municipio. Kuipers triunfó también en el sector de las agencias de viajes y, más tarde, en la actividad inmobiliaria a través de su agencia WIMA. Una plaza de la localidad almeriense de El Ejido lleva su nombre. Wim Kuipers fue un asiduo cliente del Pasaje Begoña y recuerda con mucho cariño sus vivencias en este emblemático callejón.

Otras personas que pasaron por los locales del Pasaje Begoña: Addy Ventura y Lita Alba, grandes vedettes de revista española; Alain Delon, actor de cine francés de fama internacional; Ángel Larrinoa, propietario del bar La Sirena y el bar Larri; Antonio Gala, famoso escritor español; Bibiana Montoya, mujer trans y activista española; Camarón de la Isla, famoso cantaor de flamenco y que nos cuentan que actuó en el Pasaje, junto a un cuadro flamenco, al inicio de su carrera; Diego Quiroga, propietario del bar El Refugio; Dúo Dinámico, cantantes y compositores españoles; Familia Rothschild, uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros del mundo; Graham Greene, afamado escritor, guionista y crítico literario británico; Gino Michael Felleman, hijo de Pia Beck y de Marga Samsonovski; Gisia Paradís, famosa actriz española de la década de los sesenta; Harold Norse, escritor estadounidense de la beat generation y conocido defensor de los derechos civiles LGTBI; Juanita la Burra, la Marifé y la Tanque, tres conocidas trans muy asiduas del Pasaje Begoña; Luciana Paluzzi, actriz italiana amiga de Helmut Berger; María Dolores Pradera, cantante española de fama internacional; María Jiménez, famosa cantante española; Marga Samsonowski, mujer de la famosa artista de jazz Pia Beck; Mariquilla, famosa bailaora de la época dorada del Pasaje Begoña; Marujita Díaz, afamada cantante de copla y actriz española; Paco España, actor y popular transformista español; Paul Bowles, afamado escritor, compositor y viajero estadounidense; Pedro Moreno Moreno, conocido como Violeta la Burra, pionero del transformismo en España; Rafael Herrera y Enrique Ollero, conocidos como Herrera y Ollero, un tándem de diseñadores de la alta costura española; Raphael, cantante y actor español de fama internacional; Salomé, cantante española ganadora del Festival de Eurovisión en 1969, etc. La lista sería interminable, pero finalizamos nombrando a Antonio Cañete, Antonio López, Antonio Molina, Diego Carrasco, Juan Antonio Moreno, Juan Martín, Manuel Carrasco, Manuel Cortés, Manuel Ruiz, Mariquilla, Paco Castillo, Paco Parrondo, Serafín García y Tomás Chacopino.

 

El Pasaje Begoña en la memoria LGTBI+ (segunda parte)

Asociación Pasaje Begoña (@pasajebegona)

 
EL PASAJE BEGOÑA EN LA MEMORIA LGTBI+. Primera Parte. 

*(Con motivo del 50 aniversario de la redada del Pasaje Begoña, en 1 de cada 10 vamos a dedicar varios días a compartir textos sobre su memoria, curiosidades, clientela habitual y devenires. Gracias a Asociación Pasaje Begoña por compartirlo en este espacio.) 

 
En este primer anexo nos aproximaremos a algunas de las personas que dejaron huella en el Pasaje Begoña, ya fueran visitantes puntuales, trabajadores, clientes, empresarios o artistas que actuaron en los pequeños locales. Con ellos se encontraron los miles de visitantes y turistas, tanto españoles como extranjeros, llegados de todos los rincones del mundo buscando evadirse de la vida cotidiana y, en muchos casos, expresar su identidad y liberarse de miedos y prejuicios. El Pasaje Begoña formó parte de sus vidas y todos ellos fueron conformando la historia de lo que se definió como una isla de libertad en el contexto de la España puritana marcada por la represión franquista. De esta forma, hicieron posible que este pequeño pasaje se convirtiera en uno de los máximos exponentes de la convivencia y el respeto a la diversidad. Al fin y al cabo, el sentido del Pasaje se lo dieron aquellos que lo hicieron posible, los que disfrutaron de las noches de diversión y también aquellos a quienes les tocó experimentar la dureza de la Gran Redada.

 Ha sido muy difícil seleccionar a los personajes más relevantes del Pasaje Begoña porque cada una de las personas que lo frecuentaban tenía una historia única digna de ser contada. Aun así, hemos elegido algunos ejemplos significativos que dan cuenta de la diversidad precisamente con el fin de visibilizar el significado y la proyección de este extraordinario lugar. Para ello rememoramos parte de sus biografías y de momentos anecdóticos referidos al Pasaje que permanecen en los recuerdos de las personas que vivieron, y que continúan viviendo, el espíritu del Pasaje Begoña.

Amanda Lear (Ho Chi Minh, 1939). Es una famosa cantante, modelo, pintora y escritora francesa que trabajó anteriormente como stripper bajo el seudónimo de Peki d’Oslo. Actuó varias veces en la parrilla del hotel Pez Espada de Torremolinos y frecuentaba la playa del Bajondillo y el Pasaje Begoña junto a su amigo Ramón Cadenas. Desfiló para renombrados diseñadores como Paco Rabanne, Yves Saint Laurent y Coco Chanel. Fue musa de Salvador Dalí, con quien se llegó a decir que mantuvo una relación muy especial. Siempre se ha especulado sobre su identidad transexual. 

Ángel López Peláez. Habitual del Pasaje Begoña, era conocido como Alpelae. Nació en Adamuz, Córdoba, pero se trasladó a Canarias para ganarse la vida, donde realizó incursiones en el boxeo. Después de un tiempo, colgó los guantes, se hizo con una cámara fotográfica y aterrizó en Torremolinos. Gracias a su carisma, sentido del humor e imaginación, se convirtió en uno de los personajes más populares del lugar. Fue el primer fotógrafo ambulante que utilizó una cámara Polaroid (que había traído de las islas). Vestido de torero, se hacía acompañar de payasos e incluso de monos, crías de tigre y leones que ponía en brazos de los turistas al tiempo que disparaba su máquina; nadie le rechazaba una fotografía. También introducía una nota de humor utilizando la ventriloquía con actuaciones espontáneas, como la popular «¿ratita, ratita!, ¿te quieres casar conmigo?», que calaba en el público nativo y foráneo.

Coccinelle (París, 1931 – Marsella, 2006). Fue una célebre actriz, vedette y cantante transexual francesa. En 1953 surgió con el nombre de Coccinelle (‘mariquita’ o ‘catarina’ en español) y debutó como corista y vedette en el salón de female impersonators y drag queens Chez Madame Arthur, donde realizaba imitaciones de la actriz francesa Danielle Darrieux. Eventualmente trabajó también en el club nocturno parisino Le Carrousel, donde alternó con figuras como April Ashley y Bambi, otras destacadas vedettes trans. Se dice que su inspiración e ideal femenino era Marilyn Monroe. En su país fundó la asociación Dévenir Femme para ayudar a las personas que deseaban cambiar de sexo. Acudió a Torremolinos para participar en la película Días de viejo color, del director español Pablo Olea, y actuó en varias ocasiones en la sala de fiestas Le Fiacre, según testimonios de la época.

Doris Alza. Es una mujer trans y activista LGTBI de la Sierra de Cádiz. Con apenas veintidós años se trasladó a Torremolinos, donde vivió casi un año y consiguió trabajo en el hotel Riviera. El ambiente de libertad de Torremolinos en general y del Pasaje Begoña en particular la hicieron muy feliz durante ese período. La primera vez que Doris visitó el Pasaje Begoña entró descalza, «como Brigitte Bardot». «Yo era muy moderna y hippie», afirma en sus memorias. Recuerda con mucho cariño sus noches en los locales de este emblemático callejón, como el bar Ye-Ye, un club con música en directo donde vio a los Brincos y a los Rebeldes. Con su humor habitual, Doris Alza nos cuenta que, cuando sonaba la canción Los chicos con las chicas, de Los Bravos, todo el local cantaba por encima «los chicos con los chicos tienen que estar».

Elmyr de Hory (Budapest, 1906 – Ibiza, 1976). Su nombre de nacimiento era Hoffmann Elemér. Fue un famoso pintor y falsificador húngaro fetiche de Orson Welles que durante su vida vendió más de mil cuadros falsificados. Sus falsificaciones ganaron fama después de que Clifford Irving le dedicase un libro y posteriormente apareciese en el documental Fraude (F for Fake), de Orson Welles. A finales de los sesenta, y forzado a escapar de Ibiza, decidió buscar un nuevo paraíso y se instaló en la Costa del Sol. Fue entonces cuando visitó con frecuencia el Pasaje Begoña. La Gran Redada del Pasaje Begoña de 1971 precipitó su regreso a Ibiza.

Fook Hing Lam Chiu. En Torremolinos es más conocido como Pablito. Es originario de Hong Kong y tiene dos hijas nacidas en este municipio de la Costa del Sol, Sonia y Mari Carmen. Fue propietario del restaurante chino Oriental del Pasaje Begoña. Pablito se hizo querer por su amabilidad y simpatía en las calles torremolinenses. Su lista de clientes era muy amplia y variopinta y en ella se incluían las mayores celebrities del momento. A modo de reclamo, Pablito colocaba a sus ancianos abuelos en la puerta del restaurante vestidos de chinos mandarines. Su negocio creció tanto que en 1967 se trasladó a un local más grande en la calle Antonio Girón de Torremolinos, al que llamó Cantón. Posteriormente, y con este mismo nombre, se estableció muy cerca, en la plaza de la Gamba Alegre.

Grace Jones (Spanish Town, 1948). Es una cantante, compositora, supermodelo, productora y actriz jamaicana. Comenzó su carrera de modelo en Nueva York y, más tarde, se trasladó a París, donde trabajó para firmas como Yves Saint Laurent y Kenzo y apareció en las portadas de prestigiosas revistas de moda como Elle y Vogue. Se hizo conocida mundialmente por su apariencia andrógina tan característica. Trabajó una temporada como gogó en la sala Le Fiacre del Pasaje Begoña.

Guelfo Tamellini. Revolucionó el mundo de la noche en Torremolinos con la inauguración de la discoteca Piper’s en los bajos del Pasaje Begoña. Este mítico local de 500 m2 abrió sus puertas en octubre de 1967 y fue creciendo hasta superar los 2000 m2 y batir récords de todos los tipos: de volumen de consumiciones, aforo, número de salas, etc. Muchos cantantes de la época presentaban sus discos en Piper’s como grandes estrenos y llegó incluso a recibir la visita de Madonna años más tarde. Pocos locales como este marcaron tanto a tantas personas. Durante años se convirtió en un referente de las noches de diversión de la Costa del Sol y apareció en distintas novelas sobre Torremolinos. 

Helmut Berger (Bad Ischl, 1944). Este actor austriaco, que llegó a ser pareja de Luchino Visconti y protagonista de muchas de sus películas, fue cliente del Pasaje Begoña durante su juventud. Su local preferido era La Boquilla. Entre los asiduos al Pasaje Begoña era conocido como la Semáforo por su costumbre de apoyarse junto a un semáforo cercano para esperar a sus amigos. En sus años de fama en el cine fue declarado por la revista Vogue «el hombre más guapo del mundo».

John Lennon (Liverpool, 1940 – Nueva York, 1980) y Brian S. Epstein (Liverpool, 1934 – Londres, 1967). John Lennon y el mánager de The Beatles, Brian S. Epstein, visitaron Torremolinos en 1963. El propio Lennon lo narra en sus memorias, donde aborda el tema gay: «Me fui de vacaciones a España con Brian Epstein, y circuló el rumor de que teníamos una relación amorosa. Bueno, fue casi una relación amorosa, pero no del todo. Nunca se consumó. Pero fue una relación muy intensa. Fue mi primera experiencia con un homosexual que yo sabía que lo era… Solíamos sentarnos en un café de Torremolinos mirando a todos los chicos y yo decía: ¿Te gusta este? ¿O este otro? Yo más bien disfrutaba con la experiencia, pensando todo el rato como un escritor: “Estoy experimentando esto”». A ambos les gustaba sentarse en la planta primera del Pasaje Begoña en una silla de plástico junto a la barandilla y observar a los muchachos que por allí pasaban. Recientemente, la viuda de John Lennon, Yoko Ono, ha salido al paso de los rumores sobre la sexualidad del cantante y ha reconocido su bisexualidad, así como la relación afectivo-amorosa entre su marido y su mánager. Brian Epstein frecuentó el Pasaje Begoña en diversas ocasiones hasta su muerte en 1967.

José Antonio Nielfa (Bilbao, 1947). Más conocido como la Otxoa, es considerado el primer gran travesti de España. Cantante y compositor ingenioso, fue autor, entre otros muchos éxitos, del himno LGTBI Libérate. Activista histórico LGTBI, a través de sus canciones ha contado las más variopintas historias de diversidad sexual, casi todas protagonizadas por gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. La Otxoa siempre ha defendido que la visibilidad LGTBI, incluso en plena Dictadura, ha sido la mejor forma de reivindicar. Trabajó en el bar La Sirena (que era de otro vasco, Ángel Larrinoa) y en el Apollo, donde conoció a artistas como Massiel, Mikaela y el Dúo Dinámico. Además, frecuentaba otros como Le Fiacre, donde Grace Jones bailaba como gogó, o el Jaleo, con la bailaora Mariquilla. Recuerda Torremolinos y el Pasaje Begoña «como un cuento de hadas, la gente, las tiendas, el ambiente, un lugar de libertad y diversión sana, y de mucho ligue».

José Eduardo Gómez y Salvador Rodríguez. Conocidos artísticamente como la Petróleo y la Salvaora, respectivamente, son dos mujeres transexuales (recordemos que el término transexual comienza a usarse en los años noventa y que hasta ese momento se utilizaba erróneamente la palabra travesti o travestido). La historia de la Salvaora y la Petróleo es muy entrañable. Son amigas de toda la vida y pareja artística. Fueron nombradas, en plenos años sesenta, reinas del Carnaval de Cádiz. Se conocieron cuando tenían trece y diecinueve años. Frecuentaban Torremolinos y el Pasaje Begoña con las míticas Manolita Chen, la Tanque y la Marifé. Posteriormente acompañaron a la mismísima Lola Flores en conciertos por todo el mundo. En los patios de vecinos de Cádiz, la Petróleo y la Salvaora fueron protagonistas de numerosísimas comparsas. Son muy queridas y respetadas en toda Andalucía.

 

Manolita Chen, la Petróleo y la Salvaora. Cedida por Manuela Saborido.


José Lacuey Pueyo (Sos del Rey Católico, 1935 – Torremolinos, 2004). Pepe Lacuey, como se le conocía popularmente, fue un referente de la vida torremolinense. Estudió arte, solfeo, guitarra y canto en Barcelona. Después de residir en París y en otras ciudades europeas, se instaló en Torremolinos en 1964. Hombre polifacético, Pepe fue también pintor, escultor, músico y poeta. Abrió el bar El Trobador (con b) en el Pasaje Begoña, lo que le permitió conocer a la mayoría de las personalidades de la época de esplendor de Torremolinos y de este callejón en particular. Pepe Lacuey fue una persona muy querida en este municipio.

Manuela Saborido Muñoz, Manolita Chen (Arcos de la Frontera, 1943). Es una mujer trans que desde los cuatro años ya se sentía niña y que siempre tuvo que soportar la discriminación, el maltrato y el rechazo de los suyos. Su vida está llena de momentos agridulces. A mediados de los sesenta, Manolita llegó a Torremolinos y quedó deslumbrada por los neones y el ambiente de libertad del Pasaje Begoña. Allí conoció a personas como ella, tan distintas como fascinantes: la Petróleo, la Salvaora, la Tanque, Juanita la Burra… En Torremolinos comenzó a trabajar en El Gato Viudo, de donde guarda muy buenos recuerdos porque allí por fin pudo ser ella misma. Fue la primera mujer trans de España en tener su identidad real en el DNI y consiguió también ser la primera madre transexual en nuestro país, al adoptar a cinco niños con graves discapacidades. En una de las entrevistas que tuvimos con ella nos cuenta que se casó por el rito trans. Destacó en el mundo del espectáculo y fue una reconocida vedette en España y fuera de nuestras fronteras. Además, se convirtió en empresaria de éxito en Arcos de la Frontera.

 

Manolita Chen. Cedida por Manuela Saborido.

María de los Ángeles Félix Santamaría Espinosa, Massiel (Madrid, 1947). Es una cantante, actriz y compositora española. En 1968, con veintiún años, llegó su gran oportunidad de ganar el Festival de la Canción de Eurovisión en el Royal Albert Hall de Londres con el tema La, la, la, escrito por el Dúo Dinámico. Su triunfo supuso una gran sorpresa, ya que superó al favorito, el británico Cliff Richard con su tema Congratulations. A partir de ahí se consagró su carrera como cantante en la esfera nacional e internacional, con temas tan conocidos como Deja la flor, Lady Veneno, Brindaremos por él, Mirlos, molinos y sol, Tiempos difíciles, El Noa Noa, Eres, Acordeón o El amor. Massiel también fue una de las famosas clientas del Pasaje Begoña, lugar que visitó especialmente en 1967 gracias a su participación en el rodaje de la película de Pedro Olea Días de viejo color, que transcurre en Torremolinos y que incluye numerosas escenas grabadas en locales de este emblemático callejón.

Marie-Juliette Gréco (Montpellier, 1927). Es una cantante y actriz francesa que fue apodada por la prensa «la musa de los existencialistas». Llegó a ser una figura habitual en los cafés, en los que alternaba con personajes como Miles Davis y Jean Cocteau. Fue una de las voces más reconocidas de la canción francesa y entre sus éxitos destacan Si tu t’imagines y Les feuilles mortes. Sus principales películas son Las raíces del cielo y El sol sale para todos. Frecuentó la Costa del Sol en pleno despegue del turismo. Fue clienta del Pasaje Begoña y actuó varias noches en la sala Le Fiacre, el establecimiento afrancesado que más tarde sería absorbido por la discoteca Piper’s. Sartre llegó a decir que la cantante tenía «millones de poemas posibles» en la garganta. Juliette Gréco se apoyaba en el micro y cantaba letras de Gainsbourg y poemas de la vanguardia.

Micaela Rodríguez Cuesta (Sevilla, 1936 – Madrid, 1991). Más conocida por el nombre artístico de Mikaela, fue una cantante de copla y actriz española. Grabó su primer disco en 1956 y se convirtió en un éxito radiofónico de la época que le sirvió de trampolín para hacer papeles secundarios en películas y papeles principales en obras de teatro y espectáculos musicales. Recibió un contrato para viajar a México, donde actuó en obras de teatro, cine y televisión. A partir de entonces, apareció en diversas televisiones internacionales, y en 1964 grabó uno de sus grandes éxitos: El toro y la luna. A lo largo de su trayectoria artística se relacionó con literatos de la época e interpretó papeles y canciones firmadas por poetas e intelectuales. Fue una clienta asidua y muy popular del Pasaje Begoña, donde actuó en diversas ocasiones.

Miguel de Bonanza, la Miguela. Fue un popular transformista y defensor de los derechos del colectivo LGTBI. Era propietario de un legendario bar en Benalmádema, Casa Miguel, por el que, desde finales de los años sesenta, pasaron cantaores, actores, toreros y muchas celebridades. Quienes lo conocieron destacan su extraordinaria valía artística y humana y, sobre todo, su sentido del humor. Algunos recuerdan cómo en una de las redadas que habitualmente hacía la policía en Torremolinos (especialmente en el Pasaje Begoña) durante el franquismo, vieron correr de repente a la Miguela hacia el furgón policial y, al preguntarle a dónde iba corriendo, respondió: «Es que esta vez quiero ir sentada».

 

Fotomontaje cedido por Carlos Cañadas Campoy.

50 Años del Pasaje Begoña: de la Gran Redada a ser declarado Lugar de Interés Turístico

Por José Luis Yagüe Ormad. 

Asociación Pasaje Begoña (@pasajebegona)

 

EL PASAJE BEGOÑA EN LA MEMORIA LGTBI+. Parte I.*

*(Con motivo del 50 aniversario de la redada del Pasaje Begoña, en 1 de cada 10 vamos a dedicar varios días a compartir textos sobre su memoria, curiosidades, clientela habitual y devenires. Gracias a Asociación Pasaje Begoña por compartirlo en este espacio.) 

 

El 24 de junio del 2021 se cumplen 50 años de la Gran Redada de Torremolinos que acabó con el esplendor y el halo de libertad y modernidad que se respiraba en el famoso Pasaje Begoña. En Sevilla, el alcalde Juan Espadas, acompañado del alcalde de Torremolinos José Ortiz y otras personalidades, entre las que se espera la presencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y representantes de Stonewall, de Nueva York y de Pulse, en Orlando, van a presidir un acto conmemorativo en la sede de la Fundación Cajasol.

Aquella monumental Redada que precisó movilizar a todas las fuerzas de Orden Público de Málaga y provincia para detener a más de 400 personas, que fueron hacinadas en la pequeña travesía lateral del Edificio de La Aduana, en cuyos bajos estaba la Comisaria de la Policia Nacional y en los pisos superiores las dependencias del Gobierno Civil y la residencia del gobernador, fue vivida de forma directa por el periodista José Luis Yagüe Ormad, aquel día actuando como Redactor Jefe al frente de la Redacción, situada en una primera planta de la Alameda Principal, del Diario “SOL de España”, cuya Dirección, Redacción, Rotativa y Talleres de impresión se encontraban entonces en la calle Valentuñana alta, en Marbella. 

Dos jóvenes e intrépidos becarios que hacían las prácticas de periodismo en aquella Redacción situada encima de “Electrodomésticos Gallardo”, en el lateral derecho de la Alameda, subieron corriendo las escaleras sofocados. “Tenemos la exclusiva del año, exclamaba Luis. Pero la Policía Armada (los grises) nos ha requisado los magnetófonos donde teníamos entrevistas y testimonios, que vamos a tratar de reconstruir”, decía a José Luis Yagüe, que pronto los animó a escribir todo y pasar a informarse el mismo de la situación.

De esta forma fue como el diario “SOL de España” dio un amplio reportaje sobre lo sucedido. Los otros medios se limitaron a una escueta “nota oficial” donde se trataba de justificar la Gran Redada. Pero ya las cancillerías europeas se habían puesto en marcha para reclamar a Franco la libertad inmediata de sus súbditos, ya que además de turistas de diversos países, entre los detenidos había hijos de ministros y personalidades de relieve en Europa. La prensa extranjera se hizo eco dando la relevancia extrema que merecía.

  Hoy, 50 años después, el periodista José Luis Yagüe Ormad que vivió el esplendor de las noches de Torremolinos y el deslumbrante mundo de arte y libertad que se disfrutaba en el Pasaje Begoña, nos regala el siguiente relato:

 

Torremolinos, donde nació el auge turístico de la Costa del Sol

En los años 65-70 Torremolinos era la joya de la corona del turismo español. La plaza Costa del Sol era un hervidero de gentes dispuestas a pasarlo bien. El tablao flamenco El Jaleo ofrecía su llamativo cartel. Sentarse a tomar algo y ver pasar a la gente en el mítico bar Pedro’s era un privilegio. El flamenco hacía furor. Se hicieron famosas las juergas flamencas en El Mañana y más tarde en Las Cuevas, en la cuesta de Las Mercedes, que era una sucursal de Las Brujas de Madrid. Cuando actuó La Contrahecha con el ballet de Las Brujas, aquello fue un acontecimiento.

 Pero el ambiente se concentraba en torno a la plaza Costa del Sol. Allí en un sótano estaba la discoteca Le Bilboquet con un ambientazo increíble. Y subiendo un poco la cuesta hacia el Mercado, El Dorado tuvo unos años de gran esplendor.

No hacía mucho que Frank Sinatra había sido detenido por la Policía Armada en el hotel Pez Espada, harto de insultar a Franco. El Pez Espada era el no va más y sus propietarios el joyero Mato, de Madrid y el constructor vasco Alberola, lo mimaban en todos sus detalles. Al lado, el Remo concitaba a muchas personalidades y el club de playa era una gozada. Y Antonio, que nunca ocultó su condición gay, abría la hilera de monumentos al “pescaito” de La Carihuela, compitiendo con Prudencio, cuyo sobrino Félix Cabeza, era el camarero más simpático y avispado de la plantilla. Tanto que en pocos años después, montó el imperio de La Dorada con los mejores restaurantes de pescado de Sevilla, Madrid, Barcelona y hasta París.

En Torremolinos se despertó el auge del turismo en España. Conocí a un juerguista constructor vasco que triunfaba en Londres, Jesús Tamborero, que harto de que la Guardia Civil le cerrase una y otra noche el local nocturno de su pequeña urbanización de bungalows en la desembocadura del rio Guadarranque, lleno de ingleses que volaban hasta Gibraltar, aprovechó que el ministro del Aire, general González Gallarza (uno de los dueños de la Ginebra Larios) empezó a permitir que la cerrada base militar de El Rompedizo donde se posaban 50 bombarderos alemanes Heinkel-111, los famosos “Pedros”, recibiera vuelos comerciales de Gran Bretaña, Bélgica y Francia para empezar a traer a Torremolinos los primeros charter de ingleses, a los que pronto se unieron los vuelos de Sabena, belga,  la holandesa  KLM y más tarde Transavia que le llenaba el hotel Alay a Miguel Sánchez, su entonces director.

Era el boom del Turismo. Y Torremolinos había cogido la delantera. Hasta el príncipe Alfonso de Hohenlohe a la sazón presidente de la Cooperativa de Promotores de la Costa del Sol que construyó el Palacio de Congresos de Torremolinos, había montado una sucursal del Marbella Club en el King Club de la Nogalera, con un restaurante de gran lujo y exquisiteces junto a una deliciosa boite que contribuía a dar ambiente a las ya famosas noches de Torremolinos, casi enfrente de la recién inaugurada Tifanys.

Aquel ambientazo de la plaza principal de Torremolinos discurría hacia la playa del Bajondillo por la calle San Miguel, todo tiendas con la última moda, algún souvenir para contentar a los turistas y allí mismo el asador de Frutos, abierto hasta la madrugada con sus chuletones a la parrilla y las exquisteces de esa cocina castellana que le ha hecho famoso. Frutos Herrranz Sanz llegó desde Castilla y su primer chiringuito lo tuvo en la gasolinera Los Alamos, justo al lado de donde luego construyó su gran restaurante. Frutos era el gran complemento de la calle San Miguel y sobre todo de su más famoso punto de encuentro: el pasaje Begoña.

El Pasaje Begoña era algo único en aquella España que  quería abrirse al turismo y a las libertades de disfrute y ocio,  tal y como pensaba y deseaba el ministro Manuel Fraga con su mente abierta a la Europa que se estaba fraguando.

Era el Pasaje Begoña algo único e impensable en aquellos últimos años del franquismo. Un reducto de luces de colores, de la mejor música, de bares de diferente ambiente y música.

Pia Beck encandilaba con su romántica música al piano, mientras las parejas de chicas se cogían de la mano, se acariciaban y besaban dando rienda suelta a sus verdaderos sentimientos. 

En cada uno de aquellos sitios de música, ambiente y placer había algo diferente. Algunos de aquellos bares, con entreplantas, permitían el goce de la compañía de dos chicos que se gustaban y se complacían. Y también otros donde el hetereosesual podía estar con la chica que le apetecía. No había distingos. El pasaje Begoña, con sus bares y pubs uno tras otro era el paraíso de la libertad y el disfrute. No hacía falta ser gay o lesbi para disfrutar de la música, del ambiente, de tomar una copa a gusto, de la compañía grata que no tenía porqué ser obligatoriamente del mismo sexo. Había muchas parejas que iban a tomar una copa al pasaje Begoña, para oír el piano de Pía Beck o para deleitarse con la intimidad de las luces de colorines del neón, con la música y el ambiente.

En el Pasaje Begoña, igual que en el Bilboquet, en El Dorado o en El Jaleo, veías gentes de media Europa. Las suecas venían en bandadas a Torremolinos y venían a disfrutar. De Madrid se hacían escapadas de fin de semana, a veces utilizando “el Golfo”, el avión Caravelle de Aviaco que hacia el vuelo de Madrid a Málaga, de madrugada con escala en Sevilla y que llegaba a punto de coger el ambiente del Pasaje Begoña y de Torremolinos en su mejor momento, antes de las claras del día.

Toda marchaba que era una delicia. Y pasar una noche en Torremolinos era el deseo de la gente joven, con inclinación sexual o sin ella.

Pero, hete aquí, que un día, la mujer del gobernador civil Victor Arroyo había recibido a unas amigas de Madrid y éstas, querían conocer Torremolinos. Las llevó por las tiendas de La Nogalera y la calle San Miguel, viendo bañadores y llamativos pareos de diferentes colores. De pronto se metieron en el Pasaje Begoña, atraídas como libélulas en la noche por sus luces de colores. Metieron sus narices en el interior de algunos bares y salieron espantadas de lo que “vieron” allí. La señora, ni corta ni perezosa se fue el despacho del gobernador civil de la provincia y Jefe Provincial del Movimiento, Victor Arroyo y cómo le pondría la cabeza que “ordeno y mando” movilizó a todas las fuerzas de Orden Público disponibles y como no había bastantes autobuses ni vehículos para transportarlas, movilizó a aquellos camiones grises con toldo, del cercano Correos con matrícula PMM (Parque Móvil de los Ministerios) que sirvieron para “amontonar” de cualquier manera a los cientos de detenidos. Hay alguna versión que opina que ya el gobernador tenía en su cabeza intervenir en el Pasaje Begoña, pero fueron los gritos de la exaltada gobernadora, los que provocaron la inmediata decisión de llevar a cabo la Gran Redada del Pasaje Begoña.

Se calculaba que entre 400 y 500 fueron los detenidos en aquella Gran Redada del Pasaje Begoña. Contaban quienes la sufrieron que aquello tenía el más puro sello nazi, propio de la Dictadura que aún perduraba en España.  No valieron excusas, ni el “yo soy”. ¡Cállese y arriba al camión!. 

Se cerraron los accesos al pasaje Begoña y por allí no podía escapar nadie. Todos a los camiones. Los gritos y los lamentos eran estremecedores. Y los grises acallándolos con sus porras. Sin distinción, fuesen gays o simpatizantes o simples clientes, camareros o trabajadores del Pasaje.

Llevaron a todos los detenidos a Málaga. Cerraron el pasaje donde estaba la Comisaría cruzando unos camiones y con un doble cordón policial, para que no escapara ni uno. Mientras, se intentaba fichar a los detenidos uno a uno. Y a más de uno proponiéndolo para aplicarles la ley de Vagos y Maleantes que, sobre todas las cosas, se cebaba en aquellos gays que se manifestaban como eran. Triste y lamentable. 

Con aquella acción del gobernador Víctor Arroyo, España se echó un manchón de tinta negra en sus comienzos como potencia turística y la repercusión internacional fue impresionante. 

Hoy, 50 años después, el colectivo LGTB quiere recordar al Pasaje Begoña como el primer canto a la libertad sexual que se escuchó en España y la tremenda forma de represión con que se intentó ahogarlo. Y se vincula con la triste historia de Stonewall, el bar gay del Greenwich Village de Nueva York objeto de la redada policial que tuvo lugar en la madrugada del 28 de junio de 1969, dando origen a los disturbios que en ese mismo año propiciaron el auge del movimiento en favor de los derechos LGTB en los Estados Unidos, luego refrendados por Barak Obama.

Jorge M. Pérez García, como presidente de la Asociación Pasaje Begoña, y el conjunto de esa institución ha obtenido éxitos en su lucha por recuperar el buen nombre del Pasaje y lo que supuso como embrión del movimiento LGTBI consiguiendo reconocimientos importantes a nivel andaluz, nacional e internacional.

Y es que, el recuerdo y el reconocimientos a todos aquellos cientos de personas que fueron apaleadas por su condición sexual en aquel horrible monumento al fascismo más intransigente que fue la Gran Redada, no debe olvidarse, como la página más negra en la historia del turismo en la Costa del Sol.

José Luis Yagüe Ormad.

Decano de los periodistas de Málaga, Marbella, el Campo de Gibraltar y la Costa del Sol.

 

En 2021 conmemoramos el 50 Aniversario de la Gran Redada del Pasaje Begoña de Torremolinos.

Asociación Pasaje Begoña (@pasajebegona)

 

El Pasaje Begoña de Torremolinos es un lugar de Memoria Histórica y la Cuna de los Derechos y Libertades LGTBI, según la declaración unánime del Congreso de los Diputados y del Parlamento de Andalucía. Durante los años 60 y comienzos de los 70, Torremolinos tenía prestigio mundial como destino turístico. Entre miles de personas anónimas, las principales estrellas de Hollywood, intelectuales, políticos, escritores, miembros de la realeza europea, jefes de estado y celebridades de todo el mundo caminaban por sus calles. El atractivo de Torremolinos no sólo eran sus playas y el glamour de sus hoteles, fiestas y clubes nocturnos, sino también su atmósfera de libertad, respeto a la diversidad y vanguardia. A pesar de la represión que ejercía en España la dictadura de Franco, diversos factores como la entrada de divisas y el deseo de proyectar al mundo una imagen de modernidad, hicieron posible que Torremolinos alcanzara fama internacional como destino turístico durante la década de los 60, no sólo a nivel general, sino también para el colectivo LGBTI de la época. Torremolinos -que en aquel entonces era un barrio de Málaga- pasó a convertirse por méritos propios en la cuna de la convivencia LGBTI. El Pasaje Begoña llegó a ser un referente absoluto de libertad y respeto a la diversidad. De hecho, en el entorno del Pasaje Begoña comenzaron a abrirse los primeros locales de ambiente homosexual de todo el país, donde acudían turistas de todo el mundo para disfrutar sin miedo de su orientación sexual. La historia del Pasaje Begoña empieza en los últimos meses de 1962, cuando comienzan a abrirse los primeros locales de toda España frecuentados por personas LGTBI.

En poco tiempo, el Pasaje Begoña se convirtió en el referente absoluto de libertad y respeto a la diversidad afectivo sexual. Fue uno de los mayores exponentes de la vida nocturna de Torremolinos y de toda la Costa del Sol. Personas anónimas de toda condición y clase social hacían de este emblemático lugar un espacio de convivencia y libertad inédito en aquella época. Eran auténticos héroes, personas valientes que acudían allí para visibilizarse a pesar de la atmósfera de represión y de las posibles represalias.

Fue tal la fama nacional e internacional que adquirió el Pasaje Begoña que allí era frecuente ver a personalidades de toda índole, identidad de género y orientación sexual paseando y conviviendo con respeto en diversidad. Testigos y supervivientes de aquella época dorada de Torremolinos y su famoso Pasaje Begoña, afirman rotundamente que no existía en el mundo un lugar tan maravilloso y diverso, en especial para el colectivo LGBTI, como el Pasaje Begoña de Torremolinos, una auténtica “isla de libertad”.

La “Gran Redada” del Pasaje Begoña:

El 24 de junio de 1971, la policía del régimen franquista realizó una incursión brutal en el Pasaje Begoña de Torremolinos y las áreas circundantes. Aquel lamentable acontecimiento, conocido como la “gran redada”, fue ordenada por el entonces Gobernador Civil de Málaga, Víctor Arroyo. Se identificó a más de 300 personas. Según las fuentes consultadas, 114 de ellas fueron arrestadas por el único delito de ser consideradas legalmente “peligrosos sociales”. Algunas de ellas fueron encarceladas, las personas extranjeras fueron deportadas. Fue un acto desproporcionado por la brutalidad ejercida y las fatales consecuencias para este lugar y para el colectivo LGTBI que tanto luchó por visibilizarse, El delito que habían cometido era “atentar contra la moral y las buenas costumbres”, ya que la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social -vigente en aquella época- consideraba delito la homosexualidad y castigaba a las personas “disidentes sexuales” con graves represalias, incluso con pena de prisión. A todas las personas identificadas en la gran redada les fue abierto un expediente policial y se les amenazó con estar “bajo vigilancia de las autoridades”. Esto suponía consecuencias aún peores en caso de ser detenidas de nuevo porque ya serían “reincidentes” y con antecedentes penales por “conducta inapropiada”.

¿Qué consecuencias tuvo la “Gran Redada”? Como resultado de esta redada, las personas LGTBI durante algún tiempo tuvieron que volver a esconderse bajo las sombras de aquella época gris. Muchos de los locales del Pasaje Begoña y alrededores, fueron multados y clausurados. La mayoría de ellos quedaron incluso cerrados para siempre. Esta incursión cruel tuvo un gran impacto en la prensa internacional por la brutalidad empleada. Muchas personas aseguran que Torremolinos nunca volvió a ser el mismo lugar; aquella gran redada marcó el inicio de la decadencia de este municipio como destino turístico durante un largo período de tiempo.

Conmemoración del 50 Aniversario la “Gran Redada”. Este año 2021 conmemoramos el 50 aniversario de la Gran Redada. Está previsto llevar a cabo en Sevilla un acto de resarcimiento de las víctimas y eventos sociales y culturales por todos los rincones de España. Puede ampliarse la información en Asociación Pasaje Begoña y en @pasajebegona

 

Recursos para personas LGTBI durante el estado de alarma

Por Charo Alises (@viborillapicara), abogada

(Actualizado 26 de marzo de 2020, a las 12h)

Foto: Global Panorama

#QuédateEnCasa

Para algunas personas LGTBI, el confinamiento obligatorio en casa puede ser especialmente complicado.

Esto ocurre con las personas mayores LGTBI, puesto que  según un estudio de la FELGTB, el 52% de estas personas viven solas. Los jóvenes LGTBI que conviven con familiares que no respetan su orientación sexual o su identidad de género, también se ven particularmente afectados por esta situación, así como quienes sufren algún tipo de violencia por parte de su pareja y las personas LGTBI que están solas y tienen problemas de salud.

Para ayudar en estos momentos de solidaridad imprescindible, entidades LGTBI de todo el país ofrecen servicios telefónicos y online para prestar asesoramiento en cuestiones sociales, psicológicas, legales y de salud.

Aquí os dejamos sus recursos para quienes lo necesitéis: Lee el resto de la entrada »

El Pasaje Begoña: una isla de libertad

Por Juan Carlos Parrilla Molina,  de la Junta Directiva de la Asociación Pasaje Begoña (@pasajebegona)

 

A partir de los años 50, pero especialmente en la década de los 60, Torremolinos, hasta entonces un barrio de pescadores que formaba parte de la ciudad de Málaga, se convierte en uno de los principales destinos turísticos de España y del mundo.

La afluencia de personas extranjeras, celebridades, intelectuales, miembros de casas reales, bohemios, hippies, artistas, aristócratas, personalidades de la jet-set y turistas en general, supone el despegue turístico de Torremolinos. Sus visitantes se sienten atraídos no sólo por sus playas, el clima, el glamur o la diversión, sino también por su atmósfera de diversidad y vanguardia, un ambiente liberal y cosmopolita que lo diferencia de otras zonas de la Costa del Sol y del mundo. Lee el resto de la entrada »