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Las cejas pluma, una tendencia para atrevidas

Instagram es el nuevo caldo de cultivo de las tendencias, ya sean de maquillaje, moda o peinados. Si existe está en Instagram.

La última moda demencial es la nueva manera de llevar peinadas las cejas: el efecto pluma.

Stella Sironen, una maquilladora finlandesa cuyas creaciones son imaginativas a más no poder (arcoiris, purpurina…), ha sido la pionera en lucir las fantasiosas cejas.

Estéticamente hemos pasado, en apenas 10 años, de llevar las cejas depiladas al máximo (como si lleváramos una fila de hormigas en la frente) a insistir en su grosor e incluso exagerarlo, por lo que el primer requisito para lucirlas es tenerlas tupidas.

Para conseguir este efecto basta con dividir la ceja a la mitad horizontalmente, peinar la parte superior hacia arriba, la inferior hacia abajo y mantenerlas con algún tipo de fijador (laca o jabón pueden hacer el apaño).

Llamativas y originales, las cejas pluma no parecen una elección a tener en cuenta para el día a día a no ser que queramos asemejarnos a una mariposa con sus antenas.

Los caballeros las prefieren musculosas

Vivimos un cambio de era en los cánones estéticos de belleza. La mujer ideal de la época clásica era aquella de curvas generosas heredada de la Venus Prehistórica con unas caderas que hoy consideraríamos curvy. La delgadez vino con la posguerra, el siglo XX que empezó con las espigadas flappers y se ha mantenido hasta hoy pasando por el furor de las tetas (y su respectivo aumento de implantes de silicona) que llevan en auge las últimas tres décadas.

@JENSELTER Y @KAISAFIT

El éxito de las redes sociales con la exaltación de ciertas figuras (o influencers) han situado en el punto de mira y como nuevo sueño una vida basada en desayunar quinoa (o el cereal que esté de moda), llevar ropa de colores claros, hacer yoga y por supuesto, ejercicio. De ahí que los nuevos cuerpos a los que nos estamos acostumbrando ya no son rectos, tienen curvas, sí, pero no suaves, curvas de piedra esculpidas a base de peso y sudor. Os hablo de un prototipo de cuerpo como el de mujeres como Kaisa Keranen, Jen Selter, Idalis Velázquez o Patry Jordán y Vikika Costa si barremos para casa.

No hablo de que a todas les guste, por supuesto, pero sí es cierto que por primera vez se ha desarrollado una nueva fascinación hacia el músculo en el cuerpo femenino, algo que históricamente estaba relacionado con el masculino. Ahora muchas mujeres queremos estar rocosas, y no por gustar a alguien, queremos estarlo por nosotras.

Que la práctica regular de ejercicio produce un sinfín de beneficios lo doy por descontado, a lo que voy es a la creación de masa muscular, al ponerse cachas hablando claro. No es ya sentirse bien, ayudar a la piel, a la circulación, a tu bienestar, es, y aquí hablo en mi caso, sentirte fuerte porque físicamente eres fuerte, lo que hace que, por norma general, te sientas más segura.

¿Sabéis lo que es ir de viaje sola con una maleta enorme y poder subirla, bajarla, correr, parar, moverte… es decir, hacer absolutamente de todo sin tener que pedir ayuda? ¿Echar a correr porque ves llegar el metro o el bus y, por muy lejos que esté, alcanzarlo? Y ya ni os hablo del subidón de ponerte un vaquero y llenarlo, pero llenarlo bien, sin que te haga arrugas raras en el culo o en otras zonas donde antes no tenías figura (porque puedes ser fitness pero no quita que seas coqueta).

Es una pescadilla psicológica que se muerde la cola: cuando desarrollas músculo eres físicamente más fuerte, y cuando te lo ves, psicológicamente también te sientes más fuerte. Y creedme, todavía no se ha dado el caso de ninguna mujer que se haya convertido en un hombre entrenando de esta manera, que sé que es el miedo de muchas  (y aquí tenéis la prueba):

El cuerpo de una mujer con el estómago tan duro como una tabla de cortar jamón o con un bíceps el doble de grande que el tuyo, no es algo a lo que estemos acostumbrados, pero es una forma física más. Ya seamos altas, bajas, gordas, delgadas o musculosas todas tenemos derecho de estar aquí y debemos ser aceptadas y respetadas.

Bañadores para sentirte preciosa sin importar tu talla

Aunque la bajada de las temperaturas nos ha pillado un poco desprevenidos cuando ya estábamos guardando el abrigo, el verano llegará (si bien más tarde que temprano).

Me sorprende que este año están pegando fuerte las campañas de baño body positive, es decir, aquellas que hacen hincapié en el amor propio y autoaceptación.

TARGET

Target, una cadena de grandes almacenes, lo ha hecho con una campaña libre de Photoshop en la que se pueden ver curvas, celulitis y cicatrices en unas modelos sonrientes que casi parecen transmitirte ese buen rollo de la playa, el calor y las ganas de comerte un buen helado.

Aerie, por su parte, que es una de las marcas abriendo camino a todo tipo de belleza más allá de la talla, ha sacado un bañador con la longitud del torso personalizable de la talla XL a la XXL. La campaña está protagonizada por la modelo Iskra Lawrence, la que me animó a amar mis estrías.

Las campañas protagonizadas por modelos felices, que nos transmiten sensación de seguridad, de gustarse, que posan divirtiéndose en vez de lánguidas dentro de una braguita de bikini de la talla 32, son las que lograrán que las próximas generaciones, cambien la moda.

Ellos, los mismos que crecerán rodeados de esta publicidad, no solo no se sentirán presionados si no visten una talla 36, sino que verán normal la diversidad de formas y tamaños y la exigirán a la industria.

 

¿Comprarías maquillaje de una marca cuya imagen es un hombre?

INSTAGRAM

La barrera que existe entre géneros se va difuminando conforme avanzamos y encontramos nuevas formas de definir nuestra identidad que van más allá de los clásicos conceptos de «masculino» y «femenino». No hablo de los infructuosos intentos de líneas de ropa agender, sino de accesorios sin etiquetas y, por qué no, maquillaje para todo el mundo.

Viendo el éxito que tienen las cuentas de maquillaje de algunos hombres en las redes sociales, la firma americana de maquillaje Maybelline ha dado un atrevido paso, contratar por primera vez a un hombre como imagen de un nuevo producto.

El elegido fue Manny Gutiérrez y el cosmético en cuestión una máscara de pestañas, The Colossal Big Shot.

@mannymua733 lookin' like a babe in new #intimattenudes lipstick in 'beige babe'. #mnyitlook #mnytravels

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Independientemente de las ventas que vaya a tener el producto me gustaría analizar la maniobra. Otra cosa no, pero chocante es un rato. De hecho, ¿qué mejor manera de comprobar la eficiencia de un cosmético que ponérsela a un hombre que no suelen llevar nada para comprobar la diferencia entre llevar o no la máscara?

Maybelline busca ventas sí, pero también sorprender, provocar, dar de qué hablar y, ya puestos, porque la mentalidad empresarial es lo primero, abrirse un pequeño hueco en un nuevo nicho como puede ser el de los hombres usando cosméticos. Algo que nos lleva a plantearnos las siguientes cuestiones: ¿deben maquillarse los hombres? No, al menos no como obligación, exactamente igual que las mujeres. ¿Pueden hacerlo y ser aceptados por ello? .

La obsesión por maquillarse con cosas raras

No nos gustan las cosas sencillas. Es curioso pero es así. Lo fácil no nos va. Nos fijamos en la persona que pasa de nosotros, le damos doscientas vueltas al problema del examen porque no nos creemos que la profesora lo haya puesto tan simple…

Es ese impulso que empuja a mi madre a echarle soja a las lentejas en vez de hacerlas como siempre. Si ya están buenas así ¿por qué lo complicas? No lo entiendo. En el mundo de la belleza ocurre exactamente lo mismo, y a mi vídeo maquillándome con cucharas me remito, pero eso no es lo más extraño que encontramos por la ‘youtubesfera’…

YOUTUBE

Prepárate para vaciar el fregadero: cucharas, tenedores, batidoras de varillas y hasta el estropajo son los objetos cotidianos que usa esta youtuber para crear su maquillaje.

Como si maquillarse no llevara ya bastante tiempo hay que sumarle el rato que nos va a dedicar lavar de nuevo todos los utensilios. ¿Original? Sí. ¿Útil? Puede. ¿Lo harás en casa cuando hasta levantarte del sofá a por el mando de la tele te da pereza? Harto improbable.

 

Para ser más extremos, podéis probar a haceros el contouring con un cuchillo (la cuchara llegados a este punto ya hasta resulta convencional).

Fundamental probar también las tiras de celofán como guías para trazar las sombras del maquillaje. Míralo como un dos por uno, no solo te maquillas sino que te haces la depilación facial de paso.

Pero el que se lleva el premio de los contourings alternativos es el youtuber Skelitom, conocido por sus originales maquillajes basados en los colores de snacks como Cheetos o Doritos. Lo objetos alternativos con los que consigue su maquillaje incluyen: patata fritas, un burrito, una hamburguesa, un limpiacristales, una bota, un desatascador o una pala.

Yo, como buena amante de la comida que soy, me arrancaría las uñas con las pinzas de depilar solo de pensar en gastar un delicioso taco en pintarme el colorete, aunque los otros objetos (exceptuando quizás el cuchillo) me parecen más factibles. Siendo totalmente sincera, con lo vaga que soy para maquillarme, me niego a usar cualquier cosa que no sea la brocha que ya está en mi neceser . ¿Qué opinas de esta moda de maquillarse con cosas raras?

(Fundamental poner cara de vicio mientras los utilizáis para que el maquillaje quede correcto).

Lo que siempre quisiste saber de los puntos negros (pero no tuviste a quién preguntar)

(Quien nunca haya encontrado a esos pequeños bastardos en alguna parte de su cuerpo que levante la mano. Nadie, lo que imaginaba.)

Y es que según Josefa López, esteticista y formadora en estética de Tu Maxwapa, «los puntos negros se forman a partir de la suciedad que se va acumulando por el sudor y el sebo que desprende la propia piel». Delicioso. Aunque me hace saber que la contaminación por el CO2 y las bacterias que se encuentran en el aire (y más ahora que estamos en plena temporada de resfriados y gripes) también ayudan a la expansión de los puntos negros.

«Se concentran más en la zona de la nariz, frente, mejillas y barbilla» dice mientras examino la colonia de puntos negros que floreció en mi nariz prácticamente el mismo día en que nací. La genética, como me hace saber la profesional, juega en mi contra. Gracias, papá, por tus genes de nariz puntillista.

Por mucho que me esfuerzo en asesinarlos entre uña y uña, la esteticista me aclara que la mayoría de las veces que los quitamos en casa lo hacemos mal ya que no quitamos toda ‘la roña’: «Tiene que salir del todo ya que si se rompe los encontramos al día siguiente el doble de grandes».

Tras frotarme con un cepillo un gel limpiador, colocarme un exfoliante de oliva y aplicar un poco de tónico de pomelo para calmar la piel me coloca encima de la cara una máquina de vapor que me recuerda a las veces que he puesto la cabeza sobre una cazuela de agua hirviendo para hacer vahos: «Con el vapor se abre el poro y sale mejor el punto negro. Duele un poco, pero como dicen las abuelas para estar guapa hay que ver estrellas«.

Y veo estrellas, planetas, cometas, asteroides, meteoritos y algún satélite perdido cuando, con una especie de palito metálico, procede a quitarme el ramo de puntos negros de mi nariz. Confieso que una lagrimita de dolor me cae (y es que los muy infames se resisten a dejar mi nariz).

«Vaya, tienes algunos de hace mucho tiempo». «¿Cuánto tiempo?» le pregunto curiosa. «Estos de aquí (noto que hurga bajo la aleta de mi nariz) son de hace más de un año». Tengo puntos negros con los que he estado más tiempo que con la mayoría de mis novios. Interesante.

«El problema de hacer esto en casa es que se queda el poro abierto y hay que cerrarlo bien, para lo que utilizamos tónicos astringentes» dice Josefa mientras me aplica el líquido. Pero lo que más me impacta es la máquina de alta frecuencia que utiliza seguidamente, una especie de, vibrador transparente gigante que suena como un aparato del dentista. Nada más oír el zumbido me puse más tensa que cuando llevo ropa blanca y me baja la regla. Casi infarto cuando noté la mini descarga en la piel. También es cierto que yo soy muy dramática y me impresiono enseguida.

Tras cerrarme los poros aplica una crema hidratante y me extiende una mascarilla para pieles mixtas por toda la cara. Tras dejarla unos 10 minutos la retira y me aplica tónico otra vez y crema hidratante. Con los poros cerrados y la cara roja como si hubiera salido de la clase de spinning, damos fin al tratamiento.

¿Y ahora qué? ¿Cómo puedo mantener esta piel jugosa como el culito de un bebé? «Debes corregir el exceso de sebo con una crema para pieles grasas, una no-comedogénica (‘comedones’ son los puntos negros). Cremas que contengan menta o que lleven cítricos son muy buenas para contrarrestar la grasa».

Cuando ya me iba tan feliz pensando que con una cremita salía del paso la esteticista me pregunta por mi alimentación, algo que por lo visto también le pasa factura a la piel: «Somos lo que comemos, por lo que si comes grasa se refleja en la piel. Es el reflejo de nuestro interior, por lo que infusiones de hierbas como té o menta, alimentos antioxidantes o depurativos van a eliminar toxinas». Me recuerda que no sirve de nada el tratamiento de eliminación de puntos negros si no cuido la alimentación en casa. Adiós chocolate Milka, adiós.

¿Y qué pasa si un mes voy algo más apurada y no tengo para pasarme por un centro de estética y dejarme los 24 euros que cuesta la limpieza? «Hay mascarillas de arcilla negra que se pegan totalmente a la piel y sacan el punto negro». Vale, y también las hay que necesitas aceite de un templo budista de Bangkok, por lo que le pido una que se pueda hacer con lo que tenemos por casa: «Otra más sencilla es una que me hago yo con un yogur natural o de limón, una clara de huevo, unas gotitas de zumo de limón y un poco de miel. La dejo unos 20 o 25 minutos y seguidamente la aclaro. Limpia los poros e hidrata la piel».

Me voy del centro como del 2016, prometiéndome que llevaría a cabo hábitos saludables, solo que esta vez, en vez de prometérmelo a mí misma, se lo aseguro a la esteticista: lavaré bien mi cara cada día y la hidrataré antes de irme a dormir, que según ella, es cuando la piel se renueva.

Los propósitos que se deberían proponer en 2017

Ya es 2017. Ya es todo nuevo, todo mágico, todo parte de cero y empezamos las primeras páginas del que será otro libro de 365.

En mi casa, como en muchos hogares españoles, tenemos la 1, aunque no hemos podido resistirnos a pasar por Antena 3 a ver el vestido de Cristina Pedroche. Este año coincidimos en que se le veía menos carne.

Como iba diciendo, vemos la 1, con su habitual show post campanadas de cantantes haciendo play-back acompañados de bailarinas medio desnudas.

Me doy cuenta de que es el momento de pensar mis propósitos. Al gimnasio ya voy regularmente, como sano, no fumo y no bebo. Entonces, ¿qué me puedo proponer para el 2017?

Las bailarinas finalizan la coreografía y se quedan congeladas en una postura como esperando mi respuesta y me doy cuenta de que la tengo delante de mis ojos.

Si en 2016 me quejaba de la cosificación de la mujer sigue siendo una batalla para librar en 2017. Me doy cuenta de que la desnudez sigue siendo el coeficiente de la mayoría de las cadenas televisivas esa noche, pero es algo que tocará reivindicar también cuando aparezca en la publicidad impresa.

Si en 2016 empezamos a sentirnos familiarizados con el término «gordibuena» en contraposición con las colecciones que salieron en pasarela, todas empeñadas en marcar abdominales u oblicuos, para 2017 tendremos a una Barbie de talla 40 interpretada por Amy Schummer. Espero que tengamos también diversidad en la pasarela, y no solo de tallas sino de etnias.

Para 2017 pido también que desaparezca el pink tax, ese porcentaje extra que pagamos las mujeres por los productos de higiene solo por ir destinados a nosotras. Otro propósito es que desgraven las compresas y tampones como bienes de primera necesidad que son.

De 2016 es asignatura pendiente la presión estética también en los hombres, ya que han aumentado en los últimos años los casos de vigorexia y estos, que antes no pasaban por el quirófano, se han animado a probar el bisturí. Que 2017 sea el año de aceptarnos. Aceptarnos no solo a nosotros mismos sino a los demás, que entendamos que la vida se basa en elecciones y que igual de bien está quien se depila como quien no, quien va sin nada y quien va con sujetador.

En 2016 hemos aprendido que el nombre de la tienda no garantiza la calidad del producto. A ver si para 2017 entiende el sector textil que con la salud del consumidor no se juega y que hasta unas inocentes sandalias pueden dejarte cicatrices en los pies para el resto de tu vida.

Pero sobre todo quiero que si 2016 fue el año en el que me quejé de los piropeadores anónimos y escribí acerca de accesorios para evitar las violaciones, este año no tenga que hacerlo, no tenga que reivindicar que quiero que las mujeres nos sintamos seguras. Sé que digo esto habiendo ya una víctima por violencia de género (¡y no llevamos ni 48 horas de nuevo año!) pero este 2017 tiene esa gran lucha pendiente.

Hay que tener valor

«Hay que tener valor para venir así con lo gordita que está, pero siempre viene guapísima» comentaba una compañera mía mirando a otra que acababa de entrar. No pude sino darle la razón cuando me fijé en cómo iba vestida. De una camiseta corta ceñida le sobresalía un poco de tripa que se montaba encima de la cintura de la falda de talle alto.

Y'all out here thinking I'm done, that you can fuck with me, but you can't. I'm not going anywhere 👏🏻💯✌🏻️ #effyourbeautystandards

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«Pues sí, hay que tener valor» pensé una vez más. Hay que tener valor para entrar en una tienda y desobedeciendo las imágenes de de las modelos que parecen ser los únicos con derecho a lucir ciertas prendas, comprar en un acto de rebeldía, la ropa que realmente nos gusta.

Hay que tener valor para salir a la calle sin maquillar, con las bolsas bajo los ojos de haberte quedado hasta la madrugada enganchada a esa serie que te gusta, y aún más valor cuando te dicen que tienes cara de cansada y que deberías echarte algo. Hay que tener valor para aguantar estoicamente ese tipo de comentarios y aceptar la cara que nos devuelve la mirada en el espejo, cada vez más ojerosa, cada vez más arrugada, pero cada vez más nuestra.

Hay que tener valor para salir a bailar con un vestido escotado que a duras penas mantiene en su sitio una copa C. Y también hay que tenerlo para quitarse el sujetador en la penumbra de una habitación, delante de unos ojos indiscretos cuando, por genética, has sido dotada debajo de él con poco o nada. Así como hace falta valor para ir sin depilar en una sociedad en la que el cuerpo debe ser como los gatos egipcios, sin una pizca de pelo.

Hay que tener valor para ponerse el bikini por primera vez después de una cesárea dejando al aire la cicatriz y las estrías. Porque si para algo hay que tener valor es para llevar una vida durante nueve meses, sacarla adelante y sobrevivir para contarlo. Hay que tener valor porque independientemente de comentarios y miradas despectivas, esa cicatriz debe ser lucida con más honor que cualquier medalla de condecoración.

Hace falta valor para ser como somos en realidad, para llegar a la conclusión que a la única persona a la que debemos rendir cuentas es a nosotras mismas entendiendo que quien realmente nos quiera aceptará nuestra forma, relieves, accidentes geográficos y curvas independientemente de la cantidad que tengamos y el lugar en el que se encuentren.

Calendario Pirelli, de supermodelos a supermujeres

La marca de neumáticos Pirelli empezó en 1964 a sacar el calendario que retrataría a las modelos más famosas de cada año. Era la manera de obsequiar a sus clientes más fieles, porque, ¿qué hay más típico que pensar en un taller con su respectivo calendario de mujeres desnudas? Nada, un mecánico enseñando la hucha en todo caso.

(Aquí debería salir mi feminista ofendida, pero teniendo en cuenta el gran éxito de los calendarios de bomberos para recaudar fondos, prefiero no pronunciarme).

 

Uma Thurman y Nicole Kidman. PETER LIEB

Uma Thurman y Nicole Kidman. PETER LINDBERGH

Kate Moss, Naomi Campbell o Gisele Bündchen son solo algunas de las supermodelos que han pasado por el calendario tras el objetivo de Testino o Lagerfeld.

Sin embargo, fue en el año 2016, cuando por primera vez el calendario contó con una fotógrafa femenina, Annie Leibovitz, que el concepto cambió radicalmente. Ya no se veían pechos desnudos ni cuerpos delgados sino que la fotógrafa quiso reflejar la diversidad de belleza fotografiando a Serena Williams, Amy Schumer o Yoko Ono, mujeres influyentes de éxito.

Para el 2017, ha sido Peter Lindbergh el fotógrafo responsable de la nueva edición. Siguiendo la estela de Leibovitz, el fotógrafo ha querido desligarse de los retoques fotográficos y crear una sesión más emocional.

«En una época en que a las mujeres se las representa en los medios y en todas partes como embajadoras de la belleza y la perfección, he pensado que era importante recordarle a todo el mundo que existe una belleza diferente, más real y auténtica, no manipulada por la publicidad ni por nada. Una belleza que nos habla de individualidad, del coraje de ser una misma y de sensibilidad» declaró el fotógrafo.

Julianne Moore. PETER LINDBERGH

Julianne Moore. PETER LINDBERGH

Emotional pretende destacar que la intención de sus fotos consiste en «hacer un calendario no sobre cuerpos perfectos, sino sobre la sensibilidad y la emoción, desnudando el alma de las personas, dejándolas así más desnudas que un desnudo».

«Como artista siento la responsabilidad de liberar a las mujeres de la idea de la eterna juventud y la perfección. El ideal de belleza perfecta que promueve la sociedad es un objetivo inalcanzable».

Para ello, ha escogido a 14 actrices como Julianne Moore, Uma Thurman, Nicole Kidman, Jessica Chastain, Penélope Cruz, Rooney Mara, Helen Mirren, Alicia Vikandero o Kate Winslet.

Y pese a que el fotógrafo defiende un supuesto ideal de belleza más real para la edición de este año, resulta un poco irónico que, gran parte de sus protagonistas, como señaló mi madre, se hayan sometido a retoques estéticos.

Carlos Andrade, Mister Internacional Madrid 2017: «La belleza física es algo totalmente efímero»


Desde que el concurso de Mister España cayó en bancarrota, ha sido Mister Internacional Spain el certamen que le ha relevado a nivel nacional.

Según Carlos Andrade, el madrileño que ostenta el título de Mister Internacional Madrid 2017, el concurso está «enfocado a la belleza principalmente, por tanto refleja cuidado corporal, facial y una forma de vestir no solo acorde al gusto de la persona sino que potencie sus cualidades».

CARLOS ANDRADE

CARLOS ANDRADE

Para él supone «una forma de representar a las personas de cada región. Es una forma de representar al mundo exterior los mejores talentos por así decirlo». ¿Y qué hay del punto de vanidad de los que se presentan a este tipo de concursos? Andrade lo tiene claro: «El ser humano tiene el deseo de sentirse deseado. Todos tenemos un ego que debe ser sano, pero que concursar tiene también ese atractivo es algo innegable».

Sin embargo, el entrenador personal de 25 años tiene muy claro que para él la belleza «es la combinación de no solamente el aspecto físico sino la armonía con la personalidad y el espíritu. Vivimos en un mundo en el que la primera impresión es lo que cuenta pero es solo el primer paso. Conociendo a la persona te das cuenta de su belleza interior. Se debe aunar todo, también el estilo de vida que sea mas o menos saludable. A fin de cuentas la belleza física es algo totalmente efímero, yo lo veo como si fueras a enamorar a una persona que es ciega».

CARLOS ANDRADE

CARLOS ANDRADE

Modelos con vitiligo, de tallas grandes… ¿Estamos viviendo un cambio de cánones estéticos que juegan en detrimento de los certámenes de belleza más clásicos? «La sociedad se está abriendo de miras. Estos certámenes ya no son todo. Antes Miss y Mister España eran lo único, ahora hay mas diversidad. Internet ha roto las barreras de todo, somos una sociedad liquida. Es decir hay mas diversidad y más puntos de vista. Antes lo único que percibíamos era la televisión o el periódico ahora una persona puede mirar en Internet hasta donde lleguen los limites de su curiosidad y creatividad. Son cánones igual de válidos y significan que hay menos barreras de entrada. Todo es mucho menos rígido» declara Andrade.

«Ahora esa belleza tiene cabida porque tiene un público y un mercado. Lo que veo insano es que sigan promoviendo modelos muy delgadas. La delgadez extrema no debería consentirse cuando pasa el punto de la salud. Debería controlarse. Veo bien que haya aceptación de tallas lo que veo inaceptable es que se estimule esa delgadez extrema».

Respecto al concurso de Mister Internacional Spain «estar en forma, llevar un estilo de vida saludable, medir más de 1,80, tener buena presencia o ser atractivo» son algunos de los requisitos que según el entrenador personal, les piden para participar.

«Desfilar en traje, en ropa casual que muestre las mejores cualidades, llevar al día las redes sociales subiendo fotos naturales del día a día y fotos profesionales» son algunas de las cosas que tiene en cuenta el jurado, aunque también tendrán que someterse a la prueba de preguntas de cultura general. Según el concursante, esa prueba en concreto «busca que seas una persona completa con armonía entre el interior y el exterior». Cuando le pregunto cómo se va a preparar para esa prueba en concreto me confiesa que de ninguna forma: «He sido una persona que se comía las enciclopedias, no sé qué podría prepararme».

En mi opinión, es quizás la prueba de redes sociales la única que moderniza un poco el certamen ya que bajo mi parecer, sigue promoviendo un tipo de belleza muy concreta basado en un rol masculino muy clásico. Para el participante «no habría ningún problema en que un chico con piercings o tatuajes se presente, pero a lo mejor ese chico tiene que ponerse un traje alguna vez en su vida. No es un filtro de entrada pero sí una forma de exposición».

«Cuando vas a un concurso hay que adaptarse a ciertos patrones» afirma Andrade. Le pregunto si se ha sentido cosificado participando en el concurso: «No me he sentido un objeto en ningún momento. Si a alguien solo le interesa tu físico te va a tratar así, pero si eres capaz de desplegarte, puedes hacer ver cómo eres en realidad».

Respecto al resto de sus compañeros y rivales, «hay muy buena onda. Hablamos a veces por Facebook o Whatapp y hay espíritu de competición sana». Para Carlos Andrade «sería un orgullo poder representar Mister Internacional Spain e ir al certamen internacional y dejar a España en lo mas alto». Solo me queda desearle suerte.