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Beautiful Thing

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película inglesa de 1996 dirigida por Hettie McDonald. Jamie, un chico de 16 años, vive en un barrio humilde de Londres con su madre, Sandra. Jamie sufre bullying en el instituto por lo que falta a clase cada vez que tiene ocasión. El joven vecino de Jamie, Ste, tiene que soportar constantes palizas por parte su padre y de su hermano. Cuando Sara encuentra Ste llorando lo lleva a su casa para apartarlo del maltrato que sufre. Entre Jamie y Ste surgirá una relación de amor.

La cinta se estrenó en un canal privado de televisión del Reino Unido como una tv movie más, pero su éxito fue tal que dio el salto a la gran pantalla llegando a estar presente en festivales de la talla de Cannes y San Sebastián.

El guión está basado en la obra de Jonathan Harvey también dirigida por McDonald que se estrenó en el teatro Bush de Londres el 28 de julio de 1993. En 2014 se representó en España bajo el título Maravilloso y la dirección de Noé Muñoz

La cotidianidad de las situaciones aporta naturalidad a la relación que surge entre los dos jóvenes a través de una narración sincera en la que afloran los sentimientos de los protagonistas, sus deseos, miedos y preocupaciones. Estamos ante una historia de amor apartada de los convencionalismos visuales sobre la homosexualidad. La cinta se acerca al tema a través de una narración honesta, neutral y sin dramatismos. Beautiful thing es la historia de dos jóvenes que descubren sus sentimientos y deciden afrontarlos en el entorno en el que les ha tocado vivir. El acierto de las localizaciones, nos permite sumergirnos en el ambiente propio de los barrios obreros de Londres. .

La banda sonora se apoya en el soul y en canciones de los 70 y 80. Mama Cash se convierte con su música en un personaje más de la cinta que además, nos ayuda a acercarnos al personaje de Leah, la excéntrica vecina de Jamie. Destacan los temas Dream a little dream of me y Make your own Kind of music, que suena en uno de los momentos más especiales de la cinta.

El final feliz de la película contrasta con los finales trágicos desafortunadamente frecuentes en películas sobre relaciones homosexuales. Hay que recordar que en 2006 se había estrenado Brokeback Mountain, historia de amor entre dos vaqueros de triste final. Durante mucho tiempo, el cine y la literatura, han transmitido un mensaje negativo sobre las personas LGTBI con el fin de reprimir, demonizar e invisibilizar la diversidad sexual y de género: Si te apartas de la heteronormatividad tu vida será un infierno. Esta cuestión es el tema central de El celuloide oculto, documental estadounidense de 1995 dirigido y escrito por Rob Epstein y Jeffrey Friedman que analiza el tratamiento de los personajes LGTBI en el cine de las grandes productoras de Hollywood. El documental entrevista a personas vinculadas a la industria de Hollywood que comentan, en base a escenas de películas, sus propias experiencias sobre el tratamiento de personajes LGTBI en el cine estadounidense; desde la ridiculización del homosexual a través del mariquita o los gais amargados y crueles y la codificación de los personajes LGTBI debido a la censura impuesta por el Motion Picture Production Code, más conocido como Código Hays.

 

Debates en torno de la ley de matrimonio igualitaria griega: ¿Es Grecia el paraíso homosexual que pensamos que es?

Por Konstantinos Argyriou

Vengo de un país que, por más que se suela idealizar por ser el origen de la filosofía, la democracia y la homosexualidad, sorprende por su actual mentalidad retrógrada en muchos temas sociales. Y esto tiene todo el sentido del mundo: ¿cómo sostener una historia que pese tanto?

Grecia ha votado este jueves 16 de febrero el matrimonio igualitario. Solo unos diecinueve años después de que lo hiciera el Estado español; solo unos veintitrés después de los Países Bajos. Para sorpresa de mucha gente, fue el partido de centro-derecha que está en el gobierno desde 2019, Nueva Democracia, el que creó esta propuesta de ley.

Y desde noviembre del año pasado, no se ha parado de hablar del tema en los medios de comunicación, en redes sociales, y también en la calle: muchas encuestas que han circulado señalan una gran división social, así como una percepción más positiva de la aprobación del matrimonio que de la adopción –la nueva ley no estipula temas de reproducción asistida.

A nivel de debate público, aparte de la típica polarización que hemos evidenciado también en otros países occidentales a la hora de aprobar leyes equivalentes, existe el agravante de una cultura LGTBIfóbica particularmente “griega” que está muy extendida. “La sociedad griega no está preparada”, “los niños necesitan influencias parentales tanto masculinas como femeninas”, o “estas cosas que vienen de fuera no pueden aplicarse aquí” son frases que se han esparcido masivamente en estos últimos meses.

En 2018, la sociedad griega evidenció el asesinato, en plena luz de día, del activista y drag queen Zak Kostopoulos/Zackie Oh!, por dos empresarios. Las personas que evidenciaron la escena, que no fueron pocas, no intervinieron para salvar a Zak de las palizas mortales, sino que incluso cuestionaron los sucesos, que si no se hubieran quedado grabados, habrían conducido a la impunidad directa de los agresores (el juicio sigue aún).

Igualmente, existen muchas parejas y familias diversas que en los últimos años han recibido tanto más visibilidad, como más sentimientos de repugnancia en la esfera pública por su mera existencia. La labor de organizaciones como Políjromo Sjolío (Escuela de Colores) o Iperífani Gonís (Orgullo Parental) ha sido fundamental, puesto que han trabajado codo con codo con las legisladoras responsables, y han personificado las luchas por un tratamiento equitativo por parte de la ley y la transformación de las actitudes sociales al respecto.

Mucha gente ve en esta ley una apuesta personal del Primer Ministro, Kyriakos Mitsotakis. En su afán e intento deliberado de mover el partido gobernante más hacia el centro y el progreso social, Mitsotakis ha plantado cara, según esas voces, a la iglesia ortodoxa. Los clérigos representan gran parte del voto de Nueva Democracia, pero en este movimiento hacia un partido más laico (y por ende, más secular), se sienten apartados. Recuerdo que Grecia no es todavía un Estado propiamente secular, como la grandísima mayoría de los países europeos. Con la nueva ley, se convierte en el decimosexto país de la Unión Europea (antes que Italia) y el primer país cristiano ortodoxo en conseguir dicho avance legislativo.

Hay curas que incluso han señalizado a aquellos miembros del partido que votarían a favor, para tacharlos de traidores y dejar de darles apoyo político. Incluso se han redirigido a los tres partidos minoritarios de extrema derecha como respuesta. Esos tres partidos, Elinikí Lysi, Niki y Spartiates, con gran influencia en las periferias de Macedonia y Tracia, se han aprovechado de la situación para reforzar la inseguridad de cierta ciudadanía heteronormativa al odio y la intolerancia y ganar más votos.

El Partido Comunista, KKE, decidió seguir por la misma línea, puesto que le pareció que la igualdad en el matrimonio daría paso a la explotación de cuerpos femeninos al servicio de la reproducción asistida –aunque se ha explicitado en varias ocasiones que éste no es el caso. Recibió, por ello, el repudio de aquellos grupos LGTBIQ que lo habían apoyado en el pasado.

Aparte de los alrededor de 106 miembros parlamentarios de Nueva Democracia (de los 158 que tiene actualmente), los partidos que han apoyado la iniciativa han sido Syriza, un grupo parlamentario separado de él llamado Nueva Izquierda, el Partido Socialista (PASOK, aunque fue también el más dividido, con un 33% de los miembros absteniéndose), y Plefsi Eleftherías.

Fuera de la discusión parlamentaria, sorprende la necesidad de la Asociación Helénica de Psiquiatría, entre otros grupos profesionales de salud, de sacar una comunicación, hace unas semanas, declarando que la homosexualidad ya no figura como enfermedad mental. Y sorprende, porque por un lado, la Asociación Americana de Psiquiatría sacó la homosexualidad del DSM en 1973; y por otro, porque la propuesta de ley no estaba relacionada con la autodeterminación de la orientación sexual, sino con el derecho a casarse.

Mucha gente en Twitter subió imágenes exóticas de Santorini y representaciones de ánforas, con comentarios como “el país del Mamma mía por fin es abierto”, o “Grecia vuelve a ser consistente con su historia”. Esta caricaturización de lo votado es interesante, como lo ha sido un comentario que recibí en mi Instagram de un contacto, que fue así: “¡Qué bien, ahora ya podrás volver a tu país y casarte!”. Que lo progresista no te quite lo xenófobo.

Y ahí reside el problema: que sostenga aquí que Grecia es un país profundamente homófobo, por no ofrecer justicia para la muerte de Zak, no ignora el asesinato de Samuel a gritos de maricón en 2021, ni lo intenta competir en brutalidad (¿quién da las mejores palizas mortales en medio de la calle, un griego homófobo o un español?). Que pensemos que un partido conservador nos haya hecho el favor de ir en contra de sus principios para abrirse hacia el colectivo, no quita que el matrimonio sea una institución conservadora. Igualmente, que nos hagan el favor de recordarnos que la homosexualidad no es una enfermedad mental no borra del mapa que se sigan promoviendo políticas y actitudes profesionales impertinentes.

Queda por ver cuánto va a tardar la reacción violenta de aquellos sectores de la sociedad que no solo se han sentido incómodos con esta nueva medida legal, sino que querrán manifestar su odio de forma abierta.

by User kokkinoi antireporters (κόκκινοι αντι-ρεπόρτερ) of Athens Indymedia. (creative commons)

 

Ammonite

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Dirigida por Francis Lee en 2020, realizador de Tierra de Dios (2017). La película, coproduccida por el Reino Unido y Australia, está basada en la vida de la paleontóloga Mary Anning a la que da vida Kate Winslet. El argumento de la cinta se centra en la relación entre Anning y Charlotte Murchison, personaje interpretado por Saorise Ronan.

La acción se sitúa en los años 40 del siglo XIX. Mary Anning, elogiada paleontóloga, trabaja sola en la indómita costa sur de Lyme, Inglaterra. Anning, apartada de éxitos pasados, se afana en buscar fósiles para vender a turistas adinerados y sustentar así el hogar que forma con su madre, viuda enferma que depende de su hija. Uno de esos turistas, el adinerado Roderik Murchison, pide a Mary que cuide de su esposa aquejada de melancolía. Quiero que camine por la costa con usted, que aprenda de usted, le solicita el atribulado caballero. Anning no puede negarse a aceptar un encargo que, aunque no le agrada, aliviaría la maltrecha economía familiar. A pesar de las diferencias sociales que separan a ambas mujeres, entre ellas surge una conexión que les hace comprender que pueden ofrecerse mutuamente aquello que necesitan. De esta forma, surge una historia de amor que desafiará las convenciones morales de la época. Esta película viene a reivindicar la figura y la obra de Mary Anning cuyo aporte a la paleontología es indudable a pesar de que su labor ha sido invisibilizada, como ha ocurrido con otras grandes mujeres a lo largo de la historia.

Kate Winslet admiraba el trabajo de Lee en Tierra de Dios, película que a la actriz le había gustado por el ritmo y la emoción que el realizador imprimió a la historia. La actriz contó para Attitude que cuando el director le ofreció el papel no se lo pensó, aceptó antes de leer la primera página del guión. La relación entre las dos mujeres le pareció muy convincente. Kate Winslet siente admiración por Anning, una mujer autodidacta, dedicada a la paleontología en una sociedad patriarcal, en un entorno salvaje, con gran talento y a la que acabaron hurtando la autoría de su trabajo simplemente por el hecho de ser mujer. Winslet piensa que fue un acierto contar la historia de amor entre Mary y Charlotte. Para la actriz, si se hubiese emparejado a Anning con un hombre, éste no se hubiera sentido digno de ella puesto que Mary, a pesar de ser duramente tratada por la sociedad y habitar en un ambiente dominado por los hombres, era mejor que todos ellos.

Sobre la construcción de su personaje, Winslet contó que dado que Ammonite está ambientada en una época en la que las mujeres estaban silenciadas socialmente, su personaje era callado e introvertido. Tuve que conectarme mucho en el movimiento y la expresión de Mary, su forma de comunicarse. Debía elegir cuando sonreiría. Ella no sonreía habitualmente. Cuando lo hacía significa que era un momento importante.

Respecto a la relación íntima que aparece en la película entre Mary y Charlotte, hay quien criticó ese aspecto de la película argumentando que no existen evidencias históricas de que esa estrecha unión entre ambas mujeres hubiese existido. Sobre esta cuestión, Winslet afirmó que tampoco existen evidencias históricas de que Anning se casara o tuviese relaciones con hombres, por lo que es lícito explorar otras hipótesis sobre su vida afectiva, profundizar en lo que pudiese haber ocurrido. No entiendo por qué eso importa. No entiendo qué diferencia que hay entre quien era Mary y sus extraordinarios logros, al empajarla con una mujer. Yo amo y defiendo las historias de amor entre personas del mismo sexo y cualquier historia LGTBQ que podamos tener en nuestras manos. Y espero que podamos normalizar estas relaciones en el cine sin duda, secreto ni miedo. Y lo que me encanta de esta película es que no hay ningún elemento de vergüenza en la relación entre Mary y Charlotte. Su amor no está oculto de ninguna manera. Simplemente se aman. Y si incorporáramos más historias LGTBQ a la historia principal, contribuiríamos de una manera honesta a normalizar estas historias. Me sentí honrada de contribuir a la evolución de la forma en la que se presentan a las personas LGTBQ en las películas. Si la relación que muestra la película fuese heterosexual, no habría ningún comentario, por qué tiene que haberlo cuando la relación es entre personas del mismo sexo. Una persona es una persona.

Kate Winslet, que ya había interpretado personajes lésbicos en Criaturas celestiales (1994) y en Iris (2001), afirmó que todavía hay una gran falta de películas LGTBQ y esto debe cambiar. La película está construida a base de miradas furtivas y roces fugaces. Preguntada por la conexión que tuvo con Saorise Ronan en la película, Winslet afirmó que lo que hicimos en el ensayo fue trazar el arco emocional de Mary y Charlotte asegurándonos todo el tiempo, no solo de planificar los momentos específicos de conexión física porque hay muy pocos, aunque obviamente tenemos esas dos escenas íntimas muy significativas, porque se dicen tanto con las miradas y en los pequeños toques, como cuando Charlotte deja su mano en el hombro de Mary durante unos segundos demasiado largos. Respecto a las escenas íntimas, la actriz dijo que al hacer esta película se dio cuenta de que al eliminar los estereotipos heterosexuales, se abre el espacio para la libertad, la igualdad, el anhelo y la conexión reales. Simplemente se abre la tapa y fue realmente increíble. Ttener ese tipo de vínculo femenino, no solo ese vínculo de comprensión, las mujeres saben lo que quieren, los hombres no siempre lo saben y, a veces, hay que decírselo En realidad fue muy diferente, me enseñó mucho.

Abundando en el tema de las escenas de sexo que aparecen en la cinta, Winslet comentó que las rodaron como si fuera una coreografía. Afirmó que se sintió muy segura grabando esas escenas con Saorise. Las dos actrices acordaron los movimientos que iban a realizar con la intención de que todo resultase lo más natural posible. Winslet contó que sentía que Saorise y ella tenían la misma idea sobre lo que querían expresar en la escena. Para la actriz lo más importante era la conexión emocional entre las dos mujeres. Cuando vio el resultado terminado dijo sentirse enfadada por cómo se había comportado como mujer cuando participó en escenas íntimas en el pasado. Afirmó que , aunque nunca se sintió dominada o anulada, ahora era más consciente de cómo la mayoría de las escenas de sexo cinematográfico están informadas narrativamente únicamente por personajes masculinos y la mujer es dirigida de alguna manera. Sin embargo, para ella, Ammonite resultó muy igualitaria, muy segura, completamente neutral, respetuosa y conectada. Fue un diálogo entre dos personas. Kate Winslet reprogramó la escena de amor para que coincidiera con el cumpleaños de Saorise y la joven actriz tuviese un buen recuerdo de la película.

En cuanto a la puesta en escena, la cinta nos traslada por momentos desde la inmensidad de los paisajes abruptos, donde las protagonistas buscan fósiles, hasta la intimidad de las dos mujeres a la luz de la velas. El director nos transporta con voluntad realista a 1840 apagando la paleta de colores, estrechando el marco del plano y limpiando la narración de diálogos y música.

Francis Lee nos muestra dos veces a una mujer arrodillada fregando el suelo dejando suficientemente claro el papel de las mujeres en la sociedad de la época. Además la aparición en la historia de otro personaje femenino que tiene un encuentro áspero con Mary o las miradas de su madre, sugieren el pasado de la paleontóloga.

Los hallazgos más destacados de Mary Anning fueron el primer esqueleto de ictiosauro , los dos primeros esqueletos de plesiosauros, el primer esqueleto de pteosaurio encontrado fuera de Alemania y algunos fósiles de peces importantes. El sexo y la clase social de Anning fueron las razones de que le impidieran participar en la comunidad científica del siglo XIX ,dominada por ricos hombres anglicanos, y de que no se reconociesen sus contribuciones.

 

 

El banquete de bodas

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Ang Lee dirigió esta película taiwanesa en 1993. El guión lo firman el propio Lee junto a James Schamus y Nelll Feng. Simon y Wai-Tung son un pareja gay que vive en Manhattan. Ante la inminente llegada de los padres de Wai-Tung, organizan una boda de conveniencia entre Wai-Tung y Wei-Wei, una joven inmigrante que necesita la carta verde de inmigración para poder permanecer en los Estados Unidos. Todo se complica cuando los padres de Wai-Tung llegan a Nueva York y pretenden organizar el banquete.

Lee es un punto medio entre Woody Allen y Eric Rohmer. El cineasta consigue tener una objetividad sobre los personajes que hace que en sus películas no haya ni buenos ni malos. Esa objetividad no es indiferencia, sino una suerte de simpatía hacia los personajes que recuerda a Renoir. Destaca en el realizador su capacidad para rodar desde la distancia justa, la habilidad para colocar la cámara en el lugar adecuado, la cotidianeidad que imprime a sus escenas y la utilización de elementos cómicos que , a veces, resultan totalmente disparatados pero siempre dentro de un enorme realismo y espontaneidad. Estos toques de comedia el director los mezcla hábilmente con un cierto melodrama para tratar cuestiones de familia y de convenciones sociales. que es común denominador en todas sus películas. Por otro lado señalar el toque oriental de la cinta, que recuerda a El Viaje a Tokio de Ozu . Sobre los puntos en común de ambas películas, señalar que utiliza el mismo material: las relaciones dentro de una familia que está en estado de dispersión .’En este caso la dispersión es cultural y geográfica. En la película, Ang Lee trata a los personajes con objetividad pero siempre con una actitud positiva. Esto hace que la cinta tenga una gran frescura.

El Nueva York de Ang Lee es muy personal y así se refleja en las escenas de esta película con las calles y los restaurantes que filma. Hay una escena, cuando están comiendo, en la que se ve el río y podemos sentir la humedad a través un plano inusual de la gran manzana. Y todo ello sin una impronta orientalista de las localizaciones. Por otro lado, la escena en la que los dos protagonistas hablan por teléfono está cargada de emotividad y afecto. A ello contribuye la planificación que nos muestra una relación pura y consistente llena de amor. El director va subiendo la escena de tono poco a poco hasta que termina en un abrazo. La economía de medios se nota en los planos largos que rueda el director. La forma en la que los actores se mueven por los espacios imprime a las escenas de esa cotidianeidad que, como se ha mencionado anteriormente, caracteriza a Lee. Con esa misma impronta de lo cotidiano , el realizador describe la relación de amor entre los dos hombres de la misma manera que hubiese contado una relación heterosexual.

Las situaciones que se `producen con la organización de la boda están rodadas con gran frescura. La fiesta es una locura que tiene planos de comedia disparatada. Sin embargo también se filma con normalidad lo que permite que cualquier persona que vea la película, independientemente de su nacionalidad o su cultura, se pueda identificar con esos momentos. Hay un momento en la preparación de la boda, cuando están peinando a la novia, en el que esta parece tener la ilusión de que al final se quedará con Simón, lo que nos hace pensar en su soledad. Esta circunstancia también se plasma en la escena de la bienvenida en el aeropuerto. Wei Wei quisiera que esa fuera su familia también.

Un tema que trata la película es la problemática de las personas que están en situación administrativa irregular en Estados Unidos y la frustración que muchas veces les provoca esa circunstancia vital. Es esta circunstancia, la que lleva a Wei Wei a aceptar el matrimonio de conveniencia. Sin embargo hay un instante en la que la chica dice: Quizás no haya merecido la pena tanto esfuerzo para esconderse en Estados Unidos. La cuestión es que hay millones de personas que buscan un lugar estable que difícilmente les llega porque nunca serán como las personas nativas que tienen unas posibilidades de prosperar que les vienen dadas por el nacimiento.

La cinta trata con habilidad la relación entre Taiwan y la China continental. Con destreza nos describe la necesidad que tienen todos los personajes de entenderse a pesar de pertenecer a culturas distintas. La escena de la presentación en el aeropuerto recuerda a Ozú. También destaca la escena del hospital en la que Wai Tung , de espaldas, le cuenta la verdad a la madre y va sintiendo una liberación a medida que habla. Cuando el joven termina, la madre le espeta: Tu padre no debe saberlo, eso le matará. Esta frase describe a la perfección el trauma que, a veces, supone para algunos padres el hecho de que sus hijos tengan una orientación sexual o una identidad de género no normativa.

El guión sabe alternar la comedia de equivoco con el drama. Planea siempre el miedo de que el padre , que está enfermo del corazón, se entere de la relación entre su hijo y Simon. Los secretos familiares que provocan el drama se mezclan con los momentos de comedia de enredo.

Dentro de los personajes principales solo hay un occidental, Simon que aparece habitualmente en un segundo plano sin embargo siempre eso no disminuye su peso en la historia. Es un personaje muy bien tratado. El joven americano tiene un gran encanto, se enfada en un par de ocasiones, pero con motivo. En la despedida, el padre le dice a Simon que cuide de Wai-Tung, mostrando así su aceptación a la relación entre el joven americano y su hijo.

El director dedica la película a una pareja de amigos suyos que cuando vienen los padres tienen que cambiar la decoración de su casa para que no se diesen cuenta de la relación que ambos tienen.

Las trampas de Lánthimos: ¿Es «Pobres Criaturas» una película antifeminista?

Por Konstantinos Argyriou

 

Vi Pobres Criaturas (Poor Things) en Atenas, el segundo día de su estreno en cines. Me quedé estupefacto por el guion tan elaborado y transgresor, las excelentes actuaciones, la escenografía mágica, primero en blanco y negro y luego en color, y por supuesto, la dirección de este director tan potente y distinguido que es Giorgos Lánthimos. Pero por alguna razón, no compartió todo el mundo la misma visión que yo. ¿Qué le pasa a esta película y genera tanta polémica?

Es verdad que estas Navidades, la gente en Grecia se volvió loca con la nueva referencia cultural que llevaría la reputación nacional hasta los Óscar. Hubo, además, mucho batiburrillo respecto a los contenidos de la película, que culminó en varios memes contra quienes habían expresado sus opiniones no solicitadas sobre ella. Es cierto que hubo mucha gente comentando la película en redes y en medios, así como en el espacio público en su conjunto. Fue, definitivamente, el talk-of-the-town a lo largo de este enero.

Pero, ¿dónde está el problema? Para algunas voces, es por el “tono woke” que hace que la película parezca feminista sin que lo sea. Quienes apuestan por esta lectura no son ninguna sorpresa: se trata de neorrancios y ciertas “feministas radicales”. Para otras, es por la parafernalia de engendrar éticas y seres humanos interviniendo a la lógica celeste –crítica de neoconservadores cristianos. Por último, miradas puritanas que se molestan por el exceso de escenas sexuales y provocadoras. Al menos hay poca gente que critique la actuación de Emma Stone, Willem Dafoe o Mark Ruffalo (que sí se merecen muchas distinciones).

Lánthimos sigue siendo una figura polémica, particularmente en Grecia. Representa a aquella gente que ha tenido que buscarse la vida fuera, traicionando a su patria y rechazando sus recursos y desafíos –se queja muy a menudo en prensa de que en Grecia no podía desarrollar sus ideas adecuadamente por falta de fondos. Incluso ahora que se celebra su obra y ha ganado fama a nivel internacional, hay gente en Grecia que lo sigue considerando irrelevante, impertinente, usurpador, descarado. En definitiva, no todo el mundo le concede la importancia, el éxito y la lucidez que se merece.

La película molesta porque transmite una metamorfosis incómoda, atravesada por una experimentación que no está exenta de peligros. Pero yo incluso diría que molesta porque viene a interrogar saberes expertos y científicos, a hablar de temas incómodos como la emancipación a través del trabajo sexual y la lectura de libros filosóficos, y a liberar a los sujetos subalternos de una tradición (aquí decimonónica, pero persistente hasta nuestros días) que los mantiene subordinados a la observación autoritaria.

En cuanto a las críticas de antifeminismo, ellas se basan principalmente en la mirada masculinista y cosificante que supuestamente emplea el director. Bella Baxter es el objeto de satisfacción de los deseos escopofílicos de toda una congregación de tíos que, tanto en la trama como en la propia ejecución de la película, la manipulan y se aprovechan de ella. Bajo esta lectura, Emma Stone no le otorga ninguna faceta emancipadora a su personaje, sino que reproduce acríticamente la hegemonía misógina de Lánthimos.

Es más, según esas lecturas, la hipersexualización y cosificación tan exuberante (sucumbir a caprichos de clientes en el burdel de París, descubrir deseos lesbianos, y para culmen, someterse a la luz de gas del nuevo marido) parece que no hace más que validar, humorísticamente, la explotación sexual como acto legítimo de subjetivación. Como leí en una infame página del Facebook griego, Feminismo Herético:

“El mayor fracaso de la película es el intento de dar una connotación feminista a una historia que no trata de lo que quieren las mujeres, sino de lo que los hombres imaginan que quieren las mujeres, ya que las elecciones de la protagonista están determinadas por las posibilidades del mundo de los hombres. El sexo, el matrimonio y el secuestro de una niña por hombres adultos no son violación, explotación y trauma sino un despertar sexual. En el universo cinematográfico de Lánthimos, una niña puede dar su consentimiento para casarse, viajar e incluso suplicar por más sexo (lo que se llama salto furioso para que no olvidemos que estamos tratando con una niña) y la autorrealización definitiva llega a través de su prostitución. La definición de la mirada masculina con una endeble fachada de empoderamiento femenino donde nunca vemos al personaje realizar algo verdaderamente empoderador.”

Me pregunto cómo es posible que se lea tan superficialmente un largometraje que, ya de por sí, implica una indagación y una profundización del público en cuestiones transversales, universales, que plantean una transformación social precisamente a partir de la independización de una mujer de los mandatos de su padre creador, sus pretendientes y maridos, y de la cultura patriarcal en su conjunto.
Estamos ante una historia que requiere de nuestra participación activa en las formas de mirar, de interpretar conductas y motivos, de comprender los cuerpos y de construir relatos, es cierto. Pero ¿acaso se puede pensar tan inocentemente que una película dirigida por un hombre no puede tener ninguna implicación feminista? ¿Se pueden reducir todos sus mensajes en un plan malvado de quitar agencia femenina?

Evidentemente, Lánthimos no es ningún paria de la cinematografía contemporánea. Al contrario, si desde los 2010 se consideraba avant-garde con sus lecturas contra la familia, ahora nos lleva a su nueva era más literaria-filosófica con la fuerza de alguien que ya sabe usar las herramientas que le ofrece el stardom hollywoodiano. Pero antes de tacharlo de woke y antifeminista a la vez (woke antifeminista sería una panacea maravillosa, la que nos faltaba), ¿qué tal si nos fiamos de sus intenciones?

 

 

Retrato de una mujer en llamas

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película francesa dirigida por Celine Sciamma en 2019. La acción se sitúa en Francia, año 1770. Marianne debe pintar, por encargo de una condesa, el retrato de bodas de la hija de ésta, Héloïse, que abandonó el convento y no tiene claro su próximo matrimonio, al que ha accedido por guardar obediencia a su madre. La artista tiene que llevar a cabo la encomienda sin que Héloïse lo sepa ya que aborrece la idea de dejarse retratar solo para complacer a su futuro esposo. Con el propósito de cumplir su cometido, Marianne investiga todos los días a la muchacha. La negativa de Heloïse a permitir que la pintora la retrate dará lugar a acercamientos y rechazos que acaban por entrelazar los anhelos de las dos mujeres.

Sciamma se centra en representar el surgimiento del amor. Marianne, al tiempo que plasma en el lienzo la imagen de Héloïse, se va enamorando del cuerpo de su modelo. Desde los cuidados títulos de crédito – breves trazos de pincel sobre un lienzo en blanco, anticipo de lo que vendrá después- cada una de las imágenes, cada encuadre pretenden aprehender el magnetismo entre la pintora y su modelo. Adèle Haenel y Noémie Merlant, a través de medidas expresiones y, sobre todo, de las miradas y los silencios que se intercambian, dan forma a la pasión que las consume.

La simplicidad expresiva de Sciamma provoca que la belleza se desborde sin hacer alardes visuales. La realizadora utiliza la panorámica para trazar el dramatismo de las imágenes. Con el plano-contraplano encierra los rostros de las actrices en ajustados encuadres. Los primerísimos planos mantienen a las protagonistas separadas y en el momento en el que nace el amor, aparecen juntas en el encuadre.

Una de las escenas más relevantes de la película es el momento del aquelarre. A través de un travelling lateral, las brujas empiezan a cantar y a dar palmas y al acabar el travelling, con la música que llena el fondo sonoro, Marianne mira a Héloïse a través del fuego, se distorsiona la imagen por el calor y vemos el vestido de Héloïse en llamas, imagen que da título al film.

Otro momento destacable de la cinta tiene lugar cuando se ha practicado un aborto y las dos mujeres acuerdan reproducirlo para que Marianne lo pinte, convirtiéndolo en un evento público y comunitario. Esto se le ocurre a Sciamma después de leer El Acontecimiento , libro en el que Annie Ernaux describe su propio aborto clandestino. A raíz de esa obra, la realizadora decide incluir la escena. Al elevar a lo público el aborto, Sciamma empodera a las protagonistas y las hace partícipes de su propia historia.

Los trabajos de fotografía comenzaron en octubre de 2018 y duraron 38 días. Sciamma y la directora de fotografía Claire Mathon, se dedicaron a visitar museos para ver obras de pintoras del siglo XVIII.

El rodaje se desarrolló en Saint-Pierre-Quiberon en Bretaña y en un castillo en La Chapelle-Gauthier, Seine-et-Marne. En este castillo no se podía instalar ningún tipo de de aparato de luces, por lo que las escenas están rodadas con luz natural y de candelas. Las pinturas y bocetos que aparecen en la película son obra de la artista Hélène Delmaire. Pintó 16 horas todos los días durante la filmación. Sus manos también aparecieron en la película.

Retrato de la mujer en llamas bebe de la pintura, la literatura y la música, con el acompañamiento del magistral Vivaldi.

La película reivindica a las mujeres pintoras de épocas pasadas invisibilizadas por siglos de hegemonía masculina en el arte. Noémie Merlant afirmó no considerar la cinta como una película de época. Para ella es muy actual, habla de mujeres, entramos con ellas en la intimidad en la que rompen con todas las reglas y los protocolos, todo eso que las ahoga y las constriñe. Y también está esa asociación en el arte y en el hecho de que no haya una musa y una pintora. No, aquí hay una colaboración. Esa mirada de igualdad me conquistó. Para Sciamma se trata de una historia de amor e igualdad donde los personajes se relacionan como iguales, no importa de quien se trate. Yo quería una horizontalidad en las relaciones amorosas y de amistad. Igual que entre el artista y la modelo, es una película sin verticalidades. En ese sentido creo que es bastante subversiva.

Diez mitos sobre las personas trans

Por Chrysallis

 

Por tierra

Por Sara Levesque

 

Recuerdo algo muy del principio. Por las tardes, cuando salía a buscarla a nuestra boca de metro preferida, iba bien arreglada, maquillada y oliendo a perfume del bueno, nada empalagoso. Ante un par de cervezas, hablábamos hasta que la noche nos envolvía. Con mi sonrisa procurando mantenerse firme, le escuchaba decir lo feliz que era con esa novia suya que tanto le hacía reír. Después, íbamos hasta la calle del Cariño Maldito nº 13 para despedirnos y yo regresaba a casa sola. Es decir, sin ella a mi lado, con toda la ropa rasgada, embadurnada de barro porque, sin proponérselo, había tirado por tierra mi esperanza. En mi cabeza no se sostenía ningún pensamiento vivo ni cordura alguna, el eco de sus palabras asesinaba una y otra vez cada una de mis ilusiones. Hoy estoy aquí a veces de pie, a veces sentada. Siempre culpándome con orgullo de, por nosotras, no haber hecho nada.

No imaginas cómo me asustaba darle la vuelta a mi vida, ponerla del revés. Girarla por completo en sentido contrario. Me aterraba todo eso, pero había algo que me horrorizaba mucho más que encontrarme a mí misma: perderla para siempre. Porque ya no sabría vivir una vida real si no estaba ella para llamarme por mi nombre y decirme que lo era; para bajarme de las nubes, donde tantas veces escuchaba su poesía. Rompería con ansia con todo lo que no fuera ella. Me mudaría de casa, de rutina y hasta de vida si eso significaba compartirla junto a sus amaneceres.

Y que si no salía bien la hostia la sabríamos sobrellevar porque, al menos, no callaría, no callaríamos, y sí lo intentaríamos. Siempre es mejor un «no» a tiempo que un silencio a destiempo. Demasiados años tardé en aprender esa titánica lección. Y es que la peor droga es el silencio que se prorroga. ¿No lo vio? ¿No vio que tropecé una y otra vez con sus ojos henchidos de miel? Me caí de boca en su mirada y acabé perdida entre tonos oliva y pardos. La mezcla de colores de esa gama era tan incoherente que pude permitirme el lujo de unirme a la locura, descarriándome para siempre en ellos sin parpadear. Agarrarme a sus pestañas, que fueron el último sustento que me quedó para mantenerme en pie. Nadar cuando llorasen, de risa o de pena, pero siempre dentro de ella. Sus ojos eran especiales, como todas sus demencias.

La noche en que la vi marchar dejé de vivir y empecé a soñar. Por mucho que me intenté engañar me dije «basta, no llores más». Si aún me queda camino por andar quiero recorrerlo sin más pesar. Su recuerdo no hizo más que flotar en mi forma de razonar. Una mujer, otra tal vez y otra más no bastaban para olvidar el dulce brillo de su pestañear, que jamás me dejó de hipnotizar. Preguntas sin respuesta, sin importar, aun así me logró inspirar. Nunca la he dejado de amar. ¿No lo vio en mi mirar?

 

© Sara Levesque

 

Lesbianismo para principiantas – Saliendo del armario intento 4 Hermanas

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Me declaro Bicho Pelota

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

Llevo un año pensando en mantener el ritmo de actividad ¿habitual? Realmente, creo que me meto en todo tipo de fregaos, y me digo a mi misma que para resolver, se trata de organizarse a corto plazo por objetivos concretos. Uno de estos objetivos esta siendo escribir sobre uno de los álbumes ilustrados que más me han gustado del año 2023. El problema es que se juntan muchas apetencias, con sus correspondientes objetivos, subestimando a priori el esfuerzo y dedicación que requiere cada cuestión.

Así vivimos, como si se tratara de un concurso televisivo, o de una competición. Es cansado, poco fructífero y me pregunto ¿Dónde queremos llegar? No quiero pensar en el futuro.

Todo el mundo mira al futuro inmediato, tanto que olvidamos el presente. En la primera Cumbre de la Tierra de 1992 en Brasil alguien dijo “el futuro se construye en el presente”. Son sabias palabras, porque si no tenemos un presente mínimamente estructurado, mal se nos planteará el futuro, y no el inmediato, sino a largo plazo. Esto es más serio. Temo un futuro panorama de tremendo caos climático, porque el presente es de cambio climático; un futuro de intolerancia, porque el presente es de tensión social. El futuro puede ser más violento en el ámbito político, derivado de un presente de tensión en escalada, y de todos los vicios adquiridos y acrecentados, tanto del pasado como en el presente.

En definitiva, o nos movilizamos y tomamos medidas efectivas, o tendremos un futuro poco alentador. Para allá vamos, con patines y sin frenos, y si nos planteamos únicamente objetivos a muy corto plazo, en términos de la sobrentendida rentabilidad social y económica, y para integrarnos socialmente a capón, o no se cuantas otras cosas vacías y colmadas de esfuerzo e insatisfacción, muy probablemente no seremos nunca ni consecuentes, ni felices, ni libres.

Así que contracorriente, muy en contra de todo lo que está pasando, reafirmando convicciones y apoyada en mi derecho a la protesta: me declaro un bicho raro. Incluso puedo ser un bicho raro pelota. Porque a las personas que nos diferenciamos de las estrictas identidades estereotipadas de talla, género, sexual, al margen de los valores imperantes, o por el motivo que sea, se nos percibe como bichos ¿A estas alturas? Pues me temo que sí ¡Viva el mundo animal! ¡ Y viva la entomología!

Todavía tiene costes ser conscientes de la diferencia personal, y conlleva dificultades relacionales como comentarios, miradas indiscretas, curiosidad o estupidez de algunas personas. Incluso podemos sufrir las típicas e intolerantes, por no decir violentas, llamadas al orden por parte de algún o alguna valiente (en nombre del supremo conocimiento de usos y costumbres de la sociedad española, o de mundo mundial).

Para estas situaciones recomiendo reafirmarnos en el derecho a la diferencia, en la superación de la imposición de los límites del aburrimiento y alejarnos de sentir amenazadas nuestras convicciones, y menos nuestros derechos ¡Faltaría más! Apoyemos al bendito derecho a tener una identidad, a ser libres y diferentes, a la necesidad y derecho a reivindicarlo y reivindicarse en todos los espacios.
De esta manera no tengo más remedio que recomendar el precioso y último álbum ilustrado Bicho Pelota, de Olga de Dios, publicado en 2023 por Ediciones Apila, y del que la autora me habló el pasado ocho de marzo, cuando nos encontramos en la manifestación por las hermosas y moradas calles de Madrid. Uno de los mejores álbumes ilustrados del año. Irene Montero lo ha recomendado en Twitter (¡Qué antigua estoy!), actualmente X. Lo leen sus hijos, apreciemos su buen gusto.

Este relato nos habla de Bicho Pelota, un personaje que crece y evoluciona en la diferencia y al margen de las expectativas del resto de los insectos que viven a su alrededor y que con muy buenas intenciones, le asesoran sobre su probable identidad como insecto. Pero ninguna de las predicciones se cumplen porque Bicho Pelota come, crece y le salen unas manitas cortas, además de pelo por todo el cuerpo. Rueda y bota como una pelota, pero no es una pelota. Descubrimos que ser diferente, supone alejarse de las experiencias sociales. De esta manera Bicho Pelota comienza a conocerse y a disfrutar junto al resto de los estupendos personajes de ficción de Olga de Dios: Rana de Tres Ojos, Monstruo Azul, Pájaro Amarillo y Monstruo Rosa.

Aunque han trascurrido meses desde la publicación en papel de Bicho Pelota, en edición colorida y con manejable tapa dura, ahora la autora lo comparte en su web, para que grades, peques o medianes, en cualquier lugar del mundo castellano parlante, tengamos acceso y disfrutemos a tope este relato. Es un gesto amable que hace a la historia de Bicho Pelota, aún más especial y generosa.

Recuerden compartir Bicho Pelota con muy peques desde los dos años, o incluso antes si centran su atención en las formas y colores de sus ilustraciones para disfrutar de montañas, cielos naranjas, vegetación, y un nutrido mundo de bichos conocidos y por conocer, como la libélula, el vicho hoja, la termita, el brillante gusano de luz, el piojo, el larguiducho bicho palo, el rechonchete escarabajo, la preciosa mariposa o el volátil mosquito.

Y por supuesto, os deseo un 2024 de tiempo para leer y disfrutar; olvidémonos de las prisas, que son terribles compañeras.

¡Hasta pronto!