Tras los análisis de Charo Alises y Violeta Assiego sobre la Campaña de Hazte Oír, hoy publicamos la última entrega de Néstor Orejón (@NestorOrejon), también abogado.

Foto: EFE
Un argumento diferente para este tipo de actuaciones en el que hay que seguir insistiendo. Y es que la publicidad, como la libertad de expresión, tiene límites necesarios para proteger los derechos de los demás y entre otros, y con el fin de permitir el libre desarrollo de la personalidad de los menores, de su derecho a la información, del derecho a la dignidad, etc. debe respetar el interés superior del menor, reconocido en el artículo 2 de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor y en el art. 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU.
En este sentido, el artículo 3 de la Ley General de Publicidad determina que debe considerarse ilícita determinada publicidad dirigida a menores y especialmente la “que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución” como el principio de igualdad, el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia. En definitiva, y pese a lo que mucha gente puede pensar, no sólo es ilícita la publicidad cuando atenta contra intereses económicos de consumidores y consumidoras, sino también cuando atenta a valores protegidos por nuestro ordenamiento jurídico y que garantizan el mantenimiento de la convivencia social.
Y es con ocasión de este último límite, la protección de la juventud y de la infancia, por lo que el artículo 5 de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor, que regula el derecho a la información dirigida a los y las menores, no solo determina la obligación de que progenitores, tutores y poderes públicos velen por una información veraz, plural y respetuosa con los principios constitucionales hacia niñxs y jóvenes, sino que además impone una obligación de vigilar que la publicidad y los mensajes que se les dirige no les pueda perjudicar moral o físicamente exigiendo al Ministerio Fiscal y a las Administraciones Públicas que ejerzan las acciones de cese y rectificación de aquella publicidad que, como hemos dicho, atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos que todos y todas nos hemos reconocido por medio de la Constitución.
Mensajes o campañas publicitarias como la que niega la existencia de la transexualidad o la que utiliza el cuerpo de la mujer de forma denigrante como mero reclamo publicitario totalmente ajeno al producto que se vende (todos nos acordaremos de los sacos de una empresa de cemento “adornados” con el cuerpo de una mujer y que fue objeto de sanción y condena judicial), o la que utiliza de forma innecesaria y excesiva de la violencia, etc. trasladan a niños y niñas que se encuentran aún en formación, y por lo tanto a la generación del futuro, una imagen tergiversada de nuestros principios democráticos y de una convivencia en igualdad y respeto, afecta al libre desarrollo de su personalidad y supone un caldo de cultivo para que en el futuro se produzca una mayor vulneración de los principios y derechos constitucionales. Una intención muy distinta a la que tiene la asociación Chrysalis con la campaña que pretende atacar Hazte Oír:
Antes que nada, todas las personas tienen iguales derechos entre sí, es un derecho fundamental. Respecto a la libertad de expresión, también fundamental, muchos grupos LBGT -por cierto creo que ya se han incluido otras letras más a esa palabra- han luchado por que se les reconozca su derecho «natural» y a expresarse abiertamente de forma oral y en su actuar ante la sociedad, ahora hasta que el Estado les de un niño en adopción, por supuesto, sin preguntarle a este infante si le gustaría o no; sin embargo, el mismo derecho tienen que tener las personas que por un lado defienden esas ideas, con las que defienden las ideas heterosexuales.
Pensamientos conservadores en la actualidad están siendo tildados de retrógrados. Eso deviene de la presión que están ejerciendo grupos pequeños que, por lo mismo, están organizados para opinar y presionar en cualquier instancia, sea social, administrativa y hasta judicial, de hacer ver sus preferencias sexuales distintas a las de personas que son heterosexuales y, cualquier idea distinta expresada, es tildada de «homofóbica».
Si alguien grita a los cuatro vientos que: es le gusta ser de raza caucásica -por cierto, yo no lo soy, puesto que soy latino- es tildado de racista; si alguien dice ser de derecha, que es fascista; que si es conservador, se le acusa de intolerante; y, a este caso, si le gusta ser heterosexual, que es homofóbico. EL DERECHO DE EXPRESIÓN DEBE SER RECONOCIDO A TODOS POR IGUAL, incluso a mi de brindar esta idea sin ofender a nadie.
03 marzo 2017 | 16:44
Yo vivo en Peru desde hace 3 años.
Me parece muy bien que haya gays, lesbianas, no gays, bisexuales y lo que sea, que cada uno haga con su vida lo que quiera, si se quiere cambiar de sexo que se lo cambie. Etc. Pero a un niño no se le puede estar metiendo esas cosas en la cabeza. Un niño es un niño y una niña es una niña, si en la adolescencia (que es cuando se desarrolla la sexualidad) tiene otras preferencias pues ya vemos, pero a los niños hay que dejarlos tranquilos y que hagan cosas de niños.
Yo en Peru me siento totalmente libre de expresar esta opinion, sin embargo en España no puedo abrir la boca porque si lo hago me cae una lluvia de insultos, amenazas y gasta agresiones fisicas. ¿Que clase de democracia es esa en la que uno tiene que salir al extranjero para poder opinar libremente? La ultima vez que recuerdo que pasaba eso en España era durante la dictadura franquista y durante los años de plomo del terrorismo en Euskadi donde los que no simpatizaban con HB tenian que esconderse para que les dejaran vivir.
Un poquito de sensatez. En Peru se ha hecho conocido lo del autobus naranja ese, que si lo quieren quemar, que si lo han prohibido, que si quieren juzgar a los promotores de la iniciativa. El resultado es que todo eso lo estan usando los movimientos homofobos llamados «#conmishijosnotemetas» para alimentar una manifestacion que tienen mañana sabado por la tarde para protestar contra la inclusion en el curriculo escolar del simple respeto a las personas que tienen otra preferencia sexual, basandose en que el supuesto objetivo es instaurar una dictadura de genero donde se fomente la violacion de niños y un monton de burradas mas.
Imaginaos la imagen que estais dando alla donde justamente se necesita avanzar contra la intolerancia. Si os parece que en España hay intolerancia a los homosexuales y machismo os podeis venir aqui un mes y comprobais lo que es intolerancia y machismo de verdad, donde el año pasado murieron asesinadas 172 mujeres a manos de sus parejas sobre una poblacion de 30 millones (equivalente a que en proporcion en España matasen a 258 mujeres en lugar de 44) y ni siquiera los medios le dedican atencion.
03 marzo 2017 | 18:53
Si no podéis defenderos de esa sencilla afirmación que publica el autobus, salvo secuestrándolo, es que habéis perdido la partida del debate racional.
Lo políticamente correcto es lo que sustenta vuestra verdad, pero el debate racional, la lógica y el sentido común va completamente en contra de secuestrar un autobus porque no podéis desmentir la frase que en él se publica. Más si como excusa se utiliza la interpretación muy desarrollada de un argumento contra los transexuales: lo que se critica no es la transexualidad que según los expertos solo puede aparecer en edad adulta, sino que algunas personas acudan a los colegios a imponer esa condición sexual.
03 marzo 2017 | 19:11
cuando os leais el libro y que es lo que cuentan podreis hablar con algo de sentido, como se nota que los periodistas en España son los que menos saben y leen.
Prohibir dos lineas porque no es políticamente correcto, no está dentro de lo que tu quieres vendernos se llama CENSURA. Respeta la libertad de expresión.
Duele mucho decir que en biología xx es tal y xy es cual, o decir que el cerebro de una mujer nunca será como el de un hombre, gracias a dios.
el dia que se modifiquen los genes podremos hablar de lo que es cada uno, mientras tanto un niño puede sentirse hombre mujer y yo me siento negro pero nadie puede cambiarme lo que soy un niño o una niña. Sencillo.
Los padres tienen derecho a educar a sus hijos que es lo que estos señores están pidiendo, que las comunidades autónomas no limiten sus derechos .
03 marzo 2017 | 19:27
Por supuesto que hay unos limites a la libertad de expresión y los señala el artículo 20.4 de la Constitución española. Los derechos de los demás son el primer límite que hay que considerar de la libertad de expresión, al igual que ocurre con el resto de los derechos constitucionales. Los limites a la libertad de expresión los da el artículo 14 de la Constitución española (
Antes de gritar que las personas no tienen libertad de expresión habrà que estudiar un poco de Derecho Constitucional
03 marzo 2017 | 19:31
Dice ser Hugo de Leon, la diferencia es que ser homosexual, al igual que ser heterosexual, no es una elección, es una imposición de la naturaleza. Lo que no se puede consentir a estas alturas de la Historia es que se intente hacer la vida imposible a una persona a la que la Naturaleza le impone una tendencia sexual ¿Qué daño te hace que las personas homosexuales vean un marco legal en el que desarrollar su felicidad al igual que el resto de la sociedad? ¿Son tus ideas religiosas, o el simple placer de decirle a alguien que se aguante, que se joda, y que esté toda su vida siendo infeliz solo porque a tí te importa con quién se acuesta o si decide dar amor a un niño huérfano?
Entiendo que se te haga pesado que haya gente, gays, lesbianas, que siempre esté protestando, siempre reclamando sus derechos (A quién se le ocurre ¿eh?) pero eso te pasa porque TÚ no eres el afectado. Si tuvieras que luchar por tu felicidad créeme que no cejarías en el empeño, al menos en una sociedad que afortunadamente te da cauces pacíficos para intentar mejorarla.
03 marzo 2017 | 20:10
El sexo es libre.
03 marzo 2017 | 20:11
Me parto con los argumentos «del respetable». Mucho «los niños son niños y hay que evitar adoctrinarles» pero mucho llenarles la cabeza con un amigo imaginario que les estará esperando en el «más allá» lleno de reglas y credos varios que hay que creer «porque sí»… eso no es adoctrinar, noooooooooo.
Los infantes necesitan amor, un entorno cariñoso y agradable donde puedan desarrollarse como personas. Un niño/a tiene la mirada limpia, no sucia, como mucha gente que vomita bilis por ahí…
03 marzo 2017 | 20:53