Entradas etiquetadas como ‘Zak Kostopoulos’

Debates en torno de la ley de matrimonio igualitaria griega: ¿Es Grecia el paraíso homosexual que pensamos que es?

Por Konstantinos Argyriou

Vengo de un país que, por más que se suela idealizar por ser el origen de la filosofía, la democracia y la homosexualidad, sorprende por su actual mentalidad retrógrada en muchos temas sociales. Y esto tiene todo el sentido del mundo: ¿cómo sostener una historia que pese tanto?

Grecia ha votado este jueves 16 de febrero el matrimonio igualitario. Solo unos diecinueve años después de que lo hiciera el Estado español; solo unos veintitrés después de los Países Bajos. Para sorpresa de mucha gente, fue el partido de centro-derecha que está en el gobierno desde 2019, Nueva Democracia, el que creó esta propuesta de ley.

Y desde noviembre del año pasado, no se ha parado de hablar del tema en los medios de comunicación, en redes sociales, y también en la calle: muchas encuestas que han circulado señalan una gran división social, así como una percepción más positiva de la aprobación del matrimonio que de la adopción –la nueva ley no estipula temas de reproducción asistida.

A nivel de debate público, aparte de la típica polarización que hemos evidenciado también en otros países occidentales a la hora de aprobar leyes equivalentes, existe el agravante de una cultura LGTBIfóbica particularmente “griega” que está muy extendida. “La sociedad griega no está preparada”, “los niños necesitan influencias parentales tanto masculinas como femeninas”, o “estas cosas que vienen de fuera no pueden aplicarse aquí” son frases que se han esparcido masivamente en estos últimos meses.

En 2018, la sociedad griega evidenció el asesinato, en plena luz de día, del activista y drag queen Zak Kostopoulos/Zackie Oh!, por dos empresarios. Las personas que evidenciaron la escena, que no fueron pocas, no intervinieron para salvar a Zak de las palizas mortales, sino que incluso cuestionaron los sucesos, que si no se hubieran quedado grabados, habrían conducido a la impunidad directa de los agresores (el juicio sigue aún).

Igualmente, existen muchas parejas y familias diversas que en los últimos años han recibido tanto más visibilidad, como más sentimientos de repugnancia en la esfera pública por su mera existencia. La labor de organizaciones como Políjromo Sjolío (Escuela de Colores) o Iperífani Gonís (Orgullo Parental) ha sido fundamental, puesto que han trabajado codo con codo con las legisladoras responsables, y han personificado las luchas por un tratamiento equitativo por parte de la ley y la transformación de las actitudes sociales al respecto.

Mucha gente ve en esta ley una apuesta personal del Primer Ministro, Kyriakos Mitsotakis. En su afán e intento deliberado de mover el partido gobernante más hacia el centro y el progreso social, Mitsotakis ha plantado cara, según esas voces, a la iglesia ortodoxa. Los clérigos representan gran parte del voto de Nueva Democracia, pero en este movimiento hacia un partido más laico (y por ende, más secular), se sienten apartados. Recuerdo que Grecia no es todavía un Estado propiamente secular, como la grandísima mayoría de los países europeos. Con la nueva ley, se convierte en el decimosexto país de la Unión Europea (antes que Italia) y el primer país cristiano ortodoxo en conseguir dicho avance legislativo.

Hay curas que incluso han señalizado a aquellos miembros del partido que votarían a favor, para tacharlos de traidores y dejar de darles apoyo político. Incluso se han redirigido a los tres partidos minoritarios de extrema derecha como respuesta. Esos tres partidos, Elinikí Lysi, Niki y Spartiates, con gran influencia en las periferias de Macedonia y Tracia, se han aprovechado de la situación para reforzar la inseguridad de cierta ciudadanía heteronormativa al odio y la intolerancia y ganar más votos.

El Partido Comunista, KKE, decidió seguir por la misma línea, puesto que le pareció que la igualdad en el matrimonio daría paso a la explotación de cuerpos femeninos al servicio de la reproducción asistida –aunque se ha explicitado en varias ocasiones que éste no es el caso. Recibió, por ello, el repudio de aquellos grupos LGTBIQ que lo habían apoyado en el pasado.

Aparte de los alrededor de 106 miembros parlamentarios de Nueva Democracia (de los 158 que tiene actualmente), los partidos que han apoyado la iniciativa han sido Syriza, un grupo parlamentario separado de él llamado Nueva Izquierda, el Partido Socialista (PASOK, aunque fue también el más dividido, con un 33% de los miembros absteniéndose), y Plefsi Eleftherías.

Fuera de la discusión parlamentaria, sorprende la necesidad de la Asociación Helénica de Psiquiatría, entre otros grupos profesionales de salud, de sacar una comunicación, hace unas semanas, declarando que la homosexualidad ya no figura como enfermedad mental. Y sorprende, porque por un lado, la Asociación Americana de Psiquiatría sacó la homosexualidad del DSM en 1973; y por otro, porque la propuesta de ley no estaba relacionada con la autodeterminación de la orientación sexual, sino con el derecho a casarse.

Mucha gente en Twitter subió imágenes exóticas de Santorini y representaciones de ánforas, con comentarios como “el país del Mamma mía por fin es abierto”, o “Grecia vuelve a ser consistente con su historia”. Esta caricaturización de lo votado es interesante, como lo ha sido un comentario que recibí en mi Instagram de un contacto, que fue así: “¡Qué bien, ahora ya podrás volver a tu país y casarte!”. Que lo progresista no te quite lo xenófobo.

Y ahí reside el problema: que sostenga aquí que Grecia es un país profundamente homófobo, por no ofrecer justicia para la muerte de Zak, no ignora el asesinato de Samuel a gritos de maricón en 2021, ni lo intenta competir en brutalidad (¿quién da las mejores palizas mortales en medio de la calle, un griego homófobo o un español?). Que pensemos que un partido conservador nos haya hecho el favor de ir en contra de sus principios para abrirse hacia el colectivo, no quita que el matrimonio sea una institución conservadora. Igualmente, que nos hagan el favor de recordarnos que la homosexualidad no es una enfermedad mental no borra del mapa que se sigan promoviendo políticas y actitudes profesionales impertinentes.

Queda por ver cuánto va a tardar la reacción violenta de aquellos sectores de la sociedad que no solo se han sentido incómodos con esta nueva medida legal, sino que querrán manifestar su odio de forma abierta.

by User kokkinoi antireporters (κόκκινοι αντι-ρεπόρτερ) of Athens Indymedia. (creative commons)

 

A mi hijo lo mataron a patadas y, por eso, pido justicia

Por Eleni Kostopoulos (Grecia) vía Amnistía Internacional

Zak Kostopoulos, activista queer, transformista y defensor de los derechos humanos de nacionalidad griega, fue golpeado brutalmente el año pasado por dos hombres al entrar en una joyería del centro de Atenas. En las grabaciones de vídeo aparecían policías, tras la agresión, intentando detener con violencia a Zak, que agonizaba en el suelo. Según el informe, Zak falleció a causa de las múltiples lesiones que había sufrido.
La trágica muerte de Zak dejó destrozadas a su familia, amistades y a la comunidad griega de defensores y defensoras de los derechos humanos en general. Su madre, Eleni Kostopoulos, muestra en un emotivo relato cómo sobrelleva la muerte de Zak y por qué está decidida a pedir justicia para su hijo.

Zak Kostopoulos, activista queer, transformista y defensor de los derechos humanos de la comunidad LGBTI

Zak era mi hijo mayor. Fue un niño dulce y brillante que iluminó mi vida como una estrella inmensa. Yo lo colmé de amor y cariño. Le gustaba abrazar su peluche favorito, su mono, y sonreía siempre.

Conforme crecía, yo veía claramente lo amable y compasivo que era. Nunca le oía hablar mal de nadie; entendía los sentimientos de la gente y se identificaba con ellos.

En quinto grado, el profesor me dijo que Zak era el único alumno que se había hecho amigo de un niño extranjero que había llegado a la clase. Desarrolló su lado artístico: le encantaba bailar y yo solía oír sus cantos y el ruido de sus pisadas en el suelo de su habitación. Lee el resto de la entrada »