Sobre la ‘baja de paternidad’ y las personas LGTBI: preguntas sin respuesta

Por Marta Márquez (@marta_lakme) escritora y presidenta de Galehi, asociación de familias Lgtbi 

Foto: gaelx

Hace unos días, concretamente el 1 de abril, entró en vigor el aumento de la baja de paternidad, pasando ésta de  5 a 8 semanas, que serán 12 en 2020 y 16 en 2021, pero ninguna semana más para la de maternidad.

Llamadme loca, rebelde y tocanarices, pero es que después de haberme leído más de una docena de artículos al respecto hay varias cuestiones que no sé por dónde abordar. Y es que somos una minoría, lo sabemos, pero existimos, formamos familias y tenemos derechos.

Por un lado, no entiendo que los permisos remunerados para personas trabajadoras tengan que seguir llamándose de ‘paternidad’ y ‘maternidad’ si no todas las personas que solicitan el permiso de paternidad son hombres ni los de maternidad mujeres. Se llaman ‘familias homoparentales’, es decir, dos mamás o dos papás (sin contar con las familias poliamorosas en las que hay más de dos personas al cargo).

Por otro lado, en algunos artículos he leído que madre es la que pare y también lo dice la RAE. Vale, la mayoría de las veces es la mujer la que pare, pero ¿cuándo no es así? ¿Cuándo es un hombre el que pare? Nos estamos olvidando de los hombres trans, personas adultas y personitas pequeñas que están creciendo y que nos traerán una generación de hombres pariendo y de mujeres que no darán el pecho (a priori). Será divertido ver cómo los padres pedirán el permiso de maternidad y las madres el de paternidad si nos ceñimos a la biología y a estos conceptos tan poco inclusivos que tenemos hasta la fecha.

Si de verdad queremos equiparar las bajas para generar igualdad real (esto es un tema también para discutir), como serán iguales en duración y dará lo mismo quién la pida, pues llamémosla baja por nacimiento-acogimiento-adopción y así dará igual qué nombre ponga en el expediente, y su incorporación al mundo laboral se hará en iguales condiciones, sin bajadas de salarios de quienes paren que repercutan en la economía familiar (22% en familias heterosexuales y 18% en familias de lesbianas, según un estudio*).

Y por último, pero no menos importante sin duda es ¿qué es lo que necesita un bebé? En todos los artículos, sin faltar uno, se habla sobre la lactancia materna. Que si exclusiva hasta los seis meses, según la OMS; que si prolongada a demanda; que si imposible con la nula conciliación familiar de este país que solo contempla 16 semanas de baja para quien ha dado a luz/acogido/adoptado a un bebé. SOLO 16 semanas. Esto son, aproximadamente, 4 meses. La OMS recomienda lactancia materna exclusiva durante 6 meses, como mínimo. ¿Y quién no puede/quiere dar de mamar por diversos motivos? ¿Qué le den menos baja, no? Porque todo el mundo sabe que los bebés sobreviven únicamente de lactancia materna. Sin entrar a valorar la importancia de que los bebés humanos tomen leche de su misma especie, creo que estamos dejando escapar que no solo de pan vive el hombre (y la mujer). Los bebés necesitan alimento, amor, protección, cuidados y éstos no sólo vienen de una teta, recordadlo. Las familias homoparentales conocemos muy bien este tema. A veces vienen de cuatro tetas y otras veces de ninguna, pero siempre tendrán a su alcance unos brazos que les acojan con amor.

Y por cierto, como dato a tener en cuenta sobre el gran avance (léase con ironía) en el tema de las bajas de paternidad en nuestro país os quiero dar a conocer el ranking de los países que están a la cabeza en cuanto a protección real de la infancia. En primer lugar tenemos a Suecia con 480 días (16 meses). En segundo lugar, Bulgaria con 410 días de permiso, o lo que es lo mismo, 14 meses. Y medalla de plata compartida para Reino Unido y Albania con 365 días, un añito nada menos.

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