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Lo más visto en el 2015: un arcoíris de noticias LGBTI

Violeta Assiego (@vissibles)

Foto: upslon / Flickr

Foto: upslon / Flickr

Desde el domingo hemos mantenido un silencio buscado e intencionado. El suicidio de Alan, la pasada Nochebuena, nos ha dejado prácticamente sin palabras. Desde el 25, hemos comprobado que el joven de 17 años contaba con el apoyo incondicional de su madre, algo que no siempre sucede y que en ocasiones es parte del motivo que lleva a algunas personas a no querer vivir en el mundo que les rechaza con crueldad. Y a pesar de que nuestra bandera arcoíris la conforman 6 colores, somos muchos los que a estos sumamos el negro, precisamente por todxs aquellxs que mueren víctimas del odio y la intolerancia social. De ahí que nuestro arcoíris del 2015 esté formado por siete textos, los más vistos este año en nuestro blog: Lee el resto de la entrada »

Escuelas libres de transfobia y acoso escolar #YoTambiénSoyAlan

Por Violeta Assiego (@vissibles)

«Saber qué es lo justo y no hacerlo, es la peor de las cobardías». Confucio

Alan

A pesar de la edad, o precisamente por esta, cada día me reconozco más intolerante hacia ‘la crueldad’. Intolerable en el sentido más digestivo de la palabra. Llámenme ingenua (y no por ello querré dejar de serlo) pero ya no me trago, ni me entra, esa crueldad que algunos asocian a la condición humana, y que posiblemente por eso, toleran en el sentido más pasivo del término mirando a otro lado cuando no directamente la observan sentados. Hablo de esa crueldad que, por ejemplo, de manera consciente y reiterada se ejerce en las escuelas y que se llama acoso o bullying. Aquella que responde a un acto cobarde por parte de uno o varios chavales y que solo es posible si, dentro y fuera de las aulas, se la consiente, se la tolera, se normaliza, se justifica, se relativiza,.. en definitiva, se invisibiliza para que suceda.

Durante un buen tiempo tuve la oportunidad de dirigir y coordinar un proyecto que -entre lo socioeducativo y lo formativo- atendía a casi doscientos chavales (de muy diferentes edades) procedentes de eso que se llama ‘desventaja social’ -la forma políticamente correcta de nombrar una de las consecuencias más graves de la desigualdad-. En ese tiempo, parte de mi responsabilidad era que aquel espacio dedicado al aprendizaje integral de chavales por los que nadie apostaba, fuera un lugar seguro y propio para todos y cada uno de ellos. Es decir, que fuera un lugar libre de prejuicios, burlas, insultos, agresiones y amenazas. Fuera un lugar distinto al que ellos creían que era el mundo al que se supone que debían de adaptarse, un lugar estimulante donde pudieran ser ellxs mismos sacando lo mejor de cada unx; sí, lo mejor. Lee el resto de la entrada »