¿A quién le molesta? ¡Orgullo es protesta!

Por Alberto Poza Poyatos y Mónica Redondo Vergara, activistas transmaricabollos

Imagen de 1 de cada 10 del Orgullo Crítico 2017

Hoy leíamos el artículo “Enfrentar orgullos, dividir dignidades” de Juan Andrés Teno para1 de cada 10. El artículo plantea la diversidad dentro del Orgullo en términos de enfrentamiento y división. La sorpresa que esto nos produce es moderada; aunque quienes hayan acudido a las asambleas organizadoras del Orgullo Crítico 2018 (OC) o que participe en él desde cualquiera de los diversos colectivos que confluyen en la Plataforma coincidirá en que los esfuerzos siempre están dirigidos hacia la construcción de un discurso y una acción colectivas para la mejora de las condiciones de vida de todas las personas y cuerpas disidentes sexo-genéricas y que el enfrentamiento y la división no están en el orden del día de ninguna de las reuniones. Es recurrente, sin embargo, que desde fuera, desde los teclados de aquellos que nunca vinieron y que andan inquietos por la proliferación y el éxito de afluencia de orgullos alternativos al “oficial” lleguen este tipo de artículos.

El autor nos cuenta que él, hombre cis, blanco, gay, gordo, monógamo romántico, clase media y con una familia multirracial no se siente expulsado de la manifestación estatal, que la disfruta. Y esto nos alegra, pero ¿qué más nos da?, ¿qué nos ofrece esto a todes aquelles que sí sentimos que el orgullo estatal no se esfuerza por visibilizarnos? Poca cosa. De nuevo con una sorpresa relativa descubrimos que la experiencia de un hombre cis, blanco, gay, gordo, monógamo romántico y de clase media con una familia multirracial no sirve para mejorar la vida de aquelles que no disfrutamos de los privilegios que muchas de esas características le proporcionan. Tenemos en cuenta que muchos de estos privilegios son de reciente adquisición también para el autor del artículo, y nos volvemos a alegrar de que los disfrute en la marcha del Orgullo, pero nos preocupa que sea a costa de nuestra invisibilización.

El problema de la deriva autoreferencial del autor del artículo es que puede caer, y de hecho cae,  en la tentación de sentir que representa a alguien y que su caso es extrapolable al conjunto de la comunidad. Pero como todas sabemos esto nunca es así; no todas tenemos los mismos privilegios ni las mismas opresiones, ni tenemos por tanto los mismos sentimientos, inquietudes y percepciones.

Por otra parte, las legítimas y necesarias críticas políticas que se vienen haciendo ya desde hace más de 10 años desde los múltiples y diversos colectivos y asambleas que conforman la Plataforma del Orgullo Crítico al orgullo de COGAM-FLGTB-AEGAL, que no representa en absoluto a todo el movimiento LGTBQ, distan mucho de ser gilipolleces. Un periodista que en el mismo artículo advierte del peligro de perdernos el respeto y termina diciendo que nos dejemos de gilipolleces incurre cuando menos en una cierta contradicción.  La crítica sirve para unir y mejorar, pero si planteamos el tema en estas lógicas binarias, si la fiesta es para celebrar estos privilegios que se sostienen a costa de la invisibilización de otras formas de estar en el mundo, entonces –y por favor, que nadie se sorprenda– venimos a reventar esta fie$ta.

A diferencia de lo que defiende el artículo, no es cierto que existan dos orgullos enfrentados, ni mucho menos que exista un autoexilio del orgullo crítico. Desde la plataforma del OC se hace una crítica a las condiciones que impiden que algunas personas y cuerpas disidentes sexo-genéricas puedan o quieran marchar en el orgullo estatal porque, entre otras muchas cosas, la presencia de policía amenaza su situación de irregularidad, porque no quieren normalizar la existencia del estado de Israel a través de conciertos y actividades culturales proisraelíes, o porque no les parece bien que la capacidad económica sea lo que determine hasta qué punto se puede disfrutar de la fie$ta.

No debería sorprendernos la crítica a un “desfile”( que no manifestación)  y a unas fie$ta$ que se organizan en reuniones a puerta cerrada, a una fie$ta conformada en torno a contratos que no se quieren compartir con la opinión pública, y en la que entidades privadas sacan beneficios astronómicos utilizando espacio y servicios públicos. Sí debería sorprendernos que haya periodistas y activistas LGBTI que hagan uso de sus privilegios, sean muchos o pocos, para publicar que quienes nos juntamos en una asamblea autogestionada y horizontal para pensar en cómo hacer un Orgullo más transfeminista, más anticapitalista, más antirracista, más anticolonialista, más antifascista, más anticapacitista y más antiespecista, somos poco menos que unas enfadicas.

Lo que hace el Orgullo Crítico no es ni “enfrentar orgullos” ni “dividir dignidades” ni mucho menos “socavar nuestra integridad” para que gane la bestia. Lo que hace el Orgullo Crítico es rescatar los argumentos políticos de las luchas transmaricabollos para que se oigan a pesar del ruido de las carrozas y del absolutismo de la fiesta. También se encarga de cuestionar el orgullo llamado oficial como macroevento organizado de una forma vertical y oscurantista por los colectivos más institucionalizados y muy enfocado a maximizar beneficios empresariales. Colectivos como COGAM y FELGTB, en connivencia con organizaciones empresarias como AEGAL,  llevan años desvirtuándolo y despolitizándolo hasta dejarlo prácticamente irreconocible.

No hay que tenerle miedo a la crítica, el orgullo nació como revuelta, como disidencia, como protesta. Nació rebelde, crítico e indignado.  Los derechos que tenemos hoy no nos los han regalado, los hemos conseguido gracias a la lucha activista. Una comunidad complaciente que festeja pero no reivindica, que se mira el ombligo y tiene miedo a la crítica no es una comunidad fuerte. No es que sea «quimérico» trabajar por la unidad de los orgullos, es que una de las funciones del Orgullo Crítico es precísamente hacer la crítica a un movimiento que ha decidido unilateralmente apropiarse de la lucha social asociada al Orgullo y la ha convertido en una marca registrada.

6 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser vicc

    El día que demuestren que saben hacer más cosas además de mariconear subidos en una carroza se les verá de forma diferente. No sé que pretenden reivindicar en una semana de borrachera y sexo en las calles. El movimiento LGTBI es el rebaño de Podemos.

    06 julio 2018 | 14:39

  2. Dice ser AZULMARINOCASINEGRO

    Que a quien le molesta???
    Pues por ejemplo a mi.
    Me molesta que:
    – Diariamente estéis en portada (con las miles de noticias que hay más impotrtante que vosotros)
    – Que el VICTIMISMO sea vuestra única arma arrojadiza al resto de la sociedad.
    – Que por mucho que digáis, sois minoría en esta sociedad (ni de co ña soís un 10% como publicáis )
    Y lo peor de todo es que no tenéis la democracia mental para publicar este comentario.
    Gracias y buenas tardes

    06 julio 2018 | 18:02

  3. Dice ser product key

    I like your post. It really useful with me. Thanks for sharing these useful information!

    07 julio 2018 | 06:47

  4. This content is very interesting I enjoyed it so much

    07 julio 2018 | 08:55

  5. Dice ser mikel mikelo

    Molestar a nadie excepto a la gente que sea homofoba.

    Pero molestar si molesta la fiesta del orguillo gay, como cualquier fiesta molesta, como carnaval, noche vieja etc… porque? Porque cuando nosotros somos los que vamos a la fiesta no tenemos la empatia de pensar en los demas mas que en nosotros mismos. Y se nos olvida que mucha gente trabaja cuando nosotros nos divertimos, y el ruido de las fiestas les impide dormir a estas personas y tienen que ir sin apenas descansar al trabajo.

    Por ejemlo en fiestas de mi ciudad, debido al exceso de ruido conozco gente que se pilla esa semana vacaciones para irse de aqui y asi no tener que estar sin dormir esos dias.

    A si que molestar todas las fiestas molestan, pero no nos queda otra que aguantarnos. Si te toca trabajar pues asumir que esos dias dormiras menos o mal y ya esta.

    07 julio 2018 | 13:07

  6. Dice ser Oscar

    Cuando los musulmanes sean mayoría en este país( que ya no falta tanto) vais y les contáis el cuento del orgullo y la protesta y os darán una palmadita en la espalda…..

    14 julio 2018 | 14:11

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