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Reciclar tu abrigo del año pasado esta temporada es posible

Ha pasado otra vez. Ha sido llegar el otoño y enamorarme cada vez que paso por delante de un escaparate.

Para que os hagáis una idea, si mi vida fuera un programa de televisión, se llamaría Mujeres y Abrigos y Viceversa con la diferencia de que solo soy yo la pretendienta.

URBAN OUTFITTERS

Y no quiero caer en la tentación porque, además de tener un armario limitado (el de Narnia seguro que también se me acabaría quedando pequeño), los de otros años están como nuevos y quiero seguir usándolos.

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Aunque tu abrigo te parezca del año de Da Vinci en comparación con los diseños nuevos, aún puedes sacarle partido (y mucho).

Esta temporada, hay una serie de trucos que puedes llevar a cabo para vestirlo como si acabaras de sacarlo de la percha de una tienda recurriendo, por ejemplo, a un cinturón.

Y es que según la pasarela de este otoño/invierno se llevan los diseños ajustados al talle. Así que si a tu abrigo largo le sumas tu cinturón ancho, como resultado consigues un look a la última sin tener que tocar la cartera (y eso siempre lo agradecemos), aunque es un poco pesado cuando tienes que andar quitándotelo y poniéndotelo varias veces en el mismo día (especialmente si te mueves en transporte público).

Si te encantan los abrigos con estampado de cuadros o de leopardo, aprovéchate de una bufanda o de un pañuelo con el print y colócalo por encima alrededor de tu cuello.

Pueden cumplir la misma función complementos como zapatos o bolsos que también estén cubiertos de diseños dibujados y así poder lucir tu abrigo en clave 2018. Chúpate esa, capitalismo.

También me encantan los diseños que imitan las superposiciones, pero como ya os he dicho que no entra en mis planes renovar el armario, yo me lo guiso y yo me lo como consiguiendo el mismo efecto metiendo camisas abiertas por debajo del abrigo, que es algo que da como un toque muy casual y deconstruido al estilo de Balenciaga pero sin costarte miles de euros.

Aunque no solo te doy opciones para reciclar tu armario. Si por lo que sea tu padre o tu abuelo están pensando deshacerse de algún abrigo, corre y agárralo antes de que lo eche al contenedor de Humana como si no existiera un mañana.

Esta temporada también se llevan los diseños XL masculinos. Además de ser una prenda calentita y enorme, puedes envolverte como una cebolla por debajo, parecerá que acabas de salir del desfile de Marc Jacobs o Stella McCartney (por mucho que tu padre te diga que a dónde vas con esas pintas).

Chubasqueros para combatir la lluvia con estilo

A diferencia de lo que Geri Halliwell pronosticaba, no están lloviendo hombres pero sí que hemos empezado esa etapa en la que te puede pillar un chaparrón en cualquier momento del día.

 

ASOS/KLING/TOPSHOP

Es la misma etapa en la que, justo antes de salir de casa, a tu madre le entra un picorcillo bajo la piel cuando te ve salir con los vaqueros remangados y tus zapatillas de tela que le obliga a decirte «Hija, ¿llevarás paraguas, ¿no?». Una frase que, si aplicamos el traductor madre-hija se traduce en: «Cógete ahora mismo algo para protegerte de la lluvia que te vas a coger un resfriado».

Sin embargo no todas somos fanáticas del paraguas. Por muy plegable que sea ocupa un montón de espacio, pesa, y entre el bolso o la mochila, la carpeta, el reproductor de música y el móvil acabas yendo por la calle más cargada que cuando en el Primark se te olvida coger la cesta.

Es por eso que es el momento perfecto de llevar la prenda de entretiempo que es el chubasquero. Para este año, y a juego con el resto de tendencias, llegan los chubasqueros en mate, medio transparentes, metalizados, imitación de plástico o, mi favorito, el de Capitán Pescanova de toda la vida.

Tu madre se quedará tranquila, tu bolso no pesará una tonelada y aún bajo la lluvia irás fabulosa (algo que hasta hace poco con la oferta de chubasqueros que había no era nada fácil). Ya puedes cantar tranquila el «Que llueva, que llueva…».

ASOS/TOPSHOP

TOPSHOP/KLING/ASOS

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La fiebre del abrigo de pelo (falso)

No deseábamos algo con tantas ganas desde que nos dijeron que habría una tercera entrega de Sexo en Nueva York (aunque no vayan a grabarla finamente).

El abrigo de pelo es como cuando ves chocolate Milka en el supermercado, no te acaba de convencer porque sabes que tiene aceite de palma y azúcar a tutiplén, pero te atrae irremediablemente.

BERSHKA

Es una prenda que, al menos en mi caso, relacionaba con mi abuela y otras mujeres que iban a misa con esos abrigos inmensos, que resultaban más pesados que los chalecos con lastre para entrenar.

Sí que es verdad que, entre el olor a naftalina y las anchuras (por mucho que queramos a nuestras abuelas no nos sientan como a ellas), no terminamos de vernos con esas maravillas retro por la calle.

Por suerte para este invierno tenemos alternativas no solo más juveniles sino de pelo sintético, perfectas para las amantes de la moda y los animales a partes iguales.

Pero si no va contigo porque el tema abrigo te sigue pareciendo demasiado, puedes sumarte a la fiebre furry con bufandas, chaquetas o chalecos, una manera más combinable de meter la tendencia en el armario (¡y además sin gastarte tanto!).

BERSHKA/STRADIVARIUS

 

La moda de los abrigos que no abrigan

«Un abrigo camel» fue una de mis peticiones para los Reyes Magos de este año. «Pero que abrigue de verdad» le insistí a mi madre (como si realmente hiciera falta hacerle hincapié a una madre en eso).

Así dio comienzo una travesía casi tan larga como la que tuvo que emprender Frodo hacia el Monte del Destino. La diferencia es que mientras que él iba de un lado a otro sufriendo los efectos del anillo yo iba de tienda en tienda exasperándome cada vez más según dejaba los abrigos de nuevo en los percheros.

Al principio tenía que probármelos para comprobar si abrigaban o no, pero según fui volviéndome asidua en los Zaras, H&M´s, Pull & Bears, Bimba y Lolas, Stradivarius o Lefties de todo Madrid acabé desarrollando la capacidad de saber si una prenda abrigaba o no por el tacto.

Enganchaba la manga entre los dedos, la frotaba contra sí misma comprobando su grosor y volvía a dónde mi madre a darle la mala nueva: «Es precioso, pero no abriga«. Y así con todos.

Me llamó la atención que en pleno mes de enero, los abrigos a la venta fueran poco más gruesos que algunas chaquetas del armario y ya ni os hablo de los que están compuestos de fibra en su mayor parte. He intentado que los científicos de Harvard den respuesta a esta gran incongruencia pero es tal la confusión que les ha producido que se han rendido ante la dificultad del problema.

No sé si es que por primera vez voy a un lugar frío o que soy más consciente del valor de las cosas, de la calidad y de lo que cuesta ganar dinero que cuestan, pero ni uno solo de las decenas de abrigos que toqué me convenció.

La verdad es que NO entiendo el sentido de todo esto. ¿Para qué vender abrigos que no abrigan en invierno? Me refiero, si los sacan en entretiempo puede tener algo de lógica, pero no para cuando estamos enfrentándonos a las mínimas temperaturas del año.

Así que por favor, dueños de tiendas low cost, sed sinceros, ¿qué pretendéis con esto? ¿Es un acuerdo con las farmacéuticas para que pasemos resfriados todo el invierno controlándonos con medicamentos o para que nos veamos obligados a comprar el doble de jerséis y chaquetas para ponernos por debajo de unos abrigos finos como el papel de fumar?

No quiero un plumas que me haga parecer un muñeco Michelín ni un abrigo térmico ultra especializado de la muerte por el que tenga que gastarme 200 euros. Quiero un abrigo bonito que abrigue. Y no me parece pedir tanto.