
Foto de una Biblioteca Pública del Gobierno de Buenos Aires
Eso sí, desde el blog, desaconsejamos que caigan en la versión estereotipada de esta tradición en la que es ella quien recibe la rosa y él, el libro. Vayan a por el pack completo y comprobarán, por un lado, que a ellos también les gustan las flores y por otro, que a ellas les encanta leer. Como imaginarán, en una pareja de dos personas del mismo sexo quedaría un tanto raro ese reparto sexista de rosa y libro. Quedaría antinatural.
Y de la que pasa el Pisuerga por Valladolid, ya que están leyendo esta entrada, ¿por qué no se animan a regalar a alguien querido (y convencido heterosexual) alguno de los siguientes títulos? Esta literatura también merece la pena ser explorada por los de la acera contraria a los de ‘la acera de enfrente’. No tengan miedo, que por leerlos no cambiará su orientación sexual, cómo mucho -si esta oculta- encontrarán referencias que les pueden ayudar.
Nuestras recomendaciones son:
- ‘Por un chato de vino. Historias de travestismo y masculinidad femenina” de Lucas Platero (autor), Eva Garrido (ilustradora) y Jose Luis Ponce (editor). Cuenta la historia de M.E, una mujer trans que vive en el Raval que fue cuna de la Transición. (Ediciones Bellaterra)
- Lo peor de todo es la luz de José Luis Serrano (Egales, 2015). El libro explora a través de conversaciones entre José Luis y su marido, así como recuerdos y reflexiones íntimas del protagonista.
- ‘El Chico de las Estrellas’, de Chris Pueyo (Editorial Destino). Un relato autobiográfico lleno de experiencia y emociones. Un texto azul de letras, palabras y frases que aumentan, disminuyen y ocupan páginas bailando al compás de los sentimientos.
- ‘Victoria Kent y Louise Crane en Nueva York. Un exilio compartido‘ de Carmen de la Guardia (Editorial Silex). Narra una etapa clave en la vida de dos mujeres que llevaron a cabo una prolija labor de apoyo a los exiliados así como una estimulante vida intelectual.
- ‘Desde el tercer armario’ de Bernardo Ruiz de Figueroa (Editorial Egales). Sobre hombres que salen de un matrimonio heterosexual y se reconocen como gais.
- ‘El azul es un color cálido‘, de Julie Maroh (DIBBUKS). Una novela gráfica traducida a catorce idiomas y en base a su historia se rodó ‘La Vida de Adele’.
- ‘El fuego en el que ardo’ de Mike Lightwood (Plataforma Editorial Neo). La historia de Oscar, un chico gay de 17 años, víctima de un constante e insoportable acoso escolar.
Decía Oscar Wilde que «a veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un instante». Eso, precisamente, es lo que transmiten cualquiera de los libros que hoy les hemos recomendado y de los que hemos hablando ya en 1 de cada 10. Son muy recomendables para aquellos que piensan que somos tan diferentes. Probablemente, tras leerlos, descubra que no tanto.
Feliz Día del Libro.
Me parece que hoy en día se presume mas bien de todo lo contrario. Y sobre eso no hay ningún libro?
23 abril 2016 | 10:34
Yo no presumo de heterosexualidad. Prefiero no presumir de nada, asi que tampoco de las estúpidas y amaneradas fiestas del orgullo gay. Orgullo de qué homos?
23 abril 2016 | 11:48
«Orgullo de qué homos?»
De no ser como tú.
23 abril 2016 | 13:56
Pues a ver si recomendamos otros siete libros de sexo heterosexual a los homosexuales para ser tan iguales como presumimos.
Que sois cansinos como nadie. Y carecéis de lo que pregonais.
23 abril 2016 | 16:24
Todo el rato me da la sensación de que hubiese que remarcar a toda costa la diferencia entre ser homo y hetero. Y ambas partes se empeñan lo suyo.
Y a mí que me importan un pepino desde siempre los gustos sexuales de los demás, pero mientras se oponga resistencia a cosas que ya están superadas, (o debieran estarlo) , se avanza poco.
Cuando dices » heterosexual convencido» es porque tambien existe el » homosexual convencido» ? o son sólo leyendas urbanas.
Puede un hetero -convencido- tener relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo? Y un homosexual -convencido- con el sexo opuesto?
Cuando una lesbiana dice: «me dan asco los penes» qué se puede hacer? o cuando graciosamente un gay pone cara de chupar limones cuando oye la palabra «vagina», qué hacemos? Lo más facil sería hablar de homofobia.
Me lo explique.
24 abril 2016 | 11:50
No suelo venir mucho por este blog, me escandalizan algunos comentarios. A ver si poco a poco va avanzando el país y este blog no es necesario. Con lo poco que cuesta respetar al prójimo y lo difícil que resulta ponerlo en practica a algunas personas. A toda esta gente extremista que comenta barbaridades en los blogs solo les pido que paren un momento a pensar, y a pensar en personas a las que estimen. ¿Cambiarían su estima hacia esas personas por su orientación sexual? Imagino que no, ala.. a ponerlo en práctica, bien sea manteniendo la misma indiferencia o manteniendo la misma estima, lo de la indiferencia lo digo ya que a mí me resulta indiferente la orientación sexual de los demás, no es algo que me interese, y si tengo conocimiento bien es por ser evidente o bien porque lo manifiesten.
29 abril 2016 | 00:04