Miren esta foto de Canarias7 y no me digan que no se les ponen los pelos de punta. Heriberto Ramos, un vecino de de la localidad grancanaria de Valsequillo, muestra a la cámara la tremenda serpiente rey de California (Lampropeltis getulus) que ha capturado en un céntrico parque. Especie de reptil muy popular en las tiendas de mascotas, ustedes pensarán: «Se le habrá escapado a alguien del terrario de casa». E incluso muchos, tras leer el titular de este post, me estarán tachando ya de exagerado y sensacionalista. Desgraciadamente para todos, esta vez la cosa va en serio.
No una serpiente, sino cientos de ellas, viven, se reproducen y se extienden como una pesadilla desde hace cinco años por los barrancos grancanarios, en un Archipiélago donde nunca hubo culebras de forma natural. Sólo el año pasado, la Consejería de Medio Ambiente ha capturado un total de 97 de estos ofidios, la mayoría en el turístico municipio de Telde.
Por suerte estos animales no son peligrosas para los humanos. No tienen veneno, no atacan a las personas y sus mordeduras apenas son mayores que las de un ratón. Pero para el medio ambiente son un desastre, pues se alimentan de lagartos, salamanquesas, huevos y pollos de aves endémicas. Por no hablar de los negativos efectos que para el turismo tiene la aparición de tales bichos en lugares tan frecuentados.
¿Cómo han llegado desde California a Canarias estas serpientes?
Pues muy fácil, en avión. En terrarios preparados para venderse en las tiendas de animales, de donde salieron a las casas de personas caprichosas que al final, cuando se cansaron de ellas, las soltaron imprudentemente en barrancos de Valsequillo, Telde y Agüimes.
¿Qué podemos hacer?
Huidizas y silenciosas, ahora que se han aclimatado estupendamente al benigno clima de Canarias va a resultar muy difícil, probablemente imposible, capturarlas a todas.
Lo mismo ocurrió en Fuerteventura con la ardilla moruna (Atlantoxerus getulus), oriunda de Ifni, y ahora hay millones de ellas por toda la isla.
Y puestos a temernos ¿se imaginan lo que podría pasar si también se escaparan muchos de esos escorpiones que se venden impunemente como mascotas? Serían sin duda unos incómodos compañeros de toalla para los 14 millones de turistas que cada año visitan las playas canarias.
Para desgracia de todos, el problema de las especies invasoras es todavía considerado algo anecdótico por nuestras autoridades, quienes siguen sin extremar los controles, especialmente en territorios insulares.
¿Ni afectando al turismo y a la salud se dan cuenta del gravísimo problema que suponen estos escapes de animales exóticos? Luego, cuando ya es tarde, nos lamentamos.
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Foto: J. Pérez Curbelo/Canarias7