Diario de dos papás: “nuestro pequeño héroe” (página 12)

Cada domingo Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar, escribe este Diario de dos papás. Estamos en la página 12

 

Foto: Noval Goya

Querida hija, querido hijo, queride hije, ya llevamos dos semanas de confinamiento y nuestra realidad se ha visto alterada por una nueva cotidianeidad que no se si nos hace mas felices, pero, desde luego, si más responsables.

No es fácil estar encerrados en una casa de algo más de 100 metros cuadrados con un niño de 9 años, tu hermano mayor. La verdad es que la actitud de nuestro primogénito esta siendo ejemplar. Nuestro pequeño héroe nos está dando una lección de sabiduría que nos deja perplejos. Ni una sola vez nos ha pedido salir a la calle, ni una sola vez se ha enfadado por no poder jugar con sus amigos. Ya tiene edad suficiente para poder comprender lo que nos está ocurriendo y su única respuesta ha sido la sensatez.

Tras la primera semana de total aislamiento le hemos ofrecido hablar con sus amigas y amigos a través de una videollamada y la experiencia ha sido muy positiva: se ha reído mucho, ha enseñado su casa, ha bailado, ha hablado de sus cosas y ha seguido siendo feliz. Del mismo modo lo ha hecho con sus abuelas.

Nuestro pequeño héroe se ha adaptado a su vida aislamiento sin una queja: hace deberes durante un par de horas, juega, ve televisión y nos abraza y nos besa como siempre ha hecho.

Nosotros, sus padres, hemos decidido que lo menos importante en estos momentos es su educación formal, que las matemáticas, la lengua y las ciencias pasan a un segundo lugar, que un impasse de uno, dos o tres meses no van a tener ningún efecto en su formación y que hay cosas significativas que le van ayudar, no sólo ahora, sino en su vida futura: la empatía, la responsabilidad, el cuidado a quien lo necesita, el amor, la paciencia, la soledad…

Sus únicas demandas se ciñen a cosas que podemos darle sin problema: alguna comida favorita, aumentar el tiempo viendo televisión o jugando en el ordenador. Hasta diez días después de cerrar la puerta de nuestra casa no nos ha pedido chucherías y aunque ha tenido que esperarse varios días hasta que hemos tenido que salir a reponer provisiones, su capacidad de espera ha sido maravillosa

Con el paso de los días se incrementa su irritabilidad, al igual que nos pasa a nosotros, pero en unos minutos desaparece y se muestra de nuevo dispuesto a bailar y a hacernos reir con sus avances.

Viéndolo en las últimas horas parece que nunca hubiera ido al colegio, que no ha jugado con otras niñas y niños de su edad, que no practica hockey, que no ha ido al cine con un cargamento de palomitas… La capacidad de adaptación que evidencia no es más que la esencia innata de la supervivencia de la especie humana. En muchos momentos quisiera ser niño como él y descubrir en las cosas sencillas la mayor felicidad: un puñado de arcilla, un dibujo, un caramelo masticable o una torrija.

Querida hija, hijo o hije, la puerta de casa sigue abierta, dentro te esperamos tu dos papás y tu hermano mayor.  Nosotros seguimos embarazados, yo temeroso, y él soñando con un hermanito de raza blanca. Tienes que saber que no somos ni héroes ni villanos, sólo dos adultos que lucharemos para que seas feliz, para llevarte al mejor colegio, intentando que la espera y el tiempo nos den más fuerzas y asentándonos en la formalidad de la resolución de idoneidad. No tendrás ni nuestros genes ni nuestros apellidos, pero mantendremos vivo el activismo, incluso en el espacio de esta pandemia que nos ha revelado que tenemos un héroe en casa.

(Continuará…)

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