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¿Te echas bien la crema solar?

Menuda pregunta, ¿eh? Como si fuera algo para lo que necesitaras hacer un posgrado. Pero es el momento de sincerarnos. Que levante la mano quien se eche la crema aprisa y corriendo procurando extenderla al máximo para no terminar como una croqueta recién salida de la sartén. Exacto, todo el mundo.

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Sin embargo hay algo que no pone en la etiqueta de los botes (y he leído bien las de los míos, así que sé de lo que hablo) y es que la cantidad de crema que te eches determina si te estás protegiendo bien contra el sol.

Vamos que por mucho que te pongas protección SPF 30 o el cemento armado que parece la de 50, si no te pones la cantidad suficiente, no le estás sacando todo el partido.

Para que te hagas una idea, necesitarías seis cucharadas de postre para protegerte bien el cuerpo (siete si te gusta ir a playas nudistas). De hecho, según los expertos nos ponemos muy poca crema por centímetro cuadrado, lo que significa que solo estamos recibiendo el 40% de la protección que pone en el bote.

El investigador a cargo del estudio que ha llegado ha estas conclusiones, el profesor Antony Young, declaró que «no hay duda de que la crema solar proporciona protección contra los rayos ultravioleta que provocan cáncer, sin embargo lo que este estudio muestra es cómo la manera en la que nos echamos la crema tiene un importante papel en determinar su efectividad. La gente se echa mucha menos protección de la que piensa. Si usas crema de factor 20 y te echas 0,75 mg por centímetro cuadrado tu nivel de protección es como si te echaras crema factor 4″.

¿Su recomendación? Ponerse crema «con un factor de protección tan alto como consideres» y en la cantidad adecuada, por supuesto. Es decir, nada de escatimar para no quedar con las manos pringosas, úntate bien aunque luego signifique que vas a dejar la pantalla del móvil con huellas.

Y además recordar que no solo hay que echarse el producto media hora antes de recibir los rayos de sol (es decir, antes de salir de casa localiza el bote y empieza con el proceso de cubrirte en pringue blanco) sino que cada vez que nos bañemos, sudemos o nos sequemos con la toalla, hay que volver a echarla. Por tanto tenemos que estar pendientes continuamente. Tienes que imaginarte que están tus padres al lado diciéndote «Ponte crema».

Puede que no sea una de las cosas que más nos guste (todos tenemos a alguien del grupo que parece estar en guerra contra la crema solar y termina más churruscado que un chorizo a la parrilla. Si no se te viene nadie a la cabeza es posible que esa persona seas tú), pero es algo que hay que hacer.

Becomes a mum but still gets sunburnt like a kid #ChiaraTakesSardinia

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Es el momento de romper con el sujetador de aros

(Y da igual cuando leas esto.)

Desde tiempos inmemoriales las mujeres hemos sometido a nuestro cuerpo a torturas absurdas fruto de la estética de la época: miriñaques, polisones (los culos postizos estilo hermanastras de la Cenicienta), el corsé… Y todavía seguimos usando los nietos del último.

VICTORIA´S SECRET

Los sujetadores con aros son el mal y lo sabes, ya que nada más llegar a casa es lo primero que te desabrochas, peores incluso que el hilo de suciedad que se queda sin barrer entre el recogedor y la escoba. 

Mi madre me lo decía cuando vivía mi hormónica adolescencia: “No te pongas ‘sujes’ con aros”. Pero yo, cabezona, insistía en sumergirme en el mundo de los aros y las almohadas de relleno de los push ups. Hasta que llegué un día a casa y, sin decirme nada, se los había quitado a todos ellos. Menudo trauma.

Quizás no fue, no, quizás no, mamá, quitárselos sin mi consentimiento no fue la mejor manera de hacerlo, pero ahora sé que solo te preocupabas.

Y con razón, porque los aros metálicos del sujetador hacen un daño impresionante. Y vamos a ser realistas, a diferencia de cuando tu monitor de spinning quiere que le des más caña a la bici, si hace daño NO está funcionando.

Pero además de resultar molestos, provocan que los músculos de la zona se atrofien y, por tanto, no se desarrollan, lo que logra que el pecho quede sujeto de manera natural.

Pero eh, ¡eh! No te me lances al cuello ni corras a esconder tus sujetadores a un lugar más seguro (por si tu madre lee esto y tiene la ocurrencia de la mía). 

Existe todo un mundo de posibilidades más allá de los aros y, gracias a la tendencia de buscar un pecho más natural, las firmas lenceras cada vez ofrecen más variedad, lo que se traduce en que hay sujetadores sin aros más allá del típico color carne.

Así que si eres de esas que no pueden salir de casa sin sujetador o que simplemente te encanta la prenda, atrévete a buscar las más cómodas y, por tu bien, pasa de la tortura (innecesaria) de los aros.

Adiós a las modelos de la talla 34

Así lo han decidido en una carta que entrará en vigor en la próxima Semana de la Moda LVMH y Kering, los conglomerados que contienen Marc Jacobs, Kenzo, Louis Vuitton, Dior, o Yves Saint Laurent, Gucci, Puma, Stella McCartney y Balenciaga respectivamente entre otras marcas.

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Es decir, dos pesos pesados de la moda, el Madrid y el Barça de la industria textil (que no es moco de pavo), han decidido cambiar las condiciones de trabajo de sus modelos entre las que incluyen dejar fuera a las modelos menores de 16 años para trabajos de ‘moda adulta’ y prohibir que los que tienen de 16 a 18 trabajen entre las 22h y las 6 de la mañana.

Pero la medida más llamativa ha sido la respectiva a las tallas. Toda modelo femenina inferior a una 36 (34 española) no podrá trabajar, así como modelos masculinos de la 46 (44 española). Lo que supone que deberán tener al menos una talla 38 o 48 (36 y 46 españolas).

Before and after shots in the article on toneandstyle.com about my recovery from anorexia- and how modeling and fashion saved me from myself ❤️🙏http://www.toneandstyle.com/one-models-road-to-recovering-from-an-eating-disorder/ I debated whether or not to feature my sick photos in the article because disorders are too often made about appearance and that anorexia is only "real" if you look a certain way, but the photos of me at my worst are important to my story because they show the true ugliness and disease of anorexia, it isn't beautiful and it isn't about "looking hot." I am happier now, more confident, and more beautiful because Im healthy and complete, and the journey between these two photos you see-though horrific- made me into who I am today – a strong, capable woman. Please read the article (link in bio) and spread it around- this disease is the #1 killer of all mental illnesses and must be talked about so we can begin to help those who struggle and prevent others from having to. Thank you🙏🙏 #recovery #eatingdisorderrecovery #neda #love #awareness #eatingdisorderawareness #eatright #mentalhealth #spreadlove #anorexìanervosarecovery #anoreixa #evergreen #model #grateful

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Además deberán presentar un certificado médico que secunde su buena salud realizado al menos seis meses antes del desfile o sesión fotográfica y tendrán a su disposición un psicólogo durante el horario de trabajo, algo que pretende paliar los desórdenes que se sufren en el sector.

Aunque la noticia merezca ser celebrada me sigue pareciendo increíble, y hasta cierto punto vergonzoso, que, en primer lugar, a estas alturas no se hubiera puesto como punto de partida el bienestar de estos profesionales y no se haya regulado hasta ahora.

En segundo lugar, si un desfile es una herramienta de comunicación, la imagen que se estaba comunicando  (y que por tanto está llegando a los espectadores) era de una delgadez que, si bien no tiene por qué ser insana (en el caso de que se tenga esa constitución) puede dañar las referencias de las generaciones más jóvenes haciéndolas pensar que solo es aquel que ven el ideal correcto de belleza y por tanto conduciéndolas inexorablemente a desarrollar inseguridades que pueden llevar a padecer trastornos.

Bronceado pero sano

Aprovechando que nos faltan escasos días para el verano, que ya aprieta el calor y que este martes 13 de junio fue el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, debemos tener en cuenta una serie de cosas si queremos tomar el sol con seguridad.

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Los consejos han sido sacados de de la nota de prensa del Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca.

1. Protector solar antes de la exposición al sol y renovar, sobre todo después de cada baño (por mucho que diga que es resistente al agua, que más vale prevenir que curar). Ya sé que es un rollo tener que estar pendiente de la crema y que sin una madre detrás que nos lo recuerde se nos olvida la mayor parte de las veces, pero hay que hacerlo.

2. Nada de sesiones maratonianos al estilo «vuelta y vuelta» bajo el sol y sobre todo evitar la exposición solar entre las 12 y las 16 horas. Es decir, si quieres echarte la siesta, hazlo a la sombra pero nunca bajo el sol que es cuando más pega (y cuando más dañino es).

3. Adiós a las sesiones bronceadoras con lámparas de rayos UVA. No es obligatorio que siempre estés morena. Estas máquinas contribuyen a la aparición de cánceres cutáneos y aceleran el envejecimiento. Sales más morena, sí, pero con más posibilidades de padecer cáncer y más vieja.

4. No exponer a insolación directa a los niños menores de 3 años y ponerles siempre crema con un alto factor de protección. No olvidemos que la piel conserva la memoria de todas las radiaciones recibidas. Es por eso que cuanto más importante ha sido la dosis, mayor es el riesgo de la aparición de cánceres en la edad adulta.

5.  Salir a correr, montar en bici, irte de compras por Gran Vía… Podemos quemarnos realizando cualquier actividad al aire libre, así que échate crema antes de salir de casa.

6. Lo de que si está nublado/llueve/hay nieve etc el sol no pega, es falso.

7. Ropa protectora como gorras y gafas de sol con cristales homologados filtrarán los rayos UVA y UVB. A los niños, además, ponerles camisetas secas y opacas: una camiseta mojada deja pasar los rayos UV.

8. Secarse bien después de cada baño. Nada de secarse al sol presumiendo de tu nuevo bikini ya que el efecto lupa de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y disminuye la eficacia de los protectores solares (sí, aunque sean resistentes al agua).

9. Beber agua a menudo. El sol deshidrata nuestro organismo. Vigilar especialmente a las personas mayores, cuya sensación de sed está atenuada, y a los niños, cuya necesidad de agua es importante y sus centros de termorregulación son todavía inmaduros.

10. Si ves que una peca o lunar ha cambiado de forma, tamaño o color, no lo «dejes estar» y consultar a un dermatólogo. Puede ponerse feo.

Carta a mi yo de 50 años (para cuando los tenga)

Querida yo de 50 años:

Antes que nada, lo siento.

Lo siento porque no me estoy echando crema de protección 50 todos los días antes de salir de casa. Ambas sabemos que lo he intentado, pero que soy un desastre y me acabo olvidando. Lo siento porque no soy capaz de beber los famosos dos litros de agua que recomiendan al día. Lo siento porque no consigo eso de pedirme un té verde cuando hay plan de cañas con los amigos en un bar.

@meetingmara

Te diré que llevo 25 años vistiendo como me da la gana y espero que, 25 años después, sigas haciéndolo. Me dan lo mismo los artículos de «Prendas que no deberías llevar a partir de los 30» o «Las reglas para maquillarte si tienes más de 40». No lo sigas, no hagas caso, viste, calza y maquíllate como te salga de las narices, como te sientas favorecida y a gusto contigo misma a pesar de que vaya en contra de lo que te recomienden.

Lo siento porque no tienes cientos de amigos de la infancia. Supongo que aprendí demasiado pronto que mi tiempo era una inversión y que no merecía la pena emplearlo en todo el mundo. Pero si has sido lo bastante lista, algo de lo que no tengo duda, conservarás esas pocas amistades que he ido coleccionando a lo largo de los años. Esas que sabes que se han ganado el derecho de ser amigos, y de las que tienes la gran suerte de poder llamarles así. Los que, a falta de más hermanos, espero que sean los posibles tíos postizos si has tenido hijos. Que si no los has tenido, tampoco pasa nada. Vale que molaba la idea de ser madre, pero oye, allá tú con nosotras.

Espero que estés haciendo deporte. No digo que seas la amante del gimnasio que soy ahora, pero que andes, que corras, que no pases el día sentada, que nos dijeron que nuestro metabolismo va de lento casi hacia atrás y que si no tienes el tiroides ya parado del todo ambas sabemos que acabará sucediendo. No te pido que estés delgada, musculosa o con la tripa plana, pero sí que estés sana. Que el cuerpo es patrimonio de ambas.

Espero que sigas sonriendo cada día de tu vida porque encuentres un motivo para hacerlo. Que le den por culo a las arrugas de expresión. Acuérdate de mamá y de lo guapa que nos ha parecido siempre. También te pido que no te niegues pequeños placeres: bebe una copa de vino de vez en cuando, coge una onza de chocolate negro a escondidas y sigue disfrutando de cómo se deshace en la boca.

Quiere, quiere mucho. Sigue queriendo sin miramientos aún cuando puedan hacerte daño. Tienes un corazón así que aprovéchalo al máximo. Quiere incluso cuando no sea correspondido, cuando sepas que se va a acabar o a miles de kilómetros, pero quiere.

No dejes de formarte, de aprender, no pierdas la curiosidad por lo que te rodea. Sigue creciendo, sí, con 50. Si algo nos enseñó el abuelo es que la juventud reside en mantener la mente fresca aún cuando el cuerpo va en silla de ruedas. No dejes esa buena costumbre de leer unas páginas de un libro antes de irte a dormir. Dedícate tiempo a ti, que lo necesitas y no tiene nada de malo ni de egoísta encontrarlo.

En definitiva, siento si estás «pagando» alguno de mis desaciertos, pero lo bueno de que tengas 50 años es que verás las cosas con perspectiva y sabrás que hemos vivido cada segundo de estos años. Recuerda que te quiero. Siempre lo he hecho y nunca dejaré de hacerlo.

Mara

Mara viste y calza un traje de electroestimulación

Los que me conocéis sabéis que, para mí, el ejercicio y una alimentación equilibrada y saludable forman parte de la belleza. De hecho resaltan más la belleza natural que un corte de pelo o la última paleta de cualquier firma de maquillaje, ya que todo lo que nos hace sentir bien por dentro se nota por fuera.
Aunque el traje de electroestimulación no sea precisamente uno de los básicos del año sí que es tendencia dentro del mundo del fitness y así fue mi experiencia probando uno.
Ros comprobando que no hubiera ningún cable suelto.

Rosa, monitora de Electro-body Center en Ponzano 99.

Es por eso que cuando de una agencia de azafatas me preguntaron si tenía disponibilidad para la inauguración de un gimnasio confirmé sin pensarlo. Era un centro de electroestimulación, para los que no estáis familiarizados con el término, es un sistema de entrenamiento que consiste en activar los músculos con pulsaciones eléctricas gracias a unas placas que van dentro de un chaleco que son las que transmiten la señal. Lo sé, dicho así da un poco de miedito.

aab¿Y por qué no podemos activarlos de manera ‘normal’ como llevamos haciendo toda la vida? Pues poder, podemos. La diferencia es que con la electroestimulación trabajamos más la fibra muscular, por lo que es perfecto para aquellos que tienen menos tiempo. Con una sesión de 25 minutos a la semana complementándolo con la alimentación y algo de ejercicio se pueden lograr todo tipo de objetivos como pérdida de peso, reducción de grasa focalizada o tonificación en menos tiempo.

Yo era la primera que iba un poco asustada, no os voy a engañar. Porque, a fin de cuentas, en el gimnasio el esfuerzo lo decides tú eligiendo las mancuernas más o menos pesadas, pero si es un peso con el que no puedes trabajar, es tan fácil como soltarlas, mientras que aquí iba a ser otra persona la que controlara el nivel de trabajo de mis músculos.
Cuando llegué y vi que Rosa, la entrenadora de Electro-body Center, empezaba a rociarme la ropa que va debajo del traje con agua para que la señal de las placas no fuera directa al músculo (y es que mi madre siempre me ha infundido ese miedo atroz a la electricidad y al agua cada vez que me veía descalza en el baño con el secador funcionando), me vi por un instante más electrocutada que un árbol al que le cae un rayo.
Afortunadamente son solo miedos tipicos de probar cosas nuevas y desconocidas, ya que Rosa estuvo pendiente de mí en todo momento (y no hay riesgo de electrocución). Cuando encendió la máquina y empezó a explicarme los niveles a los que pondría las pulsaciones, empecé a sentir una suave vibración por el cuerpo. No eran pellizcos, calambres ni nada de lo que mi desatada imaginación había pensado. Cuando le dio mayor intensidad empecé a sentir con más fuerza la pulsación sobre mis músculos, una sensación curiosa pero para nada molesta.
Pero claro, no podía ser tan fácil. Y cuando quise darme cuenta estaba sudando en la elíptica y subiendo y bajando hasta 30 veces del step con aquel traje que, para lo ceñido que debe ir, es bastante más flexible de lo que parece.
Lo realmente extraño fue salir después totalmente relajada. Normalmente uno sale del gimnasio con las endorfinas, dopaminas y otras hormonas por las nubes, pero también con la sensación de haber sido atropellados por un tren de alta velocidad. En mi caso no, de hecho llegué tan descansada que hasta me planteé hacer más ejercicio después. Aunque como tampoco quería abusar esperé a ver cómo reaccionaba mi cuerpo al día siguiente.
Rosa insistió en que la llamara si tenía agujetas. Pues bien, tras despertarme como nueva, solo puedo pensar que o estoy yo muy en forma o necesito descargas de nivel de intensidad «tormenta eléctrica» para la próxima.

Manual de uso del tanga

Me apasionan los tangas. En serio, si me pusiera a contar la ropa interior de mi cajón ganarían de 10 a 1 a las bragas.

No hay cosa que me parezca más cómoda después del pijama. Sin embargo, por mucho que me gusten, soy la primera que es consciente de que no es maná caído del cielo, y que debemos usarlos con precaución.

La norma número uno es que nunca, repito, nunca, los compremos de fibra (y con esto quiero decir nylon o cualquier otra que se os pase por la cabeza).

Lo suyo es que sean siempre de algodón. Cuantas menos fibras artificiales ahí atrapando la humedad mejor, y sino, piensa en ese jersey de poliéster que cada vez que sudas un poco desprende un olor raro. Las bacterias se montan fiestas en este tipo de tejidos.

Además con la de variedad que hay ahora (que si de hilo dental, que si brasileño, de encaje, con pedrería, con prints, de caramelo…) va a ser muy difícil que no los encuentres bonitos, te lo dice una que se los compra de algodón con cinturilla de encaje en paquetes de 5 por 3 euros.

El tanga es y será siempre incompatible con las faldas. Y no os estoy hablando de una cuestión estética, que a mí me da igual si se os ve el asunto cuando subís a toda prisa las escaleras del metro. Es decir, me cambio en el vestuario del gimnasio, creedme, a veces tengo la sensación de que veo más genitales que un ginecólogo.

Pero al ir con falda estás dejando tus partes expuestas a coger bacterias que con bragas, más que nada por temas de centímetros cuadrados. Es como cuando cocinas con o sin delantal. Que vale, que si no te lo quieres poner allá tú, pero te juegas acabar con manchurrón.

Nicki Minaj enseñándonos a lucir tanga en casi todos sus vídeos. YOUTUBE

Nicki Minaj enseñándonos a lucir tanga en casi todos sus vídeos. YOUTUBE

Aunque no todas nos sentimos cómodas llevando tangas cuando tenemos la regla (para esos días están las bragazas o bragzilla) las hay que les gusta llevarlo igualmente. Si sois de esas, os recomiendo que no lo complementéis con compresa, no, no, ni con las que hacen más estrechas, ya que pueden aumentar el número de bacterias.

El complemento del tanga es el tampón, y cambiándolo cada pocas horas, ya que, de llevarlo más tiempo (además de arriesgarnos al SST), el hilo puede coger bacterias.

Y es que ir en tanga como veis es casi sinónimo de bacterias, ya que con tan poca tela estás más expuesta a contagiarte cuando estás enferma, embarazada, cuando sufres pérdidas de orina o, cuando te pruebas un bañador o un bikini en una tienda.

¿Has pensado la de vaginas que pasan por el plastiquito adhesivo? Si llevaran una compresa de esas de pegatina a un laboratorio estoy segura de que hasta descubrirían microorganismos nuevos. Cuando quieras comprarte un traje de baño, no vayas con tanga, siempre mejor la braga debajo.

Pero si te decides a probarlos y te unes al club del tanga, gozarás de beneficios inmediatos como que no se marca en la ropa, comodidad ya que no se mueve de sitio (normalmente) o que no tiene talla, edad, ni género. Así que si hay hombres entre los lectores de este post, yo os animo a que probéis el calzoncillo-tanga.

 

‘Vaginas ecológicas’ con la copa menstrual

(PRECAUCIÓN: este post puede ser calificado de escatológico y trata temas tan delicados para algunos, y tan naturales para otros, como es el sangrado durante la menstruación, así que, si eres sensible, retrocede. No digas que no te avisé.)

Cuando saqué el post de El negocio de tu menstruación más de una hablaba en los comentarios de la copa menstrual. A mí eso me sonaba pero tampoco me había generado mucho interés hasta el momento porque mi relación con los tampones siempre había sido buena.

La cosa es que me intrigó, sí, así que me puse en contacto con varias empresas que distribuían la copa y en cuanto me llegó la primera, me animé a probarla para contaros cómo había ido el asunto.

Alternativas para chuparte la sangre (vaginal). LACOPAMENSTRUAL.ES

Antes que nada deciros que la que probé fue la copa MeLuna porque 1. me llamaron por teléfono y me atendieron super bien a la hora de explicarme todos los entresijos de la copa y 2. fue la que llego primero. Pero vamos, que aunque cada casa tiene sus diferencias, lo que viene a ser la copa en sí, es igual.

Todo lo que yo sabía de la copa era por los comentarios de ese post en Facebook, que dividían a las mujeres en dos grupos: las que la habían probado y no la cambiarían ni por todo el chocolate Milka del mundo y las que la habían probado y, la experiencia había sido tan nefasta, que habían decidido quemar sus copas y tirar las cenizas a la Fosa de las Marianas.

Vamos que cuando llegó la copa yo estaba un poco acongojada porque más de una decía que sacársela era como vaciar el útero con un desatascador de goma. Sí, así de bien pintaba la cosa. Al llegar el paquetito lo abrí con más ganas que los regalos de Nochebuena y cuando saqué la copa me impresionó un poco. «Esto es más ancho que un tampón» fue lo primero que pensé. Y con más ancho me refiero a el doble o triple de su tamaño.

La asesora de MeLuna me animó a probarla antes de que me bajara la regla, pero como soy más bruta que un arao (y como veía aquello más ancho que la boca de un Bellsprout y tenía miedo de ‘desatascarme’) lo dejé para cuando llegara mi esperado periodo.

Ahí es dónde debéis poner la copa. Importante no confundir con el primer orificio que es el de la vejiga y la podéis liar muy gorda. WIKIPEDIA

Ahí es dónde debéis poner la copa. Importante no confundir con el primer orificio que es el de la vejiga y la podéis liar muy gorda. WIKIPEDIA

Una vez llegó, ya no hubo vuelta atrás. «Maraaaa, te he hervido la copa para que la uses cuando quieras». Gracias, mamá. Para una cosa que no tienes prisa, va tu madre y te la apaña. Ya no podía recular así que decidí darle una oportunidad.

Copa, vamos a llevarnos bien. Leí el folleto explicativo hasta sabérmelo de memoria y… valor y al toro. Para introducirla hay que doblarla por la mitad en V (tienes varios tipos de dobleces, pero a mi esa me molaba. ¡V de Vendetta!) y para dentro (tened en cuenta que cuanto más nerviosas estéis más se tensa esa zona y más doloroso es meterla, por lo que necesitaréis estar relajadas para que entre correctamente).

Pero claro, ¿hasta dónde? Pues a ver, no hace falta que la introduzcas hasta que toque un pulmón, sino que debe quedarse en la ‘primera zona’.

La cosa es que la metí y fue como: «Vale, todo bien. Ya está dentro». De hecho notaba incluso el émbolo para sacarla, como cuando te pones bajo un tampón y sientes que hay algo raro por ahí. Como que es aceptable porque no vas a manchar pero es un poco molesto.

Ocho horas después llegaba el momento de sacarla. Ahí si que se necesita algo más de técnica, porque, para entrar, como para bajar, todos los santos ayudan. Pero ¿y para salir? Amiga, salir es otro asunto. Además no dejaban de pasar por mi cabeza imágenes de la copa absorbiendo por su paso todo mi sistema reproductor como si fuera un agujero negro hambriento.

Para sacarla, basta con introducir un dedo y presionarla para que no haga vacío mientras tiramos de ella hacia abajo. Meter, presionar, tirar y sacar. Meter, presionar, tirar y sacar. Parece complicado hacerlo todo al tiempo, como la primera vez que conduces que tienes que estar pendiente de espejos, pedales y volante, pero cuando estás en ello es muy sencillo.

Y claro, hay que sacarla con cuidado, porque, como imaginaréis, sale llena de sangre (sí chicas, de sangre VUESTRA! Que luego más de una me escribe diciendo que que asco le da eso cuando sinceramente no entiendo que te dé tanto asco algo que produce tu cuerpo y que es igual que la sangre que te sale por la nariz).

Ojo al sacar la copa que como vaya cargada y no la cojamos con cuidado podemos acabar untadas.

Una vez fuera, vacié el contenido en el váter, limpié los excesos sanguíneos con papel y al agua patos (o al agua copas en este caso).

Al día siguiente no solo me fue más fácil ponerla sino que la puse un poco más arriba y aquello era como no llevar nada, una maravilla. Estuve toda mi jornada laboral de segundo día de regla, que para mí es el peor porque es como si Tarantino y Peter Jackson (en sus primeros años cuando hacía pelis gore no con El Señor de los Anillos) se pusieran de acuerdo para grabar en mi útero, con la copa puesta.

Pues no solo me duró como una campeona las seis horas sino que encima estaba tan segura y tan emocionada que me dejé el neceser de las compresas en casa y no me hizo falta (bye bye tampones y compresas). Y no solo eso, sino que por la tarde repetí de ponérmela y me metí en una clase de spinning de esas que sales más sudado que cuando tienes los exámenes de junio. Spinning, que es como el deporte que más afecta a la sensibilidad de esa zona. No tuve ningún problema y pedaleé con más ganas que Zulle compitiendo contra Indurain en el 95.

Una de las cosas que me daba miedo de la copa era que había leído que si se tenía dismenorrea (que la regla te duele que te mueres) la copa podía incrementarla. En mi caso no fue así. Mis dolores fueron los de siempre, aunque como cada cuerpo es un mundo no garantizo que mi experiencia sea la de todas.

En definitiva, mi experiencia no podría haber sido mejor (incluso con la torpeza de las primeras veces). Independientemente de la marca que se compre creo que es una alternativa que deberíamos tener en cuenta ya que:

  1. No contamina tanto como los tampones y compresas que no son sostenibles
  2. No lleva blanqueantes y es antialergénica
  3. Ahorras
  4. No necesitas ir pendiente de las compresas y tampones (ni de llevarlos ni de cambiarte)
  5. No produce TSS (Síndrome del Shock Tóxico)

Para gusto los colores y para menstruaciones las alternativas a la hora de decidir qué metes en las bragas. Yo, por mi parte, me apunto a la ‘vagina ecológica’ con esto de la copa.

http://creature-a.tumblr.com/post/129028625012/reblog-if-you-agree

Las tendencias que te están costando la salud este invierno

asos

Falda de cuero y croptop. ASOS

Las modas nos cuestan salud, lo saben nuestras madres, tías y abuelas cuando nos insisten siempre en que vamos muy poco abrigadas o en cuanto te oyen moqueando que te sueltan el lapidario “Es que siempre vas muy fresca” (aunque no especifiquen a qué tipo de ‘fresca’ se refieren). Algunas tendencias no están pensadas para llevar en invierno por muy de moda que estén y por mucho que vistan a los maniquíes de los escaparates con ellas.

El crop top (o el top que te deja toda la barriga al aire) no solo ha sobrevivido al verano (estación de la que no debería haber salido) sino que es uno de los must de fiesta. Pero no nos engañemos, por mucho que los hagan de lana o de terciopelo siguen dejándote toda la tripa al aire. Si vas a llevar esta prenda, asegúrate de llevar siempre una chaqueta (y varios pañuelos) en el bolso.

Otra prenda ‘resfriera’ es la camiseta/jersey o vestido con escote Bardott o tipo barco. Cuando llevas algo con este escote, los hombros y la garganta van al aire por narices. ¿Que en verano, con el calorazo, se agradece? Sin duda, pero cuando sales a la calle con 5 grados te acuerdas de toda la familia del creador del corte. Encima no puedes añadirle una bufanda porque es como si alguien se pusiera un bañador con botas de invierno. No pega.

Por lo visto, a la hora de llevar el pantalón midi, el corte por excelencia de esta temporada, todas las fashion bloggers se han puesto de acuerdo en que se llevan sin medias. No sé si es un boicot encubierto a las mercerías o si sencillamente no es fashion llevarlas. Bueno, por poder, puedes. Yo una vez lo intenté y comprobé cómo afecta la electricidad estática al pantalón. Lo llevé todo el día pegado a las medias con unas arrugas muy raras.

ASOS

A estos shorts de ASOS se les han enganchado unos calcetines vaqueros.

¿Recordáis cuando los pantalones vaqueros pitillo eran una prenda muy agradecida en invierno? Podías ponerte medias por debajo y era como llevar una segunda piel, aunque ibas con capas te seguían quedando ajustados. Hasta ahora. Las dos tendencias en pitillos: el dobladillo marisquero (ese que me recuerda a los pantalones remangados de las señoras mayores cuando van a recoger croques en la Ría de Vigo) y los rotos son los mejores amigos de los antigripales. Antes un roto en un pantalón se limitaba a un pequeño agujerillo gracioso fruto del desgaste en la rodillera. Un roto ahora es prácticamente llevar pantalones cortos unidos con algo de hilo hasta el bajo.

Por último, las que llevan ya dos inviernos siendo las principales responsables de la mayoría de nuestros resfriados: los botines con aperturas.  El problema de estos botines es que no se pueden llevar con calcetines por dentro, porque sino no se notan que son abiertas y claro, no estás yendo a la moda.

Para evitar los resfriados, recomiendo que uses las tendencias con moderación. Pero si eres una fashion victim hasta la médula espinal y te niegas a renunciar a los crop tops hasta que regrese el buen tiempo, puedes combinar cualquiera de las prendas con el layering, que es lo que conocemos comúnmente como “ir vestidas con más capas que una cebolla”, con cierto orden y respeto por los colores y los tejidos, eso sí. No te vayas a pensar que se limita a empezar a echarte chaquetas por encima al tun tún.