Archivo de la categoría ‘Historia LGTBI’

Paris is burning

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película documental estadounidense estrenada en 1990 y dirigida por Jennie Livingston. Esta cinta filmada en 1980, retrata la llamada cultura ball de Nueva York a través de los testimonios de personas trans y gais de origen latino y afroaméricano que protagonizaron ese movimiento en la llamada Edad Dorada de los bailes drag neoyorkinos. El film es un retrato de las desigualdades provenientes de la clase social, la diversidad racial y el género en Estados Unidos.

La cultura ball es una subcultura clandestina LGTBIQ de jóvenes afroamericanos y latinos que se originó en Nueva York a finales del siglo XIX. Quienes participaban de esta comunidad comenzaron a organizar bailes drag como respuesta a las leyes estadounidenses que prohibían usar ropa del sexo opuesto.

El documental se adentra en las competiciones de baile basadas en temas y categorías que deben escenificar las personas participantes. Se desfilaba imitando los movimientos de modelos de pasarela de la revista vogue dando origen al estilo de danza vogue o voguing. Este baile se popularizó a raíz del estreno de París is burnig en 1990, año en el que Madonna sacó la canción y el vídeo Vogue. Los movimientos de este baile se inspiran en los jeoglíficos del Antiguo Egipto.

En estos certámenes contaba la estética drag, el baile y el vestuario. La recompensa por ganar era un trofeo. Quienes competían , a menudo, formaban parte de una casa. Se denominaba casa a un grupo de personas LGTBIQ que vivían juntas como una familia ya que, en muchas ocasiones, habían sido expulsadas de sus hogares debido al rechazo a su orientación sexual o por su identidad de género y malvivían durmiendo en albergues o en los muelles. Cada casa estaba liderada por una madre que cuidaba de las personas que formaban parte de esta particular estructura familiar. El movimiento ball se apropia de términos tradicionales – casa, madre- para crear su modelo de familia. Ganar un certamen suponía aumentar el prestigio de la casa.

La cinta alterna imágenes de competiciones de baile con entrevistas a protagonistas de la cultura ball: Pepper LaBeija, Dorian Corey, Angie Xtravaganza, y Willi Ninja, cuentan su experiencia como participes en esos singulares certámenes. Los testimonios de estas figuras clave del movimiento ball permiten conocer los detalles de esa subcultura. Alguna de las personas entrevistadas ejercieron la prostitución – como Venus Xtravaganza- para subsistir o, incluso, para poder hacer frente a los gastos derivados de la cirugía de reasignación.

En una entrevista concedida al Orlando Sentinel, Livingston afirmó que esta película es importante para cualquier persona, no importa si es gay o no es gay. La película, no solo es interesante por los bailes, refleja como logramos algunas metas de la sociedad. Habla de la supervivencia frente al rechazo social. Trata de personas que han aprendido a sobrevivir al rechazo social , con sentido de humor, dignidad, y energía. Según afirmó la realizadora, el documental es un exploración con varias capas de una subcultura de Americanos-Africanos y Latinos que demuestra un microcosmo de la sociedad lo que fue subestimado, clandestino, y desconocido en la cultura popular de los Estados Unidos. La cinta también explora como estos sujetos luchaban cotidianamente con la adversidad que implicaba el racismo, la homofobia y la pobreza. Una tras otra, las entrevistas de esta película ofrecen una mirada a las vidas y problemas de sus protagonistas y la fuerza, orgullo y ánimo que estos debían mantener para sobrevivir en un mundo «rico y blanco».

El National Endowment for the Arts (NEA) aportó financiación a la película. Esta institución se vió inmersa en un proceso judicial por apoyar a artistas polémicos como Robert Mapplethorpe y Andres Serrano. La directora, ante el miedo a perder apoyos para la película, evitó dar detalles del rodaje.

En 1991, alguna de las personas que participaron en la cinta, demandaron a la película reclamando una parte de los beneficios obtenidos. El asunto se zanjó con un acuerdo en el que se establecía una indemnización de cuarenta millones de dólares por el uso no autorizado de los bailes. Los productores se justificaron afirmando que su intención siempre había sido compensar económicamente a los participantes.

París is burning se convirtió en un referente para la juventud LGTBIQ y una útil herramienta académica para examinar las cuestiones de clase social, raza, género, orientación e identidad sexual.

La cinta fue muy bien recibida por la crítica especializada. Obtuvo diversos premios. Recibió un galardón el Festival de Sundance, obtuvo el Premio Teddy en el Festival de cine de Berlín , un premio de público en el Festival Internacional de Cine de Toronto, un GLAAD, un premio en los Women in Film Crystal Award, un premio al Mejor Documental del Círculo de la Crítica Cinematográfica, y también fue nombrada como una de los mejores películas de 1991 por Los Angeles Times, The Washington Post y National Public Radio, Time, entre otros reconocimientos.

Boys don’t cry

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Dirigida por Kimberly Peirce en 1999, Boys don´t cry es una película estadounidense que narra la historia real de Brandon Teena, joven trans que tras vivir conforme a su identidad y conocer el amor con una chica en Nebraska, acaba siendo violado y asesinado por dos ex- convictos el 31 de diciembre de 1993

Estrenada en el Festival de Cine de Nueva York el 8 de octubre de 1999, la cinta fue bien acogida entre el público y la crítica que alabó las interpretaciones de Swank y Savigny. Sin embargo, la familia de Brandon Teena no quedó satisfecha con el resultado de la película ya que, según decían, no contaba de una forme verídica el crimen de odio perpetrado contra Brandon.

La película supuso la brillante entrada de la, hasta ese momento desconocida, Hillary Swank en Hollywood. Swank obtuvo un Óscar por su brillante interpretación de Brandon Teena. La contención de Hillary Swank dista de la desbordante composición que realiza Chloë Sevigny de su personaje, la chica que se enamora de Teena. El resultado del contraste entre ambas actrices hace brillar la cinta.

En el momento del asesinato, Peirce, entonces estudiante de cine en la Universidad de Columbia, hizo un cortometraje sobre Brandon extraído de sus viajes a Nebraska para realizar entrevistas y asistir a los juicios de los dos hombres condenados más tarde por el asesinato de Teena. En esa época, la directora vivía en un enclave donde se concentraban artistas, intelectuales y personas LGTB en el East Village de Manhattan. La realizadora se encontraba en una precaria situación económica. No podía pagar el alquiler, le habían cortado el teléfono y ya había agotado los ahorros de su vida.

Por suerte, la productora independiente Christine Vachon (Kill Your Darlings, Happiness, Kids) se lanzó y, junto con el apoyo del Instituto Sundance y Hart Sharp Entertainment, ayudaron a Peirce a dar vida al hombre trans Brandon Teena en lo que se convirtió, cinco años después, en su impresionante debut, Boys Don’t Cry.

Este largometraje permite a Peirce ir más allá de los hechos y describir la realidad de un joven trans que lidió con las consecuencias de encontrarse en el corazón más intolerante de Estados Unidos.

Para la directora, si Brandon hubiese vivido en esta época, con el acceso a gran cantidad de información gracias a internet, Teena habría conocido mucho más sobre las personas trans. De hecho, Brandon investigó sobre someterse a una cirugía de reasignación, así que hubiese visto videos con testimonios de otras personas trans.

En una entrevista concedida por Kimberly Peirce a Ïndi Wire, la cineasta habló sobre el rodaje de la violación de Brandon y contó que mientras Sexton, Swank y Peter Sarsgaard (quien interpreta a John Lotter, el otro hombre involucrado en la violación) se preparaban para filmar esa escena , Sexton «desapareció».

En efecto, Sexton recordaba ese momento de desasosiego por el que pasó en el rodaje. Comentó que desapareció porque no se sentía capaz de abordar la violación y estuvo llorando desconsoladamente cuarenta y cinco minutos escondido tras una fábrica de lácteos. Al actor le costó mucho hacer frente a la brutal violación de Brandon ya que temía lastimar a Swank. Peirce le sugirió que hablara con la actriz. Hillary le dijo a Sexton que tenía que hacer la escena, que no se preocupara por ella.

La película transita de la delicadeza a la devastación con una habilidad asombrosa logrando que la historia que cuenta sacuda a la audiencia.

En la vida real, Lotter y Nissen desnudaron a la fuerza a Teena en un baño y lo violaron horas después. Para evitar que presentara cargos, lo mataron a él y a dos transeúntes.

Lotter está en el corredor de la muerte en Nebraska, y Nissen está cumpliendo tres cadenas perpetuas. Nissen se retractó de su testimonio original en 2007 y ahora admite que asesinó a las tres víctimas, con Lotter como su cómplice.

Un hogar seguro para la juventud LGBTIQ+ en Albania

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial

 

El 20 de enero de 1995, tras la presión internacional del Consejo de Europa y de ILGA Europe (Asociación Internacional de Gays y Lesbianas), el Parlamento albanés despenalizó las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo.

La Constitución de 1998 amplió la protección de los derechos humanos con una cláusula específica sobre la lucha contra la discriminación, que incluye el género como motivo de no discriminación, y será la Ley de Protección contra la Discriminación, aprobada en 2010, la que prohíba la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género. El Código Penal fue modificado en 2013 e incluye la orientación sexual y la identidad de género como circunstancias agravantes en los casos de delitos de odio (artículo 50j).

Legislar a medias, discriminar sin medias tintas.

A pesar de los avances aparentes en relación con la protección de las personas LGBTIQ+, la ley en Albania no permite las uniones entre personas del mismo sexo, y las personas trans que lo desean no pueden acceder al tratamiento hormonal ni cirugías.

A esto se añade que el trato hacia las personas LGBTIQ+ por parte de profesionales de la salud es frecuentemente discriminatorio, según apuntan Informes como Community (Self) Organizing of Transgender Movement in Wester Balkans Region (2021). Las personas trans se enfrentan a menudo a la discriminación o la denegación de la atención sanitaria. El personal médico carece de formación de las identidades trans y, por ello, suelen ser percibidas con sospecha, realidad que se hace aún más compleja para aquellas personas que se han sometido a una cirugía de reasignación de sexo en el extranjero y ahora residen en Albania.

El trato discriminatorio por parte de las instituciones genera que el colectivo LGBTIQ+ tenga un nivel de confianza muy bajo en las mismas. Como resultado, y siguiendo el informe Challenges Faced by the LGBTI Community in Access to the Justice System (2018), de la entidad LGBTIQ+ albanesa Streha, las personas del colectivo se encuentran desinformadas sobre los recursos existentes en el país y no conocen dónde pueden acudir en caso de necesitar ayuda.

Este trato discriminatorio no solo sucede en las instituciones y el sistema sanitario, sino que se trata de una situación generalizada. Según una investigación realizada en 2018, hubo 450 casos de discriminación reportados en un solo año (Informe sobre la situación de la comunidad LGBTI en Albania, Aleanca 2018).

Un estudio del Consejo de Europa en 2021 destacaba que dos tercios de los incidentes de incitación al odio en Albania se dirigían a las personas LGBTIQ+. Así, la encuesta de la entidad LGBTIQ+ Aleanca de este mismo año indicaba que el 79% de las personas encuestadas podría abandonar Albania debido a la discriminación.

Discursos LGBTIQ+fóbicos a viva voz.

Añadidos a la discriminación en los espacios de participación, se encuentran los ataques de odio por parte de grupos religiosos, personajes mediáticos, políticos y ciudadanía general, tanto en la televisión nacional como en redes sociales y el resto de medios de comunicación, que fomentan los estereotipos negativos y prejuicios hacia las personas LGBTIQ+. Estos, a menudo, se acompañan de la idea de que la homosexualidad es una norma social importada de países occidentales. Las entidades LGBTIQ+ indican el fuerte impacto cuando estos mensajes de odio se articulan en las redes sociales, por la inmediatez y la repercusión, lo que va en detrimento de los esfuerzos que las organizaciones hacen de manera cotidiana para sensibilizar a la población.

En junio de 2021, la periodista Blerta Tafani hizo varias declaraciones homófobas en televisión, con afirmaciones como: «Es una gran desgracia [que una persona LGBTIQ+] dé a luz a un niño»; “las personas LGBTI quieren eliminar la palabra madre”; «la vida con dos padres no funciona, la vida con una familia gay se acaba”. Las cuentas de las redes sociales de la activista LGBTIQ+ cofundadora de Aleanca kunder diskriminimit LGBT+» (Alianza contra la discriminación de las personas LGBT+), Xheni Karaj, fueron bloqueadas en su intento de denunciar públicamente estas declaraciones.

En noviembre del mismo año, el fundador de la Coalición para la Familia Tradicional, el pastor Akil Pano, organizó un acto en su iglesia donde la periodista italiana Nausica Della Valle compartió sus experiencias como «ex lesbiana curada» por la Iglesia. Como resultado de este evento, Pano y Della Valle dieron una entrevista en la televisión nacional declarando que la homosexualidad puede ser curada.

Las entidades que trabajan con personas LGBTIQ+ en Albania expresan encontrarse ante un colectivo con mucho estrés y alta incidencia de problemas de salud mental como resultado de la intimidación, las amenazas y discursos de odio generalizados en el país. Esto tiene un impacto añadido en la juventud, en la que observan un mayor aislamiento y una baja autoestima.

La juventud expulsada por la LGBTIQ+fobia.

La juventud LGBTIQ+ es la que enfrenta mayores dificultades. Las entidades cuentan con obstáculos para trabajar con el Ministerio de Educación y no se han producido avances en la inclusión de temas relacionados con los derechos LGBTIQ+ en los planes de estudios. Una investigación de Aleanca kunder diskriminimit LGBT+ con estudiantes de secundaria y personas universitarias LGBTIQ+ indica que el 65% siente inseguridad en la escuela, el 93% ha escuchado insultos LGBTIQ+fóbicos en el Centro Escolar muy a menudo y casi un tercio ha abandonado o cambiado de colegio debido al acoso.

En el mercado laboral, ser joven y LGBTIQ+ ahonda en el desafío de la disidencia sexo genérica para acceder y mantener un empleo. Una encuesta realizada en 2018, indicaba que solo 231 de las 734 personas LGBTIQ+ encuestadas se encontraba trabajando y la mayoría de ellas expresaba temor a ser expuestas, discriminadas y/o despedidas por ser LGBTIQ+, no hablando abiertamente sobre su orientación sexual y/o identidad de género en el entorno laboral (Informe sobre la situación de la comunidad LGBTI en Albania, Aleanca 2018).

Adelajda Alikaj, directora de Streha Center, indica el acceso a la vivienda como una de las principales dificultades que las personas LGBTIQ+ están experimentando en la actualidad. Este impacto corresponde a tres realidades, en primer lugar, la discriminación en el acceso al mercado de la vivienda, especialmente hacia las personas trans, reportando casos de negativa por parte de las personas propietarias a arrendarles por su pertenencia al colectivo LGBTIQ+. En segundo lugar, encontramos la LGBTIQ+fobia, desencadenante de la expulsión del hogar que se ha visto exacerbada a partir de la pandemia de COVID-19 cuando muchas personas LGBTIQ+ tuvieron que permanecer con familias inseguras, expuestas al rechazo y a la violencia. En tercer lugar, la discriminación en ámbitos como el laboral supone una situación de mayor empobrecimiento que limita el acceso a la vivienda; esto se ha visto acrecentado por la situación económica actual y el aumento en los precios de los alquileres.

Adelajda, quien lleva más de tres años en la entidad y es activista por los derechos del colectivo, destaca que “el primer gran problema que enfrentan las personas LGBTI+ en Albania es la marginación y la exclusión social en casi todas las áreas de la vida; el segundo gran problema son los estereotipos negativos de las personas LGBTI+ por parte de la sociedad albanesa en general”. La directora de Streha ha formado parte este año de Defenders´ Days, una de las mayores conferencias del mundo en la que se encuentran cada dos años 200 defensores de los derechos humanos de los cinco continentes. En su experiencia, la lucha por los derechos LGBTIQ+ en el país sigue siendo un asunto casi exclusivo de la disidencia sexo-genérica y las entidades del colectivo, sintiendo una ausencia de apoyos ante situaciones como las agresiones LGBTIQ+fóbicas.

Streha, construyendo hogares seguros para la juventud LGBTIQ+.

Streha es la entidad LGBTIQ+ que gestiona el primer y único centro residencial para jóvenes LGBTIQ+ sin hogar en Albania y en la región de los Balcanes. Una organización de base con sede en Tirana que prioriza la vivienda segura y trabaja para empoderar a la comunidad LGBTIQ+ proporcionando apoyo de emergencia, refugio, asistencia legal, asistencia médica y psicológica, ayuda en el empleo y apoyo en la cobertura del alquiler.

El Centro Streha fue seleccionado en 2020 como una de las 17 mejores prácticas de servicios de vivienda en Europa, y la red IRIS, que conecta a más de 200 organizaciones que prestan servicios sociales en la región de los Balcanes Occidentales, seleccionó a Streha en 2021 como caso de estudio por sus buenas prácticas.

120 pulsaciones por minuto

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

Película francesa de 2017 dirigida por Robin Campillo que se adentra en la organización parisina Act Up (Pórtate mal) réplica del grupo homónimo fundado en Nueva York en 1987. El objetivo de esta asociación era llamar la atención sobre la pandemia de sida y las personas que la padecían con la intención de obtener legislaciones favorables, promover la investigación científica y la asistencia a las personas enfermas así como la implementación de políticas públicas adecuadas para la erradicación de la enfermedad.

Ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Cannes, 120 pulsaciones por minuto es una cinta emotiva y vibrante con una cuidada puesta en escena y un ritmo que rebosa intensidad.

En una entrevista concedida por Campillo a Cineuropa en 2017, comentó que se unió a Act Up en 1992. Vivió el sida y los años 80 como algo extremadamente violento. En aquella época no se hablaba de ello, había una especie de ley del silencio. Como mucha gente en ese momento, infectada o no, el director de la cinta se integró en el grupo porque estaba enfadado. Quería dejar de ser víctima. El objetivo de Robin Campillo era retratar en la película el momento en el que se rompió el silencio que se cernía sobre el sida .La cinta rinde homenaje a esta época, a todos estos pequeños actos minoritarios convertirtiéndolos en eventos históricos importantes para dar vida a una epopeya de las pequeñas cosas.

Una gran parte del guión está basada en los recuerdos del director. Lo que interesaba a Campillo era cómo la gente se unía al colectivo Act Up para dejar de estar sola y formar una fuerza política con la que identificarse. En este contexto el personaje principal se aparte del grupo al contraer la enfermedad. Según explica el cineasta, lo que pretendía era que el espectador tuviera la misma percepción que él tenía cuando entró en el grupo y no podía entender algunas cosas que sucedían.

La película plantea la cuestión de la vida y de la urgencia. El director quería que la cinta fuera como una metamorfosis y que el espectador no tuviera tiempo de ver cómo se pasa de una escena a otra. Las secuencias tenían que ser ecos de las escenas siguientes mientras la escena anterior permanecía creando así una especie de remanencia durante toda la película. Según comentaba Campillo, la película está filmada de una manera un poco cruda, con la idea de reflejar la prisa, la inmediatez que impone esa urgencia que generaba la enfermedad.

El film se desliza de un género a otro, de un estilo a otro. Tiene elementos de documental, ficción, amor y tragedia. El director quería plasmar esos cambios por su idea de que, en la vida real, nos pasamos a otro universo rápidamente. Según el cineasta, cuando estamos enfermos, la comida tiene otro sabor, hay diferentes estados de subconsciencia, y cosas que vemos todos los días, no las percibimos de la misma manera.

Robin Campillo opina que si Act Up tuvo este impacto, fue porque había gente que no tenía otra opción. Eran sus cuerpos los que hablaban, personas que sufrían, que no tenían todo el tiempo del mundo, que ya eran débiles, que ya se trataban, etc. Según apuntaba, esta situación te colocaba en una situación de emergencia proporcionándote fuerza, poder, energía. Fue una lucha política muy personal. Para él era como la diferencia entre defender una causa y estar en el frente de batalla. La lucha de una comunidad que se creó con la idea de superarse a sí misma.
 

Fundación 26 de diciembre: Una habitación para nosotras

Por Fundación 26 de diciembre

 

La Fundación 26 de diciembre acoge la jornada ‘Una Habitación para nosotras’, un encuentro encuentro sobre lesbianas mayores, en colaboración con la EuroCentralAsian Lesbian* Community (EL*C), y con la participación de 10 reputadas profesionales de distintos sectores y disciplinas, dese el feminismo y la memoria.

El V Encuentro de Investigación, Memoria y Experiencias LGTBI, de la Fundación 26 de diciembre lleva el título de ‘Una habitación para nosotras. Lesbianas mayores, feminismo y memoria.’

El encuentro de este año, organizado junto a la EuroCentralAsian Lesbian* Community (EL*C), está dedicado a la mujer lesbiana mayor. La jornada, de acceso libre y gratuito, se desarrollará el día 1 de diciembre en la sede de la Fundación 26 de Diciembre (calle Fray Ceferino González, 4 – Madrid) y será retransmitido en directo por el canal de Youtube de la Fundación.

Una habitación para nosotras contará con la intervención y testimonio de más de una decena de reputadas mujeres en los ámbitos académicos y profesionales, que hablarán sobre salud, sexualidad, estigmas y experiencias personales. También se presentará el estudio ‘Lesbianas y edad’, elaborado por la EL*C.

En la sesión de tarde de la jornada se conocerá el trabajo ganador del primer ‘Premio Empar Pineda’ para el fomento de la investigación realizada por mujeres, y cuyo objeto de estudio sea la mujer mayor lesbiana en España. El jurado del premio está compuesto por Violeta Assiegio (abogada y activista de derechos humanos), Ana Alfageme (periodista), Paloma del Río (periodista y patrona de la Fundación 26 de Diciembre) y Eva Pérez Nanclares (abogada, patrona Fundación 26 de diciembre y Co-Presidenta de EL*C).

El objetivo del premio es fomentar la actividad investigadora, así también como la difusión y publicación de los resultados obtenidos en las investigaciones. El trabajo ganador recibirá un premio de 1.000 euros.

La Fundación 26 de Diciembre, entidad sin ánimo de lucro especializada en las personas mayores LGTBIQ+, realiza las jornadas y convoca el premio en cumplimiento de uno de sus objetivos fundacionales, el fomento de estudios e investigaciones sobre la población a la que se dirige la entidad.

Consulta el programa completo y las inscripciones en este enlace.

 

Cuando un único amor (one love) es posible. Los cambios que las personas LGBTIQ+ siguen esperando en Jamaica

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial

 

América Latina engloba una región muy amplia y diversa de países ubicados tanto en el norte de América, como en centro América y Caribe y el sur del continente. Esto conforma una realidad muy variada en todos los sentidos, también en la situación de las personas LGBTIQ+, los derechos garantizados para el colectivo y la visión social que determina unas experiencias de vida concretas en cada país.

En esta diversidad entre países encontramos realidades especialmente opuestas entre aquellos firmantes de la declaración de la Organización de Naciones Unidas sobre orientación sexual e identidad de género que, por ende, eliminaron las prohibiciones a la disidencia sexo genérica en sus códigos civiles, y aquellos países en los que las relaciones homosexuales siguen siendo prohibidas con sanciones en su legislación, penas que incluyen desde los 2 años en prisión y la cadena perpetua.

En concreto, son 8 los países de la región que aún penalizan la homosexualidad: Guyana, Granada, Jamaica, San Cristobal y Nieves, Santa Lucía, Barbados, Dominica, San Vicente y Granadinas.

Todos ellos se encuentran en el Caribe (exceptuando La Guyana, en América del Sur). Y en 5 de los 8 la homosexualidad entre hombres es la única penalizada (Guyana, Granada, Jamaica, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía). Esto no siempre corresponde a una ausencia de punitivismo social hacia las mujeres sino a una falta explícita de visibilidad, puesto que estas leyes pertenecen a un período en el que la existencia del lesbianismo ni siquiera era considerada.

Cabe destacar que la legislación punitiva y la persecución a la disidencia sexo-genérica se inician con la colonización, trayendo consigo la persecución y castigo de la sodomía, con la instauración incluso de tribunales de la inquisición que penaban con la muerte a los supuestos sodomitas, y la aprobación de leyes que sancionaban las relaciones entre personas del mismo sexo. Muchas de estas legislaciones son las que perduran hoy día en los países que continúan sancionando la homosexualidad.

Este es el caso de Jamaica, donde la Ley de Delitos contra la Persona, de la época colonial británica (1864), sanciona las relaciones entre hombres hasta con 10 años de prisión, además de la imposición de trabajos forzados. Se trata del artículo 76 que prohíbe expresamente «el abominable crimen de la sodomía». El artículo 77, por su parte, condena el «intento de sodomía» hasta con 7 años de prisión, y el artículo 79 prohíbe «cualquier acto de escándalo público» entre hombres, en público o en privado, con condenas de hasta dos años de cárcel, con o sin trabajos forzados. El «escándalo público» no es un concepto definido en el código penal del país, pero ha sido interpretado como cualquier indicio de homosexualidad entre adultos varones.

Estas regulaciones se defienden como parte de los valores cristianos del país. Sin embargo, como señala la única organización de derechos LGBTIQ+ en Jamaica, J-FLAG (Foro Jamaiquino de Lesbianas, Pansexuales y Gays), el país no cuenta con legislación respecto a otras realidades sancionables en la Biblia como el adulterio, el cual, al contrario, es elogiado como una muestra de masculinidad en el caso de los hombres.

Todo este imaginario se visibiliza y refuerza a través de la cultura. En este sentido, el reggae y el dancehall, por ejemplo, dan cuenta de algunos artistas y letras que incitan al odio y al asesinato de personas homosexuales. Cantantes jamaicanos internacionalmente conocidos como Sizzla, Capleton o Buju Banton cuentan con canciones explícitas de LGBTIQ+fobia. Este último fue arrestado por formar, supuestamente, parte de un grupo de 12 hombres que entraron en una casa y apalearon a 6 chicos por ser homosexuales.

La incidencia del movimiento LGBTIQ+ ha conseguido que algunos de los conciertos de estos artistas sean cancelados, y varias de estas canciones fueran eliminadas del repertorio, incluso de la discografía y de las listas de reproducción, como es el caso de la canción Boom Bye Bye de Buju Banton retirada de la mayoría de plataformas desde 2019, con letras que invitan a disparar a la cabeza a los homosexuales (o batty bwoy en la jerga jamaicana, nombre despectivo que viene del inglés butt boy o chico del culo).

Aunque el lesbianismo no está tipificado como delito en la legislación jamaicana, los hombres homosexuales no son el único objetivo de este tipo de violencia en Jamaica. Amnistía Internacional ha recibido numerosos reportes de actos de violencia contra mujeres lesbianas, incluidas «violaciones correctivas» y otras formas de violencia sexual. Estas, en ocasiones, se producen cuando una mujer es identificada como “masculina”, evidenciando la violencia explícita también hacia la disidencia de género.

Ejemplo de ello, fue el asesinato de Dwayne Jones en 2013. La chica, de 16 años, acudió a una fiesta de baile en Montego Bay. Cuando los asistentes a la fiesta se dieron cuenta de que era una chica trans, le agredieron en masa hasta dejarla sin vida. Dwayne se encontraba en situación de sinhogarismo desde los 12 años, rechazada por su familia debido a su identidad de género.

El asesinato de Dwayne recibió la atención de los medios de comunicación nacionales e internacionales, sirviendo de catalizador para el debate sobre la situación del colectivo LGBTIQ+ en Jamaica. El ministro de Justicia en aquel momento, Mark Golding, condenó la brutalidad de los hechos y pidió a la policía que «no escatimara esfuerzos para llevar a los autores ante la justicia». En el Parque de la Emancipación de Kingston tuvo lugar una pequeña protesta pública contra el asesinato. La policía entrevistó a los testigos; sin embargo, no realizaron ninguna detención ni identificaron a ningún posible sospechoso.

Varios organismos internacionales se han pronunciado sobre esta legislación vulneradora de los derechos humanos. En 2005, por ejemplo, el Parlamento Europeo aprobó una resolución apelando a que Jamaica revocara sus leyes contra la sodomía y combatiera activamente la homofobia. En 2008, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó a Jamaica que derogara las leyes que prohíben las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo, considerando que las leyes de Jamaica violan el derecho a la intimidad y a la igualdad de protección. El gobierno jamaicano, sin embargo, considera estas intervenciones como una intromisión en la política del país, cuyos valores se encuentran representados en la legislación vigente.

Una encuesta en 2004, indicaba que el 96% de la ciudadanía se oponía a cualquier cambio que pudiera conducir a la legalización de las relaciones homosexuales. En la Encuesta Nacional de 2015 sobre Actitudes y Percepciones hacia las Relaciones entre Personas del Mismo Sexo, elaborada por J-FLAG, apenas existe evolución, solo el 12% de la ciudadanía manifestaba tolerancia hacia las personas LGBTQI+.

La ausencia de estadísticas y la invisibilidad de las personas LGBTIQ+ no facilitan conocer la situación real que se encuentra viviendo el colectivo.

J-FLAG indica que tiene constancia de que 30 hombres fueron asesinados en Jamaica entre 1997 y 2004. Y entre 2009 a 2021 registró más de 600 denuncias de ataques contra personas LGBTIQ+, entre los que se encontraban allanamientos de morada, agresiones físicas y ataques en grupos multitudinarios (turbas).

El papel de los colectivos LGBTIQ+ y las personas activistas es fundamental. J-FLAG se creó en 1998 y desde entonces lucha por reivindicar y garantizar los derechos del colectivo. Ha liderado la celebración del Orgullo en el país desde el 2005, visibilizando y sensibilizando sobre la necesidad de despenalizar la disidencia sexo-genérica.

Su fundador, Brian Williamson, quien se evidenciaba abiertamente como activista LGBTIQ+, fue asesinado en 2004. El periodista Gary Younge para The Guardian recogió el testimonio de Rebecca Schleifer, del Observatorio de los Derechos Humanos, quien al acudir a su cita con Williamson en el domicilio de este, encontró a los agresores festejando el asesinato con insultos y canciones homófobas. A pesar de esto, la policía negó la motivación homófoba del asesinato.

Brian Williamson no ha sido el único activista LGBTIQ+ asesinado en el país. Lenford Steve Harvey, trabajador social involucrado en la lucha contra el VIH-Sida fue asesinado en 2005, concretamente el 1 de diciembre, coincidiendo con el día mundial de la reivindicación de esta causa.

Human Rights Watch presentó el informe Not Safe at Home. Violence and Discrimination against LGBT people in Jamaica (2014), que documenta la violencia generalizada contra las personas LGBTIQ+ en el país. Entre otros aspectos, el informe reporta los resultados de 71 entrevistas a personas LGBTIQ+. Del total, más de la mitad (44) había sido víctima de alguna forma de violencia basada en su orientación sexual o identidad de género, únicamente 19 de ellos había denunciado estos hechos a la policía y solo se tomó declaración en la mitad de los casos.

El Informe The developmental cost of homophobia. The Case of Jamaica (2016), con una encuesta basada en 316 personas entrevistadas, indicaba que en los cinco años anteriores a la encuesta, el 32% de las personas entrevistadas había sido amenazada con ser agredida físicamente, mientras que el 12% había sido agredida. El 23,7% había recibido amenazas con violencia sexual, y el 19% había sufrido agresiones sexuales. Solo el 59% había denunciado estos hechos. El 41% que no lo hizo, sentía vergüenza, temor, le restaba importancia a lo sucedido o desconfiaba de la actuación de la policía y de las posibles represalias.

Tanto esta encuesta como las anteriores, deben enmarcarse en un contexto en el que la visibilidad de las personas LGBTIQ+ está fuertemente condicionada, lo que impacta en la exposición a la violencia. En la encuesta anterior, por ejemplo, el 38% no era visible en el trabajo o en la Universidad, y el 42% no había salido del armario con ningún miembro de la familia. Esta cifra se ve aumentada en otros contextos: frente al personal médico (55%), sus superiores de trabajo (60%), las organizaciones religiosas (63%) y el vecindario (68%).

A nivel institucional y legislativo, en 2011 se introdujeron algunos avances. El gobierno jamaicano aprobó la Carta de Derechos y Libertades Fundamentales, pero ello no trajo consigo ninguna garantía de no discriminación al colectivo LGBTIQ+, a pesar de las reclamaciones internacionales y de parte de la ciudadanía jamaicana.

El único acercamiento a este respecto ha sido la creación del Formulario de Evaluación de la Atribución de la Violencia, desarrollado por el Ministerio de Seguridad. En él se menciona específicamente el «delito de odio» como causa de los delitos violentos y se enumera la «orientación sexual e identidad de género» como una de las posibles motivaciones. En estos casos, se exige que la policía lleve a cabo evaluaciones inmediatas para determinar si realmente se ha producido un delito de odio. Sin embargo, este concepto no ha sido definido, lo que genera una articulación confusa en la práctica para corroborar los hechos.

En febrero de 2021, la Comisión Internacional de Derechos Humanos publicó un informe sobre los derechos del colectivo LGBTQI+ en Jamaica, estudiando las peticiones de dos personas del colectivo LGBTIQ+ jamaicanas que exponían que, al criminalizar la homosexualidad, el país estaba violando la Convención Americana de Derechos Humanos. El informe concluyó en la responsabilidad del gobierno de las violaciones de derechos reportadas. Aunque no ha supuesto cambios legislativos, ha reforzado los discursos que apoyan la derogación de la penalización de la homosexualidad, la dificultad para ello es la alianza visible con miembros influyentes y agentes de la política, puesto que la mayoría no quiere exponerse a los grupos y ciudadanía que se opone a la derogación de estas leyes.

Tras más de 20 años de incidencia y activismo de la entidad J-FLAG y de la lucha de las personas del colectivo, en la actualidad se observa una mayor tolerancia y una mayor interacción con la comunidad LGBTIQ+, lo que impacta en la construcción de una ciudadanía más segura y una atención más adecuada en todas las áreas de la vida. En particular, J-FLAG ha conseguido formar a más de 500 personas trabajadoras del área sanitaria, a partir de un acuerdo con el Ministerio de Salud del país, con el deseo de que este sea uno de los muchos avances que consigan despenalizar al colectivo y garantizar a las personas LGBTIQ+ una vida libre de miedo.

 

Rainbow pride flag flying in the daytime breeze. Original public domain image from Wikimedia Commons

Lesbianas en la Historia: La reina Cristina de Suecia

Por Charo Alises (@viborillapicara)
#MujeresLesbianas

 

Cristina de Suecia nació en Estocolmo el  8 de diciembre de 1626. Hija de Gustavo II Adolfo y de María Leonor de Brandeburgo, reinó en Suecia desde 1632, pero con plenos poderes desde 1650. Gran protectora de las artes, fue una importante  mecenas. 

Pertenecía a la dinastía real de los Vasa, iniciada en 1521. Su madre procedía de la dinastía alemana de los Hohenzollern. El nacimiento de Cristina parece que no fue bien recibido por su  madre, quien deseaba darle a Gustavo II Adolfo un heredero varón que siguiera sus pasos. Sin embargo, el rey  aceptó de buen grado a su hija y en 1627 la confirmó como su heredera. Gustavo Adolfo estaba muy apegado a Cristina y ésta  profesaba a su padre una gran admiración. 

Al morir el rey de forma prematura, Cristina se convirtió en reina de Suecia antes de cumplir los seis años, quedando bajo la regencia del canciller Oxenstierna.

El canciller cumplió con los deseos del rey, tomó a Cristina bajo su protección y comenzó a preparar su educación de forma metódica. Por razones de Estado, la  reina fue separada de su madre siendo muy niña y puesta al cuidado de su tía Catalina, hermana del difunto rey. Cristina pasó un par de años junto a su primo Carlos Gustavo, el futuro soberano Carlos X Gustavo, pero volvió al cuidado de su madre cuando su tía Catalina falleció. La relación con su madre fue difícil lo que motivó que  la niña pasara  a vivir con la  hermana del canciller Oxenstierna.

 Oxenstierna se hizo cargo de educar a Cristina en asuntos de Estado y política. El obispo Johannes Mattiae Gothus, nombrado jefe de estudios, instruyó a la joven reina  en idiomas, filosofía, historia, teología y astronomía, entre otras materias. Mattiae dejó testimonio de  la gran facilidad para el aprendizaje y la enorme sed de conocimientos que mostraba Cristina. La asignatura  preferida de la soberana eran los idiomas que siguió aprendiendo a lo largo de  su vida.

Cristina poseía un temperamento fuerte, inquieto y vivaz, así como una gran energía física. Los llamados quehaceres femeninos no le atraían, tampoco los lujos, joyas o ropajes. Prefería vestir ropas simples y cómodas, y especialmente indumentaria considerada masculina en aquella época.  Mostraba gran destreza  en  deportes como la equitación, la caza y la esgrima. Dormía poco y dedicaba gran parte de su tiempo al estudio

Dotada de una inteligencia viva y una cultura humanista, fue una reina brillante en la política pero descuidada en asuntos de Estado lo que causó  insatisfacción entre el pueblo sueco. Convirtió Suecia en uno de los reinos más cultos y refinados de Europa, hasta en punto que Estocolmo fue apodada la  Atenas del norte.

Cristina siempre se mostró reticente a casarse. Cuando el Senado la instó a contraer matrimonio en 1649, ella respondió:

El matrimonio implica una sujeción a la que no me siento capaz de someterme, y no puedo predecir cuándo podré superar esa repugnancia.

La reina  mantuvo una relación sentimental con Ebba Sparre, una dama de la corte famosa por su belleza. La monarca dirigió a Ebba numerosas cartas que confirman el amor entre ellas. En 1657 durante su exilio en Pesaro, Cristina escribe a la condesa Spare:

Si no has olvidado la facultad que tienes sobre mí, recordarás que ya son doce años que estoy poseída por ser amada por ti.

Finalmente soy tuya de tal manera que es imposible que me pierdas, y no será más que el final de la vida que dejaré de amarte.

Como Cristina no tenía ninguna intención de contraer matrimonio y para evitar habladurías sobre su orientación sexual, nombró príncipe heredero al trono a su primo Gustavo Adolfo el 10 de marzo de 1649.  

La reina sueca se convirtió al catolicismo en 1654 en medio de una gran crisis religiosa y abdicó en su primo que se convertiría en el rey Carlos X.

Para evitar ser víctima de represalias, se marchó de Suecia y vivió en  diversos países europeos. Finalmente se instala en Roma donde pasaría el resto de sus días dedicada a diversas obras de caridad, la música, la pintura y el teatro.  

 

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Históricas LTB: Sara Josephine Baker

PorCharo Alises (@viborillapicara)

#MujeresLesbianas

 

Doctora, feminista, sufragista y lesbiana, Sara Josephine Baker nació en Nueva York el 15 de noviembre de 1873. Fue la primera ciudadana estadounidense en obtener un doctorado en Salud Pública.

Puso su empeño en el  acceso a la salud de las personas inmigrantes y las clases socialmente desfavorecidas. En 1917 denunció que la mortalidad infantil en EEUU era más alta que la de los soldados que iban a la Gran Guerra.

Baker estudió medicina para ayudar económicamente a su familia tras la muerte de su padre y su hermano debido al tifus. Aprendió química y biología de forma autodidacta y se graduó en enfermería con dieciséis años.

Trabajó  como inspectora médica del Servicio  de Salud de Nueva York. Su labor posibilitó descubrir que las epidemias no solamente viajan con sus huéspedes y sus contagios, sino que el principal vehículo transmisor está en la pobreza y el hacinamiento insalubre. Luchó contra la muerte en uno de los suburbios más pobres de Manhattan a finales del XIX, «La cocina del Infierno» (Hell’sKitchen).

En 1909, organizó la Oficina de Higiene Infantil de Nueva York. Escribió más de 20 artículos científicos y desarrolló una importante labor divulgadora con cientos de colaboraciones en periódicos y con la publicación de cinco libros sobre salud e higiene infantil y familiar.

Publicó su autobiografía en 1939, Fighting for life. Su relato permite comprender su lucha contra la pobreza y su defensa de una medicina preventiva que demandaba cambios sociales. Fue una feminista muy activa que luchó por el voto de las mujeres.

No tuvo nada fácil abrirse camino en la profesión médica, totalmente masculinizada en una época en la que las mujeres tenían prohibido acceder a estudios superiores que no fuesen “femeninos”.

Desafió la mentalidad de su época vistiendo ropa de hombre –le llamaban doctor Joe– y teniendo relaciones con mujeres. Vivió muchos años con la novelista Ida Wylie, y posteriormente, durante su retiro, pasó sus últimos años con la también doctora, Louise Pearce. Compartió, sin embargo, gran parte de su vida con su compañera de estudios, la doctora Florence M. Laightoncon, con la que vivió y practicó medicina muchos años. Gracias a su trabajo ambas consiguieron dinero suficiente para ser propietarias de un inmueble junto a Central Park. ​

El nombre de Sara Josephine Baker debería ocupar un lugar prominente en la historia de la medicina pero fue una mujer lesbiana…

Históricas LTB: Colette

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#MujeresBisexuales

 

Sidonie-Gabrielle Colette nació en Saint-Sauveur-en-Puisaye, 28 de enero de 1873. Novelista, periodista, guionista y artista de cabaré. Mujer polifacética, Colette adquirió reconocimiento internacional gracias a Gigi, novela adaptada al cine por Vicent Minelli en 1944. Ingresó en la Academia Goncourt en 1945, presidió esta institución entre 1949 y 1954. Recibió la Legión de Honor.

Fue la menor de los cuatro hijos de Sidonie Landoy, más conocida como «Sido», apelativo que también heredará, y el capitán Jules-Joseph Colette, un militar de Argelia que perdió una pierna en la batalla de Melegnano. Los retrató su novela Sido, de 1930. Recibió una educación laica y  tuvo una infancia feliz en Borgoña. De allí le vendría su amor a la naturaleza y la  afición por el ejercicio físico.

En su adolescencia contrajo matrimonio con escritor y libertino Henry Gauthier-Villars, apodado Willy, quince años mayor que ella. Firmaba sus obras con el nombre de Willy, su marido, que se apropiaría de la autoría de las novelas de Colette.

Hastiada de las infidelidades  de su cónyuge y de representar un insulso papel de esposa, se dedicó a actuar en espectáculos de music-hall. Reflejó esta experiencia  en La vagabunda. Durante estos años de escándalo y liberación moral, Colette descubrió su bisexualidad  y  tuvo aventuras con varias mujeres. Incluso sostuvo un trío con una de las amantes de su marido, Georgie Raoul-Duval, de soltera Urquhart, de forma que asistieron al festival de Bayreuth juntos en 1901; la escritora plasmaría ese episodio de su vida , con leves retoques, en Claudine en ménage.

En 1906 se divorció de Willi. Tras su ruptura siguió afianzándose como escritora con un gran poder de observación, una notable capacidad para describir la naturaleza y  una gran voluptuosidad y sensualidad expresadas con estilo igualmente fresco y libre.

Tuvo  amantes notables, como la rica heredera norteamericana Natalie Clifford Barney, o Sophie de Morny, marquesa de Belboeuf, más conocida como Mitzi, Missy o tío Max.

La vindicación de los derechos de la carne sobre el espíritu y los de la mujer sobre el hombre constituyen el pilar de su obra, que no ha sido todavía reconocida por la crítica literaria, a pesar de haber recibido grandes honores y reconocimientos. Con una agitada vida sentimental, Colette conoció a Henry de Jouvenel,  periodista, redactor jefe de Le Matin, con el que se casó en 1911 y tuvo a su única hija, que llamará en provenzal Bel-Gazou.

Colette colaboró en el periódico de su esposo, Le Matin, con diversos artículos y reportajes (hasta la Gran Guerra en Contes des mille et une matins). Se divorció de él convirtiéndose, en medio de un gran escándalo, en amante de su hijastro Bertrand de Jouvenel, de diecisiete años al que inició en la escritura. Esta experiencia, ya con cuarenta años, le servirá a Colette para desarrollar los temas y situaciones de dos de sus más famosas novelas, Chéri y Le Blé en herbe.

Colette colaboró con el compositor Maurice Ravel, entre 1919 y 1925, en la composición de la fantasía lírica L’Enfant et les Sortilèges.  Léopold Marchand trabajó con la escritora en las adaptaciones teatrales de Chéri y La vagabunda (en 1921 y 1923, respectivamente.

En 1932 publicó Lo puro y lo impuro, que, según Goudeket, es el más difícil de sus libros y, a la vez, el más original. Dudo que se haya escrito algo más intenso y más exacto sobre los sentidos, especialmente del sexual, acerca de su soberanía y su tristeza . Se trata del originariamente llamado Estos placeres…, una especie de biografía del periodo más tétrico de vida de la poetisa lesbiana inglesa Renée Vivien, que Colette había conocido personalmente. La primera entrega salió en semanario Gringoire, pero el director recibió tantas protestas escandalizadas que no llegó a ver la luz la segunda. Diez años antes, aunque menos brutalmente, El trigo verde había recibido el mismo trato en la sección de cuentos de Le Matin, cuando se había publicado la mitad de la obra.

De 1933 a 1936, asumió la crítica teatral en el periódico Le Journal, como sucesora de  Catulle Mendès y G. de Pavlowski, y durante cinco años asistió a ensayos generales cuatro o cinco días a la semana. En 1936, apareció Mis aprendizajes, que narraba la vida de Colette en la época de las Claudines, y en 1937 publicó su primer volumen de relatos, Bella Vista, al que siguieron otros tres libros destacados: Cuarto de hotel, El quepis y Gigi (1944).

En su periodo de madurez personal y artística, se instaló  en un apartamento cerca del Palais-Royal, en el que vivirá hasta su muerte. Durante ese tiempo hizo escapadas de dos meses en verano a Saint-Tropez y viajes esporádicos a Nueva York, Berlín, España,  Gibraltar,  los fiordos noruegos  y Montecarlo.

En 1935, contrajo matrimonio por última vez con  el periodista de origen judío Maurice Goudeket . Goudeket, después de haber pasado por el campo de concentración de Compiègne (1941-1944), del que Colette no pudo lograr sacarlo, la ayudará al final a soportar una terrible artritis de cadera que la relegó a una silla de ruedas a partir sobre todo de 1944. En 1945 ingresó en la Academia Goncourt.

En 1948, Goudeket empezó a imprimir las Obras completas de Colette.  Pese a su escandalosa vida, y habiéndosele negado un funeral católico por su condición de atea, la República Francesa  le organizó  unos funerales de estado, de forma que ha sido la única escritora francesa que ha gozado de tal honor. Está enterrada en el cementerio del Père Lachaise (París).

Selma Laguerlöf

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

 

Selma fue la primera mujer en obtener Premio Nobel de Literatura. Lagerlöf nació en la localidad sueca de Marbacka en 1858. Descendiente de pastores, su familia atravesó muchos apuros económicos.
De niña sufrió displasia de cadera por lo que llevó una vida sedentaria. Esta circunstancia alimentó su afición a la lectura.

A los 10 años comenzó a interesarse por las obras de H.C. Andersen, los Hermanos Grimm y Alexandre Dumas . En la adolescencia, leyó a William Shakespeare, Lord Byron y Johann Wolfgang von Goethe.

Inició su carrera literaria a los 12 años con un extenso poema sobre Mårbacka Tres años más tarde la enviaron a Estocolmo a terminar sus estudios . Ya en esa época Selma tenía claro que no le interesaban las tareas domésticas. Ella misma contaba: además de ser torpe en la cocina y peor en el bordado.

La mala situación económica de su familia hizo que Selma comprendiera que tenía que aprender una profesión para vivir. Se decantó por la docencia , pero no encontró la manera de financiar su aprendizaje. Gracias a un préstamo que le consiguió su hermano Johan, pudo comenzar los estudios en Estocolmo . Primero estudió en el Liceo Sjöberg para Señoritas y al año siguiente ingresaría en el Real Seminario Superior para Estudios Docentes, una universidad para jóvenes damas con talento. Selma era mayor que sus compañeras y esta circunstancia hizo que la consideraran más madura. Además se hizo popular entre las demás alumnas por sus sonetos y poemas.

Fue maestra en Landskrona durante diez años. Su vida como docente se fue desarrollando junto a su afición literaria. Las alumnas de Selma estaban cautivadas por sus amenas lecciones. En esa época se dedicó también a escribir artículos para el periódico y la iglesia locales.

Sophie Adlersparre, destacada figura del movimiento feminista sueco la invitó a visitarla después de leer sus sonetos. Adlesparre la animaría a cultivar su prosa.

Por esa época ganó un concurso organizado por el periódico cultural Idún. Dos años después escribiría La saga de Gösta Berling. Esta novela en un principio no llamó la atención del público, por lo que Selma pensó que su carrera literaria no prosperaría. Lo cierto es que el crítico literario Georges Brandes escribió una brillante reseña de la obra en el periódico Politiken, avivando un gran interés entre los lectores de Dinamarca. Esto marcaría el comienzo de una nueva etapa en la vida de Selma Lagerlof.

Sus avances en la literatura hicieron que en 1895 abandonase la enseñanza para dedicarse en exclusiva a la escritura.

La escritora creció escuchando los relatos de su abuela, una mezcla de elementos cristianos y paganos. Estos cuentos tendrían gran influencia en el hacer literario de Selma como demuestra El cuento de Gösta Berling.

Después de un viaje por Egipto  escribió Jerusalén: en Dalecarlia (Jerusalem: i Dalarne) (1901) y Jerusalén: en la Tierra Santa (Jerusalem: i det heliga landet) (1902). Estas obras convirtieron a Selma en la novelista sueca más leída y respetada.

El gran éxito de Lagerlöf hizo que el rey  Oscar II de Suecia y Noruega y la Academia Sueca decidieran apoyar a Selma para que viviese desahogadamente y así pudiera dedicarse en exclusiva a escribir. Esta ayuda propició que la novelista establecerse en Falun, donde pasaría la mayor parte de su vida.

En 1894, Selma conoció a la que sería su pareja, la también escritora Sophie Elkan. Otra amante de Selma fue la maestra y sufragista Valborg Ohlander

Selma Lagerlöf ocupó sus últimos años en ayudar a escritores y pensadores a esconderse de la persecución nazi . Los esfuerzos de aquellos años mermarían su salud. La escritora falleció a los 81 años de un ataque masivo al corazón.

Lagerlöf fue la primera doctora sueca honoris causa de filosofía , recibió el premio Nobel en 1909 e ingresó en la Academia sueca en 1914.

En la entrega del premio Nobel a Selma, el presidente de la Academia, Claes Annerstedt destacó el retrato totalmente original de la vida campesina, la pureza de su dicción, la claridad de la expresión y la bella musicalidad que son características de todos sus escritos. La grandeza de su arte consiste precisamente en su habilidad para utilizar tanto su corazón como su genio para lograr el peculiar y original carácter y las actitudes de sus personajes, en los cuales todos nosotros nos reconocemos.