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Paris is burning

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película documental estadounidense estrenada en 1990 y dirigida por Jennie Livingston. Esta cinta filmada en 1980, retrata la llamada cultura ball de Nueva York a través de los testimonios de personas trans y gais de origen latino y afroaméricano que protagonizaron ese movimiento en la llamada Edad Dorada de los bailes drag neoyorkinos. El film es un retrato de las desigualdades provenientes de la clase social, la diversidad racial y el género en Estados Unidos.

La cultura ball es una subcultura clandestina LGTBIQ de jóvenes afroamericanos y latinos que se originó en Nueva York a finales del siglo XIX. Quienes participaban de esta comunidad comenzaron a organizar bailes drag como respuesta a las leyes estadounidenses que prohibían usar ropa del sexo opuesto.

El documental se adentra en las competiciones de baile basadas en temas y categorías que deben escenificar las personas participantes. Se desfilaba imitando los movimientos de modelos de pasarela de la revista vogue dando origen al estilo de danza vogue o voguing. Este baile se popularizó a raíz del estreno de París is burnig en 1990, año en el que Madonna sacó la canción y el vídeo Vogue. Los movimientos de este baile se inspiran en los jeoglíficos del Antiguo Egipto.

En estos certámenes contaba la estética drag, el baile y el vestuario. La recompensa por ganar era un trofeo. Quienes competían , a menudo, formaban parte de una casa. Se denominaba casa a un grupo de personas LGTBIQ que vivían juntas como una familia ya que, en muchas ocasiones, habían sido expulsadas de sus hogares debido al rechazo a su orientación sexual o por su identidad de género y malvivían durmiendo en albergues o en los muelles. Cada casa estaba liderada por una madre que cuidaba de las personas que formaban parte de esta particular estructura familiar. El movimiento ball se apropia de términos tradicionales – casa, madre- para crear su modelo de familia. Ganar un certamen suponía aumentar el prestigio de la casa.

La cinta alterna imágenes de competiciones de baile con entrevistas a protagonistas de la cultura ball: Pepper LaBeija, Dorian Corey, Angie Xtravaganza, y Willi Ninja, cuentan su experiencia como participes en esos singulares certámenes. Los testimonios de estas figuras clave del movimiento ball permiten conocer los detalles de esa subcultura. Alguna de las personas entrevistadas ejercieron la prostitución – como Venus Xtravaganza- para subsistir o, incluso, para poder hacer frente a los gastos derivados de la cirugía de reasignación.

En una entrevista concedida al Orlando Sentinel, Livingston afirmó que esta película es importante para cualquier persona, no importa si es gay o no es gay. La película, no solo es interesante por los bailes, refleja como logramos algunas metas de la sociedad. Habla de la supervivencia frente al rechazo social. Trata de personas que han aprendido a sobrevivir al rechazo social , con sentido de humor, dignidad, y energía. Según afirmó la realizadora, el documental es un exploración con varias capas de una subcultura de Americanos-Africanos y Latinos que demuestra un microcosmo de la sociedad lo que fue subestimado, clandestino, y desconocido en la cultura popular de los Estados Unidos. La cinta también explora como estos sujetos luchaban cotidianamente con la adversidad que implicaba el racismo, la homofobia y la pobreza. Una tras otra, las entrevistas de esta película ofrecen una mirada a las vidas y problemas de sus protagonistas y la fuerza, orgullo y ánimo que estos debían mantener para sobrevivir en un mundo «rico y blanco».

El National Endowment for the Arts (NEA) aportó financiación a la película. Esta institución se vió inmersa en un proceso judicial por apoyar a artistas polémicos como Robert Mapplethorpe y Andres Serrano. La directora, ante el miedo a perder apoyos para la película, evitó dar detalles del rodaje.

En 1991, alguna de las personas que participaron en la cinta, demandaron a la película reclamando una parte de los beneficios obtenidos. El asunto se zanjó con un acuerdo en el que se establecía una indemnización de cuarenta millones de dólares por el uso no autorizado de los bailes. Los productores se justificaron afirmando que su intención siempre había sido compensar económicamente a los participantes.

París is burning se convirtió en un referente para la juventud LGTBIQ y una útil herramienta académica para examinar las cuestiones de clase social, raza, género, orientación e identidad sexual.

La cinta fue muy bien recibida por la crítica especializada. Obtuvo diversos premios. Recibió un galardón el Festival de Sundance, obtuvo el Premio Teddy en el Festival de cine de Berlín , un premio de público en el Festival Internacional de Cine de Toronto, un GLAAD, un premio en los Women in Film Crystal Award, un premio al Mejor Documental del Círculo de la Crítica Cinematográfica, y también fue nombrada como una de los mejores películas de 1991 por Los Angeles Times, The Washington Post y National Public Radio, Time, entre otros reconocimientos.