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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Archivo de la categoría ‘Anfibios y reptiles’

Los lagartos también tienen sentimientos

«El lagarto está llorando», recita una bella cancioncita de Federico García Lorca. Llora junto a su amada tras haber perdido «sin querer» el anillo de desposados.

¿Tienen sentimientos los reptiles? El poeta granadino estaba seguro de ello, pero los biólogos dudaban.

Hoy, como si la poesía se hubiera convertido en realidad, un fotógrafo de la naturaleza, Rafael Pons, acaba de demostrar que sí, que los lagartos tienen sentimientos. Y que lloran de pena por su amada.

Lo relata en Fotonatura, donde exhibe la espléndida fotografía que acompaña este post, poniendo la piel de gallina a quien lo lea.

Un coche acababa de atropellar gravemente a una lagarta que, ensangrentada, yacía en el suelo sin poder moverse. Y el macho no lo aceptaba. Así lo cuenta el fotógrafo:

«Cuando llegó hasta ella era como si le dijera: ¿Qué te pasa? ¿Por qué no vienes?

Le golpeaba con el hocico, le daba con la pata, le lamía el cuerpo, pero ella no reaccionaba, eran sus últimos alientos de vida».

Y allí quedaron ambos, juntos, asombrados por esa muerte tan inesperada, otra más de las decenas de miles de atropellos de fauna salvaje que diariamente se producen en nuestras carreteras.

¡Ay, cómo lloran y lloran,

¡ay! ¡ay! cómo están llorando!

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Indulta a un cocodrilo que se ha comido a más de 300 personas

Gustavo es el cocodrilo más famoso del mundo. Tanto que tiene una entrada propia en la universal Wikipedia en ocho idiomas diferentes e incluso se ha hecho una película sobre él. No es para menos, pues es el más grande, el más viejo y el más sanguinario de todos ellos. Tiene unos 65 años, pero sólo en los últimos 20 se calcula que puede haber matado en Burundi, entre el río Ruzizi y la ribera norte del Lago Tanganica, a más de 300 personas. 17 en apenas tres meses.

Patrice Faye, un naturalista autodidacta, es el único problema del gigantesco saurio de seis metros de longitud y más de una tonelada de peso. Desde hace once años este francés vive obsesionado con cazarlo. Lo ha intentado de todas las maneras posibles, pero el animal, por poderoso y por inteligente, ha logrado siempre escapar de él. También de los numerosos disparos recibidos a lo largo de su mortífera existencia, apenas unas cicatrices en su acorazada piel.

Pero contra todo pronóstico, el cazador se ha vuelto ecologista, se ha enamorado de su víctima. Y Patrice Faye acaba de indultar a su enemigo. Ya no lo quiere matar. Según ha anunciado en la BBC, su principal objetivo es ahora capturarlo vivo y colocarle un dispositivo rastreador que permita conocer sus andanzas y avisar a la población del peligro.

¿Hace bien en perdonarle la vida? Sin duda ese animal debe ser formidable, de una importancia natural y genética única. Desde mi confortable casa en Europa me parece justo que no se lo mate, aunque si yo viviera en una frágil cabaña junto al río en Burundi quizá no pensaría igual.

¿Capturarlo y llevarlo a un zoo? Imposible, pesa una tonelada y sus fauces pueden partir por la mitad a un hombre de un solo bocado.

El naturalista francés, obsesionado, ha repartido una docena de teléfonos celulares entre la población local para que si lo ven pueda acudir allí antes que nadie. Lo quiere sólo para él. La posibilidad de que alguien lo capture antes no la acepta, pues como ha explicado a la BBC, lo consideraría una traición del animal a su devoto perseguidor.

«Me sentiría como si me robaran algo. Voy a permanecer fiel a él y espero que él haga lo mismo».

Sin caer en sentimentalismos, reconozco mi corazón dividido ante el dilema de qué hacer con Gustavo. ¿Lo matamos o dejamos que siga matando?

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Mejor que no beses a las ranas

La Asociación de Veterinarios de Estados Unidos (AVMA) ha exhortado a sus convecinos a «no besar ranas«, precisamente en estos días navideños en que en medio mundo se proyecta la última producción de Disney, ‘La princesa y la rana’, pues se sospecha que los batracios pueden ser portadores de salmonella.

«Las ranas, como todos los anfibios y reptiles, pueden ser una fuente de infección de salmonella en los humanos», advirtieron los veterinarios norteamericanos en un comunicado. Para añadir a continuación:

«Recordamos al público que una manipulación inapropiada de un anfibio, sobre todo un beso, puede ocasionar una enfermedad grave en lugar de un príncipe».

Y yo, que leo esta noticia, no salgo de mi asombro ¿De verdad los niños besan ranas después de ver una película? ¿O es que al otro lado del Atlántico se toman las cosas demasiado en serio?

Menos mal que, al menos aquí, en España, es invierno, y los batracios están hibernando bajo el barro. Aunque también me pregunto: en el caso de besar a una rana buscando al príncipe azul ¿serán esos besos robados?

Cazando serpientes pitón con el pie

Un vídeo en Internet me ha dejado hoy entre asombrado y preplejo. Es el método de caza más osado de cuantos ha desarrollado el hombre en su historia. Lo practican en Camerún para atrapar gigantescas pitón de Seba o africana (Python sebae), una de las serpientes más grandes del mundo, capaz de matar y zamparse un antílope en media hora. Sin embargo, cuando sus madrigueras son localizadas por la gente, el asesino se convierte en víctima, pues su carne es muy apreciada. Para ello utilizan toda clase de trampas, algunas más parecidas a la pesca. Ponen la carnada frente a la hura y esperan tranquilamente a que pique. ¿El cebo? El mejor es uno mismo.

No os cuento más, tan sólo os invito a ver este escalofriante vídeo en francés (dura 4,28 minutos), y luego me decís lo que os ha parecido. También podéis leer más sobre el tema en blogonoco.

Personalmente a mí me ha puesto la carne de gallina. Pobre animal, quizá con más de 20 años de edad, morir así. Pero en muchos lugares de África o matas o te matan. Y hasta las grandes pitones son allí una importante fuente de proteínas con las que combatir el hambre.

¿Es cultura gastronómica comer serpientes vivas?

Asqueroso. Resulta imposible ver este vídeo en You Tube sin sentir tantas náuseas como horror y pena.

Un extraño concurso de cocina en China donde la pericia de los cocineros consiste en preparar los platos a tal velocidad que, cuando los sirven, los pobres animales están aún vivos o con sus trozos en inútil movimiento.

Hace un año os puse en La Crónica Verde un espeluznante documental sobre el despelleje, aún vivos, de perros mapache o Tanukis (Nyctereutes procyonoides) en las granjas de peletería de una provincia china. Las terribles imágenes han recibido ya más de 200 comentarios, todos horrorizados por ellas.

Algunos dirán que tengo manía a los chinos. En absoluto. Admiro su cultura milenaria, un patrimonio de una riqueza incomensurable. Pero no puedo aceptar algunas costumbres que, como estas maneras de cocinar tan sumamente crueles, resultan injustificables hoy en día. ¿Serías capaz de comerte una serpiente que aún se mueve en tu boca? Seguro que no.

Es verdad, nosotros también hacemos barbaridades culinarias como comernos las ostras crudas con tan sólo unas gotas de limón, pero al menos son moluscos sin un sistema nervioso tan complejo como el de un reptil. Esas serpientes y pescados sufren ¿para qué? Para darnos un supuesto placer gastronómico. Resulta terrible. ¿No se podrá hacer algo para detener esta salvajada?

Las serpientes invaden Gran Canaria

Miren esta foto de Canarias7 y no me digan que no se les ponen los pelos de punta. Heriberto Ramos, un vecino de de la localidad grancanaria de Valsequillo, muestra a la cámara la tremenda serpiente rey de California (Lampropeltis getulus) que ha capturado en un céntrico parque. Especie de reptil muy popular en las tiendas de mascotas, ustedes pensarán: «Se le habrá escapado a alguien del terrario de casa». E incluso muchos, tras leer el titular de este post, me estarán tachando ya de exagerado y sensacionalista. Desgraciadamente para todos, esta vez la cosa va en serio.

No una serpiente, sino cientos de ellas, viven, se reproducen y se extienden como una pesadilla desde hace cinco años por los barrancos grancanarios, en un Archipiélago donde nunca hubo culebras de forma natural. Sólo el año pasado, la Consejería de Medio Ambiente ha capturado un total de 97 de estos ofidios, la mayoría en el turístico municipio de Telde.

Por suerte estos animales no son peligrosas para los humanos. No tienen veneno, no atacan a las personas y sus mordeduras apenas son mayores que las de un ratón. Pero para el medio ambiente son un desastre, pues se alimentan de lagartos, salamanquesas, huevos y pollos de aves endémicas. Por no hablar de los negativos efectos que para el turismo tiene la aparición de tales bichos en lugares tan frecuentados.

¿Cómo han llegado desde California a Canarias estas serpientes?

Pues muy fácil, en avión. En terrarios preparados para venderse en las tiendas de animales, de donde salieron a las casas de personas caprichosas que al final, cuando se cansaron de ellas, las soltaron imprudentemente en barrancos de Valsequillo, Telde y Agüimes.

¿Qué podemos hacer?

Huidizas y silenciosas, ahora que se han aclimatado estupendamente al benigno clima de Canarias va a resultar muy difícil, probablemente imposible, capturarlas a todas.

Lo mismo ocurrió en Fuerteventura con la ardilla moruna (Atlantoxerus getulus), oriunda de Ifni, y ahora hay millones de ellas por toda la isla.

Y puestos a temernos ¿se imaginan lo que podría pasar si también se escaparan muchos de esos escorpiones que se venden impunemente como mascotas? Serían sin duda unos incómodos compañeros de toalla para los 14 millones de turistas que cada año visitan las playas canarias.

Para desgracia de todos, el problema de las especies invasoras es todavía considerado algo anecdótico por nuestras autoridades, quienes siguen sin extremar los controles, especialmente en territorios insulares.

¿Ni afectando al turismo y a la salud se dan cuenta del gravísimo problema que suponen estos escapes de animales exóticos? Luego, cuando ya es tarde, nos lamentamos.

Foto: J. Pérez Curbelo/Canarias7

Matanza de tortugas y aves en Irán

Un gigantesco lago en medio del desierto. Parque Nacional desde 1972, zona Ramsar desde 1975, Reserva de la Biosfera desde 1976. Todo un paraíso y un único problema. No está en Europa, está en Irán. Allí, como en tantos otros lugares menos desarrollados que el nuestro, la protección de la naturaleza es poco más que eso, títulos y burocracia sin un interés real.

Por eso la noticia ha pasado desapercibida. La muerte de miles de tortugas, aves migratorias, serpientes y otros animales, trágicamente carbonizados en el lago Parishan, una de las más importantes zonas húmedas de Irán, de acuerdo con la información transmitida por la agencia de noticias Mehr.

Lo más sorprendente es que los incendios no fueron provocados por locos pirómanos, sino por trabajadores de una empresa encargada de la construcción allí de una nueva carretera, a instancias de las mismas autoridades que, irónicamente, lideran un movimiento local para proteger tan importante reserva natural, amenazada por las desecaciones ilegales de los agricultores.

Nada mejor que el fuego para limpiar el terreno de molestos cañaverales, debieron pensar. Pero se olvidaron, o desconocían, el tremendo tesoro que estos hábitats húmedos encierran.

El desastre ambiental causado es terrible, pues no ha sido un accidente de un día. Llevan meses dándole cerillazo a cañas y carrizos, acabando impunemente con su fauna más frágil e indefensa.

La Agencia de Protección del Medio Ambiente de Irán ha sido ordenada por el Departamento de Justicia para investigar la destrucción de los humedales Parishan e identificar a sus responsables, pero hasta el momento nadie ha movido un dedo para obedecer la orden, ni mucho menos para parar los incendios.

El gran lago Parishan (4.000 hectáreas de extensión) está situado cerca de la ciudad de Kazeroun, en la provincia de Fars, en Irán. Es un lugar muy importante de invernada para especies tan amenazadas como la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) o el pelícano ceñudo (Pelecanus crispus).

Empeñados en proteger nuestro cómodo primer mundo, no somos conscientes de los graves problemas que existen más allá de nuestras férreas fronteras, inventadas líneas imaginarias en un planeta común donde lo habitual es la destrucción compulsiva. ¿Podemos hacer algo? Desgraciadamente, poco más que indignarnos.

Esto es lo que quedó de un pájaro protegido tras el paso del fuego.

Y esto lo que quedó de uno de los miles de galápagos que han muerto carbonizados en el lago.

Fotos: Mehr News Agency.

El canibalismo en serpientes alivia la depresión post parto

Suena sorprendente, pero lo acaban de descubrir investigadores españoles, americanos y mexicanos: las hembras de serpiente de cascabel (Crotalus polystictus) ingieren de media el 11% de la masa postparto (sobre todo, huevos y crías muertas) para recobrar energías para la próxima reproducción.

No es lo mismo, pero apoya la idea de muchas mujeres que, como ya os comenté una vez, se comen su propia placenta tras el parto por las mismas razones, recuperar fuerzas y alejar depresiones.

Pero estábamos hablando de las serpientes de cascabel, de las que hasta ahora se desconocía tal comportamiento. Como explican a SINC Estrella Mociño y Kirk Setser, los autores principales del trabajo e investigadores de la Universidad de Granada junto a Juan Manuel Pleguezuelos,

“Una hembra de serpiente de cascabel caníbal puede recuperar la energía perdida para la reproducción sin tener que buscar alimento, una actividad peligrosa que requiere tiempo y gasta muchas energías”,

El estudio, publicado en el último número de la revista Animal Behaviour, demuestra que el comportamiento caníbal de esta especie es el fruto evolutivo de su alimentación, puesto que las presas permanecen muertas un tiempo antes de ser ingeridas por la serpiente.

Muchas aves se comen las cáscaras de los huevos de sus crías recién nacidas para recuperar los niveles perdidos de calcio. Ahora vemos que los reptiles también hacen algo parecido. Entre los mamíferos es muy común esto de comer placentas. Y a pesar de todo, estas prácticas alimenticias me siguen produciendo repelús. ¿No os pasa algo parecido a vosotros?

Extinguido un sapo negro y sordomudo

¿Tienen a mano un bolígrafo? Pues tachen de la lista de especies en peligro de extinción al sapo de Holdridge (Incilius holdridgei). Ya no hace falta que nos preocupemos por él. Se ha extinguido.

Era una rana pequeña, negra y sordomuda que vivía entre la horajasca del cerro Chompipe, una zona montañosa en la provincia de Heredia (Costa Rica). Antes muy numerosa, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la acaba de borrar del mapa de las criaturas vivas. Desde 1986 no se ha vuelto a encontrar un ejemplar.

El dudoso privilegio de haber confirmado su desaparición le ha correspondido a Gerardo Chaves, científico de la Universidad de Costa Rica (UCR), quien en declaraciones al periódico costarricense La Nación recordaba lo fácil que era antes de encontrar este anfibio, especialmente durante su período reproductor, de abril a mayo.

“Esta especie tenía un comportamiento muy interesante. En época reproductiva las ranas se reunían cerca de la calle principal que va hacia el cerro Chompipe. Allí formaba agrupaciones centenarias muy impresionantes. Había muchos sapos machos esperando a sus hembras”.

¿Y por qué era sordomuda?

Pues porque carecía de un sistema auditivo externo o interno conocido. Como explica de nuevo Chaves,

“Durante nuestros estudios no hallamos nada que pudiera indicarnos que estas ranas pudieran oír nada. Sabemos también que, por esta misma característica, ellas eran incapaces de comunicarse mediante sonidos, pues no emitían ningún tipo de canto o ruido”.

Esta sordomudez, poco frecuente en el mundo natural, se explica en lugares como Costa Rica, donde hay tantas especies de anfibios haciendo tanto ruido, que algunas se han visto obligadas a buscar otra forma de comunicarse entre sí. Por ejemplo, por el olfato.

¿Y por qué se ha extinguido?

No se sabe con seguridad, pero todo apunta de nuevo a esa terrible plaga de la que ya os he hablado en otra ocasión y que está diezmando a los anfibios de todo el planeta. Se trata de un hongo letal conocido como Batrachochytrium dendrobatidis, de rapidísima propagación y para el que no existe tratamiento.

La extinción de especies es algo absolutamente normal, base de la evolución natural desde el nacimiento de la vida en la Tierra. Pero cuando se produce ante nuestros propios ojos nos provoca un extraño sentimiento de impotencia, de fracaso. E incluso de miedo. ¿Quién nos dice que este sapito no encerraba en su biología algún remedio contra nuestras enfermedades más dañinas? Ya nunca lo sabremos.

Éxito con el lagarto gigante de La Gomera

Es el reptil más amenazado del planeta. Y cada vez se aleja más de una extinción que parecía inevitable.

El lagarto gigante de La Gomera (Gallotia bravoana) se daba siempre por extinguido, hasta que en 1996 un tozudo grupo de profesores de la Universidad de La Laguna logró capturar el primer ejemplar vivo, y luego cinco más, en el inaccesible Risco de La Mérica, en Quiebracanillas, Valle Gran Rey.

En 2001 una de las hembras, por nombre Ramona , hizo su primera puesta, de la que nacieron tres machos. Desde entonces, y tomando como modelo en programa de cría en cautividad del su primo el lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi), la población cautiva no ha hecho más que crecer, superando enseguida a la escasísima población natural, inicialmente calculada en menos de 40 efectivos.

Controlados los gatos salvajes en los riscos, el principal depredador del lagarto gomero, su número en libertad ha ido creciendo y son ya casi 150, a los que se suma el centenar de ejemplares con los que cuenta el lagartario de Valle Gran Rey.

Y ahora la buena noticia. Hace dos meses, en julio pasado, sin publicidad ni políticos haciéndose la foto, se ha realizado una primera suelta experimental en el espacio protegido del Monumento Natural de Los Órganos, en Vallehermoso. Probablemente hacía más de cinco siglos que la especie no pisaba esos terrenos.

Son en total seis ejemplares machos nacidos en cautividad y seleccionados entre los mejores cruces del programa de cría, aunque lógicamente no se quiere repoblar la zona con ellos. Todos machos, se trata sólo de comprobar su adaptación al medio, determinar el grado de viabilidad de los programas de creación de nuevas poblaciones y detectar futuros problemas en el espacio.

Los primeros resultados resultan francamente halagüeños. Según explica el Cabildo de La Gomera, las inspecciones realizadas confirman que los animales se adaptan bien al nuevo entorno en el que viven desde hace ya dos meses, aunque será necesario asegurar su supervivencia durante un período de al menos cuatro meses más para confirmar que pueden vivir con plena seguridad en libertad.

¡Me encantan estas buenas noticias! ¿No os ocurre a vosotros lo mismo?