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Cómo vestirse en ‘veroño’

El ‘veroño’ es uno de los mayores retos estilísticos del año. Es como cada vez que te toca hacer la Declaración de la Renta pero aplicado al mundo de la moda.

Lo de salir de casa con temperaturas que rozan la congelación y llegar al medio día con un calor que te hace fantasear con la piscina supone un desafío hasta para la adicta a la moda más pintada.

El quid de la cuestión es cómo salir de casa vestida decentemente, con una ropa que se ajuste a las temperaturas, sin parecer una mamarracha. Puede parecer sencillo, pero aún en su despacho de Vogue, Anna Wintour mira por su ventana preguntándose cuál es el secreto para vestir bien en veroño.

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El veroño es como ir a una cita con alguien que no te gusta, sabes que te vas a sentir incómoda en algún momento.

Por muy grande que sea la tentación de ponerse calcetines debajo de las sandalias o chanclas, hay zapatos perfectos para el veroño como son los botines semiabiertos (esos que tu madre te decía que no ibas a ponerte nada en verano porque te darían calor y aún menos con el frío del invierno) o los zapatos destalonados.

Es la oportunidad perfecta para sacar las gabardinas, porque aunque no caiga una gota, al menos en Madrid, cortan el viento de la mañana que da gusto.

Si las acompañamos de faldas midi sin medias o pantalones culotte estaremos igual de preparadas para tomarnos una cerveza en el afterwork aunque haga viento en la terracita de turno, que para el descanso al medio día al sol, aprovechando los rayos, como si de la fotosíntesis dependiera nuestra supervivencia.

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Despídete de las vacaciones pero no del bronceado

Todos aquellos que, a diferencia de mí, no le tengáis hecha la guerra al sol o que sencillamente no hayáis veraneado en Asturias, seguramente os preocuparéis de cómo mantener ese bronceado que os ha costado sudor (y espero que protección solar) a raudales.

@meetingmara

Ya lo dice el refranero español «No hay bronceado que cien años dure» y, en ocasiones, ni treinta días nos aguanta.

Para que su desaparición llegue lo más tarde posible hay dos cosas que puedes hacer: envasarte al vacío y que te hagan un hueco en la nevera en la que tienen metido a Walt Disney o mantener la piel lo más hidratada posible.

Con el tiempo, la capa más superficial de la piel se cambia, pero al menos evitarás los típicos «Jo, me he ‘pelao'» en los que empiezas a descamar y de tanta piel que te vas quitando te preocupas de acabar llegando al hueso.

La hidratación debe ser interna y externa, por lo que no solo beber agua sino todo tipo de cremas hidratantes serán piezas más clave en el proceso que la destrucción de la Estrella de la Muerte para La Resistencia.

Otra cosa que puedes hacer si no eres muy fan de beber agua (a no ser que sea en forma de hielo y con sangría de por medio) es añadir a tu dieta alimentos que la contengan o ricos en carotenoides para que se estimulen la producción de melanina en lo poco más que puedas estar bajo la exposición solar.

Al menos siempre nos quedará ese bronceado en el recuerdo…y en las fotos de Instagram.

El verano de las seis maletas

Desde el 26 de julio he hecho y deshecho seis veces la maleta.

He pasado de una de las capitales de la moda, en la que aprovechaba para combinar una pamela con una camisa a modo de crop top, a las fiestas del pueblo de mi pareja, donde la garrafa de sangría y el chaleco de su peña eran mis accesorios imprescindibles (y alguna que otra mancha por encima cuando ya el sol empezaba a despuntar).

De cuarenta grados de la zona toledana a quince en Asturias. De la sandalia al paraguas sin vaselina ni nada. Y de ahí al forro polar y a las deportivas para hacer barranquismo, o, si la ocasión lo requería, incluso descalza, agarrándome como podía a las rocas para bajar a una cueva aprovechando la marea baja. Los estilismos de chaleco salvavidas con olor a rancio, de haber sido mil veces usado, para hacer remando el descenso del Sella, pasarán a la historia de mis conjuntos del verano.

Portugal y Lisboa me hicieron recobrar el sentido estilístico incluso con la curva ‘cachopera‘ que desarrolló mi tripa a raíz de la sidra y el arroz con leche asturiano.

Desde el 26 de julio he hecho y deshecho seis veces la maleta y, cada una de esas veces, me he dado cuenta de que no he llegado a usar ni la mitad de ella. Bragas, dos bikinis, chanclas, un pantalón corto, unas pocas camisetas y el forro polar han sido mis básicos la mayor parte del tiempo.

Al final, este verano, la moda ha sido lo de menos.

El bolso que compartirás con tu abuela

No nos gusta lo vintage. Gustar se nos queda corto. Lo vintage nos encanta, nos flipa, nos enamora, nos mola mil, nos chifla hartar. Vamos a un mercadillo y enloquecemos por un teléfono con forma de labios, un sofá huevo o una cuchara de hace décadas.

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Está comprobado que hoy en día, con la velocidad que le ha dado la tecnología e Internet a nuestras vidas, la instantaneidad y caducidad de todo lo que vemos, que solo con postearlo en Facebook ya nos da la sensación de que huele a antiguo, el pasado es el refugio.

Cocooning es como se llama este fenómeno de retirarnos a la seguridad del hogar que viene de cocoon, cáscara. A quien buen árbol se arrima buena sombra le cobija. Lo mismo pasa con lo que sacamos de puestos callejeros o mercados de anticuarios. Nos sentimos a salvo en esa ‘casa’ hecha de reliquias que nos transportan a otros tiempos más seguros.

Últimamente oímos mucho eso de que en la moda todo vuelve, y el éxito de que lo haga es que inconscientemente queremos sentirnos protegidos.

Los dos últimos accesorios de deseo que nos transportan a los tiempos de cuando la abuela nos hacía el bocata en la merienda son los bolsos de malla y los de plástico rígido o sun jelly.

Si tienes uno por casa, este verano es el momento de sacarlo del baúl de los recuerdos.

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Convertir un pañuelo en top, la tendencia veraniega

Dicen que no es más rico el que mas tiene sino el que menos necesita y como buena amante de la moda que eres, no necesitas casi nada para crear estilismos con lo que tienes por casa.

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No digo que hagas como la baronesa dadaísta Elsa Von Freytag-Loringhoven y salgas a la calle con las anillas de la cortina de la ducha como pulsera (que también puedes, oye) o latas de sopa de tomate como sujetador, pero sí que cojas una prenda que, si tú no tienes aún, encontrarás en el armario de tu madre o de tu abuela: el pañuelo.

Aquí tienes un vídeo que te enseña a doblar el pañuelo de manera que luego te lo puedas poner como camiseta:

Para las más atrevidas o calurosas, esta es la forma perfecta de llevarlo como crop top:

Eso sí, acuérdate de coger pañuelos grandes para cuando quieras hacer este tipo de diseños ya que, si lo haces con pañuelos pequeños, corres el riesgo de quedarte con algo al aire.

¿Te animas a probar la idea?

Este verano olvídate de todo menos de tu pelo

Que mal se llevan los hermanos Gallagher, pero no tan mal como tu pelo y la estación más calurosa del año. En verano nuestro pelo se rebela manifestándose en forma de puntas abiertas, colores extraños que aparecen por reacción al cloro y en general una sequedad digna de la estepa ibérica.

Concepto de pelazo. INSTAGRAM @DIANINAXL

Es una época en la que nos insisten mucho en el tema de la hidratación, pero no me refiero a que cojas una garrafa de cinco litros y te riegues la melena. Aléjate de la peluquería un tiempo, no tiene sentido que hagas ahora un saneado si en un mes vas a tener que repetirlo. Dale descanso a tu pelo del tinte por un tiempo ya que son productos muy agresivos con el cabello.

Despídete de la plancha y del secador. Diles adiós hasta septiembre. El pelo es más sensible al calor que Belén Esteban a las críticas que le hacen sobre Andreita. Además, seamos sinceras, con el calor que hace fuera de casa el pelo húmedo se agradece.

Recuerda que el cloro es el lado oscuro de la Fuerza (de la piscina): destruye bañadores, destruye bikinis, te pica en los ojos y te estropea el pelo si no lo aclaras al salir del agua. Para mantenerlo hidratado convierte la mascarilla en tu básico de viaje. No te separes de ella. Como seguramente te la requisen en el control del aeropuerto, acuérdate de comprar una en cuanto llegues a tu destino.

Por último, ten en cuenta que los sombreros, gorras y pañuelos no solo sirven para crearnos un estilismo que ya quisiera Anna Wintour para el número de verano de Vogue, sino que protegen el pelo de los rayos del sol.

Tu pelo es como tu padre, solo tienes uno así que este verano no lo abandones a su suerte. Él no lo haría.

Del verano y tus vergüenzas

Esto va para ti, que solo te tumbas boca arriba en la toalla a pesar de que no estás cómoda porque sabes que si te tumbas de lado se te va a resbalar la tripa.

INSTAGRAM @MEETINGMARA

Va para ti, que te da vergüenza hacer topless por tener las tetas pequeñas, o caídas, o con pezones grandes, o con areolas como hamburguesas, aunque te encantaría, por una vez, no tener la marca de los tirantes.

Esto va para ti, que nada más salir del agua de la playa o la piscina te enrollas en el pareo para que nadie vea tu celulitis. Que lo usas desde que sales del coche hasta que vuelves. Que no te lo quitas ni para tomar el sol en la arena.

Va para ti, que aún con 38 grados a la sombra no te quitas la camiseta para que no se vea que tienes los brazos flácidos. Para ti que cada verano es la misma historia y te da la misma vergüenza.

Va para ti, que te sientas cruzada de piernas por no querer mostrar tus dedos de los pies, pequeños y regordetes, como todos los de las mujeres de la familia. Que haces lo imposible porque no se vean aunque signifique no salir casi nunca con sandalias.

Va para ti, que rechazaste hace un mes ese bikini que te encantó solo con verlo colgado en la percha porque no te atreves a ir con la tripa al aire. Para ti, que al final compraste un bañador, aunque te gustaba mucho menos, solo porque tapaba más.

Va para ti, que no quieres bajar a la playa con la regla por si alguien se da cuenta de que llevas compresa. No, ni siquiera sin alas, o un tampón, no vaya a ser que se salga el hilo por fuera y te deje en evidencia.

Va para ti, que pasas de jugar al voley con las amigas porque se te olvidó depilarte las axilas. Para ti, que procuras levantar los brazos lo mínimo imprescindible para que nadie lo note.

O para ti, que te dejas la camisola para no enseñar las estrías.

Escribo para ti, que te has creado todas esas vergüenzas, que no te das cuenta de que no son cosa de tu cuerpo, que están en tu cabeza.

Te escribo para que te relajes, para que disfrutes, para que te olvides de todo. Tengas 15, 30 o 60 años si tu cuerpo te ha llevado hasta ahí con vida, créeme, vale más de lo que piensas.

(Para todas esas mujeres, pero especialmente para mi madre, mi tata y mi prima, mis tres mayores ejemplos de que siendo guapas por dentro lo demás importa una mierda.)

Los mejores estilismos para ir a la playa

Vale que aunque la mona se vista de seda mona se queda, pero no por ello tiene que bajar a la playa todos los días con los pantalones roñosos que ya tienen la goma cedida y esa camiseta de tirantes de hace cinco años. Este post está pensado para todas aquellas que nos quedamos sin ideas en cuanto a elegir estilismos playeros se refiere.

La playa es la oportunidad perfecta para darle salida a todas esas prendas veraniegas que hemos comprado durante las rebajas. Que nos conocemos y por mucho que te las compraras con toda la ilusión del mundo hay algunas que tienen más posibilidades de pasar al permafrost de tu armario que de morir los personajes de Juego de Tronos.

Os traigo cinco propuestas de blogueras que me encantan y de las que soy groopie desde hace tiempo:

El olvidado: la combinación falda y top no termina de convencernos a la hora de sentarnos en la arena por aquello de no terminar llenas de la misma, pero la verdad es que es una de las prendas más cómodas de poner y quitar si no tenemos ganas de andar arriba y abajo con la cremallera del pantalón.

M Y K O N O S 🦀 @drupelosangeles #drupesquadtravels

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El conflictivo: aunque el mono es más lioso para ir al baño y no te permite hacer la típica maniobra estratégica de ponerte solo la camiseta si vas al chiringuito, es una opción perfecta para estar listas en un santiamén.

Es mejor tener con quién pasar los domingos que los viernes 💙.

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El clásico: el vestido blanco largo vaporoso nos encanta, aproximadamente el 80% de las mujeres tiene uno y el 100% de sus hijas se lo cogen prestado de vez en cuando. Ideal para dar paseos por la orilla y hacerse fotos para Instagram.

Easy breezy in our Marina dress @lovelypepacollection 🌾 More on my blog today. Link in Bio 👆🏼

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El preferido: ya sea por comodidad, porque es lo que llevábamos de pequeñas o porque, sencillamente, es de lo que más abunda en nuestro armario, el pantalón con camiseta siempre es el favorito de las bañistas.

El imbatible: el little black dress no solo era el preferido de Audrey Hepburn sino que sigue a día de hoy aún en versión veraniega y nos encanta. Si lo lleva la Ferragni en sus vacaciones de Amalfi imagina lo bien que te va a quedar a ti cuando vayas por Torrevieja.

#ItalianDays #TheBlondeSaladGoesToAmalfi

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¿Cuál es el que te gusta más para pegarte el primer chapuzón del año?

Un hombro al aire es el nuevo escote del verano

En los años 70 se echaron a las calles, bajo las minifaldas, las piernas descubiertas por primera vez en la historia. Por mucho que los diseñadores Mary Quant y André Courrèges se disputaran el título de inventor de la prenda fue el streetstyle lo que popularizó la falda.

INSTAGRAM CLAUWENDIA

Y es que el streetstyle es poderoso no, poderosísimo. Es más poderoso que tener un paquete de pañuelos en el bolso cuando se ha acabado el papel en el baño de la discoteca. Fenómenos como la cazadora amarilla de Zara, las sandalias de pompones o la sudadera con pelo rosa son la prueba de ello.

Cuando vemos algo por la calle que nos gusta es muy probable que si lo encontramos en una tienda nos lo compremos, así de sencillos somos. Como diría mi madre: «Culo veo, culo quiero«.

El último grito nacido de la pasarela urbana según Glamour es el escote a un hombro, que se dispone a relevar al escote Bardott dejando únicamente uno de los hombros al aire, lo que le da al conjunto un aire más informal y casual.

Esta tendencia se convierte automáticamente en una de mis favoritas por el simple y llano motivo de que te cuesta cero euros, algo muy importante cuando eres una cutri-blogger, como yo.

Así que si queréis lucir el escote del verano, es tan sencillo como poneros una camisa (puede ser vuestra o robada del armario de un familiar) y dejar sutilmente uno de los hombros fuera a lo «uy, se me ha descolgado la camisa style«. Si os lo intentan subir, negaos en rotundo y argumentad que Anna Dello Russo os dedicaría sin duda alguna un shooting en Vogue Japan si os viera así de estilosas.

La oda de la moda a las alpargatas

Cuando eras pequeña y se las veías puestas a tu madre o a tu abuela no es que te apasionaran especialmente, ¿pero ahora? Ahora las idolatras, las amas, las esperas todo el año con ansias e incluso les pondrías un piso al lado de un Mercadona.

Frescas, cómodas, combinables tanto de día como de noche, planas, de tacón, se adaptan cada temporada a las tendencias… Las alpargatas son todo lo que podrías pedirle a un zapato en esta vida.

Si hasta Chiara Ferragni, es decir, la guía estilística de la moda del siglo XXI, crea una sección de alpargatas dentro de su línea de calzado, es que algo tienen que tener.

CHIARAFERRAGNICOLLECTION

No os digo que os compréis las de la bloguera italiana (lo de gastarse 500 euros en un zapato como que duele un poco más que en la cartera, en el alma) pero tenemos un sinfín de opciones más económicas. Ya que es un zapato tan nuestro, he decidido dejarme de tiendas low cost y poneros diseños de tiendas españolas:

Planas: las favoritas dela clasificación

GAIMO

MALABABA Y AUREVOIRCINDERELLA

De tacón: para las noches veraniegas

LOLITA BLU

VIDORRETA

Para ellos: amantes de lo clásico o atrevidos

ALPARGATAS DE ESPAÑA, GAIMO Y AUREVOIRCINDERELLA

CALZADOS VIDORRETA Y GAIMO