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Guerra al sujetador: ¿la tendencia ‘braless’ viene para quedarse?

Mientras se nos ha vendido por activa y pasiva el push up como si fuera una prenda más definitiva que el Lékué para los que nos independizamos (pechos turgentes y redondeados a la altura del gaznate…) cada vez más mujeres nos quedamos con el pecho «suelto».

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Para muchas ir sin sujetador es una protesta, no tan llamativa como la de prenderle fuego a la prenda pero con el mismo mensaje, para otras una mera cuestión de comodidad (no os hacéis una idea del calor que da eso en verano) y para otras, simplemente, algo estético porque les parece que les sienta mejor la ropa.

El cambio se lo tenemos que agradecer, en parte, a Kendall Jenner, Demi Lovato, Jennifer Lawrence o Rihanna que han salido a la calle marcando orgullosas los pezones con sus slip dress o crop tops y no ha pasada nada. No ha aparecido una grieta en el suelo ni se han liberado los Jinetes del Apocalipsis.

Independientemente de lo que nos motive a las que sigamos esto, es importante que rompamos la imagen sexualizada que se nos vende de los pezones y empecemos a verlos como una cosa cotidiana.

Además, como os comenté anteriormente en este post, ir sin sujetador ayuda a trabajar la musculatura del pecho (y por tanto evita hasta cierto punto la caída)

Pero si tienes pensado apuntarte al club y quieres familiarizar progresivamente a tus pezones a la nueva sensación de libertad, empieza con prendas con un tejido algo más grueso, tops de volantes o estampados que disimulan los volúmenes.

Recuerda que lo más importante es que te sientas a gusto contigo misma lleves lo que lleves.

Los perfectos cuerpos imperfectos

Nunca es oro todo lo que reluce, y menos si ya hablamos de Instagram.

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De hecho, si analizo la red social, mi timeline se compone en un 30% de recetas deliciosas que nunca cocinaré, un 10% de tostadas de aguacates, 40% de fotos de los hijos de amigas/tías/primas y un 20% de cuerpos perfectos.

No me malinterpretéis, no tengo nada en contra de los cuerpos perfectos. Simplemente que veo que la gente se esmera tanto en lograr la perfección en una foto para sus seguidores que parece que, los que la vemos, terminamos olvidando que la perfección no existe.

La perfección no existe cuando ves ese maravilloso disparo del Coliseo de Roma y una pareja besándose, ya que seguramente hayan eliminado a un grupo de turistas chinas con Photoshop.

La perfección no existe cuando ves una cara perfectamente tersa y lo que tiene es un maquillaje que cubre todos los relieves a modo de cemento armado, filtros y edición.

Y la perfección tampoco existe con los cuerpos esculturales. Existen ángulos buenos, luces bien puestas y posturas estratégicamente pensadas, todo lo demás que ves, es lo mismo que tienes tú: piernas, brazos…

La perfección es un ideal, algo irreal y no debería importarnos, porque detrás de esas imágenes hay una serie de cosas que no vemos que pueden haberla alterado.

Que no exista no quiere decir que tenga nada de malo buscarla (no he conocido a nadie a quien le guste salir con los ojos medio abiertos porque le han pillado parpadeando en una foto) pero sí recordar que la verdadera aspiración sería aceptarnos cómo somos en conjunto.

Así que cada vez que veas una imagen aparentemente perfecta, recuerda que, como muchas instagrammers han hecho, existe la otra cara de la luna que es la verdadera, la casual.

Igualmente fantástica, igualmente aceptable y de hecho, aún más auténtica, ya que muestra quiénes somos al natural.

Nobody looks like the left picture 24/7. ⠀ Not here. Not on Instagram. Not in modeling shoots. Not anywhere.⠀ But you know what we ALL look like 24/7??? BEAUTIFUL 💕💕💫⠀ .⠀ When you start your fitness journey you will always have a "why", a why you're changing your habits and health for the better.⠀ >>You're setting a good example for your kids to live a healthy life (they're always watching… 👀)⠀ >>You want to get ahead of family health issues ❤️⠀ >>You are on a self love journey, and are loving yourself whatever stage you're at! 🙌🏼⠀ >>You want to be around as long as you can for the people you love 👨‍👩‍👧⠀ Whatever it is it keeps you going! You can and will do anything for this why!⠀ .⠀ Don't go out and compare yourself to others and make your why "I want to look like her" ⠀ because 1: that why is not gonna last hon. ⠀ And 2: that person probably doesn't look that way ALL the time. ⠀ .⠀ You are beautiful just the way you are 🙏🏻 Not when you're trying to be someone else. But when you're being the beautiful person you are. Let's practice some self love this Wednesday! ✨💫💕🌈⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ .⠀ #fitnessgirl #transformations #selflove #mealsome #selfconfidence #selflovefirst #womensupportingwomen #girltribe #WednesdayWisdom #selfempowermentinnerstrength #selflovesunday #personaldevelopment #instagramvsreality #strongnotskinny #fitnessinspo #workoutinspiration #weightlossjourney #highvibrations #holistichealth #loveyourself #loveyourskin #natural #naturalbeauty #womeninbiz #youarebeautiful #strength #selfloveclub #mywhy #womenentrepreneurs #youaremagic

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« You cannot understand, you have a perfect body ». ⠀ ⠀ Yes, I workout. Yes, I eat healthy. No, I do not have a perfect body. And you know why ? Because I stopped looking for it. ⠀ ⠀ When I started working out, I had these crazy expectations on the body I hoped / wanted to get. Finally, I will get a thigh gap, a flat stomach, and no more cellulite !! Because that’s how a healthy body is perceived. Because people make you think is it not normal to have it. But you know what ? It is. Yes, I still store fat on my stomach. Yes, I still have cellulite. And yes, I am still « healthy ». Remember one thing : your body is NOT the enemy 💫 _______________________________________ « Toi, tu ne peux pas comprendre, tu as un corps parfait ». ⠀ ⠀ Oui, je fais du sport. Oui, je mange sain. Non, je n’ai pas un corps parfait. Et vous savez pourquoi ? Parce que j’ai arrêté de le rechercher. ⠀ ⠀ Quand j’ai commencé le sport, j’avais ces attentes incroyables sur le corps que je voulais / espérais avoir. A moi le thigh gap, le ventre plat, plus de cellulite !! Pourquoi ? Parce qu’on vous fait croire que c’est ça, un corps sain. Parce qu’on nous fait croire que ces choses là ne sont pas normales. Et vous savez quoi ? Elles le sont. Oui, je stocke toujours la graisse dans le ventre. Oui, j’ai toujours de la cellulite. Et oui, je suis quand même quelqu’un de « sain ». Rappelez-vous d’une chose : votre corps n’est PAS votre ennemi 💫 . . . #youareenough #selfacceptance #bodypositive #realitycheck #bbg #tbc #gfg #girlgains

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Los pantalones de cuando vuelva a estar delgada

Hace tres años aproximadamente mi cuerpo experimentó un cambio de cintura para abajo. Gané más volumen en lo que viene a ser la zona del culo y las piernas lo que hizo que, muy a mi pesar, tuviera que romper mi relación con todos mis pantalones de la talla 36.

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El cambio fue devastador, no ya por las medidas sino por el hecho de que me quede con el armario cojeando y tenía pantalones que había llegado a amar más que a la mayoría de mis ex novios.

Tomé la decisión de comprarme pantalones nuevos (lo de salir a la calle en bragas no lo contemplaba) y volví a tener una buena provisión de vaqueros de tallas 38 y 40.

Sin embargo, los anteriores, los dejé, seguro que como muchas «para cuando volviera a estar delgada».

No digo que en este momento de mi vida esté gorda, que para nada, tengo una constitución normal, pero sí que me los dejaba para cuando «adelgazara».

Tener en mi armario esos vaqueros, en una especie de banquillo a la espera de que mi cuerpo decidiera de repente cambiar, fue algo que, como me di cuenta, no llevaba a ningún lado.

Opté por darle los pantalones a mi madre (coincide que en cuanto yo gané volumen ella lo perdió) y conseguir así que alguien pudiera aprovecharlos.

Estoy feliz con mi peso y con mi talla y totalmente enamorada de mis pantalones actuales. Al final, tener unas prendas «a la espera» me producía la sensación de que no estaba satisfecha con mi cuerpo y no estaba disfrutando de mi forma física actual con plenitud, algo que me apresuré a cambiar.

Ahora, tanto mi madre como yo, disfrutamos de pantalones de nuestra talla porque realmente nos gusta tener ropa que favorezca al cuerpo que tenemos, independientemente de cómo estemos.

Así que si, como yo, también tienes cosas en el armario «esperando a que adelgaces», dales una segunda vida y deja de esperar. Es mejor que te compres algo ya que te quede de maravilla y que te haga sentir genial a que estés aguardando algo que no sabes si va a llegar.

Disfruta tu cuerpo y empieza a hacerlo desde ya.

P.d.: En esta foto llevo unos pantalones de la talla 40. Creo que mi cara lo dice todo.

Trucos para cuidarse el pecho a cualquier edad

Tenemos jabones, mascarillas, cremas y tratamientos especialmente creados para el cuidado de la cara en la repisa de nuestro baño, pero en lo que a pecho se refiere andamos un poco perdidas.

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Y es que claro, como cuando vas por el pasillo del supermercado no hay ningún letrero que ponga «Crema para pechos», no te planteas que necesiten un cuidado especial. Tiempo al tiempo, que igual los de marketing lo ven una buena idea y lo acabamos teniendo.
Además de que la zona del escote cuente con una piel delicada, tiene que sujetar más peso que otras partes del cuerpo, lo que hace que a la larga puedan aparecer estrías.
Pero que no cunda el pánico, podemos cuidar el pecho desde ya con lo que tenemos por casa y cambiando algunos hábitos que hacen que nos juguemos la salud de la zona.
Para empezar despídete del topless, está genial que quieras evitar las marcas del bikini, pero si ya de por sí el sol es malo, en el pecho ni te cuento. Sin embargo, si tu bronceado es algo que te tomas tan en serio como el currículum de LinkedIn, al menos toma el sol con protección total.
El sol hace que la piel pierda agua y precisamente tenemos que procurar tener la zona bien hidratada, lo que incluye aplicar cremas específicas y exfoliarla al menos una vez a la semana para eliminar las impurezas de la piel. Además, darse duchas con agua fría en el pecho produce también efecto reafirmante.
Aunque lo recomendable sería ir sin sujetador para mantener la musculatura de la zona activa, si te resulta incómodo ir con las gemelas sueltas (no todas lo llevamos bien) elige el sujetador correctamente, lo que significa no solo comprarlo de tu talla sino elegirlo sin aros. Puedes empezar también a hacer ejercicios de pecho para desarrollar los músculos de la zona.
El pecho es como todo, con unos buenos hábitos de ejercicio y alimentación equilibrada, también podemos cuidarlo. Por último, no nos olvidemos que igualmente forma parte del cuidado explorarnos el pecho con regularidad (puedes aprender a hacerte la autoexploración en este vídeo) y estar pendiente de las pruebas correspondientes que te pida el médico.
La estética es importante, sí, pero la salud es lo primero.

Del verano y tus vergüenzas

Esto va para ti, que solo te tumbas boca arriba en la toalla a pesar de que no estás cómoda porque sabes que si te tumbas de lado se te va a resbalar la tripa.

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Va para ti, que te da vergüenza hacer topless por tener las tetas pequeñas, o caídas, o con pezones grandes, o con areolas como hamburguesas, aunque te encantaría, por una vez, no tener la marca de los tirantes.

Esto va para ti, que nada más salir del agua de la playa o la piscina te enrollas en el pareo para que nadie vea tu celulitis. Que lo usas desde que sales del coche hasta que vuelves. Que no te lo quitas ni para tomar el sol en la arena.

Va para ti, que aún con 38 grados a la sombra no te quitas la camiseta para que no se vea que tienes los brazos flácidos. Para ti que cada verano es la misma historia y te da la misma vergüenza.

Va para ti, que te sientas cruzada de piernas por no querer mostrar tus dedos de los pies, pequeños y regordetes, como todos los de las mujeres de la familia. Que haces lo imposible porque no se vean aunque signifique no salir casi nunca con sandalias.

Va para ti, que rechazaste hace un mes ese bikini que te encantó solo con verlo colgado en la percha porque no te atreves a ir con la tripa al aire. Para ti, que al final compraste un bañador, aunque te gustaba mucho menos, solo porque tapaba más.

Va para ti, que no quieres bajar a la playa con la regla por si alguien se da cuenta de que llevas compresa. No, ni siquiera sin alas, o un tampón, no vaya a ser que se salga el hilo por fuera y te deje en evidencia.

Va para ti, que pasas de jugar al voley con las amigas porque se te olvidó depilarte las axilas. Para ti, que procuras levantar los brazos lo mínimo imprescindible para que nadie lo note.

O para ti, que te dejas la camisola para no enseñar las estrías.

Escribo para ti, que te has creado todas esas vergüenzas, que no te das cuenta de que no son cosa de tu cuerpo, que están en tu cabeza.

Te escribo para que te relajes, para que disfrutes, para que te olvides de todo. Tengas 15, 30 o 60 años si tu cuerpo te ha llevado hasta ahí con vida, créeme, vale más de lo que piensas.

(Para todas esas mujeres, pero especialmente para mi madre, mi tata y mi prima, mis tres mayores ejemplos de que siendo guapas por dentro lo demás importa una mierda.)

Los consejos definitivos para tener un «cuerpo bikini» este verano

Cuando los anuncios de colonias se ven sustituidos por otros de supuestas pastillas adelgazantes milagrosas o cremas reductoras sabes que es el momento de ponerse manos a la obra en el «cuerpo bikini», ese que siempre se empeñan en que tienes que conseguir como si fuera una condición imprescindible para pisar la playa. Han montado tan bien la estrategia comercial que todas queremos tenerlo. Así que aquí tenéis, bajo mi punto de vista, algunos consejos que os ayudarán a conseguirlo:

  1. Bebe líquidos, sobre todo en buena compañía y en abundante cantidad. No, no estoy hablando de que te hidrates a base de mojitos o cubatas. Vale que una vez al año no hace daño pero lo suyo es que dejes todas las bebidas alcohólicas (incluyendo la sangría y el tinto) para ocasiones especiales. Los refrescos y sus azúcares también entra en esta categoría. Y no ya porque sea casi verano, sino porque para tu salud no son buenos. Si, como a mí, el agua no te apasiona, puedes hacerte infusiones o aguas saborizadas con rodajas de lima, limón y pepino. Importante tener cuenta que estarás haciendo trabajar al riñón constantemente por lo que más te vale estar en sitios con el baño cerca.
  2. Un poco de ejercicio al día. No digo que te apuntes a dos meses del verano al gimnasio, que eso no funciona así, pero sí que te cojas el reproductor de música y salgas a correr, si no quieres correr, a andar, si no aguantas el ritmo de andar, pues a pasear. Aprovecha los atardeceres veraniegos que son un regalo para los sentidos y te harán desconectar.
  3. Come sano, que no poco ni mal, no digo que te pongas a dieta, pero sí que te alimentes de manera equilibrada, que adquieras buenos hábitos y los mantengas el resto del año. Es la temporada de las ensaladas y de las frutas con alto porcentaje hídrico. Son alimentos jugosos, crujientes y frescos. Te permitirán hacer una digestión ligera, lo que significa que no caerás al sofá resoplando como un rinoceronte cada vez que termines de comer.
  4. La celulitis, la flacidez, las estrías, la cicatriz de la pierna derecha, la de la cesárea, el culo enorme, el culo plano, las tetas caídas, el pecho inexistente, la piel de los brazos que cuelga, las arrugas del escote, los tatuajes verdes comidos por el sol… Todo ello eres tú, así que, ¿qué tal si en vez de seguir insistiendo en esconderlo, este año, por fin, te reconcilias, lo abrazas y te aceptas tal y cómo eres?
  5. Cómprate un bikini o un bañador. Uno que te guste. Póntelo. Vete al espejo y siéntete preciosa. El único requisito para tener un «cuerpo bikini» es enfundar el tuyo en uno.

Hay que tener valor

«Hay que tener valor para venir así con lo gordita que está, pero siempre viene guapísima» comentaba una compañera mía mirando a otra que acababa de entrar. No pude sino darle la razón cuando me fijé en cómo iba vestida. De una camiseta corta ceñida le sobresalía un poco de tripa que se montaba encima de la cintura de la falda de talle alto.

Y'all out here thinking I'm done, that you can fuck with me, but you can't. I'm not going anywhere 👏🏻💯✌🏻️ #effyourbeautystandards

A photo posted by Plus Model✖️ Mom ✖️ Feminist🎄 (@tessholliday) on

«Pues sí, hay que tener valor» pensé una vez más. Hay que tener valor para entrar en una tienda y desobedeciendo las imágenes de de las modelos que parecen ser los únicos con derecho a lucir ciertas prendas, comprar en un acto de rebeldía, la ropa que realmente nos gusta.

Hay que tener valor para salir a la calle sin maquillar, con las bolsas bajo los ojos de haberte quedado hasta la madrugada enganchada a esa serie que te gusta, y aún más valor cuando te dicen que tienes cara de cansada y que deberías echarte algo. Hay que tener valor para aguantar estoicamente ese tipo de comentarios y aceptar la cara que nos devuelve la mirada en el espejo, cada vez más ojerosa, cada vez más arrugada, pero cada vez más nuestra.

Hay que tener valor para salir a bailar con un vestido escotado que a duras penas mantiene en su sitio una copa C. Y también hay que tenerlo para quitarse el sujetador en la penumbra de una habitación, delante de unos ojos indiscretos cuando, por genética, has sido dotada debajo de él con poco o nada. Así como hace falta valor para ir sin depilar en una sociedad en la que el cuerpo debe ser como los gatos egipcios, sin una pizca de pelo.

Hay que tener valor para ponerse el bikini por primera vez después de una cesárea dejando al aire la cicatriz y las estrías. Porque si para algo hay que tener valor es para llevar una vida durante nueve meses, sacarla adelante y sobrevivir para contarlo. Hay que tener valor porque independientemente de comentarios y miradas despectivas, esa cicatriz debe ser lucida con más honor que cualquier medalla de condecoración.

Hace falta valor para ser como somos en realidad, para llegar a la conclusión que a la única persona a la que debemos rendir cuentas es a nosotras mismas entendiendo que quien realmente nos quiera aceptará nuestra forma, relieves, accidentes geográficos y curvas independientemente de la cantidad que tengamos y el lugar en el que se encuentren.

Las deportistas olímpicas no pueden estar gordas

(Porque, por lo visto, ser gorda es lo peor que te puede pasar en la vida)

¡Qué bien que han empezado los Juegos Olímpicos! No paro de ver como todos mis amigos de Facebook (muchos que nunca antes habían manifestado un interés especial por el deporte) comparten hasta el hastío noticias, fotos, vídeos, memes de los Juegos y, por supuesto, se felicitan cada vez que cae una medalla como si fueran ellos mismos los que hubieran pasado cuatro años de su vida trabajando para conseguirla.

Alexa Moreno. TWITTER

Alexa Moreno. TWITTER

No me malinterpretéis, me encanta que la mayor competición deportiva despierte en nosotros estos sentimientos de orgullo y que ahora, de repente, todos seamos Mireia Belmonte.

La pena es que ese objetivo olímpico que aboga por la paz y la unión entre todas las naciones del mundo no cale en todos los ámbitos y me encuentre titulares como Critican a una gimnasta mexicana por considerarla «gorda».

Otro ejemplo es el caso del periodista italiano Giuseppe Tassi, director del diario QS Quotidiano Sportivo, que tituló Il trio delle cicciotelle sfiora il miracolo olimpico a la noticia de la derrota del equipo italiano de Tiro con arco.

«El trío de las gorditas roza el milagro olímpico» se atrevió (porque sí, hay que atreverse para poner un titular de este estilo) a colocar Tassi en el diario. Aunque tras las críticas se disculpó diciendo que no pretendía herir a nadie ni discriminar, («Queríamos ser afectuosos» declaró), ha sido cesado de su puesto de director.

Porque las sensibilidades se hieren. Con todo la evolución que llevamos detrás que se siga utilizando la palabra «gorda» como peyorativo es algo vergonzoso.

Pero aún más preocupante es que nos encontremos en la pantalla a deportistas que han sacrificado tanto de su vida, que han luchado con uñas y dientes, que sueñan con esa oportunidad de hacer historia y solo veamos un cuerpo gordo, delgado, alto, bajo, o, en el caso de los rankings de «buenorros» de Rio 2016, guapos y feos.

Que yo sepa, y corregidme si me equivoco, los Juegos no son un certamen de belleza, sino que miden quién es el mejor en una modalidad deportiva.

A ver si el espíritu olímpico, y no hablo del de sentirse orgulloso de los logros, hablo de la superación personal, del deporte como virtud, del espíritu de equipo, de sacar lo mejor de uno mismo, se nos contagia un poquito y vemos con otros ojos a estos deportistas, que no hacen otra cosa más que perseguir su sueño.

Los abdominales, esos malditos bastardos

Si te pregunto cómo se consiguen marcar los abdominales, tu respuesta sería…
a) Entrenándolos el gimnasio
b) En la cocina
c) Rezando y poniéndole una vela a la estampita de Schwarzenegger

Siempre he pensado que era una cuestión de gimnasio, ¡y más viendo los entrenamientos de los ángeles de Victoria’s Secret! Pero resulta que no, que se hacen en la cocina. Revolví la mía de arriba abajo buscando ese producto milagroso que los cultivara pero nada.

Los abs de Kate Hudson están tan entrenados que saludan a quien quiera que pase por su lado. GTRES

Los abs de Kate Hudson están tan entrenados que saludan a quien quiera que pase por su lado. GTRES

Os preguntaréis a qué viene esto que ande en busca y captura de abdominales. Os diré algo, queridos seguidores de tendencias, los abs, esta año, se llevan. Si algún hombre se encuentra leyendo esto, seguramente pensará: «Vaya novedad, los abs se llevan cada verano». Entre chicos puede, pero nunca antes habían tenido tanto éxito entre nosotras.

Como ya llevo un par de años yendo al gimnasio, me los propuse en Año Nuevo. «Este año tendré abs» pensaba mientras tomaba el tercer trozo de turrón en casa de mi tía. Porque en pleno siglo XXI si dices ‘abdominales’ o ‘tableta de chocolate’ quedas más pasada de moda que el botijo de arcilla. El reinado de Instagram dicta que son los abs o sino el six pack.

Así soy yo, llamadme ‘loca’. La gente en Año Nuevo se propone dejar de fumar, ver todas las temporadas de Juego de Tronos y yo me propongo trabajar los abs, llevo a una pequeña culturista en mí. Y es que, como buena fitster, me gusta probar entrenos y rutinas nuevas. Hay que probarlo todo en esta vida y el gimnasio no es una excepción.

Los abdominales siempre están ahí. Como decía el protagonista de Un paseo para recordar, «No los ves, pero se sienten». Así que empezó mi proceso de esculpimiento estomacal. No es fácil, no os voy a engañar. Es cansado, sacrificado y requiere que tu cabeza diga «No» a cosas que tu estómago dice «Oh, sí por Dios, y con doble de chocolate por encima«. Se dice que se hacen en la cocina porque, según Ángel Carmona, entrenador personal del gimnasio Altafit de Cuatro Caminos, «la grasa de la tripa es la última que se pierde». Mira, igualito que la esperanza.

Eso significó decirle «adiós» al queso, a la leche con lactosa, a las grasas, azúcares e hidratos de carbono a partir de la tarde y por tanto, hacerme una de las mayores consumidoras de proteínas y verduras del país. Y es que la clave para perder grasa, a diferencia de lo que mucha gente piensa, no es pasar hambre, todo lo contrario, es hacer tus cinco comidas al día. Pero cinco comidas de verdad (las barritas de cereales de BiCentury, Kellogs y demás NO cuentan como comida), y equilibradas. Pollo, pavo, pescado… todo a la plancha o al horno acompañado de verduras. En mi vida he comido tanto. Yo, que nunca he pasado los cincuenta y pocos estoy ahora en más de sesenta kilos de puro músculo.

Si eterminas de ejercitar los abdominales peinada y sonriente es que algo estás haciendo mal. GTRES

Si terminas de ejercitar los abdominales peinada y sonriente como ella es que algo estás haciendo mal. GTRES

Fijaos si estoy comprometida con la dieta que en la redacción de 20 Minutos soy la que come merluza con guisantes a las 11 de la mañana. ¡No! No es que siga la dieta Dunkan, es que las comidas que hago son así de completas. Y todo ello regado con sus dos litros de agua entre colas de caballo, tés y otras infusiones que me hacen olvidar lo poco que me gusta beberla.

Aunque tampoco os vayáis a pensar que he cortado de raíz con el resto de comida. Sigo la ley del cheatmeal, lo que significa que una vez por semana puedo comer lo que quiera. Esto sirve para ‘calmar’ la posible locura que estemos gestando internamente por comer sano. Que la vida son dos días y por muy fitness que seas, no está reñido con disfrutar.

Pero no solo de comida sana viven los abs, sino que al mismo tiempo debía seguir una rutina de abdominales que les despertara de su letargo de más de 20 años y les obligara a salir al mundo exterior. Los ejercicios que te permitirán lucir crop top son las planchas y los abdominales, tablas que ahora procuro hacer tres días a la semana.

Ojo, menudos entrenamientos, al día siguiente te duele todo el cuerpo hasta al estornudar. Así fue como, entre comidas y ejercicios, la grasa se fue marchando (de todas las zonas, eso sí, no solo de la barriga. ¡No os vayáis a pensar que solo se pierde la grasa focalizada!) y los baby abs empezaron a despuntar poco a poco, aunque claro, cada persona tiene una constitución diferente e igual con otra genética resulta más o menos difícil sacarlos a la superficie.

Pueden gustarte u horrorizarte. Yo, por mi parte, hasta que se pase el furor de los abs y se lleve desarrollar cualquier otro músculo, seguiré dándole a la tripa.