Biopolítica del armario

Hoy recomendamos Biopolítica del armario, de Javier Sáez, publicado por Bellaterra.

 

El objetivo de este libro es desarrollar un análisis de eso que llamamos «el armario», desde una perspectiva política, no solo individual. Se ha escrito mucho sobre la salida del armario: sobre cómo hacerlo, sobre los beneficios para la persona que sale de él, sobre el acompañamiento, sobre las dificultades para llevarlo a cabo, etcétera. Pero se ha escrito muy poco sobre cómo se construye ese dispositivo: ¿de qué está hecho, cómo funciona, cuándo aparece, qué mecanismos, discursos y prácticas lo configuran, cómo se «entra» en él?; ¿cuáles son sus implicaciones en las políticas que regulan la sexualidad y el género, y los efectos individuales y colectivos sobre las personas que viven en él, o que salen de él?

Veremos que el armario se puede entender de muchas formas, con diversas dimensiones políticas: como un espacio, como una relación social, como un sistema de opresión, como un régimen político, como una temporalidad, como una epistemología, como un dispositivo disciplinario, como una tecnología del género, como un trauma, como una forma de violencia, como una violación de los derechos humanos, como un productor de identidades, como un concepto colonial, como una prótesis, como un acto performativo, como una forma cibernética, como una corporalidad, como una utopía, como un ataúd, como una metáfora, como una institución, como un duelo, como una arquitectura, como un sistema termodinámico.

Puedes consultar el índice de Biopolítica del armario en este enlace.

Sobre el autor: Javier Sáez del Álamo (Burgos, 1965) es un sociólogo, traductor y activista gay español, especialista en teoría queer y en psicoanálisis. Ha participado en los últimos 30 años en diversas asociaciones LGTB y queer (La Radical Gai, Grupo de Trabajo Queer GTQ, Col·lectiu Gai de Barcelona), y ha publicado varios libros sobre teoría queer. Ha traducido al castellano numerosos libros de figuras clave del movimiento feminista y queer como Judith Butler, Monique Wittig, Jack Halberstam, bell hooks o Sara Ahmed.

 

El día de la marmota

Por Sara Levesque

 

¿Sabes una cosa, Lector? Al momento de escribir esto tengo treinta y tantos años. Casi. A estas alturas, debería estar promocionando mis novelas, relatos, poemas y todos los escritos que andan cogiendo polvo en mis estanterías. Progresando, avanzando, en lugar de seguir atascada en la salida.

En cambio, vivo acurrucada en un déjà vu. Casi como una penosa repetición del Día de la Marmota. En vez de coger al animal por los testículos y afeitárselos, sigo permitiendo que se burle de mí.

Suspiro ante un cuaderno roñoso lleno de garabatos ilegibles, con un bolígrafo mordisqueado en una mano, y una taza de café solo que acabo bebiéndome helado en la otra.
¿Dónde está el empuje? ¿Dónde está la decisión de avanzar? Yo me lo digo. Es la pregunta equivocada. No es una competición. Lo que he aprendido en este puñado de décadas es que puede que el teléfono susurre una plegaria que me arregle el día; si no lo hace, debo ir yo a buscarla. Aunque tenga que llevarme de la mano a la marmota, a hacer juntas pedorretas a la vida.

Decir «te quiero» es como un duelo. Sé que, si disparas primero, mejor que no sea al suelo. Sé que escondida en el ropero es difícil hallar consuelo. Sé que bastó su impacto certero para que picara el anzuelo.

Mientras recapitulo sobre todo esto sigo escribiendo descalza. Es una de mis manías. Escribo sin nada en los pies, ni siquiera unos calcetines raídos, aunque haga mucho frío. La verdad es que no lo noto. Cuando escribo, solo una parte de mí puede sentir algo, ya sea frío, calor o excitación. No, no está tan abajo, hablo de mi corazón. Entretanto, subo el volumen de la música, la radio o lo que toque a cada momento, como si así pudiese hacer callar el silencio que dejó.

Si me mirase de cerca, si prestase más atención, y no digamos ya si se molestase en volver, entendería que no aprieto los labios porque esté tensa o enfadada. La quise tanto que soy incapaz de enfadarme con ella; sentirme dolida sí, pero por muchos desplantes que tenga conmigo, por muchos silencios que me grite, por mucho que me hable desde su parte más cínica, soy incapaz de enfadarme con ella. Más bien los aprieto porque, como los deje a sus anchas, la matarían con sus gritos de dolor. Y le gastarían el nombre, de todas las veces que se lo han callado. Tanto lo han silenciado que considero que he desperdiciado vida en ese camino.

Tanto, que me vuelven poeta de versos ahogados en vino.

Unión de olores es la ilusión de esta solitaria con daño, para caminar taciturna por su senda tejida. Dispuesta a recorrer distintos rumbos todo el año y subir la misma montaña toda la vida. Soy pura paradoja. Harapienta me hallaba recién aseada, desierta en mi época de filántropa. Muy furiosa mi naturaleza calmada, eterna infelicidad de experiencias pasadas más afortunadas. Suena absurdo, pero es así.

Algo que también me suena descabellado es cuando mi familia me pregunta «¿te pasa algo?». Yo niego con la cabeza y la mejor de mis sonrisas. No quiero dar explicaciones ni andar justificándome. No quiero que vean que sigo siendo la misma que, cuando sueña con ella, es muy heroica, adornándola con piropos y miradas entregadas; pero cuando la tiene delante, sonríe un milisegundo, incapaz de dejar de temblar, antes de esconder los ojos. La misma boba que le hace la zancadilla a sus propios pasos. La misma que no ha aprendido nada de la mayor hostia sentimental que se ha dado en su vida, por semejante actitud. La misma que teme ser valiente y se acomoda entre el pedernal para no sufrir. La misma que, cuando se enamora, apaga la vista con la esperanza de que la caída no duela mucho. La misma, al fin y al cabo, que termina perdiendo el amor, lamiendo una esperanza que no se merece. La misma que aspira a soportar una vida entre rocas grises.

© Sara Levesque

 

Bulos vs Realidad

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Orlando, mi biografía política

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

En 2023 el filósofo trans Paul B. Preciado dirige y guioniza este ensayo filmado producido en Francia. Preciado escribe una carta a Virginia Woolf para contarle que su Orlando ha salido de la ficción y lleva una vida que jamás habría imaginado. Utiliza el cine como herramienta para reflexionar sobre la transexualidad.

Alguien me preguntó: ¿Por qué no escribes tu biografía? Porque la capulla de Virginia Woolf la escribió por mi en 1928, comentó Preciado en una entrevista concedida a El cine de la Ser. Según el filósofo burgalés, la película surgió de la idea de enviarle una carta a Virginia Woolf para decirle que, contra toda expectativa, su Orlando ha sobrevivido, está vivo, ha salido de su ficción y no solamente ha salido de su ficción sino que hay miles y millones de Orlandos. Para el filósofo, estamos viviendo un momento orlandesco y que ese momento no es como hubiéramos podido imaginar, como una historia de ciencia ficción como la gente pensaba que lo era en 1928 sino que es un momento de transformación política increíble. Preciado quiso añadir al título biografía política porque dijo que en parte la vida de las personas como yo ha sido siempre puesta en cuestión, amenazada y si estamos vivos estamos vivos gracias a una reivindicación política, por tanto, quería añadir esa pequeña “política” ahí, aunque luego es verdad que la forma de política que defiende la película es una política poética, es una política de cambiarle el nombre a las cosas, de cambiar la manera en la que deseamos, en la que sentimos.

Cuando le ofrecieron la posibilidad de hacer una película sobre su vida pero que no la iba a hacer él sino que la iba a hacer otro director, la idea le espantó. Entonces pensó: Esto es horrible, porque además harán una biografía, es decir si imaginamos una biografía casi ya tenemos el relato hecho. Si es un hombre, ya sabemos cómo va a acabar la historia, si es una mujer más o menos también. Y luego está como el relato ese tan normativo de lo trans, antes y después. Y yo tenía claro que no quería que mi vida fuera representada de ese modo, digamos con esa mirada binarie. Por eso al final acabé yo haciendo la película. Pero desde el principio supe que yo no estaría en frente de la cámara . Yo soy muy tímido, yo odio todo lo que tiene que ver con las fotos que para mí es como un sufrimiento constante. Entonces yo sabía que sería mi vida pero que mi vida, en parte, está tejida de millones de otras vidas. Aparte es una cosa que yo aprendí con Virginia Woolf realmente: que la vida siempre empieza y acaba mucho antes de que nacemos y mucho después de que morimos y eso realmente es fascinante. Como que vives la vida de otras personas y empiezas a vivir la vida de otros que seguirán viviendo y por eso, al final la película es casi como un taller micro político colectivo. Yo la he hecho de una manera muy punk, una forma muy háztelo en casa. Yo tenía muy poco presupuesto y hubo que inventar recursos. Pero al final está hecha con la generosidad y la valen toda la gente que ha participado.

La idea de Preciado no es convencer a nadie con su película sobre cómo es lo trans sino también a invitar a mirar su propia vida como una vida mutante, como una vida en un momento de cambio global. Se plantó hacer una adaptación documental del Orlando de Virginia igual que un libro, como un proyecto filosófico. Empezó a hacer pruebas distintas con los Orlandos que vinieron al casting y se dio como una consigna de libertad absoluta en la experimentación visual. Pensó que utilizando el leguaje de Virginia Woolf podía dejar a un lado los lenguajes de la patología médica, como los lenguajes ultra legalistas, todos esos lenguajes quedaban fuera.

El filósofo/director afirmó que la película lo que dice a las personas binarias es en un momento de cambio epistémica es posible que no tengáis nuestra experiencia pero es posible que tengáis otra; es posible que estéis desplazados, es posible que estéis divorciados y que estéis en un litigio para recuperar a vuestros hijos incluso para recuperar vuestras casas. Todo el mundo, incluso con la experiencia del Covid, la gente ha tenido la experiencia de como su cuerpo ha sido regulado de forma casi totalitaria por el estado. Entonces yo creo que compartimos muchas experiencias. No se trata de decir “todo el mundo es trans”. Se trata de decir todo el mundo vive una vida orlandesca. La experiencia de confrontarse a la mutación es también válida para las personas binarias. No es una película pedagógica, no se trata de convencer a nadie sino de invitar a las personas a ver su propia vida como una vida mutante.

La sociedad no binaria

«Les autores te guían en un viaje a través y más allá del género, utilizando un riguroso rango de textos académicos y testimonios personales para ampliar nuestros horizontes… Enriquecedor para casi cualquier persona».

Dr. Vincent, profesor asociado en Sociología, Universidad de York.

 

Hoy recomendamos La sociedad no binaria. Vivir en ambos géneros, más allá y en el medio, un ensayo de Alex Iantaffi y Meg-John Barker, publicado por Egales.

Gran parte del pensamiento de la sociedad opera de una manera muy rígida y binaria: algo es bueno o malo, correcto o incorrecto, un éxito o un fracaso, etc. Desafiando esta limitada forma de pensar, este innovador libro analiza cómo los métodos de pensamiento no binarios pueden aplicarse a todos los aspectos de la vida y ofrecer nuevas y mejores formas de entendernos a nosotres mismes y de relacionarnos con les demás.

Utilizando experiencias de género bisexuales y no binarias como punto de partida, este título aborda las cuestiones clave del pensamiento binario acerca de nuestras relaciones, cuerpos, emociones, bienestar y nuestro sentido de la identidad, y establece una selección de prácticas que pueden ayudarnos a pensar de forma no binaria.

Esta original y reveladora guía fomenta la reflexión sobre cómo vemos y entendemos el mundo en el que vivimos y cómo doblamos, desdibujamos o rompemos los códigos binarios de la sociedad.

 

Nadie miraba hacia aquí

«Para aprender sobre la pandemia del VIH, su cronología y la de los movimientos activistas y artísticos que surgieron a su alrededor, nada mejor que este magnífico ensayo de Andrea Galaxina»
Bob Pop

 

Hoy recomendamos Nadie miraba hacia aquí, de Andrea Galaxina, publicado por Continta me tienes.

Nadie miraba hacia aquí es un ensayo sobre la confluencia entre la última gran epidemia del siglo XX y el arte contemporáneo. Sobre cómo la marginación y el abandono al que fueron sometidas las personas que vivían con VIH/sida desató una corriente de rabia, denuncia y tristeza por la pérdida, que dio como resultado algunas de las obras más profundamente políticas y radicales de la contemporaneidad. Este ensayo es un acercamiento a este corpus artístico, a lxs artistas que lo crearon y a un contexto histórico que cambió para siempre la lucha LGTBIQ+ y el arte contemporáneo.

Sobre la autora
Andrea Galaxina es licenciada en Historia del arte y máster en Historia del arte contemporáneo y cultura visual por la ucm-uam y el Museo Reina Sofía. Desde 2010 lleva la editorial #bombasparadesayunar e investiga sobre el fanzine como medio de creación, resistencia y empoderamiento feminista y la edición contracultural.

 

Beautiful Thing

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Película inglesa de 1996 dirigida por Hettie McDonald. Jamie, un chico de 16 años, vive en un barrio humilde de Londres con su madre, Sandra. Jamie sufre bullying en el instituto por lo que falta a clase cada vez que tiene ocasión. El joven vecino de Jamie, Ste, tiene que soportar constantes palizas por parte su padre y de su hermano. Cuando Sara encuentra Ste llorando lo lleva a su casa para apartarlo del maltrato que sufre. Entre Jamie y Ste surgirá una relación de amor.

La cinta se estrenó en un canal privado de televisión del Reino Unido como una tv movie más, pero su éxito fue tal que dio el salto a la gran pantalla llegando a estar presente en festivales de la talla de Cannes y San Sebastián.

El guión está basado en la obra de Jonathan Harvey también dirigida por McDonald que se estrenó en el teatro Bush de Londres el 28 de julio de 1993. En 2014 se representó en España bajo el título Maravilloso y la dirección de Noé Muñoz

La cotidianidad de las situaciones aporta naturalidad a la relación que surge entre los dos jóvenes a través de una narración sincera en la que afloran los sentimientos de los protagonistas, sus deseos, miedos y preocupaciones. Estamos ante una historia de amor apartada de los convencionalismos visuales sobre la homosexualidad. La cinta se acerca al tema a través de una narración honesta, neutral y sin dramatismos. Beautiful thing es la historia de dos jóvenes que descubren sus sentimientos y deciden afrontarlos en el entorno en el que les ha tocado vivir. El acierto de las localizaciones, nos permite sumergirnos en el ambiente propio de los barrios obreros de Londres. .

La banda sonora se apoya en el soul y en canciones de los 70 y 80. Mama Cash se convierte con su música en un personaje más de la cinta que además, nos ayuda a acercarnos al personaje de Leah, la excéntrica vecina de Jamie. Destacan los temas Dream a little dream of me y Make your own Kind of music, que suena en uno de los momentos más especiales de la cinta.

El final feliz de la película contrasta con los finales trágicos desafortunadamente frecuentes en películas sobre relaciones homosexuales. Hay que recordar que en 2006 se había estrenado Brokeback Mountain, historia de amor entre dos vaqueros de triste final. Durante mucho tiempo, el cine y la literatura, han transmitido un mensaje negativo sobre las personas LGTBI con el fin de reprimir, demonizar e invisibilizar la diversidad sexual y de género: Si te apartas de la heteronormatividad tu vida será un infierno. Esta cuestión es el tema central de El celuloide oculto, documental estadounidense de 1995 dirigido y escrito por Rob Epstein y Jeffrey Friedman que analiza el tratamiento de los personajes LGTBI en el cine de las grandes productoras de Hollywood. El documental entrevista a personas vinculadas a la industria de Hollywood que comentan, en base a escenas de películas, sus propias experiencias sobre el tratamiento de personajes LGTBI en el cine estadounidense; desde la ridiculización del homosexual a través del mariquita o los gais amargados y crueles y la codificación de los personajes LGTBI debido a la censura impuesta por el Motion Picture Production Code, más conocido como Código Hays.

 

Debates en torno de la ley de matrimonio igualitaria griega: ¿Es Grecia el paraíso homosexual que pensamos que es?

Por Konstantinos Argyriou

Vengo de un país que, por más que se suela idealizar por ser el origen de la filosofía, la democracia y la homosexualidad, sorprende por su actual mentalidad retrógrada en muchos temas sociales. Y esto tiene todo el sentido del mundo: ¿cómo sostener una historia que pese tanto?

Grecia ha votado este jueves 16 de febrero el matrimonio igualitario. Solo unos diecinueve años después de que lo hiciera el Estado español; solo unos veintitrés después de los Países Bajos. Para sorpresa de mucha gente, fue el partido de centro-derecha que está en el gobierno desde 2019, Nueva Democracia, el que creó esta propuesta de ley.

Y desde noviembre del año pasado, no se ha parado de hablar del tema en los medios de comunicación, en redes sociales, y también en la calle: muchas encuestas que han circulado señalan una gran división social, así como una percepción más positiva de la aprobación del matrimonio que de la adopción –la nueva ley no estipula temas de reproducción asistida.

A nivel de debate público, aparte de la típica polarización que hemos evidenciado también en otros países occidentales a la hora de aprobar leyes equivalentes, existe el agravante de una cultura LGTBIfóbica particularmente “griega” que está muy extendida. “La sociedad griega no está preparada”, “los niños necesitan influencias parentales tanto masculinas como femeninas”, o “estas cosas que vienen de fuera no pueden aplicarse aquí” son frases que se han esparcido masivamente en estos últimos meses.

En 2018, la sociedad griega evidenció el asesinato, en plena luz de día, del activista y drag queen Zak Kostopoulos/Zackie Oh!, por dos empresarios. Las personas que evidenciaron la escena, que no fueron pocas, no intervinieron para salvar a Zak de las palizas mortales, sino que incluso cuestionaron los sucesos, que si no se hubieran quedado grabados, habrían conducido a la impunidad directa de los agresores (el juicio sigue aún).

Igualmente, existen muchas parejas y familias diversas que en los últimos años han recibido tanto más visibilidad, como más sentimientos de repugnancia en la esfera pública por su mera existencia. La labor de organizaciones como Políjromo Sjolío (Escuela de Colores) o Iperífani Gonís (Orgullo Parental) ha sido fundamental, puesto que han trabajado codo con codo con las legisladoras responsables, y han personificado las luchas por un tratamiento equitativo por parte de la ley y la transformación de las actitudes sociales al respecto.

Mucha gente ve en esta ley una apuesta personal del Primer Ministro, Kyriakos Mitsotakis. En su afán e intento deliberado de mover el partido gobernante más hacia el centro y el progreso social, Mitsotakis ha plantado cara, según esas voces, a la iglesia ortodoxa. Los clérigos representan gran parte del voto de Nueva Democracia, pero en este movimiento hacia un partido más laico (y por ende, más secular), se sienten apartados. Recuerdo que Grecia no es todavía un Estado propiamente secular, como la grandísima mayoría de los países europeos. Con la nueva ley, se convierte en el decimosexto país de la Unión Europea (antes que Italia) y el primer país cristiano ortodoxo en conseguir dicho avance legislativo.

Hay curas que incluso han señalizado a aquellos miembros del partido que votarían a favor, para tacharlos de traidores y dejar de darles apoyo político. Incluso se han redirigido a los tres partidos minoritarios de extrema derecha como respuesta. Esos tres partidos, Elinikí Lysi, Niki y Spartiates, con gran influencia en las periferias de Macedonia y Tracia, se han aprovechado de la situación para reforzar la inseguridad de cierta ciudadanía heteronormativa al odio y la intolerancia y ganar más votos.

El Partido Comunista, KKE, decidió seguir por la misma línea, puesto que le pareció que la igualdad en el matrimonio daría paso a la explotación de cuerpos femeninos al servicio de la reproducción asistida –aunque se ha explicitado en varias ocasiones que éste no es el caso. Recibió, por ello, el repudio de aquellos grupos LGTBIQ que lo habían apoyado en el pasado.

Aparte de los alrededor de 106 miembros parlamentarios de Nueva Democracia (de los 158 que tiene actualmente), los partidos que han apoyado la iniciativa han sido Syriza, un grupo parlamentario separado de él llamado Nueva Izquierda, el Partido Socialista (PASOK, aunque fue también el más dividido, con un 33% de los miembros absteniéndose), y Plefsi Eleftherías.

Fuera de la discusión parlamentaria, sorprende la necesidad de la Asociación Helénica de Psiquiatría, entre otros grupos profesionales de salud, de sacar una comunicación, hace unas semanas, declarando que la homosexualidad ya no figura como enfermedad mental. Y sorprende, porque por un lado, la Asociación Americana de Psiquiatría sacó la homosexualidad del DSM en 1973; y por otro, porque la propuesta de ley no estaba relacionada con la autodeterminación de la orientación sexual, sino con el derecho a casarse.

Mucha gente en Twitter subió imágenes exóticas de Santorini y representaciones de ánforas, con comentarios como “el país del Mamma mía por fin es abierto”, o “Grecia vuelve a ser consistente con su historia”. Esta caricaturización de lo votado es interesante, como lo ha sido un comentario que recibí en mi Instagram de un contacto, que fue así: “¡Qué bien, ahora ya podrás volver a tu país y casarte!”. Que lo progresista no te quite lo xenófobo.

Y ahí reside el problema: que sostenga aquí que Grecia es un país profundamente homófobo, por no ofrecer justicia para la muerte de Zak, no ignora el asesinato de Samuel a gritos de maricón en 2021, ni lo intenta competir en brutalidad (¿quién da las mejores palizas mortales en medio de la calle, un griego homófobo o un español?). Que pensemos que un partido conservador nos haya hecho el favor de ir en contra de sus principios para abrirse hacia el colectivo, no quita que el matrimonio sea una institución conservadora. Igualmente, que nos hagan el favor de recordarnos que la homosexualidad no es una enfermedad mental no borra del mapa que se sigan promoviendo políticas y actitudes profesionales impertinentes.

Queda por ver cuánto va a tardar la reacción violenta de aquellos sectores de la sociedad que no solo se han sentido incómodos con esta nueva medida legal, sino que querrán manifestar su odio de forma abierta.

by User kokkinoi antireporters (κόκκινοι αντι-ρεπόρτερ) of Athens Indymedia. (creative commons)

 

Ammonite

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#CineLGTBI

 

Dirigida por Francis Lee en 2020, realizador de Tierra de Dios (2017). La película, coproduccida por el Reino Unido y Australia, está basada en la vida de la paleontóloga Mary Anning a la que da vida Kate Winslet. El argumento de la cinta se centra en la relación entre Anning y Charlotte Murchison, personaje interpretado por Saorise Ronan.

La acción se sitúa en los años 40 del siglo XIX. Mary Anning, elogiada paleontóloga, trabaja sola en la indómita costa sur de Lyme, Inglaterra. Anning, apartada de éxitos pasados, se afana en buscar fósiles para vender a turistas adinerados y sustentar así el hogar que forma con su madre, viuda enferma que depende de su hija. Uno de esos turistas, el adinerado Roderik Murchison, pide a Mary que cuide de su esposa aquejada de melancolía. Quiero que camine por la costa con usted, que aprenda de usted, le solicita el atribulado caballero. Anning no puede negarse a aceptar un encargo que, aunque no le agrada, aliviaría la maltrecha economía familiar. A pesar de las diferencias sociales que separan a ambas mujeres, entre ellas surge una conexión que les hace comprender que pueden ofrecerse mutuamente aquello que necesitan. De esta forma, surge una historia de amor que desafiará las convenciones morales de la época. Esta película viene a reivindicar la figura y la obra de Mary Anning cuyo aporte a la paleontología es indudable a pesar de que su labor ha sido invisibilizada, como ha ocurrido con otras grandes mujeres a lo largo de la historia.

Kate Winslet admiraba el trabajo de Lee en Tierra de Dios, película que a la actriz le había gustado por el ritmo y la emoción que el realizador imprimió a la historia. La actriz contó para Attitude que cuando el director le ofreció el papel no se lo pensó, aceptó antes de leer la primera página del guión. La relación entre las dos mujeres le pareció muy convincente. Kate Winslet siente admiración por Anning, una mujer autodidacta, dedicada a la paleontología en una sociedad patriarcal, en un entorno salvaje, con gran talento y a la que acabaron hurtando la autoría de su trabajo simplemente por el hecho de ser mujer. Winslet piensa que fue un acierto contar la historia de amor entre Mary y Charlotte. Para la actriz, si se hubiese emparejado a Anning con un hombre, éste no se hubiera sentido digno de ella puesto que Mary, a pesar de ser duramente tratada por la sociedad y habitar en un ambiente dominado por los hombres, era mejor que todos ellos.

Sobre la construcción de su personaje, Winslet contó que dado que Ammonite está ambientada en una época en la que las mujeres estaban silenciadas socialmente, su personaje era callado e introvertido. Tuve que conectarme mucho en el movimiento y la expresión de Mary, su forma de comunicarse. Debía elegir cuando sonreiría. Ella no sonreía habitualmente. Cuando lo hacía significa que era un momento importante.

Respecto a la relación íntima que aparece en la película entre Mary y Charlotte, hay quien criticó ese aspecto de la película argumentando que no existen evidencias históricas de que esa estrecha unión entre ambas mujeres hubiese existido. Sobre esta cuestión, Winslet afirmó que tampoco existen evidencias históricas de que Anning se casara o tuviese relaciones con hombres, por lo que es lícito explorar otras hipótesis sobre su vida afectiva, profundizar en lo que pudiese haber ocurrido. No entiendo por qué eso importa. No entiendo qué diferencia que hay entre quien era Mary y sus extraordinarios logros, al empajarla con una mujer. Yo amo y defiendo las historias de amor entre personas del mismo sexo y cualquier historia LGTBQ que podamos tener en nuestras manos. Y espero que podamos normalizar estas relaciones en el cine sin duda, secreto ni miedo. Y lo que me encanta de esta película es que no hay ningún elemento de vergüenza en la relación entre Mary y Charlotte. Su amor no está oculto de ninguna manera. Simplemente se aman. Y si incorporáramos más historias LGTBQ a la historia principal, contribuiríamos de una manera honesta a normalizar estas historias. Me sentí honrada de contribuir a la evolución de la forma en la que se presentan a las personas LGTBQ en las películas. Si la relación que muestra la película fuese heterosexual, no habría ningún comentario, por qué tiene que haberlo cuando la relación es entre personas del mismo sexo. Una persona es una persona.

Kate Winslet, que ya había interpretado personajes lésbicos en Criaturas celestiales (1994) y en Iris (2001), afirmó que todavía hay una gran falta de películas LGTBQ y esto debe cambiar. La película está construida a base de miradas furtivas y roces fugaces. Preguntada por la conexión que tuvo con Saorise Ronan en la película, Winslet afirmó que lo que hicimos en el ensayo fue trazar el arco emocional de Mary y Charlotte asegurándonos todo el tiempo, no solo de planificar los momentos específicos de conexión física porque hay muy pocos, aunque obviamente tenemos esas dos escenas íntimas muy significativas, porque se dicen tanto con las miradas y en los pequeños toques, como cuando Charlotte deja su mano en el hombro de Mary durante unos segundos demasiado largos. Respecto a las escenas íntimas, la actriz dijo que al hacer esta película se dio cuenta de que al eliminar los estereotipos heterosexuales, se abre el espacio para la libertad, la igualdad, el anhelo y la conexión reales. Simplemente se abre la tapa y fue realmente increíble. Ttener ese tipo de vínculo femenino, no solo ese vínculo de comprensión, las mujeres saben lo que quieren, los hombres no siempre lo saben y, a veces, hay que decírselo En realidad fue muy diferente, me enseñó mucho.

Abundando en el tema de las escenas de sexo que aparecen en la cinta, Winslet comentó que las rodaron como si fuera una coreografía. Afirmó que se sintió muy segura grabando esas escenas con Saorise. Las dos actrices acordaron los movimientos que iban a realizar con la intención de que todo resultase lo más natural posible. Winslet contó que sentía que Saorise y ella tenían la misma idea sobre lo que querían expresar en la escena. Para la actriz lo más importante era la conexión emocional entre las dos mujeres. Cuando vio el resultado terminado dijo sentirse enfadada por cómo se había comportado como mujer cuando participó en escenas íntimas en el pasado. Afirmó que , aunque nunca se sintió dominada o anulada, ahora era más consciente de cómo la mayoría de las escenas de sexo cinematográfico están informadas narrativamente únicamente por personajes masculinos y la mujer es dirigida de alguna manera. Sin embargo, para ella, Ammonite resultó muy igualitaria, muy segura, completamente neutral, respetuosa y conectada. Fue un diálogo entre dos personas. Kate Winslet reprogramó la escena de amor para que coincidiera con el cumpleaños de Saorise y la joven actriz tuviese un buen recuerdo de la película.

En cuanto a la puesta en escena, la cinta nos traslada por momentos desde la inmensidad de los paisajes abruptos, donde las protagonistas buscan fósiles, hasta la intimidad de las dos mujeres a la luz de la velas. El director nos transporta con voluntad realista a 1840 apagando la paleta de colores, estrechando el marco del plano y limpiando la narración de diálogos y música.

Francis Lee nos muestra dos veces a una mujer arrodillada fregando el suelo dejando suficientemente claro el papel de las mujeres en la sociedad de la época. Además la aparición en la historia de otro personaje femenino que tiene un encuentro áspero con Mary o las miradas de su madre, sugieren el pasado de la paleontóloga.

Los hallazgos más destacados de Mary Anning fueron el primer esqueleto de ictiosauro , los dos primeros esqueletos de plesiosauros, el primer esqueleto de pteosaurio encontrado fuera de Alemania y algunos fósiles de peces importantes. El sexo y la clase social de Anning fueron las razones de que le impidieran participar en la comunidad científica del siglo XIX ,dominada por ricos hombres anglicanos, y de que no se reconociesen sus contribuciones.

 

 

Ojalá regresara

Por Sara Levesque

 

—Voy a ser sincera: de ti, me gustas tú —deseé admitirle.

Aunque no reuní agallas para decírselo, tuve un cuajo enorme para esperarla. No fui valiente para hacérselo ver, y sí cobarde para aguardar su regreso de brazos cruzados. La eché de menos veinticuatro veces al día. La eché en falta tanto tiempo que cogía el teléfono y me quedaba mirando su número, buscando el empuje para llamarla y estar con ella un ratito. Pero me sobraban dudas y me faltaban señales suyas. Al final, la pantalla se apagaba, aburrida de tanta indecisión.

Quise que cumpliera sus promesas y me abrazara para que pudiera dejar de mojar la funda de mi almohada con lágrimas, para no sentir más rabia por una huida que fue una retirada a tiempo por su parte, y un abandono por la mía. Y yo dejaría de jurarle imposibles en una cena con velas para prometerle solo aquello que pudiera cumplir a la luz de la luna; o a la de sus ojos, que viene a ser lo mismo.

Durante una temporada la apodé Mimi, que me parecía mejor idea que usar su nombre real. Si pudiera, si me dejara, si me lo permitiera, le escucharía y luego le besaría la voz. Después de besar las lágrimas de las nubes, porque, a veces, cuando la leo me habla a través de ellas. Siempre lo hace. A ratos es auténtica, a ratos da miedo. Sea como sea me invade el pensamiento. Sí, sigo leyendo todo lo que escribe, aunque no se lo diga. Es una anémica forma de volver a sentirla junto a mí. Ojalá volviera. No, ojalá regresara, porque dentro de ese verbo está mi nombre. Y yo me fumaría la vida entera esperándola, porque dentro de ese vicio está el suyo.

Y al pensar en ella, por mucho que duela, se me sigue asomando una sonrisa a la boca. Unas veces tímida, otras valiente, depende de cómo me haya despertado. Es normal. Esté en el país que esté, visite la ciudad que visite, o se levante de la cama de quien se levante, lo cierto es… que hacía los días preciosos. Fue mi más linda casualidad. Solo por eso, merecía la pena soportar que viviéramos cada una en un extremo del mundo.

Quise recoger todos los pasos que se le cayeran al caminar. Acompañarla en cada uno de ellos si cojeaba. Enseñarle a mirar hacia delante cada vez que el desánimo la obligase a agachar la cabeza; y a cómo seguir avanzando, aprendiendo de los golpes. A rescatar las fuerzas cuando no tuviera ganas de enfrentarse a la vida, cuando se atascase con los lunes por la mañana…

Quise que le dieran por saco al protocolo, a las formas, a lo correcto; a no quejarse, a pedir perdón y a fingir afecto. Que le fuera bonito a guardar silencio, aunque por ello creyera que todo lo desprecio. Que se cegara la luz del sol y todos sus efectos, porque a mí me apetecía seguir soñándola en mi magullada cama, aunque eso fuera lo incorrecto.

© Sara Levesque