Entradas etiquetadas como ‘OMS’

17 de mayo

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Las personas con VIH nos queremos vivas

Por Daniel Cortez Abreu (@doctokind)

 

Recientemente la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid publicó en su página web el nuevo procedimiento para la solicitud del “Documento de Asistencia Sanitaria para Ciudadanos Extranjeros sin residencia legal en España (DASE)” que ahora elimina la posibilidad de que los hospitales madrileños puedan directamente aprobar y garantizar el acceso a la atención sanitaria a las personas inmigrantes. De esta manera se pierde una vía importantísima para garantizar el tratamiento sanitario a las personas con VIH, que ahora deben pasar por un procedimiento centralizado en el que se exigen ciertos requisitos, en la mejor de las situaciones, retrasaría el acceso al tratamiento antirretroviral (TAR) durante meses, lo que constituye un grave peligro para las personas que vivimos con VIH.

Esta medida aparece luego de que, durante varios meses, compañeres de las ONG y redes de apoyo psicosocial, relacionadas a la respuesta comunitaria del VIH y del sida, se estén enfrentado a las dramáticas situaciones de personas inmigrantes con VIH a quienes se les ha negado la entrada al sistema de salud madrileño o a quienes, ya una vez dentro del sistema, han sido excluidas de la prestación del servicio, sin poder si quiera retirar su TAR, un elemento fundamental para poder preservar nuestra calidad de vida y bienestar. Una medida como esta no solo consideraría que todas las personas en vías de regularización o sin residencia legal tienen las mismas necesidades –hecho alejado de la compleja realidad social que vivimos – sino que establece otro obstáculo institucional para la garantía de los derechos fundamentales y aumenta la inequidad social.

A un par de semanas del 1 de diciembre, el día mundial del sida, esta escandalosa situación no hace más que empeorar y los casos de personas inmigrantes con VIH a los que se les niega o excluye de la atención sanitaria madrileña aumenta y se acumula, a pesar de que la infección sea de declaración obligatoria y por tanto necesite una atención sanitaria especializada y urgente, tal como reconocen organismos supranacionales e internacionales como ONUSIDA, la OMS y la Unión Europea. Pero más allá de la grave vulneración que supone para los derechos fundamentales, la ausencia o la interrupción del TAR significa una verdadera tragedia para las personas que vivimos con VIH. Es sinónimo de poner en peligro nuestra relativa calidad de vida, el control virológico alcanzado, el nuestro bienestar físico y social, haciéndonos también más vulnerables a nivel psicológico, social, económico y laboral. Así, este protocolo deja a un lado a muchos cuerpos que no pueden soportar, ni esperar, que el aparato burocrático estatal decida aprobar quienes y cuando precisan de atención sanitaria.

Sin embargo, esto no surge de la nada, ni aparece a última hora: también es consecuencia del aumento de los discursos de odio hacia la otredad como valor negativo en el terreno político. Se ha restado importancia a las consecuencias de legitimar o dar espacio a narrativas que buscan la eliminación de quienes han sido catalogades como enemigos. En otras muchas situaciones se alude a la equidistancia como si no fuese una decisión y posición política que no hace sino legitimar estos discursos. Hace cuatro años, cuando recibí mi diagnóstico, la discusión política parecía ser diferente, aunque empezaba a notarse el peso de los agentes y las narrativas de la ultraderecha. Cuando estos discursos cobraron mayor relevancia en el debate político, con todo lo que podían suponer, se ignoraban sus consecuencias, porque parecía – y aún parece – que lo simbólico es algo abstracto e inerte que no se traduce en la realidad material y social, como ahora justamente pasa en este tipo de políticas de salud pública que se convierte en medidas que específicamente afectan a quienes somos considerados un peligro para la integridad de la nación como proyecto político.

Es necesario recordar que estas medidas son una expresión del racismo y la xenofobia institucional, y por lo tanto estructural, así como de una Ley de extranjería mantiene y promueve la precariedad, la discriminación y la vulnerabilidad social a cientos de miles de personas.

Es incluso una falacia aceptar que este nuevo procedimiento afecta solamente a las personas inmigrantes sin residencia legal, puesto que también excluye a aquellas personas con un estatus migratorio regular, como en el caso de los estudiantes con estancias de estudios de larga duración, cuyos seguros privados no cubren el acceso al tratamiento antirretroviral en el país, que específicamente en el Reino de España es exclusivamente distribuido a través de la red hospitalaria pública. El personal médico tampoco puede recetar la medicación para ser adquirida o comprada en las farmacias comunitaria – esas a las que vamos cuando queremos comprar un medicamento como el paracetamol –, por lo que deja sin opciones incluso a quienes supuestamente podrían tener los recursos para acceder al mismo. No obstante, tampoco es una opción viable: el coste de los esquemas antirretrovirales de última generación supera las cifras de unos cuantos miles de euros y para muchas es un gasto imposible de asumir. Nuestra adherencia crónica al tratamiento – el grado de cumplimiento – es fundamental para garantizar la supresión de la replicación del virus en sangre y otros líquidos biológicos, mejorando la calidad de vida asociada a la salud, y sobre todo, permitiendo llegar a niveles de indetectabilidad, situación en la que no es posible la transmisión del virus durante las prácticas sexuales – incluso cuando no se utilizan otros métodos de prevención como el condón – y reduciendo también la posibilidad de transmisión del VIH de la gestante al feto y al compartir material para inyección intravenosa. Así vemos que la garantía del acceso al TAR, no solo tiene beneficios individuales, sino también colectivos: es una estrategia de prevención que permite disminuir la transmisión del virus dentro de una población.

La situación que se nos presenta es realmente grave, tiene consecuencias nefastas no solo para la salud y la integridad individual, sino también para el bienestar colectivo. Es una clara consecuencia de los discursos políticos que siempre han buscado borrar, eliminar o matar al “otro”. Es un atentado contra los esfuerzos y la historia de los movimientos sociales, contra la memoria de aquellas personas que han dado incluso su vida por hacer posible que muchas sigamos vivas ahora.

Parece que a las autoridades – y muchas personas fuera de los órganos de poder – se les olvida la dimensión social del virus, que incluso aparece explicita en sus siglas: la “H” en VIH es de humana, como decía mi querido Lucas “Fauno” Gutiérrez, activista argentino. Pero nos abocaremos a rescatar nuestra humanidad con el fuerte sentimiento comunitario que tanto nos caracteriza, y en el que plenamente confío, para salir vivas y juntas de nuevo.

 

Especial Ley Trans – Autodeterminación de género y violencia sobre la mujer

Seguimos analizando los aspectos legales que recoge el borrador de la futura #LeyTrans, esta vez con Néstor Orejón (@NestorOrejon), abogado

Foto: Ted Eytan

El Derecho, como no puede ser de otra manera, marcha detrás de la realidad, y la despatologización de la transexualidad no es una excepción.

Pese a que en el 2018 la OMS hizo pública la despatologización de la transexualidad, nuestro ordenamiento jurídico aún exige que las personas trans pasen por un diagnóstico médico (patologizador y estimatizante) para poder llevar a cabo la rectificación registral de la mención del  sexo. Por eso, la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans (o, mejor dicho, el borrador del proyecto de Ley Trans que todavía tiene que pasar innumerables trámites hasta llegar a ser una realidad) supone para ellas un paso legal hacia el reconocimiento de su dignidad.

Sin embargo, la autodeterminación de género está siendo cuestionada en algunos aspectos, entre ellos en relación con la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (que protege a las mujeres que tienen o han tenido una relación conyugal o de noviazgo con el agresor varón) y el resto de normas que el legislador ha ido implementando en la lucha contra la violencia que sufren las mujeres por el mero hecho de serlo o que afecta a estas de manera desproporcionada (como exige el Convenio de Estambul). Lee el resto de la entrada »

Sobre la ‘baja de paternidad’ y las personas LGTBI: preguntas sin respuesta

Por Marta Márquez (@marta_lakme) escritora y presidenta de Galehi, asociación de familias Lgtbi 

Foto: gaelx

Hace unos días, concretamente el 1 de abril, entró en vigor el aumento de la baja de paternidad, pasando ésta de  5 a 8 semanas, que serán 12 en 2020 y 16 en 2021, pero ninguna semana más para la de maternidad.

Llamadme loca, rebelde y tocanarices, pero es que después de haberme leído más de una docena de artículos al respecto hay varias cuestiones que no sé por dónde abordar. Y es que somos una minoría, lo sabemos, pero existimos, formamos familias y tenemos derechos.

Por un lado, no entiendo que los permisos remunerados para personas trabajadoras tengan que seguir llamándose de ‘paternidad’ y ‘maternidad’ si no todas las personas que solicitan el permiso de paternidad son hombres ni los de maternidad mujeres. Se llaman ‘familias homoparentales’, es decir, dos mamás o dos papás (sin contar con las familias poliamorosas en las que hay más de dos personas al cargo). Lee el resto de la entrada »

La lista de la compra para empezar la semana

Por María Pía Durán (@mariapiaduran). Señora mayor irreverente, no le pidan peras al olmo 

 

¿Sabes cuando una conversación te interesa soberanamente nada? Pues ahí es cuando yo hago mentalmente la lista de la compra.

Llega un momento en que el interlocutor parece salir de escena y su voz se va perdiendo en el infinito cuando, de repente, te asalta el pensamiento salvador “mierda, me olvide de comprar Lejía 2 en 1”… y ya no hay marcha atrás.

Eso, precisamente, es lo que me pasa con los homófobos.

No hay nada allí. ¿Qué dialogo puedes tener con alguien que te odia por nada?

Porque ya verás cuánto puede afectar a su vida personal que yo esté casada con otra mujer y que, a pesar de sus locas fantasías producto del cine porno patriarcal, no haremos un trío ni follamos con tacones y uñas largas. Bueno, una vez lo hice con no muy buen resultado: pinzamiento de glúteo (los tacones son un rollo como los calcetines la muerte del erotismo en la cama, pero ese es otro tema)

Que no se me entienda mal. También hay lugar para la autocrítica: todos somos gilipollas -lo aceptamos y ya está- el nivel varía según momento de la vida, edad, experiencia aprendida, tu odio por odiar y no discriminar por orientación sexual ni identidad de género.

No los discrimino, si yo también tengo amigos heterosexuales y los respeto. ¡La familia tradicional me encanta! Salí de una de ellas: lesbiana y budista… ¡lo hacen genial!

La semana pasada me emocioné: un hito histórico pasó frente a mis ojos siendo activista de Derechos Humanos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) por fin le quitaba a la transexualidad el estigma de enfermedad, una larga deuda que tenían con el colectivo T.

Me pregunto cómo estarán retorciéndose en su silla los creativos de HazteOír para cambiar el mensaje transfóbico de su bus, ese mismo que echaron a pedradas de varias ciudades de Estados Unidos. Porque como ahora resulta que es un “desorden de la identidad de género» (convengamos que la OMS tampoco ha estado muy fina)… ¿Qué van decir?: “los hombres y las mujeres son ordenados” incluyendo un vídeo donde un españolizado Sheldon Cooper (BigBang Theory) ¿Dobla camisas compulsivamente? Que lastimica, cosica…

Ya saben, antes de que incluso llegue su olor putrefacto, hagan la lista de la compra.

Me bajé una app que va de maravilla para apuntarlo cuando te dejan en paz, y te deja tiempo para escribir un artículo la mar de mono.

Mis perspectivas de futuro ante la sonriente destrucción de la individualidad

Por Carolina Laferre (@TSM_es), de Trans·socialmedia – Identidades 3.0

Foto: Ted Eytan

Oscar Wilde dijo en cierta ocasión que «si usted sabe lo que quiere ser, entonces inevitablemente se convertirá en ello». No sé si para mi madre hubiera sido un castigo. Creo que ya nunca lo sabré. Me pregunto si «travestirse» como niño y jugar un papel masculino incluso cuando me sentía niña fue útil para mí o para mi madre. Ciertamente sí lo fue para licenciarme en una carrera o para conseguir un buen trabajo y ser «aceptado» -más o menos- en mi entorno familiar. A lo largo de una vida, se vuelca todo el amor y el odio del ser humano, mientras te intimida fijamente.

Hay una verdad en todo esto de «lo transgénero», cruzando vidas entre instantes vitales, mientras vives otras vidas en paralelo, durante tiempos interminables. Es evidente que todos debemos cruzar el río en un momento determinado de nuestra vida. Hay quienes no son capaces de ello y aún no lo han cruzado, ni serán capaces de hacerlo. Después de todo lo que ha ido aconteciendo en estos últimos cuatro años en cuanto a la transexualidad se refiere, creo que no soy de esas personas que sobreactúan su identidad, o que quizás manifiestan el peso de sus traumas anteriores con una actitud de liberacionismo profesional. No merece la pena. No me merece la pena, a fin de cuentas. Lee el resto de la entrada »