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Vestido de cola y corona de laurel: graduarse a la italiana

La semana pasada puse fin al año de mi vida que he dedicado a especializarme en moda. Especializarme en moda… Lo bien que suena. Como si mi nuevo diploma me permitiera estar por encima del bien y del mal (estilístico) y juzgar si enrollarte una toalla al cuerpo y acudir a una alfombra roja es algo correcto.

MARA MARIÑO

Para la ceremonia tenía claro que, ya que no suelen invitarme a los Goya ni a los Óscar, quería ir de largo. Pues porque sí, porque siendo una escuela de diseño en la que la mayoría de los cursos son de moda, mi cuerpo me pedía salsa.

Pero ahí no quedó la cosa. Yo soy de las que no se quedan contenta con un plato de sopa y quieren dos tazas, bandeja de pan para acompañar y copa de vino también en la mesa. De perdidos al río, o, siendo Milán, a los canales del Naviglio. Mi vestido además de ser largo tenía cola. No una cola estilo vestido de novia como para poder hacerme foto de ella subida a unas escaleras, pero sí la suficiente para que me la fueran pisando constantemente.

Aunque mi idea inicial era combinarlo con unos stilettos en verde botella, en el último momento me decidí por unas sandalias negras de tacón fino atadas al tobillo que, a mi parecer, me proporcionaban mayor sujeción. Ir en diciembre por las calles de Milán en sandalias de tacón sin medias fue una experiencia que mis pies difícilmente olvidarán.

Y eso que llevaba mi joya neoyorquina, un abrigo que me había regalado una de mis mejores amigas de su último viaje a las americas que no solo tenía un cuello de pelo perfecto para mantenerme abrigada sino un corte y un color que parecían salidos de cualquier fiesta de El Gran Gatsby.

MARA MARIÑO

Al principio todo estaba en orden, ya que estaba experimentando el “efecto divineo” el cual se conoce como la pérdida total de consciencia de temperatura externa por el subidón de adrenalina que te produce tu estilismo. Suele ser algo que no solo se da en bodas, graduaciones, comuniones o bautizos, sino cuando el viernes noche sales con tus amigas vestida de maravilla.

La cola y los tacones para las fotos quedaban estupendos. Subir por las escaleras a recoger el diploma ya fue otro tema. Sin embargo lo conseguí (sin tropezarme) y pasé el trago dignamente. Una vez recibí el diploma del master, la Laurea Magistrale para los italianos, ya pude ponerme la corona de laurel que llevan tradicionalmente cuando han terminado los estudios.

Para completar el estilismo, y como mujer minimalista que me considero, llevé unos pendientes largos con el pelo suelto y totalmente liso (al menos los primeros diez minutos, luego las ondas traicioneras aparecieron), también para no parecer, entre tanta hoja que llevaba en la cabeza, un árbol navideño.

Después de la experiencia me quedó claro aunque la cola estuvo bien para la celebración no voy a volver a llevarla a no ser que hablemos de una ocasión en la que esté totalmente sola y nadie pueda pisarla (adiós vestido con cola para mi boda imaginaria, adiós).

S.O.S.: ¿Qué me pongo para la cena de empresa?

Como estilista que ya soy (vale, no me gradúo hasta el lunes, pero el máster está aprobado desde finales de noviembre) ha llegado el momento de que asume mi responsabilidad y os oriente en las situaciones de crisis existenciales que ya muchas estáis viviendo con las cenas (y respectivas fiestas) de empresa.

Tú en plena crisis de «No tengo nada que ponerme». PIXABAY

Aconsejando al par de amigas que no solo han pasado por mis manos, sino que han aprovechado para saquear mi armario, os voy a resumir lo que les dije a ellas, consejos que casi siempre son los mismos.

No, ir vestida para la guerra no es una opción. Los vaqueros tampoco lo son. Pero no empieces a hiperventilar que hay vida más allá de los jeans.

Lo primero que debes tener en cuenta es que el rojo NO es obligatorio. Puedes decidir llevarlo si te gusta, pero en ningún caso es un color indispensable. En Nochevieja, en cambio, ya que está ligado con la superstición de que da buena suerte, tiene más sentido ponérnoslo.

«Vale Mara, pero deja de liarte y vete al grano que tengo que vestirme». Bueno, antes que nada hablemos de tu empresa, ¿tiene algún tipo de etiqueta? ¿Vas de traje o en vaqueros? Si tu empresa exige una vestimenta formal, lo suyo es que en la cena mantengas la etiqueta con un tono festivo. Si tu empresa no pone ningún tipo de requisito, puedes ir más a tu aire.

Tenéis para inspiraros los siguientes moodboards (que para que nos entendamos, viene a ser un colaje de toda la vida):

MANGO

Brillos, terciopelo, metalizados, purpurina y asimetrías en vestidos, patalones palazzo, monos, faldas y vestidos que mantienen la elegancia con un contrapunto de fiesta que podemos acompañar de un maquillaje más llamativo, para las que van también maquilladas a trabajar y quieren verse algo diferentes.

MANGO 

Es en los accesorios donde más nos podemos atrever a experimentar (y no solo con gaseosa). Pendientes gigantes, zapatos llamativos o bolsos donde solo nos entra el móvil y un paquete de pañuelos nos ayudan a completar el estilismo si todavía tenemos la sensación de que «cojea». Vaya, ¡que es la noche ideal para que saques del armario esos zapatos que no te pones nunca!

Las lentejuelas no son solo para la noche

Es un acto reflejo, pensamos en lentejuelas y se nos vienen los años 70 a la cabeza con todos los brillos de la Saturday Night Fever. Ligamos el brilli-brilli a la noche, al Studio 51, a Nochevieja con nuestra abuela sacando la bandeja de los turrones con su camisa negra de lentejuelas gigantes.

Sin embargo, las lentejuelas quieren salir del armario y no para que las lleves solo de noche.

Algo que nos parecía imposible, está pasando, como cuando tu amiga, la que lleva años diciendo que está harta de su pelo, se corta flequillo.

Las lentejuelas vienen, sí, pero para que las combines con, literalmente, lo que te pille a mano, ya sea una sudadera, unas deportivas o una gorra.

Nada de estilismos formales, añádelas directamente a tu streetstyle. Mézclalas con una mochila cómoda, unas sneakers y lista.

Pero si ponerte cualquiera de estas prendas te produce más ansiedad que cuando antes de coger el avión te dicen que te van a facturar la maleta de mano, puedes optar por llevarlas en accesorios como bisutería, zapatos o bolsos.

Es una opción que encaja perfectamente con las que quieren ir al día pero sin convertirse en bola de discoteca cada vez que les toque esperar para cruzar en un paso de cebra.

Pana que te quiero pana

¿Recordáis la última vez que la pana nos pareció atractiva? Era cuando televisaban Aquellos maravillosos 70 y, siendo sinceras, nos habría gustado cualquier cosa que le hubieran puesto a Ashton Kutcher.

El reparto de la mítica serie llevaba el tejido en todo, desde petos hasta conjuntos de dos piezas e incluso, si la memoria no me falla, un traje de americana y pantalón. Eran los años dorados de la pana.

Sin embargo todas las modas pasan y la pana, como el furor por los collares de chupete, se diluyó entre las carpetas forradas con las fotos de los Hanson hasta ahora, que vivimos la edad de plata del tejido gracias a Stranger Things.

La serie nos ha hecho recordar que en alguna funda del armario (con un intenso olor a naftalina más que seguramente), tenemos prendas de pana que podemos ponernos con dignidad, orgullo y estilo esta temporada (después de airearlas un poco).

Faldas, pantalones, gorras, bolsos, camisas y, sobre todo, cazadoras que son perfectas para los estilismos de nuestro día a día y para evitar coger los catarros que son tan característicos de esta época como lo son las hojas en el suelo.

No solo partiremos la pana (había que hacer el chiste fácil en algún momento) sino que nos sentiremos como Nancy en Hawkins o como Kelso en un pueblecito de Wisconsin (sí, esta tendencia también es para ellos).

BERSHKA

MANGO

Vestirse con curvas: mis blogueras preferidas de tallas grandes

Ya sabéis que la moda me encanta, aunque hay veces que me hace pasar por momentos de amor-odio cuando leo ciertos comentarios de la gente de la industria o la poca inclusividad a la que se presta.

LE BLOG DE BIG BEAUTY/JAY MIRANDA

Sin embargo, hoy quiero hablaros de las blogueras de moda que se salen de los estereotipos que tenemos en mente cuando nos imaginamos al tipo de mujeres que se dedican a ello.

Agárrate que vienen curvas, y de las buenas.

  • Nadia Aboulhosn: modelo XL y creadora de tienda online de ropa para chicas «fuera de línea». Te enamorarás de su línea pero más aún de sus cejas.

  • Stéphanie Zwicky de Le blog de big beauty: aunque está en francés, merece la pena por los estilismos de la bloguera y el especial cuidado que le presta a las fotografías.

  • Chanté de Everything Curve and Chic: la bloguera de Florida lo tiene todo, moda, belleza, estilo de vida y un pelazo que te quedas muerta.

  • Jay Miranda: en su blog encuentras de todo, desde la decoración para el cumpleaños de su hija hasta textos escritos por ella, y es que la fashion lover/escritora/creadora de contenido/madre conjuga todas sus pasiones en el blog.

  • Ana Pizarro de The Big Duchess: aunque es vasca te parecerá la más gata de la capital en cuento le eches un ojo a su Instagram. Una cuenta que tienes que seguir ya si eres amante de la moda, las #gingerhead o Madrid.

Eva González y su estilo minimalista de sabor español

Para los que seguimos fielmente Masterchef, la presentadora Eva González es uno de los elementos imprescindibles del programa. Si bien consigue matizar la dureza de los chefs cuando la ocasión lo requiere, es experta en romper el hielo televisivo. Pero además de eso, me mantiene embobada con sus estilismos.

GTRES

La mitad del programa la dedico a analizar qué lleva puesto de la cabeza a los pies, y, normalmente, es una mezcla de prendas de diseñadores españoles como Jorge Vázquez, Ángel Schelesser, Escada y marcas internacionales.

Su estilo fuera del programa podría definirse como minimalista, ya que huye de combinaciones estrepitosas.

Lo mejor de Eva González es que lo mismo la ves en una batalla de comida con los concursantes alevines del programa que hablando con cualquier celebridad oriunda de la ciudad donde graban los exteriores.

Y a diferencia de otras famosas, en sus posados nunca falta su sonrisa, algo sin lo que, como decían en el musical Annie, nunca estarás totalmente vestido.

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Sus combinaciones bicolor en clave working girl son algunas de sus elecciones favoritas, casi siempre acompañadas de pantalones palazzo o de faldas lápiz.

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El monocolor y color block (combinar en el mismo estilismo prendas lisas de colores opuestos o complementarios) suelen ser las mezclas que prefiere cuando debe acudir a un evento o alfombra.

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Y no pueden faltar, aunque en menor cantidad, los estampados, que, siguiendo su estilo, lleva prácticamente sin joyas o accesorios que le puedan robar el protagonismo al diseño.

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La fiebre del abrigo de pelo (falso)

No deseábamos algo con tantas ganas desde que nos dijeron que habría una tercera entrega de Sexo en Nueva York (aunque no vayan a grabarla finamente).

El abrigo de pelo es como cuando ves chocolate Milka en el supermercado, no te acaba de convencer porque sabes que tiene aceite de palma y azúcar a tutiplén, pero te atrae irremediablemente.

BERSHKA

Es una prenda que, al menos en mi caso, relacionaba con mi abuela y otras mujeres que iban a misa con esos abrigos inmensos, que resultaban más pesados que los chalecos con lastre para entrenar.

Sí que es verdad que, entre el olor a naftalina y las anchuras (por mucho que queramos a nuestras abuelas no nos sientan como a ellas), no terminamos de vernos con esas maravillas retro por la calle.

Por suerte para este invierno tenemos alternativas no solo más juveniles sino de pelo sintético, perfectas para las amantes de la moda y los animales a partes iguales.

Pero si no va contigo porque el tema abrigo te sigue pareciendo demasiado, puedes sumarte a la fiebre furry con bufandas, chaquetas o chalecos, una manera más combinable de meter la tendencia en el armario (¡y además sin gastarte tanto!).

BERSHKA/STRADIVARIUS

 

El armario de Bella Hadid: cuando el físico condiciona tu estilo

En plena temporada de semanas de la moda, hemos visto a la modelo más a menudo que a nuestra propia madre, y es que desde que la hermana pequeña de Gigi entró al mundillo, no hay quien la saque.

Fuera de la pasarela, Hadid opta por un estilo bastante casual en el que no faltan ni las deportivas ni los abdominales al aire, una de las zonas de su cuerpo de las que más le gusta lucir.

Cuando llega el momento de pisar una alfombra, la modelo saca su lado más sensual llevando prendas con cortes estratégicos, ceñidas hasta el extremo o con unas transparencias que son la envidia del papel cebolla.

Vale que las comparaciones son terribles, pero si tuvierais que posicionaros y quedaros con el armario de Bella o de Gigi (lo puedes ver aquí), ¿a cuál de las hermanas Hadid elegiríais?

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Por qué el rojo es el nuevo negro

Si las tendencias se vieran reflejadas en las casas de apuestas el rojo se pagaría muy bajo, ya que es la apuesta segura de la temporada otoño/invierno que acabamos de inaugurar.

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El color más pasional viene para cubrir todo el armario en un intento de convertirnos en las caperucitas modernas urbanas.

Las razones para amar el rojo son infinitas: es un color muy favorecedor, se puede conjuntar con la mayoría de colores que tenemos en el armario (lo de rosa y rojo allá cada uno, pero hay limites que es mejor no atravesar), es llamativo pero de una manera sofisticada, nos aporta seguridad y es el tono de la seducción por excelencia.

Si te estás mirando al espejo con algo de esa tonalidad puesto y no te sientes con más poder que Jessica Rabbit en un escenario, es que o eres daltónica o tienes el espejo un poco sucio.

H&M/TALLY WEIJL

H&M/TALLY WEIJL

PRIMARK/TALLY WEIJL/H&M

 

Ariel Winter y su estilo no apto para tímidas

Yo no digo que la fama sea fácil, pero que tener un armario como el de Ariel Winter seguro que algo ayuda a sobrellevarla.

La actriz de Modern Family además de talentosa, tiene un gusto con el que no todas nos atreveríamos:

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Con su figura curvilínea los estilismos que elige, ceñidos centímetro a centímetro, realzan su figura de reloj de arena. A ella lo de ponerse ropa ancha para disimular no le va, y hace estupendamente.

Lo bueno de Ariel Winter es que fuera de la alfombra es muy como tú y como yo, muy de bajar con pantalones de chandal y chanclas a comprar el pan, con el pelo recogido en un moño para que no se note tanto que lo llevamos sucio.

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Una de las prendas fetiches de la californiana son las botas, especialmente las que llegan por encima de la rodilla y siempre con un buen taconazo (esas que luego necesitas ayuda para sacarte del pie, las mismas).

Mientras que para las ocasiones más formales no pierde oportunidad de presumir de figura, el escote halter y las transparencias son algunas de las características que tienen la mayor parte de sus estilismos.

Puestos a comparar, ¿prefieres el estilo de Alex Dunphy o el de Ariel Winter fuera de la serie?

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